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Sasuke card captor por shiki1221

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Cap 20: La verdad sobre Sai

Tras haber visto aquellos recuerdos, ni Naruto ni Sasuke necesitaron de más explicaciones. Uchiha entendía perfectamente lo que significaba esas visiones. Si quería mantener con vida a Menma, el mago Clown tenía que alimentar involuntariamente al demonio Zabuza, ya que estaba pegado al guardián cual vil parásito a su huésped. Si mataba a uno ambos se irían, así que el cobarde demonio no sólo se alimentaba de Menma sino que también lo estaba usando de escudo para evitar ser desterrado por Clown. Sus manos temblaban de sólo recordar la espada en su mano, la sangre manchando la empuñadura y su miedo de perder a la única persona que le quedaba en el mundo. Era su vida anterior, por ello seguía sintiendo ese miedo tan suyo. Él tenía a sus amigos, aun si perdiera a Naruto sabía con certeza que Gaara y Sai lo apoyarían, pero Clown no tuvo a nadie. Ni amigos, familia ni esperanzas. En ese momento su cabeza pareció hacer “click” al reparar en un detalle.

―Si Charasuke tiene la mitad del alma del mago Clown y yo la otra… ―habló pausadamente mientras caminaba lentamente hacia Sai―. ¿Tú qué eres? ―interrogó con seriedad―. Es imposible que seas la reencarnación de Clown.

―Soy el anhelo del mago ―respondió acercándose a la mesa mientras tocaba suavemente la cubierta de unos viejos libros―. El gran mago Clown dudó al momento de quitarse la vida ―expresó en un tono melancólico. Denotando cierta lástima por la trágica historia de amor compartida por ellos.

―¿Dudó? ―preguntó nuevamente confundido el card captor―. En esos recuerdos lo vi quitarse la vida casi sin esfuerzo ―comentó haciendo hincapié en el momento preciso en el cual nació la carta Espejo.

―Él tenía un asunto pendiente que no pudo resolver ni siquiera hoy en día ―explicó el moreno con una falsa sonrisa ocultando la impotencia que le daba hablar respecto a ese tema.

―Menma ―susurró Uchiha bajando la cabeza. Recordaba con remordimiento esa escena en su cabeza―. “Perdóname, Menma en la siguiente vida te salvaré” ―recitó el moreno tras ver la última voluntad de su vida anterior.

―No fue a propósito, pero así nací ―corroboró Sai mirándolos al rubio extrañamente callado, mas estaba oyéndolo con atención por lo cual procedió―. Como pudieron ver, Charasuke fue creado a partir del espejo. De hecho el fragmento del alma de Clown está oculto allí ―explicó el pálido joven sujetando con cuidado el espejo de Clown―. Por eso parece inmortal, pues para matarlo debes romper este espejo y hacerlo vulnerable ante la espada. Combinada con el hechizo correcto, él se iría de este mundo ―confesó siendo esa la única debilidad real de la carta.

Uzumaki miró con curiosidad el espejo no sabiendo cómo sentirse al respecto. Su pecho le oprimía al verlo y la tentación de romperlo en ese mismo instante golpeaba su mente. Él era descendiente de Menma y por sus venas no sólo corría su misma sangre sino también los mismos sentimientos. Si su Sasuke hiciera tal tontería, se sentiría dolido y culpable. Intentaría darle descanso eterno a como diera lugar. Las instrucciones para ponerle fin a ese tormento al que se sometía eran bastante complejas. No cabía duda de que acabar con su miseria era una tarea que no podría realizar fácilmente. Sólo esperaba que Sasuke no siguiera los pasos de su yo pasado. Primero se suicidaría antes de permitir que cargara con el remordimiento y la tristeza. Era tan solitario y triste saber las penurias del otro que, una parte de su ser, rogaba salir corriendo a buscar a Charasuke. Era una parte de su Sasuke, así que se sentía obligado a procurar por él también.

―¡Sai! ―gritó repentinamente el rubio levantándose de donde estaba sentado―. ¿Yo también me volveré un demonio? ―interrogó con preocupación antes de cruzar miradas con su novio.

Uchiha estaba tan liado por la cantidad de información descubierta que no sabía por dónde empezar a preguntar. Además temía por su pareja. Al igual que Clown lo vio asumir la figura de un zorro demonio. De seguir con aquella historia lo siguiente sería que Uzumaki intentara devorar demonios o incluso a él en busca de poder mágico. En aquellos recuerdos no hubo manera de parar esa maldición. Y a su mente llegaron los recuerdos de los registros de su familia. La cantidad de personas que morían durante el juicio o sólo por relacionarse demasiado con el guardián del mazo. Se sintió impresionado por tal poder demostrado por aquel mago corrupto. Habían pasado siglos desde el deceso de Clown y hasta Sasuke sintió en carne propia la desgracia. Él fue feliz junto a su familia hasta aquella noche en la cual Itachi le arrebató todo lo que amaba y descubrió la soledad y el verdadero dolor.

―No ―negó Sai moviendo la cabeza tranquilamente―. Me dijeron que en el templo Nakano, Charasuke te dio un “regalo”, ¿cierto? ―preguntó ladeando un poco la cabeza mientras el rubio se sonrojaba.

―Bueno él… ―habló apenado evitando mirar a su novio―. Me besó ―murmuró y repentinamente abrió los ojos con sorpresa―. Y ahora que lo recuerdo en ese momento…

―¿Qué sucede? ―preguntó Naruto al aire cuando su cuerpo quedó suspendido en pleno vuelo.

―Tú eres bastante inútil ―comentó Charasuke acercándose a él. Sujetó con fuerza su mentón y sin previo aviso, le robó un beso de sus labios.

 

―Es un pequeño regalo ―respondió el azabache relamiéndose los labios―. Sasuke no será feliz mientras yo pueda impedirlo ―explicó con tranquilidad.

―¿A qué te refieres con eso? ―inquirió haciendo acoplo de sus fuerzas para moverse normalmente.

―La ignorancia es felicidad ―contestó mientras hacía girar el báculo en su mano.

―Eso lo explica ―bufó Sai sujetándose el puente de la nariz con fastidio.

―¿Qué le hizo al Dobe? ―demandó saber Uchiha crujiendo los dientes―. ¿Él es la razón por la que se convirtió en un zorro? ―preguntó en tono acusatorio.

―Todo lo contrario ―respondió el joven más pálido dejándose caer en el sofá que tenía más cerca―. No les había contado esto para no preocuparlos, pero luego de ver esos recuerdos supongo que ya lo pueden ir deduciendo solos ―afirmó poniendo una expresión extremadamente seria.

―Por supuesto que… no ―exclamó Naruto iniciando con un timbre de voz alto y alegre que fue decreciendo hasta admitir apenado su ignorancia respecto al tema.

Uchiha rodó los ojos no pudiendo creer que su pareja fuera tan lenta. Habiendo visto los recuerdos de sus vidas pasadas, era cuestión de ponerse a comparar las situaciones del mago Clown con las propias para darle forma a las respuestas que flotaban en el aire. Aquellas palabras y secretos que divagaban entre la familia, pero que nadie ponía en claro. Tomó aire para reunir paciencia y poderle explicar. Considerando la muy modesta inteligencia del guardián, si tenía que sacar títeres y libros de colores para hacerle entender más fácilmente, no se sorprendería realmente. Sasuke se acercó al joven de ojos azules y le dio un pequeño coscorrón para llamar su atención.

―¡Teme! ―reclamó el afectado mientras se sobaba el golpe y lo veía de mala manera.

―Escucha ―pidió Uchiha parándose recto como si fuera a emitir alguna especie de discurso―. Según lo que vimos los guardianes nacen cuando una madre se sacrifica por su hijo. Se usan a sí mismas como ofrenda para que una deidad les otorgue poder a los varones no mágicos ―explicó recibiendo un asentimiento silencioso de parte del otro―. Pero para mantener ese poder y resistirlo deben alimentarse de demonios o magia de un mago. ¿De dónde se alimentan tú y Gaara? ―preguntó Sasuke para hacerlo llegar al punto de la cuestión.

―Nosotros… ―habló queriendo responder, pero volvió a callarse al no haber reparado en que nunca se cuestionó la fuente de su poder.

Su madre. Repentinamente el rubio sacudió la cabeza negándose a creer eso. No era posible que su madre se hubiera suicidado por algo como eso. Ella misma solía decir que no creía en nada de esos cuentos de hadas. Kushina jamás le dio indicios de ser creyente en ese tipo de leyendas. Es más, juraba que ni siquiera se acercaba a las iglesias. No tenía recuerdo alguno de su madre interesándose por esas cosas. Siempre le repetía una y otra vez que la magia era para niños pequeños y demás. No obstante, ciertamente la madre de Gaara y la suya murieron. Tenía sentido y cada pieza encajaba en su lugar, pero se negaba a aceptarla. Se llevó las manos a su cabeza hiperventilando al darse cuenta que su madre murió a causa suya. Tanto orgullo que tenía de su poder mágico sin saber la causa del mismo. Sin siquiera terminar de asimilar eso, Sai siguió hablando.

―Cuando un mago se enamora, el objeto de su afecto recibe sus bendiciones, en otras palabras su poder. Es completamente inconsciente ―explicó Sai con una sonrisa triste―. Clown por eso no podía evitar alimentar a la magia oscura, nunca dejó de amar a Menma, su preciado guardián.

―¡Eso es ridículo! ―interrumpió Sasuke mientras abrazaba a Naruto y lo guiaba hacia un asiento para calmarlo, sin dejar de discutir con Sai―. El Usuratonkachi es tu guardián y Gaara el mío y nosotros no…

―No los amamos ―interrumpió Sai alzando la voz para acallar las quejas del card captor―. Correcto, tú no amas a Gaara-kun y yo no amo a Naruto-kun. Tras el despertar de las cartas ambos agotaban su magia rápidamente y no tenían quien los alimente.

―¿Entonces estás diciendo que yo estuve matando a Gaara? ―interrogó con la mirada baja llena de culpa por su estúpida manera de actuar.

―Charasuke le dio de su magia a Naruto-kun, por eso no enfermó a diferencia de Gaara-kun, pero su poder y el mío son muy débiles para salvarlos ―reveló Sai dándole la espalda para fijar su oscura mirada en la ventana detrás suyo.

―¿Hay manera de que pueda salvarlo también? ―cuestionó deprisa el card captor temiendo lo peor.

―En el corazón nadie manda ―habló Sai apoyando la palma abierta en la ventana―. Amas a Naruto-kun y eres correspondido, lamentablemente Gaara está sobrando e inconscientemente está siendo eliminado ―explicó el joven posando su negro mirar en los de Uchiha.

―¡Estoy seguro que tú debes saber alguna manera de salvarlo si quisieras! ―gritó Sasuke casi escupiendo esas palabras.

―Sólo se me ocurre buscar respuestas donde todo se originó ―suspiró Sai con gesto abatido―. Como dije antes, puede que tengan el secreto para salvarlos, pero deberíamos ir a ese lugar en específico y ver si activan algún recuerdo de sus vidas pasadas ―informó sonando dubitativo, pues no había garantías de que funcionara tal y como él lo explicaba.

―No perdamos más tiempo entonces ―ordenó Uchiha viendo a Sai caminar hacia la puerta.

―Iré a preparar todo mientras calmas a tu novio ―avisó antes de retirarse dejándolos completamente solos.

Cuando la presencia de Sai estuvo completamente fuera de aquella habitación, el joven mago se centró en su pareja. El rubio tenía el rostro oculto entre sus manos. No tenía idea del enorme sacrificio que había realizado su madre por él e injustamente estuvo criticando la falta de poder. Tantas veces que maldijo tener una magia tan débil, cuando sólo aquellas pizcas de poder eran un regalo que no supo apreciar correctamente. Ahora sabía que además Sasuke y Charasuke estuvieron cuidando de él, mientras su amigo estaba muriendo. Agradeció silenciosamente a Sai por haberlo mantenido con vida todo este tiempo, pero juró golpear al pelirrojo apenas lo tuvieran fuera de peligro. ¿Cómo pudo ocultar su malestar tanto tiempo? El card captor acarició la espalda de su pareja dándole ánimos en silencio. También sentía culpa. Había dado por sentado que todo estaba bien y no notó la debilidad de Gaara. Rememorando hubo pequeñas señales ignoradas en pos de su venganza. Tan centrado en ello estuvo que ahora su amigo estaba en riesgo.

―Debemos prepararnos ―interrumpió Uzumaki atreviéndose a alzar la mirada finalmente―. No tenemos tiempo de lamentarnos ttebayo ―afirmó intentando darse ánimos.

―Tienes razón ―asintió Sasuke sonriéndole levemente―. Y cuando volvamos les daremos una paliza a Sai y Gaara por no decirnos nada antes ―bromeó queriendo hacer sonreír al otro, cosa que consiguió.

―Sí, no vamos a dejarnos derrotar tan fácilmente ―exclamó golpeando con el puño su propia palma de la mano.

Con un rápido vistazo al otro asintieron y se separaron para alistarse. Esta vez se juraban que todo sería diferente. No volverían a depender del poder de Charasuke para no ser devorados por el demonio. Sabían de su origen y encontrarían como liberar a la carta de su corrompido lazo. Cada quien fue a su casa a preparar su respectiva maleta con ropa y algunos artículos mágicos necesarios para rituales y hechizos de todo tipo. Entre tanto, Sai aprovechó el tiempo que les tomaría a sus amigos alistarse y fue a visitar a Gaara. Fue hacia el hospital ingresando sin ser percibido por nadie. El personal médico fue totalmente ignorante del visitante no autorizado. El azabache se acercó a la cama del pelirrojo y sujetó gentilmente su mano. Sus ojos expresaron una dulzura atípica en su persona al verlo dormir.

―No te dejaré morir ―prometió Sai con voz trémula, pese a saber que no estaba siendo oído por el guardián―. Lo que más deseo es que todos ustedes sean felices, así que tienes que prometerme que despertarás y recibirás a Sasuke-kun ―monologó viendo por la ventana como el ocaso hacia lucir muy romántica la escena―. Él volverá siendo el sucesor del mago Clown y tú debes felicitarlo con los brazos abiertos ―explicó antes de dejar un beso en el dorso de la blanca mano―. Adiós, Gaa-chan ―se despidió alejándose del otro.

Caminó con calma a través de los conocidos pasillos y evitó ser visto. No estaba de ánimos para lidiar con personas curiosas, por ello apresuró el paso. Tenía un bolso en su casa preparado con todo lo necesario. Chasqueó los dedos apareciendo en su mansión, directamente dentro de su habitación. Allí descansaba su equipaje sobre la cama. Se lo colocó en la espalda y con otro chasquido apareció en la estación de trenes donde estaban esperándolo Uzumaki y el card captor. Ambos llevaban lo justo y lo necesario para pasar al menos una noche, pues mudas de ropa para al menos dos días, no les faltaba. Estaban particularmente serios, pero no por ello menos decididos. Abordaron el tren, sabiendo que a la mañana siguiente llegarían a su destino. Se sentaron en los asientos que estaban dispuestos de a cuatro, quedando Sasuke y Naruto enfrente de Sai. La pareja estaba con las manos sujetas y los dedos entrelazados.

―Antes de llegar debo advertirles algo ―dijo Sai mirando hacia la ventana captando la atención de los otros dos―. Charasuke seguramente intentará detenernos ―comentó con despreocupación.

―¿Cómo? ―preguntó Uchiha mostrándose desconcertado por tal información―. Él no sabe nada de lo que hemos decidido ―señaló recibiendo un asentimiento de apoyo de parte de Naruto.

―Lo sabe ―recalcó Sai usando su dedo índice para señalar el reflejo en la ventana―. “Espejo” es casi una formalidad. Cualquier superficie reflectante es un espejo dentro de su dominio ―explicó mientras sus ojos se clavaban en los suyos―. Esta conversación la está oyendo ―dijo con naturalidad.

―¿Y cuál es el problema? ―cuestionó el blondo desconcertado―. No estamos haciendo nada malo ttebayo.

―Tiene razón ―secundó su novio asintiendo brevemente―. Nosotros estamos intentando salvarlo.

―No lo aceptará ―suspiró Sai mirando el reflejo nuevamente viendo como la palma de una mano pálida se marcaba en el vidrio como si algo intentara escapar de allí―. Tiene un ridículo complejo de mártir que lo impulsa a guardarse todo para él sólo y fingir que es fuerte ―bufó molesto de que siempre hiciera eso la carta.

―Entonces, ¿qué haremos? ―interrogó Uzumaki preocupado de tener que enfrentar a Charasuke. No sólo porque ya los había derrotado antes, sino porque además no quería dañarlo y eso sólo lo colocaría en una situación desventajosa.

El silencio reinó entre ellos tres por unos largos minutos. Sólo se oían los sonidos de la maquinaria del tren. Las luces dentro del vagón titilaron brevemente haciendo ese ambiente aún más tenso. ¿De qué manera podrían ayudar a Charasuke si él mismo intentaba impedirlo? Sasuke apretó fuertemente la mano de su pareja, al punto de llegar a causarle dolor. Mas, Naruto no emitió ninguna queja. Su mano era el punto de apoyo del otro. El ancla para no perder la cabeza y arrojar todo por la borda. Estaban tan cerca de llegar a su destino y a la vez temían no poder avanzar más desde el punto al que habían llegado con tanto esfuerzo. Las cartas de Uchiha comenzaron a brillar de forma intermitente captando la atención de los presentes. Sasuke sacó su mazo y lo observó largamente. Recordó las palabras de sus cartas y la promesa del propio Charasuke.

―Yo tengo una idea ―expresó Sasuke mirándolos a los otros dos―. Yo me encargaré de espejo, ustedes de revisar el templo donde duerme Menma ―ordenó ante la mirada incrédula del joven de ojos azules.

―¿Estás seguro, Teme? ―cuestionó con la boca abierta en un semi circulo, imposible de cerrar de la impresión―. Si vuelve a perder el control como la última vez…

―Sabré manejarlo ―interrumpió con cierta molestia por dudar de sus capacidades―. Tú eres un guardián, seguramente con la guía de Sai podrás recordar datos importantes de Menma y así salvaremos al mapache ―explicó viendo al otro moreno esperando su acuerdo o desacuerdo respecto al plan.

―Me parece bien ―asintió con su típica falsa sonrisa―. Si hay alguien capaz de mantenerlo ocupado ese eres tú, Sasuke-kun.

―Si no queda de otra… lo haré ―aceptó Uzumaki mostrándose renuente a dicho plan.

Tal y como dijo Sai a través del reflejo Charasuke había estado oyendo toda esa conversación. Maldijo a Sai en su mente decenas de veces e incluso golpeó la ventana que estaba usando para espiar sus movimientos. Gruñó en desacuerdo por tan torpe plan. Sintió pena por el joven pelirrojo, pero era caso perdido. No había manera de salvarlo de un amor que para empezar, nunca existió. Lo único que conseguirían yendo al templo donde descansaba Menma era destrucción y caos. En el pasado fue el fiel guardián del mago Clown, pero actualmente sólo era una especie de no-muerto. Era peligroso que estuvieran curioseando allí. Un mal movimiento, una mala decisión o el hechizo incorrecto podrían desatar el caos. Estaba sintiéndose débil a causa de la poca magia restante en su ser. Así que no podría transportarse a una distancia tan larga en un instante. Le tomaría algo de tiempo, pero calculaba llegar al menos tras los pasos de los otros. Infundiéndose valor así mismo para la nueva lucha que se avecinaba, comenzó a saltar de reflejo en reflejo rumbo al templo Nakano.

Cuando el tren arribo a su destino, Uchiha tenía claro lo que debía hacer. Era duro tomar esa decisión, pero desde que comenzó a pensar en Charasuke como en sí mismo, lo comprendía mejor. Había creído entender los sentimientos de las cartas tras haber tenido aquella conversación, mas estaba muy lejos de comprenderlas. Pecaba de antipático si tenía que sincerarse consigo mismo. No podía permitir el cumplimiento de su destino. Con sus nuevos conocimientos, entendió que espejo sólo volvería a dormir y esperar al siguiente idiota que intentara hacerse el sucesor. Pondría punto final a todo para ahorrarle tantas penurias. Siglos viviendo una y otra vez la misma condena, sólo era sinónimo de tortura. Si lo salvaba podría enmendarse y al mismo tiempo agradecer sus esfuerzos por protegerlo hasta el momento. Sacó la llave que estaba oculta bajo su ropa, pues como de costumbre la tenía colgando de su cuello.

―Llave que guardas los poderes de la oscuridad, muestra tu verdadera forma ante mí, quien acepto esta misión contigo. ¡Libérate! ―ordenó cambiando la llave a báculo frente a las miradas sorprendidas de sus amigos.

―¿Qué estás haciendo, Teme? ―preguntó Naruto poniéndose alerta―. ¿Hay algún enemigo cerca? ―cuestionó mirando en todas direcciones.

―No ―negó moviendo la cabeza mirándolo con seriedad―. Buscaré a Charasuke. Seguramente intentara detenernos nuevamente ―comentó deduciendo lo que haría en su situación.

―Estás en lo correcto ―secundó Sai cruzándose de brazos―. Siempre ha sido así. No quiere que lo ayuden e intenta hacerlo todo por su cuenta, sin importar lo herido que termina ―explicó mirando hacia el cielo con melancolía.

―Por eso tú y Sai deben adelantarse y buscar la manera de salvar a Gaara ―explicó el card captor acercándose a su pareja para apoyar su mano en el hombro del rubio.

―¿Y tú? ―interrogó Uzumaki viéndolo fijamente. Tenía un mal presentimiento respecto a lo que estaban haciendo, pero no podía precisar exactamente qué le molestaba.

―Sólo se me ocurre una cosa que podría mantenerlo ocupado el tiempo suficiente ―soltó en modo indirecto no atreviéndose a especificar aún más.

―No me digas que tú… ―exclamó con los ojos azules llenos de terror. Esa podría ser la última vez que vería a su novio, si estaba en lo correcto.

―Es la única forma ―afirmó Sasuke con una sonrisa triste antes de robarle un beso―. Pero cambia esa cara. La siguiente vez que me veas todo estará solucionado ―aseguró.

―Yo difiero de eso ―interrumpió Charasuke apareciendo sobre las vías del tren viendo directamente hacia ellos con una expresión completamente irritada.

Espejo estaba sumamente molesto por las decisiones que estaban tomando. Estaba siendo acorralado por las jugadas de Sai y eso lo hacía sentir inferior. Para ambos era como un gran juego de estrategia y las piezas de su ajedrez eran los miembros de la familia Uchiha. Sonaba mal y realmente lo estaba. Incitaban a realizar acciones contrarias a la voluntad de los involucrados y terminaban en desastre, pero era su deber. Ellos decidían, jugaban y manipulaban. Estaba muy cerca de vencer a Sai y la repentina iniciativa del card captor estaba arruinando su adelantada victoria. No debió celebrar tan pronto, pues Sai pareció tomárselo a reto. Revelar su pasado era un golpe bajo. Nunca planeó revelarle la verdad a Sasuke y ahora notaba la lástima en su mirar al fijarse en él. Despreciaba ese sentimiento por herir su orgullo. Alguien que tenía el poder de un mago tan poderoso como Clown no podía ser visto de menos.

―¿Te dejarás sellar? ―preguntó Sasuke mirando a la carta espejo directamente a los ojos mientras sus amigos se alejaban deprisa.

―Te dije que sería de esta manera ―le recordó sin sacar las manos de sus bolsillos mientras sonreía de manera forzada―. ¿Estás preparado para sellarme? ―cuestionó soltando un suspiro. No deseaba hacer el juicio, pero estaba forzado a realizarlo si un mago lo demandaba.

―¡He esperado mucho tiempo para conseguir el mazo del mago Clown! ―exclamó exhibiendo un brillo ambicioso en su mirar.

Sasuke no tenía especial interés en el poder del gran mago desde la muerte de Itachi, empero era tentador. El poder legado por el mago. Aquel que jamás consiguió un digno sucesor. Al descubrir que él era la reencarnación de esa persona su confianza de obtener la aprobación de Charasuke había aumentado. Era su creación después de todo. Algo de lealtad y obediencia debía mostrarle. Siendo su otra mitad debía comprender sus sentimientos y saber que podía confiar en él, eran uno mismo en esencia. ¿Cómo podría un fragmento del alma de Clown juzgarse indigno de su propio poder? Separó las piernas adoptando una postura de defensa y sujetó con mayor fuerza su báculo, estaba listo para enfrentarse a lo que vendría.

―Debo preguntarte si tomaras el desafío para ser el sucesor de Clown o no ―habló de manera seria sin dejar que sus ojos negros se desviaran en ningún momento del card captor.

―Lo tomaré ―anunció con seguridad en su voz. Mostrándose determinado a convertirse en el sucesor de Clown―. Hazme el desafío o lo que sea.

―Yo soy una carta de juicio junto a laberinto, regreso y escudo ―explicó cerrando los ojos mientras bajaba un poco la cabeza―. Si nos invocas a los cuatro usando nuestros nombres te vamos a poner a prueba para ver si eres digno.

―No tengo ninguna duda al respecto ―comentó mientras buscaba en su mazo las cartas mencionadas―. Laberinto, regreso y escudo ¡Salgan! ―ordenó lanzando las cartas en secuencia mientras las hacía aparecer.

Las cartas acataron la orden de Sasuke y se manifestaron frente a él viendo de frente a Charasuke. La carta espejo los miró con pena, como lamentando lo que haría. Un detalle mínimo obviado por el card captor. Estaba teniendo en cuenta los sentimientos de las cartas invocadas, mas disimuló para no alertar a Espejo de sus auténticas intenciones. Viendo la poca o nula percepción de Uchiha frente a los ánimos de las cartas, espejo decidió que era momento de comenzar. El suelo se llenó de agua bajo sus pies y se alzaron columnas de agua que prontamente se transformaron en diversas paredes. Sasuke observó todo eso impresionado de la creación de un laberinto de paredes transparentes. Aun así no lograba ver nada a través del agua, pues al acercarse vio un recuerdo suyo como si de una película se tratara.

―¿Qué es esto? ―preguntó buscando con la mirada a Charasuke sin encontrarlo.

―Este es un laberinto especial ―contestó sentado sobre uno de los muros de agua. Uchiha alzó la mirada topándose con aquella carta sentada con las piernas cruzadas―. Está hecho para reflejar tu corazón: tus miedos, tus alegrías, recuerdos y sentimientos. Si logras salir de aquí sin romperte serás el nuevo mago supremo ―explicó con seriedad mientras su mirada se perdía en el horizonte.

―¿Romperme? ¿Qué quieres decir con eso? ―interrogó Sasuke sin entender esa última parte.

―Lo entenderás cuando entres. ―La mirada de Charasuke se veía nostálgica y culpable, mas no dio más información―. No puedes romper los espejos, pues la carta escudo los protege. La carta regreso hará que los espejos cambien de recuerdos, es tu tarea averiguar cómo llegar a la salida ―advirtió viendo atentamente las expresiones del otro.

Tras decir esas palabras, Charasuke fue absorbido por el espejo sobre el que estaba sentado. En su sitio era capaz de observar a Sasuke realizar su prueba. “Veamos si tu odio es tan fuerte como afirmabas. Si tienes dudas todo terminara para ti también”. Pensó la carta espejo al ver al card captor dar los primeros pasos dentro del laberinto. La carta deseaba ir tras Sai y averiguar qué tramaba, pero debía estar al ciento por ciento pendiente del card captor. Si Sasuke no odiaba lo suficiente a su hermano, sería dominado por la oscuridad. El sólo sentir culpa o duda de sus decisiones pasadas, desde convertirse en card captor hasta la de matar a Itachi, podían ser motivo de quiebre. Si ese llegaba a ser el caso… tendría que asesinarlo.

―¡Sai! ―llamó Uzumaki mientras ingresaban en el templo donde descansaba el sello de Menma―. ¿Cómo empezaremos a buscar pistas? ―cuestionó deteniéndose junto al otro.

―Es bastante simple en realidad ―respondió Sai mientras revisaba que estuvieran solos. No quería tener a ninguna sacerdotisa metiendo sus narices en los asuntos que no les concernían.

―¿Qué es lo que debo hacer? ―cuestionó mirando hacia donde recordaba que se encontraba el sello.

―Nada en especial, déjame encargarme de todo ―pidió Sai mientras sacaba su libro de hechizos.

Naruto no replicó al sentir una repentina explosión de magia cerca de allí. Una fuerte presencia se dejó percibir y estaba seguro que el origen de dicho poder era Charasuke. En momentos así sólo le quedaba esperar y confiar en su novio. Su deber era proteger a Sai mientras terminaba el hechizo, ritual o lo que fuera que el otro estuviera haciendo en esos momentos.

 

CONTINUARÁ….

 


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