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Viviré en tu memoria por NDTaurus

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Notas del capitulo:

Me he tardado un mundo en escribir este capítulo... los siento, culpo al calor y al regreso presencial del trabajo.
Pero vuelven los día fríos y con ello el posible teletrabajo. Así que espero comenzar a publicar más seguido.. espero... 

Gracias por la espera!

***

Bepo sacó con cuidado la tarjeta de las manos temblorosas de Law, leyó el mensaje y frunció el ceño. ¿A quién se le ocurría enviar un mensaje de tan mal gusto?

—No faltan los idiotas —dijo un tanto enfadado para luego tomar el sobre y la pluma—, tiraré esto a la basura —Law asintió en silencio mientras Bepo entraba a la cocina partiendo el papel en pedazos.

Su teléfono comenzó a vibrar en el bolsillo del pantalón. “Número privado” leyó en la pantalla, algo dentro de él le decía que no respondiera esa llamada, pero su inmensa necesidad de saber le obligó a deslizar la opción para contestar.

—¿Aló? —dijo mientras se ponía de pie para salir al balcón.

—Buen día, Law… —Llevaba años sin oír su voz, aun así, pudo reconocerla al instante. Se congeló en su lugar y su mente quedó en blanco—. ¿Sigues ahí?

—¿Qué quieres? —preguntó, intentando mantener la calma.

—Hablar…

—No tengo nada que hablar contigo —respondió con voz calmada pero decidida.

—Oh Law, tenemos mucho de qué hablar. No quieres que hayan más “accidentes” a tu alrededor, ¿verdad? —toda la entereza que tenía segundos atrás se derrumbó al instante.

—¿Qué quieres decir…? —preguntó mientras más interrogantes se aglomeraban en su cabeza. ¿Por qué le había enviado una tarjeta de condolencias?, ¿Cómo se enteró de lo que ocurrió?, ¿Por qué sabía su dirección?, ¿Qué quería decir con esas palabras?, ¿Cómo había conseguido su número para empezar?

—Hay un vehículo estacionado frente al edificio, tienes 10 minutos para llegar a él si no quieres que suban a buscarte —concluyó su interlocutor, y a pesar de que no estaba frente a él, sabía que estaba sonriendo. También sabía que aceptar sus términos era una mala idea, pero el pánico comenzaba a adueñarse de él, ¿Quiénes serían los que subirían a por él? No podía darse el lujo de averiguarlo, no podía poner a Bepo en peligro.

Escuchó el tono de su teléfono y volvió sobre sus pasos para dejarlo sobre la mesa de centro.

Bepo se sorprendió al ver la palidez de su piel, y aunque intentó descifrar su expresión le fue imposible.

—Law… —le llamó con suavidad—, ¿está todo bien? —Law le sostuvo la mirada, tratando de no transmitir su temor y sonrió quedamente con algo de esfuerzo—, ¿Quién era?

—Número equivocado —tomo aire—, lo siento, creo que han sido demasiadas emociones juntas. Me siento algo abrumado, es todo.

—¿Seguro? —insistió Bepo y Law asintió.

—¿Puedo aprovecharme de tu buena voluntad y pedirte que comiences a llenar mi maleta para ahorrar tiempo? Creo que necesito unos minutos…

—Claro, no hay problema. ¿No escogerás tu ropa?

—Ah… no, digo… las prendas que están primero en el armario son las que suelo usar más seguido.

—De acuerdo… ¿No quieres que te prepare un té o algo?

—No, no es necesario, estaré bien. Gracias.

Bepo le dio una sonrisa seguida de un “ok”. Tenía claro que Law le decía que todo estaba bien para evitarle preocupaciones, y supuso que lo mejor sería darle espacio para que aclarara su mente, a su ritmo. Con eso en la cabeza se fue a la habitación para comenzar a sacar la ropa de los cajones.

En ese mismo momento, Law caminó de forma sigilosa hacia la salida, abrió y cerró la puerta con cuidado de no hacer ruido y corrió hacia el elevador. Presionó seguidamente el botón mientras miraba su reloj de pulsera, ya habían pasado cerca de 4 minutos desde que había cortado la llamada y el elevador avanzaba, a su percepción, más lento que de costumbre, por lo que decidió bajar por las escaleras.

Bajó lo más rápido que su cuerpo le permitió. Sintió la falta de aire y una punzada de dolor a un costado de sus costillas al llegar al primer piso, pero no podía detenerse. Salió a la calle y lo vio, un lujoso vehículo negro con cristales polarizados, con tres extraños sujetos, dos de ellos se veían peligrosos, el otro era un rubio con tacones que se le hacía algo familiar.

—Trafalgar Law —habló el sujeto de cabello gris y él asintió—. Hemos venido para escoltarte, por favor, sube al vehículo.

No muy convencido, siguió las instrucciones. El mismo sujeto se sentó a su lado y en cuanto cerraron las puertas, el vehículo se puso en marcha.

—Lo siento chico — pero no puedes ver el camino que tomaremos, así que ponte esto por las buenas— habló el mismo tipo mientras le extendía un antifaz.

—Es mucho mejor para ti que sea por las buenas —habló el chico rubio de tacones que ahora iba de copiloto.

—¿Y qué si decido que sea por las malas? —pronunció con un tono algo desafiante. El muchacho soltó una carcajada y se dio la vuelta para apuntarle con un arma.

—Woah, ¿vieron eso? Este imbécil ni siquiera se inmutó —volvió a reír—. Casi siento que me agrada —finalizó para luego presionar el gatillo.

Abrió de golpe sus ojos al oír el sonido del disparo y al instante sintió un desagradable ardor expandirse en uno de sus muslos, miró hacia abajo y pudo ver un pequeño dardo clavado en su pierna, lo quitó de golpe y frunció el ceño.

No pasaron más de 10 segundos para sentir como su boca comenzaba a secarse —Esto tiene que ser una maldita broma…

—Gracias por no elegir hacerlo por las buenas.

—Eres un… —logró pronunciar antes de que el mundo comenzara a dar vueltas a su alrededor.

—Dulces sueños, princesa.

***

 

Abrió sus ojos con algo de dificultad, sentía sus parpados pesados y el cuerpo un tanto paralizado. El vehículo aún estaba en movimiento y el cuello había comenzado a dolerle debido a la posición en la que se encontraba, ¿cuánto tiempo había transcurrido desde que se durmió por culpa del sedante que le administraron como si fuera un animal?

—Buenos días, princesa —habló nuevamente el copiloto en tono burlesco—, ya estamos por llegar, así que comienza a espabilar.

—¿Cuánto tiempo estuve dormido? —preguntó con notable molestia.

—No tengo por qué responderte.

Apretó la mandíbula y empuñó sus manos con toda la fuerza que pudo aplicar antes de recordar su reloj. Trató de enfocar y respiró aliviado al notar que había estado inconsciente poco más de una hora, eso quería decir que no estaban tan lejos, o eso esperaba.

Finalmente, el vehículo se detuvo y abrieron su puerta, aún sentía el cuerpo pesado y con algo de dificultad logró bajar, golpeando la mano que le ofrecía ayuda para ponerse de pie. Observó a su alrededor. Estaban en un estacionamiento subterráneo que no le daba ni una pista de su ubicación. 

—¿Qué le hicieron? —preguntó una chica que era un poco más alta que él, vestía un conjunto formal de color verde que hacía juego con su cabello.

—Mostró resistencia —dijo el rubio sonriente y la chica le hizo saber lo molesta que estaba por la situación.

—Lamento que esto partiera de esta forma —habló dirigiéndose a Law por primera vez—, soy Monet, asistente del joven amo, él estará feliz de verte al fin. Ahora, por favor, sígueme —dijo, y sin esperar respuesta, comenzó a caminar en dirección al elevador.

Law les dio una última mirada a los otros tres y comenzó a seguirla, con un ligero cojeo debido al dolor de su pierna.

***

Se sorprendió al salir del elevador y ver que ese lugar era en realidad un casino, bastante lujoso por lo demás. Las personas que se encontraban dentro le miraron de pies a cabeza con notable desagrado, porque claro, sus vaqueros y su sudadera no cumplían con el código de vestimenta que dictaba el derecho de admisión.

Se enfadó, frunció el ceño y levantó su cabeza. Sí, se sentía mal, estaba triste, decaído y con un muy mal sabor de boca debido a todo lo que estaba ocurriendo, pero jamás bajaría la cabeza ante ese tipo de gente.

La chica que minutos antes se había identificado como Monet, abrió una puerta de vidrio difuminado y le invitó a pasar.

—El Joven amo está en su oficina, espera a que te atienda. Toma asiento mientras tanto. ¿Algo para beber?

—No.

—“No, gracias” —escuchó que pronunciaron desde su espalda y la piel se le erizó al reconocer la voz. Se giró y empuñó sus manos mientras contenía la rabia acumulada—. Que gusto verte después de tanto tiempo. Law.

—Vergo…

Don Vergo para ti, mocoso, se ve que aún no aprendes modales —Law le miró con suspicacia—, será un placer tener que reeducarte para que empieces a mostrar respeto por tus superiores.

—Tú no eres mi superior —refutó con molestia y Vergo, en un rápido movimiento, le tomó con brusquedad de la mandíbula.

—Aún no entiendes cuál es tu posición. Si no te doy tu merecido ahora es simplemente porque Doffy quiere hacer los honores —concluyó empujándole hacia atrás, Law trastabilló con el sofá y terminó sentado—, ahora se obediente y espera como dijo Monet.

Frustración, ese era el sentimiento que le embargó mientras estaba sentado en ese cómodo sofá. Desvió su mirada hacia el gran ventanal, y si no fuera por lo enojado que estaba, hubiera disfrutado ese hermoso paisaje de cerros y árboles florecidos, y no, no tenía la más remota idea de dónde se encontraba ese lugar.

Los minutos pasaron tan lento que se sintieron como horas, se supone que estaban esperando por él, por qué Doflamingo se tardaba tanto en hacer aparición.

—Maldición… —refunfuñó mientras le daba un golpe al apoya brazos del sofá con su puño, y al instante, la gran puerta doble donde se supone que estaba el líder de la familia Donquixote, se abrió de par en par.

Monet le invitó a pasar y él, después de soltar un suspiro, ingresó. Era una amplia oficina con grandes ventanales y decoración sofisticada.

Doflamingo se levantó de su asiento y caminó con una sonrisa hasta llegar a su lado. Sintió el impulso de echarse hacia atrás, quería salir de ahí, pero no logró mover un solo músculo.

—Law, me alegra que aceptaras mi invitación.

—¿Tenía alternativa?

—No, no tenías. Pero fue bueno que accedieras así de rápido. Monet, sírvenos algo de beber, por favor. Un whisky para mí, y… ¿un café amargo?... Entiendo que no puedes beber alcohol ¿o me equivoco? —habló en dirección a Law.

—No quiero nada, solo ve al grano —exigió y Doflamingo le sostuvo la mirada con una mueca de disgusto.

—No seas mal agradecido, Law. Estoy tratando de ser cordial contigo, a pesar de tu traición a la familia.

—No hables de traicionar a la familia cuando fuiste tú quien mató a Rosinante —reclamó con bravura.

—Él fue el primero en traicionarnos, y lamentablemente te arrastró en su sucia jugada…

—Él me salvó…

—¡Claro que no! —alzó la voz algo exasperado—, él te condenó cuando te desvió del camino. Si no fuera por él tú ahora serías uno de los oficiales de nuestra familia, hubieras tenido lo que quisieras.

—No necesito nada que venga de ti.

—No sabes lo equivocado que estás —Doflamingo regresó sobre sus pasos y se apoyó en su escritorio con las piernas cruzadas. Law le siguió con la mirada—. Law, soy un hombre bondadoso, por lo tanto, te daré una oportunidad más, para que enmiendes tus errores.

—¿Qué quieres que haga para dejarme en paz?

—Quiero a Sengoku.

—¿Qué? —preguntó desconcertado—, ¿por qué?

—Todo esto ha sido un efecto en cadena —comenzó a hablar al tiempo que recibía el whisky que había solicitado con anterioridad—. Ese bastardo fue el que envenenó la mente de Rosinante, por su culpa tuve que matar a mi propio hermano —hizo una pausa para beber un sorbo—. Deberías odiarle también, Law, por su culpa perdimos a la persona que más amábamos en este mundo —Law apretó los labios. No podía creer lo que oía.

—Sigo sin entender qué quieres, así que explícate.

Sonrió con malicia y Law le miró con enfado—. Sé que mantienen contacto, así que no te será difícil acercarte a él. Me gustaría que sufriera, que sea lento y agónico, pero puedes hacerlo de la forma que más te acomode, eres doctor, debes conocer alguna forma para hacer que parezca natural.

No, definitivamente no podía acceder a eso, de partida no quería regresar a su vida delictual, y, por otro lado, Corazón quería a ese hombre como a un padre. Jamás se perdonaría dañar a alguien que fue tan importante para él.

—No.

—¿No?

—No voy a ayudarte a hacerle daño a ese hombre.

—Antes de que te niegues necesito que entiendas algo —Doflamingo sonrió al tiempo que ladeaba su cabeza—. Si tú no me ayudas a deshacerme de mis enemigos, yo me desharé de tus amigos —Law abrió sus ojos con sorpresa—. La vida es frágil, Law.

Se tomó su tiempo para continuar con la degustación su trago, y volvió a sonreír con complacencia al ver que Law se mantenía en silencio a pesar de su mirada desafiante—A estas alturas ya deberías saber que hay vidas que son más valiosas que otras, y que, mientras menos valiosa sea una vida, más fácil resulta extinguirla—, volvió a beber y continuó —La muerte “accidental” de un hombre sin familia, nunca pasará de ser un apartado más en la prensa local. Una noticia que se olvidará a la semana siguiente.

Doflamingo disfrutó ver como el brío se esfumaba de los ojos de su antiguo subordinado y se deleitó cuando al acortar la distancia que los separaba, Law comenzó a retroceder.

Su espalda chocó contra la pared, y esa ya conocida sensación de asco le invadió una vez más. Doflamingo apoyó una de sus manos en la pared, a un costado de su cabeza, y se inclinó para quedar a su altura, saboreando el momento en que el temor se instaló en esos ojos grises —Te guste o no, ya estás dentro de mi red, y solo debo jalar uno de mis hilos para que todo se acabe, ¿Lo entiendes?

Y a pesar de no querer hacerlo, había entendido perfectamente.

***

La corriente de sentimientos y emociones que se acumulaban en su interior eran algo abrumador, se sentía vacío, pero sobre todo se sentía sucio. “Estás traicionando a las personas más importantes de tu vida con esto” se repetía una y otra vez, pero ¿qué más podía hacer? La idea de la muerte que rondaba su cabeza ya no le parecía una opción tan descabellada, tal como dijo Doflamingo, era doctor, tenía el conocimiento necesario para hacerlo sin sentir dolor…

Con eso en mente abrió la puerta del departamento, no se sorprendió al ver a sus amigos dentro, después de todo había desaparecido de un momento a otro sin decirle nada a nadie, lo más lógico era que estuvieran preocupados, o molestos.

—¡Torao! —gritó Luffy siendo el primero en reaccionar— ¿Dónde te habías metido? ¡Estábamos preocupados por ti! —Zoro le dio una palmada para hacer que guardara silencio, mientras Bepo pasaba al frente para acercarse a Law. Le tomó de los hombros, lo sacudió con suavidad y le reclamó lo irresponsable que había sido al irse de la forma en que lo hizo.

—¡Entiendo que quieras tiempo para pensar y estar a solas, pero ¿podrías ser un poco más considerado con nosotros?! —Bepo se sorprendió al ver la expresión asolada de Law y se reprendió mentalmente al mismo tiempo que le rodeaba con sus brazos. —Lo siento, no debí decir eso, es que estaba tan preocupado por ti…

Law asintió, pero no tuvo la fuerza de voluntad suficiente para devolver el abrazo —Está bien… soy yo el que debe disculparse.

Permanecieron en la misma posición por unos segundos más, hasta que Law rompió despacio con el abrazo —¿Puedo… —se aclaró la garganta y habló un poco más alto—, puedo ser desconsiderado una vez más, y pedirles que no me hagan preguntas?

Guardaron silencio por lo que a Law le pareció una eternidad, hasta que Zoro accedió a la petición —Si no quieres hablar no podemos obligarte, solo, no vuelvas a desaparecer de esa forma—. Law asintió y Zoro soltó un suspiro —Le avisaré a los demás que ya apareciste—, concluyó sacando su teléfono para enviar un mensaje al grupo.

—Con todo, no terminé de poner tus cosas en la maleta… —comentó Bepo tratando de romper un poco con la pesadez que se planto en el departamento.

—No es necesario… —soltó Law mientras se sentaba con cuidado en uno de los sillones.

—¿Cómo no? —preguntó Penguin un tanto contrariado.

—Quiero quedarme aquí…

—Law, no puedes…

—¿Quién dice que no puedo? —preguntó interrumpiendo a Bepo.

No quería actuar como un mal agradecido con sus amigos, pero debía alejarse de ellos, no podía ni quería involucrarlos en sus problemas. “Te estoy vigilando, Law, así que no hagas ninguna estupidez” resonó la voz de Doflamingo en su cabeza y negó —No voy a decir que estoy bien, porque no lo estoy. Pero sé que puedo valerme por mi mismo y ahora lo único que quiero es tiempo y espacio, ¿es mucho pedir que respeten eso?  

Zoro frunció el ceño en señal de desconfianza, Law era una persona de palabra, cuando decía que haría algo lo hacía, siempre se apegaba a sus estructurados planes y era muy extraño que cambiara de parecer sin tener un motivo de peso. “¿Por qué el cambio de planes tan abrupto y sin sentido?” se peguntó, tratando de conectar la escasa información que tenía para encontrar una respuesta lógica, sin tener que consultarlo directamente con el cirujano.

—¿Por qué? —preguntó Bepo algo decaído.

Law le sostuvo la mirada, entendía el cuestionamiento, pero eso no hacía que le molestara menos —¿No puedo simplemente querer estar a solas en mi hogar? ¿No han pensado que talvez eso es lo que necesito en lugar de estar todo el día vigilado por alguien?

—Law, no se trata de mantenerte vigilado —se apresuró a contradecir Bepo.

—¡Pues así es como se siente!

—Torao… —susurró Luffy con algo de tristeza y el molesto silencio se extendió una vez más por la habitación.

Ninguno quería decir algo más, sentían como la tensión comenzaba a aumentar y no querían llegar al punto de decir palabras que pudieran ser hirientes.

—Creo que… —Habló Penguin en un tono suave para amainar la tensión—, creo que Law tiene razón, la decisión de irse o quedarse es suya —se tomó un segundo antes de continuar—. Pero también creo que como tus amigos merecemos un poco más de respeto de tu parte —declaró, increpando a Law—. Comprendo que estás pasando por un momento difícil, y puede ser que sientas que lo has perdido todo, pero nosotros seguimos aquí. Y seguiremos preocupándonos por tu bienestar, porque eso es lo que hacen los amigos…, eso es lo que hace la familia —concluyó su sermón y respiró antes de volver a hablar—. Si quieres espacio te lo daremos, pero no vamos a dejarte solo. ¿Entendido? —Law asintió sin ser capaz de responder a la reprimenda.

Penguin se acercó a él, apoyó una mano sobre su hombro y presionó suavemente —Te llamaré mañana temprano, ¿vale?

Law dejó salir el aire que había estado aguantando segundos atrás y palmeó la mano de Penguin sobre su hombro.

—Bueno, me voy ¿alguien se va conmigo? —Bepo asintió y se acercó a ellos, extendió los brazos y Law se puso de pie para recibir otro de sus abrazos.

—Si todo está bien entonces también me marcho —habló Luffy con entusiasmo—. ¡Andando, Zoro!

—Ve con los chicos, yo me quedaré unos minutos más —Penguin y Bepo se miraron con complicidad al oírle. Y Antes de que Luffy refutara, Penguin le tomó del brazo para llevárselo a la salida mientras Bepo se despedía para salir detrás de ellos y cerrar la puerta.

—Eso fue nostálgico —dijo Zoro para luego dejarse caer al lado de Law.

—¿Los chicos llevándose a Luffy para darnos tiempo a solas? —preguntó con una mueca parecida a una sonrisa.

—Si —sonrió mientras se estiraba para quitarse un poco de pereza de encima y se echó hacia atrás en el sofá.

—Zoro…

—Siento que algo no anda bien —habló yendo directo al punto.

—¿A qué te refieres?

—A ti, algo no anda bien contigo.

—¿Es una broma? —Zoro le sostuvo la mirada—. Ace y Killer están en el hospital, tengo un cáncer con mal pronóstico y Kid está muerto… —concluyó con una sonrisa melancólica— ¿Debería estar bien?

Zoro guardó silencio y Law respiró profundo para calmarse antes de volver a hablar —Ni siquiera puedo tomarme una cerveza.

—¿Y una copa de vino?

—No debería…

—Pero puedes, ¿Verdad?

Law asintió y sonrió sin mucho ánimo —Eres una mala influencia…

Zoro sonrió de vuelta —Lo sé… pero también puedo ser responsable cuando me lo propongo —Law le miró con suspicacia—, por ejemplo, estoy seguro de que no has comido nada en todo el día.

—Me prepararé algo rápido para cenar…

—No lo harás —aseguró y se puso de pie—, además debo decir que en tu ausencia revisé tu cocina, y no tienes nada decente que puedas preparar. Así que, andando.

—¿Crees que tengo ganas de salir?

—Claro que no, pero no me iré hasta que aceptes mi invitación a cenar —concluyó extendiendo una mano para ayudarle a levantarse. Law le miró con algo de congoja y Zoro le dio una sonrisa— ¿Por favor?

***

Se sentaron en una de las últimas mesas del restaurante y un camarero se acercó a tomar su pedido, ordenaron y volvieron a quedar en silencio hasta que el mismo chico regresó con una bandeja, dos copas para vino y una botella, “Cortesía de la casa”, dijo antes de servir las copas y retirarse.

—No sé cómo tomar esto…

—Levantas la copa y te la llevas a los labios —Bromeó Zoro como respuesta.

—Idiota, me refiero a que Kuroashi no tiene este tipo de… “detalles”, no con nosotros por lo menos.

—No lo pienses tanto y solo di “gracias” —aconsejó levantando la copa en dirección a la cocina. Law se giró un poco y divisó a Sanji sonriendo suavemente tras el cristal que separaba la cocina del mostrador. Imitó el movimiento de Zoro, siendo recibido con un asentimiento de cabeza por parte del chef en jefe, quien regresó a sus labores después de la pequeña interacción.

—Cuando dijiste que iríamos a cenar pensé que sería en un lugar más… cercano al departamento —se llevó la copa a los labios, tomó un sorbo de vino y lo mantuvo en su boca unos segundos, disfrutando su sabor antes de tragarlo y sentir el calor expandirse por su garganta.

Respiró profundo, sintiendo como su cuerpo se relajaba después haber permanecido tanto tiempo bajo tensión.

—¿Mejor? —preguntó Zoro con una sonrisa y Law asintió mientras cerraba los ojos, disfrutando de esa irreal sensación de paz—. Necesitaba… —dijo Zoro llevándose una mano al cuello para aliviar la tensión que ahora comenzaba a crecer en él al saber que arruinaría el momento para su amigo—, necesitaba un lugar seguro para hablar contigo.

—Un lugar seguro… —Law se echó un poco hacia atrás y empuñó las manos sobre la mesa, sintiendo como sus músculos volvían a contraerse a la defensiva— ¿A qué te refieres?

Zoro se irguió un poco para quedar a su altura y tomó una bocanada de aire antes de seguir —Bepo nos dijo de la nota. “D.D.”, solo viene un nombre a mi cabeza. Donquixote Doflamingo. Hoy te reuniste con él, ¿verdad?

Law abrió sus ojos con sorpresa, no sabía cómo responder a las aseveraciones de Zoro, no quería que él se viera involucrado en sus problemas, y tampoco sabía qué tan seguro sería hablar en realidad. Sintió como su pulso se disparaba y los nervios comenzaban a jugarle en contra. Tomó la copa de vino nuevamente entre sus manos y jugó con ella antes de llevársela a los labios para hacer desparecer el contenido de un solo trago.

 

Continuara…>>

Notas finales:

Gracias por leer!  


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