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Últimos Pensamientos por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Terrones de azucar, espero que disfruten, lean, comente y cuidense mucho. 

Nos vemos abajo. 

A la mañana siguiente, me comunique vía cosmos con el viejo maestro.

Quería cuestionarle todo esto. Es la única persona con la que podía contar.

Sé que fue el mejor amigo de mi maestro, me dijo que siempre, que si alguna vez estaba en problemas y no llegara a estar recurriera a él, me mantendría a salvo.

-¿Viejo maestro?-

-Oh, hola pequeño Mu, ¿Cómo te encuentras?-

-Bien… Bueno eso creo- Me notaba mortificado en mis palabras.

-Sucedió algo importante, dime ¿Qué es?- Logre escuchar como una risa de parte de él.

Suspire antes de continuar –Lo que pasa… Es que ayer… En medio de una ventisca… Encuentro a un bebe Lemuriano… Y… Es tan pequeño y… Sentía como me llamaba solo a mí con su llanto- Decía tantas cosas a la vez, que pude no darme a entender.

-¿Un bebe recién nacido?-

-Eso creo… Es muy pequeño… Y Sentí su débil cosmos… Fue algo extraño… Pero… No puedo explicarle lo que siento-

-No hay necesidad de eso, Mu esa pequeña estrella llego a ti porque así debió ser-

-¿A mí? Pero… No… Sé que hacer…-

Es verdad… Soy un inexperto en tos asuntos… Creo que en todo lo soy… Mi autoestima a estado mal dese hace tiempo…

-¿Quieres que yo me haga cargo de él?-

Esa pregunta fue demasiado para mi… Me sobre salte tanto, en mi interior sentí miedo por esa propuesta. Sin pensarlo lo aferre a mi tanto… Y respondí de inmediato.

-¡¡¡NO!!!- Creo que levante mi voz más de lo debido… Me sentí avergonzado por mi comportamiento. Estoy siendo tan irrespetuoso… Y no había razón.

-Per… Perdóneme… Viejo maestro… Yo hable sin pensar creo que…- Pero en vez de enojarse o decirme algo… Escuche una risa de su parte.

-Je, je, je, je, pequeño Mu, creo que tú sabrás que hacer, y lo has pensado seriamente aunque no lo parezca tu corazón ha decidido-

-¿Mi corazón?-

-Es algo que solo se siente y no se piensa. Quieres cuidar de ese bebe… Porque sabes que eres el único a quien necesita-

¿Cómo podía saber eso?

No entiendo nada… Solo que no lo quiero lejos de mí.

-Pero… No sé nada de como criar a un bebe… Tengo tanto miedo, y ¿Si algo malo pasa y no puedo protegerlo?, ¿Si no sé qué necesita…? ¿Si no se alimentarlo bien o cuidarlo?-

-Cálmate muchacho… Lo has logrado esta noche y creo que de manera correcta-

-Solo lo hice porque así lo creí, actué conforme mi mente formulaba ideas-

-Seguiste tu instinto, es la prueba de que esa pequeña estrella te pertenece para que la cuides y sea tu discípulo en algún futuro-

-¿Discípulo?- Deje escapar esa palabra.

Esta fue la forma en que mi maestro se ocupó de mí… Fui también esa estrella que lo necesito… Y se volvió su discípulo.

-Shion… Digo el patriarca…- Su voz sonaba tan triste –Aunque había llegado a criar a Aioros y Saga… Cuando tu llegaste con el… Tuvo esas inseguridades… Temía… De que no fuera suficiente para ti- Pauso su hablar un momento.

Sentí como lagrimas resbalaban por mis mejillas… No me di cuenta cuando comencé a llorar… Pero también… Él lloraba… Me daba cuenta de eso.

-Si te viera ahora, estaría orgulloso de ti… por mantener tu deber, aun sabiendo la maldad que ahí en el santuario y haber encontrado a la estrella que te corresponde…-

-¿Orgulloso se mí? Mi maestro… Estaría todo, menos eso…-

No era su digno representante… Mi mente así me lo decía día y noche… Aunque en esta última  no pensé en eso, todas mis energías estaban enfocadas en esa criatura.

-Mu… Él lo está de verdad… Siempre lo estuvo… Desde el día que te tuvo en sus brazos… Y aun ahora lo seguirá estando-

¿Por qué sus palabras eran tan dulces y a la vez me lastimaban profundamente?

-Eres el único reparador de armaduras, el único que puede seguir sus enseñanzas, el suceder de su armadura, es tu deber cuidar a esa criatura que también nació bajo tu misma constelación guardiana-

Es  verdad… Él también es Aries… Compendia todo lo que decía, pero entendía poco a la vez… Solo que este bebe me necesitaba y debía estar a su lado… Cueste lo que cueste… Lo debo proteger…

-Gracias viejo maestro… Creo que, se lo que debo hacer-

-Si necesitas algún conejo puedes pedírmelo, recuerda que yo también he criado a mi pequeña Shunrei y conozco algunos trucos-

-Gracias- Sus palabras fueron reconfortable.

-Yo también estoy orgulloso de ti-

Con esa última frase le comunicación se cortó y me dejo un sabor de boca tan difícil de entender.

Pero que rápido desapareció al encontrarme con ese pequeño movimiento entre mis brazos con brusquedad.

-¿Tienes hambre?- Una pregunta que sobraba, él no me contestaría, pero su rostro me lo decía todo.

Mi instinto me guiaba, cada paso que daba para proteger a ese pequeño.

Me di cuenta que la ventisca había dejado nieve, después de todo ese era su objetivo.

Sabía que debía ir al pueblo y proveerme de las cosas que el pequeño necesitaría.

Nada se me olvidaría, pero no estaba de más hacer una lista.

Pero antes de siquiera pensar en irme, el abrigarlo es esencial. No podía dejarlo solo, y mi ser se negaba a soltarlo.

Comprendía que en mi ropa no habría nada que lo quedara, pensé que podría hacer algunas prendas con las mías. Pero una idea surco por mi mente, algo como en automático.

Negué primero, pero si tan solo fuera posible aquello.

Camine dando pasos lentos y cautelosos, subir más allá de mi habitación… Justo a la que alguna vez fue de… Mi…

Abrir esa puerta fue demasiado para mí, ver todo tal como lo había dejado, sé que debí limpiar esta área, pero me negaba hacerlo, era como perturbar el único recuerdo que tenía.

Mis lágrimas resbalaban de mis mejillas, caían sobre ese pequeño que lo llevaba envuelto en telas bancas para protegerlo del frio.

Aspire profundo, y me adentre, debía buscar bien… Sé que sonara tonto, pero creí en ese instante que… Algo de mi ropa de bebe estaría allí.

En ese momento, posiblemente fue la idea más brillante y tonta de todas.

¿Por qué guardaría mi ropa?

Solo fui su alumno y ya, no debí ser alguien importante para él…

Debía decirme eso a mí mismo, porque el patriarca lo fue todo para mí… El único que me cuido tanto y exigió en partes iguales.

Ya no quería seguir pensando, apreté mis ojos, para que las últimas lagrimas descendieran, pensaba en buscar en aquel ropero de madera, tan antiguo, siempre había estado allí… Y creo que estaba desde que mi maestro era joven…

No podría buscar con la pequeña estrella entre mis brazos, no quería, pero debía.

Mi corazón me guio a depositarlo en esa cama, aun con algo de polvo, creía que era el mejor lugar…

Al verlo dormir allí… Pensé en cuantas veces yo debí haber dormido en mi época de bebe, y aun en la infancia, al tener miedo, las pesadillas que me atormentaron… Me cuido… Era como sentirlo de alguna manera.

Me aleje de allí, para seguir con mi búsqueda. Al abrir dicho objeto, ver su ropa fueron los recuerdos, las sonrisas, regaños, enseñanzas, las que golpearon mi mente.

Seguí adelante, limpiando con mis manos aquella tristeza.

No había nada, era de esperarse, suspire, era mejor retirarse, esa habitación estaba colmada con tanto dolor.

-Lo extraño maestro- Desde su muerte, mi vida ha sido lamentable… Añorarlo y a veces pensar que… Solo fui una carga para él.

No me sentía merecedor de nada…

Perecía que me castigaba por algo que no había cometido. Pero que no aun siendo un caballero dorado pude impedir o verlo venir.

Escuche ese llanto. Que me indica que algo estaba mal. Fui rápido a ver a esa criatura, el cual parecía desesperado, tomándolo con cuidado, lloraba y esa vez no sabía qué hacer.

Mi dolor se reflejaba en mis ojos, su llanto me lastimaba.

Estando tan cambiante de emociones, pero fue demasiado para mí.

Lo tome entre mis brazos, pegándolo a mi pecho, me derrumbe hasta llegar al suelo.

Sentando en profunda soledad, recargando mi espalda contra la orilla de la cama… Acunaba a ese bebe, estaba demasiado triste como para entender que pasaba.

Tenía miedo, arrepentimientos, nostalgia, me dolía la pérdida del patriarca, el no poder volver como si nada al santuario a mis amigos, todo lo que conocía se me fue arrebatado esa fatídica noche.

Pero esa angustia duro solo un poco más, la dulce estrella entre mis brazos, paro de llorar, y pude sentir como se acorrucaba a mí, su pequeño corazón lo podía sentir, buscaba mi calor, me buscaba a mí.

Abrí mis ojos, mirándolo con detalle, verlo tan calmado, me hacía sentir bien.

-Tú me necesitas- Tal vez yo no fuera importante para nadie más, tal vez en estos momentos ni para mí mismo, pero para este bebe lo soy todo…

Limpie mis lágrimas y decidí que debía levantar, cuando en un movimiento de mis manos para buscar apoyo, toque algo extraño debajo de la cama.

Decidí buscar aquella cosa, con él bebe en un brazo y la libre sacando aquello, era una vieja maleta… Se veía antigua, pero bien cuidada.

-Deben ser objetos preciados de mi maestro- Fue lo único que dije.

Creía que sería malo abrirla, pero sentía que debía.

Suspire un poco, dormía con gran tranquilidad que no quería perturbarlo.

Logre abrir aquella maleta lo que encontré me sorprendió, pero las lágrimas volvieron.

El contenido era lo que buscaba, algunas pequeñas ropas de bebe, las reconocía eran mías, pero también observe de algunas otras de mis compañeros, no se podría negar que alguna vez usamos ropa que los mayores habían dejado, encontré dos sabanas, reconocía cada cosa, tenía buena memoria, pero por que estas me ayudaban a dormir.

Aun sabiendo su proceder, me parecían tan ajenas.

Pensé que el patriarca no… No conservaría nada de esto, se habría desecho de todo, pero no. Guardo nuestros recuerdos de infancia, como lo más valioso que tenía.

-Maestro… Usted…- Siempre me ha sido difícil expresarme de manera correcta, esta no sería la excepción –Gracias-

Deseaba quedarme más tiempo, inspeccionando todo el contenido, pero era mejor ir de una vez al pueblo.

Conocía el clima, y puede que otra ventisca vuelva y me impida salir con…

Para este momento tenía un nombre, no podía siempre llamarlo bebe.

Me gustan los nombres que tengan silabas iguales, tal vez podría darle un nombre así.

Pensé por un momento mientras lo alimentaba y vestía para irnos.

Su nombre será algo que siempre llevara y quiero que cuando lo escuche se sienta orgullo de sí mismo.

-Kiki…-

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están terrones de azúcar? Yo aquí actualizando este hermoso fic, que me da bastante ternura, y mas por que es la relación tan hermosa que Mu y Kiki creo e imagino que lograron tener.

Sin contar todo el dolor que Mu guardaba desde que su maestro fue asesinado y lo que paso después.

Creo que da bastante ternura este muchacho y el pequeño corderito, es que... Auuuuu me dolió bastante... Me lastimo, osea es mi favorito y lo hago sufrir tanto... Que mala soy.

XD

A ver la pregunta de este fic y de este día sera ¿Que opinan? ¿Lo estaban esperando? Obviamente este fic se integra a los otros de la semana, pero quise dar un pequeño detalle a mis terrones con este fic.

Ademas que no solo este fic se actualizara si no que también otros dos, espero que sepan cuales serán, pues ustedes mis terrones lo han escogido.

Me alegra tanto que les guste, que lo disfruten y lo gocen, por que Mucito al principio estando sufriendo, como Kiki le ayudo bastante y todo, sera un fic triste, de una vez lo digo, mejor les aviso.

Me paso a retirar y darles muchas gracias a ustedes mis terrones de azúcar. Se actualizara otro capitulo mas en este mes y ya después legara a tomar el lugar de los Jueves dentro de la semana.

Cuídense mucho, disfruten, y nos vemos pronto mis terroncitos de azúcar.

Ammu se va. 


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