20 rosas rojas.
Aquel día empezaba a amanecer, entraba a la escuela cercano a las 7 am, hacía frío y el cielo aun se veía oscuro, pero avisando que el sol estaba ya saliendo, mi primera clase era química y acostumbraba a sentarme junto a la pared en la contra esquina de la puerta.
-Gaara, tengo mucho sueño, no quería venir, además hace mucho frio- dije encogiéndome en mis brazos mientras me sentaba en la silla botando mi mochila al suelo
-Siempre tienes sueño jaja- dijo desganado mientras dejaba su mochila en la silla
-Pues si, tengo que despertarme a las 6 para llegar, ¿Cómo no voy a tener sueño? -
-Déjame adivinar-Imitándome- la escuela es aburrida, no quiero venir nunca mas, y ojalá no llegue la maestra para irme a desayunar- dijo con voz chillona haciendo burla de la mía.
-Yo no hablo así- reclame- Además venir me gusta porque te veo a ti y a Sai, me hace como 70% mas feliz existir- dije un poco mas refiriéndome a Sai.
-Si, claro, como si no supiera que te refieres a Sai- dijo volteando los ojos.
-No me refiero solo a el, sino diría su nombre solo- dije sin dejar de ver la puerta con la esperanza de verlo entrar en cualquier momento, porque justo ahí empezaba mi día.
A tan solo 2 minutos de cerrar el salón entro el corriendo agitado, con una mochila enorme como acostumbraba y en su mano llevaba una bolsa de plástico negra, tan grande que si no la llevaba con cuidado podría jurar que la iría pateando.
-Hola- dijo agitado mientras dejaba sus cosas en la silla y se quitaba su larga bufanda negra con gris que yo rápidamente le quite de las manos para ponérmela.
- ¿Qué traes ahí? - pregunto Gaara curioso, pero sin acercarse.
- ¿Esto? Es secreto- la plática se vio interrumpida por la entrada de la maestra que diría que se veía irritada, pero así era su cara, sencillamente parecía enojada todo el tiempo por el contrario de su actitud que siempre era amable.
Se sentó junto a mi y tan pronto tuve oportunidad bajé mi mano sigilosamente apenas perceptible para los demás por debajo de la mesa y la puse sobre su mano que respondió mi gesto tomando mi mano de vuelta y apretándola ligeramente para sentir la cercanía.
La clase fue aburrida, pero en serio poco importaba porque en realidad estaba mas preocupado por saber como explicarle a Gaara lo que estaba pasando, tenía miedo, pero no por herir sus sentimientos o algo así, sino por lo que pensaría Sai de su reacción, es mas ¿Cómo iba a reaccionar? Llevábamos 3 días escondiendo lo que estaba pasando, pero sabíamos que teníamos que decirle por lo menos a Gaara porque con alguien teníamos que contar por si necesitábamos ocultarlo, solo que no sabíamos como decirle.
El día y las clases transcurrieron con tranquilidad hasta que poco antes de acabar la clase de artes, Sai llamó mi atención con un pequeño papel.
-Vamos al baño- dijo en voz baja mientras me hacia la seña de que fuera primero, me salí del salón de manera natural pues para ir al baño no necesitábamos pedir permiso, cuando llegue esperé pacientemente a que él llegara dentro de un baño que no tenía puerta pero que era perfecto porque desde afuera no se veía lo que se hacia ahí.
El llegó con la bolsa enorme y me abrazo pegando bien mi cuerpo al de el, tocando ligeramente mi frente.
-Te quiero mucho- dijo aun sin atreverse a romper la distancia que ya era bastante corta para besarme.
-Te quiero mas- dije en voz baja siempre olvidando el lugar donde estábamos y los minutos que pasaban, así de relajantes eran sus brazos…así de tranquilo.
Se separo de mi y sacó de su enorme bolsa un ramo de rosas rojas, era modesto y las flores estaban algo maltratadas, aun así, sentí una especie de felicidad que nunca había sentido, sentí mariposas en mi estomago y puedo jurar que mi cara se pinto roja hasta las orejas, no se que cara habré puesto en ese momento, pero la de Sai si la recuerdo y era una sonrisa de ternura mientras tocaba tiernamente mi mejilla.
- ¿Por? – dije en un pequeño soplido apenas audible.
-No se, solo creí que te gustarían, cuando veo flores me acuerdo de ti-
- ¿No fue difícil comprarlas sin que preguntaran? - Dije apretando las flores fuertemente sin dejar de mirar a Sai completamente hipnotizado por sus ojos que me parecían hermosos y sintiendo necesidad de besarlo.
-Le dije a mis abuelos que las necesitaba para un experimento de química y me llevaron por ellas- dijo un poco divertido por lo absurdo que era la mentira y le causaba gracias que se la creyeran.
Mi cara estando roja como un tomate se acercó abrazándolo fuerte para pegar nuestros cuerpos y casi olvidándome de mis inseguridades me acerque peligrosamente a su rostro y casi a punto de rozar nuestros labios me acorde y en un intento desesperado de disfrazar mis intenciones bese su mejilla y luego me separe para besar sus manos.
-Gracias, no me lo esperaba- dije sin saber que otra cosa decir por la acción.
-Regresemos al salón ¿sí? - me propuso volteando a ver a la puerta
-ESPERA- dije un poco mas fuerte y abalanzándome hacia el abrazándolo por la espalda mientras daba un profundo respiro para sentir su olor…a suavizante de telas con jabón corporal de coco, un aroma dulce- ahora si ya, vámonos-
Regrese al salón ahora con la bolsa negra en mis manos que sostuve discretamente hasta el salón donde la guarde debajo de mi asiento y luego lo vi entrar, notando que su rostro estaba rojo, detalle que no había notado en el baño.
- ¿Qué secreto se traen ustedes dos? - dijo Gaara un poco irritado por nuestro comportamiento-
- ¿De que hablas? Jaja, que cosas tan raras dices- dije un poco nervioso.
-Me mando mensaje porque no llevo papel al baño jajajaja- dijo Sai burlándose, un poco mas natural que yo.
- ¡Oye! Era secreto- dije siguiendo su mentira para intentar tapar la mentira mayor. El secreto que guardábamos.