⎯Qué conveniente, alguien está buscando un compañero de cuarto y yo estoy buscando un cuarto.
“Busco compañero de cuarto, todos los servicios y excelente ubicación con respecto al campus, interesados comunicarse al 00XX0XXX0 con Kiyoshi”
Al parecer ese tal Kiyoshi y yo tendríamos que volvernos compañeros o por lo menos ser capaces de tolerarnos el uno al otro. Guarde el número en mi celular aunque en mi mente ya había visto esos dígitos antes, quizá solo eran similares, números al final de cuentas.
La casa ya era demasiado grande para mí solo y a este paso sería más complicado estar ahí, por lo que llegar a un acuerdo con mi nuevo compañero era lo más conveniente, en unos días me volverían a depositar la beca y mi promedio seguía siendo de 10, 9.9 en este último parcial pues una clase no había sido de mi agrado, pero fue gracioso ver la cara de la maestra al notar que efectivamente ella estaba equivocada. Ya con el dinero en mano podría negociar.
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Martes por la tarde, momento en que la biblioteca se encontraba más despejada y podía leer con tranquilidad sin escuchar a ningún alumno promedio que no entendía las cosas más sencillas. Por eso mismo amaba este momento de paz y concentración, saque unos libros de historia y entre ellos encontré algo que me llamo mucho la atención, “Mitos y realidades de la ciencia ficción, creaturas mágicas y peligrosas que pueden llegar a existir”, comencé a hojearlo, pero decidí dejarlo nuevamente en su lugar sin duda alguna me estaba divagando y echando mi mente a volar en cosas sin sentido.
Lo mejor sería estudiar para los exámenes y recuperar esa pequeña décima, algo sencillo y que mejor remedio que un buen libro para poder aprender.
Pasaron aproximadamente tres horas y ya era momento de regresar, tomar el autobús y seguir en casa con los pendientes que deje inconclusos. Nuevamente estar solo, comer y dormir de la misma manera, pues papá ya no regresará jamás. Odiaba esa parte débil de mí, no me podía permitir que nadie la viese.
⎯Llegue a casa. ⎯Nadie iba a responder, pero pasar 18 años diciendo lo mismo, no se olvidarían en poco tiempo, la casa siempre estaba limpia, trataba de mantenerla de esa manera a pesar de ser mucho muy grande para una sola persona. Siempre buscaba que todo estuviera en orden, no dejaría que todos los recuerdos que tengo en este lugar se ensuciaran o mancharan tan fácilmente. Tampoco estaba en mis planes olvidarlos.
De igual manera no estaba mucho tiempo ahí, y los espacios donde más habita eran los que limpiaba más recurrentemente. Me hice algo de comer y termine algunas anotaciones de la primera clase. En ese momento recordé que no había hablado con el chico del cuarto, quizá sería un buen momento para hacerlo y evitar que alguien ajeno llegara primero que yo a ocupar el espacio.
“Hola, soy Hanamiya, me interesa el anuncio que colocaste en la universidad, ¿qué día es factible verte?” mande un mensaje de texto, ya era un poco tarde como para realizar una llamada, no esperaba una respuesta pero me sorprendí cuando mi celular sonó y era una contestación.
“Claro, te parece si nos vemos mañana después de clases, mi horario termina a las 14:00 hrs.”
Mi horario ese día acababa muy temprano, a las 11:00 ya era libre, me lo pensé un momento, si debía esperar un poco de tiempo por el chico, sin embargo no tenía muchas opciones ¿qué más daba? “claro, podrías mandarme la ubicación y te veo ahí a las ¿14:40?” me quedaría en la biblioteca esperando hasta la hora marcada para llegar a la casa del tipo. Y nuevamente como dos minutos después ya había un mensaje nuevo en la bandeja de entrada de mi celular.
“Trato hecho, te veo mañana Hanamiya. Que descanses. (Ubicación adjunta)” al parecer encontrar casa nueva fue más rápido de lo que yo pensaba.
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⎯Eso ha sido todo por hoy chicos, que tengan buen día. ⎯La maestra se despidió con una sonrisa en su rostro, y como no si había aplicado un examen sorpresa y seguramente la mayoría no alcanzaría una calificación aprobatoria. Pero eso ya no era asunto de mi incumbencia.
Miércoles, mitad de semana, en ese momento a penas les empezaba a caer el veinte a las personas que no habían hecho nada de tarea, así que las mesas de trabajo de la biblioteca comenzaban a llenarse paulatinamente. Y mucha gente solo significaba mucho ruido. Afortunadamente la biblioteca contaba una zona verde bastante amplia, y ya que se nos permitía sacar los libros a préstamo domiciliario una vez realizado el trámite correspondiente no había más que quedarme en alguna de esas bancas leyendo.
Si de un buen libro se trataba el tiempo pasaba volando y si este te dejaba con ganas de más la intriga continuaba con la fluidez de la lectura. Así es como tres horas y diez minutos se hacen semejantes al instantáneo cambio de una página a otra.
⎯Bueno, hora de irse a conocer a Kiyoshi. Tome las pocas cosas que traía y continúe con mi camino, active el GPS de mi celular y seguí las indicaciones que me daba el mismo.
Lo que decía el cartel resulto ser cierto, en 12 minutos llegue al complejo de apartamentos donde posiblemente llegare a vivir más adelante. Se veía acogedor, no era un lugar ostentoso, pero tampoco estaba en malas condiciones, quizá podría acoplarme bastante bien. Subí por las escaleras hasta el cuarto piso, iba un poco más temprano de lo acordado, así que prisa no tenía. Los pasillos eran todos semejantes, como era de esperarse.
Puerta 4D, lugar donde al parecer estaré dentro de algunos días, 14:35 a mi parecer ya era prudente llamar a la persona que vivía ahí. Toque el pequeño botón del timbre, redondo y dorado.
⎯Un momento por favor. ⎯Gritaron desde el otro lado y algo en esa voz puso a mis sentidos de mal humor.
⎯Hola… ⎯corto el saludo y sonrío el muy idiota.
⎯Tú.
De todas las personas que podían ser mi nuevo compañero, de todo el campus, de los 9.2 millones* de habitantes en la ciudad, tenía que ser ese castaño de cejas pobladas.