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Compañeros de cuarto~ por Lez

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Notas del capitulo:

Avanzando en la semana donde algunos llevan al límite el no tener su espacio.

Mientras a Sasuke le preocupaba si Naruto se volvería popular, no era capaz de notar que Naruto vivió toda su vida viendo cómo Sasuke era popular con todos, hombre y mujeres, siempre era admirado, mirado, alabado, deseado por muchos seres, por sus peculiares características, por ser Uchiha o principalmente por esa actitud despectiva con el mundo, creyéndose superior por tener un poder ocular deseado por todos. Naruto a diferencia de Sasuke no había nacido con privilegios, pero al ser hijo del cuarto Hokage siempre fue juzgado por ser un mal alumno, por ser torpe, bobo y poco hábil con todo, básicamente. A Naruto que vivía bajo la grandeza de su padre y bajo la grandeza de Sasuke y varios de sus compañeros, se le había hecho difícil todo, con un peso emocional abrumador y todo se había vuelto solitario por no ser un prodigioso hijo del cuarto.

 

La finalidad de la primera semana no era entrenamiento físico, sino más bien teoría, estrategias y otro tipo de entrenamiento diferente al de siempre, entrenamiento en la confianza y desconfianza. Había horario de entrenamiento en el gimnasio todos los días, ya que aunque fuera la primera semana, debían mantenerse todos acondicionados y hábiles físicamente hablando. En ésta primera etapa la idea era que dejaran de juntarse entre ya conocidos por lo cual a los maestros se les ocurrió atarlos de pies. ¿A quiénes?, se preguntarán, pues a los compañeros de cuarto, con la finalidad de que aquellos que tuvieran sus parejas en la academia no tuvieran momentos a solas, buscando también con ésta tarea, ver cuánta tolerancia a la distancia tendrían, a la distancia lejana con sus seres queridos y a la distancia tan cercana con personas que no habían convivido mucho tiempo.

La única ventaja y alivio que les habían dado a los alumnos era que el Domingo lo tendrían libre, sería el día donde podrían hacer y deshacer dentro del rango de la Aldea oculta entre la Lluvia, claramente. Donde las parejas ya formadas vieron su vía de escape y de poder tener un tiempo a solas, y los solteros compartir con sus amigos o salir a hacer turismo, leer, jugar, lo que quisieran mientras no hubieran misiones o trabajos por hacer.

La soga que unía los pies de los compañeros de cuarto era lo suficientemente larga como para que aquel que entrase al baño de la habitación, el otro pudiera esperar fuera, aproximadamente tres metros. No había más distancia y quienes se sacaran el amarre, pues tendrían severos castigos.

El problema era cuando un ser ligeramente irresponsable como Naruto se juntaba con uno que era demasiado correcto, como lo era Nagato. ¿Qué pasaría? ¿Rozarían mucho sus personalidades?. El día uno comenzó cuando aún era el amanecer, mientras dormían, les ataron los pies a todos los compañeros de cuarto, sabían sobre el tema, aunque muchos con hábiles sentidos, despertaron de inmediato y se pusieron a la defensiva como si se tratara de un ataque, otros simplemente dormían desparramados en su cama, sin miedo a nada. Nagato fue el único consciente de que los había atado esa madrugada.

Cuando la alarma de Naruto sonó, éste se despertó con pereza, frotó sus ojos y bostezó antes de asimilar que había que ir a clases. En un acto muy ágil salió de la cama para ir al baño y en seguida llegó al suelo, fue una caída algo fuerte, ya que muchos reflejos recién despertando, no tenía.

- Mierda… ¿Qué? … ¿Por qué me caí? – Miró a todos lado buscando qué lo había hecho tropezar, hasta que en unos segundos vio a Nagato con una sonrisa ligeramente burlona.

- ¿No recuerdas que nos atarían? Dormías como si no hubiera mañana, esta madrugada.– Dijo tranquilo leyendo un libro sobre su cama, ya estaba vestido, listo para ir a clases. – Date prisa Naruto, llegaremos tarde y no me agrada la idea… - Le habló volviendo la vista a su libro.

- Ya voy, ya voy, aunque no lo creas, tampoco me gusta llegar tarde, de veras~ - Se defendió el rubio y se adentró al baño, donde tomó una rápida ducha y lavó sus dientes, para al cabo de unos diez minutos salir vestido del baño. – ¿Sabías que aquí también entrenaran personas que ya son Jounin y AMBU? – Consultó el de ojos celestes cuando salía del baño, secando lo más posible su cabello.

- Pues… Lo sabía… Hay varias personas que son famosas, ya sea de los que entrenarán con nosotros y de los que nos estarán enseñando. – Comentó Nagato dejando su libro sobre la repisa y se bajó de la cama para poder salir.

- Bien, eso lo hará más divertido, de veras~ … ¿No tienes hambre? – Volvió a preguntar el de cabellos dorados, que comenzaban a estilar en su cuello y ropa.

- La verdad no… Pero pasemos por la cafetería por unos onigiris. ¿Te parece? – Hablaba el pelirrojo mientras hablaba, puesto que porque Naruto dejó la hora muy justa no alcanzaron a ir a la hora del desayuno e iban con el tiempo justo prácticamente.

- ¡Yei! ¡Comida, comida! – Canturreaba con una sonrisa el de ojos celestes, mientras entraban a la cafetería.

Como sugirió Nagato, pasaron por su Onigiri matutino ambos, aunque Nagato no lo comió, lo puso en su bolsillo por si después le daba hambre, o para dárselo a Naruto más tarde, había notado que al rubio le sobraba el hambre que a él le faltaba. El camino fue silencioso ya que Naruto iba engullendo su onigiri antes de llegar al salón de las clases teóricas. Que ese día serían impartidas por Ibiki.

Los bostezos de Naruto durante toda la clase tenían aturdido a Nagato, ya que muchas veces terminaba bostezando también ya que justo miraba a su compañero en el momento en que le atacaba el sueño. La clase pasó sin mayores impedimentos, Nagato apuntó lo necesario, aunque su compañero no tomó ni atención, sólo dormitaba.

Una fría y calculadora mirada azabache estaba clavada en Nagato, lo que el pelirrojo notó, encontrando al dueño de esas malas energías, era como si sólo con los ojos lo fulminara y lo mandara al exilio. Uchiha Sasuke, quién le estaba asesinando con la mirada. ¿Por qué era que ni lo conocía y ya se sentía odiado por él?. Ignoró al causante de tan mala energía, pero buscaba la razón. Pronto, notó que cuando no lo mataba a él con la mirada, y clavaba sus negros ojos en Naruto, ese semblante cambiaba totalmente. ¿De qué se trataba? ¿Tan buenos amigos eran?

Llegó la hora del almuerzo y como por obligación todos estaban comiendo con sus respectivos compañeros de cuarto, aunque muchos comían en grupos por afinidad. Naruto, aparentemente no tenía la intención de hacer aquello, al menos por el momento. Se veía una persona de bastantes amigos, así que seguro estaba tratando de acatar las normas de la convivencia al máximo o… ¿Podría ser que lo hiciera a propósito para causar celos?

- ¿Hay algo entre tú y Sasuke? – Preguntó Nagato mirando al rubio que comía su comida con afán. Guardando su sonrisa al notar como el de ojos celestes casi se atora al escuchar su pregunta.

- Coff, coff… ¡Shhhh! – Tosió, y lo hizo callar llevándose el dedo índice a los labios en señal de silencio. Carraspeó para aclarar su garganta y hablar con susurros a Nagato. - ¿Por qué preguntas cosas tan raras? Éramos del mismo equipo durante años… Ha sido mi rival por mucho tiempo, de  veras~ - Respondió Naruto a la interrogante, no quería seguir demostrando sus sentimientos por el Uchiha menor, ya que habían quedado al descubierto hace muchos años, pero sólo en sus compañeros de aldea.

-  Uhm… ¿Seguro? … Porque parecía que me estaba asesinando en su mente y orinando sobre mi tumba durante la clase de Ibiki… ¿Será que me odia? … Aunque según yo no me conoce, así como yo no sabía de ti… - Comentaba Nagato, para después comer algunos bocados de su almuerzo.

- ¡Jajajaja! No me hagas reír… ~ - Con una carcajada Naruto secó una lágrima de su ojo, es que le había causado mucha risa el comentario de la muerte prematura de Nagato. Y no pensó que su compañero de apariencia sombría fuera capaz de decir aquellas cosas. – No, no creo que te conozca… Aunque no sé, él a veces lee libros y datos de ninjas, quizá en alguno estabas tú… No lo sé, Nagato. Aunque quizá a quien mataba con la mirada era a mí. Me tiene poca tolerancia ese hombre. – Dijo el rubio cambiando de semblante con su última oración, ya que a veces no entendía para nada a Sasuke, quizá en algún momento se corrió la voz y alguien le dijo que a él le gustaba y eso le causaba asco o algo repulsivo. Suspiró y siguió comiendo con mucho más desgano del original.

Nagato no dijo nada más, notó que el semblante del rubio cambió ligeramente y parecía absorto en sus pensamientos. Por lo que no insistió con el tema, quizá al de cabellos dorados le causaba tristeza o algo similar y no era su intención causar aquellos sentimientos en su compañero de cuarto.

Terminaron la jornada de horas en el gimnasio donde pudieron entrenar juntos, notando Naruto que Nagato era muy hábil y veloz, tenía que sacar provecho a su compañero y todo lo que pudiese entrenar con él. Seguramente el ojo que ocultaba tenía algún poder extraño como el Sharingan. Aunque Nagato parecía alguien abierto a la conversación, simplemente le preguntaría más tarde.

Y así pasó el primer día, al menos para Naruto y Nagato se hizo ameno. Sasuke no podía decir lo mismo, odiaba con la vida estar atado a alguien, en todos los sentidos de la palabra, lo descubrió cuando su preciado hermano mayor se puso de novio con ese feo tipo con cara de pez. Itachi se había vuelto estúpido por culpa de estar atado a su cuñado y claro, él, no quería lo mismo. Y no es que odiara a Kankurou pero probablemente se hubiera sentido igual de desagradable convivir así con cualquier persona que le tocara compartir esos obligados tres metros.

Para Sasuke el primer día fue hostigoso, lo aborrecía, no podía estar a solas, no podía alejarse de todo, tuvo que entrenar con ese loco de la aldea oculta de la Arena, además de comer junto a él, y las chicas que se acercaron, claro Kankuro estaba feliz de tener a tantas féminas y otros tipos ahí, invadiendo sus espacios. Y como no olvidar que Naruto parecía estarse llevando de lo más bien con su compañero de cuarto, ese tipo con un aire sombrío sólo por tapar su ojo, de ese cabello llamativo, ver los cabellos de Naruto y Nagato era como mirar un aparador de bebidas de fantasía.

Al menos el primer día efectivamente Sasuke descubrió que ese Nagato era un chico y que era de la Aldea oculta de la Lluvia, que aparentemente tenía una técnica igual que él. Diablos eso se volvía cada vez más molesto, seguro Naruto se haría muy apegado a ese apagado y delgado joven.

- Tsk… - Chasqueó  Sasuke la lengua tirado en su cama mientras leía otra vez ese libro de jutsus. Aunque su mente sólo pensaba en que esa semana sería una tortura para él.

- ¿Mal día, Sasuke? – Preguntó Kankurou sin pensarlo, sólo quería hacer un poco de plática para amenizar la tarde.

- ¿Tú qué crees? – Preguntó irónico el Uchiha menor y le dio la espalda a su compañero de cuarto, no quería hablar y menos con él que era una de las razones por la cual su poca tolerancia estaba desapareciendo.

- Ok, ok… Como quieras  viejo, te dejo en paz. – Kankurou entendió el mensaje claramente, digamos que su hermanito menor era con un carácter igual de malo cuando eran menores.

La semana pasó tranquila para algunos, los ya conocidos caracteres temperamentales estaban al bode de la locura casi, necesitando su espacio o los románticos necesitando a sus parejas. Por su parte el dosímetro de Sasuke de odiosidad y mal humor ya no daba más, estaba al límite de la cordura y de querer golpear al pobre Kankurou que no tenía la culpa de que su compañero de cuarto fuera tan corto de genio.

Naruto y Nagato resultaron llevarse bastante bien, tenían una visión del mundo bastante similar, descubrieron de que ambos habían sido entrenados por Jiraiya, también Nagato le habló de su técnica ocular y de sus dos mejores amigos, la chica de cabellos morados y el de cabellos anaranjados, especificó bien quienes eran, ya que había varios chicos con las cabelleras anaranjadas. Fue una semana muy productiva para los compañeros ya que al entrenar trataban de atacar las debilidades de cada uno para generar una fortaleza involuntaria a sus ataques. Eran buenos compañeros, quizá era porque tenían algún extraño parentesco o porque de alguna manera el radiante chico de cabellos dorados arrastraba en su torbellino de buenas intenciones al de cabellos rojos.

Llegó el Domingo y Nagato salió temprano, dijo a Naruto que iría al parque a pasear con sus dos mejores amigos y que se pondrían al día de todo lo que había pasado en la semana. Lo invitó, a lo que el rubio negó , escusándose de que haría lo mismo que él, pero con sus amigos. Aunque era una no tan evidente mentira, quería descansar un poco, estar a solas, pensar, pasear, así que decidió ir a dar una vuelta a un cerro que tenía algunos senderos turísticos. Nagato se fue temprano y él se fue tras él, para que no llegaran sus amigos de la Hoja a buscarlo.

El chico rubio de ojos celestes iba caminando por uno de los senderos que tenía el cerro, inmerso en sus pensamientos, había notado esa mirada fulminante de la que hablaba Nagato cuando Sasuke los miraba, había notado que su humor andaba peor de lo normal, quizá sólo estaba agobiado de estar atado a alguien. De tanto andar, llegó a un lago pequeño, era bonito, tranquilo, se oía algunas ranas y aves en el cielo; decidió quedarse ahí un momento, a tomar una siesta, se había levantado muy temprano.

Sasuke había seguido a Naruto, por un momento pensó que asistiría a la reunión con todos los demás, a él le gustaban esas cosas ruidosas y con hartas personas; pero ésta vez se equivocó. Lo siguió desde una distancia prudente para no ser notado por el rubio, quería saber qué planes tenía para su primer Domingo libre de ese presidio de la soga con los compañeros de cuarto. Se sentó en el borde del sendero al notar que el rubio tomaría una siesta. Lo miró dormir por bastante rato hasta que se atrevió a avanzar a donde dormía Naruto.

Notas finales:

Espero les haya gustado.

Si leíste hasta aquí, muchas Gracias~ uwu


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