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Ultimátum omega por luna de hielo

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Las cosas habían estado complicadas para Yuuri las últimas semanas, la carga de trabajo había aumentado cuando al menos dos de sus compañeros alfas pidieron permiso de ausencia por su celo y todos tuvieron que cubrir su ausencia. El colmo de todo ello era que los primeros síntomas de embarazo comenzaron a hacer mella en el omega, las náuseas y mareos complicaban su actitud en la muestra de inmuebles y sus compañeros habían comenzado a actuar protectores alrededor suyo.

Lo más preocupante era que, aunque había tratado de comunicarse con Víctor, el alfa parecía estar evitándolo a tal grado que dejo de contestar hasta los mensajes que el japonés enviaba preguntando si todo estaba bien.

No había podido hablar con Víctor sobre él bebe en camino por que el alfa había cancelado todas sus citas la primera semana después de que lo confirmara y las otras dos simplemente no contestaba por ninguno de los medios en los que trato de contactarlo. Yuuri trataba de no hacerse malas ideas, pero el silencio de su parte solo alimentaba la desconfianza y el nerviosismo que terminarían por causarle un cuadro depresivo si no lo solucionaba próximamente.

Aquella mañana las náuseas fueron particularmente agresivas, sabía que los malestares se estaban intensificando conforme el aroma de Víctor desaparecía de su departamento, tres semanas sin él y las consecuencias de ser un omega sin lazo empezaban a hacer mella en su salud. La actitud del alfa desconcertaba a Yuuri, las cosas entre ellos no iban mal antes de aquel chequeo, no habían peleado en un buen tiempo y el alfa se había despedido con un beso y una enorme sonrisa tan solo una noche antes de que todo comenzara a venirse abajo.  Algo estaba mal y ya no podía seguir con la incertidumbre que esta situación le generaba.

Por eso le pidió a su jefe el día libre, inevitablemente todos en la oficina se habían enterado ya de su embarazo, pero ninguno se había atrevido a preguntar por el padre… gracias a Dios. Estaba camino a al edificio donde el peli plateado trabajaba, lo había visitado en algunas ocasiones  con la excusa de informar sobre inmuebles que resultarían una buena inversión. Como era de esperarse el alfa no quería que nadie de su oficina se enterara que Yuuri era su omega, mejor dicho, su amante y a él tampoco le apetecía lidiar con miradas y comentarios mal intencionados así que lo dejo pasar.

Cuando llego a recepción le sorprendió no encontrar a la misma chica de las ocasiones anteriores así que no pudo pasar directamente a verlo y tuvo que esperar a ser anunciado, para sorpresa suya le negaron el ingreso argumentando que el Sr. Nikiforov estaba muy ocupado y no iba poder atenderlo. Se sintió como una puñalada confirmar que Víctor lo estaba evitando, pero no llegó hasta ahí para ser simplemente despachado así que le dijo a la recepcionista que una de las inversiones del peli plateado estaba en riesgo y que era imperativo que hablara con él para tratar de evitar un daño mayor, la pobre chica le creyó y permitió a Yuuri el acceso.  

La secretaria de Víctor alzo una fina ceja ante su presencia, pero Yuuri se limitó a repetir el mismo argumento y espero que el alfa regresara a su oficina. Cerca de hora y media después aquel por él que estaba esperando ingreso por el elevador, cuando el alfa capto su aroma la sorpresa se reflejó en su rostro para ser rápidamente desplazada con una mueca de disgusto, el corazón de Yuuri se encogió al ser testigo de la molestia en su rostro.

Con un gruñido y un movimiento de cabeza le indico que lo siguiera, espero que el omega entrara por completo a la oficina para cerrar la puerta con un poco más de fuerza de la requerida y poner el seguro para no ser interrumpidos y asegurarse que nadie escuchara lo que ahí se diría.

-          Les dije que no podía recibirte- gruño, pasándose una mano por el rostro mientras le daba la espalda.

-          Tengo que hablar contigo, hay algo que debes saber y no puedo seguir esperando a que te dignes en atender mis llamadas- reprocho con un puchero tratando de atraer la vista hacía él.

-          Cualquier cosa que tenga que decir podía esperar, ahora no es un buen momento.

-          Esto no puede esperar- exclamo furioso- por Dios, llevas semanas evitándome, no respondes mis mensajes, bloqueaste mis llamadas y parece que ahora tengo hasta prohibido el paso a tu oficina ¿qué demonios está pasando? ¿Por qué de repente parece que quieres alejarme de tu vida?

-          Baja la voz ¡maldita sea!, simplemente este no es un buen momento para calmar tus dudas de omega inseguro, mi familia está pasando por algo grande y no necesito más presión viniendo de ti.

-          Tu familia… ¿y yo que soy Víctor? ¿Cuándo te vas a divorcian de tu esposa? Llevo años esperando a que decidas que es un buen momento para dejarla ¿Por qué dudas tanto? ¿qué diablos es lo que te detiene esta vez? Dijiste que esperabas que tus hijos fueran un poco más grandes, que no quería dejarla con la responsabilidad de un bebe a cuesta, pero Ania ya va a cumplir tres – las pregunta salían sin poder detenerlas y cuando el silencio invadió la habitación como una pesada carga supo que talvez su exabrupto había molestado más al alfa- perdón por exaltarme, en que todo esto del embarazo está causándome todo un desequi…

-          ¿embarazo? - pregunto Víctor mortalmente serio- ¿Cómo te enteraste de embarazo de Jelena?

-          ¿Qué?- el color se fue de su rostro, las ganas de llorar que había tratado de retener desde que vio la molestia del alfa para con el parecían que habían ganado fuerza ante las últimas palabras del ruso, apretó las manos cuando su cuerpo empezó a temblar y los ojos estaban ahora anegados de lagrimas

-          El embarazo es de alto riesgo por lo que no lo hemos hecho público ¿Cómo te enteraste, acaso nos has estado siguiendo?-  la punzada que había estado molestándolo desde la repentina lejanía del alfa ahora se había convertido en un dolor sordo en el pecho, la presión se le estaba subiendo porque solo escuchaba a lo lejos a Víctor y su aroma se estaba tornando amargo.

-          Dijiste… dijiste que ya no intimabas con ella- murmuro con la voz quebrada- prometiste que sólo estarías conmigo.

-          Es mi esposa Yuuri, debo cumplir mi deber con mi familia- la frialdad con la que Víctor estaba hablándole y la forma en la que lo evito desde el inicio eran una señal de lo que estaba por venir y no estaba seguro de querer escucharlo- deberíamos separarnos un tiempo, cuando las cosas se calmen un poco y Jelena tenga al bebe  te buscaré de nuevo…- podía escuchar y ver lo labios del alfa moverse pero cualquier sonido dejo de tener sentido para los instintos del omega, su alfa le había mentido, había jugado con él de una manera en la que nunca se lo había esperado y ahora lo estaba rechazando, haciéndolo a un lado mientras era conveniente y pretendiendo que él lo esperaría hasta que decidiera volver. Para Víctor sólo era otro omega más, un amante complaciente y dependiente, él no lo amaba. Yuuri sólo era un juego.

Yuuri estaba roto.  O mejor dicho su omega estaba roto, pero él no era solo un omega.

 

No había escapado de Japón y el destino que todos esperaban que cumpliera solo para dejarse mangonear por un alfa, aunque este fuera su destinado. No había luchado y trabajado cada día de su vida para llegar hasta donde estaba, uno de los mejores vendedores de la firma inmobiliaria más grande de Rusia para terminar convirtiéndose en un omega que esperaba abnegado las migajas de amor de un alfa mal agradecido.

Yuuri Katsuki era un omega, el omega destinado de Víctor Nikiforov para ser más precisos, pero Yuuri era más que solo un omega, toda su vida se había negado a que esa simple condición de su subgénero dominara el resto de su vida.

Yuuri no el omega al que Víctor podría despreciar a su conveniencia, él no lo había buscado, fue el alfa quien se metió en su vida a la fuerza cuando él estuvo dispuesto a hacerse a un lado, así que, si el alfa quería que las cosas fueran por las malas, estaba a punto de descubrir de lo que Yuuri era capaz.

Respiro con calma tratando de serenarse. La herida que el alfa había infringido en su parte omega seguía punzando de forma dolorosa, más para llegar a donde estaba había tenido que suprimir muchas veces las emociones de su subgénero, al final recuperar la calma no le llevó tanto tiempo como el orgulloso alfa hubiese esperado. Víctor seguía ahí, recargado sobre el escritorio, acomodándose el saco del traje mientras miraba su reloj de pulsera como si se le hiciera tarde casi indiferente al dolor que su decisión había causado en él y fue justamente de esa mirada que aparentaba ser fría de donde el pelinegro sostuvo todo el orgullo y valor de saber lo que valía no solo como omega sino como humano.

-          Lamento llevarte la contraria querido alfa, más esta vez no me sentaré a esperar que las ganas de follarme te lleven de regreso a mi departamento- al comienzo su voz sonaba todavía entrecortada, más cuando los ojos de Víctor se posaron en los suyos la confianza permeaba rápidamente en cada parte de su ser, el alfa podía no amarlo pero su naturaleza le necesitaba tanto como Yuuri a él- no voy a jugar al amante fiel que solo ves los viernes por la noche mientras el resto dela semana juegas tu papel padre ejemplar. Yo no te busque Víctor, no te necesitaba en ese entonces y ciertamente no lo hago ahora (mentira). Yo te amo, por eso te quiero a mi lado y si no estás dispuesto a entregarte a mi completamente entonces no me interesan tus atenciones de medio tiempo.

Los ojos azules como el cielo lo siguieron en su camino a la puerta, su pupila dilatada, la boca permanecía ligeramente abierta y su aroma aumento intentando dominar al omega, todo ello fue una clara señal de la sorpresa que sus palabras le habían causado, quedaba claro que Víctor había esperado el mar de llanto que había sido Yuuri al inicio de su confesión y se había preparado para parecer frio, distante a sus sentimientos. Nunca se planteó el que Yuuri pudiera desafiarlo, menos estaba preparado para la frase con la que el más bajo terminaría su advertencia.

-          Decídete  Víctor, sabes bien que jamás te daría a escoger entre tus hijos y yo, pero tu esposa es un punto aparte. No mentiré diciendo que no duele enterarse de que estos dos años has estado viéndome la cara de estúpido, que mientras yo te era completamente fiel y rechazaba los avances de algunos pretendientes tú te follabas a la esposa de jurabas ibas a abandonar. Hasta aquí llego tu juego, estoy dispuesto a perdonarte, pero tienes que decidir si te quedas con tu mujer beta y no vuelves a vernos en tu vida, o te quedas a nuestro lado. Tienes un mes para decidir. Por cierto, estoy en cinta.

Yuuri no se quedó más tiempo, salió de la oficina con la cara en alto y no volteo ni para ver como el color abandonaban las facciones del alfa.

 

 

 

Yuri salió de la habitación pasada las cinco de la tarde, si fuera por él no se habría despegado del Katsudon nunca pero el médico le había indicado la necesidad de que Yuuri se alimentara apenas recuperara la conciencia, ahora que la calma había invadido el lugar era claro hasta para él con su mal sentido del olfato que el departamento entero apestaba a hormonas alfa, no le sorprendería que los desgraciados se hubiesen atrevido a orinar los muebles con tal de dejar su marca de territorio como los viles animales que eran.  No podrían vivir ahí, aunque al edificio en el que su madre había comprado su departamento contaba con un buen sistema de seguridad, su hogar había sido manchado con el permiso del propio alfa peli plateado, puede que no explícitamente más fue él quien les abrió las puertas para que los otros lo invadieran, el katsudon nunca más se sentiría seguro estando dentro de esas paredes.

-¿Sigues aquí?- pregunto con hosquedad al percatarse del alfa sentado frente a la chimenea, rodeado de la frazada que habían traído de la casa de su abuelo y que claramente tenía el aroma de Yuuri impregnado en ella- ¿empezaras a revisar sus cosas, no lo has hecho lo suficiente?

- Huele a él, es lo único en este maldito departamento que aun huele a mi destinado- susurro sin apartar la mirada de las llamaradas simuladas de la chimenea electrónica- ¿Cómo está?

-¿Acaso te importa?- bufo e ignorando al mayor se encerró en la cocina, no era el mejor chef de la ciudad pero al vivir solo con su abuelo había tenido que aprender algunas cuantas recetas para no morir de hambre. Estaba cansado, aquella última semana no había sido fácil para ellos. Entre los achaques del viejo y los malestares del embarazo de Yuuri no había dormido más de cuatro horas diarias, aunque sabía que no era el que la estaba pasando peor si repercutía emocionalmente, ahora tendría que empezar a empacar las pertenencias más importantes del omega, las que pudiesen salvarse al menos.

 

 

 

 

Víctor espero a que el chico desapareciera tras la puerta de la cocina para levantarse e ir tras Yuuri, no había dejado la frazada que encontró en la pequeña maleta por miedo a que se impregnara de la pestilencia que invadía cada rincón del que había sido literalmente su nido de amor, había tratado de que el aroma desapareciera potenciando el aire acondicionado al máximo más no dio resultado, no quería ni imaginarse lo que había hecho para que el olor fuera tan potente y duradero porque de tan solo pensarlo… tampoco se atrevió a reclamar el espacio con sus feromonas inseguro de que estas pudieran afectar negativamente la recuperación del omega.

Cuando entro a la habitación sus fosas nasales fueron invadidas por una esencia parecida al helado de chicle, era potente pero no picaba su nariz como lo haría el olor de otros alfas.  Un dulzor más suave proveniente de la cama lo atrajo, era tan dependiente de ese olor como solo Yuuri podría serlo del suyo mismo. Lo extrañaba, el aroma de las flores de cerezo ahora se mezclaba con un ligero sabor a leche claro síntoma de que el omega estaba gestando ¡Dios! Yuuri estaba gestando, en su interior se encontraba el producto de su unión, la muestra más grande del amor que había entre ambos y él no se había dado cuenta.  No lo había hecho porque estaba demasiado ocupado revolcándose en la culpa tras su celo y después tratando de evitarlo las últimas semanas, lo había descuidado cuando más lo necesitaba. Las consecuencias de su ausencia estaban frente a él, Yuuri estaba ojeroso, su siempre blanquecina piel tan suave y perfecta estaba ahora reseca, pálida y podía apostar que el omega había perdido unos cuantos kilos porque sus pómulos resaltaban en su hermoso rostro.

Su distanciamiento los había afectado a ambos, Vítor también había perdido el apetito y las noches de insomnio dominaban en su rutina, pero era claro que su omega era quien estaba llevando la peor parte.

Lentamente se sentó en la mullida cama cuidando de no hacer ningún movimiento brusco que pudiera despertarle, acarició suavemente la mejilla regordeta recorriendo con el pulgar el labio inferior, moría por besarlo, quitar con sus besos la resequedad que cuarteaba la piel hasta dejarlos rojos y húmedos como cada noche lo hacía antes de salir rumbo a la casa de su esposa.

Lo deseaba tanto que se perdió en sus pensamientos con la vista fija en ellos y cuando estos se movieron con un suave susurro no pudo contener el jadea lleno de sorpresa que lo invadió.

-          Si vas a besarme solo hazlo- pronuncio en un ronco gemido- si no haste a un lado y déjame beber un poco de agua.

-          ¡Yuuri, oh dios, Yuuri estas aquí! - murmuro besando suavemente los labios, la mejilla y la frente del menor, el alivio recorrió su cuerpo entero como si por fin callera en cuenta de que el pelinegro había regresado realmente - has despertado, tenía miedo. Tanto miedo de no volver a verte nunca más mi hermoso Yuuri. ¡Te amo, te amo tanto! No podría vivir si algo malo te hubiese sucedido, está ha sido una semana del terror. Por favor, prométeme que nunca más desaparecerás de esta forma, no creo que pueda soportarlo nuevamente- la angustia se reflejaba en su rostro y las lágrimas habían salido casi desde el inicio, ciertamente era una imagen que nunca espero presenciar por parte de Víctor porque raramente los alfas se mostraban tan vulnerables y el que al ruso no le importara que su omega viera su desesperación le daba esperanza a Yuuri de que las cosas aun no estaban tan perdidas. Aún había algo que se podía recuperar más no iba a ser tan sencillo.

-          ¿Qué haces aquí Víctor? ¿no deberías de estar ya con tu familia? ¿acaso no es la regla que debes estar en casa antes de las nueve? - pregunto con resentimiento, trato le levantarse y alcanzar la botella de agua que guardaba cerca de su mesita de noche, fue en ese instante en que cayó en la cuenta de que no se encontraba en su habitación y que el aroma que reinaba pertenecía al pequeño Yuri y no al suyo mismo o al de Víctor.

-          He estado aquí desde hace cinco días Yuuri, no he regresado con mis hijos en todo ese tiempo- contesto el peli plateado agachando la cabeza tomando tentativamente la mano que se había estirado en busca de la botella- no podía regresar a casa sin saber en dónde estabas o si te encontrabas bien.

-          Ahora resulta que te importo- sonrió con ironía- cuando traes a ese hombre a mi casa aun sabiendo cuanto me odia, le has permitido que profanara mi hogar que se metiera con algo tan sagrado como nuestro nido- el dolor en la voz era innegable, poco a poco los nervios de Yuuri se alteraba con forme recordaba lo sucedido desde la última vez que vio al ruso- le dejaste solo en mi departamento mientras tu que hacías ¿jugabas al esposo perfecto? ¿dejaste que Jelena te consolara en su lecho o tramabas con ella y su tío la forma de quitarme a mi cachorro?

-          ¡NO! No, Yuuri. Jamás, escúchame bien, jamás haría algo tan bajo y cruel como separarte de nuestro cachorrito- exclamó besando con insistencia su mano, podía notar la humedad que caía como gotas de lluvia sobre su palma, pero el dolor de su corazón era tanto que no podía pensar en ese instante en el de su destinado, aun así no hizo amago de alejar su mano de entre las de Víctor- si llame a Yakov fue porque estaba desesperado. Tenía cuatro días buscándote por todos lados y no podía dar con un solo rastro tuyo, te busqué en todos los lugares en los que hemos ido e incluso fui a tu oficina, pero nadie me quiso dar noticias tuyas. Así que no sabía que más hacer y no sabes cómo me arrepiento no solo de solicitar la ayuda de Yakov sino también de contarle sobre nuestro bebe con la esperanza de que moviera sus contactos más rápido. Tienes razón, se aprovechó de mi desesperación y ha hecho con nuestro hogar lo que quiso mientras yo seguía buscándote en las calles, ni yo puedo soportar la podredumbre que ha dejado a su paso pero nunca, nunca permitiría que te quitaran a nuestro hijo.

 

-          Hablas como si… como si tu decisión ya estuviese tomada- no pudo evitar que la voz se le cortara, tenía tanto miedo de ver en esos ojos azules la confirmación de sus sospechas pero había cosas que eran mejor afrontarlas de una sola vez - hablas como si fuera un hecho que mi hijo solo crecerá a mi lado ¿dime Vitya, acaso has tomado ya tu decisión? ¿te quedaras con ella no es cierto?- sollozo, él siempre había sido un omega valiente pero en este momento sentía que su cuerpo se rompía de la misma forma en la que su corazón estaba destrozándose y con el último hilillo de voz en su garganta susurro aquello que siempre había temido- Tú vas a dejarnos.

 

-          Lo siento amor- respondió el alfa von la voz rota- lo siento tanto, solo te pido que me dejes ver a mi cachorro, que me dejes estar contigo y poyarte durante los meses de gestación. Ni Yakov ni yo haremos nada para quitarte a bebe pero no puedo dejarla, no ahora. Jelena me necesita más que nunca y yo… yo puedo abandonarla.

 

-          ¿ Y nosotros no te necesitamos, Nikiforov? Me parece que no entendiste bien, o te quedas o te vas. No hay más medios puntos, es todo o nada Víctor. O es ella o somos nosotros-

 

-          No… no puedo, lo siento.

 

-          Vete- dijo arrancando la mano que seguía sosteniendo el alfa- VETE, VETE DE UNA MALDITA VEZ, VETE VETE VETE

 

Los gritos del omega se confundieron rápidamente con sollozos, con el corazón roto Víctor salió de la habitación para encontrarse de frente al adolescente que lo miraba con tanto odio que Víctor estaba seguro lo mataría en ese mismo instante de no estar Yuuri llorando en el mismo espacio.

Aquella noche Víctor había tomado su decisión.

Esa misma noche un omega lloraba su corazón roto.

 


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