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Badass (SasoDei) por zeldaxlove1997

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Las miradas de sus amigos llevaban un buen rato atosigando y no era para menos pues era muy extraño en el sonreír sin razón alguna, en condiciones normales no lo hacía así que era de asombrarse verlo de tan buen humor sin siquiera saber el motivo, uno de ellos intuía que se trataba de alguna chica de nuevo ingreso que podría haberlo cautivado pero descarto la idea al recordar que no le habían conocido pareja estable al pelirrojo desde que llegó al instituto y no era precisamente porque fuese feo, todo lo contrario, diario recibía halagos y confesiones de muchas chicas que ansiaban estar con él pero que ignoraba olímpicamente, argumentando que eran una pérdida de tiempo.  


- Amigo perdona pero esto me está perturbando - por fin habla uno de ellos, viendo con la ceja arqueada al pelirrojo - 


- ¿El qué exactamente? - responde sin borrar la sonrisa de su cara - 


- ¡Eso justamente!- señala el otro, llevándose ambas manos a la cabeza - llevas un buen rato sonriendo y eso me está inquietando, tú nunca sonríes - 


Sasori ríe divertido, negando a ambos hombres que no paraban con su asombro, contando segundos para ver en qué momento regresaba a la normalidad. 


- No lo hago por alegría sino más bien.. - lo piensa unos segundos - satisfacción - suelta en una risa burlona - 


- ¿Te has cogido a alguna chica de nuevo ingreso? - pregunta su amigo el de cabello castaño - 


- Para nada, Kankuro esto no tiene que ver con chicas - sorbe de la bebida que le dieron en cuanto llegó la hora del almuerzo - 


- ¿Tienes acaso un nuevo auto? porque no me explico de qué otra forma podrías sonreír de no ser por la razón que dio Kankuro o está - es ahora Kabuto quien interrumpe - 


Este vuelve a negar, ensanchando más su sonrisa si era posible, dejando de lado la bebida para mirar a ambos a la cara 


- Digamos que tengo algunos planes en mente para cierto alumno de nuevo ingreso - 


Ambos se miran entre ellos captando de inmediato el mensaje, sonriendo a la par con complicidad, está no sería la primera ni la última vez que Sasori molestaba a algún alumno nuevo, le divertía ver la cara de enfado o en su mayoría de temor cada que se les postraba enfrente y con lo acontecido en la mañana ya se había jurado a sí mismo vengarse de aquel mocoso insolente que le lanzó la pintura a la cara, de ahí no iba a salir ileso sin antes darle su merecido y hacerlo pedir disculpas de rodillas, exclamando clemencia. 


Por lo regular los alumnos cuando lo veían no solían acercarse mucho a él puesto que siempre traía la misma expresión de ultratumba que espantaría hasta al más bravo de todos ellos, por lo que era casi imposible que alguien se atreviera a ponerse en su contra, pero con la llegada de aquel rubio, Sasori supo de inmediato que había cachado a la mejor presa de todos ellos, que mejor iniciar el año con un muchacho rebelde al que le bajaría de su nube en poco tiempo y que lo haría vivir un infierno durante un buen rato. 


- ¿Y puedo saber quien es el elegido por su majestad? - le sigue el juego el peliblanco de lentes que compartía el gesto malévolo del pelirrojo - 


- Pronto lo sabrás, Kabuto, pronto - murmura con complicidad, mirando a lo lejos al muchacho rubio que volteaba para todos lados con torpeza, seguramente buscando no encontrarse con él, pero al momento en que sus miradas se cruzan, pudo notar un ligero temblor y el pánico en la mirada del ojiazul, produciéndole una sensación tan agradable que estaba seguro que repetiría en los próximos días.-


- ¿Acaso estuviste jugando con las pinturas en el taller cual niño? - cuestionó el castaño, burlándose de las manchas de acrílico en su vestimenta - 


Voltea a ver su ropa para notar que efectivamente su ropa estaba manchada en gran parte del acrílico, cosa que no notó en clases, seguramente por estar pensando en cómo vengarse de aquel mocoso olvido por completo el detalle de sus prendas. 


De esta no te escaparas, escuincle, haré que supliques piedad.


- Ah eso, no te preocupes - conserva el gesto maquiavélico en su mirar - haré que la persona que lo causó lo limpie con la punta de la lengua, ya lo verás - 


Aquello causa sonrisas de satisfacción en sus amigos que palmean su espalda, siguiendo su juego y más que listos para cualquier indicación que les diera. 


 


 


 


 


- ¡No debiste hacerlo, Deidara! - regaña el pelilargo con el ceño fruncido - 


El otro bufa, sabía qué le diría algo así, pero tampoco es como si se arrepintiera de ello, claro que sintió el verdadero terror cuando el otro lo confronto pero no se iba a retractar por eso, se lo tenía bien merecido luego de su actitud de patán. Odiaba ese tipo de gente. 


- No podía dejarlo así, además se lo tenía merecido luego de como te trato ¡ni siquiera te pidió disculpas! -  


Itachi revolotea los ojos, nunca había sido una persona conflictiva y tener que pedirle a su amigo no defenderle le costaba trabajo porque tampoco quería sonar como un malagradecido porque lo cierto es que de cierta forma le enternece la acción del blondo. Sin embargo no deja de maquilar lo mal que la pudo pasar de haber reaccionado mal el otro sujeto, por las pintas que traía no parecía el tipo de gente con el que te quisieras meter, incluso le dio un mal presentimiento desde que se alejó sin pedirle una simple disculpa.


- Lo sé, pero te pusiste en peligro ¿que tal que ese tipo te hubiera lastimado, eh? cargaría en mi conciencia que por mi culpa te han hecho daño y no quiero eso - 


El rubio tuerce el gesto en una mueca entristecida, bajando la mirada con vergüenza


- Solo quería hacerte justicia, lo lamento - murmura apenado - 


Itachi tiene que cambiar su gesto a uno más apacible antes de acariciar la mano de su amigo con suavidad.


- No es grave pero no lo vuelvas a intentar ¿puedes prometerlo? - sonríe sincero - 


El otro vuelve la vista al frente y asiente devolviendo el gesto 


- Bien porque justamente también quería comentarte que no le digas nada de esto a Shisui - Deidara frunce el entrecejo confundido - 


- ¿Porque no? - 


Itachi desvía la mirada con un sonrojo implantado en las mejillas


- Porque de enterarse se pondrá furioso y querrá romperle la cara a ese tipo - susurra a lo bajo, casi como algo confidencial - 


"Si tan solo supiera que ese tipo no es cualquier enclenque al que pueda vencer" piensa internamente el blondo sin atreverse a decirlo en voz alta para no alarmar a su amigo. 


- De acuerdo , no diré nada - 


Itachi respira con normalidad, sonriendo complacido por la respuesta, tomando uno de los dumplings que trajo el rubio de la cafetería


- Y dejando de lado el tema de infelices y patanes ¿como fueron tus clases? - cuestiona llevándose un bocado - 


Deidara ríe a lo bajo e intenta pensar en algo más positivo que aquel pelirrojo indeseable, lo cierto es que a pesar de la llamada de atención que recibió por culpa de esté, en el transcurso fue capaz de impresionar a la docente y compañeros con su habilidad con sus obras, recibiendo más de un halago por parte de todos que le pedían les enseñara más de sus esculturas. 


- Bien, la maestra parece ligeramente interesada en mis trabajos - forma una sonrisa de lado - creo que me irá bien este semestre - vuelve la vista a su plato y se lleva un bocado - ¿Y tu que tal? ¿Como va tu vida resignada al no-arte? - 


El pelilargo le mira fingiendo indignación, arqueando una ceja 


- Pues la veterinaria no es algo mala ¿sabes? además me gustan los animales - se encoge de hombros - quizá en vacaciones de verano me meta a un curso de danza, así puedo tomarlo como un hobbie aunque me gustaría que fuera algo más serio, pero dudo mucho que mi padre acepte eso, si se llegara a enterar de que deje la universidad para hacer danza seguro me quita de su testamento - 


Una estruendosa risa sale del rubio que se cubre la boca rápidamente para evitar seguir haciendo ruido pues los demás alumnos voltearon a verlos disgustados


- Perdón - decía a duras penas, intentando controlar su ataque de risa - pero es que tu familia me parece extremista en muchos sentidos, Fugaku por una parte me da miedo - recuerda cuando Itachi lo invitó por primera vez a su casa y el comentario que lanzó el señor en aquel entonces: "es un muchacho muy ruidoso, seguro te traerá problemas" por suerte su madre era un poco más tranquila pero sin dejar de ser estricta, se notaba que eran la clase de padres que querían tener control en la vida de sus hijos de una manera enferma - pero sigo a la firme idea de que deberías independizarte y hacer lo que te guste - 


- Si pero si me salgo de la uni ¿quien vigilará que no te metas en problemas con patanes? - sonríe pasando un brazo tras los hombros del blondo - 


- De eso no te preocupes, no volveré a defenderte nunca, comadreja malagradecida- bromea picando la costilla ajena - 


- Hey cuidado con esas manos o me pondré celoso - una tercera voz se les une -


Ambos voltean y en cuestión de segundos el pelilargo ya había saltado de su asiento para colgarse del cuello del recién llegado 


- ¡Shisui! - ensancha su sonrisa, viendo con todo el amor del mundo al pelinegro - creía que ya no comerías con nosotros - 


Este se agacha un poco para quedar a la altura del otro y le planta un dulce beso en los labios que es correspondido de inmediato 


- Las clases se alargaron un poco más de lo normal - explica con sencillez - pero tenía hambre y ya quería verte - esto último lo dice en un tono más sugerente, paseando su brazo alrededor de la cintura del otro mientras se inclina para volver a besarlo esta vez un poco más intenso y duradero - 


- ¡Oh vamos no hagan esto enfrente de mi! - se queja el blondo - 


Una vez que se separan creando un fino hilo de saliva entre ambos, el pelilargo voltea a ver de mala gana a su amigo que miraba asqueado la situación 


- Deberías conseguir a alguien con quien hacer esto, así no te quejaras - contraataca volviéndose hacía su pareja para sonreir - 


Deidara frunce el entrecejo y le alza el dedo medio a Itachi 


- Pues hasta que eso suceda les agradecería que no se babeen la cara enfrente de mi y menos cuando estoy comiendo - finaliza llevándose otro bocado - 


Itachi revolotea los ojos, separándose por fin de su novio para tomar asiento juntos en la banca 


- ¿Y como les fue en su día de ingreso? ¿ya le has mostrado el campus? - cuestiona Shisui a su pareja que se recarga sobre su hombro - 


- Ya, le ayude a llegar a su dormitorio y para su desgracia le tocó con un idiota que anda coqueteando con todo lo que se mueve - arruga el gesto al recordar a ese desagradable peliblanco - 


- ¿Ah, sí? - voltea a ver al blondo esperando por su respuesta - 


- Es un idiota más que anda ligando con cualquiera, prefiero ignorarlo y así si no se mete conmigo realmente me da lo mismo que haga lo que quiera - se encoge de hombros restándole importancia - 


- En cualquier caso si llegara a ser muy insistente siempre pueden llamarme - dice ganándose una sonrisa de parte de ambos menores -


- Eso me encantaría haber escuchado cuando se metió con Itachi - dice divertido el blondo -


- ¿Se ha metido con él? - está vez el pelinegro cambia su expresión a una seria, si bien no era un posesivo desquiciado pero cuando se trataba de Itachi no podía evitar soltar los celos que le invadía - 


- Deidara - regaña el pelilargo, haciendo un gesto disgustado - 


- Me calló - sonríe bajando la mirada - 


- Pero ¿te ha hecho algo malo? - insiste mirando a su pareja que solo se aprieta más contra el - 


- No realmente - interfiere el rubio, no quería iniciar una disputa entre ambos por una broma tonta - en realidad me fastidio a mi pero no tiene importancia, se librarme de esa clase de tipos - miente a ver si con eso logran persuadir al otro - 


Y al parecer lo logra pues este relaja sus facciones al escuchar aquello, sacando un suspiro discreto de parte de ambos amigos 


- De acuerdo, pero mantente alejado de ese sujeto ¿sí? - murmura al pelilargo que asiente con una sonrisa al sentir el beso que dejó sobre su cabeza - 


- Bueno yo me voy a clases antes de que vuelvan a ponerse de "cariñosos" - exclama tomando sus cosas para retirarse - 


La pareja ríe divertida, despidiendo a Deidara que se esfuma entre los pasillos 


Eran casi cuarto para las dos, llegaría mucho antes de lo previsto a su siguiente clase pero así era mejor, no quería perderse ni una sola, además de que si terminaba sus deberes igual y podría salir antes para terminar de acomodar sus cosas en la alcoba. Ya solo restaban tres clases más.


 


 


 


 


 


Da un suspiro de alivio en cuanto suena la alarma dando por finalizadas las clases, recoge sus cosas asegurándose de dejar la pintura en oleo a un lado de la ventana para que secara y mañana por la mañana recogerla. 


- Joven Uzumaki - llama el docente en turno - 


Se cuelga la mochila y acerca hasta el escritorio 


- ¿Que pasa, sensei? - 


- Felicidades por su trabajo, es muy impresionante - halaga el anciano - 


- Gracias, en verdad apreció que lo diga - sonríe apenado - 


- De hecho pienso que tiene un buen ojo artístico, aquí por lo regular llamamos únicamente a los alumnos de última generación para colaborar en el mural de la escuela, año con año hacen una obra distinta y según la temática que exija dirección, pero creo que por esta ocasión puede hacerse una excepción y si esta interesado puede ir a echarles una mano a sus compañeros de último grado - 


La noticia le puso aún más feliz, gritando en sus adentros, de verdad que no se esperaba aquello.


- Claro que sí, encantado de ayudarles - 


El anciano asiente, anotando en un papel que le extiende segundos después


- Entonces lo vemos mañana en el salón de artes decorativas al terminar sus demás clases - el docente toma sus cosas y se despide, saliendo del salón - 


Deidara estaba que no podía de la emoción, le encantaba todo ese tipo de actividades, era cuando más podía expresar su creatividad en base a lo que más amaba


Si iba a ayudar en eso tendría que regresar pronto a su dormitorio para recoger todo lo necesario para trabajar, esperaba que con suerte sus compañeros ya se encontraran descansando o en el mejor de los casos no estuvieran en el cuarto, por parte de Yahiko no le disgustaba su presencia, era un tipo bastante calmado pero no podía decir lo mismo de Hidan que lo inquietaba con su música a alto volumen en plena madrugada. 


Con los pensamientos revoloteando por su cabeza camina a prisas por los pasillos ya desérticos pues los alumnos una vez que suena la campana huyen inmediatamente ya sea a la sala de descanso o directamente a sus dormitorios. Mira su reloj de pulsera, si tenía suerte terminaría de desempacar todas sus cosas para antes de las 8:00 pm y así concentrarse únicamente en las herramientas para trabajar en el mural.


- ¿Llevas prisa, muñeco? - escucha a alguien llamarle a sus espaldas - 


Detiene lentamente el paso y mira por encima del hombro a un sujeto de pelo castaño y algo corpulento acercarse hasta él 


Cuando está a punto de retomar su camino otro le sale por el frente, esta vez es un chico de gafas y cabello platinado atado en una coleta baja 


- ¿Porque tanta prisa? - dice en un tono que le incomodaron bastante - 


Antes de que se de cuenta el sujeto a sus espaldas le toma fuerte de los brazos, se remueve desesperado tratando de zafarse 


- ¡Déjenme en paz imbe.... - Es incapaz de concluir la frase cuando una tela húmeda contra su nariz y boca le van produciendo un sueño profundo, cayendo inconsciente entre los brazos de sus captores - 


 


 


 


Abre los ojos lentamente, cegado por un momento ante la molesta luz de aquel lugar. Se talla los ojos con ambas manos mientras espabila, mirando para todos lados tratando de asimilar en donde se encontraba, le dolía la espalda seguramente por la incómoda posición en la que se encontraba en aquel sofá de terciopelo color vino. 


Se levanta con lentitud, apoyando una mano en su dolorida espalda, buscando alguna señal de alguien que pudiera ayudarlo, se fija en el sitio, era un dormitorio y no uno cualquiera, se veía bastante más grande que los demás, era cinco veces las dimensiones del suyo con la diferencia de que solo había una cama matrimonial en el centro adornada por unas finas sábanas y edredón blancos, en los lados de la misma dos mesas de noche, una con una lámpara sencilla, en el centro del lugar había una mesa de cristal con detalles de madera de roble en las patas, una escultura de tigre en el centro de la misma le adornaba, del sofá en el que estaba había otros dos más de las mismas dimensiones rodeando la mesa, creando un espacio de entretenimiento, mirando al frente de donde estaba la cama, había un mueble con una televisión plegable de aproximadamente 80 pulgadas, el lugar contaba incluso con aire acondicionado por el dispositivo que vio pegado en uno de los extremos de las paredes, a simple vista pareciera la habitación del mismo director, ¿quien más podría tener semejantes lujos? no creía posible que algún alumno tuviera el privilegio de estar en un dormitorio de esa categoría. 


- ¿Sabes? eres un imán para atraer problemas, no fue difícil traerte hasta aquí - 


Pega un brinco cuando escucha una voz tras sus espaldas, volteando a la defensiva casi inmediato, perdiendo fuerza en cuanto la imagen de su captor se presenta 


- Tú... - abre la boca de par en par - 


El otro solo sonríe con malicia, acercándose hasta el blondo 


- ¿Sorprendido? - levanta una ceja con altanería - 


Deidara reacciona pasando rápido por los lados en un intento de salir corriendo de ahí pero la mano del otro sujetando su cuello hasta ejercer presión se lo impiden, lanzandolo con brusquedad contra el sofá, lastimándose nuevamente la espalda en el proceso. Suelta un gemido lastimero, mirando de mala gana al pelirrojo que se acerca peligrosamente hasta el, agarrando ambos lados del sofá para ver directamente al blondo.


- Me parece que tenemos una platica pendiente - 


Deidara para este punto ya estaba asustado y eso que el terror no había hecho más que empezar. 


 


 

Notas finales:

¡Hola! espero estén teniendo un excelente día, les traigo una nueva actualización de esta historia, estoy aún trabajando en las demás, pero ya actualizare un poco más seguido 

No olviden comentar que les parece la historia en cada cap que yo las estaré leyendo y respondiendo siempre 

besos <3 

JoJo

 


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