No fue accidental, plenamente planeado. Derek le acarició la mano.
Durante la clase de educación fisíca, al separarse en bandos para un partido de futbol donde Lazarte lucía más confiado de lo normal y el uniforme de gimnasia hacía relucir su contextura delgada pero musculosa. Derek lo envolvió con su mirada y se vio interrumpido por el silbato del profesor.
Objetivo secundario pero no menos importante, ganarle el partido al grupo de populares y poner fuera de onda a Lazarte.
Pan comido.
Solo tenía que llevarlo a práctica su plan.
A Derek no le gustaba nada ponerse el uniforme de gimnasia y usarlo todo el día, el color celeste no le iba bien y la camisa era muy liviana y suave. Pilló a Lazarte mirándolo y este se hizo el bobo.
--Fácil ganarle a los que no saben nada de futbol.
El chico de ojos celestes puso cara de asco, Gustavo le vio e ignoró eso.
--Al menos a mí no me subestimes. --pasando por su lado con un leve empujón, así dio comienzo el derbi.
Los primeros 15 minutos eran cruciales, como en cualquier encuentro. Derek pertenecía a la defensa y Lazarte era difícil de parar, en otra ocasión no se hubiera puesto a jugar y menos a pleno sol, sabiendo que su piel se volvía igual que un camarón cocido.
Luchó para detenerlo o por lo menos aplacarlo, nada daba resultado y ya las opciones se estaban acabando. Hubo una falta y el partido se detuvo, la mayoría fue a la otra sección de la cancha y Derek aprovechó eso, al Lazarte pasar a su lado, para tocarle sutilmente la mano.
Lo vio voltear el rostro para mirarlo dudoso, entonces le dio otro tipo de mirada que hizo un efecto raro en su cuerpo, como si deseara nuevamente una mirada de ese forma, que le calentaba desde la nariz hasta la planta de los pies. Estático, jadeante y con el sudor perlando su piel, Derek olvidó hasta como se llamaba.
--¿Intentabas distraerme?--dijo él con una mueca juguetona.
--No creo poder arrebatarte la pelota--dijo Derek después de segundos eternos.--Pero debo decir que juegas excelente.
--Por algo planea contratarme un equipo profesional.
Se limpió con el borde de la camisa y Derek sintió que su corazón daba un vuelco extraordinario dentro de su pecho el verle el abdomen marcado. Lazarte suspiró y se revolvió el cabello humedecido por el sudor.
--Faltan otros 15, no salgas del juego y la camisa combina bien con tus ojos.
Finalizando el partido fueron a descansar un poco. Derek sentía su piel enrojecida y el nerviosismo se mantenía intacto desde esa pequeña conversación con Lazarte. Tan metido estaba en su propio mundo que no se dio cuenta de la presencia de Lucas hasta que este le tocó el hombro.
--Hay una fiesta esta noche. Estás invitado.
--¿Tengo que pagar por la entrada?
--No, sería bueno si aparecieras por ahí.
--¿Para quien? No me llevo con nadie de tu grupo.
--¿Yo no existo?--preguntó Lucas simulando estar ofendido--Será divertido.