Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor Milenario por Heartshaoi

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

YAAAAAAAS!

Dos capitulos cortos para hacer una intoduccion al contexto de Ging y Gon...

 

Espero sea de su agrado uf si.

 

Me disculpo si tiene errores, no cuento con mucho tiempo ahora.

 

Trabajo en la cuarentena u.u

Por ahora no hay nada de romance pero la historia deberia ir lento para que llegue lo deseable.

"c esconde"

¡A leer!

 

 

Capítulo 2: Renacimiento

 

Ging había llegado ya a donde pertenecía, no se tomaría la molestia de regresar a su antiguo hogar, Isla Ballena le parecía muy aburrido en comparación con otros tantos lugares que podría visitar, en aquel entonces era el único que sobrevivió al viaje del continente oscuro.

Como Cazador y arqueólogo se había propuesto avanzar con un nuevo proyecto, usando su propia fortuna comenzó a contratar personal para que su labor sea menos pesada, deseaba dar un poco de sus conocimientos para el futuro, su trabajo se había vuelto punto de partida para las siguientes generaciones que desearan investigar más sobre las tierras encontradas.

Habían pasado meses desde que había llegado desde el otro lado del mar, los amigos cercanos que tenía habían muerto ya, así que estaba dispuesto a seguir con su proyecto acompañado de una practicante. Una investigadora igual de joven que él, no poseía nen, pero era muy inteligente y era lo que le importaba. Era bastante ruda, testaruda y solía sacar de las casillas a Ging en cada oportunidad.

Aún con ese temperamento había conmovido el corazón joven del cazador, después de meses, de haber convivido en internamiento, después de descubrir juntos nuevos lugares, viajando, aquella mujer era el motivo por el cual Ging se pusiera nervioso en cada amanecer. Enamorado perdidamente había vivido de la manera más ferviente su amor juvenil, terminaron juntos su trabajo, entregaron al mundo un maravilloso regalo del cual todos estarían orgullosos y se mudaron a una pequeña cabaña a convivir, tenían una buena razón para no separarse, aquella mujer estaba embarazada de él.

Solo que…

No podrían saberlo, su felicidad no podría verse opacada por una verdad que desconocían. A lo lejos, a miles de kilómetros podían ser observados, aquel demonio que una vez había conocido la magia de Ging estaba maldiciendo cada momento, podía usar su técnica de nen para espiar a Ging y descubrir que en el paso de los meses este se había enamorado, era su sufrimiento. Pero no iba a quedarse de brazos cruzados, se juró que no dejaría a Ging para otra vida, ya que no sabría donde este renacería, sin embargo, él sí.

Así que, viendo al nuevo ser en gestación no lo dudó mucho y decidió. La noche de luna llena donde sus poderes aumentaban estaba marcado. Quizá aquel amor que tenia no era suficiente para apresar a un humano, pero había sido suficiente para que él quedara preso en la eternidad. ¿Qué tanto estaba dispuesto a perder por aquel humano? Después de vivir miles de años en soledad, solo podía desear una vida a su lado. Pero ya era imposible cuando este se había marchado de su lado, solo le quedaba una opción.

Renacer.

Y con esta idea en mente había encontrado el momento perfecto, su sacrificio seria por amor, un pequeño ritual, un juramento inquebrantable, su cuerpo, su poder, su vida a cambio de renacer en aquel niño que venia en camino… Solo necesitaba ejecutarse y derramar su sangre en aquellos símbolos en el suelo, dibujados con escrituras inimaginables, un contrato de nen que durase por la eternidad, un intercambio que solo un demonio como él podría hacer.

Estaba dispuesto a perderlo todo, sus memorias serian borradas, su identidad, su poder quizá ni siquiera se asomaría por el nuevo ser, estaba dispuesto a perder su inmortalidad por quedarse al lado de aquel hombre, solo había una condición en aquel contrato. Que su amor por él nunca lo olvidase, que no importara cuantas veces muera, o en que cuerpo exista, que aquello que morase en su corazón jamás sea desterrado del mundo era su único deseo.

Así que cuando había corroborado el mes séptimo de vida de aquel bebé, había comenzado su entrega, habiéndose cortado las venas, dejando caer en el suelo cada gota de su sangre, había cortado su cabello inmenso para que se ofrendara y cubriera su ritual, para que nadie se acercase a borrarlo aún después de su muerte, su auto regeneración no le ayudaba a morir, así que tuvo que clavarse el cuerpo con sus manos, sus órganos debían ser destruidos solo por el mismo, sin utensilios, sus propios dedos filudos habían arrancado su piel y expuesto cada entraña, el dolor era insoportable, quizá nunca antes había experimentado aquello, pero ya estaba sintiéndose fallecer… Solo tenía en mente que pronto estaría en brazos de su amado, la probabilidad de que no recordase nada de esa vida era muy alta, quizá su alma se fusione con la de aquel niño, no lo sabía, nunca antes había hecho algo parecido…

Unos minutos más y había caído en su gran mar de sangre, su piel se desprendía, y solo podía pensar en Ging, un ritual oscuro, donde el mismo se encarcelaba a la mortalidad humana, era una locura a su raciocinio, pero una sonrisa en su rostro se dibujó al perder la conciencia. Esa era la única vía para jamás separarse de Ging, siendo su propio hijo no podrían desvincularse nunca y eso era todo lo que deseaba ¡Su amor traspasaría la muerte!  Y renacería por fin, amando a aquel hombre desde la aparición de la conciencia.

“Nos vemos pronto Ging”

 

 

El día del nacimiento había llegado, Ging estaba deseoso de conocer a su hijo, había pasado meses trabajando en la creación de un juego de nen solo para que él un día llegase y lo resolviese. No sabia muy bien como desempañarse con la paternidad, pero estaba seguro de que al lado de la mujer que amaba todo estaría bien.

Las horas pasaron, el parto se había extendido demasiado, Ging comenzó a desesperarse, la partera no lo dejaba entrar explicando que la situación se había complicado, confiaba plenamente en que la ayudarían, que nada le pasaría, hasta que por fin escuchó el yanto de su hijo.

-          ¡Gon! – había gritado en medio de la sala, el parto era en su propia cabaña, estaba feliz, por fin podía conocer a aquel bebé que había esperado con tanto anhelo. Pero un terrible escalofrío recorrido todo su cuerpo al mismo momento.

La partera salió de los aposentos de la mujer, llamando a Ging que a las expectativas no podía dejar de tamborear sus dedos contra la pared.

-          Ging, tenemos malas noticias…

¿Malas noticias? Veía a su hijo llorar, vivo, sano, completo, en brazos de la señora mayor ¿Qué era tan malo que hacía llorar a la otra enfermera? Su señora, no la escuchaba, había entrado casi tropezándose con sus pies, deseando que sus suposiciones no fuesen verdad, la mujer que más feliz lo había hecho estaba muerta, desangrándose, había dado la vida por su hijo, y sin soportarlo murió por su decendencia, su cuerpo frágil no fue suficiente para traer a la vida a aquel maravilloso bebé.

Ging lloró mucho aquella noche, había sido difícil conseguir una nodriza en aquel pueblo para que alimentara a su bebé, no había sido sencillo hacer dormir a aquel ángel en sus brazos, estaba con dos sucesos importantes encima suyo, la muerte y la vida se habían juntado para despertar en él una nueva etapa.

Esa noche había enterrado a su amada y había jurado proteger a aquel bebé en sus brazos, Gon era amado, a su manera, pero había perdido la motivación al encontrarse solo, no se sentía bien criando solo a un bebe de días de nacido.

Aún así detuvo todas sus actividades por más de un año para que su hijo no se háyase lejos de él. Todo marchaba sin problemas, hasta el día en que cuando este niño cumplió un año otra tragedia acompañó a Ging, los otros bebes que habían nacido en el mismo año que él habían muerto durante la noche. Todos en el pueblo se vistieron de luto y empezaron a ver mal a Ging por tener a su hijo vivo, todos habían muerto mientras dormían y nadie podía explicarlo.

Él sabía que había algún trabajo de nen acerca de esa situación, pero no le había dado importancia, no podía darse el lujo de investigar algo teniendo a su hijo en custodia, así que prefirió marcharse y buscar un nuevo hogar para él y su hijo. Tenia suficientes motivos para estar feliz, por primera vez había sido llamado – papá – Tenia que celebrarlo y ni siquiera la muerte de decenas de niños malograrían su bienestar.

Egoísta, terco, hasta podía ser un cretino cuando desease, solo podía detenerlo aquella mirada de Gon durante las noches que se acurrucaba en su pecho para dormir.

Solo bastó un momento para dudar de su paternidad, mientras era de madrugada, se despertó para tomar agua como otras tantas veces, su hijo dormía al lado suyo, y aquel momento logró ver algo que lo atormentó – Nen – Su hijo desprendía un nen oscuro y maligno, solo podía pensar en un solo ser en aquel planeta la cual podría comparar ese nen.

El demonio del continente oscuro.

¡Pero era imposible! Seguro solo eran ideas suyas por andar somnoliento durante la noche. Sin embargo, sus dudas se clarificaron al volver a ver nen en su hijo mientras este jugaba. Le aterrorizaba ver tanta maldad en ese cuerpito, y ver a la vez a un hijo que llevaba su sangre.

No podía seguir llevándolo con él, su vida como cazador era importante y era lo que más quería seguir haciendo, pero que su hijo tuviera nen desde su nacimiento le desencajaba, demasiado poder en tan poco tiempo no estaba bien. Así que decidió dejarlo con su prima, aquella adorable niña que había dejado hace años ahora era una mujer. Y sin dudarlo regresó un día a Isla Ballena y había sido recibido entre lagrimas y abrazos, con su pequeño en la espalda, apunto de cumplir dos años, solo podía desear que aquello que vio se borre con el tiempo, los sucesos extraños cada día eran peores a su lado, ya no podía responsabilizarse de Gon si dañarlo a la vez.

Marchándose había dado el adiós a su prima Mito, a su bisabuela y a su hijo. No podía criarlo solo, no sabia ser padre, no podía resolver el motivo de tal misterioso nen en su pequeño, pero lo peor era que no deseaba acercarse más – miedo – era lo que sentía cada que veía a Gon envuelto en un manto negro como si estuviese maldito.

“Adiós”

Habían sido sus últimas palabras antes de marcharse, no pensaba regresar, al menos no vería a Gon durante mucho tiempo, había dejado pistas y objetos que lo mantuvieran entretenido, sabía que su hijo un día lo buscaría, solo podía desear que aquello dentro de su hijo desapareciese para ese entonces, para aquel tan indeseado reencuentro.

 

 

Los años transcurrieron rápidamente, viajando por el mundo se había vuelto un cazador de dos estrellas, y aunque pudiera pedir una licencia de tres, no lo deseaba, quizá más adelante pueda aprovechar aquello. Había logado una inmensa fortuna, pertenecía a los zodiacos, aunque era muy poca su relación con ellos tenía algunos momentos afines cuando se juntaban. La muerte de su amigo Netero, ex presidente lo tenía un poco afectado, solo deseaba seguir su deseo de hacer más interesante la organización con una selección tortuosa.

Su hijo había crecido, sabía que había tomado el examen de cazador, le habían dicho que aquel era increíble, le dijeron que tenía algunos amigos y eso le alegró, y su sorpresa fue más cuando descubrió que había logrado terminar Greed Island con su mejor amigo, aquel juego que había creado exclusivamente para él. No quería ser encontrado con facilidad, pero sabía muy bien que Gon lo perseguía, desde que este había cumplido 12 años no podía pensar en otra cosa más que en conocer a su padre, no le importaba ir hasta el fin del mundo solo para verlo. Así que después de pasar por momentos difíciles al lado de su amigo Killua Zoldyck – la cual por sucesos del destino termina alejándose de él – por fin encuentra a su padre.

Verlo entrar corriendo en la selección del nuevo presidente de la asociación de cazador lo había inquietado, no se esperaba a que fuese encontrado tan rápido, pero sabía que era inevitable. Su hijo ya tenía 14 años, había sobrevivido milagrosamente a una gran pelea con unas hormigas quimeras, enterado de todo, no pensaba si quiera en acercarse, era demasiado tímido para encarar su paternidad, la cual había abandonado hace más de 10 años.

Pero ahí estaba Gon, llorando en frente de él, sin poder calmarlo, sin saber qué hacer con su hijo, simplemente le había dado una orden para volver a alejarlo de él. No vio ningún aura maligna a su alrededor, no vio nada extraño, hasta había olvidado los extraños sucesos del pasado y solo podía ver a un adolescente que no paraba de gritar el nombre de su antiguo amigo Kaito, sobre la muerte de este y su arrepentimiento.

“Veámonos en la cima del árbol más grande”

Era la única nota que le dejó para volver a reencontrarse, había demasiado gente viéndolos la primera vez, era todo muy abrumador para él, las miradas juzgadoras por ser un mal padre lo tenían colmado, solo le había hecho feliz saber que Gon contaba con él a pesar de haberlo abandonado.

Y ahí estaba otra vez, aquel niño que tenía los ojos de su antigua amada, aquel niño que le sonreía y parecía un espejo, le preguntó.

-          ¿Volveremos a casa después? – el menor le sonreía tímidamente a su padre, deseaba una respuesta positiva.

En cambio, Ging tragó fuerte la saliva ¿Regresar a casa? No, no, no. No había dejado a Gon en el pasado para ahora volver como si nada hubiera ocurrido. Pero no podía decirle que no después de haber escuchado con tanto anhelo que deseaba permanecer un poco más a su lado, que deseaba más historias acerca de sus viajes.

-          Podemos regresar a ver a Mito, pero antes podemos viajar un poco más – Gon había abierto los ojos muy ampliamente como si no creyese lo que escuchase. Feliz, una inmensa felicidad le hizo desbordar al punto de abrazar a su padre como si nada en el mundo lo pudiese despegar. Ging se había sobresaltado, no esperaba que Gon lo tratase afectivamente, no estaba cómodo, pero no podía rechazarlo. Y otra vez… otra vez pudo sentir aquel tan espeluznante nen encima de su hijo…

 

“Ging… Ahora no nos separaremos nunca”

 

 

 

Notas finales:

ya el siguiente se pone más interesante osiosi.

 

Nos vemos en unos dias!

 

Gracias por leerme

 

-Heart


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).