Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El camino de las leyendas por Kaiku_kun

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Hasta entonces el plan había ido bien. A parte de las peleas entre Gloria y Nerio, sólo habían tenido que seguir un papel arrugado y los calambrazos de Morpeko cuando se equivocaban. Era como si todo el mundo hubiera asumido su personaje en el plan de Roxy.


Sin embargo, hubo un desajuste.


—Alistair se fue hace unas horas hacia Pistón —les contó Percy, líder de Hoyuelo—. No soltó prenda, simplemente dijo que tenía que irse.


Alistair era un personaje curioso y misterioso. Un niño calladito con un tortuoso pasado que saltaba a la vista (por su máscara) y una gran conexión con los Pokémon del tipo fantasma.


Gloria sintió el incontrolable deseo de aplastarlo con el pie cuando supo que el criajo se había largado sin decir nada. ¡El muy imbécil! Roxy tenía que haberle dicho que era mejor no usar sus Pokémon en exceso y que no se moviera de donde estaba.


—Sospechoso —dijo Nerio—. Muy oportuno que nos eluda.


—No creo que un niño tímido sea el malo de este cuento —replicó Sonia, chocada de que sospecharan del pobre Alistair.


—Te sorprenderías lo frecuente que es eso.


—Da igual, vayamos a buscarlo. Si se ha ido a Pistón, casi mejor vamos a la Antigua Atalaya ya —atajó Gloria.


Estaban ya para subirse de nuevo al taxi y volar hasta su siguiente objetivo, cuando alguien conocido pasó cerca, paseando.


—¡¡Paul!!


Gloria dejó todas las malas caras y se lanzó contra él para darle un gran abrazo. A parte de algún comentario de Sonia, hacía semanas que no sabía nada de su mejor amigo.


—¡Gloria, uau! ¡Ay! —El abrazo de Gloria era como una pinza de Kingler constriñéndole—. ¡Me ahogas!


—¡Perdón! ¿Cómo estás? ¿Va todo bien?


—Sí, vamos bien. Aquí todo está en calma.


Gloria y Paul echaron una mirada a la mina oeste de Galar, que quedaba en la cima de una colina que empezaba en Hoyuelo. Una decena de Pokémon agigantados miraban al infinito y morado horizonte, como si nada en el mundo fuera con ellos. Además, eran mucho más visibles, estando allí arriba. Parecían estatuas y monolitos intentando encajar con los que ya había en la anciana aldea.


—Nos costó impedir que se agigantaran, y luego se cortó la comunicación…


—No te preocupes, en la mina este es peor —le consoló. Gloria procuraba hacer un esfuerzo extra para mantener animado a Paul. Desde su primera derrota contra Berto, Paul se había vuelto progresivamente más frágil y se comparaba mucho con el resto. Haber llegado a las finales de los aspirantes, ser compañero de Zamazenta y ser el nuevo aprendiz de Sonia era, bueno, increíble, pero le costaba creérselo aún—. ¡Quiero que vengas! Creo que necesitaremos tu ayuda.


—¿Gloria? —preguntó Sonia.


—¿Qué mejor manera de ayudar Galar que unir las fuerzas de Zacian y Zamazenta y sus entrenadores?


—Estoy de acuerdo —dijo Nerio—. Además, asustarán a esos fantoches de Dargo y Tizonio si se ponen tontos.


—¿Qué dices? ¿Vienes? —le preguntó Gloria a Paul.


—Ni siquiera sé qué ocurre, ¡pero vale!


—Nada, un resumen por el camino y arreglado.


Gloria tomó de la mano a su mejor amigo y rival y casi le obligó a sentarse en la cabina del taxi, mientras Sonia y Nerio se subían también.


El viaje transcurrió mucho más rápido simplemente porque Gloria pudo dar rienda suelta a su forma más parlanchina y contó con pelos y señales todo lo que había ido pasando. Además, con lo directa que era, le costó poco a su colega seguir la explicación. Sonia hasta le dijo que podría ser profesora en alguna academia, tenía buena habilidad para explicar. Nerio, por el contrario, se mostró algo contrariado por tener que hablar de su difunto abuelo más tiempo del necesario.


—Así que Roxy ha desaparecido pero tiene un plan para salvar Galar a través de su abuelo… ¡Vaya! ¡Son buenas noticias!


—En teoría teníamos que encontrarnos con Alistair en Hoyuelo —explicó Sonia—. Él tenía que darnos alguna pista sobre cómo seguir.


—Bueno, Roxy pasó por Hoyuelo justo después de que la batalla acabara.


—¡¿Ah sí?! —saltó Gloria—. ¡Cuenta!


—Les echó la bronca a Roy y a Alistair para que no usaran Pokémon del tipo Dragón o Fantasma, ni en la mina ni en ningún estadio.


—Nada nuevo —soltó la campeona, bastante impaciente—. ¿Qué más?


—Estuvo hablando con Alistair un rato más. Le preguntó de todo sobre Pokémon del tipo fantasma… Ahora ya veo el porqué. —Meditó por unos instantes—. Preguntó por los fantasmas más antiguos de la región, y si había alguien que los conociera. Alistair mismo le dijo que en la Antigua Atalaya se había instalado un Pokémon muy poderoso, pero que no atacaba a nadie. Luego le dijo que hablara con Dargo y Tizonio.


—¿Nada más?


—Nada más.


Aquello no hacía más que confirmar lo que ya habían ido descubriendo, pero no aportaba nueva información. Gloria puso morritos y miró por la ventana, esperando que por arte de magia nuevas respuestas aparecieran en el cielo morado.


—Es muy posible que sea el Dusknoir de nuestro abuelo el que vive en la Atalaya ahora.


—Seguimos yendo a ciegas —se quejó Gloria.


—Eh, lo conseguiremos —le dijo Paul, e invitó a su amiga a chocar el puño con ella. La campeona sonrió y lo hizo. Echaba un poquito de menos su época de aspirante, todo era más sencillo.


Empezaron a descender entonces. La Antigua Atalaya ya estaba a la vista. Gloria se empotró contra el cristal de la ventana, esperando encontrar algo que le dijera que Roxy había estado allí, o incluso al propio Dusknoir.


Empezó a dar pequeños botes cuando se dio cuenta de lo que había ahí.


—¡¡Chicos, chicos, chicos!! ¡¡Su tienda!! ¡¡Su tienda de campaña está ahí!! —exclamó, haciendo tambalear todo el taxi. El pobre Corviknight que lo cargaba debía estar teniendo unas ganas tremendas de echar la cagada de su vida sobre el hombro de la campeona.


—¡Gloria! ¡Que esto se nueve mucho! —se quejó Paul.


El Corviknight tambaleó un instante y luego prefirió descender a más velocidad (en contra de las órdenes del taxista) para soltar cuanto antes la carga tan desagradecida que llevaba.


—¡¡AAAAHH, PERO QUÉ PASA AQUÍ!! —gritó Sonia.


—¡¡MEJOR, ASÍ PUEDO BAJAR ANTES!! —se unió Gloria.


—¡¡PARA, PARA!! —gritaba el taxista, a lomos del pájaro.


Unos quince segundos de pánico que acabaron con un potente frenazo del Corviknight, prácticamente a ras de suelo, y soltando la cabina con la delicadeza habitual de un Pokémon entrenado para ser taxista. Un cambio brusco que obligó a Paul y a Sonia a salir corriendo de la cabina para echar la pota en lugares opuestos.


—¿Qué diablos os pasa? ¡Podríamos habernos matado! —les recriminó el taxista.


—¡Lo siento! —se disculpó Gloria, inmediatamente. Estaba impaciente por acabar con las formalidades y comprobar si Roxy estaba en su tienda o no—. Tome estos dulces para su Corviknight.


—Dudo que quiera cargar de nuevo con vosotros hoy —dijo, aún muy enfadado. Pero tomó los dulces y acarició a su Pokémon mientras le daba un par de ellos. Éste se los comió a desgana, maldiciendo la ascendencia de Gloria a base de hacer sonar su pico con fuerza.


—¿Podría ir a Pistón y enviarnos a otro taxista? —le pidió Nerio—. Tenemos otro viaje por hacer. Sentimos que la campeona sea un maldito culo inquieto.


—Vale.


Paul y Sonia se acercaron entonces con unas caras de susto y mareo impresionantes. Parecía que no lo hubieran sacado todo aún. Aun así, también se disculparon. El taxista se fue un minuto después, maldiciendo por lo bajo.


Gloria miró como el pobre Pokémon alzó el vuelo y luego dio media vuelta y echó a correr hasta la tienda. El resto ni se molestó en seguirla.


—¡¡Roxy!! ¡¿Estás ahí?!


La campeona rodeó toda la tienda, buscando la entrada, y abrió la cremallera tan fuerte que temió que la destrozara.


Dentro no había nadie, como la mayor parte de ella le había dicho. No esperaba que fuera tan fácil.


—No está…


Entonces apareció Morpeko, que se estaba recuperando del viajecito también. Encontró a Gloria sentada dentro de la tienda, suspirando. La campeona acarició al ratón por puro reflejo.


—Supongo que tú ya sabías que no estaba, pero aun así quería intentarlo.


—¡Peko!


Gloria se giró ante la llamada de atención. Morpeko le enseñaba el cinturón con las Balls de Roxy. Su novia se había ido sin ninguna clase de protección a encontrarse con ese Dusknoir.


Se sentó justo en la entrada de la tienda. La puerta estaba enfocada hacia la Antigua Atalaya. No se veía ningún Pokémon salvaje a la vista.


—¿Dónde estás, Marnie? Te echo de menos…


Se sintió como una niña pequeña, ahí llorando de nuevo. Sólo fue un minutito, pero no recordaba haber llorado dos días seguidos en toda su vida. Temía que Roxy hubiera muerto, pese a que todo apuntaba a lo contrario. La sola idea la aterraba. Y cada vez que una pista la llevaba a un sitio o a hablar con alguien que no sabía dónde estaba, ese temor crecía. ¿Y si no la volvía a ver?


Sacudió su cabeza bastante fuerte, de lado a lado, hasta que le dio dolor de cabeza. Luego se levantó y empezó a recoger las cosas de Roxy.


—¿Alguna pista? —preguntó Sonia.


—No.


—Si sus cosas están aquí, quiere decir que mi hermanita consiguió su propósito —comentó Nerio—. Se ha encontrado con Dusknoir. Quizás se la haya llevado a ver a nuestro abuelo.


Gloria tuvo el esperanzador y oscuro pensamiento de que tenía que ser eso, que explicaría por qué toda su ropa, objetos y hasta sus compañeros de viaje estaban allí, y ella (o su cadáver) no.


—¿Dónde está Dusknoir entonces?


Se había dado la vuelta cara a sus compañeros, pero ellos, ni siquiera Nerio, que era quien más sabía sobre ese Pokémon, tenía aspecto de poder responder.


Gloria se dio cuenta enseguida de que era por algo que Roxy había puesto Alistair delante de la Antigua Atalaya en sus pistas. Él tenía que saber dónde estaba. Por suerte, había recordado eso viendo al mismo Alistair: se acercaba al grupo por la espalda de Sonia, justo en la dirección que el taxista había tomado al irse.


—Ho-hola… Sé que me buscabais, perdón…


—¡Alistair! —exlamaron Sonia y Paul.


—Buah, este tío da más grima siendo callado que yo riéndome —comentó Nerio. ¿Podría considerarse un halago?


—Necesitamos tu ayuda —pidió Gloria, yendo al grano—. Buscamos a un Dusknoir particularmente fuerte. Y a Roxy. Creemos que están juntos.


Alistair la miró de cabeza a pies durante un instante. Luego pasó por su lado caminando, derecho hacia la atalaya en ruinas. Ignoró al resto por completo, quizás porque todos le estaban mirando.


—Desde hace unos meses, un fantasma muy poderoso ha tomado el control de la Antigua Atalaya —explicó, con voz débil. El grupo tenía que estar totalmente en silencio y no moverse para poder oírle—. El resto de fantasmas le obedecen. Impide que cedan al control de las Estrellas Deseo y de la hipnosis que sufrieron tantos Pokémon. Es un fantasma bondadoso. Un guardián.


Gloria tardó un instante en procesarlo todo.


—¿Es el Dusknoir que buscamos?


—Sí. Roxy también lo buscaba. Se encontraron.


—Eh, mequetrefe, ¿cómo sabes todo eso? —preguntó Nerio.


—Está aquí…


—¿Qué?


—Dusknoir. Lo tengo delante.


—¿Y por qué no le vemos?


—Es de día —se rio Alistair, como si estuviera tramando algo—. Los fantasmas apenas se ven cuando es de día.


El grupo de Gloria se quedó de piedra ante tan obvio factor. Claro que la Atalaya estaba desierta. Los fantasmas debían de estar descansando.


—¿Está Roxy por aquí? —preguntó Gloria.


Alistair no se movió un milímetro. Quizás temía despertar a alguno de los Pokémon, o al propio Dusknoir.


—Sí. Pe-pero… Ella…


—¡Suéltalo! —chilló Gloria, desesperada por esas dudas temblorosas.


—¡No está en este mundo! —gritó Alistair de vuelta.


Antes de que Gloria pudiera reaccionar, Nerio la sujetó por un brazo, con hastío, y le dijo:


—Te dije que estaba con mi abuelo, y mi abuelo ya no está en este mundo. Roxy contaba con ello. —Gloria le miró a los ojos, furibunda, pero la suavizó cuando dijo—: Y creo que mi abuelo no está muerto del todo. Si es así, Roxy ya lo sabe. Nos necesita. Sigamos con el plan.


Nerio soltó a la campeona. Ella dio inspiró el aire enrarecido de la atalaya con lentitud y volvió a soltarlo. Luego, se encaró a Alistair, quien de casualidad cruzó una mirada con ella. Le dio tanto miedo que instantáneamente bajó la mirada al suelo, como si fuera un niño siendo regañado por su madre.


—Roxy me preguntó por ese Dusknoir… Aunque yo no sabía que era uno —explicó, temblando—. Me preguntó por Pokémon antiguos, y sobre la Negra Noche. Le dije que Dargo y Tizonio sabrían más que yo, ellos son mayores.


—¿Entonces porqué quiso hablar contigo primero?


—Quería que investigara a ese Pokémon fuerte de la atalaya. —Echó un vistazo a la tienda a medio desmontar de Roxy—. Pero descubrió lo que quería antes que yo. Supongo que los mellizos le contaron lo que quería saber.


—¿Y qué has descubierto?


—Poco. Roxy sigue viva. Está dentro de ese Dusknoir. Ese Pokémon es lo suficientemente poderoso para conservarla viva con todo su cuerpo ahí dentro sin que se deteriore. Es increíble.


Las palabras de Alistair sonaron alegres y con cierta motivación y fascinación. Para Gloria, además, fueron el más grande de los alivios. Ahora sabía exactamente dónde estaba. No podía hacer nada para devolverla a Galar, pero quizás era eso lo que Roxy quería. Faltaba hablar con Dargo y Tizonio.


—¿Podrías quedarte aquí a vigilar a Dusknoir? —le pidió a Alistair, con mucho tacto.


—Claro. —Luego miró al cielo—. Os vienen a buscar.


El grupo se fijó en otro taxi que se acercaba a ellos. Al final, el pobre de antes había enviado un taxi de repuesto.


—Gracias por todo, Alistair. Eres buena persona.


—Gracias… —Aunque no miró directamente a Gloria en ningún momento. A la campeona le resultó algo adorable la timidez del líder de gimnasio.


Tan pronto como el taxi aterrizó, la pequeña expedición subió. Gloria había aprovechado esos minutos de tiempo para recoger las cosas de Roxy y se las puso en la mochila, dejando sólo la tienda de campaña tal cual en su sitio (por si Alistair quería quedarse a dormir allí).


—Hacia la mansión de Dargo y Tizonio —pidió Nerio.


—¿Dónde está? —preguntó Gloria, mientras alzaban el vuelo.


—¿Dónde están las antiguallas bien conservadas?


Sólo le tomó unos segundos a Gloria para adivinarlo.


—En Artejo.


—Ahí le has «dao». Está a las afueras, al noroeste de la ciudad.


El viaje esta vez era bastante más largo. Era cruzar prácticamente todo el Área Silvestre volando. Convencida de que encontraría muchas más respuestas en esa mansión, Gloria aprovechó para echarse una siestecita. Ya era el tercer vuelo del día, y probablemente llegarían allí a la hora de comer. Necesitaba un descanso.


Despertó cuando empezó a notar el descenso. Tenía el brazo dormido de apoyarse en él, y la cara fría por el contacto con el cristal. El resto parecía adormilado también, quizás habían seguido sus pasos. Miró un segundo por la ventana: ya estaban allí, sólo faltaba aterrizar.


—Ya llegamos. Y nos esperan —dijo Nerio.


Gloria observó a un mayordomo perfectamente ataviado y bien firme esperarles en la verja de entrada (que estaba abierta ya). Resistió estoicamente los envites de aire que el fuerte aleteo del Corviknight taxista lanzaba sobre él y les recibió con un rostro de lo más inexpresivo.


—Los señores Dargo y Tizonio les esperan.


—Vaya, ¿esperaban nuestra llegada? —preguntó Sonia, mientras caminaban por los vastos jardines de la mansión.


—Desde que la líder de Pueblo Crampón se personó hace un tiempo en la mansión, los señores han estado preparando su llegada. De hecho, esperamos otro invitado para la ocasión.


—Caramba…


El mayordomo, algo bajito y con una calva en la coronilla, no estuvo muy dispuesto a hablar, más allá de lo absolutamente necesario. No les hizo un tour por la mansión, ni comentó nada sobre la cantidad de Pokémon del tipo Hada, Volador y Planta que pululaban libremente por el jardín. Gloria lo agradeció. Le gustaba la simpleza, y aquello era todo lo opuesto. Demasiadas estatuas del año de catapún, demasiados cuadros enormes y alfombras larguísimas que parecían haberse cambiado para la ocasión.


El mayordomo guio al grupo desde el vestíbulo a un pasillo lateral, que resultó ser una sala de estar con chimenea y sofás. Dargo y Tizonio estaban ahí sentados con sendas tazas en la mano, escoltados cada uno por un mayordomo. Gloria vio a Nerio poner cara de querer echar la pota sólo para tocarles las narices.


—Bien, bien, por fin está aquí el grupito de colegas de esa chica tan tosca —dijo Dargo.


—Sentaos, tenemos una charla interesante por delante —les invitó Tizonio.


—Eh, fantoches, más vale que os comportéis, esa chica tosca es mi hermana —les replicó Nerio.


—Ya decía yo que les veía el parecido, hermano —se rio Dargo por lo bajo.


El grupo se sentó en uno de los sofás, cara a cara con los hermanos. De la nada, dos mayordomos dejaron cuatro tazas de té y dos jarras de leche caliente.


—Oh, vaya, gracias —dijo Sonia, sorprendida por las atenciones.


—¿Para qué vino Roxy hasta aquí? —preguntó Gloria, sin rodeos.


Los hermanos se miraron entre ellos, con esa sonrisa ladina que tanto les caracterizaba. Quizás estaban meditando cómo alargar esa conversación hasta donde ellos quisieran. Y entonces empezaron a hablar en perfecta sincronía:


—Buscaba al causante de la crisis en Galar.


—Aunque supongo que es obvio, sino no estaríais aquí.


—Le dijimos que sólo había una posibilidad para lo que estaba ocurriendo.


—Y le dijimos que aquello superaba sus capacidades.


—A ella no le importó, dijo que tenía otro plan.


—Y que vosotros seguiríais con dicho plan si ella faltaba.


—Cosa que se nota que ha pasado.


—Nosotros tampoco estábamos seguros de lo que le dijimos, eran conjeturas.


—Así que en cuanto se fue, empezamos a investigar.


—Buscamos en la historia de la familia, en nuestra vasta biblioteca.


—Y, efectivamente, sólo hay un culpable posible.


—Así que llamamos a alguien que ya tiene experiencia con ese culpable.


—Ya está al caer.


—Pero, de mientras, os diremos que es el responsable de la primera Negra Noche.


—Pero que la provocó sólo para tener a un fiel vasallo.


—Uno que la campeona, aquí presente, y su rival vencieron en combate un tiempo atrás.


—Así es, hablamos de Eternatus, resucitado a través de la magia negra, convertido en un simple esqueleto con poderes.


—Esparciendo ese poder por Galar y así convirtiendo esta segunda Negra Noche en un paseo para el indeseable que la está causando.


—No hay forma de detenerle, por ahora.


—Ni siquiera Zacian y Zamazenta serían capaces de detenerle sin la ayuda que nos hemos procurado.


Los dos hermanos callaron y echaron un vistazo al agrio mayordomo que había acompañado al grupo hasta esa sala. Éste murmuró unas palabras que no provocaron reacción alguna en los anfitriones.


Por otro lado, Gloria tomó aire. Aquellos dos habían disparado mucha información vacía sólo para hacerse los interesantes, aunque habían dicho algunas cosas importantes.


—No parece que sea un humano el causante de todo esto —dijo Gloria, comentando con sus colegas.


—Me he perdido hacia la mitad… —se quejó Paul.


—Son un dolor de cabeza horrible —añadió Nerio.


—Ellos ya saben quién es, y parecen preocupados igual que nosotros por defender Galar —dijo Sonia, algo sorprendida por ese último hecho—. Tengo curiosidad por saber a quién van a traer.


Miraron hacia los hermanos justo cuando ellos les prestaban atención de nuevo.


—Por favor, seguidnos.


—Tenemos que reunirnos con nuestra invitada especial.


—Allí os contaremos todo lo que falta por decir.


Los mayordomos recogieron todas las tazas y abrieron las puertas de otro pasillo. Los hermanos se levantaron y caminaron sin esperar a sus invitados hacia dicho pasillo.


—Espero no tener que verles más el pelo después de esto —rezongó Gloria, mientras se apresuraba para seguirles.


El pasillo era algo más oscuro. Los ventanales eran más altos. Gloria sentía que estaba siendo controlada en demasía por los dos aristócratas, y Nerio tenía cara de estar pasando por lo mismo. No entendía como Paul y Sonia se dedicaban a contemplar los detalles de estética sin mucha preocupación.


Otra puerta se abrió al final. Al otro lado apenas se veía nada, desde lejos. Era un sitio oscuro, con pocas ventanas y unas tenues luces de techo. Cuando por fin estuvieron delante, Gloria lo entendió: era la enorme biblioteca de la que habían presumido.


Enormes y altísimas estanterías con varios pisos y escaleras de madera cubrían la visión de los invitados casi todo el tiempo. Había mucho espacio entre estantería y estantería, y el techo era alto, pero aun así daba una sensación de claustrofobia. Además, a Gloria no le gustaba nada el olor a libro viejo.


—Vaya, la de horas que nos tiraríamos tú y yo aquí leyendo, Paul —dijo Sonia, muy impresionada.


—Desde luego mejoraría mucho como aprendiz… Incluso en los combates, diría yo.


—Ojalá pudiéramos haceros una visita guiada por esta biblioteca —comentó Tizonio.


—Pero será mejor que vayamos al grano, lo tenemos ya todo preparado —añadió Dargo.


En el centro de la biblioteca había lo que parecía una copia exacta de la disposición y el modelo de los mismos sofás, sillones y mesitas que habían encontrado en la sala anterior. En vez de té, en la mesita central había una docena de libros abiertos de par en par, mostrando imágenes de un Pokémon y algunos textos que le describían.


—Este es nuestro enemigo —les presentaron los gemelos, señalando la única imagen colorizada de un Pokémon enorme. A Gloria le gustó ese «nuestro».


—Parece poderoso. No lo he visto nunca —comentó Sonia. El resto tampoco pudo dar una respuesta positiva.


—Nosotros sólo sabemos de él lo que veis en estos libros, y por los cuentos infantiles que nos contaban de pequeños —puntualizó Tizonio—. Unos pocas páginas y algunos recuerdos.


—¿Qué es? ¿Cómo le paramos?


Los hermanos no respondieron. Un instante después, una puerta se abría en otra parte de la biblioteca. Unos tacones empezaron a repiquetear en el suelo de la biblioteca. Un cierto eco anunciaba su llegada.


—La última invitada ha llegado —anunció un mayordomo.


Gloria y el resto quedaron impresionados de ver a una mujer rubia, bastante alta, con una chaqueta/falda negra y unos pantalones ajustados y una bufanda del mismo color. Irradiaba seguridad, aunque también daba algo de miedo por la fiera mirada que tenía. No parecía de buen humor.


—Damas y caballeros, os presentamos a Cynthia, campeona de la región de Sinnoh. No hay entrenadora más fuerte en esa región y con más conocimientos que ella sobre nuestro enemigo. —Luego, Tizonio presentó al resto—. Cynthia, ellos son Gloria, la campeona de Galar, Paul, ex-aspirante a campeón, Nerio, ex-líder de gimnasio y Sonia, profesora Pokémon de Galar.


—Encantada. Veo que esta reunión tiene a gente más importante de lo que esperaba.


—U-un placer. Vaya, qué estatus, me siento pequeño —balbuceó Paul.


Cynthia le regaló una sonrisa de tranquilidad y luego se sentó en uno de los sillones. Inmediatamente echó un vistazo a los libros abiertos de la mesa, aunque fue un instante.


—Dargo y Tizonio me han llamado porque creéis que ese Pokémon es vuestro enemigo.


—Todas las pruebas indican a él. La hermana pequeña de Nerio ha descubierto que es causante de un fenómeno que ocurrió una vez llamado la Negra Noche. Y va a ocurrir de nuevo —explicó brevemente Sonia.


—Estoy al tanto de la Negra Noche. Me sorprendió que me llegara una carta en Corviknight, en vez de un mensaje o un email. La situación debe ser crítica.


—Lo es.


—Vayamos al grano entonces. El enemigo al que os enfrentáis se llama Giratina, un Pokémon de los tipos Fantasma y Dragón, y es una de las criaturas más antiguas que existen en el universo. De hecho, forma parte de su origen mismo y vive en su propio mundo, llamado Mundo Distorsión.


Hubo un silencio sepulcral durante un instante, en el que el grupo intercambió miradas. Todos estaban cuadrando la teoría que habían desarrollado.


—¿Cómo le derrotamos? —preguntó Gloria.


—No podemos. Sólo podemos desterrarle a su mundo si consigue escapar de él.


—Nosotros creemos que el plan de Giratina consistía en crear a un Pokémon bajo su yugo absoluto —habló Tizonio—. Y creó a Eternatus. El poder de Eternatus, esparcido en las Estrellas Deseo, era un intento de controlar a todos los Pokémon de la región.


—De hecho, ya todos sabemos que ha conseguido que una parte caiga bajo su control: los que se han vuelto gigantes —añadió Dargo—. Pero si lo que intenta es liberarse de su prisión, va a necesitar algo más que unos pocos gigantes.


—En Sinnoh, Giratina y un indeseable llamado Helio utilizaron a tres Pokémon legendarios, corrompiéndolos y poseyéndolos para hacer su voluntad y que lo liberaran —explicó Cynthia, cuando llegó su turno—. Por lo visto, Giratina está replicando este plan en Galar a una escala mucho mayor. Y a duras penas conseguimos detenerle en Sinnoh.


—Si esto es verdad, ¡tenemos que deshacernos de todas las Estrellas Deseo cuanto antes! —exclamó Paul.


—Buena idea, pero Eternatus sigue existiendo —comentó Sonia—. Además, Roxy, la hermana de Nerio, ha quedado atrapada dentro de un Dusknoir, quizás las necesitemos para hacerla volver.


—Y tampoco podemos derrotar a los gigantes por ahora. Se han tragado las Estrellas Deseo. Tendrán que agotarse.


Todos, incluso los aristócratas, miraron a Cynthia. Ella se puso la mano en el mentón, mirando los libros con la mirada perdida.


—¿Por qué un Dusknoir? —preguntó.


—Era el de nuestro abuelo —respondió Nerio. Cynthia le miró con interés—. Es algo absurdo, pero creo que nuestro abuelo no está del todo muerto.


Cynthia se volvió a tomar un instante para pensar.


—Ya veo… Tu abuelo y ese Dusknoir fueron muy listos. Han estado haciendo planes desde hace mucho tiempo.


—¿Qué quieres decir? —preguntó Gloria—. ¿Está bien Roxy?


—Lo está. Mirad, los Dusknoir son criaturas muy antiguas. No tanto como Giratina, por supuesto, pero tienen mucho poder, y son el enlace entre varios mundos: el de los vivos, el de los muertos y, tal como parece por lo que está pasando, también el Mundo Distorsión, donde vive Giratina. Los Dusknoir llevan las almas de un mundo al otro, como si ellos fueran un pasadizo. Uno muy poderoso incluso podría impedir que un alma saliera de ese pasadizo, como la del abuelo de Nerio.


—Vaya, ya no podré ver de la misma manera a los fantasmas —dijo Paul.


—Pero Roxy… Su cuerpo no está. Y nos han dicho que sigue viva —insistió Gloria.


—Sobre eso ya no sé qué decirte, lo siento —contestó Cynthia, con voz compasiva—. Pero si este Dusknoir tiene tanto poder como para retener un alma, es posible que sepa qué está pasando y tenga un plan.


—Roxy también decía que tenía un plan.


—Por desgracia, puede salir muy mal. Ahora mismo, tanto nosotros como Giratina estamos en un punto muerto. Está todo a medias. No hay comunicaciones, pero los gigantes no os atacan.


—Necesita algo más para poder salir y ejecutar la Negra Noche —adivinó Sonia.


—Exacto. Necesita una acción externa. Y me temo que, inevitablemente e involuntariamente, Roxy y este Dusknoir van a ser los que liberen a Giratina. No hay otra manera de arreglar este problema.

Notas finales:

Capítulo extralargo, ¡lo sé! Pero no quería alargar innecesariamente la espera de este bucle que tenemos entre personajes :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).