Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hilo Rosa por Neo neru

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Nueva corrección, si son ansiosos de leer todo lo que se lleva hasta ahora, en wattpad está la novela actualizada <3

Cliché ¿no? Hablo de que el amigo bisexual le guste su mejor amigo aparentemente heterosexual, digo aparentemente heterosexual porque a estas alturas Grimm tiene la vida sexual y amorosa de una patata.

 No quiero que tomen su historia como la bella y la bestia, donde nuestro pelirrojo cambiará a nuestro baboso amigo, porque si lo sienten así, no han entendido nada.

¿En qué nos habíamos quedado? Ah sí, Grimm viendo como sí existe la gente gay, su segunda y más grande revelación después de descubrir que los pelirrojos en realidad no habían sido chupados por el diablo, aunque de eso ahorita ya no estaba tan seguro, y es que con esa explícita “clase” de “educación sexual”, podía asegurar que Clare era uno de los cuatro jinetes del apocalipsis.

—Buenas noches, joven Grimm —habló el Sheriff del pueblo, quien visitaba en esa noche la casa del mencionado—. Vengo a revisar que esté todo bien, los vecinos reportaron unos gritos y…

Grimm se asomaba pareciendo un muerto viviente, con unas pronunciadas ojeras y las mejillas chupadas, remarcando más su pálida tez. El oficial se sobresaltó, tomando su arma sin sacarla de la funda.

—Estamos bien, estamos bien…perdón por las molestias —dijo de manera extrañamente pasiva el menor.

— ¿Seguro que está bien? Si está en peligro, guiñe dos veces —susurró.

—Está todo bien, está todo bien… disculpe, ¿puedo preguntarle algo? —musitó Grimm, acercándose demasiado e invadiendo su espacio personal.

—Sí, claro…lo que sea —carraspeó el Sheriff un tanto nervioso.

— ¿Le han empujado la caca?—bufó en una voz ahogada mientras sudaba frío aterrado por la idea.

— ¿Q-Qué….?—apenas alcanzó responder.

— ¡Buenas noches, oficial! —gritó Clare, tirando de la cara de Grimm para apartarlo e interrumpir lo que iba a ser el inicio de una extraña conversación.

—U-uh, buenas noches joven Clare —carraspeó el oficial, tensándose un poco al ver al pelirrojo.

—Lamento las molestias, estamos viendo…—Clare rió nervioso, tratando de pensar algo acorde a lo que veían sin ser demasiado explícitos.

—El cien pies humanos —completó Grimm totalmente ido.

—Sí, sí el…cien pies humano —bufó juzgando un poco a Grimm por menuda comparación—. Es una película de terror.—Rió apenas al ver cómo el Sheriff no les entendía.

—Ah, entiendo…uh, está bien. Sólo bájenle el volumen a los gritos. Buenas noches jóvenes —dijo como último para retirarse.

Clare suspiró, mientras tallaba su cara a la vez que cerraba la puerta para finalmente ver a Grimm, quien seguía con esa expresión de muerto viviente.

—No tenías porqué reaccionar así. —Se quejó Clare.

— ¡¿Cómo quieres que reaccione cuando acabo de ver que entre jotos se empujan el excremento!? —respondió alterado. Hizo una mueca y carraspeó aun con su cara de pocos amigos, cruzándose de brazos como sí se abrazara a sí mismo—Uh, ¿a ti te han empujado la caca?—preguntó con cierta timidez Grimm.

—No lo digas de esa manera —refunfuñó avergonzado, no por el tema del sexo sino por la manera en que éste le decía—.No, yo soy siempre el que da—sentenció Clare con orgullo.

—Así que chiste, la tienes demasiado fácil —replicó Grimm con desdén— ¿Seguro que eres gay?

—Que no soy gay, soy bisexual. —Le corrigió con cierta molestia.

—Entonces no quieres ser mujer, ¿verdad?

—Grimm Ruperto Blumstein —reprendió Clare por su comentario—. No sé de dónde sacaste esa estupidez, pero los gays no quieren ser mujeres.

—No entiendo cómo es que pueden disfrutar que les metan algo por la cola…—comenzó hablando, sin embargo, Clare le interrumpió.

—Porque es una zona erógena, y…

— ¿Y a quién se le ocurrió poner una zona erógena ahí? —bufó realmente confundido Grimm—. Además, cómo sabes que eso de ahí se siente rico si no lo has intentado—cuestionó mientras achicaba la mirada, viendo fijamente a Clare, esperando ansioso una respuesta.

—Porque es conocimiento básico. —Rodó los ojos exasperado, pero se quedó callado al ver que algo más molestaba a su amigo. No estaba seguro si era enfado u otra cosa—. ¿Tienes algo más en mente?—musitó observándolo fijamente, para estar seguro de captar cada mueca.

—Uh…—carraspeó un poco a manera de respuesta, pensando bien las palabras—. Pudiste haberme dicho esto antes—le reclamó sin poderlo evitar.

—Bueno…no es como si fuese por la vida diciendo, hora soy Clare bisexual activo, le he metido el pene a mucha gente—respondió de manera simplona.

—No me refiero exactamente así. —Grimm frunció un poco más el ceño mientras sus manos jugaban entre ellas de manera nerviosa—. ¿Por qué no me decías nada por mis comentarios? Es decir, no me importa cómo te sientas—dijo de manera orgullosa, casi de manera inmediata al ver que estaba delatando su vulnerabilidad—. No es como si te considerara mi mejor amigo o algo así, y me estuviese afectando el hecho de que he hecho comentarios de mierda, ¡no te creas la gran cosa pedazo de idiota homosexual!

—Bisexual. —Le corrigió, sonriendo de lado sin poderlo evitar, sabiendo que todo ese: “No es como si te considere…” delataba abiertamente lo que de verdad Grimm sentía por él—. Y tranquilo, no es como sí en realidad pensaras eso. Somos mejores amigos. —Le codeó dedicándole una gentil mueca. Grimm sólo se coloró, resoplando por la nariz mientras su cara se fruncía más y más—. ¿Qué clase de respuesta es esa?—Se quejó, tratando de no reírse por la cara de su amigo.

— ¿Seguro que no eres marica? Reaccionas como hombre.

Clare suspiró con una mezcla de resignación y ternura, conteniendo una risa, y es que no podía culpar a su amigo de pensar o creer ese tipo de cosas, pues al final él se tuvo que educar solo, enfrascándose por completo en el trabajo sin conocer el mundo.

—A veces te oigo y creo que tienes 10 años —se burló con calma, mientras observaba a Grimm.

—Respóndeme —insistió—. ¿Y estás enamorado de mí?—le confrontó directamente, tragando saliva pesadamente, preparándose para la respuesta.

—No…—hizo Clare una pausa sin querer, causando el suspiro de alivio de Grimm.

—Qué bueno, es decir, esto se hubiese puesto raro y…

— (…) sólo me gustas, me eres muy atractivo—dijo como si nada. Clare tenía mucha facilidad para decir lo que le gustaba sin pena alguna.

—Te voy agarrar a palos si sigues haciendo tus estúpidas pausas innecesarias —gruñó a nada de molerlo a golpes—. Como sea, vámonos a dormir, es tarde y mañana es día de trabajo —refunfuñó como el amargado que era.

(…)

—Sabes, a estas alturas me sorprende que todavía durmamos juntos. —Se burló Clare de manera coqueta.

—No empieces con tus…. —refunfuñó sin desear completar la frase—.No homo—sentenció aun recostado, con sus manos en el pecho a la vez que observaba el techo.

—No homo —secundo Clare divertido.

—Uh, yo también tengo algo que confesar —dijo Grimm aparentemente de la nada.

—No es necesario que confieses que secretamente me deseas—se mofó.

—Tengo 20 años —bufó tratando de ignorar el comentario estúpido de Clare.

Grimm frunció más el ceño, no escuchaba ninguna respuesta…no se atrevía a mirarlo, sin embargo, el silencio era tan profundo que finalmente volteó a ver a Clare, quien tenía los ojos pelones de lo absorto que estaba, pero eso no fue lo que alteró a Grimm.

—A-ah—Grimm trató de hablar en vano, su voz se trababa. Su mirada  se clavó en el inevitable bulto que se hacía en las sabanas, bulto que pertenecía a Clare—. ¡¿Qué sucede contigo?! —chilló asustado, bajándolo de la cama de una patada.

Clare se puso de pie, resoplando un poco por la nariz y es que el saber ahora que él era el mayor, le excitaba de una manera en que se sentía como el protector de la amistad, dicho de manera cursi y vulgar. El mayor al reincorporarse, comenzó acechar a Grimm, acercándose de manera reptante.

—Clare, ¿qué estás haciendo? Clare, aléjate joto de mierda —gemía con la voz temblorosa, tratando de sonar lo más ruda posible pero el gallo se le salía.

(…)

— ¡Buenos días!—habló Kiki llegando a la cocina.

Ya era de mañana, y Kiki estaba fresca como un tomate…bueno, más o menos, tenía un poco de cruda y trataba de disimularlo con unos enormes anteojos oscuros, pero eso no opacaba esa frescura que le provocaba la felicidad que la noche anterior le dio, donde hizo lo que nunca había hecho en su vida: escapar de casa, beber, andar en moto, meterse por la ventana casi rompiéndole la nariz a Zurie por un mal taconazo que dio al pararse sobre él para entrar a su habitación…en fin, ya saben, gajes del oficio.

—Buenos días, pequeña—habló Clare con un aura rosa llena de flores, volteando a ver a Kiki para saludarla.

— ¿Por qué tienes el ojo morado?—habló Kiki, sin dejar de ver al pelirrojo—. ¿Y por qué mi hermanito está como oruguita en la colcha de su cama, con la cara metida en el cereal?

—Fue…una noche, interesante—respondió Clare con alegría, pues sabía que el golpe había sido un accidente y Grimm se sentía muy mal de haberlo lastimado.

— ¿Eres mi nueva madrastra?—movió Kiki sus cejitas.

— ¡A tu habitación!—Le reprendió Grimm con la cara roja de vergüenza, teniendo uno que otro froot loop pegado en la cara, con la leche corriendo por la cara.

—Grimm y Clare…son novios, y se besan, y se gustan y duermen juntos—canturreó Kiki, recordándonos que al fin y al cabo estos dos son hermanos.

— ¡Kiki!—se quejó Grimm, mientras ella daba saltitos alrededor de la mesa.

—Muak, muak, muak—respondió Kiki.

—Empiezo a tener jaqueca —se quejó Grimm tirándose al piso, haciéndose bolita metiéndose más en la colcha.

—Creo que hoy no abriremos el taller, es sábado…ya si alguien tiene un problema que nos llame—rió por lo bajo Clare, viendo cómo el pulgar de Grimm se asomaba.

Si me preguntan, creo que Kiki tiene suerte; es decir, Grimm estaba tan distraído por lo de la noche anterior que no notaba aquellos obvios anteojos oscuros.

—Genial—dijo feliz Kiki—. Oigan, invité a Atif y a Zurie a la casa, para ver películas y eso; me subiré a bañar y a ponerme más bonita. Si llegan ellos, por favor los reciben—canturreó para irse de ahí.

— ¿Bonita para quién?—resopló Grimm, asomando sus ojos de manera acechadora a través de la colcha.

—Ruperto, no. —Le reprendió Clare, para que dejara sus pajas mentales sobre los amigos de Kiki en paz.

—Ruperto, sí—bufó Grimm en respuesta, empezándose a arrastrar fuera de la cocina.

(…)

—Entonces… ¿Ustedes tuvieron una cita?—preguntó Atif quien bajaba de la moto de Zurie.

—Yo no lo llamaría cita—respondió convencido de eso—.Como sea, no hablemos de eso, Kiki se escapó para llevarla a ese bar y estoy seguro que no quiere que su hermano se entere.

— ¿Por qué crees eso? —preguntó con inocencia Atif.

—Además de que ayer casi me rompe la nariz cuando la traté de meter a la ventana de su cuarto, ahí está Grimm con una escopeta en el pórtico de su casa—habló apáticamente Zurie, desde el otro lado del camino de la casa, sin moverse.

— ¿Crees que sepa?—gimoteó Atif asustado al ver al hombre armado.

—No, si lo supiera ya estaría corriendo, mantén la calma —contestó Zuri con mucha tranquilidad, acercándose; podía notar cómo Grimm tensaba sus pectorales para verse más fornido.

—Kiki me dijo que vendrían—bufó analizándolos, mientras se fumaba un cigarro.

—Sí, Kiki nos invitó a comer y ver películas—dijo tranquilamente Zurie, sin dejarlo de mirar a los ojos.

Grimm dejó escapar un poco de humo al apartarse el cigarro, mientras analizaba al chico, viéndolo de arriba abajo; se metió nuevamente el tabaco a la boca.

— ¿Eres virgen?—gruñó Grimm con arrogancia, sin dejarlo de ver con la escopeta en mano.

—No

Grimm empezó a toser, se había tragado el cigarro de la impresión; Zurie sólo se apartó un poco mientras oía algo estupefacto cómo el mayor se golpeaba con la escopeta para tratar de sacar el cigarro que se había atorado, el hombre sonaba como un gato con una bola de pelos. Finalmente pudo escupirla, quedando el cigarro pegado a la frente de Atif.

— ¡¿Qué?!—bufó ofendido, se quedó callado— ¿Te has tirado a un hombre?—preguntó inevitablemente.

—No—achicó la mirada, entendiendo ahora porqué Kiki a veces era tan rara.

— ¿Y te gustaría?—bufó acercándose más de la cuenta. Él sólo quería saber con qué clase de chango se estaba juntando su hermana.

— ¡GRIMM!—gritó Clare al darse cuenta de la situación.

Grimm se tensó un poco, haciendo un ademán a Zuri de que lo estaba observando, a su vez que Clare se acercaba a recibirlos.

—Pasen muchachos, Kiki en un rato baja—habló Clare en el marco de la puerta, dedicándoles una sonrisa, mientras que Grimm resoplaba y sobaba su cuello a la vez que desviaba su mirada—.Por cierto, llamaron pidiendo unos papeles que dejaron dentro de uno de los coches en el taller, que si los podía sacar…

—Yo voy, tú quédate a cuidar a ese chango…que no se sobrepase con mi hermanita—sentenció.

—Sí, sí, pero déjame esa cosa—bufó, riendo por lo bajo mientras veía a su fornido amigo dirigirse a su vieja camioneta tras recibir la escopeta.

Grimm llegó a su taller, el cual era como un gran almacén, bajó y se acercó para abrir las cadenas del lugar, sin embargo, se percató que no traía las llaves. Soltó un fuerte y agobiado suspiro, reprendiéndose por tener la cabeza en todos lados menos donde debía.

Tomó su celular, un Nokia viejito que servía para lo que era…llamar a clientes y a Clare, siendo éste y Kiki los únicos contactos que tenía registrado.

— ¿Qué pasó?—respondió Clare.

—Olvidé las llaves—refunfuñó—, quería preguntarte si tenías repuesto en tu casa.

—Sí, dile al casero que te abra—contestó con completa tranquilidad, sin recordar algo sumamente importante.

—Vale, gracias. Nos vemos en un rato. —Colgó finalmente para caminar hacia la casa de Clare que quedaba bastante cerca del taller.

—Oh mierda—gimoteó Clare al caer en cuenta, dejando todo lo que estaba haciendo para gritarle a Kiki que saldría.

Grimm ya estaba en la casa de Clare, que en realidad era un especie de cuarto grande que incluía todos los servicios básicos como baño y cocina, mientras que a lado de ésta se encontraba una casa mucho más grande de dos pisos que le pertenecía al casero.

— ¿Qué se te ofrece, Grimm? —habló el dueño de la casa, quien estaba en su pórtico sentado en su mecedora.

—Buenos días, Sr. Smith. Vengo a casa de Clare por unas llaves, ¿podría abrirme por favor?—pidió con tranquilidad, sin embargo, frunció más el ceño cuando el hombre resopló una risa.

—Ese marica de mierda no vive más aquí—gruñó con asco el hombre.

— ¿Cómo le llamó?—bufó sin poderlo evitar.

—Marica, y deberías despedirlo. No necesitas esa clase de porquerías cerca de ti. Hace más de una semana lo caché viendo cosas que no debía. Ojalá le den su merecido a ese degenerado…

El hombre no terminó ni siquiera la oración, cuando Grimm ya estaba frente a él, tomándole de la playera y alzándolo con facilidad.

—Retráctate—gruñó rojo de ira, de cómo ese viejo pulgoso le había quitado su hogar a su amigo—. Clare no es ningún degenerado, pedazo de mierda.

— ¿Qué eres, su pareja?—jadeó asqueado, mientras tosía por cómo su misma ropa le estaba asfixiando. El hombre trataba de plantar sus pies en el suelo, pero Grimm lo tenía bien agarrado.

— ¿Si lo fuera, qué?—replicó más que nada por orgullo, sólo para defender a su amigo—.Dame tres buenas razones para no molerte a golpes, insecto de porquería.

—Llamaré a la policía si me tocas, estás dentro de mi propiedad—escupió con arrogancia—. Además, no creo que quieras que se enteren del sucio secreto de tu amigo y arruinen tu taller.

Grimm frunció el ceño, su taller no le importaba del todo en ese aspecto, si la gente ya no iba por esa tontería no era su problema, además de que era evidente que Clare estaba bien con su sexualidad, pero asustaba que algo pudiese pasarle.

El Sr. Smith soltó una sonrisa arrogante y petulante, y Grimm apenas vio ese gesto, su puño lo noqueó haciendo que el viejo azotara contra el piso. Probablemente no sólo le removió las ideas, sino que habría hecho accidentalmente que olvidase ese momento.

— ¡Grimm!—jadeó Clare, con una mezcla de sorpresa y preocupación, siendo testigo de cómo golpeaba a su viejo casero.

El nombrado le volteó a ver, frunciendo el ceño mientras jadeaba por la furia contenida que tenía.

— ¿Por qué no me dijiste?—gruñó Grimm, tratando de recuperar el aliento—. ¿Te tocó ese imbécil cuando te corrió? Debiste decírmelo y…

—No quería causarte problemas—Le interrumpió, desviando la mirada con vergüenza—. No debiste meterte en esto…

—Pues lo hice, ¿algún problema con eso?—respondió acercándose, para tragar saliva pesadamente—.Llevamos años trabajando juntos y…—carraspeó sin saber bien qué hacer, sus brazos se movían pero no sabía qué hacer con ellos—. Ahora ya no es mi casa, ahora es nuestra casa…te quedarás ahí—dijo casi como una orden—.Ese es tu hogar, y no tienes que sentir lo contrario por gente estúpida como esta…uh, ¿necesitas un abrazo?—carraspeó más enfurruñado de lo usual

Clare no lo dejó terminar, simplemente al saber lo que le preguntaba, le abrazó con mucha fuerza, hundiendo su rostro en él.

—No homo—bufó Grimm, correspondiendo torpemente, aun con su cuerpo tenso.

—No homo—rió sin poderlo evitar, mientras su corazón latía…su amigo era un idiota a veces, pero sólo era cuestión de educación, y aun así, era excelente persona…la educación no se interfería con el gran corazón que tenía Grimm.

Notas finales:

Aios <3 nos leemos mañana


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).