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Maestros de la Estafa por ShiakiW

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Shanghai siempre fue un lugar tan ostentoso, brillante, futurista por su construcción de rascacielos que parecían perderse en las nubes y grandes autopistas. Shanghai era la ciudad de sueño para muchos, de las oportunidades y los sueños dorados de dinero con una estabilidad que pocos lugares de China podían ofrecer y en la zona Sur era el sueño de cualquiera, claro si no te metes en el camino de Wong Yukhei.
 
Yukhei un joven alfa que gobernaba en el bajo mundo, desde las zonas ricas hasta las pobres con un nivel de corrupción y peligro que ni la policía se metía cuando estaba aquel sello tan característico de Y sobre una W. Claro que la policía se alejo apenas vio aquella marca en las puertas rojas y doradas de la tienda del viejo señor Lu y su familia, era la marca del tigre del sur que buscaba carne, un chivo expiatorio de pecados.
 
Pero la agradable historia de Shanghai comenzó en un hotel en el centro de la ciudad, parecía un lugar de mala muerte sin cámaras de seguridad cerca y entre el tumulto de personas que pasaba entre los callejones del centro en un área no muy pudiente era un total caos donde podría hacer invisible a cualquiera en una ciudad de china donde la seguridad era demasiado fuerte. Como poderosa también era atiborrada de personas que buscaban lo mismo en masas sin dejar dormir a la ciudad.
 
Chenle colocaba con delicadeza la máscara con peluca bien hecha alrededor de la cabeza de Donghyuck que ocultaba bien su cabello bajo una malla. Era cabello negro y largo, la máscara de aquella masa espacial para efectos especiales hacia la mandíbula más afilada y delicada, como estaba de moda en las y los omegas en China últimamente que acudían a los mejores doctores para tener una igual, también la nariz con un arco mas prominente que era considerado bueno en los estándares de belleza chinos para tener a un Donghyuck que era una diferente persona.
 
— Deberías trabajar para el Hobbit, harías unos elfos perfectos con este maquillaje — comento el mayor mientras pasaba su mano por el cabello largo y negro.
 
— Lo he pensado, pero no seria tan divertido como esto — chino-inglés habló con una pequeña risa aguda mientras cerraba su maleta especial de maquillaje. — Además me gusta trabajar en las sombras. Uno tiene mas libertad por así decirlo.
 
Chenle solo había cambiado el tamaño de su nariz y coloco como una gran cicatriz en su rostro del lado izquierdo, aparte que oscureció el color de su piel clara a uno más oscuro pero no bronceado, si no un color amarillento de piel. Sacudió su cabello oscuro y estiró sus manos cansadas por el trabajo, había cambiado dos rostros y eso tomaba horas.
 
— ¿Saben qué hacer? — Preguntó Winwin entrando a la habitación con grandes bolsas de comida y películas, una coartada.
 
— Si, vamos por el collar de diamantes de la novia del segundo al mando de Wong Yukhei. Ella es una bailarina en el bar privado del mafioso mas peligroso de Shanghai — el coreano hablaba con sarcasmo como si no fuera nada, sabía que ese era su robo mas peligroso — Seré Ming Xiaomi, la bellísima acompañante de Wu Shuyang, que es uno de los mafiosos de Yukhei.
 
— ¿Está dormido? — Preguntó el líder del grupo acercándose al baño.
 
— El cloroformo es lo mejor — Chenle alzaba sus pulgares colocándose la ropa del tipo que estaba en la tina del baño dormido y envuelto con cinta adhesiva por todo su cuerpo, además con una tela cubriendo sus ojos.
 
El menor había hecho magia, con la baja luz del club y unos lentes oscuros con unas zapatillas con un poco de tacón era Shuyang. Seria difícil de diferenciarlo.
 
— Estaré a unas cuadras con una camioneta oscura en frente la tienda de herrería con la marca de Yukhei, la que es una puerta roja y dorada — Winwin abrió la ventana de la habitación y podrían salir por ahí saltando al edificio de al lado que era un inmenso y viejo edificio de departamentos, justo en la azotea — sacaré las maletas e iré preparando todo en el carro para correr rápido.
 
— Entendido, nos vemos a las 2300 en la tienda — Haechan se colocaba el vestido con facilidad y le pasaba Chenle una colonia de alfas que ocultaría su olor y fingiría ser un alfa esa noche.
 
Así como planearon sucedió, entraron con facilidad al club solo mostrando el collar de Shuyang que le habían robado por la rendija y le abrieron la puerta. Chenle actuó como si fuera aquel alfa que los omegas habían estudiado por semanas, sus movimientos y su forma de hablar de una manera discreta y constante, Donghyuck se encargaba de sonreír y con un perfume empalagoso que eligió ocultaba aún mas el olor dulce de Chenle, estaban ocultos en el club donde los omegas y algunos betas bailaban en tubos y había alfas bebiendo y drogándose. Un típico club de mala hierba donde se podía aspirar cocaína desde los cuerpos de los omegas si lo pedían.
 
— Encantador el lugar — murmuró Donghyuck con una sonrisa perfecta, pero Chenle atrapaba su sarcasmo fácilmente ahora por vivir con él.
 
— ¿No te gusta el lugar de nuestra cita, amor mio? Yo lo encuentro... Liberador — comentó con su acento inglés que le costaba ocultar a veces — Muy lleno de vida y por supuesto de los buenos polvos.
 
— Como siempre tu amabilidad y encanto es como seda para limpiarse el culo en este momento — el coreano rodó los ojos y el menor se rio — Vamos por esos jodidos diamantes — le susurró en el oído señaló a la chica sentada en las piernas de un beta en el sillón mas alto e iluminado, obviamente en el lugar del dueño del lugar.
 
— Xiao DeJun y su novia Cheng Xiao — el que cargaba la cicatriz solo veía el cuello de la omega con un ostentoso collar de diamantes, casi parecía una exageración de película ese collar.
 
Chenle y Haechan estaban listos para empezar con su plan sin importarles que al lado de sus presas estuviera el mismísimo Yukhei colocando un ojo encima a las piernas del coreano. Claro en ese momento empezó lo interesante, de la nada un cuchillo se clavó encima de la mesa de Wong Yukhei llamando la atención de todos.
 
— ¡Wong Yukhei! — Gritó un pequeño omega en la entrada del club — Buscó a Wong Yukhei.
 
Un omega de estatura no muy alta, con la apariencia de un pequeño duendecillo con un pantalón de ejercicio holgados a más no poder y una camisa de algodón verde que dejaba ver sus brazos con músculos no muy grandes y cargaba un bolso en su espalda. Un pequeño valiente que trataba de verse rudo; aunque, el omega era lindo, también era demasiado tierno y puro ante la vista de todos y algunos se rieron.
 
Una distracción que usaron bien los dos ladrones, mientras el dueño del club veía el cuchillo en su mesa, uno obviamente hecho por el anciano Lu en su herrería de un buen acero y firmeza como las voz y semblante del omega que no temblaba ni un poco, a lo que el alfa sonrió. El anciano no podía pagar su deuda y mando a un lindo omega en su lugar, tal vez. Un buen pago, pero para el dependía como fuera el omega en la cama para saber su valía.
 
— Yo soy Wong Yukhei — se levanto del sillón divertido y camino directo a donde lo llamaba para colocarse en frente del omega.
 
La diferencia de tamaño era algo abrumadora, el alfa era alto y musculoso con aires de superioridad, miraba a todos por encima sin miedo a nada, no por nada en su territorio donde su palabra era la ley era tratado como un rey. A pesar de todo, el omega no retrocedió ni un poco, no parecía intimidado, Yukhei solo se preguntaba como paso los guardias y tal vez los chicos lo dejaron pasar ya que parecía una presa fácil.
 
— ¿Tu eres el que marcó la casa del señor Lu y dices que te debe dinero? La verdad esperaba algo más impresionante — el omega estaba bastante decepcionado de su apariencia. Ciertamente el alfa podría pasar como un modelo, parecía hasta un chiste para el omega
 
Todos se rieron por el atrevimiento del mas bajo, hasta Yukhei lo hizo, nunca había visto un omega con tanto valor o tan tonto para hablarle de esa manera. Era como un bebé que no conocía de los peligros ni el dolor.
 
— Esa tienda será destruida si no me paga, — las palabras del alfa salían en burla como si no fuera nada lo que estaba diciendo —al parecer Lu Wei, su hijo, hizo malos tratos conmigo y por respeto al señor Lu lo menos que puedo hacer es quemar todo ese maldito lugar — el alfa caminaba alrededor del omega estudiándolo, pero este ni parecía un poco intimidado — ¿No soy generoso? A menos obviamente que tu seas el pago, algo musculoso, pero no estas mal. Vamos a la cama y pensare bien si vuelvo un infierno esa tienda.
 
Todos se rieron de las palabras del dueño del lugar como perros sin orden o opinión, Chenle y Haechan seguían la corriente mientras se acercaban lento a Cheng Xiao como profesionales, eran como peces en el agua haciendo su trabajo con facilidad si nadie los veía. No era la primera vez que robaban joyas y menos que estuvieran puestas en una persona.
 
El joven chico veía sin gracia alguna al omega sin encontrar el chiste de sus palabras.
 
— Vengo a proponerte una pelea por la herrería — soltó sin miedo paralizando a todos. Aquello sería una masacre. — Si yo gano no te acercaras de nuevo a la herrería del señor Lu.
 
— Me parece tan lindo que pienses eso — el alfa se rió del omega — Dejémonos de tonterías, vamos a la habitación de una vez, no me gusta cojer cuerpos rotos.
 
El omega dejó caer el bolso que cargaba frente al alfa, lleno de yuanes hasta más no poder. Todos se quedaron boca abiertos, el chico iba en serio.
 
— Si yo gano no te acercaras ni una cuadra a la herrería del señor Lu y 200 mil dólares, yo estoy apostando 100. Si tu ganas, te quedas con el dinero y si prometo ir contigo a la cama si tanto quieres — hablo con su vista fija en el alfa estudiando cada una de sus reacciones — Claro, a menos que le tengas miedo a un omega y no creas ser capaz de dejarme contra el piso.
 
Chenle quitó el collar de diamantes del cuello de la chica en un movimiento tan simple y delicado que la chica no lo sintió, estaba tan absorta en la pelea que se armaba y las declaraciones que parecían ridículas que no notaba nada más. Donghyuck y Chenle se alejaban lentamente de la zona VIP y casi se les sale el corazón cuando Yukhei chasqueo sus dedos y Xiao Jun se movió enseguida a una pequeña caja fuerte que estaba atrás de ellos. Si robar el collar ya era difícil, tocar el dinero de aquella caja fuerte era imposible; sin embargo, ahí estaba el segundo al mando colocando la clave y abriendo la casa para sacar 100 mil dólares.
 
— Hora de irnos — mencionó Donghyuck muy bajito casi imperceptible
 
Los dos omega lo intentaron pero rápidamente en el club todos armaron un círculo y había mucha gente alrededor de la puerta para salir con facilidad en ese momento. Las cosas se estaban saliendo de control y cada vez eran más peligrosas.
 
— Quiero que sepas bonito, que no yo juego limpio — mencionó el alfa con media sonrisa
 
— Que bueno, porque yo tampoco
 
Dijo el omega y lanzó un patada directo a la cara del alfa con una rapidez y técnica que sorprendió a todos, incluso al alfa que no esperaba eso y la esquivó a duras penas. Justo cuando se iba a colocar en guardia dándose cuenta que el omega iba en serio y sabia pelear ya había sido demasiado tarde. Después de la patada a la cara la siguió otra tan rápida y precisa como la anterior que el alfa no logro esquivar. La patada fue aún más poderosa de lo que pensó que sería, apostaba que debajo de eso pantalones holgados el omega se cargaba unas piernas torneadas y con bastantes músculos inusuales en los omegas. El golpe lo desoriento y cuando iba a lanzar un golpe al omega, este ya le había dado justo en las bolas con una poderosísima patada que le hizo caer de rodillas. El dolor se extendió por todo el cuerpo y no lo dejaba pensar a como lidiar con la pequeña bestia de grandes piernas que alzo su pierna izquierda alto y luego la bajo con fuerza dando en su cabeza y pegando su cara contra el piso.
 
Entendió su juego rápido cuando llego al piso, el niño jugaba con su apariencia frágil superior y una aparente fragilidad que no dejaba ver sus notables conocimientos de artes marciales y una fuerza descomunal en el inferior de su cuerpo que tomaba por sorpresa a cualquiera. El alfa lo había subestimado demasiado y ese fue su mas grande error que le dio la victoria al omega, quien como había dicho jugaba sucio hasta mas no poder. Tal vez que fuera un omega le hizo pensar a Yukhei que el nunca se atrevería a eso, después de todo los omegas son sumisos, buenos y frágiles; entes de la sociedad que había que proteger y otros preferían dominar para hacerlos suyos en cuerpo y alma. Si bien eso era cierto, este omega no era como los otros, incluso se había sentado en su espalda con gran fuerza que le saco el poco aire que le quedaba en los pulmones, incluso cuando ya parecía que había ganado la pelea hasta no colocar un cuchillo en el cuello del alfa no se detuvo, no era tanto, si se quedaba sin hacer nada el alfa se hubiera parado y hubiera atacado en serio.
 
— Gane — susurro contra su oído de una forma divertida, casi como un jugueteo entre ellos que hizo gruñir al alfa. Se levantaría del piso y joderia a ese omega si no fuera que la presión del cuchillo aumentaba cada vez que se movía
 
Todos estaban atónitos por la pelea que no esperaban que tuviera ese rumbo, todos lo comprenden. Ese chico entró al club dándoles una paliza a los guardias y luego vino por el dueño del lugar como si fuera la cosa más fácil del mundo, había usado el simple engaño o no.
 
— De esta no sales vivo — mencionó Yukhei con odio y Renjun vio como Xiao Jun sacó una pistola de su camisa y varios mas lo siguieron — ¿Crees que te dejaré ir así? Yo voy a destruirte y joderte hasta que entiendas tu lugar.
 
— ¿Crees que le tengo miedo a la muerte? — volvió a susurrar contra su oído causando estragos en el alfa — Si quieres apostamos mas, ¿Qué será mas rápido? ¿Mi mano cortando una de tus venas principales o una bala? — El alfa se paralizó al sentir que el cuchillo abría un poco su piel — ¿Crees que no soy capaz de hacerlo cuando he llegado tan lejos?
 
Cada palabra perforaba la mente del Alfa, le seducía y le embriagaba como ninguna otra. Era casi como si estuviera empujando lentamente a Yukhei a su lado más primitivo que deseaba tener a ese omega bajo de él o encima, no importaba, solo el hecho que fuera suyo y de nadie mas. Podía oler las feromonas del omega, era el débil olor a sauce y cereza que le volvía loco y le encendía como una olla a las brasas débiles de una fogata en invierno, además de sentir completamente su cuerpo pequeño pegado a su espalda. Estaba mas que obvio que el omega jugaba aún mas sucio y peligroso liberando así sus feromonas para tener al alfa solo concentrado en el. Para que no diera a sus hombres la señal de disparar.
 
XiaoJun no sabia que hacer, si disparaban podían herir al jefe y si no el omega se saldría con la suya. Estaba jugando un juego peligroso que hasta el sentía miedo en ese momento, era como andar en la cuerda floja sin una red de debajo, un paso en falso y alguien perdería la vida.
 
— Dilo — la voz del omega era dulce, pero no quitaba el peso de su orden.
 
— Nunca volveré a tocar ni un cabello del señor Lu y la cuenta de su hijo queda saldada, lo prometo — el alfa se dejó guiar por el omega, estaba tan perdido en el que no maquinaba bien lo que decía.
 
— Buen chico — Renjun quitó la presión del cuchillo de su cuello y paso su lengua caliente por la herida de este, lamiendo la poca sangre que había salido del corte superficial. A Yukhei le recorrió una corriente eléctrica cuando sintió la lengua del omega en su cuello, casi jadeo ante el placer. — También me quedaré con estos — En un rápido movimiento le quito los zarcillos de imanes que tenia el alfa y se levantó como si nada agarrando su maleta — Si quieren quédense con su dinero, no me interesa.
 
Todos estaban impactados por la escena que se había formado, un omega había sometido a un alfa con tal facilidad que parecía ridículo y no solo a cualquier alfa, si no al que gobernaba una de las grandes ciudades de China. Yukhei le costó levantarse justo cuando vio a el omega apunto de irse, había recobrado un poco la cordura ya que estaba lejos del olor tan embriagante del chico.
 
— Tras el — solo menciono totalmente lleno de rabia
 
Renjun sintió un poco de miedo, las cosas se iban a poner rudas y no sabia si iba a salir. Tal vez era su confianza que no le haría nada al señor Lu que no le importaba otra cosa. Estaba a punto de aceptar su destino cuando la luz del club se apago y unos brazos lo jalaron por el lugar. Los disparos resonaban por todo el lugar y el era guiado por la oscuridad por manos que no conocía, hasta que llegaron a un ducto de ventilación y entraron en el para después cerrarlo antes que llegara la luz. Se arrastraron en silencio y el solo siguió a las personas hasta salir por la parte trasera del edificio cerca de grandes bolsas de basura.
 
Cuando salió se dio cuenta que era uno de los secuaces de Yukhei y su novia que lo habían salvado con gran maestría de esa situación. La chica se quitó los tacones que llevaba y tomo su mano para correr por las callejones de los barrios bajos de Shanghai, estaban repletos de personas a pesar de la hora y aún podía oír a lo lejos a los matones de Yukhei haciendo revuelvo mientras lo buscaban. No entendía porque los secuaces de Yukhei lo ayudaban, hasta que pasada unas calles la chica se quitó la peluca que cargaba y una máscara que casi le dio asco al principio por el miedo y luego le pareció impresiónate al ver como la cara de esas dos personas cambiaban por completo. Eran infiltrados.
 
— ¿Son de la policía? — Pregunto confuso, no pensó que la policía tuviera los huevos de enfrentarse al dueño de la ciudad
 
Sus dos acompañantes se rieron como si les hubiera contado el mejor chiste del mundo y siguieron caminado hasta llegar a la herrería del señor Lu y al frente había una camioneta estacionada. Renjun vio la marca de Yukhei en la puerta y suspiro, desde que le dijo al señor Lu que escapara seguro ya estaba en un mejor lugar en ese momento. No estaba seguro si iba a volver cuando fue a enfrentar al alfa esa noche, pero al menos quería que el no siguiera a lo poco que le quedaba de su familia si llegaban a escapar. Ahora el alfa se concentraría en el y solo en el, sabia que no se quedaría quieto hasta levantar hasta la última piedra de China para dar con el.
 
— Nosotros tampoco jugamos limpio, aunque si ayudamos a quienes nos pueden ofrecer algo en el futuro — mencionó Haechan abriendo la puerta de la camioneta — Si quieres puedes venir con nosotros o quedarte aquí. Pero nunca nos viste esta noche.
 
— Les debo mi vida, les pagaré con ella — solo menciono eso antes de entrar a la camioneta.
 
Después de todo, nada podría ser peor que quedarse en Shanghai cuando había robado los zarcillos de Wong Yukhei que indicaban que el era el dueño del lugar.

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