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El camino de las leyendas por Kaiku_kun

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Algo peludo y caliente removiéndose cerca de su axila fue lo primero que sintió cuando notó que volvía a estar entre los vivos. Roxy abrió los ojos despacio, recordando justo antes el intenso mareo que el portal de Giratina le había causado. No quería echar la pota encima de quien estaba segura que era Morpeko.


—Uh… —soltó.


—¡¡Peko!!


La respuesta inmediata tan alegre de su amiga la hizo sentir por fin que estaba en casa, pero estaba tan desorientada y procesaba tan lentamente que, antes que pudiera decirle hola, tenía a su alrededor a tres personas.


Estaba en un hospital.


Le toquetearon los ojos (a los que respondía dando manotazos como si fueran bichitos inofensivos), le hicieron muchas preguntas que olvidaba al instante siguiente y no fue capaz de enfocar la mirada a algo más que su querido Pokémon hasta que alguien le reventó los tímpanos.


—¡¡Idiota!! ¡¡Me has hecho sufrir muchísimo!! ¡¡Me las pagarás, compa!!


—Gloria…


Al instante siguiente, Morpeko saltaba huyendo del cuerpo de Gloria, que intentaba aplastar al de Roxy en un nervioso abrazo. Gloria se había puesto a llorar. Roxy estuvo muy tentada de seguir sus pasos, pero sólo dejó unos ojos humedecidos como prueba.


—Por fin has vuelto —dijo la campeona.


—Nos tenías preocupada, pringada.


—Hermano —musitó Roxy.


Sonia estaba fuera de la habitación, al otro lado de un cristal, saludando con mucha energía. Un médico estaba saliendo de allí justo entonces. Al final reparó en una mujer rubia bastante alta que estaba de espaldas, mirando a la habitación de en frente.


—¿Cómo va la Negra Noche?


—Pues negra, ¿cómo va a ir?


—¡Tienes mucho que contarnos, necesitamos ayuda! —chilló Gloria, sonriendo como si le hubiera tocado la lotería.


—Tía, qué psicópata pareces —bromeó.


Aquella mujer rubia se volvió hacia su habitación y habló un instante con Sonia. Entonces recordó:


—¡¿Qué ha pasado con Helio?!


Todos miraron a la cama en esa otra habitación. Roxy no podía mucho más que un montón de tubos. Abrazó a Morpeko con cariño para compensar lo que estaba viendo.


—Ese hombre… está en estado crítico. Cynthia dice que hizo barbaridades en Sinnoh, pero te ha salvado la vida.


—Espera, Cynthia… ¿qué? —Aún se encontraba desorientada. No reconocía ese nombre. Ni el otro, que parecía un lugar.


El médico volvió a entrar entonces y los echó a todos. Roxy se encontraba visiblemente agobiada y, aunque se moría de ganas de abrazar a Gloria de nuevo, necesitaba saber dónde estaba, cómo estaba exactamente Helio y su Crobat, y luego ya vendría el resto.


—Estás en el hospital de Pistón —dijo el médico—. Estás bien, sólo has sufrido de deshidratación, aunque no me han sabido explicar muy bien por qué. Algo de la Negra Noche.


—¿Me puedo ir?


—Te tendremos en observación una hora o dos, pero luego sí, eres libre de irte.


—Bien. ¿Y Helio?


—Me temo que él no tendrá la misma suerte. Será un milagro si sobrevive. Su Crobat se recupera en el Centro Pokémon algo más favorablemente.


Sus amigos le bloqueaban la visión de aquel hombre temible pero, como Gloria le había dicho, la había ayudado a volver a Galar, salvándole la vida.


—Deja pasar a Sonia —pidió al médico.


Éste le hizo una seña a la profesora Pokémon.


—¿Qué ocurre?


—No puedo contar con esos dos para que me expliquen con algo de coherencia lo que está pasando —dijo, con una sonrisa. Nerio le hubiera lanzado un resumen lleno de tacos y Gloria le daría dolor de cabeza por el volumen y la velocidad de sus palabras—. ¿Ha empezado la Negra Noche?


—Sí.


—¿Y Finsternis? —Sonia la miró, interrogante—. Perdón, el Dusknoir.


—Alistair dice que ha muerto. Zacian y Zamazenta le derrotaron en combate. Estaba siendo poseído por Giratina.


Roxy cerró los ojos y dejó que la cama la arropara algo mejor. El plan estaba saliendo bien. Ni Finsternis ni su abuelo estaban vivos ya. Giratina debía de estar flotando como un asteroide sin rumbo por Galar, con ejército o sin.


—¿Y los Pokémon agigantados? —preguntó, manteniendo la compostura con cierta decencia.


—Es lo más extraño de todo… Hasta que no llegué aquí no pude verlo con claridad. Quizás cuando Dusknoir murió Giratina perdió poder o algo por el estilo. Están totalmente fuera de control, atacan lo primero que ven. La mayoría se están peleando entre ellos.


—Tiene lógica. El plan va bien —dijo, suspirando, más calmada.


Sin que nadie lo pidiera ni impidiera, Cynthia entró y se presentó ante Roxy. En seguida se percató de que era alguien importante, antes de que dijera que era la campeona de la liga de su región.


—¿Helio te ha ayudado?


—Sí. Me dio pistas de cómo devolver a Giratina a su mundo, o por lo menos de retrasarle en combate. Todo eso a cambio de su libertad. Ha sido una alianza forzada.


Roxy pensó que tenía que contarle todo tal y como lo había percibido ella misma. Helio no le parecía alguien de confianza si no era para la supervivencia. Y parecía que Cynthia lo sabía.


—Es un criminal, líder de su propia organización, buscado en Sinnoh desde hace tiempo.


—Me lo temía.


Roxy no tenía ni idea de qué hora era. No sabía cuánto había estado esperando inconsciente en el hospital desde que había cruzado el portal, y el tiempo apremiaba. Sólo deseaba que el médico le soltara. Pero ahora que tenía la cabeza mucho más clara, dejó que Nerio y Gloria entraran de nuevo, aunque sintió el mareo subir cuando tuvo que hacer memoria de todo lo que habían hablado su abuelo, Finsternis y ella.


—Todo va según el plan. Si todos estamos aquí es porque lo habéis descubierto todo —dijo, con los ojos cerrados, para centrarse.


—Podrías haber dejado una nota más clara —bufó Gloria, poniendo morritos. Roxy soltó una risita—. ¡No te rías, nos costó mucho tiempo y viajes entenderlo todo!


—Lo conseguisteis, no jodas —replicó—. Ahora que el Dusknoir de nuestro abuelo ya no está… en este mundo… —Roxy se detuvo un instante, mirando al pecho de Nerio, incapaz de cruzar una mirada con él—. Giratina tiene mucho menos poder. Puede dominar a los dragones y a los fantasmas de todo Galar, pero no a los gigantes.


—No deberíamos arriesgarnos a que se acerque a ninguno de esos Pokémon enormes —puntualizó Cynthia—. Su poder cercano sigue siendo inmenso. Sinnoh casi no lo cuenta la última vez.


—Mejor.


Roxy empezó a contar todo lo que Helio, su abuelo y Finsternis habían descubierto en esa breve conversación que tuvieron en la frontera de los mundos: que Eternatus, antiguo vasallo de Giratina, ahora era fiel a quien le hubiera frenado y que, aunque no era un arma definitiva, desde luego podía combatir de tú a tú contra su antiguo señor; que los legendarios Zacian y Zamazenta tenían un papel que jugar aún; y que las Estrellas Deseo tenían que ser inutilizadas para no sólo salvar la vida de los gigantes y de todo aquel que se les acercara, sino para desvincular totalmente a Giratina de Galar y devolverlo al Mundo Distorsión.


Gloria y Sonia se miraron con intensidad.


—Vaya, hemos estado siguiendo el plan sin saberlo, hemos acertado… —dijo Sonia.


—¿Pero cómo vamos a inutilizar las Estrellas Deseo de toda la maldita región? —se quejó Gloria.


Antes de que nadie pudiera ofrecer una solución, una sonora alarma retumbó por todo el hospital y, daba la impresión, por toda Ciudad Pistón.


—Es la alarma de evacuación de emergencia —indicó el médico, mirando instintivamente hacia los altavoces—. Tenemos que irnos todos.


—¿Qué pasa con Helio? —dijo, mientras Roxy intentaba salir de la cama. Su mareo no podía ser impedimento. Morpeko saltó al suelo para acompañarla.


—Evacuaremos a todos los pacientes complicados como podamos. Tenéis que salir de aquí.


Roxy asintió, pero no le quitó la vista a Helio hasta que el pasillo donde habían estado ambos quedó atrás.


Las escaleras probaron ser un el peor enemigo de Roxy en aquel instante de prisa. Se negó a que Gloria o Nerio la ayudaran a bajar, pero bajaba los escalones de dos en dos agarrada a la barandilla como si estuviera en medio de una tormenta muy ventosa.


Pese a todo, Roxy aún necesitaba saber algunas cosas. ¿Qué había pasado desde que la Negra Noche había empezado?


Una de las respuestas vino sola cuando salieron al exterior: la luz morada y negra de Giratina cubría todo Galar como una gran mancha de aceite oscura. Los relojes decían que era mediodía, pero necesitaban.


—¿Qué ha hecho Giratina mientras estaba inconsciente? —preguntó mientras tomaba en brazos a Morpeko.


—Ha vagabundeado por el Área Silvestre buscando refuerzos —explicó Cynthia—. Está reclutando a fantasmas y a dragones, son los Pokémon que más fácilmente puede controlar. Como más seguidores tenga, menos le costará flotar hacia las ciudades y los gigantes.


—El excampeón Lionel y Paul están al frente de todos los líderes y antiguos aspirantes para evitar que avance tan poco como sea posible —continuó Sonia—. Tienen un campamento provisional al pie de Pistón, y batallaban contra el gigante cerca del lago Milotic.


Entre tanto, el grupo llegó a la entrada sur de la ciudad. Al fondo se podía ver el campamento. Se preguntaba dónde estaría su tienda, si alguien la habría movido de sitio. Tenía a todos sus Pokémon allí.


Lo peor era la visión del puente del este de Pistón: Roxy reconoció inmediatamente parte de los apéndices de Giratina, en un tornado de escombros que amenazaba con derribar el puente por el lado más cercano de la mina. Con razón estaban poniendo en alerta a toda la ciudad. Aunque Roxy supuso que llevaba días evacuada, porque ya estaba vacía de por sí.


—Movimos todas tus cosas con el campamento —le dijo Gloria—. Me encargué de dejarlo tal y como estaba. ¿Quieres ir?


Roxy sonrió y asintió. Se notaba que Gloria la conocía. Tenía que ponerse manos a la obra y ayudar en todo lo que pudiera, tenía que seguir luchando hasta que no le quedara otra opción que la victoria o rendirse.


El resto del grupo les acompañó, pero hablando de qué necesitaban hacer para detener a Giratina. Gloria habló sobre una idea que había tenido con Paul, y remarcaron la posibilidad de usar a Eternatus, tal y como Roxy había aconsejado, pero era peligroso usarlo en un sitio tan atrofiado como una ciudad.


Cuando llegaron al campamento, lo encontraron casi vacío. Los pocos entrenadores que había allí eran algunos aspirantes y Alistair. Roxy fue derecha a hablar con él.


—Lo siento… —fue lo primero que dijo el entrenador del tipo Fantasma—. Sé que ese Dusknoir era importante para ti.


—Era como tenía que ser —le tranquilizó, aunque tenía un nudo en la garganta—.¿Haces guardia?


—Sí. No puedo usar a mis compañeros en batalla sin que Giratina les posea —musitó. Lo dijo tan bajito que Roxy creyó que se había perdido media frase. Se notaba que estaba triste, y no supo qué decirle—. Hemos dejado tu tienda a dos filas de aquí.


—Oh, gracias.


De hecho, vio su tienda desde allí. Gloria la acompañó hasta allí, mientras el resto se dirigía a sus respectivas tiendas para coger pociones y otros útiles para el combate.


Cuando Roxy entró en la tienda, Morpeko saltó de sus brazos y se sentó al lado de su cinturón con las Pokéballs. El resto de su ropa también estaba allí, ordenada en un rincón. Parecía que hiciera años que no entraba allí. Tomó su cinturón, su mochila, y se dispuso a salir.


En lugar de eso, Gloria se arrodilló justo dentro de la tienda.


—¿Qué pasa? —preguntó, mientras se ajustaba el cinturón.


Roxy esperó un segundo más, antes de mirar a Gloria a los ojos. Cuando lo hizo, sintió el peso de la culpa. Gloria la abrazó con fuerza, escondiendo sus lágrimas de la vista de su novia.


—Eres idiota. Podrías haberme dicho algo más —se quejó, sin soltarla—. Te he echado mucho de menos.


—Lo siento. Cuando acabe todo esto te lo contaré todo.


Gloria se separó de ella, con los ojos humedecidos, intentando controlarse. También intentaba sonreír, ser positiva. A Roxy le pareció tan adorable que le tomó la mejilla con una mano antes de que reaccionara y la besó con delicadeza. Gloria no se sorprendió y se dejó llevar un poco por la ternura, pero luego sintió que no lo había dicho todo:


—Te quiero mucho —dijo, mirándola a los ojos. Roxy sonrió e iba a contestar—. Pero si alguna vez me vuelves a hacer algo así le diré a Corvi que te agarre de un brazo y te haga rodar montaña abajo por todo el grabado de Pueblo Hoyuelo, ¿estamos, compa?


—Me gustaría ver cómo lo intentas —se rio Roxy. La abrazó una vez más, después de recibir un puñetazo en el brazo—. De verdad, lo siento.


—Lo sé.


Y Gloria se hundió más en ese abrazo que tanto alivio le estaba proporcionando.

Notas finales:

Curiosidad del capítulo: inicialmente quería meter muchas escenas que salen en el capítulo de la semana que viene pero la necesidad de tener a todos los personajes preparados para el final y el reencuentro privado entre Roxy y Gloria me hicieron cambiar los planes al respecto.


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