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Mi sobre protector hermano mayor por koru-chan

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Capítulo cuatro:


…Y, así es como Jin arruinó las cosas


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―Kookie, préstame… tu Ipad―giré mi rostro mirándolo de mala forma mientras deslizaba por mis muslos mi nuevo pantalón.


―¿A ti no te enseñaron a tocar?―me subí el cierre y me abroché el botón mirándome en el espejo de cuerpo completo. El modelo se adhería perfectamente a mis piernas. La tela era elástica y cómoda. Sentía que aquel tono oscuro me había quedado perfecto. Tae tenía buen ojo para estas cosas.


―¿Por qué? ¿Acaso me puedo encontrar a mi hermanito puro y casto haciendo cosas inapropiadas?―lo volví a mirar y puse mis manos en mis caderas exasperado terminando por rodar mis ojos. Me acerqué a la cama y me senté buscando mis botines negros los cuales me los calcé ágilmente.


―Tú eres el único que hace “cosas inapropiadas”―éste se carcajeó―. Está en el escritorio―dije mientras me acercaba a mi armario oyendo como el moreno se sentaba en mi silla y manipulaba el aparato.


―Tú clave es: ¿Me gustan los penes?


―No. Es: Deja de tocarme los huevos porque te voy a moler a golpes.


―Qué malvado―lo observé harto mientras me colocaba una chaqueta de jean ancha de un tono grisáceo deslavado sobre una camiseta tejida de cuello alto en tono blanco crudo―. ¿Dónde vas vestido así?―se acercó a mi para que desbloqueara el aparato.


―Por ahí… ―dije misterioso al mismo tiempo que adjuntaba una serie de dígitos en la pantalla. Borré algunas ventanas abiertas mientras lo observaba con advertencia―. No entres a mis aplicaciones.


―No lo haré. Sólo quiero comprobar algo... Mi Ipad no anda bien.


―Con todo el porno que te descargas…


―¡Oye!―manipuló el aparato pensativo―… ¿Será qué le habrá entrado un virus?―dijo absorto. Me carcajeé tomando mi mochila―. Hablo en serio, ¿dónde vas?―ordené mi cabello. Este había crecido un poco y no me acostumbraba del todo a llevarlo así. Medité si sería bueno cortarlo o esperar que este llegase a mi mandíbula. Nunca lo había dejado crecer tanto realmente. Hice una mueca y adjunté unos aretes largos en mi oreja derecha mientras que en la izquierda dejé unas argollas redondas. Cuando estuve satisfecho de mi apariencia me dirigí a la salida de mi habitación.


―Voy a un antro gay―revelé.


―¡¿Qué?!


―¿Estás sordo?―lo miré frunciendo mis cejas.


―No. ¿Estás loco? Y… ¿vas vestido así?―miré mis prendas. No tenían nada de raro. Jin, como siempre, estaba sobre exagerando. ¿Qué habría pasado si hubiéramos tenido una hermana? ¡Qué suplicio!―. No vas a ninguna parte. Te quedas—rodé mis ojos y salí del cuarto―. ¿Nuestros padres saben de esto?―cuestionó tras mi espalda.


―Saben y no hacen un escándalo como tú―gruñí ingresando al cuarto de baño. Tomé mi cepillo de dientes y observé al sujeto con el cual compartía genética mientras vertía dentífrico a las cerdas y me llevaba el objeto a la boca cepillándome con violencia―. Acaso, ¿no tienes vida? ¿Algo que estudiar? No sé, ¿amigos? Déjame en paz―hablé dificultoso por la espuma en mi cavidad bucal. Escupí. Me enjuagué y miré al moreno plantado en el pasillo mirándome con sus ojos entre cerrados. Sequé mi cara con la toalla de manos viendo como entraba a su cuarto y se calzaba unas zapatillas blancas.


―Terminé de estudiar―contó―. Iba a ver una serie en mi Ipad, pero mejor te voy a acompañar. Estaré más tranquilo si te llevo en mi auto y cuido de ti.


―¡QUÉ! ―grité agudo mirándolo colérico.


―Eso es una muy buena idea―apareció mi padre en escena quien iba subiendo las escaleras cuando mi hermano verbalizó aquella descabellada idea―. Cuida a tu hermanito, Jin.


―¿Esto es en serio? Están todos involucrados en este complot hacia mi vida―refunfuñé mientras bajaba al primer piso. Mi hermano adelantó su paso sorteando mi cuerpo para llegar antes a la entrada donde, sobre la mesa del recibidor, tomó sus llaves y me esperó en la puerta con una sonrisa triunfadora.


―¿Cuándo esté tirando con un tipo tú también vas a estar ahí…?―dije en un resoplido asumiendo este nuevo estado sobre protector del mayor.


.


―Tenemos que pasar por V―dije con tono aburrido. Estaba a nada que volver y encerrarme en mi cuarto―hice una mueca de medio lado mirando los cristales mientras volvía a la apantalla de mi celular escribiéndole un texto escueto a mi amigo.


[Vante]


21:13


“Voy con chaperón. Llegamos en cinco minutos”


―¿Quién?


―Kim Taehyung, va en segundo de artes. Lo conoces―hizo una mueca de medio lado con su vista pendiente en el camino―. El chico que siempre lleva una cámara vieja consigo―mi hermano me miró de reojo sin entender―… El castaño que viste, según tú, como “anciano”. La primera vez que lo viste tenía el cabello azul ahora volvió a su color oscuro natural―abrió su boca captando quien era porque el mismo lo había tachado como el “chico de vestimenta anticuada” por vestir con prendas vintage cuando nos vio juntos en la universidad por primera vez.


Le indiqué hacia donde vivía y como llegar a su casa. Cuando estábamos próximo a arribar, lo llamé advirtiéndole que ya estábamos afuera y, en cosa de segundos, lo vimos aparecer junto a una sonrisa y su particular e inusual presencia. Me miró y luego paseó sus ojos a mi hermano sin escrúpulo. Le encantaba Jin y repetidas veces se encargaba de decírmelo a pesar que sabía de lo hetero normado que era y que de ahí nadie lo sacaba. Pero, a pesar de eso, para él era el “hombre más hermoso del mundo”. Siempre hablaba de los deseos que tenía de fotografiarlo; que sus rasgos eran esculpidos y más blablablás…


Al parecer, “el gen atractivo de los Jeon” había recaído sólo en el hijo mayor porque para mí no había quedado nada; tal vez, por eso, Park JiMin no me volteaba a ver.


Mi hermano ignoró su llegada porque estaba texteando algo en su teléfono y cuando se cerró la puerta lo saludó casual poniendo en marcha su vehículo―. Siento el cambio de planes―solté girando mi cuerpo hacia atrás.


―¿Por qué? ¿No vamos a ir a Euphoria? Le dije a Minne y Hope que estaríamos allá―dijo con tono preocupado.


―No. Claro que vamos, pero tenemos un infiltrado―miré molesto a nuestro chofer.


―No exageres. Yo no tengo problema con que SeokJin esté ahí. Quizá, vino porque… ¿quiere probar cosas nuevas?―dijo coqueto sonriendo con ligereza.


―Yo estoy muy bien donde estoy, Kim. No pierdas tu tiempo insinuándote―el castaño de ondas oscuras hizo un sonidito decepcionado―. Lo sé, soy tan guapo que les gusto a todos, pero así son las cosas. Cada cual a lo suyo.


―Cero modestia ―canturreé.


―Sólo vengo a cuidar a mi hermanito. Tal vez cuando vea como es el ambiente, quizá, y sólo quizás, podría tranquilizar mi inquietud. Este mundo es nuevo para mí y antes de Kookie, no he conocido a ningún gay y, para mí, todos son bastante… promiscuos.


―¿Sabes? Los heteros son peor―dije entre dientes. Estaba bastante harto de su perorata, ¿Acaso no me podía dejar disfrutar de mi maldita sexualidad?


―Posiblemente… ―murmuró estacionándose justo al frente del local y la conversación se cortó.


Salimos del auto viendo como, desde el estacionamiento, se distinguía perfectamente que había una fila moderada. Nos acercamos. Habían bastantes personas con vestimentas “particularmente curiosas” ahí. Miré a mi hermano, éste observaba la periferia sin acotar palabra sobre el entorno; y era mejor así. Sentía que se estaba esforzando porque siempre era el primero en lanzar comentarios inapropiados en diversas situaciones incorrectas.


De repente vi como se acercó más a mí pasando, aprensivamente, sus manos sobre mis hombros apegándome contra su pecho. Indignado me intenté separar de él, pero sólo lo logré ligeramente. Bufé mirándolo molesto y éste volvió a apretujarme contra su torso. Luego, capté como dos chicos me miraban de reojo al mismo tiempo que se acercaban a Tae. Éste abrazó al par amistosamente y luego estos se centraron en mí. Cohibido moví mi mano en forma de saludo a los recién llegados. Estaba incómodo por tener a un animal apretujándome los omóplatos.


―Por cierto, él es Jin: Mi hermano―dije avergonzado por lo posesivo de aquel idiota. Los bailarines lo observaron sorprendidos.


―Pensé que era tu pareja―dijo HoSeok al castaño detrás de mí. Me separé del sujeto dándole un codazo y me crucé de brazos mirando de reojo a JiMin. Éste me miraba con una sonrisita divertida colada entre sus rosados labios. Sentía que me derretía y, torpe, no supe que hacer. Al final sólo atiné a apartar la mirada y ordenar mi cabello tras mi oreja diestra. De repente sentí una oleada de calor atiborrarme la cara. Agradecía que fuera de noche, mas sentía que aún así se notaba mi rubor súbito. Lo peor de todo y, lo que me tenía abochornado, era qué, al parecer, Jin había provocado que llamase la atención de JiMin. Fruncí mis labios mirando de reojo al tonto con el cual compartía genética.


―Creo que ese comentario estaba de más―reprendió el mayor al acompañante de JiMin. Y Jin, tras frotarse la zona que había atacado, extendió su palma a los recién llegados.


―¿Amigos de mi hermanito?―ambos asintieron riéndose por lo estúpido que sonaba el futuro médico de la familia―. Pensé que eran depredadores de vírgenes―le di un segundo codazo al idiota mientras mi cara se volvía, nuevamente, roja de sopetón. Metí mis manos en los bolsillos ignorando lo que había dicho mientras oía la típica presentación del trio. El par restante le contó que eran compañeros de carrera y que estudiaban danza. Y Jin les dijo que estaba en la facultad de medicina al otro lado del área de diseño y artes. Disimuladamente observé a Park. Los cuatro, al parecer, no tuvieron ningún problema en iniciar plática.


―Hoy toca Min YoonGi. El ambiente va a estar de infarto―oí a JiMin hablar animado mientras agitaba sus puños en el aire. ¿Se refería al DJ?


―¿Suga? ―se giró Tae―quien iba al frente del grupo―con las manos en sus bolsillos mientras caminaba hacia atrás observándonos con una sonrisa.


―Creo que ahora es Agust D―aclaró el bailarín Seok. JiMin asintió emocionado.


―Ojalá esta vez me acepte una copa o quiera bailar conmigo―tragué duro admirando el perfil del pelirosa pastel. Sus aretes se mecían con el movimiento alegre de su cabeza y sus comisuras se curvaban al igual que sus ojos al sonreír. No entendía porqué él aún era soltero... Park JiMin podría tener a cualquiera a sus pies; con una sonrisa bastaba. Mi mirada se entristeció. Al parecer, el tal YoonGi era un suertudo si Park tenía sus ojos sobre él. Y éste sería un tonto si no caía en sus brazos. El del cabello entintado se giró como si mi mirada sobre su dorso le molestase. Captó mis ojos y sin detenerme a analizar su mueca facial miré hacia el frente haciendo como si corroboraba cuanto nos quedaba por ingresar a Euphoria. Cuando oí que volvía a hablar con Tae y Seok, suspiré frotando mi nuca.


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