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Compañeros de cuarto~ por Lez

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Notas del capitulo:

Déjese llevar~ Primer acercamiento real entre Naruto y Sasuke.

Sasuke había seguido a Naruto, por un momento pensó que asistiría a la reunión con todos los demás, a él le gustaban esas cosas ruidosas y con hartas personas; pero ésta vez se equivocó. Lo siguió desde una distancia prudente para no ser notado por el rubio, quería saber qué planes tenía para su primer Domingo libre de ese presidio de la soga con los compañeros de cuarto. Se sentó en el borde del sendero al notar que el rubio tomaría una siesta. Lo miró dormir por bastante rato hasta que se atrevió a avanzar a donde dormía Naruto.

- Vas a resfriarte si sigues durmiendo aquí, idiota… - Bufó Sasuke tocando con la punta de su pie el abdomen del rubio, moviéndolo para que se levantara y despertara. – Naruto… Va a llover pronto, deberíamos regresar. – Y es que el día nunca estuvo espléndido, era la Aldea de la Lluvia, no por nada.

- Uhm… - Naruto sólo se removió un poco con las primeras palabras, hasta que en su subconsciente notó que se trataba de la voz de Sasuke, por lo que se incorporó rápidamente, frotando sus ojos para desperezarse. – Me quedé dormido… - Miró el cielo, notando que el Uchiha menor tenía la razón, llovería muy pronto. Pero… ¿Qué hacía Sasuke ahí? – Sasuke… ¿Qué haces aquí? – Preguntó el de ojos celestes mirándolo de pies a cabeza, casi no creyendo que estuviera realmente allí.

- No quería estar cerca de nadie, fue suficiente una semana con el estúpido del hermano de Gaara…- Murmuró, mirando al rubio, llenándose de una vibra extraña al estar a solas con él.

- Pero igual aquí estoy yo… Podrías haber seguido el camino del sendero o no sé, sólo quedarte en tu dormitorio… A decir verdad se te notaba a leguas que estabas odiando esto, parece que fue mucho para ti una semana. – Le dijo tranquilo, caminado hacia el sendero, había más árboles para refugiarse de la lluvia. Pero fue detenido por la mano de Sasuke, que detuvo su brazo al pasar.

- Lo fue, idiota… Pero no es lo mismo contigo… - Le habló calmo, había estado una semana al borde de la locura pero tan sólo un momento a solas con el rubio, le dejaba mucho más tranquilo. Cuando Naruto se alejaba, le tomó el brazo y lo miró lo suficientemente serio para que se detuviera en el acto. – Parece que lo pasaste bien una semana con ese pelirrojo… ¿Quién es? – Preguntó Sasuke un poco altanero, acercándose al de ojos celestes, sin soltar su brazo, lo tomaba con firmeza pero no siendo bruto.

- ¿Ah? – Naruto no podía crees lo que el contrario le dijo. ¿No era lo mismo con él? ¿Por qué? – La verdad Nagato es muy interesante, es un buen tipo… ¡Y lo entrenó Jiraiya como a mí! – Comentó animado Naruto, no le prestó importancia a esas preguntas despectivas de Sasuke, estaba acostumbrado a esas palabras del opuesto.

La codicia de Sasuke no pudo más, no quería que Naruto fuera engatusado por ese tal Nagato, y lo notaba muy contento por ser aprendices del mismo hombre. No dudó más, estaba estresado, presionado, no tenía tolerancia ya a esas altura, así que en un movimiento que Naruto no previno, Sasuke lo besó. Rompió la distancia entre ambos, acercándose hasta que sus labios se rozaron sobre los del rubio. El anonadado Naruto no sabía qué hacer, quizá cuánto tiempo imaginó aquello, pero no así, seguro Sasuke estaba despechado, envidioso de que tuviera la atención de Nagato y no la suya. Fue el rubio quién se apartó de ese sutil roce, mirándolo serio, decepcionado, quizá.

- Sa… Sasuke… ¿Qué haces? ¿Por… Por qué haces esto? – Murmuró un confundido Naruto, teniendo angustia retenida en su pecho y un nudo en la garganta. Pena, tristeza, no quería ser utilizado por Sasuke.

- Idiota… Lo hago porque puedo y quiero… ¿Te haces la víctima ahora? ¿No que siempre has dicho que soy yo a quien quieres? ¿Me has cambiado ya por ese tal Nagato? – Y es que Sasuke trataba de hacer las cosas bien, pero de alguna manera siempre podía cagarla más con Naruto, sobre todo si se trataba de él.

- No me hago la víctima ni nada… Sólo deja esto… No estoy para tus juegos, no ahora. – Susurró lo último el rubio de ojos celestes, decepcionado, dolido, no sabía a qué jugaba Sasuke, quizá sólo se estaba burlando o desquitando su estrés con él. – Déjalo… - Dijo, deshaciéndose del agarre de su brazo, para refugiarse de la lluvia que parecía llorar con él.

- Naruto… - Dijo el menor de los Uchiha, sin entender cómo es que había esperado una semana para ver a su adorado rubio y en cinco segundos había mandado todo al carajo. No podía dejarlo así, menos cuando la cara de Naruto se veía tan sufrida y lamentable. Lo siguió rápido y bloqueó su camino, ubicándose delante de él. – Mírame… Hablemos de esto. – Y su corazón se desgarró al ver que la lluvia dulce se mezclaba con las lágrimas saladas de Naruto. – Hey… - Lo abrazó por instinto, bajó el tono de su voz, lo había dañado, lo había herido y tenía que arreglarlo antes que se arrepintiera toda la vida de ello. – Oye… Me gustas, ¿sí?... Soy un idiota, no quería ofenderte… Naruto… -Deshizo el abrazo para tomar las mejillas del rubio y obligarle a que le mirara. – Hey, idiota… Eres MÍ idiota… Estaba no sé… Sólo tú revuelves todo como un tornado, como un remolino… Y no sé qué digo o qué hago cuando se trata de ti… Pero es verdad, me costó darme cuenta… Pero me gustas, Naruto… - Le dijo suave lo último, pero con una seguridad en sus palabras que lo caracterizaba.

- ¿Qué… Qué dices, Sasuke? ¿Te pegaste en la cabeza? – Murmuró el rubio, antes de mirarlo y notar lo serio que el azabache le miraba. - ¿No estás jugando? ¿No es esto una broma y los demás estás escondidos? – Murmuró Naruto, confundido a más no poder, pero parecía que toda la pena que sintió hace segundos atrás se las llevara la lluvia que los empapaba.

- No me pegué en ninguna parte, el torpe eres tú, no yo… Y no, no estoy jugando, vine sólo. Realmente lo único en lo que pensaba toda la semana era: “¡Diablos! Quiero que llegue el Domingo para que él me recargue con esa energía extraña que emana”, y ahí me di cuenta que en la única persona que pienso cuando me siento agobiado es en ti… Eres especial para mí… - Le dijo lo más sincero que podía ser, no quería arrepentirse de nada, ya tenían 18 años, y había pasado su vida rehuyendo de algo que sabía hace tiempo.

- ¡Woh!... Es… Es un poco impactante verte así de sincero. ¿Qué te hizo Kankurou? – Habló Naruto con una radiante sonrisa, dejando de lado lo triste que se sintió en un comienzo. Se sentía feliz, halagado y por primera vez en años sintió que lo de ellos podía ser recíproco.

- Nada… Es como una marioneta pero que se alimenta… - Dijo Sasuke contagiándose con la sonrisa del rubio, sonriendo como reflejo, al menos esa cara triste que le mostró el rubio antes, ya no estaba. Limpió los restos de lágrimas que pudieron quedar en las mejillas de Naruto y se acercó peligrosamente, quería besarlo, pero no quería arruinarlo de nuevo. Cuando estuvo casi rozando los labios de aquel con cabellos dorados lo miró directo a los ojos, echando una ojeada ligera por los labios del menor. - ¿P-Puedo? – Preguntó ésta vez, un poco más nervioso que antes, ya que ahora había probabilidad de rechazo, si es que Naruto aún lo quería, quizá le aceptaría.

No hubo respuesta, el menor de ambos cerró sus ojos y él tomó la iniciativa, uniendo sus labios con los de Sasuke, al comienzo sólo toparon sus labios un par de veces, hasta hacerlos calzar a la perfección, mientras terminaba con la distancia, afirmándose de su pecho, rodeándolo con los brazos, a lo que Sasuke respondió enredando sus brazos en la cintura del rubio. Se apartaron ligeramente entre los topones de cada beso, dedicándose miradas cómplices como si sólo hubieran estado perdiendo el tiempo todos esos años, ya que ambos se sentían igual. Sonrisas cálidas a pesar de estar remojados con la lluvia, era el mejor momento, el mejor día de la semana. Juntaron sus frentes por unos cortos segundos y volvieron a unir sus labios ésta vez en un beso más intenso, movieron sus labios sobre los contrarios hasta que una lengua inquieta quiso invadir la cavidad de Naruto, a lo que no se negó, recibiéndola con la lengua propia, comenzando algo así como una danza de necesidad, habían anhelado tanto ese beso, no el primero, pero sí era el primero que afirmaba lo que ambos sentían, que era recíproco, que era mutuo. Sus respiraciones se agitaban, el vapor de sus cuerpos en contacto con el agua fría de la lluvia se hacía notar y después de un momento de disfrutar sus bocas, se apartaron buscando un poco más de oxígeno.

- Gracias… - Dijo Sasuke aliviado, juntando su frente con la de Naruto, subiendo las manos de las caderas del menor hasta sus mejillas con esas marcas tan particulares. – Si ya no me querías , no sabría cómo lo soportaría… - Dijo suave, cerrando sus ojos, disfrutando de ese extraño sentimiento de romance.

- Tonto… Era algo muy poco probable y el bueno para álgebra eres tú, no yo, de veras~ - Habló risueño el rubio y alzó una de sus manos para acariciar la empapada mejilla de Sasuke.- Vamos… Hay que cambiarse ropa, mira que si nos enfermamos aquí, seremos experimento de las brujas~ - Murmuró refiriéndose a sus compañeras y quizá a quienes más que practicaban las técnicas de medicina.

- Tienes razón… Pero estaba tan a gusto, siento que la ira de toda la semana te la llevaste en un segundo… Como una terapia… Quizá igual deberías dedicarte a las técnicas médicas, Naruto. -Habló Sasuke, dejándose acariciar por el menor, nunca había recibido esas muestras de afecto de alguien que no fuera su madre, pero una cosa era claro, sabía lo sinceras que eran esas caricias. Sacó su mano derecha de la mejilla de Naruto, para tomar la mano izquierda de aquel con ojos claros, y enlazar sus dedos, para tomar rumbo a los dormitorios.

- No… No es que me dé asco ni nada, pero Sasuke, Sakura me mataría si me meto en su área, ya quedó en shock cuando ayudé a la vieja Chiyo… - Murmuró el rubio, volviendo a esa naturalidad que existía entre ellos, nunca fueron falsos, eso era lo bueno. Afirmó el agarre de su mano con la de Sasuke, y las llevó a su bolsillo, para mantenerlas tibias al menos.

- Tienes razón, por tu integridad física, mejor no te metas en eso. – Habló tranquilo Sasuke mientras seguían el sendero que los llevaría a los dormitorios. - ¿Qué haremos? – Preguntó, respecto a lo que seguía del día.

- ¿Uhm? … Sasuke, idiota, obvio que tenemos que mantener esto en secreto… ¿¡Sabes el revuelo que se armaría con todas las chicas que te buscan!?  SERÍA HOMBRE MUERTO… Y no quiero, gracias, no aún…– Le comentó Naruto dando énfasis a una voz y expresión siniestra por si cabía duda alguna a su argumento; malinterpretando la pregunta del mayor.

- ¿AH? ¿Quieres ocultarlo? – Sasuke se sintió ofendido, pero las palabras de Naruto tenían un poco de lógica, quien la pasaría mal sería el rubio, si se enteraban de que estaba junto a Sasuke. – Aunque me refería a hoy, aún no es ni medio día… Pero tienes razón… - Comentó mirando como poco a poco parecían estar más cerca de la academia.

Fue Naruto quien sacó el agarre que mantenían de sus manos, de su bolsillo y liberó la blanca mano de Sasuke, estaban ya por llegar a los dormitorios y nadie debía enterarse de lo que estaba pasando, o quizá hasta podían ser regañados por los profesores o quizá hasta por el hermano mayor de Sasuke, son cosas que con el tiempo seguro tenían que resolver.

- Mira… Vamos a nuestros dormitorios, nos damos una ducha, nos cambiamos y… ¿Vienes a mi dormitorio? … Nagato dijo que iría por ahí con sus mejores amigos. Con esta lluvia no es como si pudiéramos ir muy lejos. – Señaló Naruto como opción para lo que quedaba de día.

- Uhm… ¿Seguro no llegará temprano?... No quiero que llegue a las tres de la tarde a arruinarnos el día… - Bufó despacio el azabache y es que no quería que le arrebataran lo que quedara del día con el rubio.

- Seguro, además, somos ninjas, no es como si no pudieras huir antes que cruce la puerta. Sobre todo tú… - Le dijo Naruto para tranquilizarlo, aunque podría jurar que Nagato no llegaría temprano, hablaba con bastante entusiasmo de sus amigos para él que era una persona no muy expresiva. – Tengo hambre… ¿Deberíamos ir a la cafetería primero? – Murmuró el de ojos celestes tocándose la zona del estómago.

- Ok, ok, tienes razón… - A regañadientes aceptó el de ojos negros e hizo una mueca al notar que Naruto quería ir a la cafetería primero.- No… Yo cuando vaya a tu dormitorio te llevo comida. – Sentenció el Uchiha y una vez en la entrada de los dormitorios, cada quién se fue hacia su pasillo, que estaban en dirección contraria.

Sasuke se apresuró en tomar una ducha tibia para regular la temperatura de su frío cuerpo, a causa de la exposición a la lluvia, se cambió de ropa, vistiendo algo holgado y cómodo para ir al cuarto de Naruto. Kankurou no estaba, pero eso le daba lo mismo. Tomó su libro, por si tenía tiempo de leerlo y en vez de ir a la cafetería de los dormitorios, fue rápidamente a una tienda en la ciudad, para llevarle golosinas y ramen instantáneo al de cabellos dorados, sabía que le gustaría, lo conocía muy bien.

Naruto llegó a su cuarto sin creer lo que había pasado, se miró al espejo, sonrojándose sutilmente al notar que todo aquello no era un sueño, se dio unas palmadas en la cara y se duchó los más rápido que pudo, cambió sus ropas por algo cómodo y ordenó su cama, mientras tanto, sabía que a Sasuke no le agradaba el desorden y cuando salió en la mañana había dejado todo tirado y desparramado.

El tiempo fue suficiente para tender la cama y tirarse sobre ella, a descansar un poco, después de ese relajante baño. Sasuke se estaba demorando, y poco a poco se quedó dormido. El de ojos negros lo vio por la ventana, sonriendo para sí al verlo rendido sobre la cama, entró por la ventana, para que nadie lo viera en el pasillo. Fue silencioso, cuidadoso, dejó las cosas sobre el escritorio de Naruto y se sentó en el borde de la cama, acariciando su mejilla, y jugando con algunas hebras de esa rubia cabellera.

- Despierta bobo… Debiste secar mejor tu cabello… - Murmuró, inclinándose para dejarle un beso en los labios, por si así se despertaba. – Traje ramen~~ -Dijo como segunda arma, sabía que no se resistiría a ello.

- Uhm… Te tardaste… - Susurró Naruto después de ser besado, abriendo sus ojos e incorporándose, quedando sentado en la cama. - ¿De veras? ¿Ramen? – Sus celestes ojos parecían repartir destellos de la alegría que eso le daba, una ofensa para Sasuke, que valoraba más el ramen que su presencia allí.

- Idiota… - El azabache indicó con su dedo la bolsa sobre el escritorio, donde se trasparentaba el ramen y otras cosas. – Te gusta más esa sopa instantánea que yo… - Murmuró ofendido y se sacó las zapatillas.

- No te compares con el ramen… En serio, Sasuke… ¿Tan mal fue para ti estar atado a alguien una semana? – Dijo el rubio, poniéndose de pie y puso el hervidor que tenían en la habitación, para el café o ramen, en éste caso. Una vez que puso el agua a calentar se acercó al mayor y estando frente a él, que seguía sentado en la cama, se inclinó y le besó la frente. – ¡Gracias por la comida, de veras!… Fuiste a comprar, por eso te tardaste~ - Agradeció Naruto el acto del mayor y le tomó las mejillas para alzarle más la cabeza.

- Ni me digas, parece que fui el único que sufrió, fue desesperante… - Suspiró pesado Sasuke, siguiendo con la mirada al rubio, desplazarse en la habitación. – Por nada, bobo, sé qué te gusta comer, además es Domingo, puedes darte un gusto de tus ramen. – Dijo con una sonrisa por aquel tierno beso en su frente y luego lo miró cuando el menor le alzó la mirada, instintivamente sus manos rodearon las caderas del rubio, sintiéndose tan a gusto como nunca antes. - ¿Qué ocurre? – Preguntó, mirándolo, no sabía por  qué Naruto le había alzado la cara.

- Bueno, a mi no me pareció tan mal, pero conociéndote, sabía que sería así… Digo, eres muy mezquino con tu espacio y con alguien que has visto par de veces, ha de ser mucho peor, de veras~ - Le dijo sutil, sin dejar de mirarlo. - Nada~ - Susurró Naruto, creando una complicidad en la habitación, a pesar que no había nadie más. – Tampoco secaste bien tu cabello. – Murmuró el rubio y se acercó hasta dejar un sutil beso en los labios del mayor.

- Bueno, puedes secarme tú el cabello. – Respondió el de intensos y negros ojos, respondiendo a ese sutil beso, lo abrazó, hundiendo así su rostro en el abdomen del rubio. – Ojalá los Domingos fueran eternos… - Dijo suave sin despegarse de su zona confortable, hasta que oyó el hervidor detenerse y a Naruto, apartarse ligeramente.- No… - Murmuró a regañadientes, seguía cargándose de esa energía vital que le entregaba el de ojos celestes.

- Ya, ya, lo haré. Te haré un buen peinado. – Dijo con unas ligeras carcajadas Naruto y sonrió al ver lo caprichoso que se volvía Sasuke, sabía que desde niño había sido caprichoso, sobre todo con su hermano mayor, pero jamás pensó ser parte de sus caprichos. Le acarició el cabello y se lo haló un poco fuerte, para que se apartara.- Hey… Comamos y luego me abrazas todo lo que quieras hasta que tu ira se vaya. ¿Vale? – Le dijo sabiendo que en realidad Sasuke lo estaba utilizando como una especie de refugio de donde escapar de sus propios demonios.

- Uhm… - No quería pero se apartó cuando Naruto le haló el cabello y lo soltó, para dejarle ir por el agua, en lo que él sacaba los potes con ramen instantáneo de la bolsa, con los respectivos palitos para comer.

Prepararon el ramen instantáneo hablando de cómo había sido la semana, de tortura según la versión de Sasuke, y más tranquila según la versión de Naruto. Comieron tranquilos el ramen, tomaron algunas de las golosinas dulces como postre y luego ya no tenían nada más por hacer. Sasuke estaba sobre la cama, sentado apegado a la pared, leyendo un poco de ese libro de jutsus, mientras Naruto fue por una toalla y el secador de cabellos. Lo llamó con la mano para que se acercara un poco y secarle bien el cabello. Sasuke se sentó entre las piernas de Naruto, sólo quería recargar su espalda en el pecho de éste, pero sabía que no era posible hasta que le secara el pelo. Naruto envolvió el cuello del azabache con la toalla, para no estilar agua en sus ropas y luego comenzó a secarle el pelo, pasando sus dedos con cuidado como si se tratara de un peine.

Para el menor de los Uchiha lo que hacía Naruto con su cabello, parecía un masaje y le daba poco a poco sueño, dejó de lado su libro y sin darse cuenta se fue recargando en el torso de Naruto, era cómodo las caricias en su cabello, el estar sintiendo el calor del menor, y el tibio aire del secador. Definitivamente se recuperaba bien de esa semana infernal en la que quería matar a los que se les ocurrió hacer tales estúpidas reglas. ¿Será que eso hacía falta para darse cuenta de sus sentimientos por Naruto?

Apagó el secador y lo dejó sobre el escritorio, notando el peso más cargado de Sasuke, le susurró suave, imaginando que se había quedado dormido, por lo que se acomodó un poco para acurrucarlo entre sus brazos, afirmando su mejilla en el cabello seco del azabache. ¿Qué era esa extraña sensación de calma? ¿Cuánto les duraría esa sensación?, ¿Sería algo efímero?. Así, ambos se durmieron, por un rato, una hora quizás, donde la calma apaciguó sus jóvenes corazones, liberándolos de dudas, martirios, dolores, y cualquier sensación amarga que esos sentimientos les causaron con anterioridad, quizá ahora los dos más maduros tomaban las cosas de una forma diferente.

Notas finales:

Espero les gustara. 

Si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leer~ uwu


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