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El camino de las leyendas por Kaiku_kun

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Roxy vio a Helio recibir una breve explicación de lo que estaba pasando en Galar: el misterioso hombre no pareció sorprendido, ni tampoco mostró miedo alguno.


—He tratado con Giratina antes. Eso suena como un plan típico de él.


—Esperábamos que usted supiera la manera de detenerlo.


—Sí, conozco una manera —dijo, sin entrar en detalles a propósito. Aquello era una negociación con un criminal que desea evitar la prisión (o escapar de ella en ese caso)—. ¿Quién vendrá conmigo?


—Ella —señaló Finsternis—. Es la única que puede volver a Galar. Está en cuerpo y alma aquí.


Helio miró a Roxy, analizándola de cabeza a pies.


—Vaya. Los cambios de mundo son devastadores, especialmente a aquellos a los que no se debería tener acceso. Pareces bastante entera. —Roxy no dijo nada. Un escalofrío desagradable le recorrió la columna—. Bien, ¿a qué esperamos? Tengo ganas de salir de aquí.


—Estamos esperando a que la Negra Noche empiece —dijo Finsternis.


Helio le miró sorprendido entonces. Y se rio a carcajada limpia.


—¡No me digas! ¡Un plan tan elaborado y os encalláis en lo más simple! —Roxy, Finsternis y su abuelo evitaron la tentación de mirarse entre ellos, aunque Roxy sí cedió por un segundo—. Esta niña va a ser la causante de la Negra Noche. En cuanto se os ocurrió raptarla a través del cuerpo de ese Dusknoir, la convertisteis en un vínculo. Si ella…


—Roxy.


—Si Roxy cruza al Mundo Distorsión, Giratina lo sabrá y, peor, tendrá una conexión directa entre nuestro mundo y el suyo. ¿Adivinas cuál es esa conexión, Pokemoncito inútil?


El insulto pilló a todos desprevenidos. Finsternis tardó unos instantes en responder.


—Soy yo.


—¡Exacto! Eres el limbo, un maldito puente, con toda la energía necesaria para ayudar a Giratina a abrir su deseado portal. No sólo serás su lugarteniente hasta que mueras, sino que le has dado TODO lo que él quería y no podía conseguir por sí mismo. ¡Te ha estado usando desde que naciste, criatura idiota! Por Arceus, ojalá hubiera tenido yo una forma tan sencilla de conseguir ese poder…


Helio siguió riéndose. Roxy se aguantó las ganas de gritarle o de molerle a palos. Pero no podía… aún.


—¿Qué has querido decir con eso último? —preguntó el abuelo de Roxy—. ¿Cómo has llegado al Mundo Distorsión?


Helio dejó de reírse, aunque mantuvo una débil sonrisa.


—¿Qué acabo de decir? Que cada vez que alguien entra en este mundo, Giratina consigue salir de él. Bueno, lo sé por experiencia. Yo le abrí un portal a Giratina hace años en la región de Sinnoh para que restructuráramos juntos el mundo. Por desgracia, nos detuvieron a tiempo de que causara algún daño. Y yo me quedé a vivir aquí porque pensaba que era mejor. Pero un palacio sin sirvientes no es nada.


La verdad había salido a la luz. Helio no era otra cosa que un villano, mucho peor que Rose, que aún tenía un propósito noble. Helio sólo buscaba su propio poder.


—No podemos confiar en ti —dijo Finsternis.


—No, no podéis —confirmó Helio—. Pero no tenéis otra opción que seguir adelante. Si no lo hacéis, Roxy morirá de inanición y Galar tendrá a esos gigantes amenazándoles hasta que Giratina encuentre otra forma de cruzar hacia nuestro mundo. Además, soy el único que sabe cómo funciona este mundo vacío en el que estoy. No hay otra forma de salir que seguirme.


Esa rabia por impotencia que tanto conocía de su pasado volvió a inundar el cuerpo de Roxy. No había ninguna otra posibilidad. Su abuelo y Finsternis habían fraguado un buen plan, y sabían que ella no podría volver por donde había venido, pero estaba claro que no contaban con Helio, ni con ser los directos causantes de la Negra Noche.


—Hablemos de planes, entonces —decidió Finsternis. Aunque no había tono identificable en sus palabras, su breve silencio se traducía como resignación—. Suponiendo que desaparezcas en cuanto llegues a Galar, Roxy tiene que saber a qué se enfrenta.


—Me alegra de que tengamos trato.


Finsternis se acercó un poco más a Roxy.


—La criatura tendrá dos ejércitos: los gigantes, y el grupo de dragones y fantasmas. Los gigantes están inmóviles ahora por la sencilla razón de que necesitarán un poder que les guíe. La criatura estará en Galar ya, pero sin el ancla, sin mí, no podrá dirigir su poder adecuadamente. No podrá comandar a los gigantes. Necesitará a su segundo ejército e intentará que ese ejército tenga todas las Estrellas Deseo posibles.


—Exacto. Y no podemos olvidar a Eternatus. —Helio tuvo la atención del resto en cuanto pronunció el nombre del Pokémon—. Él es su primer vasallo, el dragón con tanto poder al que resucitó, cuerpo del que vienen todas las Estrellas Deseo y en el que converge su poder. Y es precisamente esa gran cantidad de poder el que vencerá. El vasallo se cobrará su venganza.


—¿Quieres decir que ya no está bajo su poder?


—Me habéis dicho que Eternatus fue derrotado por la campeona de Galar, su colega y dos legendarios, ¿no? Eternatus es vasallo de quién sea capaz de dominarle.


—Gloria tiene la mejor arma para vencer a la criatura y no lo sabíamos… —musitó Roxy.


—Con Eternatus no basta. Giratina ya no cuenta con él, o le habría liberado sin esfuerzo de la Pokéball en la que está encerrado. Vuestro objetivo son las Estrellas Deseo. Éstas son el poder incontrolable nacido de Eternatus, independiente de él, y que Giratina está usando ya con esos Pokémon agigantados. ¿No lo veis? Hay que destruirlas, inutilizarlas, erradicarlas. Las estrellas son parte de la magia negra de Giratina y sólo un poder opuesto a él podría limpiarlas. Qué cliché.


Helio escupió esas últimas frases con desgana, como si fuera a vomitar del asco en cualquier momento. En cuanto llegaran a Galar, Roxy tendría que tener un ojo sobre Helio. Un poder tan grande como las Estrellas Deseo no podía caer en sus manos, si ya intentó liberar a Giratina una vez.


—Estoy lista para cruzar —dijo.


—Aquí te espero —soltó Helio.


Roxy miró a Finsternis y a su abuelo.


—Gracias. Os echaré de menos.


—Nosotros a ti también. Dale un abrazo a Nerio de nuestra parte.


Roxy dudó un instante. Tuvo ganas de quedarse, por un instante. Luego miró a la pared casi transparente que le separaba de Helio y puso una mano en ella. Fue como poner la mano en el agua: varias ondas salieron de su mano e hicieron temblar la pared. Ésta empezó a brillar de repente, y Roxy quiso retirar la mano por instinto, pero estaba pegada a ella.


—¡No te resistas! ¡Cruza! —gritó Helio, por primera vez algo apurado.


Un aullido agudo y metálico retumbó en la cueva y la hizo temblar. Roxy se giró, buscando a su abuelo y a Finsternis, pero ellos dos habían desaparecido completamente. Apenas podía ver a Helio. La pared era ahora una pantalla de luz morada y negra, de los colores de los nidos Dynamax.


Se sumergió en esa pared porque ya no podía hacer nada más. Fue un instante de un mareo intensísimo que terminó con ella arrodillada en alguna parte. A los pies de Helio.


—Por fin. Bienvenida a este mundo.


Roxy sentía que le faltaba el aire. No había humedad, pese al agua. Era un sitio más frío de lo que había pensado, más que el limbo de Finsternis. El suelo era todo roca, no había trazas de hierba.


Miró atrás. El portal seguía allí, pero no había paredes, sólo flotaba en el vacío. A su alrededor había un archipiélago suspendido en la nada. Aquello era un laberinto.


—Levanta. —Helio la agarró del brazo y la enderezó de un golpe, como si estuviera dispuesto a darle una bofetada como castigo—. Tenemos que estar preparados. Giratina aparecerá en cualquier momento. Ya le has oído.


Helio sacó una Pokéball de su cinto y la engrandeció hasta tomar el tamaño habitual. De ella salió un Pokémon que Roxy no conocía, morado, con cuatro alas, colmillos enormes, una mirada perturbadora y espacio suficiente para llevar a dos personas.


—Mi fiel Crobat, por fin volvemos a ese mundo despreciable —le dijo, mientras subía a su lomo. Luego arrastró a Roxy con él sin ninguna consideración.


Otro alarido, mucho más cercano vino de su espalda. Roxy vio a Giratina y la reconoció al instante. Esas facciones doradas angulares, ese cuerpo de serpiente con los seis aguijones saliendo de su espalda, las espinas… Era la criatura del sueño que tuvo hace tiempo.


—Prepárate. Esto va a ser peor que cruzar desde el limbo de ese Dusknoir —le advirtió Helio.


Giratina aminoró su velocidad y echó sólo una mirada a Helio y a Roxy, con un desprecio inconmensurable que a la joven le hizo desviar su propia mirada hacia el portal. Luego, la criatura entró en contacto con el portal y empezó a hincharse, a hacerse más y más grande, mientras poco a poco su cuerpo se sumergía igual que le había pasado a Roxy.


—Vamos —ordenó Helio a su Pokémon. Roxy apenas cabía, en cualquier momento se caería. Por suerte, Helio no se inmutaba ante el fuerte abrazo de la joven por mantener su posición.


Crobat despegó como un jet y Roxy sintió como si se diera un planchazo en una piscina. Todo el cuerpo le ardió como si se estuviera desintegrando. Su vista sólo le proporcionaba morado, negro, al inmenso Giratina estirado como una imagen de televisión muy alargada y a Helio y a su Crobat apenas visibles y fragmentados.


Fueron los diez segundos más largos y dolorosos de su vida.


Cuando la pesadilla acabó, sintió su cuerpo enfriarse y volver a un estado normal. Roxy tuvo que contener las ganas de vomitar en pleno aire, pues reconocía el lugar. Estaban justo encima de la Antigua Atalaya, de vuelta en Galar. Flotaban al lado de una criatura casi tan grande como uno de los estadios de la región. Si a Giratina se le ocurría sacudirse los bichos de su cabeza con su cola, lo más probable es que derribara al Crobat de Helio y se fueran los tres al suelo. Y probablemente ni se daría cuenta.


—¡Tenemos… que aterrizar!


Roxy centró su mirada y se dio cuenta de que tanto Crobat como Helio apenas estaban conscientes. Ambos daban cabezadas. Helio, especialmente, resoplaba como si hubiera corrido una maratón, pero consiguió hacer que Crobat descendiera en espiral. Luego, simplemente se desplomó sobre su Pokémon y Roxy tuvo que tomar el control. Planeaban, sin apenas poder evitar una caída en picado, hacia la arboleda al sur de la Atalaya.


Roxy empezó a oír explosiones en el aire. Giratina estaba lanzando su ataque, era posible que los gigantes hubieran hecho lo mismo, y no quería pensar en si tendría ningún tipo de oposición por el camino. Hubiera deseado reenderezar al Crobat de Helio, pero éste tampoco tenía energía para levantar el vuelo.


Empezó a oír voces en la lejanía que se acercaban a ella, pero el sordo sonido de los tres cuerpos rozando y chocando contra las ramas de los árboles le impidió dilucidar de quién se trataba. Una de esas ramas finalmente derribó al Crobat y los tres cayeron desparramados sobre la hierba.


—Joder… Au…


Roxy se arrastró hasta Helio, gimiendo a cada movimiento. Su cuerpo se quejaba desde los dedos meñiques de los pies hasta la coronilla. Primero el portal y luego el aterrizaje forzoso la habían dejado sin ninguna clase de fuerza.


Cuando llegó hasta Helio, vio que tenía un rostro demacrado, mucho más del que recordaba que tenía en el Mundo Distorsión. Parecía deshidratado y hambriento. En el Mundo Distorsión no había visto manera de alimentarse, pese a que sí había agua. Si había estado años atrapado allí, él y todos sus Pokémon podrían morir en cuestión de minutos por todo lo que su cuerpo estaba reclamando.


—Ayuda… ¡Ayuda! ¡Por… favor! ¡Ayuda! —gritó, con las pocas fuerzas que le quedaban. Su pecho le lanzaba pinchazos cada vez que intentaba hablar.


—¡¡Roxy!! ¡¿Dónde estás?!


—Aquí… —Pero su voz ya no daba para más—. Dadles agua… Dadles agua… Se van a morir, dadles agua…


Esperaba que lo último que había conseguido pronunciar hubiera sido escuchado. Se quedaba sin voz, sus heridas inutilizaban su cuerpo, y el portal había intentado reducirla a polvo. Se sorprendía a sí misma pensando que había conseguido aterrizar, y que estaba segura de que aquello no era su muerte, pero su cuerpo se resistía a seguir consciente.


Por lo menos sabía que quién había respondido a sus gritos de ayuda era Gloria.

Notas finales:

Curiosidad del día: inicialmente pensé en incluir unas escenas, quizás el resto del capítulo, en el que Roxy y Helio hablaran mientras se dirigían hacia un posible portal por donde Giratina cruzaría a Galar, pero al final resultó innecesario, sobrante: en el momento en el que Giratina se da cuenta de que Roxy ha pisado su mundo, sabe que es lo que esperaba, la energía que faltaba, para saltar a Galar, así que eso deja cero tiempo para esa clase de escenas. Por otro lado, me ha dado oportunidad de improvisar sobre la llegada a Galar.


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