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Beyond por Izuspp

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II. Enamorándose

Erwin comenzó presentándose y preguntándole cosas sobre sí mismo, a las cuales Levi contestó con las respuestas predeterminadas que ya tenía, luego de tantas conversaciones que tuvo anteriormente con otros hombres. Pero habiendo pasado la parte de la típica presentación inicial, el rubio le demostró ser una persona realmente interesante. Erwin resultó ser un excelente conversador, además se notaba que era inteligente, carismático y muy educado.

Esa noche se quedaron hablando hasta bastante tarde, aunque por suerte para Levi, unas cuantas horas de sueño le eran suficientes. Y al día siguiente, lo primero que hizo al llegar a la oficina, fue restregarle a Hanji en su “maloliente cara”, el hecho de al fin haber encontrado un hombre digno de su atención. Ya que, en los últimos días, tras tantos intentos fallidos, Hanji le había insistido demasiado en darle la oportunidad a la gente, aunque su apariencia no fuese “perfecta”.

— En realidad me alegro por ti, se nota que está interesado y que no es un idiota como los otros.

— ¿Lo ves? Te dije que solo tenía que seguir buscando. Erwin además de atractivo, es diferente a los otros, es alguien a quien realmente me gustaría llegar a conocer.

— No te lo voy a negar, hasta parece demasiado bueno para ser verdad.

— Pues lo es, acéptalo. Solo a ti se te ocurriría sugerir algo tan ridículo, como darle la oportunidad a cualquier esperpento con “buena personalidad”; era solo cuestión de tiempo encontrar alguien que me satisficiera. —Alardeó triunfante, pero intentando que no se le notara el entusiasmo.

— ¡Mucha suerte, Levi! Espero que este sí sea el indicado. —Le animó su amiga, realmente preocupada de que Levi se ilusionara de nuevo, para que luego saliera todo mal, como le había estado pasando. Aunque en el fondo, esperaba que, si resultaba mal, esta vez su amigo pudiese entender que la belleza no era todo en la vida y que dejara de ser tan superficial.

Por otro lado, Levi disimulaba muy bien su emoción, pero esta vez sí que estaba feliz con aquel hallazgo. Erwin le dio el saludo de los buenos días, y le deseó que tuviese una agradable jornada laboral. Hacia la hora de la salida, Levi recibió más mensajes, de su parte. Esta vez le preguntaba cómo le había ido y a su vez, le informaba de su día.

Ese tipo de conversaciones, se volvieron rutina para Levi. Al principio esperaba los mensajes de Erwin, pero después, hasta él mismo le escribía por iniciativa propia; inclusive le enviaba fotografías de lo que hacía. Como cuando intentó cocinar una receta complicada y terminó haciendo un desastre, el orgulloso resultado de su limpieza del fin de semana o una foto mal tomada de la “fastidiosa de Hanji”, en la oficina.

Levi también comenzó a recibir fotografías similares por parte de Erwin, como el libro que estaba leyendo, la película que estaba viendo, o el delicioso platillo que había cocinado; asegurándole que un día le invitaría a degustar alguna de sus recetas.

Pero algo le pareció a Levi bastante extraño, y se preguntaba si era él quien había estado haciendo mal las cosas todo ese tiempo. Erwin no le mencionaba nada sobre concretar alguna cita, todo el tiempo le hablaba sobre las cosas que podrían hacer cuando llegaran a conocerse en persona. Desde los lugares a los que quería ir a comer, hasta los que quería ir de paseo; las actividades que quería que realizaran juntos e incluso las cosas que le enseñaría cuando lo visitara en su casa. Mas nunca llegó la tan ansiada invitación.

Eso solo hacía que Levi se intrigara más en él, y que esperara con más ansias el encuentro cara a cara. Especialmente, porque con Erwin había llegado a sentir cosas, que nunca antes había sentido. Levi jamás fue romántico, y no sabía cómo se sentía estar enamorado; tampoco pensaba estarlo con solo tres meses en los que habían estado conversando a diario. De lo que estaba seguro, era de que en ese momento, Erwin era lo más cercano que había llegado a tener a una potencial pareja, y lo que sentía por él, era lo más parecido a lo que la gente describía como enamoramiento.

Pero precisamente por eso, Levi tampoco le propuso que se conocieran en persona. Por primera vez en la vida, le interesaba alguien y no quería arruinar la oportunidad. Después de todo, siempre decían que “lo que fácil viene, fácil se va.” Y lo había comprobado con todas las personas con las que estuvo alguna vez en su vida. Si quería algo diferente esta vez, tenía que ser paciente y hacer las cosas de manera distinta. Además, Erwin le inspiraba una confianza tal que, le era fácil ir al ritmo que el rubio le marcaba.

— Te veo mucho más animado que de costumbre Levi. Asumo que las cosas van bien con tu novio. —Le mencionó Hanji uno de tantos días, en que lo descubrió sonriendo de medio lado, mientras miraba su celular. Por lo general Levi era sumamente discreto, su estoico semblante era difícil de leer, pero ese hombre que había conocido, realmente sacaba una parte de él nunca antes vista por su amiga.

— ¿De qué mierdas hablas? Estoy igual que siempre.

— No me lo parece. Jamás te había visto sonriendo así, además, hasta estás descuidando tu trabajo por culpa de tu “amorcito”. —Tras esas palabras, Hanji le mostró a Levi una considerable cantidad de hojas de papel, que puso sobre su escritorio. —¿Adivina quién mandó a imprimir cien copias del informe para la junta, en lugar de diez?

— ¡Maldita sea! Espero que el viejo no se entere. —Mencionó refiriéndose a su jefe, quien de seguro le reprendería si llegara a saber de su error. Aunque realmente no le importaba, simplemente quería ahorrarse la molestia de escuchar el sermón.

—No te preocupes, fui la primera en llegar a la impresora. Solo por esta vez salvaré tu trasero, entiendo que estés emocionado con tu noviazgo, pero tienes que poner atención a tu trabajo.

— Hanji, ya te he dicho mil veces que no tengo pareja. Jamás sería tan estúpido como para tener una relación con un tipo a quien jamás he visto en persona. ¡Es ridículo!

— Y aún así, ese tipo te ha hecho más feliz en este poco tiempo, que lo que tus conquistas de una noche lo hicieron jamás. —Hanji le guiñó un ojo y se alejó de su escritorio, dejándole con ese pensamiento.

Era cierto, esa extraña relación que se basaba únicamente en intercambio de pensamientos, sentimientos y tener alguien con quien desahogarse al final del día y a quien compartirle las cosas más triviales de su vida; había sido infinitamente más satisfactoria que cualquier sesión de sexo desenfrenado que hubiese tenido alguna vez.

Entonces, Levi pensó que si era tan grato de ese modo, una vez que finalmente comenzaran a salir, iba a ser muchísimo mejor. De pronto se planteó todo un futuro al lado de ese hombre tan especial. Se imaginó viviendo con él, llegando de la oficina y siendo recibido con una deliciosa cena. Se imaginó acurrucado en el sofá, viendo una película y bebiendo chocolate caliente. Y también pensó en las maravillosas noches de sexo que podrían pasar. Pensó en lo excitante que sería tocar aquellos abdominales, y ser abrazado por sus fornidos brazos.

Al darse cuenta de que estaba fantaseando, se avergonzó bastante consigo mismo, pero el sentimiento no le duró demasiado, tras percatarse de algo mucho más importante. ¿Estaría realmente enamorado? ¿Sería así como se sentía estarlo? Se preguntaba con algo de preocupación, pero también satisfecho, ya que eso era lo que había estado buscando por tanto tiempo.

Fue entonces, que Levi decidió que ya era suficiente de relacionarse únicamente por mensajes, pero siendo que Erwin no mostraba señales de querer verse en persona, Levi pensó que tal vez si se lo proponía era precipitarse demasiado. Como no sabía nada de relaciones románticas, y no quería arruinar esa oportunidad de oro que la vida le presentaba, decidió ir poco a poco; pero sin dejar de dar un paso adelante hacia su tan ansiada relación.

Esa noche, se encontraban conversando como de costumbre por mensajes. Erwin le comentó que ya había cenado y se encontraba tranquilamente en su cama, leyendo un libro. Levi por su parte, ya había tomado una decisión, así que sabiendo que no interrumpiría nada importante, marcó el número de Erwin para llamarlo por teléfono.

“¿Hola, Levi?”  Se escuchó una profunda y varonil voz, que logró derretirlo y emocionarlo por igual. Levi no se esperaba para nada, que la voz de Erwin fuese tan sensual. En ese momento pensó que Erwin definitivamente era el hombre perfecto para él.

—Pensé en que jamás habíamos conversado por teléfono; así que podríamos empezar a hacerlo.

“¡Tienes toda la razón! Hace varios meses nos conocemos y jamás se nos ocurrió.” El hombre al otro lado de la línea, rio melodiosamente. “Me alegra que lo hayas hecho, tienes una hermosa voz, Levi.”

—Creí que ya era hora de tener un trato más… íntimo.

“Oh… concuerdo contigo, ¿y de qué te gustaría hablar?...”

El plan de Levi había resultado ser todo un éxito. A partir de ese día, continuaron hablando por teléfono. Erwin le llamaba antes de entrar a trabajar, deseándole un bonito día. Ese contacto más personal, hacía que el tan ansiado saludo por las mañanas, fuera mucho más significativo; así que Levi pasaba de muy buen humor la mayoría del día. Y por las noches, conversaban de infinidad de temas distintos. Incluso tuvieron la idea de “leer juntos”, por lo que Levi pasaba una hora todas las noches, escuchando a Erwin leerle el libro que habían escogido entre los dos.

Así continuaron por otros tres meses. Ya había pasado medio año desde que habían comenzado a hablar, y se tenían muchísima confianza. Pero a esas alturas, Levi estaba realmente preocupado, ya que no le quedaba duda de que, esa vez sí se había enamorado de verdad. Adoraba todo de Erwin: su sentido del humor, su amabilidad, su caballerosidad, su responsabilidad. La manera en que lo trataba, como si fuera la persona más importante en su vida. El rubio se aseguraba de que Levi tuviese suficientes horas de sueño, de que comiera saludablemente y a sus horas, y también de ofrecerle compañía y apoyo constantes.

Erwin definitivamente era un sueño hecho realidad, y si al principio Levi se imaginaba estando junto a él, solo porque le atraía físicamente; luego de medio año, estaba convencido de que quería estar con él, porque se había enamorado perdidamente de su perfecta personalidad, modales y manera de ser. Era un hombre que le inspiraba confianza, a quien deseaba seguir a donde quisiera que fuese. Era alguien que tenía visión y metas, que tenía ambición y curiosidad. Levi se visualizaba inclusive pasando el resto de su vida con él.

Así que, ya no pudiendo soportarlo más, llegó la hora de hacerle la tan ansiada propuesta:

—Erwin…

“Dime, Levi.”

—Desde hace casi siete meses, hablamos a diario, sabemos hasta cosas grotescas el uno del otro, ¡vamos que el otro día hasta te hablé mientras estaba cagando! —Erwin rio enérgicamente al escucharlo. Era cierto, ya se tenían ese grado de confianza, en el que se hablaban de cosas incómodas o íntimas como esa.

“Siete meses que he disfrutado como no tienes idea Levi. Cada día espero ansiosamente por seguir hablando contigo y conocernos más.”

— Espera, eso no es lo que quiero decir rubio. Mi punto es, ¿no crees que ya va siendo hora de que nos conozcamos en persona de una vez por todas? Me parece ridículo que más de medio año después, lo único que hemos visto el uno del otro sean las fotografías en la aplicación de citas.

“Oh…”

—Maldita sea Erwin, no sé qué demonios hiciste conmigo, pero necesito que nos encontremos, mientras más pronto mejor.

“Lo siento Levi, he sido un tonto todo este tiempo. Pensé que eras alguien muy reservado y que eras tu quien no deseaba que nos viésemos en persona. Sinceramente ahora me siento como todo un idiota, jamás pensé que te sintieras de esa manera. La verdad es que si por mí fuese, te hubiese pedido una cita la misma semana en la que nos conocimos.”

—¿Qué? ¿Pero no eras tú quien…? —Si Erwin estaba avergonzado y sintiéndose como todo un tonto, no había palabras para describir lo que Levi estaba sintiendo en ese momento. Se había perdido meses y meses de geniales citas, solo porque estaba “respetando” a Erwin, con el afán de no arruinar las cosas con él, y resultaba que Erwin estaba haciendo exactamente lo mismo.

“Al parecer somos un par de tontos.” Erwin rio animadamente, olvidando toda la vergüenza. “Ya que las cosas están claras, ¿te gustaría tener una cita conmigo Levi?  Ansío por fin poder verte de frente y tomarte de las manos, me gustaría mucho poder acariciar tu rostro también, y no sabes cuántas veces he deseado poder besarte…”

Habiendo esclarecido la situación, las cosas con Erwin realmente escalaron rápido. Con la edad que tenían, era normal que no se vieran envueltos en los “rituales” que practicaba la gente más joven, como pedir ser pareja oficialmente, o declarar su amor por el otro con bombos y platillos. Por la manera en la que se trataban, era más que evidente estaban enamorados el uno del otro. No se llamaban por apodos melosos, y tampoco le tenían un nombre a lo que compartían, inclusive Levi siempre le negaba a su amiga el hecho de tener una pareja. Pero a pesar de todo, lo que tenían era mucho más real de lo que cualquiera de los dos hubiese tenido con otras personas anteriormente.

“¿Levi? ¿Dije algo que te molestara?”

—No, claro que no… Entonces, ¿te parece si nos vemos este fin de semana?

“No tengo turno en la estación este fin de semana, así que me parece perfecto. Hace mucho quiero que vayamos a mi restaurante favorito, sé que te gustará mucho. Te enviaré la dirección y nos encontraremos allá para la hora del almuerzo este sábado. Después podemos decidir qué hacer luego de comer. ¿De acuerdo?”

—Nos veremos allá entonces. —Contestó Levi secamente, antes de colgar el teléfono.

No podía creer que finalmente, después de tanto tiempo, conocería al hombre de sus sueños; aquel a quien había comenzado a querer locamente, era la primera vez que se sentía así por alguien. Y si era sincero consigo mismo, el no haberse visto en persona en todo ese tiempo, probablemente había contribuido a que ese cariño que surgió entre los dos, se afianzara; ya que estaba basado únicamente en lo que ambos eran en el fondo, no en contacto físico.

Al día siguiente, Levi le dio las buenas nuevas a su amiga, que de todas formas siempre le preguntaba si había algún avance con Erwin.

—¡Te felicito, Levi! Hasta que al fin podrás estar junto a tu hombre. ¡Ya era hora! —Le molestó Hanji, haciendo mofa de su situación, pero verdaderamente feliz por él.

—Tampoco es para que hagas una algarabía de esto, escandalosa.

— Pues que el casanova Ackerman, haya decidido sentar cabeza, es todo un escándalo. Dejando eso de lado, te debo una disculpa.

— ¿A qué te refieres?

— Sinceramente no esperaba que las cosas con Erwin fuesen a salir tan bien. Siempre pensé que eras demasiado superficial y que debido ello no ibas a encontrar nadie acorde con tus exigencias, pero estaba equivocada. Al final tenías razón, era solo cuestión de buscar y no desesperar, tomando cualquier otra opción. Discúlpame por haber dudado de ti.

— Espero que te metas en tu cabezota hueca de ahora en adelante, que Levi Ackerman siempre tiene la razón.

— En fin, hoy iré contigo a tu casa para que planeemos lo que te pondrás el día de tu cita.

— ¿Estás loca? No dejaré que pongas tus sucias manos en mi ropa.

Aunque a pesar de esas palabras, Levi sí agradecía el apoyo de su amiga, y esa tarde, al finalizar su jornada laboral, ambos tomaron rumbo al apartamento de Levi, donde dedicaron un buen rato a seleccionar el mejor atuendo, con el que Levi dejaría a su “novio” boquiabierto.

 

Continuará…

 


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