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El camino de las leyendas por Kaiku_kun

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A pesar del humor del que se había empapado desde que Roxy desapareció, Gloria no se culpó ni la culpó a ella de la situación actual: Roxy iba a disparar la segunda Negra Noche. Era un hecho. Sin que ella hubiera descubierto todo el percal y se hubiera ido a Arceus sabe dónde, quizás Galar permanecería incomunicada de por vida, con gigantes moribundos esperando a que las estrellas que estaban digiriendo se agotaran. O quizás se encontraran absolutamente ciegos ante una criatura ancestral.


En el momento que Cynthia expuso todos los datos y encajaron las teorías de todos, no hubo mucho más que hablar. Era momento de actuar.


—La Antigua Atalaya es la mejor pista que tenemos para un portal para Giratina —explicó Sonia a Cynthia—. El líder experto en el tipo Fantasma, Alistair, nos ha dicho que el Dusknoir del abuelo de Roxy sigue allí, invisible.


—Tiene sentido que ese Pokémon vigile la atalaya entonces.


—Y está en medio del Área Silvestre, apartada, con la vista apartada de todo el mundo. Allí no hay gigantes. Es ideal para Giratina. Los gigantes fueron un cebo para despistarnos y combatirles mientras el verdadero enemigo seguía con su plan.


—Ese Dusknoir y la tal Roxy y su abuelo no mordieron el anzuelo —comentó Cynthia, con una sonrisa de satisfacción—. Qué listos. Ya me caen bien.


—Tendríamos que provocar que todo Galar pusiera la vista sobre nosotros —propuso Nerio—. En plan concierto. Sino, se encontrarán con todo el marrón, indefensos.


Gloria miró a Nerio y tuvo la brillante idea:


—¡¡ES HORA DE CANTARLE LAS CUARENTA AL ATONTADO DE ROSE!! —gritó. Los demás se alejaron un metro—. Ese zampalimosnas lamebotas de los ricos fue quien aceleró mil años todo este follón, tenía que despertar a Eternatus, ¡y el muy caradura sigue intentando dar consejos inútiles a Galar con el único canal de radio de emergencia de la región!


—Te juro que adoro los insultos de pueblo de Gloria —se rio Sonia. Nerio se rio con ella.


—Qué vulgar —susurraron Dargo y Tizonio, con altivez.


—De acuerdo, propongo que dividamos esfuerzos, entonces —dijo Cynthia.


Sonia, Paul y Nerio tomaron vuelos separados para advertir a todos los líderes de gimnasio. Los gemelos se quedaron en su mansión, preparando a sus mejores Pokémon para asistir a Ciudad Artejo.


Y Cynthia y Gloria visitarían a Rose en la propia Ciudad Artejo. Aquella era la antigua capital de Galar, antes de que Ciudad Puntera destacara por su alta tecnología por la empresa de Rose. Ahora aquella enorme torre de espinas estaba apagada y las viejas costumbres de Artejo incluían esa señal radiofónica.


—Hay gente en Galar que aún cree en ese fantoche —dijo Gloria a Cynthia, con todo el resentimiento—. No saben todo lo que hizo. Casi engañó al excampeón. Tenemos que dejarlo en una posición imposible.


—¿Crees que arruinar la vida de una persona va hacer que entre en razón? Nunca ha funcionado cuando lo he presenciado.


Gloria relajó un poco la mirada y miró por la ventana del taxi con preocupación. Las luces moradas bloqueaban un día radiante.


—Puede que no —se corrigió—. Pero Rose sólo mira para sus intereses. Para sentirse seguro. Para seguir siendo rico. Macrocosmos, su empresa principal, fue abandonada después de lo de Eternatus. Pero si está donde está es porque alguien le sigue apoyando.


—Me figuro que tendrá empresas pantalla y otros proyectos pequeños que le ayuden —dijo Cynthia—. Si es así, aún puede ayudarnos. Tenemos que pillarle en antena.


Las dos campeonas sonrieron entre ellas, claramente pensando lo mismo.


Nada más entrar en Artejo, la voz zalamera de Rose, algo distorsionada por la radio, penetró en el cerebro de Gloria como un clavo ardiendo. Se le ocurrió algo entonces:


—Dime que Giratina tiene poder para hipnotizar a las personas y ha vuelto a Rose malo. No puede ser que haya sido todo casualidad.


—Me temo que no. Giratina siempre se ha aprovechado de las personas que desean poder y control. Mi antiguo enemigo en Sinnoh, Helio, quiso convocarle para sus propios fines. En su lugar, quedó atrapado en el mundo de Giratina. —Hizo una pausa para pensar—. Los Pokémon están más ligados a la naturaleza que nosotros, los humanos. Nosotros nos hemos alejado, nos hemos rebelado, en cierto modo. Y generalmente los Pokémon son más poderosos que nosotros. A Giratina le cuesta mucho menos tomar el control de ellos, y sale ganando con ellos.


—Diablos.


Gloria caminó enfurruñada hacia el centro de la ciudad. El espacio de emisión se encontraba en el mismo pasillo que llevaba al estadio de Artejo, en la parte de atrás de la tienda de objetos de batalla. Cuando Gloria y Cynthia llegaron, en vez del tendero normal, encontraron a dos de aquellos irritantes guardias de Rose, con su gorra y sus gafas de sol.


—Campeona Gloria, es un honor —dijo uno de ellos.


—No pareces sorprendido de verme.


—Pues no.


El otro desapareció y volvió con la secretaria y guardaespaldas personal de Rose, ese plomo de Olivia. A Gloria se le amargó la mirada.


—Campeona Gloria, Rose te espera —le comunicó con mucha educación.


—Me lo he figurado.


—¿Y ella es?


—Cynthia, campeona de Sinnoh, un placer —se presentó, sin darle la mano ni nada. La mujer ya había intuido que Olivia no era propensa a esas salutaciones. Su mirada de hielo decía todo del escepticismo de la inesperada invitada.


—Bien. Seguidme.


La trastienda resultó ser un laberinto de pasadizos muy propios de la fortaleza medieval que era el centro de Artejo. Algunas partes apenas estaban iluminadas, aunque estaba impoluto. Alguien había dedicado mucho tiempo a limpiar. Probablemente el escuadrón de Olivia. Nunca permitiría que el pijoteras de Rose tuviera que esquivar telarañas si tanto tiempo pasaba en la estación de radio.


Gloria no dijo nada a Cynthia, pero aquello no estaba resultando como ella esperaba. Intentar desacreditar a alguien que espera tu llegada no es una situación favorable. Pero, por suerte, contaba con un colega, su adorado Boltund, que podría prevenir una huida descarada de Rose con su velocidad.


—Aquí es.


Olivia tocó dos veces la puerta. Una voz se calló dentro al cabo de unos segundos y la puerta se abrió. Rose tenía exactamente el mismo aspecto de siempre, excepto por unas señoras ojeras.


—Ah, bien, Gloria, te esperaba. Olivia, ¿te quedas fuera?


—Sí, señor.


—Pasad —les invitó Rose.


Olivia cerró la puerta detrás de ellos. La estación de radio parecía en pausa. Gloria y Cynthia habían escuchado a Rose hablar sobre medidas de precaución mientras cruzaban Artejo hasta el edificio del gimnasio, así que debía de haber anunciado un descanso.


—¿Para qué me querías aquí? —preguntó directamente Gloria.


—Qué poca educación no presentarme a tu acompañante —contestó Rose, con una sonrisa apacible. A Gloria le daba escalofríos, tramaba algo.


—Soy Cynthia, campeona de Sinnoh. Hemos descubierto lo que está pasando y sabemos lo que va a pasar en Galar. Conteste a la pregunta de Gloria.


Rose abandonó su sonrisa inmediatamente, sin contestar a la presentación, y miró a Gloria de nuevo.


—¿Vienes a coaccionarme? ¿A chantajearme? ¿A desacreditarme una vez más?


—Pues me encantaría, porque ahora aún se te puede culpar de muchas más cosas que cuando conseguí detener a Eternatus. —Rose puso peor cara aún. Gloria pensó que vomitaría allí mismo—. Pero Cynthia me ha convencido de seguir otro camino. Tenemos que dejar nuestras diferencias por Galar. ¿Está dispuesto a ello?


Rose analizó a las dos mujeres con calma. Gloria sentía que no tenía muchas más opciones, y se veía en cierta posición de poder en esos momentos. ¿Quién no lo estaría teniendo a otra campeona de su lado?


—¿Qué propones?


—No hay nada que proponer. Abre la señal y di lo que tengas que decir, si me querías en antena. Luego nos pondremos nosotras.


Rose volvió a centrarse en la estación de radio, un poco más tranquilo. Una sonrisa asomaba, visible para las campeonas.


—Damas y caballeros, ya estoy de vuelta —habló Rose para el público—. Y tengo el placer de anunciar que nuestra campeona, Gloria, está aquí conmigo con la mismísima campeona de Sinnoh, Cynthia. Quiero aprovechar que están aquí para disculparme públicamente por los hechos que afectaron los combates del Torneo de Campeones, hace unas semanas. Es un honor tener a alguien tan capaz como Gloria para hacer frente a situaciones tan duras como la que desarrolló aquel día.


El discurso duró un minuto o dos más. Rose estaba haciéndose un lavado de cara público para parecer que todo lo que había hecho no era tan malo. Su habilidad para la oratoria era indiscutible, y la campeona de Galar empezaba a sentir los nervios de hablar en público y la ira subir por su garganta. Menos mal que se le había ocurrido venir con alguien más.


—… Y ahora les dejaré con nuestra campeona, que me ha comunicado que tiene algo que decirles. ¿Gloria?


—¡Sí! ¡Hola! Bueno, gracias por permitirme hablar y… —Se estaba bloqueando, así que optó por lo sencillo—. Y ya pueden olvidar lo que les acaba de decir Rose. Todo lo que está pasando ahora mismo es su culpa. Una vez más.


Rose agrió su rostro y estuvo tentado de terminar la transmisión, pero Gloria enseñó la Pokéball de Boltund. Rose conocía lo rápido que podía ser ese Pokémon.


—Ha hecho cosas malas creyendo que nos ayudaría, y ya está pagando por ello. Pero ahora la situación es otra. La campeona Cynthia, yo y algunos de nuestros amigos, incluyendo a la desaparecida Roxy, —Gloria parecía disparar bolas de fuego por los ojos contra Rose cuando pronunció ese nombre. Rose relajó su rostro para dejar ver su afectación (o fingirlo)—, hemos descubierto quién está detrás de la Negra Noche y de lo que está pasando ahora en Galar. Necesitaremos toda la ayuda posible para hacerle frente. Os dejo unos segundos con Cynthia para lo que tendréis que hacer.


Gloria le dejó sitio a Cynthia, mientras se desplazaba un poco más cerca de Rose. Éste también tuvo que apartarse un poco.


—Hola, Galar. Siento tener que visitar esta región en tan crítico momento, pero necesitamos la ayuda de todos. El enemigo al que nos enfrentamos es un Pokémon ancestral que ya se coló en nuestro mundo a través de mi región. Sé cómo hacerle frente, pero temo que os afecte a vosotros. Por tanto, pido a todos los exaspirantes, líderes y exlíderes de gimnasio que se dirijan hacia la Antigua Atalaya, en el Área Salvaje. Los cuerpos de seguridad, en cambio, tendrán que hacerse cargo de los espacios con Pokémon gigantes, combatirlos si es necesario. Invitamos a todo entrenador capaz a asistir a cualquiera de estos dos grupos, preferiblemente a la zona que tengan más cercana. Sólo hay una condición, y va para todos: Nadie, absolutamente nadie, debe usar Estrellas Deseo. Sólo fortalecerán al enemigo. Para el resto de habitantes de Galar, es de imperiosa necesidad una evacuación inmediata hacia espacios alejados de gigantes y especialmente del Área Silvestre.


Gloria hizo señales a Cynthia para que le pasara el micrófono, con una buena sonrisa. Se le acababa de ocurrir algo.


—El presidente Rose ha accedido a organizar la evacuación en todas las ciudades principales de Galar. Ya ha demostrado en otras ocasiones que tiene medios, empleados y capacidades para organizar algo así, así que ruego que confíen una última vez en él. Por tanto, en unas pocas horas podrán empezar a reunirse con dichos empleados para empezar la movilización. —Hizo una pausa, y sonrió triunfal a Rose, que no podría creer lo que estaba oyendo—. Por favor, pedimos que no montéis ningún sarao, hagamos esto de forma ordenada. Nosotros haremos todo lo posible para salvar Galar. Gracias.


Gloria le dio permiso a Rose para dejar en standby la retransmisión. Un silencio muy tenso envolvió la sala.


—Eres una niña muy pero que muy descarada y maleducada —musitó Rose, claramente enfadado—. Debería haberte quitado de en medio cuando tuve ocasión.


—Esta niña te pateó el trasero cuando liberaste a Eternatus y podría volver a hacerlo —respondió al instante, muy seria—. Tienes la oportunidad de hacer las paces con Galar. Ahora puedes salvar vidas. Hazlo, en lugar de decir paparruchadas inútiles delante de un micrófono. Y te juro que si Roxy muere porque se te ocurrió que mil años era poco tiempo, me ocuparé personalmente de derruir ese pene gigante de Mudsdale a la que tú llamas Torre Rose.


Gloria no esperó una respuesta, simplemente se levantó, abrió la puerta, apartó a Olivia y a sus gritos de un empujón y se largó. Cynthia no tardó nada en alcanzarla.


—Es posible que te hayas ganado un enemigo de por vida.


—No me importa.


—Aunque ha sido buena táctica. Si la evacuación sale bien y los habitantes de Galar le aplauden, será gracias a ti y te dejará en paz. —Gloria no respondió, sólo estaba esperando que Rose empezara a transmitir de nuevo—. Muy ocurrente ese insulto a la Torre Rose. Tienes un magnífico repertorio.


—Me moría de ganas de decírselo, te lo juro —se rio por fin, mientras escuchaba por altavoz a Rose tomar el micrófono de nuevo.


Gloria y Cynthia se dirigieron hacia los taxis una vez más, mientras Rose agradecía forzadamente a las campeonas por su aparición estelar, y anunciaba medidas de evacuación que explicaría tan pronto como sus empleados estuvieran listos.


Un problema menos del que ocuparse.


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