Narra Elain
-¡Apúrate!-animé a Lin para que bajara más a prisa del automóvil-¡Te mueves como un anciano!-volví a gritarle y después me reí.
Corrí unos cuantos pasos en el estacionamiento y observé con suma emoción la construcción que había frente a nosotros. Era increíble
-Oye, no me insultes-Lin empezó a dar pequeños pasos hacia donde yo me encontraba-Anoche llegué tarde a casa ¿Sí sabes que durante los fines de semana se saturan a más no poder los puestos de Kebab?-se quejó y continué riéndome
-Prometo que hoy te invito a comer-cerré mis ojos para aspirar con tranquilidad el aire limpio que había en ese lugar.
Después de que le di las buenas noticias sobre que mis papás habían aceptado pagar el resto de su estancia en la universidad, habíamos acordado visitar las instalaciones antes de que las vacaciones terminaran, pero no habíamos podido concretar esa salida porque Lin se consiguió un trabajo de medio tiempo que lo consumía demasiado. Él quería ahorrar un poco para hacerse cargo de algunos gastos del día a día cuando estuviéramos estudiando.
Trabajaba en un puesto de Kebab que abría de 6 a 12 de la noche. Él lo atendía junto a otro chico que era beta y que además a mí me caía muy bien. Era alguien amable y siempre que iba a visitarlos, él me daba un Kebab bien preparado; también le agregaba un extra en los ingredientes que a mí más me gustaban
-Acepto la invitación, pero que no sea Kebab-Lin puso sus ojos en blanco y mi ánimo decayó
-¿Pero por qué? A mí me encanta-y por eso es que animé a Lin para que trabajara en ese lugar. Porque así iba a ganar su propio dinero y porque a mí me encantaba el Kebab. Era lo mejor del mundo
-Entonces no voy-mi atención regresó a él y lo encontré con los brazos cruzados a la altura de su pecho. En lugar de que me preocupara por su rostro de enfado, lo encontré adorable.
Él era un omega muy guapo.
Su cabello rubio, corto y lacio que casi nunca peinaba se encontraba cubierto por un gorro de lana roja que le había regalado el año pasado. También su chaqueta negra junto a sus típicos pantalones de mezclilla le quedaban muy bien. Todo él era demasiado bonito para mí y para todos los que nos rodeaban
-Bien-cedí. Como siempre-Comeremos lo que tú quieras-di pasos fuertes hacia él para terminar de una vez por todas con el espacio que había entre los dos y le pasé un brazo por encima de los hombros. Su estatura era un poco menor a la mía.
Él me abrazó por la cintura
-¿No tienes frío? Por lo menos abróchate bien la gabardina-me regañó y me reí a carcajadas
-¿Ves que sí pareces un anciano?-le recriminé para después continuar con mi risa
-Ya cállate-masculló y me empujó a un lado. Nuestro abrazo se rompió-Mejor hay que apresurarnos en ver la escuela para que vayamos a comer, este frío se siente horrible-empezó a caminar hacia la entrada trasera que había en ese edificio de la universidad
-Podemos ir a ver primero el campo de tiro con arco-mencioné con alegría mientras sacaba uno de los folletos que no podía dejar de ver todos los días. Me emocionaba con tan solo imaginarme a mí y a Lin tomando clases en esos salones amplios y bonitos, después nos imaginaba caminando por los pasillos para dirigirnos a la cafetería que también se veía agradable y en lo que esperábamos nuestras siguientes clases, nos pasábamos el tiempo viendo alguna competencia de natación, golf o básquetbol… me moría de ganas por disfrutar de esa rutina.
La emoción hacía que me retorciera en medio de la oscuridad cuando estaba a punto de quedarme dormido. Las vacaciones se me estaban haciendo eternas
-El campo queda al otro lado de aquí-Lin me recriminó-Veremos las cosas en orden-refunfuñó
-Está bien-de nuevo cedí y nuestra aventura dentro de las instalaciones empezó.
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-Mira la biblioteca…-murmuré con asombro mientras pasaba mis dedos por los lomos de cada libro que se encontraba bien acomodado en su respectivo estante.
La biblioteca era increíble. El piso tenía alfombra azul y los estantes de madera le daban el toque de serenidad que había en ese lugar. Cada asiento tenía su respectivo escritorio y una lámpara al lado. También encontramos una zona que clasificamos como la favorita porque los asientos eran pufs de varios colores que invitaban a quedarse dormido ahí por horas
-Muy bonita y todo, pero ni tu ni yo leemos este tipo de libros-Lin tomó uno al azar para abrirlo por la mitad. Él lo decía porque lo único que ambos leíamos eran historietas. Nos encantaban
-Tal vez después tengamos que leerlos para entender algún tema difícil de la clase-tomé otro libro y froté la tapa con la yema de mis dedos mientras continuaba imaginándonos a ambos caminando por ese lugar
-Tenemos internet-mencionó después de que regresó a su lugar el libro-Vámonos a otro lugar-me apresuré en dejar en orden el libro que había tomado y ambos salimos.
Llegamos a un área en la que todavía nos encontramos a unos cuantos alumnos, aunque nosotros ya estábamos de vacaciones, la universidad era otro mundo. Ver estudiantes en esos momentos era la prueba de todo.
Habíamos conseguido la visita de la universidad porque mandamos un correo y nos respondieron que cualquier persona podía ingresar a la universidad porque también contaba con un pequeño parque que la comunidad en general disfrutaba. Para entrar al edificio se requería de un permiso impreso que nos habían facilitado también por correo electrónico. La cosa no era tan sencilla porque las visitas guiadas a los alumnos que todavía estaban en la escuela alta y que estaban buscando su futura universidad, habían terminado varios meses atrás (A Lin y a mí se nos había pasado esa semana que daban de oportunidad). Así que, para conseguir toda esa información sobre las visitas, primero debíamos enviar pruebas de que en verdad estábamos interesados en estudiar ahí; y con la hoja de nuestra inscripción que días atrás solicitamos fue más que suficiente.
El pago de los primeros 3 meses también ya había sido hecho. Así que era más que seguro que nosotros íbamos a ser próximos estudiantes de esa universidad
-Las áreas no están divididas para omegas, betas y alfas-Lin mencionó cuando pasamos cerca de un tablero con información de la escuela en la que se veían los festivales próximos o los cursos que ofertaban para esas vacaciones. El dedo índice de Lin señalaba un mapa de todo el campus.
La imagen no estaba dividida por secciones.
Nuestra escuela alta era únicamente para omegas; existían otras que eran mixtas, pero las áreas recreativas eran claramente divididas para uso exclusivo de omegas, betas o alfas
-¿Entonces podremos tener compañeros betas y alfas?-exclamé incrédulo.
En algunos folletos que leí hasta el cansancio, se daba hincapié en la “sana convivencia”; también hablaban mucho de la nula separación entre omegas, betas y alfas que implementaban en la universidad. La sociedad moderna estaba más cambiada a comparación de años atrás en donde el futuro de cada uno se sabía desde que se anunciaba si eras omega, beta o alfa.
-Creo que no por nada el lema de la universidad es “Seremos tan fuertes como unidos estemos, y tan débiles como divididos nos encontremos”-mencionó con obviedad
-¿Será peligroso?-murmuré. No quería pensar en ello porque el mundo ya era más seguro para los omegas, pero todavía se veían casos en las noticias en donde betas o alfas golpeaban o abusaban de los omegas.
Eran mínimos, pero todavía existían
-Ya pasamos por esa etapa en la que no podíamos controlar el celo y en donde los alfas son más sensibles a ello-dijo Lin-Son los privilegios de crecer ¿No crees?-hizo su broma y lo observé sonriendo
-Tienes razón-leímos otro poco más la información que había en ese lugar y después pasamos a otras áreas.
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Lin suspiró
-Todo es increíble ¿Verdad?-mencioné y de nuevo acomodaba mi brazo sobre sus hombros mientras continuábamos nuestro camino hacia la cafetería. Hace poco habíamos pasado a ver un laboratorio de ciencias y de verdad que todo nos pareció increíble
-Sí… no puedo creer que vamos a estudiar aquí-murmuró con la vista en el piso-A pesar de que tus papás van a ayudarme, tendré que hacer malabares para sobrevivir cada día-dijo y noté la angustia en su mirada
-Ya te había dicho que sobre el transporte no te preocupes, podremos ir y regresar juntos-volví a proponerle-De las comidas…-
-No, detente-dejó de caminar-Encontraré la forma de administrar el dinero que gano en el puesto-respondió con su barbilla en alto-No necesito tu caridad-
-Ya sabes que no es caridad…-ahí estaba otro comentario de aquellos-Lo hago porque eres mi mejor amigo-le aseguré
-Como sea-respondió sin voltear a verme y dejándome unos cuantos pasos atrás. Después de que se percató de que no caminaba a su lado, volteó a verme-¿Vamos a ver las canchas?-propuso y le sonreí
-Me muero de ganas por ver el campo de tiro con arco-mencioné dando saltitos y él puso sus ojos en blanco
-Ya, ya. De seguro vas a pasarte horas en ese lugar-me tomó de un brazo
-Por supuesto. Es mi deporte favorito-lo amaba.
-Lo sé-respondió y emprendimos el camino.
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Después de aquel día en el que visitamos las instalaciones de la universidad, el resto de las vacaciones que todavía nos quedaban, transcurrieron igual de interminables. Yo visitaba a Lin durante las mañanas para prepararle el desayuno porque sus días de trabajo eran de martes a domingo y él quedaba totalmente deshecho, pero me platicaba que todo el esfuerzo lo valía porque a veces le dejaban una que otra propina generosa. Su tía no estaba al tanto de él a esas horas porque se iba muy temprano a trabajar y regresaba antes de que Lin llegara a casa, ella trabajaba en una empresa de ensamblaje, sus jornadas también eran agotadoras.
El camión de comida en donde Lin trabajaba, se encontraba al lado de un parque, así que su jefe pidió un permiso temporal al ayuntamiento para colocar unas cuantas mesas y así sus comensales disfrutaran de un lugar agradable mientras cenaban algo delicioso, por esa razón a Lin le tocaba trabajar de mesero mientras también ayudaba en la pequeña cocina que tenían a su disposición.
Por supuesto que su paga aumentó un poco y las propinas le venían bien.
De vez en cuando iba a verlo (Aprovechaba para cenarme un Kebab y pedirme uno para llevar porque ese era mi almuerzo del día siguiente, aunque también debía comerme lo que me preparaban en casa). Algunas veces iba a recoger a Lin porque había ocasiones en las que su jefe no podía ir a dejar a sus dos trabajadores a sus casas. Y yo no tenía ningún problema en ir a dejarlos. Me divertía mucho.
Mientras Lin trabajaba, yo pasaba mi tiempo libre viendo televisión o leyendo alguna historieta, como era hijo único, no contaba con nadie más para gastar mi tiempo libre.
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Por fin el último día de vacaciones llegó y yo no podía con los nervios. Era imposible controlarme porque… ¡Al día siguiente iba a ser un universitario! Las vacaciones de verdad que me habían parecido eternas, pero la espera se había terminado
-No puedo dormir…-murmuré mientras me revolcaba de la emoción sobre mi cama
-No te muevas…-Lin murmuró a mi lado.
Una semana atrás ambos habíamos acordado que la noche antes de regresar a clases íbamos a quedarnos a dormir en mi casa para llegar juntos a la escuela. Era nuestro primer día así que no queríamos parecer –tanto- como unos novatos.
Continué mencionando lo que me ponía nervioso hasta que…
-¡Ya duérmete!-Lin explotó y yo soporté la risa-Hablo en serio-se enderezó-Yo también estoy nervioso, pero estoy cansado-lo observé en silencio-Déjame descansar-volvió a dejarse caer y de inmediato cerró los ojos
-Sí, perdón, lo siento-me cubrí con las cobijas hasta mis hombros y me acosté en posición fetal viendo hacia él
-No te preocupes, mañana va a ser un buen día-Lin murmuró y sus palabras, como siempre, consiguieron calmarme
-Descansa-dije y por fin cerré mis ojos.