Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Legado - Harry Potter por Lilit Yuu Jaganshi

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Notas de la Autora: Hola, hola! Aquí les traigo un nuevo capítulo que espero les guste tanto, como a mi me gusto escribirlo! De hoy en delante creo que ya podré comenzar a actualizar en sábado como hacía antes, aprovechando que estoy teniendo un poco más de tiempo, pero no olviden que actualizo cada quince días!

Disclaimer: Ya saben que nada de este mundo me pertenece, todo es de la queridísima J.K. Rowling , yo solo lo manipulo para mi entretenimiento :D

Capítulo 13: El Bosque Prohibido

 

No tuvieron mucho tiempo para investigar, o por lo menos Harry no lo tuvo, sobre todo por los entrenamientos que le quitaban algunos días, y como los días que Harry entrenaba, Draco iba a verlo volar, tampoco se presentaba en la biblioteca.

Por aquellos días comenzó a tener extraños sueños, sueños que le despertaban a mitad de la noche sobresaltado, con la respiración agitada y la frente perlada en sudor, pero la mayoría de las veces no lograba recordar lo que había soñado. Algunas veces, sólo recordaba fragmentos, como el grito lejano de una mujer, la voz lejana de un hombre, o una luz verde cegadora, pero todas las veces se despertaba con una sensación de dolor en la frente, justo donde tenía la cicatriz en forma de rayo… Luego de eso le costaba mucho volver a dormir, y a la mañana siguiente, seguía teniendo la extraña sensación de que la cicatriz le dolía, una sensación que al inicio le duraba unas pocas horas, pero que ahora le duraba todo el día.

- Harry, no te ves bien… - comentó Draco una mañana, acercándose a él luego de que saliera del baño arreglado. Lo había tenido que despertar, porque por primera vez desde que llegaran a Hogwarts, se había quedado dormido.

Ahora el dormitorio estaba vacío; El resto de los chicos ya habían bajado al Gran Comedor para desayunar.

- Supongo – dijo por toda respuesta, sin mucho ánimo de hablar.

- Harry, no estas saliendo de nuevo a ver ese espejo, ¿Verdad? – inquirió Draco mirándole ceñudo.

- No – le respondió lacónicamente, tomando su mochila de la cama para poder irse, sin ganas de darle ninguna larga explicación a Draco sobre algo que ni siquiera él mismo comprendía.

- ¿Seguro? – presiono sin creerle el rubio, tomándolo del brazo para que no se fuera, ante lo que Harry rodo los ojos.

- Si Draco, estoy seguro. Ahora ya vámonos, quiero alcanzar a desayunar algo antes de la clase de Pociones – le pidió, jalando su brazo para liberarse del agarre de Draco, y poder encaminarse a la puerta, siendo seguido por un rubio que no dejaba de mirarle fijamente con preocupación.

 

***

 

Snape estaba dando la segunda vuelta entre los pupitres de Gryffindor, haciendo comentarios insidiosos sobre sus patéticos esfuerzos por hacer una poción medianamente decente, cuando un suave silbido procedente del lado de Slytherin, le hizo detenerse en seco.

Dio media vuelta sobre sus talones, mirando una columna de humo verde que subía desde uno de los calderos,  comenzando a expandirse por el techo. Entrecerró los ojos, mientras con paso firme se dirigía hasta ahí.

- Espero una buena explicación, señor Potter, señor Malfoy – les siseo amenazante, y vio a ambos chicos removerse incomodos, apartando la mirada.

- Fue mi culpa, Profesor Snape… - murmuró Harry, y le miró con cierta reticencia – No conté las vueltas que le estaba dando a la poción en contrasentido del reloj… -

Snape estrecho más los ojos, inclinándose hacía su rostro sin dejar de mirarlo fijamente ante sus palabras. El chico era más que bueno en pociones, a esas alturas no podía negarlo sin importar quien fuera su padre. De hecho, él y Draco eran sus mejores estudiantes de pociones de la Casa Slytherin, y bien instruidos, no dudaba que llegarían a ser los mejores estudiantes de pociones de toda la escuela, así que no podía entender cómo rayos fue que cometió un error tan estúpido. Sólo entonces, estando tan cerca, fue que noto las ligeras ojeras que comenzaban a aparecer bajo los verdes ojos, al igual que el cansancio en su rostro. Quería saber qué le estaba pasando, que podía hacerle comer un error de ese tipo en su clase, así que sin pensarlo, uso la Legeremancia. Tampoco fue muy adentro en su mente, pero no lo necesito; En la superficie de la mente del chico flotaba aquel extraño sueño de una luz verde brillante, el dolor ahora constante de la cicatriz, y la conversación con Draco esa mañana.

Vio al moreno hacer una ligera mueca de dolor, antes de parpadear varias veces apartando la mirada, lo que corto el hechizo. Lo miró levantar una mano hacía la cabeza, o más específicamente, hacía donde tenía la cicatriz, pero se detuvo a medio camino y la bajo rápidamente. Eso le hizo fruncir el ceño. No podía ser posible que hubiera notado la intrusión en su mente, sólo magos con un gran poder mágico podían notarlo sin el previo entrenamiento, y no creía que Harry se encontrara en ese nivel. Para cualquier otro, la intrusión pasaría completamente inadvertida.

Agito su varita, desapareciendo el caldero y el humo.

- Quiero un pergamino donde detalle cuidadosamente todos los pasos de la poción, y sobre todo, el porqué del error que cometió el día de hoy, Potter – le ordeno con frialdad – Y dado que son compañeros, el castigo va también para usted, señor Malfoy – agregó, mirando al rubio que se movió incómodo, pero que silenciosamente asintió con la cabeza – Dado que estropearon su poción, les sugiero que comiencen con su castigo de inmediato – no era una sugerencia en realidad, y se sintió satisfecho de ver que ambos chicos se apresuraban a sacar sus cosas para comenzar.

Obviamente no iba a descontar puntos de su propia Casa, así que ese castigo bastaría, de todas formas esos dos no solían cometer errores.

 

***

 

- Y ahora tenemos más trabajo – se quejó Draco mientras iban hacía la biblioteca.

- Ya me disculpe, Draco – masculló Harry fulminándolo con la mirada - ¿Qué más quieres que te diga? –

- La razón de porqué estas tan cansado y distraído – le presiono el rubio, mirándolo también con molestia, deteniéndose en mitad del pasillo mientras le sujetaba el brazo para detenerlo también - ¿Sigues saliendo por las noches?, ¿Por eso las ojeras? –

- ¡Ya te dije que no estoy saliendo! – gruño Harry exasperado, jalando su brazo para soltarse de Draco - ¡Así que deja de fastidiarme con eso! –

- ¡Te fastidio porque me preocupo por ti, imbécil! – le espetó Draco ofendido, empujándolo ligeramente del hombro con la mano, pero Harry, que estaba molesto, cansado y frustrado, empujo a Draco por el pecho con bastante fuerza, enviándolo de sentón al suelo.

- Vaya, vaya, las Serpientes están mordiéndose entre si – murmuró una voz, y cuando ambos se voltearon, vieron a Ron y a Neville – Ya me parecía que habían tardado mucho en arrancarse las cabezas mutuamente. Entre las… - pero no termino de decirlo, porque antes de que nadie pudiera hacer nada, Harry había acortado la distancia que los separaba, y le estampo el puño en la cara, enviándolo también al suelo de un sentón.

- ¡Más vale que no vuelvas a abrir la boca! – le amenazó, sobándose de forma discreta los nudillos que se le habían descarapelado, y que le dolían ligeramente por el golpe. No vio que Neville había sacado su varita y le apuntaba.

- ¡Expulso! – exclamó, y Harry sintió el pulso de la magia golpeándolo con fuerza y lanzándolo por los aires.

Cayó con un quejido estrangulado a causa del dolor, y no se movió, bastante aturdido con el golpe.

- ¡Harry! – le llamó Draco preocupado, apresurándose a ponerse en pie con la varita en mano, y molesto, apunto sin dudarlo a Neville - ¡Furnunculus! – exclamó.

Neville chillo cuando forúnculos empezaron a salirle, soltando la varita.

- ¡Locomotor Mortis! – exclamó Ron apuntando su varita hacía Draco, aprovechando que estaba desprevenido.

- ¡Protego! – llamó una voz femenina, y un suave y translucido escudo azulado se formó delante de Draco, en donde el maleficio de Ron golpeo, haciendo tambalear el escudo que pese a todo se mantuvo.

Varios ojos se volvieron hacía la dueña de la voz, comprobando que era Hermione quien había lanzado el hechizo, y que mantenía la varita apuntando para sostener lo más posible el escudo, mientras se encontraba hincada al lado de Harry para ayudarle a sentarse.

- ¡¿Cómo es que te has convertido en una traidora?! – chillo Ron molesto, apuntándole ahora a ella - ¡Tarantallegra!

- ¡Protego! – invoco Harry aún sentado desde el suelo, pero con la varita en alto, y un reluciente escudo azul plata se materializo frente a él, resistiendo el hechizo sin mucho problema.

- ¡¿Qué está pasando aquí?! – quiso saber la voz autoritaria y severa de la Profesora McGonagall, y todos se detuvieron al momento mirándola.

- ¡Ellos comenzaron! – dijó de inmediato Ron - ¡Malfoy incluso hechizo a Neville! – añadió señalando a su amigo.

- ¡Ellos usaron hechizos primero! – se defendió Draco.

McGonagall alzo la mano, y todos se callaron al momento.

- Estoy muy decepcionada del comportamiento de todos ustedes – les dijo, dirigiéndoles una mirada reprobatoria a cada uno de los chicos de su Casa, pero deteniéndose unos segundos más en Hermione, ciertamente asombrada de verla entre esos dos Slytherin – Señor Weasley, señor Longbottom y señorita Granger, por estar usando magia en los pasillos contra sus compañeros, cada uno perderá 15 puntos – las voces comenzaron a alzarse en protesta, pero la Profesora volvió a alzar la mano, y eso fue suficiente para que callaran – Señor Malfoy y señor Potter, cada uno de ustedes perderá también 15 puntos por las mismas causas – agregó, y Draco gruño molesto, bajando la mirada – Además, los 5 recibirán un castigo que les hare saber en su momento –

- Profesora McGonagall – le llamó Harry mientras se levantaba con cuidado, siendo ayudado en todo momento por Hermione.

- ¿Si, señor Potter? – preguntó la Profesora mirándolo.

- Hermione no uso ningún hechizo para atacar a nadie. Uso un solo hechizo, y fue para proteger a Draco del hechizo de Ron. Ella sólo intervino para ayudarnos, unos momentos antes de que usted llegara – quiso decirle, y la Profesora le miró largos segundos con seriedad, antes de volver a hablar.

- Muy bien. Señorita Granger, el castigo no aplicara para usted, ni tampoco la pérdida de puntos – corrigió, y Hermione suspiro aliviada – Los demás recibirán el aviso de su castigo en unos días. Ahora más vale que se dispersen sin general más problemas, o les quitare más puntos – y se quedó ahí, hasta que sus dos Gryffindor se fueron por un lado, y los Slytherin, más una de sus Gryffindor, se fueron por otro sin volver a generar conflictos.

Suspiro, con la mirada fija en el pasillo por el que aquel trio tan peculiar se había marchado. Nunca pensó que el joven Malfoy aceptaría convivir con una hija de Muggles, no, conociendo como conocía la mentalidad de Lucius Malfoy, pero sabía que convivían de manera aparentemente civilizada y armoniosa, sin que el joven Malfoy fuera ofensivo o desagradable con su alumna. Y curiosamente, Hermione Granger, su alumna más inteligente en Gryffindor, parecía haber encontrado su lugar entre esos dos chicos, declarando su lealtad aun si no se había dado cuenta, al meterse en aquella pelea para defenderlos. Conocía a esa niña y su estricto sentido de lo correcto, así que intervenir en aquella pelea, sabiendo que podría perder puntos para su Casa, así como ser castigada, era algo que solo haría por amigos muy importantes para ella. Si, aquella mancuerna era muy inusual, pero ella sabía que si estaba siendo posible, era gracias a Harry Potter. Siempre pensó que Harry quedaría en Gryffindor cuando llegara a Hogwarts, y que no fuera así la confundió bastante. Dumbledore trato de tranquilizarla, pero sólo el paso de los meses consiguió eso, al ver al niño desenvolverse con una curiosa personalidad tanto Gryffindor como Slytherin. Sólo él podría haber conseguido que dos personas diametralmente distintas como lo eran Malfoy y Granger, convivieran de la forma en que ahora lo hacían.

Sonrió sin poder evitarlo. Hace tiempo, cuando aquel niño fue postulado en Slytherin, Dumbledore le dijo que Harry podría convertirse en el puente que uniera de verdad al Mundo Mágico. A ella, eso le había parecido un pensamiento muy temerario, ahora sin embargo, creía que el Director había podido ver lo que significaba realmente que Harry hubiera sido puesto en la Casa de Slytherin; Si eso podía conseguir con dos de sus compañeros, quizás en un futuro cercano podría conseguirlo con las otras Casas, y más tarde, con el mundo mágico. Harry tenía madera de líder, se le daba muy natural por lo que había visto hasta ese momento, y sin duda sería un prominente líder si se lo proponía, de todas formas, en la guerra que se avecinaba, le aguardaba un lugar importante, y para lo cual lo prepararían cuando llegara el momento.

 

***

 

Aquella noche, Draco decidió que no dormiría. Pasaría la noche en vela si era necesario, pero atraparía a Harry escabulléndose, y entonces sí, el ojiverde no podría seguir negando que salía por las noches.

Y ahí estaba, esperando, cuando comenzó a escuchar ligeros quejidos y una respiración agitada. Confundido, se levantó de la cama cuidando de no hacer ruido, casi seguro de que esos sonidos provenían de la cama de Harry, y de hecho así era. Se acercó con cuidado, corriendo apenas un poco los doseles para mirar dentro,  comprobando que Harry se removía ligeramente, gimiendo entre sueños.

- ¿Harry? – le llamó en un susurro para no despertar a los demás, pero al ver que no respondía, corrió un poco los doseles para poder moverlo del hombro con firmeza - ¡Despierta, Harry! –

Harry abrió los ojos sobresaltado, jadeando, antes de llevar su mano a la frente, o más específicamente, a la cicatriz en su frente. Draco no dijo nada, no hubiera podido aunque quisiera; Su atención estaba fija en aquellos verdes ojos, en aquellas esmeraldas que brillaban con tal intensidad en la penumbra, que le robaron el aliento. De forma distante se preguntó cómo era posible que jamás se hubiera percatado de lo increíblemente verdes que eran sus ojos; Quizás era porque los lentes opacaban su deslumbrante brillo, o porque la luz verdosa que entraba en la habitación, lo acentuaba aún más…

Entonces, Harry dirigió sus ojos a él, y Draco se olvidó por completo de respirar.

- ¿Draco? – preguntó confundido, entrecerrando los ojos incluso, pues sólo podía ver formas difusas frente a él, y un borrón rubio que intuía que era su amigo. Busco sus lentes, y cuando se los puso, Draco recordó que tenía que respirar.

- ¡Ah, sí! – dijo, carraspeando al notar que el moreno lo miraba expectante – Es que parecía que estabas teniendo una pesadilla – se apresuró a explicarle.

- Oh… Lo siento, no quería despertarte… - se disculpó Harry, mirándole incómodo.

- Esta bien, en realidad no estabas haciendo mucho ruido, es sólo que me desperté por agua, y te escuche – mintió, porque no quería confesar la razón por la que había estado despierto en primer lugar.

- Ya veo. Bueno… Gracias, por despertarme – le dijo Harry sonriéndole – Ahora volvamos a dormir –

- Si – convino Draco, y volvió a su cama, acostándose detrás de los doseles, pero sin poder dormir, y de alguna forma, sabía que Harry tampoco dormía.

No se quiso rendir al sueño, no hasta asegurarse de que el moreno se dormiría y no saldría del cuarto. Cuando escuchó su respiración más suave cerca de una hora después, supo que volvía a dormir, y entonces se permitió dormir también, completamente cansado.

El ultimo pensamiento que tuvo, fueron aquellos increíbles ojos verdes.

 

***

 

Señor Potter:

Su castigo tendrá lugar el día de hoy a las once de la noche. El señor Filch los esperara en el vestíbulo de entrada.

Profesora Minerva McGonagall

 

Draco había recibido una nota similar, y Harry intuía que también Ron y Neville, así que esa noche, a las once, ambos estaban en el vestíbulo como se les indico. Filch no tardó en llegar, y no dejaba de mirarlos con malsana  satisfacción. Al poco tiempo llegaron Ron y Neville.

- Muy bien, vamos – les ordeno Filch, y paso el resto del camino dándoles una perorata sobre los maravillosos y dolorosos castigos que se infligían en la antigüedad a los alumnos. Harry agradecía estar estudiando en esta época.

Cruzaron la explanada semioscura, iluminada sólo por la enorme luna llena, dirigiéndose hacía una cabaña donde aquel ser alto que se había presentado como Hagrid, y les había llevado en bote a Hogwarts la noche que llegaron, los esperaba.

- ¡Aprisa, quiero comenzar cuanto antes! – les apremió.

- ¿Empezar qué? – preguntó Ron receloso.

- Irán al Bosque – le respondió Filch, dirigiéndole una sonrisa maliciosa mientras terminaban de acercarse.

- ¡¿El Bosque?! – saltó Draco, y Harry pudo verlo más pálido que de costumbre.

- ¡Pero mis hermanos dicen que el Bosque es peligroso! – protesto Ron.

Harry no sabía que decir. No había escuchado mucho sobre el Bosque, aunque sabía que le llamaban el Bosque Prohibido, y una razón debía haber para ello; No creía sensato dejar que unos niños de primer año entraran ahí, ¿A quién se le ocurría esa clase de castigos?

- Así se hacen las cosas en Hogwarts, niños, así que vamos – les indico Hagrid, comenzando a caminar hacía los límites del Bosque.

- Regresare mañana para recoger lo que quede de ustedes – aviso Filch con lúgubre satisfacción, dándose media vuelta para regresar al castillo.

Harry trago, y Draco se acercó más a él. Ambos siguieron a Hagrid por entre los arboles sin hablar.

- ¿Ven eso que brilla en la tierra?, ¿Eso plateado? – les preguntó Hagrid de pronto, y se detuvo señalando algo que brillaba en el borde donde los arboles comenzaban a volverse más espesos – Es sangre de Unicornio – continuo explicándoles – Hay un Unicornio que ha sido herido. Es la segunda vez que pasa, así que vamos a tratar de encontrarlo, aunque tal vez tengamos que evitar que siga sufriendo… - y Harry noto pesar en su voz.

- ¿Y si el que lo hirió sigue en el Bosque? – quiso saber Draco mirando a Hagrid con recelo.

- No hay ningún ser en el Bosque que los pueda herir si están con Fang o conmigo – les aseguro Hagrid, señalando al perro que iba a su lado, y luego señalándose a él, aunque Harry no estaba del todo seguro de eso – Y ahora nos separaremos para poder abarcar más espacio – eso tampoco le gustó a Harry en lo absoluto.

- ¡Nosotros iremos con Fang! – pidió Draco de inmediato.

- Bien – convino Hagrid – Si encuentran al Unicornio, lancen chispas verdes, y si están en problemas, lancen chispas rojas – les indico, antes de comenzar a caminar por un sendero a la izquierda, seguido de cerca por Neville y Ron, que no habían dicho absolutamente nada desde que entraron al Bosque.

- Algo me dice que debimos ir con Hagrid… - murmuró Harry mirando el Bosque frente a ellos con aprensión, nada animado a querer internarse ahí.

- ¿Y entonces? – le preguntó Draco mirándolo aprensivo.

- Pues ya no podemos cambiar la decisión… Tenemos que ir con Fang… - le respondió Harry encogiéndose de hombros, y suspirando, comenzó a andar – Lumos – llamo, y la punta de su varita se prendió para alumbrar.

- Lumos – llamó también Draco, y la punta de su varita se encendió – No deberíamos estar aquí… - se quejó con amargura – Mi padre se enterara de esto –

- Ya escuchaste a Hagrid, así se hacen las cosas aquí. No sé realmente si tu padre podría hacer algo al respecto – comentó Harry, atento a su alrededor, nervioso ante los sutiles ruidos que estaba seguro de que procedían de más allá de donde la luz de sus varitas alcanzaban.

- ¡Claro que podría! – le aseguro Draco orgulloso - ¡Aquí están locos!, ¡Somos niños!, ¡¿Cómo nos mandan solos al Bosque Prohibido?! –

- Baja la voz, Draco, no me dejas escuchar nada – le pidió Harry.

- ¡Pues yo prefiero no escuchar nada, y si alguien anda por ahí, que me escuche y se vaya! – grito molesto, y Harry rodo los ojos.

- Anda, sigue gritando, y al final terminaras atrayendo algo hacía nosotros – le riño molesto.

Eso fue suficiente para cerrar la boca de Draco, que hizo el resto del camino de forma silenciosa, mirando hacía todos lados con cara de susto, y sobresaltándose ante la cantidad de ruidos que escuchaban.

Harry no lo estaba llevando mejor, aunque trataba de decirse que no había peligro, que estarían bien, que el perro estaba tranquilo, así que eso debía significar algo bueno, ¿No?, y Hagrid había dicho que nada los lastimaría si permanecían junto a Fang.

- ¿Qué tanto crees que nos hemos internado en el Bosque? – le preguntó en un susurro a Draco, sin saber realmente cuanto tiempo había pasado, pero queriendo distraerse un poco.

- No tengo ni idea… - le respondió el rubio, y entonces su semblante se volvió animado - Quizás ya deberíamos regresarnos, y le decimos a ese gigantón que no encontramos nada –

- Se llama Hagrid – le corrigió Harry ante las palabras de su amigo – Y no sé si algo así funcionaría. Quizás Fang nos pueda delatar – y miró de reojo al perro.

Draco hizo una mueca ante eso, y estaba a punto de decir algo, cuando el sonido de unos arbustos que se movieron con brusquedad algunos metros por adelante, los hizo detenerse en seco.

- ¡¿Qué es eso?! – susurró Draco aterrado, aferrando el brazo derecho de Harry, que asustado, sólo negaba con la cabeza.

- No… No lo sé… - le respondió cuando por fin pudo encontrar su voz, sus verdes ojos fijos en los arbustos - ¡¿Quién está ahí?! – exigió en voz alta y temblorosa, ante lo que Draco salto.

- ¡¿Qué haces?! – le reprendió, zarandeándolo del brazo - ¡¿Estás loco?! –

- ¡Necesitamos saber qué es! – le respondió Harry, aunque no se escuchaba tan seguro.

- ¡No, no lo necesitamos! – masculló Draco, pero se quedó completamente mudo, cuando escuchó los arbustos moverse de nuevo.

- ¡Ay! – se quejó de pronto Harry, llevándose la mano a la cicatriz en la frente, sintiéndola punzar de pronto.

- ¡¿Qué pasa?! – quiso saber Draco, mirándole ansioso, pero nuevamente los arbustos se movieron con brusquedad, haciéndole mirar hacía ahí. Apunto su varita para seguir alumbrando, ahora que la varita de Harry había dejado de hacerlo.

Una risa fría y aguda inundo de pronto el lugar. Fang salió corriendo, y Harry no pudo contener el grito que surgió de su garganta, sintiendo un dolor perforante que le atravesó el cerebro a la altura de la cicatriz. Cayó de rodillas al suelo, incapaz de mantenerse en pie, gritando mientras sentía como si la cicatriz se quemara desde adentro de su cabeza, haciéndole ver rojo tras los parpados fuertemente cerrados

- ¡Harry! – le llamó Draco asustado, tratando de jalarlo para que se parara, pero sin conseguirlo.

La risa paro de pronto, y los arbustos se movieron una vez más, dando paso a una figura encapuchada.

- ¡A…Alto! – ordenó Draco, tratando pese al terror que sentía, de darle a su voz aquel tono firme y autoritario que solía escuchar en su padre, jalando a Harry para tratar de ponerlo de pie sin conseguirlo.

La figura comenzó a andar hacía ellos.

- ¡Demonios, Harry, párate! – le grito Draco desesperado, y la figura se detuvo abruptamente.

- Harry Potter… - hablo con voz profunda y aguada, con una frialdad tan filosa, que hizo estremecer a Draco en lo más profundo de su ser, deseando no estar ahí. Harry grito con más fuerza, casi en agonía, tumbándose al suelo, sintiendo  como si la cabeza fuera a partírsele en cualquier momento.

La figura volvía a avanzar hacia ellos, y Draco alzó la varita una vez más, aunque no logro que ningún hechizo saliera de su boca, sintiéndose temblar sin poder evitarlo.

Se escucharon unos cascos acercarse, y de pronto, un ser se interpuso entre ellos y aquella figura encapuchada. Draco contuvo la respiración, reconociendo a aquel ser como un Centauro, que se encabrito frente a la figura.

La figura gruño antes de irse de nuevo hacía los arbustos, y el Centauro la siguió algunos pasos.

Harry dejo de gritar de pronto, ahora sólo jadeaba y gemía. Draco lanzo chismas rojas al aire, y se apresuró a hincarse a su lado.

- ¡¿Harry?!, ¡¿Harry, estas bien?! – le preguntó ansioso, pero Harry no podía contestarle. La garganta le dolía de tanto haber gritado, y se sentía mareado, desorientado, con un terrible dolor de cabeza, deseando solo cerrar los ojos y perderse en la inconsciencia, pero la voz ansiosa del rubio lo obligaba a mantenerse despierto.

- Debemos sacarlo de aquí – comentó la voz profunda y solemne del Centauro, que había regresado hasta donde ellos se encontraban – Este no es un lugar para que Harry Potter este –

- ¿A qué te refieres? – preguntó Draco confundido.

- Esa cosa que los ataco, ha estado matando Unicornios, alimentándose de su sangre – le explicó – Matar a un Unicornio es algo monstruoso, pero beber su sangre es aún peor. Te mantendrá con vida, incluso si estas al borde de la muerte, pero a un precio terrible. Conseguirás media vida, pero será una vida maldita, ¿Acaso no saben quién ha esperado tantos años para regresar al poder, aferrándose a la vida en espera de alguna oportunidad? –

- ¡No sé de qué estás hablando! – masculló Draco con recelo, frunciendo el ceño. Él lo único que quería era salir de ese maldito lugar.

- Del Mago Oscuro más peligroso que ha existido. Él regresara, y más fuerte de lo que era. Ahora se está preparando – les advirtió, y su mirada azul zafiro se centró en Harry, que comenzaba a intentar incorporarse sobre sus rodillas y manos, aunque el fuerte temblor que recorría su cuerpo se lo dificultaba.

- Eso no es posible… - murmuró con voz rasposa y ahogada por tanto gritar, mirando confuso a aquel Centauro – Él está muerto… -

- No lo está – le contradijo el Centauro, y miró las estrellas – Marte está brillando sobre dos líderes de guerra, y uno ya ha comenzado a prepararse. Cuando llegue el momento, tú serás uno de ellos, y él el otro. El camino que te espera será difícil y peligroso – regreso su mirada al niño, antes de doblar sus patas delanteras – Vamos, debemos sacarlos cuanto antes de aquí. El Bosque no es un lugar seguro para ti, Harry Potter –

Draco, que se había mantenido completamente silencioso, dudo un poco, pero luego decidió que deseaba salir de ahí cuanto antes, y ya una vez ese Centauro los había protegido, por lo que se apresuró a hincarse junto a Harry.

- Vamos, ¿Puedes levantarte? – le preguntó.

- No creo… - le respondió Harry en un murmullo apenas lo suficientemente alto para que Draco lo alcanzara a escuchar.

- Esta bien, te ayudo – se ofreció de inmediato, y con cuidado comenzó a ayudarlo a levantarse. Estaba helado, y los temblores que le recorrían con violencia, hacían difícil que pudiera sostenerse, por lo que Draco le hizo pasar un brazo sobre sus hombros, y él paso su brazo alrededor de la cintura de Harry, buscando sostenerlo con firmeza para poder encaminarse hasta al lomo del Centauro. No quiso pensar en lo frágil que se veía; Jamás lo había visto así, y se sintió bastante preocupado. Lo ayudo a subir, y se subió detrás de él, tratando de aferrarse con las piernas a los costados del Centauro para no caer, mientras sus brazos envolvían la cintura de Harry con firmeza, sintiéndolo demasiado débil, y preocupándole que terminara cayendo.

Lo sintió recargarse contra él, y el momento en que perdió la consciencia, por lo que lo sujeto con más firmeza y de manera protectora, rogando a Merlín que llegaran pronto para que pudieran atenderlo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).