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Sasuke card captor por shiki1221

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Cap 10: Lluvia de emociones

 

Naruto y Sasuke guardaron silencio sin entender a lo qué se refería su amigo con aquella afirmación. Para empezar, ¿qué eran “las sombras”? Admitían haber estado algo ajenos a la cacería de las cartas. Apenas si habían salido del hospital fueron a entrenar junto a Minato. Empero, el tiempo dedicado a cada cosa fue bastante reducido. Intencionalmente ellos habían hecho “arreglos” para irse antes de ser dados de alta propiamente. Por ello, les resultaba extraño que Sai guardara información peligrosa dejándolos ignorantes de una situación alarmante. Cosa que estaban deduciendo por el tono de voz empleado. Siendo alguien de poca paciencia, Naruto se acercó a Sai y lo sujetó por la ropa para exigirle respuestas.

―¿Qué son esas sombras que mencionas? ―preguntó con el rostro arrugado por el enojo.

―Son unos entes sin forma específica ―respondió Gaara con una voz sumamente baja―. Corrompen todo aquello que entra en contacto con ellas. Especialmente seres poseedores de magia… como nosotros ―explicó cerrando los ojos por un nuevo mareo.

―¿Y por qué no nos han dicho nada de esto antes? ―inquirió furioso Uchiha mirando de mala manera a su amigo pelirrojo―. ¿Te han atacado? ¿Es por esas cosas que te encuentras tan mal? ―cuestionó mostrando su preocupación mezclada con la ira.

―Ustedes estaban internados en el hospital ―intervino Sai separando al card captor de Gaara para evitar que intentara zarandearlo como hizo el rubio con él.

Uzumaki había soltado a su mago tras recibir un manotazo de parte de este. Estaba enojado, pero a la vez preocupado. Puso en orden sus prioridades inmediatas decidiendo que lo mejor era dejar al otro guardián descansando apropiadamente. Notó que los morenos tenían dificultades para levantarlo. No le extrañaba, siendo ambos bastante delgados. Podían ser muy poderosos con la magia e inteligentes por la cantidad de hechizos conocidos por ambos, pero en cuanto a fuerza bruta, eran débiles a comparación. Se acercó a paso firme y pasó uno de los brazos de Gaara por su cuello antes de comenzar a caminar hacia la habitación de Sai. Conocía esa casa y era mejor dejarlo allí en lo que resolvían el problema para el cual fueron llamados.

―Llevaré a Gaara a descansar ―anunció deteniéndose para verlos por sobre el hombro―. Puedes ir contándole al Teme lo que debemos hacer, yo lo llevaré a descansar.

―¿No prefieres que te esperemos? ―interrogó Sai mirándolo curioso. Normalmente Uzumaki sería de los primeros en enterarse de todo.

―Sólo deben decirme a quien golpear y ya ttebayo ―resolvió con sencillez.

Uchiha seguía intranquilo por la condición de su amigo, así que estuvo a punto de ir detrás de ellos. Mas, la mano de Sai sobre su hombro lo detuvo. La reencarnación de Clown negó la cabeza. Era mejor dejar que ellos dos fueran solos. Pocas veces habían hablaron a solas ambos guardianes y teniendo a Minato de regreso, era preciso dejarlos aclarar ciertas cosas. No tenían garantías de que fueran a salir en buenos términos si exteriorizaban sus problemas personales. Sin embargo, si no les daban oportunidades de hablar, jamás lo harían. El azabache de la falsa sonrisa sabía que uno de los principales problemas era Sasuke. Aunque no tuviera la intención de hacerlo, era el punto de tensión entre ambos. Lo guio hacia donde tenía uno de sus libros apartado y comenzó a explicarle lo que estuvo perdiéndose sobre las sombras.

Por su parte, el rubio estaba llevando al otro guardián en completo silencio. No es que odiara a Gaara, pero no era una persona con la que estuviera tan apegado. A diferencia de Sai y Sasuke, él no tenía mucho tiempo compartido con él. Era más como un usurpador a sus ojos. Su padre adoraba al pelirrojo y durante años estuvo criándolo, Uchiha le tenía un enorme aprecio por los años siendo criados juntos como mago y guardián. Incluso Sai estaba encantado con él. Sintió ciertos celos por la atención dada al otro. Era un miedo que prefería no exteriorizar a nadie. Sólo estaría generando conflictos innecesarios por su inmadurez. Se mordió los labios con fuerza y al llegar a la habitación lo recostó con cuidado. Daba igual dejarlo en la cama de Sai. “Como si esto no fuera un sueño hecho realidad para ese pervertido”. Pensó Naruto.

―Gracias ―dijo el pelirrojo una vez que estuvo boca arriba en la cama colocando su mano en su propio vientre―. No esperaba que fueras tan servicial.

―¿No podías agradecer sin el comentario sarcástico? ―preguntó el blondo mirándolo con el ceño fruncido. Se dio la vuelta dispuesto a irse de allí, pero la voz del otro lo detuvo.

―¡Espera! ―llamó forzando un poco la voz mientras se sentaba en la cama―. Hay algo de lo que me gustaría hablar ―afirmó mirándolo con seriedad.

―¿De qué se supone que quieres hablar? ―cuestionó Uzumaki dándose la vuelta para verlo cara a cara.

―Es sobre Minato…

―¡No lo digas! ―ordenó guardando las manos en los bolsillos para evitar que viera que las tenía fuertemente cerradas en modo de puños―. No quiero más charlas sobre qué debo perdonarlo, que es mi padre y todas esas estupideces ―protestó rodando los ojos.

El pelirrojo se mantuvo callado meditando sus siguientes palabras. Con el carácter explosivo de Naruto, era sencillo que se diera la vuelta y evitara oírlo. En su estado actual no podría perseguirlo y aclararle las cosas. Era mejor ser cuidadoso al tratar ese asunto tan delicado. Pese a su estado había estado investigando sobre las anomalías junto a Sai. Revisaron arduamente los libros y tomaron muestras de la magia oscura. Era sumamente complicado atrapar la magia. Sólo podían tomarla de los residuos dejados en quienes fueron afectadas por la misma. Precisamente debido a eso es que les resultó complicado acercarse a las víctimas. Si algo sacaron en claro, es que quienes poseían emociones negativas eran un blanco sencillo. La tensión en Uzumaki lo convertiría en su blanco predilecto sin siquiera saberlo. 

—Escúchame, ¿sí? —preguntó el joven de ojos aguamarina enfocándose en el blondo—. Quiero hablarte sobre...

—Ahórratelo —pidió el otro mientras lo miraba con algo de enojo—. Siendo sobre mi padre —espetó de manera despectiva—, estoy seguro de que me pedirás perdonarlo porque fue maravilloso contigo y...

—No quiero hablar sobre algo que no me concierne —interrumpió con voz firme y fría—. Es sobre mí —agregó señalándose el tatuaje con el kanji "amor" en su frente.

—No entiendo —admitió mostrándose confundido.

—Tú y yo nunca hemos hablado mucho de nuestras vidas antes de conocernos —comentó en un tono algo desganado—. Y si hay una razón para convivir es por Sasuke ―soltó sabiendo que sin el azabache de por medio no cruzarían palabras.

—¿Y? ―preguntó aun perdido al respecto.

—Para ti yo soy un usurpador y un rival, ¿o me equivoco? —cuestionó suspicazmente.

Uzumaki guardó silencio ante aquella gran verdad. No es que tuviera nada "real" contra el pelirrojo, pero el sentimiento de rechazo era más fuerte que él. Cuando regresó a la ciudad convertido en un guardián lo primero que pensó fue en ir con Sasuke y ser quien lo protegiera. No obstante, se llevó la desagradable sorpresa de toparse con Gaara ocupando ese puesto. No teniendo suficiente con eso, se enteró que su “querido” padre no sólo cuidó de Uchiha sino también que adoptó a aquel pelirrojo. A su madre y a él los dejó de lado por estar muy “ocupado”, mas para conseguirse otro niño si pudo. Quiso razonarlo varias veces, pero siempre se quedaba ese sentimiento de molestia y celos en su interior. Alejado de su mejor amigo y abandonado por su padre, aquella negatividad en su interior estaba latente.

—Yo te considero un compañero en la cacería de cartas ―respondió Uzumaki siendo sincero al respecto.

—Pero no un amigo ―confirmó Gaara soltando un largo suspiro―. No soy alguien en quién estarías dispuesto a confiar tu vida o similares ―agregó sabiendo que aquella mirada azulada dirigida al suelo confirmaba sus sospechas.

—Yo no... ―intentó arreglar aquello. No quería ser desagradable con el otro guardián. Él no había hecho nada para merecer un mal trato de su parte.

—Descuida. No estoy reclamándote nada —dijo con calma mientras cerraba los ojos antes de proseguir—. Cuando yo nací, se dice que no respiraba, pero cuando mi madre murió, yo "nací" —relató viendo la cara de Naruto—. Mi padre me odiaba, siempre repetía que yo era un demonio que robó su vida.

—¡Eso no era tu culpa! ―exclamó acercándose al otro para verlo cara a cara―. Tu vida es muy valiosa y estoy seguro que tu madre jamás te culparía de nada ―explicó sujetándolo por los hombros―. Ninguna madre puede odiar a su propio hijo ttebayo ―afirmó con convicción.

—Quizás sí, quizás no. Quién sabe —contestó Gaara encogiéndose de hombros restándole importancia al asunto—. Eso era lo que repetía todo el tiempo mi padre cuando me golpeaba ―dijo quitándose con tranquilidad las manos del otro de encima.

—Entonces, ¿te escapaste? ―preguntó alarmado.

—No —negó suavemente—, yo perdí el control de mi magia y... Asesiné a mi padre —confesó viéndolo directamente a los ojos viendo la expresión de sorpresa y horror del otro guardián—. Peor aún, en mi momento de descontrol también asesiné a mis hermanos mayores.

—No, no sé qué debería decirte —admitió Naruto tartamudeando mientras se dedicaba a mirar hacia el suelo sin saber cómo responder a eso.

—Me enteré por Sai lo sucedido con tu madre ―declaró queriendo seguir con la conversación al notar la predisposición del otro para escucharlo―. Por eso entiendo tu resentimiento a Minato-san. Es sólo que... No puedo evitar empatizar con él ―suspiró sintiéndose algo culpable por presionar al rubio a perdonar al mayor.

—No son los mismos casos ―afirmó el joven de ojos azules intentando subirle los ánimos al otro.

—Son similares ―refutó Gaara moviendo la cabeza a modo de negativa―. Mi padre me odiaba por ser la causa de la muerte de mi madre y tú odias a Minato-san por causar el suicidio de tu madre.

—Si él no hubiera...

—Hace unos momentos dijiste que no era mi culpa lo sucedido a mi madre ―interrumpió con aquellos ojos aguamarina clavándose en la expresión del joven rubio―. ¿Por qué tu padre tiene la culpa? ¿Por abandonarlos? ¿Por no estar ahí para detenerla?

—No lo sé, ¿está bien? —preguntó desesperado al no encontrar palabras para contradecirlo—. Sólo quisiera que se mostrara arrepentido o triste por la muerte de mi madre ―admitió con los ojos cristalizados por los recuerdos de aquel fatídico día―. Está tan enfocado en su trabajo como guardián que no le da espacio a nada más.

—¿Y no es lo mismo contigo? ―preguntó el pelirrojo con una pequeña sonrisa.

—¿Qué quieres decir? ―preguntó Naruto negando suavemente con la cabeza―. Yo no me he obsesionado con proteger a Sai, es más, a veces me olvido por completo de su existencia ―confesó sin ninguna pena.

―No te hagas el tonto ―dijo Sabaku rodando los ojos por la estúpida excusa―. Hablo de Sasuke, él siempre te hace perder de vista el mundo.

―Eso no es…

―Lo es ―afirmó interrumpiendo lo que se veía venir era otra patética mentira negando lo obvio―. Aunque no te llevas bien con tu padre, no le tienes rencor a Sasuke por ser la razón de que se separara de tu madre y de ti. A mí en cambio sí me tienes cierto rencor ―explicó alzando la mano en señal de que lo dejara terminar de hablar―. No es por Minato por quien me tienes celos, sino por Sasuke.

―No son celos ttebayo ―negó apenado bajando la mirada mientras tartamudeaba un poco queriendo decir algo, pero callándose al saber lo tontas de sus palabras.

―Me ves como un usurpador y un rival ―aseguró el pelirrojo sin dudar ni por un momento―. Escúchame bien, no quiero repetir esto y no sé si tendré otra oportunidad de hacerlo ―dijo inhalando aire profundamente―. Sasuke es la razón por la que vivo. Cuando perdí todo tras asesinar a mi familia quedé solo en la calle hasta que Minato-san me rescató. Yo vivo por y para Sasuke.

Esas palabras calaron hondo en el joven Uzumaki. Él no estaba seguro de si sus convicciones eran tan fuertes como las del otro. Al igual que Sai apoyaban a Uchiha en la cacería de las cartas Clown, pero en lo que respecta a la venganza y asesinar a Itachi, difería. No porque creyera que merecía vivir tras su aberrante acto. Sino por el bienestar de su mejor amigo. ¿La venganza le traería felicidad? Una vez que consiguiera destruir a Itachi ¿podría retornar a una vida pacifica? Alguna vez oyó de su padre que el asesinato era algo malo porque no sólo se acaba con la vida del enemigo sino también con una parte de su propia alma. Alguien como el mayor de los Uchiha no valía mancharse las manos. Conocía a Sasuke de toda la vida. Era alguien gentil y de buen corazón. Su venganza sólo lo rebajaría al nivel de Itachi y temía que dejara de ser la persona de quien él se…

―No deberías hacer eso ―soltó Uzumaki cortando sus propios pensamientos al darse cuenta de lo vergonzosos que estaban volviéndose―. Vivir para otra persona no es correcto. Tú tienes sueños o metas propios, sería mejor si…

―No los tengo ―declaró Gaara de inmediato―. Ya te lo dije yo perdí todo y por eso soy guardián con el único propósito de darle sentido a mi existencia, pero tú eres diferente ―afirmó con una leve sonrisa―. Tienes lo que Sasuke necesita, por eso eres quien puede sacarlo de la oscuridad a la que lo arrastra su venganza.

―Quisiera que renunciara a eso ―confesó con sinceridad y algo de culpa por no ser tan leal como quisiera Uchiha.

―Tú y Sasuke son similares y por eso se entienden ―suspiró el joven de ojos aguamarina―. Por eso estate atento. Estas sombras intentaran corromperlos y temo que son vulnerables por sus problemas familiares.

―Tendré cuidado ―prometió Uzumaki acercándose a Gaara para mostrarle su puño esperando que chocara el suyo también―. Te prometo que no nos dejaremos atrapar ttebayo.

―Es todo lo que deseaba oír ―contestó el pelirrojo chocando su puño finalmente con el de Naruto―. Yo tengo que descansar un poco o sólo los estorbaré en la pelea.

―Eres mejor amigo de lo que creía ―comentó el blondo con una sonrisa mostrando todos sus dientes.

―No eras capaz de verlo por estar ocupado babeando por tu novio ―bromeó Gaara mientras hacia una ligera mueca de burla hacia el otro.

―¡No es mi novio!

―Tu cara ha estado tan rojiza como mi cabello cada vez que mencionaba a Sasuke ―señaló haciendo que las mejillas del otro ardieran aún más.

Uzumaki sujetó unas mantas y envolvió al pelirrojo como si se tratara de un rollo de sushi. Esa era su manera de vengarse y tenerlo quieto en silencio. Ignoró completamente las protestas del enfermo acerca de que estaba abusando de la situación. Incluso llegó a amenazarlo en que se las cobraría cuando se sintiera con mayor fuerza. Mientras ellos seguían peleando y discutiendo acerca cosas menos relevantes, los azabaches estaban conversando acerca de las sombras. Al igual que Gaara, la reencarnación del mago Clown hizo lo propio y le explicó a Sasuke acerca de las sombras. Lo poco que sabían hasta el momento se lo hizo saber de manera resumida. Debía entender que las peleas serían más difíciles de ahora en adelante. El riesgo estaba aumentando y esperaba que los poderes del card captor igual.

―¡Esto es culpa de esa maldita carta! ―gritó Sasuke alzando la voz frente a Sai―. Si él no hubiera asesinado a las sacerdotisas, no estaría sucediendo nada de esto.

―No es como lo estás pensando ―aclaró el moreno de la falsa sonrisa mientras soltaba un largo suspiro.

―¡¿Estás de su parte?! ―interrogó denotando enojo por la palabras dedicada a la carta―. Asesinó a Hinata y Shion, liberó un demonio y ahora a causa de eso las personas, las cartas y nosotros estamos en peligro.

Uchiha sintió una enorme culpa por haberlo dejado libre. Los rostros de Ino y Sakura durante el funeral de las videntes se le habían sumado a sus pesadillas. Aun no era capaz de entender cómo es que esa carta, justamente esa, fuera quien decidía al sucesor del gran mago Clown. Admiraba la fortaleza de las chicas, pues ambas con una débil sonrisa le prometieron volverse más fuertes. Él sólo pudo devolverles el gesto conteniendo la culpa. Si tan sólo él hubiera sido más poderoso, esa carta habría estado sellada y las otras jóvenes no hubieran muerto. Además aún tenía pendiente recuperar a su carta Burbujas, por las palabras de Sai, ella estaría en peligro. Aún seguían enojados, pero tampoco deseaba seguir viendo morir a quienes él tenía la posibilidad de salvar. No dejaría que siguieran habiendo victimas cuando tenía el poder para evitarlo.

―Ese demonio estaba a punto de liberarse, Charasuke lo volvió a sellar ―dijo Sai cerrando con fuerza el libro que sostenía entre sus manos―. Si realmente hubiera deseado tu muerte, habría dado en tu corazón y no en una zona no vital.

―Eso es mentira. ¡Él simplemente asesinó a dos chicas inocentes y casi me mata también! ―le recordó con frustración por sus palabras en favor del otro.

―La vida de dos vírgenes y la sangre de un mago poderoso ―recitó Sai volviendo a abrir el libro en su mano.

―¿Disculpa? ―preguntó Sasuke sin entender mientras se acercaba a ver la página señalada por el otro.

―Esos son los ingredientes para un hechizo de sellado para un demonio de la envergadura de Menma-sama ―explicó el moreno leyendo la amarillenta hoja del antiguo libro.

―¡No te dirijas a ese imbécil con tanta formalidad! ―protestó Uchiha con molestia por recordar ese estúpido zorro que había vencido a Naruto―. Es imposible que sellara a Menma ¡Ellos estaban juntos!

―Es la verdad ―comentó Sai con una expresión difícil de descifrar. Era más inexpresivo de lo usual―. Si no fuera por su intervención, la fractura que hizo Itachi habría crecido hasta que el demonio finalmente se liberara.

―¿Por qué Itachi sólo fracturó el sello? ―preguntó Uchiha sin entender por qué hizo el trabajo a medias―. Si quería destruirnos a todos, habría roto el sello de un sólo ataque.

―No pudo ―declaró la reencarnación de Clown―. Sólo el mago supremo o en su defecto, su sucesor sería capaz de retirar el sello ―explicó tomando aire antes de exhalarlo pesadamente―. Debido a que ustedes tienen la sangre de Clown por ser sus descendientes tienen poder sobre el sello. Para romperlo o reforzarlo, pero eso sólo sería posible cuando Charasuke elija al sucesor.

Ante esas palabras Sasuke enmudeció. Recordaba ver a la carta usar su sangre en aquel extraño ritual tras asesinar a las sacerdotisas. En ese momento creyó que estaba liberando a su amante. Después de todo, estuvo discutiendo con la sacerdotisa acerca del tal Menma. Mostró gran desprecio por el templo Nakano y sus sacerdotisas, haciéndole pensar en todo menos en un hechizo de refuerzo. Sin embargo, si pensaba un poco más acerca del asunto, ese demonio atravesó el pecho de la carta, hiriéndolo. Supuso que sería de gravedad por el tamaño de la herida, pero al ver a la carta huyendo no le tomó demasiada importancia. Ahora estaba hecho un lío, si tomaba en cuenta las palabras de sus cartas eso significaba que estaba sucediendo algo de lo que intentaron advertirle. Preocupado por ese pensamiento, Sasuke sacó sus cartas Clown de su bolsillo y concentró su magia en su mano intentando comunicarse con ellas.

―¿Ustedes sabían de esto? ―preguntó a gritos a sus cartas―. ¡Respondan! ¡¿Qué le sucedió a Charasuke?! ¡Burbujas! Díganme si ambos están bien ―ordenó sin obtener respuesta alguna―. ¿Por qué no me responden? ―preguntó desesperado siendo observado por Sai.

―Sólo sabemos que Charasuke está en problemas ―comentó el moreno sonriendo con su típica expresión de falsedad.

―Él puede copiar todo tipo de cartas y hacer hechizos que se le dan la gana, nada puede sucederle ―dijo Uchiha intentando convencerse a sí mismo.

―Las cartas Clown cuando están dormidas en el mazo no corren ningún peligro, pero al despertar si no tienen un mago, sí ―explicó la reencarnación de Clown.

No deseaba infundirle miedo al card captor, pero ocultarle las cosas no mejoraría las cosas. Sólo podría significar un problema más serio a futuro. La cautela era primordial en esos momentos. Si dejaba que Sasuke tratara con superficialidad el problema, podría confiarse. Las cartas necesitaban de Sasuke más que nunca antes. Era momento de definir sus prioridades: la venganza contra Itachi o la protección de las cartas. Sabía que el ambicioso azabache optaría por ambas. Desde que habló con las cartas, las comenzó a ver con mayor aprecio, pero no sabía si lo suficiente como para estar por sobre Itachi. De su decisión al respecto dependería el resultado de la batalla contra las sombras.

―Verás, Sasuke-kun los guardianes y las cartas Clown dependen del mago al cual sirven. Si su magia es débil no conseguirá alimentarlos a ambos y perecerán ―explicó Sai decidiéndose a confesarle algo que había mantenido oculto durante tanto tiempo―. Si están libres su magia dura algún tiempo, pero irán muriendo de a poco si no los sella alguien para obtener su magia. Charasuke seguramente estaba preocupado de que Burbujas no fuera sellado por nadie y pereciera ―resumió el azabache para el card captor.

―Pero si están hechos de magia pura, ¡no pueden morir! ―exclamó Uchiha sin creerse que las cartas fueran capaces de terminar sus “vidas”.

―Sí pueden, sin magia, con un mago demasiado débil o si un demonio de alto nivel los lastima gravemente ―enumeró Sai las posibles formas de asesinarlas.

―Charasuke recibió un golpe directo y le dijo a Menma que no moriría tan fácilmente ―replicó Sasuke repitiendo las palabras de la carta en cuestión.

―No ha cambiado ni con tantos siglos ―murmuró Sai casi en un gruñido.

―¿Dijiste algo? ―preguntó el card captor mirándolo extrañado, pero rápidamente pensó en la nueva amenaza para el resto de las cartas fuera de su mazo―. ¿Quieres decir que Charasuke y Burbujas están…?

 ―Me temo que debemos darnos prisa ―aseguró Sai viendo con seriedad al otro.

Sasuke cerró los ojos un momento concentrándose en las cartas en su mano. “Soy el card captor. El último mago de la familia Uchiha”. Meditó sintiendo su mano más tibia. Al abrir los ojos se encontró con que su mazo estaba brillando. Sus cartas estaban con él, confiaban en su magia y él debía corresponder a esas expectativas. Aunque no pudiera comunicarse verbalmente como antes, podía sentir la confianza de sus cartas en él. Ellas estaban a su servicio y de su buen juicio dependía salvar a todas las demás. Alzó la cabeza con serenidad, pero denotando una confianza inusitada antes de que aquella imagen, tan parecida al mago supremo, fuera rota por el estrepitoso rubio. Naruto luego de haber hablado con Gaara se transformó en guardián y fue volando directo a la cabeza de Sasuke. Le dio de lleno como si de un pelotazo se tratara.

―Maldito Usuratonkachi ―insultó Uchiha sujetando al rubio en su mano y apretándolo como si fuera una bolita antiestrés―. Estaba en un momento de profunda reflexión.

―Deja tus poses dramáticas para otro momento ttebayo ―dijo Uzumaki removiéndose en la mano pálida antes de señalarlo―. ¡Siento la presencia de una carta! ―anunció soltándose del agarre sobre su cuerpo.

―Vayan ―ordenó Sai mirándolos fijamente―, yo me quedaré aquí junto a mi lindo mapache.

―¡No intentes aprovecharte de que no puede moverse mucho! ―gritó el joven de ojos negros en tono imperativo mientras volvía a sujetar al rubio en su mano.

―¡Lo intentaré! ―despidió con una falsa sonrisa mientras alzaba la mano y la movía suavemente.

Sasuke sin perder el tiempo invocó su báculo y usando vuelo, partió de la residencia de Sai junto al rubio. El guardián en su forma de zorrito volaba cerca del card captor guiándolo en el camino correcto. Sin embargo, la intensa lluvia estaba dificultándoles buscar correctamente. Sin mucho esfuerzo tanto el pelirrojo como el joven de ojos azules dedujeron que la carta en cuestión era “lluvia”. El problema radicaba en localizar su cuerpo real. Las gotas de agua caían sobre toda la ciudad, el cielo oscurecido por las nubes parecía infinito y sus fuerzas se reducían a medida que pasaba el tiempo. Aquella sensación de pereza y tristeza, típica de ese tipo de climas, estaba potenciado por la magia. Y no cualquier magia, se sentía cierta malicia enviciando el ambiente.

―¿Soy yo o no estamos yendo a ninguna parte? ―preguntó Uchiha mirando a su mejor amigo delante de él.

―Esta carta está jugando con nosotros ttebayo ―protestó Naruto con las orejas bajadas en señal de vergüenza.

La lluvia repentinamente dejó de caer sobre ambos y al buscar la razón de ello se encontraron con una sorpresa. Estaban envueltos en burbujas individuales. La carta responsable estaba delante de ellos mirándolos fijamente. Sasuke alzó su báculo listo para pelear, pero antes de realizar algún movimiento esperó a ver qué haría. La carta se acercó un poco al card captor y levantó su brazo. Su manga bajó un poco exhibiendo su brazo con una mancha oscura en el mismo. El azabache se acercó al límite de la burbuja e intentó tocarlo. No obstante, la propia carta retiró su brazo antes de hacer contacto. Miró al mago con sus ojos casi rompiendo en llanto y luego señaló al cielo.

―No entiendo qué sucede ttebayo ―admitió Uzumaki mirando a la carta y luego a su mejor amigo―. ¿Qué tiene que ver esa carta con la lluvia?

―Creo que está… herida ―respondió Sasuke con inseguridad sin dejar de mirar a la carta esperando una confirmación―. ¿Eso les sucede cuando las sombras los infectan? ―preguntó a Burbujas recibiendo un asentimiento.

―¿Podemos confiar en una carta infectada? ―cuestionó Naruto inseguro de hacerle caso a una carta que sana los traicionó. Infectada quien sabía de lo que sería capaz.

Uchiha miró detenidamente a Burbujas buscando señales de mentira. Estaba allí, ¿ayudándolos? Los tenía prisioneros en burbujas, mas desde que estaba allí dentro no se sentía tan cansado como antes. Tocó las cartas en su bolsillo sintiendo nuevamente aquella tibieza en ellas. Seguía algo frustrado por no ser capaz de oírlas a voluntad, pero aun así tenía una sensación. Un sentimiento que lo impulsaba a creer en que la ayuda de Burbujas no iba con segundas intenciones. Regresó su mirada a la carta y sacó su mano de la burbuja que lo protegía tocando directamente la herida en el brazo de la carta. Tomó aire y cerró los ojos concentrándose en lo poco que sabía de magia blanca. Confiaba en sus habilidades de purificación. Con una leve luz verdosa consiguió remover esa mancha para asombro del guardián y de la carta.

―Ambos nos equivocamos antes ―habló Uchiha viendo a la carta mientras hablaba con firmeza―. ¿Estarías dispuesto a pelear a mi lado una vez más? ―consultó con calma―. He aprendido mucho de ustedes, pero aún me falta mucho camino ―confesó con sinceridad.

La carta se arrodilló ante él en gesto de penitencia por sus acciones pasadas. Su traición fue un error que debía enmendar. Viendo a Sasuke dispuesto a confiarle una segunda oportunidad decidió iniciar de inmediato con la ayuda a su amo. Al alzar la cabeza dio un asentimiento a su pregunta. La lluvia creaba pequeñas burbujas en el suelo, haciendo más sencillo para la carta expandir las creadas y convertirlas en un camino para el card captor y su guardián. Usando sus habilidades hizo un camino de guía hacia donde estaba el cuerpo de la carta. Sasuke invocó a su carta vuelo y junto a su guardián volaron siendo protegidos por las burbujas creadas anteriormente por la carta. Una vez que llegaron hasta lo más alto del cielo se vieron impedidos de localizar exactamente a la carta debido a las nubes.

―Déjame a mí, Teme ―dijo Uzumaki volando fuera de la burbuja y en medio del cielo volvió a su forma humana―. ¡Toma esto! ―gritó usando la magia concentrada en su mano para dispersar las nubes―. ¡Ahora te toca! ―exclamó viendo al card captor mientras comenzaba a caer hacia el suelo.

La carta burbujas se apresuró a crear unas que fueran lo suficientemente resistentes para amortiguar la caída del rubio. Sasuke se aseguró de que su amigo se encontrara a salvo y luego continuó volando hacia la carta aprovechando que las nubes ya no estaban molestando. La carta lluvia se veía “sucia”. Los ojos negros del mago captaron con facilidad la magia negra con la cual estaba impregnada el agua en las nubes. No le sorprendía haberse debilitado anteriormente. Prácticamente era un ataque directo a todo ser con magia. Había subestimado la amenaza que significaba que una carta tan apacible como lluvia fuera afectada. Por su naturaleza tranquila, según Sai, era una de las cartas más dóciles para sellar.

―¡Lluvia! ―llamó Sasuke con su báculo señalándolo listo para sellarla―. Regresa a… ―habló siendo incapaz de terminar de recitar su conjuro a causa de un ataque.

Las nubes estaban rodeándolo, dificultando encontrar a la carta. Para empeorar su suerte, las nubes se adherían a su cuerpo y expulsaban su magia oscura directamente contra su cuerpo. Actuaban como si de ácido se trataba, pues sentía como si estuvieran quemándolo con agua hirviendo. Soltó un grito de dolor mientras intentaba quitarse de encima esas extrañas nubes. De entre las cartas con las cuales contaba no se le ocurría ninguna que fuera útil contra lluvia. Si intentaba usar trueno moriría electrocutado por su propia magia. Repentinamente vio a la carta lluvia contenida en una enorme burbuja. Mientras más intentaba salir de esa prisión transparente más se ensuciaba de color negro. Era como una especie de brea, negra y pegajosa escurriendo por la superficie. Uchiha volteó a mirar a su alrededor topándose con burbujas reteniendo a la carta con todas sus fuerzas. Le dio una leve inclinación de cabeza a modo de agradecimiento y volvió a concentrarse en su tarea.

―Carta que fuiste creada por Clown ―recitó Sasuke alzando el báculo por sobre su cabeza―. ¡Regresa a la forma humilde que mereces! ―gritó forzándola a volverse una carta.

La misma voló a su mano cuando el hechizo terminó de efectuarse. Se veía sucia y maltratada, pero al tocar la mano del azabache comenzó a limpiarse. Retomó sus colores brillantes y la expresión de la imagen dejó de mostrarse adolorida y enojada para volver a tener esa sonrisa amable que siempre la caracterizó. El moreno sonrió agradecido de verla regresar a la normalidad. Se acercó a la carta burbujas y acarició su cabeza felicitándole por su ayuda. La carta dio una suave sonrisa y regresó a su forma de carta. En ese momento Uchiha no podía estar más feliz, sus cartas estaban a salvo en su mazo.

―¡Teme ayúdame! ―gritó Naruto desde abajo al haberse ido burbujas sobre la cual estaba flotando desapareció.

―Regresa a tu forma de guardián, idiota ―regañó descendiendo para atraparlo.

Era una suerte que aun estuviera usando la carta vuelo para atrapar a ese despistado. Lo sujetó entre sus brazos y mientras lo regañaba iba volando de regreso a la casa de Sai. En el camino vio de reojo a Charasuke. Estaba sentado en lo alto de un edificio con la sombra de un enorme zorro negro detrás de él. Uchiha estuvo tentado a acercarse a él, pero en cuestión de un parpadeo desapareció de su vista. Parpadeó varias veces lleno de confusión. ¿Era real o un producto de su imaginación lo que acababa de ver?

 

CONTINUARÁ…


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