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Más de media hora por Aurora Artemiva

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Notas del capitulo:

¡Hola bellezas! Espero que estén bien. Me atrasé con la entrega de este cap debido a los estudios (como siempre, jajajaj).

 Sin embargo, acá sobreviví y traigo el nuevo cap.

 ¡A disfrutar!

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Noviembre del 2020

 

POV Eren.

 Han transcurrido unos largos meses desde que Levi y yo decidimos apartarnos tanto de la CIA como de nuestros pesares. Más que alejarnos, entendimos que la sociedad va seguir fluyendo en un sentido que nosotros no podemos desviar. Él mismo me lo dijo aquella noche frente al río, que el mundo iba seguir siendo un lugar injusto y cruel, y que por ende, nos merecíamos un descanso.

 Sin exagerar, esa fue la segunda mejor decisión que tomé en esta vida, (la primera fue quedarme en Singapur, obviamente).

 ¿Qué puedo decir? Me siento bien y satisfecho. Hacía mucho no sentía este confort. Cada uno está realizando sus metas y eso nos ocupa una buena cantidad de tiempo (bien invertido, cabe aclarar).

 De hecho, mientras termino de cursar una materia de Meteorología y guardo mis cuadernos dentro de la mochila, mi teléfono vibra en tono de llamada.

 Ya sabemos quién es, ¿Verdad?

 —Hola lindo — lo saludo.

 —Tsk, ¿Tanto te cuesta saludar normal?—

 —Ya tendrías que estar acostumbrado que te llame así a esta altura —continuo mientras salgo del salón.

 —Me niego a caer en esos apodos pedorros - lo escucho bromear - escucha mocoso, ¿Ya saliste de la universidad? —

 Me agarra desprevenido.

 —Justo ahora estoy saliendo, ¿Por qué?—

 —Bien, te espero afuera—

 ¿Qué? ¿Vino a buscarme?

 —¿Cómo?—

 —Apurá el paso que estoy esperandote en la puerta—

 Sentí a la perfección dos latidos agitados. Admito que camine más rápido que de costumbre.

Igualmente lo entiendo. Hace una semana que no veo a Levi y que aparezca tan de repente me llena de ansiedad y emoción.

 Apenas salgo puedo apreciar entre el paisaje gris con nubes que amenazan dar un diluvio, a él parado fuera del auto, apoyado en la compuerta con el teléfono.

 No. No puede ser. Está vestido con un pantalón y blazer negro. El negro siempre realza su piel y facciones.

 Carajo, se ve demasiado atractivo.

 Cuando me ve salir, guarda el teléfono en el bolsillo y se me acerca.

 Ya está, no aguanto la emoción.

 —¡Holaaa! —

 Le grito con ganas y no tardo nada en colgarme cual koala a su cuerpo cuando me abraza. Es obvio que está igual de feliz que yo, porque gira sobre sus talones para darme vueltas.

 —¡Hola mocoso! — me sonríe al bajarme.

 Vuelve apoyarse contra el auto, pero me sostiene de la cintura para pegarnos. Y soy yo quien acerca el rostro para besarlo.

 Me devoró, lo admito. Ajustó con fuerza su mano en mi nuca para adentrarse y sorber el sabor de mis labios. Es entonces que sonrío en medio del beso y ladeo para acariciar solo la punta de nuestras lenguas.

 —Okey. Suficiente — corta el contacto con suavidad.

 Y tiene razón, estamos en público.

 —Jajajaja. Lo sé, lo sé —

 Subimos al auto antes de que comience a llover, y es entonces que me surge la duda.

 — Pensé que hoy estarías revisando los detalles para la inauguración del local, ¿Por qué no me avisaste que ibas a venir?— le pregunto abrochandome el cinturón.

 — Quería darte la sorpresa. Aparte ya te extrañaba demasiado - me cuenta conduciendo - terminé temprano la revisión de los materiales faltantes. En dos semanas ya va estar lista la tienda para abrir—

 —¡Eso es genial! Falta muy poco. Me re alegro - expreso la felicidad que me da - la indemnización de la CIA fue de gran ayuda, ¿No? —

 —Obvio que sí. Que nos dieran tanto a vos cómo a mi la retribución monetaria correspondiente por los años de trabajo, es lo mínimo. Además, con ese dinero pude comprar el local y los productos. A vos te sirve para sobrellevar los gastos de la universidad, ¿Verdad?—

 —Por el momento sí. Aunque estar trabajando dentro del departamento de investigaciones metereológicas como estudiante me mantiene vivo, económicamente ajajajajaj —

 Sólo entonces, cuando nos quedamos escuchando la radio, noto que está conduciendo cerca de donde vivo.

 —A todo esto, ¿A dónde vamos? —

 —A tu casa, claramente. Tengo que visitar a Capitán y vos tenés que cocinarme algo para disfrutar de este clima nublado —

 —JAJAJAJ, ¿Quedaste en verte con mi gato? —

 — Sí ¿Algún problema? —

 Para cuando terminamos de conversar, ya estamos frente al edificio de mi casa.

 —Ninguno… ambos queríamos verte — le confieso al bajarme.

 Mientras subimos en el ascensor, pienso en qué puedo cocinar con las cosas que tengo en casa, y deduzco que una sopa de verduras es la mejor opción.

 No va que abro la puerta y Capitán, en vez de maullar y enrroscarse en mi tobillo, va de saltos hacia Levi apenas escucha su voz.

 —¿Cómo estás Capitán?¿Te trató bien tu dueño? —

 Desde la cocina escucho a Levi hablarle y, para mi sorpresa, a capitán maullando como si la contestara.

 Pongo la pava para ofrecerle un té antes de la comida, y cuando me acerco a preguntarle de qué sabor lo quiere, me encuentro con una escena por demás ñoña.

 —¿Que… carajo están haciendo? — más que una pregunta, se me escapó una risa en medio del habla.

 Y claro, si veo a mi gato en los brazos de Levi y ambos, acariciando sus narices.

 Lastima que no tengo el teléfono a mano, si no les hubiera sacado una foto.

 —Nos estamos saludando… ¿Qué pasa, el dueño se puso celoso? — me provoca para luego bajarlo al piso.

 —Para nada. Pero ese gato es más comprador de lo que creí - y casi parece que el felino me entiende, porque se ofende y va acostarse en el sillón - y ahora se siente ofendido. ¡Que sensible de mierda que sos Capitán! —

 La risa de Levi ante mis palabras resuena con buena energía en el comedor.

 Volvemos a la cocina donde le sirvo un té de manzanilla, y nos ponemos al día con la cotidianeidad de cada uno. Él con los detalles que me cuenta sobre la inauguración del local de té, y yo con las hermosas materias de meteorología que estoy cursando.

 La familiaridad y confianza que le tengo para soltar mi lengua y hablarle en lo que apostaría que fue media hora, me sirve para notar lo mucho que me gusta tenerlo a mi lado; ahí apoyado de espaldas contra la mesada y el té entre manos mientras yo revuelvo la olla con verduras.

 Lo más lindo de esto, es que me mira con unos ojitos encantadores. Siempre con ojeras y cierto filo en las pupilas (antes me intimidaba, lo admito). Pero sé traslucir el cariño que manifiesta cuando hablo y él se presta a escucharme.

 Dejo la sopa ya lista y caliente adentro de la olla para que no se enfríe.

 — Voy a darme un baño antes de comer, ¿Te molesta? —

 —Para nada. Anda bañarte tranquilo — me responde mientras saca vasos y platos de la estantería. Ya conoce muy bien mi casa.

 Es entonces que busco una muda de ropa más cómoda junto a ropa interior para enfilar a la ducha.

 Habrán transcurrido cinco minutos como mucho, ya llevaba el cabello lavado al igual que mi cuerpo, cuando escucho la puerta abrirse. Es claro que, con la cortina cerrada al tapar mi lugar no puedo ver quién es, aunque no es necesario preguntarlo.

 No me llega a sorprender la sombra  de alguien levantado una pierna, luego la otra y deshaciéndose del pantalón. Con el agua corriendo igual puedo visualizar más prendas que terminan arriba del lavado para no ensuciarse, y entonces le hablo.

 —¿Se te perdió algo? —

 Estoy seguro de que recibió muy bien mi tono seductor al preguntar eso. Y de hecho, me muerdo el labio al sentir la adrenalina fluyendo cual fuego por mi cuerpo de solo imaginar lo que va ocurrir acá. En la ducha. Con agua caliente.

 —Si, vos te me perdiste — me contesta para luego abrir la cortina y descubrirnos a ambos desnudos. Él seco, pero yo mojado y en más de un sentido.

 —Aaww sos un tierno. ¿Vas a bañarte conmigo? — le pregunto cuando ya está dentro. Llevo mis brazos tras su cuello y él se deja empapar por la regadera.

 —En términos teóricos, sí —

 Es increíble que pueda diferenciar los besos que me deja en el pecho aunque el agua corra por mi piel. Me dejo abrazar por sus trabajados brazos que se posan en mi cintura. Pellizca y juega con mis músculos para terminar masajeando mis glúteos.

 —Pero en términos prácticos, vine por otra cosa —

 Me lo susurró con tanta calentura que me la transmitió. Y no fue raro sentir una contracción en mi miembro al igual que un bombeo de sangre lujuriosa por escucharlo en ese tono.

 —¿A qué viniste? — cuestiono algo agitado.

 —¿No es obvio a qué vine? - me devuelve, y enseguida comienza a lamer mi cuello.

 Me dejo hacer. Dejo que me arrincone contra la pared, quitándome debajo del agua pero mordiendo mis clavículas. Su pierna abrió las mías, y el desenfreno de querer contacto me hizo elevar la cadera, acariciando mi apenas levantada erección contra su muslo.

 —¿Y aún así me preguntas para qué vine? - vuelve a susurrar, y aunque el ruido del agua es alto, su voz llega hasta mi mente cual virus - estás deseoso porque te toque, eso no me lo vas a negar —

 Y no. Cómo lo haría si ya estoy ansioso por sentir tus manos alrededor de mi miembro.

No se si es porque estamos en la ducha o porque no teníamos contacto físico hace más de una semana, pero me siento muy sensible, y estoy seguro que él también lo nota.

 Unos roces por mi cintura, su boca abarcando porciones de mi cuello en mordidas fornidas, su lengua quemando desde mi barbilla hasta la nuez de Adán, paseándose como una víbora que planea estrangularme. Es asombrosa la sincronización que tiene para chupar y enterrar sus dedos en mis glúteos al mismo tiempo.

 Mierda, estoy excitado y el vapor del baño ya comenzó acumularse tanto en el espejo y las paredes como en mi cabeza. Me deja enloquecido el último chupetón que dan en mi lóbulo; y más aún la frase que me arroja con su voz varonil.

 —Tu cuerpo es totalmente erógeno… me encanta —

 Lo único que hago es asentir y respirar con dificultad por el vapor y el propio calor que se esparce por mi garganta. Sólo entonces me encargo de guardar la vergüenza en el fondo de mi inconsciencia para friccionar mi erección contra el muslo y pelvis de Levi.

 Ah , no puede sentirse tan rico esto.

 Vuelvo hacerlo y casi que me retuerzo de lujuria al utilizar más fuerza, más garra.

 De imprevisto, se aleja y por inercia quito mis manos de su cuello, pero la nueva posición que adquiere ya me avisa si siguiente jugada.

 Verlo arrodillado siempre va ser un elixir. Tan seguro de sí al momento de calentarme con su actitud bravía, y ni hablar de su boca y manos.

 —¿Querés que te masturbe o que me lo meta a la boca?—

 Y no tiene mejor idea que delinear con su dedo índice la punta goteante de mi miembro para desesperarme.

 —E-en.. tu b-boca… —

 Cierro los ojos en cuanto lo siento acercarse a mi hombría, y la blandeza y hervor de su lengua me obligan a reposar mi espalda en los empañados azulejos blancos.

 —Ah, sí. Hasta el fondo, ah—

 Me derrite la profundidad de su garganta. La chupa tan bien que no puedo imaginarme si es que lo practicó con otro antes, y ese pensamiento es el que me pone agresivo. Tomo su cabellera y balanceo mi cadera hacia delante, obligándolo a soportar la fricción y el empuje de mi cadera.

 Entonces levanta la mirada y sé que está enfurecido. Pero en vez de alejarme, sonríe como puede mientras me sostiene y la mirada. Es allí que entiendo que va hacer una maldad.

 No me equivoqué, y si antes me asombraba el no fondo de su boca, ahora me arrepiento. Adentra mi miembro a un nuevo nivel de sexo oral que desconocía. Se mete entero mi miembro sin dejar nada afuera, y las paredes musculosas del comienzo de su garganta aprietan tanto que vuela la cabeza.

 —N-no, Levi… ah, Levi. Quiero venirme, ¡ah!—

 Instantáneamente deja de succionar mi pija y se pone de pie. Me besa con gula transmitiéndome el sabor de mis fluidos y vuelve a coronarse en mi mente como una pantera sexual.

 —Vos no vas a venirte hasta que yo te lo diga— gruñe en mi oído.

 Si es así, lo acepto.

 Lo alejó un poco para sentarme en la bañera, y el agua cubre apenas a la mitad de mis muslos.

 —Bien, vení a montarme— lo reto, palmeando mi pierna.

Verlo sonreír en esa faceta seductora y además, con su miembro bien parado queriendo atención, me hacen desearlo más.

 —No deberías ser tan mandón, Jaeguer—

 —No deberías excitarme tanto entonces, Ackerman—

 Y así, es como dejamos la previa de juegos atrás.

 Se sienta arriba de mis piernas, y el friccionar de nuestros cuerpos se vuelve goce y calor. Calor y sentidos difusos por la excitación que me causa el meterle uno a uno mis dedos.

 Su esfínter es cálido, se moja y entra un poco de agua.

 —¿Lo sentís?,¿ Sentís mis dedos llegando bien adentro junto al agua?— le pregunto en la oreja, aprovechando que está bien pegado a mí.

 —Te falta agresividad, mocoso—

 Y seguido, desciende su pelvis, dejando a mis dedos bien enterrados.

 —Asi… - se endereza a mirarme, y distingo la dilatación de sus pupilas - metela dentro—

 Cómo siempre pasa, el que termina obedeciendo y doblándose a la voluntad enardecida del otro, soy yo.

 Tanteo debajo del agua hasta dar con mis dedos, y sin terminar de quitarlos, entierro la mitad de mi miembro en su cavidad.

 —¡Ah!—

 El primer gemido se le escapa, y aunque el agua corra volviendo difusos mis sentidos, logro sentir el ardor de ai interior al recibirme dentro, la contracción de su miembro rozando mi abdomen bajo el agua, el negro puro de sus ojos al sentir placer y sobre todo, la ansiedad de su boca entreabierta que quiere ser ocupada.

 Comienzo arremeter, un ritmo pausado. Mi miembro se entierra junto al agua y su interior se contrae riquísimo.

 —Ah… se siente, b-bien...—

 Para que él confiese que le gusta, significa que es demasiado bueno.

 No paro. Quiero llenarlo entero y volverlo loco hasta que grite. Es por ello que lo tomó con fuerza del cabello y acelero mis embestidas.

 El agua salpica y un poco se escapa por los bordes, pero no me importa.

 Justo ahora, solo quiero sentir el ardor de sus paredes apretarme y absorber toda mi calentura.

 Con ese pensamiento, decido no parar hasta sacarle todos los gemidos que reprima en su garganta; hasta que se canse de sentirme dentro.

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 17:51 PM.

 

—Te pasaste de bruto, me duele la cadera—

 Bueno, digamos que tardamos un buen rato en cansarnos.

 —No escuché que me pidieras parar en ningún momento —

 Ni bien terminamos de tener sexo, volvimos a llenar la bañera, y es así que ahora nos encontramos con agua limpia y espuma cubriendonos hasta arriba. Decidí dejarlo acostado contra mi pecho mientras masajeo sus hombros.

 Se lo merece después de soportarme en esta sesión.

 —La sopa debe estar más que fría—

 —Podemos recalentarla… además, no fui yo quien se metió al baño para aprovecharse del otro— le contesto.

 —Como si te hubiera disgustado— contraataca.

 —Jamas. Siempre disfruto de tener relaciones con vos— confieso para luego abrazarlo.

 Se queda unos momentos callado, yo juego con la espuma y su cabello mientras me relajo en el agua.

 De hecho, siento que es la oportunidad indicada para proponerle mi plan.

 Tomo aire para contarle la situación y-

 —Ey, mocoso. Quiero contarte algo— me dice dándose apenas la vuelta buscando mi atención. Se la doy y él continua- la renovación de alquiler para mi departamento vence el mes que viene. ¿Cuándo vence la tuya?—

 ¿Qué es lo que tiene en mente?

 —En dos meses… ¿Qué es lo que tenés planeado?—

 —Bueno… a sabiendas de que nuestro sueldo ya no es el mismo, y que la renovación de alquiler va ser más cara, tenía pensado proponerte compartir gastos...—

 ¿Qué?

 Juro que se me agita el corazón y que se me eriza la piel de ser lo que yo creo.

 —¿Qué me estás proponiendo Levi?—

 Esta vez se da la vuelta completamente, y juega con mi cabello dejándolo detrás de la oreja.

La dulzura de sus ojos me contesta mucho antes que su voz.

 —Que nos vayamos a vivir juntos, Eren. Siempre y cuando quieras, claro—

No le contesto. Sólo le doy un beso en los labios que él disfruta al igual que yo.

 —Mmm, no lo sé. Tengo que consultarlo con Capitán—

 —Creo que si no te mudas conmigo, tu gato sí lo hace—

 —Jajaajjaj. Es verdad, ya se encariñó demasiado con vos—

 Vuelve a darse la vuelta y retomo el masaje que le estaba dando mientras le cuento el plan que yo tenía previsto para ambos.

 —Es obvio que quiero que nos mudemos juntos, eso no entra en discusión - le aseguro - pero yo también quería hacer una visita rápida por Argentina… visitar a mi mamá y amigos. Por eso es que quería plantearte el tomar unas vacaciones juntos antes de la inauguración de tu local, e irnos a Buenos Aires. Además, me gustaría que mi familia te conozca. Si es que no te molesta, obvio—

 No detengo el movimiento de mis dedos por su espalda, pero en el vientre siento un remolino agitado  al esperar su respuesta.

 —¿Me consideras alguien importante en tu vida como para presentarme a tu familia?—

 Esa pregunta me deja estúpido.

 —¿De verdad me estás preguntando eso a esta altura? Obviamente sos importante para mí. Sos mi familia al igual los de Argentina—

 Gira su cuello dejándome admirar la pequeña sonrisa que adorna en su esplendor. Me la termina contagiando y sonrío como bobo.

—Muy bien mocoso, ¿Cuál es el itinerario? ¿Cuando partimos?—

 Es así como las ansias y la emoción me llevan a abrazarlo muy fuerte y contarle todo mi plan.

 Con este tipo de decisiones y actitudes, entiendo que la tormenta que antes nos agobiaba, ahora se encuentra muy lejos del firmamento.

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Notas finales:

Gracias a quienes lo esperaron y aprecian mis escritos.

 ¡Besos y fuerza!


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