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El camino de las leyendas por Kaiku_kun

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—¡¡AL SUELO!!

La explosión del rayo de Giratina fue como un disparo a quemarropa que Zacian y Zamazenta trataron de absorber todo lo que pudieron. Incluso con esa nueva energía, el poder de Giratina era inmenso e hizo que toda la torre temblara peligrosamente.

Roxy sacó a su Liepard inmediatamente, y quiso hacer luchar a Morpeko también. Gloria la siguió con Boltund y Cinderace. Rose y Paul también sacaron sus mejores Pokémon.

En el fondo, la campeona dudaba que su equipo habitual resultara de mucha utilidad ante ese gigante. Un gigante herido que estaba decreciendo en tamaño, pero un gigante poderoso de los albores de los tiempos por encima de todo.

Estando seguros en el centro de la torre, Zacian y Zamazenta empezaron sus ataques por su cuenta. Un doble Brillo Mágico relució tanto con su nuevo poder que todos los presentes se vieron obligados a cubrirse. Giratina aulló y se distrajo lo justo para que Gloria viera su herida.

—¡Apuntadle a la quemadura, aún no se ha recuperado de la pelea de Eternatus!

Era más fácil decirlo que hacerlo. Boltund y Cinderace tenían ataques a distancia, pero la mayoría de los Pokémon en batalla no tenían esa capacidad. Giratina flotaba en el vacío justo por eso.

Cuando el Rayo de Boltund y el Balón Ígneo de Cinderace impactaron en el cuerpo herido de Giratina, éste cambió de actitud y prefirió atacar uno a uno a sus enemigos. Sus múltiples aguijones intentaron pinchar a humanos y Pokémon por igual, pero nunca a los legendarios. Giratina circulaba al alrededor de la torre con cierto control y velocidad

—¡Copperajah!

Roxy vio a Rose recoger rápidamente a su Pokémon en su ball. Un aguijonazo le había dado en un costado.

—¡Estad alerta! —avisó Gloria, que buscaba una manera de debilitarlo de forma más eficaz.

De nuevo, Giratina disparó uno de sus rayos, pero ni siquiera llegó a impactar en sus objetivos. El rayo se deshizo en cuando Zacian y Zamazenta usaron su Brillo Mágico para defenderse. Antes de que ninguno de los entrenadores recuperara su vista, el monstruo chilló histérico: sus aguijones se deshacían en sombras en el aire y en el suelo de la torre. Zacian se los había cortado.

*  *  *

Estaba gravemente herido. Sin sus aguijones, con la quemadura de su antiguo vasallo en un costado, su forma más temible desvaneciéndose a cada segundo que pasaba… Su invasión había sido un fracaso. Los humanos habían descubierto a tiempo cómo podían derrotarle, tal y como había pensado unas horas atrás. Su magia impregnando aquellas rocas se había deshecho. Los gigantes en Galar habían desaparecido. Apenas podía mantener el control de unos pocos dragones y fantasmas.

Has sido derrotado. Desaparece. Vuelve a tus sombras.

Una conversación transcurría en silencio entre Zacian, Zamazenta y él. Ellos dos hablaban como uno solo, y sabían que habían ganado.

Atisbó los restos de su ejército enfrentándose a Lionel y a una antigua enemiga de Sinnoh, esa maldita de Cynthia. Pronto le vencerían allí abajo también.

He perdido, ¡pero me llevaré a todo el que esté en la torre conmigo!

De un latigazo de su cola barriendo la mitad de la torre, dos humanos desaparecieron de su vista, aunque todos los Pokémon enemigos supieron evitarle. Su tonelaje aún era suficiente para aplastarlos a todos si quería, aunque eso supusiera su derrota final. Y eso hizo.

Has sido un enemigo formidable.

La voz de la pareja legendaria le dio a entender que no le serviría de mucho. En cuanto Giratina intentó dejarse caer en la plataforma, todos los Pokémon que habían evadido su último ataque le atacaron con todo lo que tenían y sintió todo su cuerpo arder y reducirse mucho más rápidamente. En vez de cubrir la torre, sólo cayó con estrépito delante de Zacian y Zamazenta en el tamaño que los humanos consideraban lo habitual.

Tenía que abandonar Galar.

*  *  *

—¡Agárrate fuerte!

—¡Lo dices como si hubiera otra opción!

Gloria y Roxy habían sido barridas de la vista de Giratina de un coletazo. Gloria había tenido el milagroso reflejo de tomar de la mano a Roxy antes de que salieran despedidas de la torre. Habían caído unos metros solamente cuando Gloria consiguió agarrarse a un bloque de piedra que sobresalía de la torre, pero aquello no iba a durar. Nadie les podía ver allí, en medio de ninguna parte.

Gloria sintió un pequeño temblor y luego vio una luz morada deshacerse encima de la torre.

—¡Giratina se ha ido! —le dijo Roxy, con cierta alegría.

La campeona no tenía tiempo de saborear su victoria. Sus manos estaban sudorosas. Bien Roxy o las dos acabarían precipitándose al vacío. Hizo un esfuerzo enorme para tomarla de la ropa por su muñeca y no de su mano para mantener algo de agarre.

Luego intentó levantarla a pulso.

—¡¿Qué haces?!

—Intento… llegar a mi cinto… ¡Corvi! —balbuceó.

Su brazo desistió casi al instante.

—¡No puedo!

Gloria sintió su cuerpo arder y miró a Roxy. Ella estaba a punto de llorar.

—No me puedo creer que vayamos a morir de la forma más estúpida y simple posible en todo este fregado —se lamentó.

El sol estaba saliendo en todo su esplendor por primera vez en semanas y ellas no podían disfrutarlo. De nuevo cruzaron miradas. Roxy parecía más decidida esta vez, y Gloria se temió lo que vino a continuación:

—Suéltame.

—No voy a hacer eso.

—Suéltame y saca a Corvi.

—¡No soy tan rápida!

Quiso hacer el intento de tomar la Pokéball de Corvi a pulso de nuevo, pero ni siquiera pudo doblar la muñeca bien para ello.

—Nadie sabe que estamos aquí. —Ambas miraron hacia arriba, mientras veían una luz multicolor en la cima de la torre. Quizás era el nuevo poder de los legendarios, en contacto con el sol de la mañana—. Y moriremos las dos si no lo intentamos.

—Eso ya lo veremos —la desafió Gloria, cabreada. Tomó aire y soltó su vozarrón con tanta potencia que le tembló toda la cabeza—: ¡¡AYUDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!

El eco se esparció por la silenciosa ciudad. Por desgracia, aquello había sido lo último que el cuerpo de Gloria había dado de sí. Miró por todas partes, esperando su salvación antes de que su mano resbalara definitivamente del saliente. No sabía cómo estaba aguantando tanto tiempo.

—Suéltame, ¡puedes hacerlo!

—¡No quiero, pedazo de atontada!

Gloria miró hacia arriba, esperando que su mano aguantara más. Y un punto negro se acercaba a ellas a alta velocidad. Un pájaro. Dio un giro rápido justo encima de ellas y, con su garra, tomó el agotado brazo de Gloria. La sensación de flotar en el vacío casi hizo que la campeona se desmayara del cansancio.

—¡El Corviknight de Paul! —recordó Roxy.

Qué más le daba quién fuera. Estaban a salvo. Sólo tenía que concentrarse en mantener el agarre con Roxy.

El pájaro dejó a la pareja delante del Centro Pokémon del centro de la ciudad. Roxy tuvo que sostener a Gloria para que no se cayera al suelo de bruces. Roxy la abrazó con todo su ser, cargó con ella esta vez, y la recostó contra el edificio.

—Lo has hecho…

—Pues claro que sí, compa. ¿Qué te creías? —Gloria acabó sentada en el suelo, pero quiso acercarse a Roxy y la tomó con delicadeza de las mejillas con sus manos heridas—. No podía soltarte de nuevo, ¿entiendes? Aunque fueran unos segundos, no podría volver a pasar por eso, por todo el horror… Marnie…

El más cariñoso de los besos se produjo. Ese nombre secreto pronunciado con ese cariño y esa desesperación por seguir vivas en el alba de un nuevo día. Roxy sintió que Gloria le volcaba todo su corazón en sus labios cortados por el frío de la noche. Luego, la campeona volvió a recostarse, feliz de haberle podido decir lo que sentía, y se abandonó al sueño.

Roxy se sentó a su lado y dejó que recostara su cabeza en ella mientras observaba el amanecer. Era su turno de cuidarla.

*  *  *

Todo el mundo encontró poco a poco a la pareja descansando en la pared del Centro Pokémon. Paul, el único que había oído el grito de socorro, fue el primero, y suspiró de alivio al verlas a salvo. Con todos sus Pokémon a salvo en sus Pokéball, se sintió mal teniendo que despertar a Gloria para que recuperara también a los suyos.

Las noticias de la derrota de Giratina y la desaparición de los gigantes fueron complementadas por la vuelta a la normalidad del suministro eléctrico y de los Pokémon que habían sido poseídos por la bestia. Cynthia, Lionel, Rose, Olivia, los demás líderes… todos fueron reuniéndose para ayudar a la recuperación de Galar, no sin antes tomarse un buen descanso.

Roxy llevó a su agotada novia al hotel de Ciudad Artejo y pasaron allí casi todo un día durmiendo.

Gloria fue la primera en despertar, antes del amanecer del día siguiente. Roxy dormía a su lado. Ambas tenían su ropa de calle puesta, toda sucia, aunque su novia había tenido tiempo de quitarse su chupa de cuero. Sólo con su vestido rosa, aquella belleza de persona tenía un aspecto dulce y angelical.

—Compa. Eh compa.

Roxy abrió los ojos.

—¿Qué pasa? —preguntó con pereza.

—En una horita saldrá el sol.

—No jodas, hemos dormido casi todo un día.

Morpeko, que dormía a los pies de su entrenadora, se revolvió. Roxy le hizo una señal de silencio a Gloria para que no alzaran mucho la voz.

—Te quiero —le susurró Gloria.

—Yo también te quiero —le devolvió Roxy con una rara y más que adorable sonrisa.

Otro beso selló esas palabras y se quedaron frente a frente, sólo gozando de la compañía y de la pereza matutina, esperando a que se hiciera de día definitivamente.

*  *  *

Tomadas de la mano todo el tiempo que les fue posible, Gloria y Roxy atendieron a todos sus amigos y conocidos que preguntaban por ellas. Gente que se iba, especialmente, mientras que montañas de gente que volvían a sus casas.

Cynthia fue la primera en despedirse. A su lado tenía a Dargo y Tizonio, que estaban perfectos, como siempre. A Roxy le irritó ese hecho, pero la campeona de Sinnoh aseguró que habían peleado con todo lo que tenían contra el ejército de Giratina.

—¿Qué ha sido de Helio? —preguntó luego Roxy.

—Sigue vivo. Ahora que todo está volviendo a la normalidad tendrá muchas atenciones. Pronto le trasladaremos a Sinnoh, pero, por el momento, yo tengo que irme. Dargo y Tizonio tendrán a alguien vigilándole.

Roxy asintió y las tres se despidieron con una sonrisa de calma.

Sonia apareció también al cabo de un rato, después de unos días desaparecida. Ella se había negado a dejar a Alistair solo, porque era el único que no podía participar en la batalla. Incluso Roy tenía Pokémon que no eran del tipo Dragón. Sonia apareció con él y con Cathy.

—Los gigantes ya no están. Estamos intentando encontrarles a todos, pero muchos han acabado vomitando las Estrellas Deseo que se tragaron, así que nos va a costar.

—¿Están todas vacías? —preguntó Gloria. Paul y Rose se acercaban a ellas también.

—Sí, todas. No sé exactamente qué pasó en la torre de Artejo, pero erradicó toda la magia de Giratina de un plumazo. Ni siquiera nuestras muñequeras Dynamax funcionan.

Gloria se miró su propia muñequera. El cristal solía brillar en su interior, pero ahora parecía sólo un mineral gris, una simple piedra.

—¿Y Zacian y Zamazenta?

—Nos estamos haciendo cargo de ellos —dijo Rose—. Siguen en lo alto de la torre, en un estado letárgico. Olivia dice que están gastando toda la energía corrupta de las estrellas. Luego, cuando se agote, despertarán.

—Para entonces necesitaremos una nueva fuente de energía —comentó Sonia—. Los legendarios están dando todo de sí para que nos recuperemos rápido, pero es temporal.

—Estamos en ello. Galar es una región rodeada de océano. Estamos haciendo planes para convertir la energía de las mareas en electricidad. Lo malo es que no tendremos ya ningún otro combate entre gigantes en los estadios. Es un desperdicio…

—Mejor así —repuso Roxy—. Prefiero la estrategia a solo volatilizar a medio equipo rival en tres turnos. O que me volatilicen el mío.

Rose se encogió de hombros y siguió con su trabajo.

Los líderes fueron volviendo también a sus pueblos y ciudades de residencia para ayudar a volver a los refugiados que por fin podían volver. Sonia ayudó Cathy a reconstruir los edificios de Pueblo Amura que los gigantes habían destruido, pero no habían sido muchos, por suerte. Aprovechó para encontrar algunas estrellas vacías para estudiarlas con su abuela, en Pueblo Par.

Roxy y Gloria ayudaron todo lo que pudieron también a reconstruir Galar antes de que Zacian y Zamazenta acabaran de gastar su mezcla de energía. Siempre miraban hacia la torre, observando esa peculiar luz que desprendían, y también al cuerpo de la misma torre, donde casi habían muerto. No fueron capaces de separarse ni que fueran unas horas por semanas.

Cuando Galar volvía a estar preparada para afrontar sus nuevos desafíos en una nueva paz, Roxy fue a ver la tumba de su abuelo en Artejo por primera vez en su vida. Gloria la acompañó.

—Él siempre lo supo, ¿sabes?

—¿Lo de Giratina?

—No. Supo que sería quien soy ahora. Nunca le creí. —Gloria le dio la mano y entrecruzó sus dedos con los de su novia—. Se hace raro saber que ahora todo el mundo nos conoce más allá de ser campeona y líder de gimnasio. Sigo sin acabar de digerir que salváramos Galar.

—Tu abuelo creía en ti. Y yo también, compa. Y deberías empezar a hacerlo tú también. Has viajado por dos mundos distintos ya, ¿qué te parece? Tres, si el limbo de Finsternis cuenta.

—Gracias, tía. Eres lo más —le dijo, reclinando su cabeza con la de Gloria.

—Pero la próxima vez que te vayas a poner en riesgo de muerte y de viajar a dimensiones paralelas, ¡por lo menos avísame con tiempo, así te doy un bofetón de buena suerte!

Roxy se rio de buena gana que, como siempre, le salió algo lúgubre.

—Lo haré, prometido. Te pediré que me acompañes.

—Eso sí que me gustaría.

Se sonrieron. Roxy dejó su ramo de flores con cuidado en la tumba de su abuelo y se fueron a buscar una nueva aventura en Galar.

 

FIN

Notas finales:

Pues al parecer... esto es todo. A no ser que se me ocurra algún extra especial, o alguien me haga saber que me he dejado algo, cosillas así, la historia se quedará así. Espero que os haya gustado mucho y nos veremos en otra ocasión <3


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