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Más de media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos y todas! ¿Como están bellezas? Vuelvo aparecer después de mucho tiempo.

 En primer lugar les quiero pedir mil disculpas por tardarme tanto en actualizar y agradecerles de todo corazón a quienes hayan esperado el nuevo capítulo. Entre la universidad y los exámenes estuve demasiado ocupada. A eso súmenle que anduve enferma y la cosa se puso peor jajajaja.

 Pero ya reviví y acá vuelo para traer la continuación de esta historia.

 Como siempre, las aclaraciones:

 -Cebar mate: el mate es una bebida típica de Argentina y Uruguay que consta de Yerba mate y agua caliente (a quienes les gusta dulce, le agregan azúcar)

Inclusive, yo estoy tomando mate ahora mismo jajajajaj.

 También aclaro que este capítulo va contar con una especie de Songfic a mitad de la narración, (Les dejo el nombre de la canción y artista al final)

 Sin hacerles esperar más, ¡Disfruten!

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20:32 PM

 Una estrategia rápida y consensa debería de ser suficiente para atrapar y llevar ante la justicia Nacional tanto a los funcionarios de la CIA como a uno de los responsables del atentado a la AMIA.

 Dos noches; una que se utilizaría para estudiar a fondo los movimientos del sujeto. La segunda para atraparlo, y que tras suyo caigan cual fichas de dominó los directivos que encubrieron el atentado; aquel que marcó un rumbo en la vida de Eren, palpando el gusto amargo de la venganza, el cual ya conoce de antemano.

 Es así que cuando el equipo debe avanzar en conjunto sobre el edificio donde se realizan las transacciones por parte del terrorista, tanto Levi como Eren presienten el final de su carrera, o al menos el final de su extensa lucha.

 —Muevanse sobre el quinto piso que está vacío— comunicó Erwin desde la base, observando el corredor a través de las cámaras de seguridad (previamente hackeadas).

 El mensaje les llegó por el auricular y ejecutaron la misión. Desde la escalera, moviéndose con el resto del equipo tras la espalda escudera de Ackerman. Una puerta distintiva con el número 28 fue la fácil resolución de encontrar al objetivo.

 Tras enfocar la vista y mantener el arma bien en alto, Levi dio la definitiva señal de derribar la puerta.

 El primero en atender fue Eren, y cual manada patearon tanto la cruda madera como el seguro. Dos minutos más tarde y el ingreso fue rápido y escurridizo.

Levi supo desde el comienzo que aquella misión no sería bajo la rutinaria faceta del espionaje; que no tendría que fingir ser uno más del montón, o un empresario dentro de una fiesta, o un ciudadano común bebiendo café, o un prostituto o un traficante nuevo en el ámbito. Todo aquello quedaba atrás y no solo por su repentina renuncia en la CIA, sino también por esta última misión en la que sabe, que puede actuar y ser el dinámico y experimentado Levi Ackerman.

 Fue por eso, que también supo que iba necesitar dos cartuchos de balas; porque iba arder troya en aquel edificio en cuanto derribaran la puerta.

 Volviendo en sí, atiende a buscar con la mirada a las personas a su alrededor en cuanto los disparos atentan contra él y su equipo.

Que el departamento fuera amplio y con una gran disposición de habitaciones fue el regalo de algún Dios, y de esa manera el equipo se desplaza por el recinto en medio de agudos disparos y gritos feroces de hombres quejándose de lastimaduras o roces de balas.

Los nervios de Levi se incrementaron en cuanto perdió al mocoso de su vista, y en cuanto escuchó un forcejeo en la parte del living tras el gruñido de éste, imaginó un escenario horrible.

Tras reducir a uno de los hombres en la habitación contigua salió disparado hacia el living, y fue entonces que supo que Eren estaba en peligro, pero no de la forma que creía…

 — Eren…- lo llamó al chico, esperando que al menos lo mirara - ...no lo hagas —

 Lo encontró con el cañón del arma bien pegado a la cabeza del terrorista, quién esposado de manos esperaba de rodillas su muerte.

 Decir que el dedo índice de Eren temblaba de puro gusto en el gatillo con ganas de tirar, era poco.

 —Jaeguer, te estoy dando una orden clara - intentó utilizar la cadena de mando para hacerlo reaccionar. Cómo no funcionó, optó por hablar sin filtros - si disparas, ese sujeto muere, pero vos vas a pudrirte en una cárcel por actuar impulsivamente. Pensalo dos veces —

 En ciertas y claves ocasiones, la voz de Levi actuaba como analgésico para el chico, y fue la gran y oportuna ocasión donde repensó qué lugar quería ocupar en la vida; si en la cárcel injustamente por haber matado a un terrorista, o libre y sin pesares, arrojando tras las rejas al parásito que ansiaba matar.

 No buscó más alternativas y quitó el arma de su objetivo, guardandola en su cinturón.

 Levi sintió quitarse el peso de un elefante de encima cuando Eren dejó de tener las pupilas dilatadas, y procedieron a ubicar a todos los hombres reducidos en la sala.

Dos llamadas más tarde y las autoridades policiales ya se encargaban de llegar al lugar. Los hombres eran bien buscados por el Gobierno y para darle un mejor color al asunto, los directivos de la CIA serían desplazados de su cargo e investigados por la ONU.

Un panorama pintoresco para ellos que buscaban justicia.

 Pero como suele suceder, no todo ocurre exactamente como se planea; y Eren lo supo en cuanto el filo de un desconocido metal rasgó y cortó su yugular.

 El terrorista, quien había sido esposado por el chico con las manos hacia adelante, actuó más rápido que una serpiente para tomar una navaja de su zapatilla y enterrarla en la garganta.

 —¡Eren! - el chico juró que fue el grito de Levi junto al de sus compañeros lo que le hizo ver la canilla abierta de sangre que salía disparada desde su propio cuello.

 Antes de que cayera en el suelo, Levi se encargó de tomarlo y recortarse con él, mientras Gómez y Agustín quitaron el arma blanca del terrorista para luego esposarlo desde la espalda. Uno o dos puñetazos recibió por parte del equipo.

 De fondo, la voz de Erwin anunciando que también llegaría una ambulancia junto a la policía al lugar relajó la conciencia y los miedos del mayor, pero no lo suficiente como para ignorar la tela que cubría el cuello de Eren ya bañada de sangre.

 —Nonono, no mocoso - lo retó Ackerman cuando éste, acostado en sus muslos, quería cerrar los ojos - voy a patearte el culo si con eso te quedas despierto… Ey, mirame a mí… quedate conmigo —

 Pesado; así es como Eren catalogaba en su mente a la situación. La pesadez de su cuerpo y párpados le parecía increíble; y aunque sabía que tal situación lo dejaría inconsciente, no pudo evitar la tentación de querer dormir, o al menos dejar de perder sangre.

 —Tenes que estudiar meteorología, ¿Te acordás? —

 Esas palabras lo hicieron volver abrir apenas los ojos, encontrándose con la faceta destruida del mayor.

 — Dijiste que querías estudiar meteorología en cuanto termináramos esta misión. Todavía no cumpliste ese sueño mocoso, así que no te vayas a dormir—

 Eren entendió entonces qué tan buena era la psicología del mayor, porque ahora deseaba no dormirse con tal de llegar a esa meta.

 —V-vos…- la mano de Levi se paseó por el alborotado y manchado cabello del chico cuando éste intentó hablar, aconsejándole que no se esfuerce- ¿vos vas a abrir t-tu tienda de té... si y-yo estudio meteorología?—

 Ackerman concluyó que la espera de la ambulancia sería eterna si esa eternidad abarcaba dos minutos, así que dejó escurrir un grueso llanto acompañado de un gruñido de guerra en cuanto el mocoso le preguntó aquello. Sus compañeros decidieron observar y sobreentender que la tácita desesperación se les iba contagiar si es que Eren decidía dormir.

 —Sí mocoso, voy a abrir una tienda con mil sabores de té solo si lo hacemos juntos... Así que no te duermas y dejame cumplir también mi meta—

 El chico quiso reírse y la sangre no llegó para ayudar a contraer los tendones de su cuello ni a revelar la voz. Fue entonces que la ambulancia llegó, y así como la sirena sonó muy cercana para Eren, también le otorgó tranquilidad.

 Decidió entonces cerrar los ojos por un momento, pero no contaba con que la fuerza se le iría en ese instante.

 —Ey, mocoso..., ¡Ey, despertate! ¡Eren!—

 Ni con leves cachetazos logró hacerlo reaccionar, y cuando creyó que iba caer en la locura, la camilla del hospital llegó al departamento, llevándose consigo al menor.

 Los pocos segundos que Levi tuvo para mirarse las manos, llenas de sangre de Eren, sirvieron como alucinógeno para imaginarse de nuevo una vida sin el mocoso si es que no lograban salvarlo.

 Fue entonces que por primera vez en sus años de espionaje actuó impulsivamente.

 Sin siquiera mirarlo, desenfundó el arma de su cinturón y disparó a la cabeza del terrorista, matándolo en el acto y creando un lago de sangre perteneciente de éste y Eren.

 Los miembros, completamente anonadados por lo ocurrido, esperaban alguna palabra de su jefe.

 Éste no tardó en darles una orden.

 —Cuando les pregunten, díganles que lo hice en defensa de Jaeguer. ¿Quedó claro?—

 Un asentimiento rápido y las autoridades policiales llegaron a formar parte de la fiesta.

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02:48 AM

 

El sonido cual pitidos de aparatos eléctricos fue lo primero que Jaeguer registró en su consciencia. Cuando quiso mirar, la blancura de las luces lo cegó y se quejó con malestar de aquello.

 Tanteó la suavidad donde reposaba su cuerpo y descubrió un broche en su dedo al igual que cables en su pecho.

 De repente, recordó el corte en su garganta y lo ocurrido en el edificio. Fue entonces que abrió del todo los ojos y tocó aquella porción de piel donde debería haber una fisura, pero se encontró con una venda y gasas alrededor de su cuello.

 Apostaría que se mantuvo sereno, quiero y sin mirar por tres minutos hasta que la cabeza se le calmara. Sólo entonces decidió despertarse del todo, encontrando un suero a su lado y del otro, en uno de los sillones, a Levi sentado y dormido, con la cabeza contra la pared.

 El pecho se le llenó de angustia y quiso pasar saliva para amortiguar la, y allí dió cuenta de la enorme sed que tenía.

 Estiró el brazo, tomó el vaso con agua cercano a su costado y enfocó la vista en el televisor que pasaba películas viejas. Se enteró que era de madrugada, y si bien advertía que era de noche por la oscuridad tras la ventana y las luces de la ciudad, no sabía la hora exactamente.

 Se paró a observar al mayor dormido, y se preocupó por la cantidad de tiempo que no había dormido, por lo preocupado que debió haber estado y el susto que pasó.

 Casi como si lo llamara telepáticamente, Levi comenzó a mover los hombros y a desesperezarse. En cuanto notó con los ojos entre abiertos al menor sentado y bien acomodado en la cama, con sus grandes faroles turquesas mirándolo, saltó del sillón para tenerlo cerca.

 —Hola mocoso - lo llamó, en un tono tan dulce que Eren desconoció - ¿Cómo estás?¿Te sentís bien? ¿Podés respirar bien? ¿Te duele algo? ¿Querés ir al baño,o tomar agua, o comer? —

 Ese arrebato de preguntas y preocupaciones que Ackerman tiró cual bomba hicieron que el menor riera, y fue aquello lo que Levi tanto había extrañado: su risa.

 —Jajajajaj, estoy bien. Me siento un poco cansado pero estoy bien. Ya tomé agua y no quiero ir al baño—

 El mayor acercó una silla para sentarse al lado de la camilla, y se aseguró de pedir comida y más agua aunque el chico dijera que no era necesario. Tras asegurarse del buen estado de Eren, intentó quitarse la amargura que seguía calando en su pecho, y no supo cómo, pero el chico interpretó muy bien aquella faceta destruida y llena de gruesas ojeras por no descansar.

 Entendió que era la misma que puso en esos minutos antes de perder la consciencia.

 —Levi…- éste levantó la cabeza cuando las yemas del chico tocaron su cabello y parte de sus pómulos, tomándolo por ambos para elevarle la mirada - ...estoy bien. De verdad. Ya no estés angustiado —

 La sutileza de ese acto lo llevó a levantarse y abrazarlo sin aplastar su cuerpo, llenándose el alma con los latidos ajenos y la leve risa del menor cuando le acarició la cabellera.

Se tentó ante la belleza de aquellos labios extendidos en un gesto de sonrisa. Se aseguró de primero rozar sus narices, en donde los dientes del menor se escondieron tras los labios que ansiaban la culminación pronta del roce. Pero entonces, el gesto del mayor se volvió en lo que Eren reconocería como lo más vulnerable y tierno que tuvo de él hasta ahora. Rozó varias veces sus narices cual perro faldero y le sonrió cuando una gota salada y amarga se escurrió con vergüenza.

 —Creo que nunca te vi llorar— confesó Eren, limpiando con un pulgar el sendero salado sobre la mejilla.

 —Chupame un huevo, mocoso - contraatacó, riéndose en el proceso - esto fue mi culpa. Te ordené no matarlo y por poco no te recuperas —

 — No fue tu culpa, Levi. Ninguno vio venir ese movimiento; vos te aseguraste de que no me sentenciaran a prisión, nada más — intentó recomponer al mayor.

 Dejó al menor en su cama para tomar asiento nuevamente a su lado, sin soltar su mano. Fue entonces que el interrogatorio que no quería escuchar comenzó.

 —¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?—

 —Casi tres días —

 —¿Detuvieron a todos los involucrados?—

 —... Podría decirse que sí—

 Esa respuesta no le gustó al chico, pero decidió pasarlo por alto.

 —¿Dónde está detenido el terrorista?—

 Ese silencio fue un filo que Eren tuvo miedo de tocar.

 —Está detenido, ¿Verdad?—

 La incomodidad de Levi fue clara, y ese fue el punto de quiebre.

 —¡¿Escapó?!- casi salta el chico de su lugar.

 —Ey, calmate, no seas estúpido. No está prófugo ni encarcelado. Está muerto — terminó confesando.

 El menor estaba mucho más que desentendido. No obstante, unió hilos prontamente.

 —¿Vos lo hiciste?, ¿Por qué?—

 Entonces Eren pudo volver a ver la cabeza de Levi en alto, afrontando sus actos.

 — Si llegabas a morir, iba tener que matarlo tras las rejas e iba ser muy complicado. Preferí hacerlo en ese momento - contó - y no es necesario que te preocupes por los cargos. El fiscal dictaminó que fue en defensa de un compañero… Ya te perdí una vez Eren, no pude manejar el sentimiento de perderte de nuevo. Fue por eso que, antes de darme cuenta, ya le había disparado —

 Muy en el fondo, el chico agradeció que cumpliera su venganza. Así fue que se enderezó sobre la sábana blanca para tomar el rostro de Levi y besarlo. Un tacto delicado y superficial que duró lo suficiente para apaciguar las ansias y miedos de cada uno.

 Cuando el mayor encontró vida y un mar agitado en los ojos turquesas, dejó de sentir un hueco en el pecho.

 —Ya terminó nuestra lucha, Capitán— lo llamó, aturdiendo un poco al mayor, pero reconfortandole una parte desconocida dentro de su pecho.

 Lo estrechó contra sí.

 Un minuto, tal vez dos podría ser el tiempo aproximado que duró aquel abrazo, pero bien pudieron sentir ellos que dentro de aquel contacto depuraron años y siglos de mortificación.

 Ya les era necesario un descanso.

 —Sí mocoso, ya terminó—

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Tres meses después

 

Un final

 

Un llano y liso final

 

Es lo que buscas, es lo que agitas

 

Las noches de falsas victorias

 

terminarán

 

—¿Estás listo?— le preguntó terminando de alistarse frente al espejo.

—Sinceramente no— confesó Eren desde la habitación.

Levi entendió que no era sencillo lo que ocurriría ese día, pero que tendrían que hacerlo. Se sentó en el sillón para acariciar un poco a Capitán (quién había sido cuidado por Laudani) durante la ausencia de su dueño. Fue entonces que el mayor jugó con las orejas de éste y el felino (ya acostumbrado a las grandes manos) se dejó hacer.

Cuando el menor salió de la habitación alistado y un poco pálido, Levi se encargó de dejar su sitio para peinar los mechones locos que sobresalían desde la nuca.

—Si preferís no ir, lo entiendo—

—¡Nono! No es eso. Quiero ir, solo que va costar— explicó Jaeguer.

—Bien, entonces nos vamos— sentenció el mayor tras tomar las llaves del auto y Eren las de su departamento.

 

Sonreír

 

Sólo y por placer

 

No hay tiempo ni espacio

 

No hay mundo ni fé

 

El viaje por la ruta fue llevadero junto a la música que el chico dejó sonar con sus CDs traídos desde Argentina. Compartieron unos mates cebados por Eren y el Sol de a poco les despejó el camino.

Los grandes pastizales recubrieron el panorama y les otorgó un color diferente al gris de la Ciudad.

La brisa llegó a serles familiar a calor y viento junto a tierra y césped, y entonces Levi estrecho sus ojos tras las gafas negras cuando sonrió por la repentina satisfacción que me dio escuchar a Eren desafinar mientras cantaba junto al escenario lleno de flora frente al parabrisa del auto.

 

Porque lo que empieza

 

acaba al fin

 

Estacionaron el auto en uno de los espacios otorgados por el estacionamiento del Museo, e ingresaron al lugar tomados de la mano.

Frente a ellos, el enorme cartel de bienvenida les dió escalofríos:

"Museo de historia antigua:

Mitología de los Titanes y las Tres murallas"

 

Levi presintió el sudor frío que sulfuro la mano ajena, y decidió apretarla aún asqueandose de ello.

—Es el último paso, Eren - comentó, y el chico giró su rostro buscando fuerza - sé que estamos listos —

La determinación que destellaron esas acuarelas le dio la confirmación al mayor 

—Sí. Hay que hacerlo —

 

La riqueza de este viaje

 

Es el cambio a esta realidad

 

Porque si me muero

 

Es por luchar

 

El recorrido fue algo asombroso. Desde los murales gigantes con pinturas rupestres hasta los entallados en arcilla y cerámica de figuras legendarias. Fue allí donde Levi se sintió extraño y fuera de contexto. Tocó con desconfianza la escultura, y por un momento no creyó que fuera cierto que estuviera vivo. 

—Para ser sincero… - escuchó a su lado a Eren, quién había vuelto a su lado después de leer unos escritos - te recuerdo mucho más atractivo — bromeó.

Y claro, si la escultura del hombre más fuerte de la humanidad yacía ahí, frente a ellos con el nombre de Capitán de escuadrón Levi Ackerman.

—Ademas, no eras tan alto — volvió a bromear el menor.

Fue allí que el mayor le enterró un codazo sobre las costillas.

—Y yo no recuerdo que tuvieras tanto músculo, si no eras más que un mocoso de mierda — le dijo, haciendo referencia a la estatua de Eren Jaeguer como Salvador de la Humanidad.

El recorrido culminó en las supuestas cartas que se dejaron como legado, cuando bien sabe Ackerman que se quemaron todos los verdaderos registros una vez finalizada la guerra.

Fue entonces que, tras llenarse de recuerdos y melancolía, de angustia y soltura a la vez, llegaron al libro de visitas donde se puede dejar escrito un mensaje.

 

Porque si me voy, es por luchar

 

No por mirar, me voy por luchar.

 

Cuando tomaron la lapicera para escribir sobre el papel, fue Eren quién sabía qué palabras dejar escritas, y Levi creyó sentirlas totalmente perfectas cuando las leyó.

Volvió a tomar la mano del chico cuando llegaron a la salida, y por primera vez en tanto tiempo, dejaron asentado el final de sus calamidades.

El chico sonrió sin razón aparente cuando miró de reojo una última vez la dedicatoria que dejaron en el papel antes de irse:

 

"Entregamos nuestro corazón.

Nuestra lucha ha terminado.

                                  Capitán Levi Ackerman y Cadete Eren Jaeguer"

 

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Notas finales:

-Songfic: El nudo - Callejeros (Banda de rock argentina) 


Les agradezco haber llegado hasta acá y, obviamente, nuestra historia continúa con nuevas vivencias. 


Besos y fuerza!


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