Por fin el lunes había llegado de nuevo, Camus jamás se había imaginado que algún día diría esto pero, que bueno que la semana laboral por fin empieza y no tendrá que ver a Milo durante el resto del día.
El fin de semana fue bastante complicado para él, luego de que Saga se retirara, su primera impresión fue que Milo haría lo mismo para pasar la noche con su amante, pero cuál fue su sorpresa, su aún esposo se fue a jugar con su hijo y el resto del sábado y domingo se la pasó a sus anchas como si su infidelidad solo hubiera sido una pesadilla suya y ni siquiera Afrodita existiera. A momentos sentía que estaba a nada de sumirse en esa ilusión que Milo les estaba creando tan descaradamente, pero los recuerdos de la realidad siempre regresaban y pesaban en su alma, al menos lo suficiente para situar sus pies en la tierra de nuevo. En realidad no se lamentaba por él mismo, en varias ocasiones durante las muchas pláticas sobre infidelidad que le compartía Degel, tuvo la oportunidad de aprender que un hombre infiel siempre tiende a adoptar esas posturas de falsa demencia para tratar de apaciguar un poco la tormenta en su familia, así que había decidido ignorar la dulzura que apreciaba por el momento y enfocarse en su hijo, es obvio que engañar a un niño es sencillo, su corazón no tiene maldad y nada les hace más felices que recibir cariño de sus padres, por eso Camus temía tanto que su pequeño Sam sufriera cuando su padre se fuera de nuevo, situación que estaba consciente de que será inevitable en algún momento. Por eso mismo era urgente tener una seria conversación al respecto con Milo, aprovechando que Kardia había pasado por Sam y tenían un momento a solas decidió que era ahora o nunca, poner las cosas en claro. -Milo tenemos que hablar… - lo interceptó mientras entraba al comedor. -Ya hablamos varias veces cariño - le contestó con simpleza mientras tomaba asiento para comenzar a desayunar. -Todas las veces que hemos "hablado" no sirvieron de nada, debemos tener una conversación seria aquí y ahora - hablo con prisa mientras tomaba asiento en su lugar acostumbrado a la izquierda de Milo con un poco de brusquedad. -Camie, quisiera hablar contigo pero justo ahora tengo que ir a trabajar cariño, hablamos en la tarde. -¡VAMOS A HABLAR AHORA Y DEJA DE DECIRME CARIÑO MALDITA SEA! Milo detuvo sus movimientos, no levantó la mirada del plato puesto que no salía del shock que le causó la reacción de Camus, apenas pudo inhalar un poco de aire y llenó sus pulmones lentamente tratando de pensar en sus siguientes palabras. -De acuerdo… Camus… ¿De qué quieres hablar? -Quiero que dejes de fingir frente a Sam, solo tratas de sembrar en el la ilusión de que regresarás pero tu y yo sabemos la verdad… -Camus yo… -NO ME INTERRUMPAS!, tu no vas a regresar aquí, por más que trates de engañarte pensando que si, y no es sólo porque me fuiste infiel, si no porque tuviste la estúpida gran idea de serme infiel con mi primo y en mi propia casa, esta humillación y todas las que me hiciste pasar antes de enterarme de tu traición son algo que no puedo perdonar, al menos no en los siguientes 20 años. -Fui un idiota, y si, como dices, desde que tuve esa estúpida idea eche a perder mi vida a lado de mi familia, pero Camie, no quiero perderlos… Y no estoy tratando de engañar a mi hijo, mucho menos tengo la intención de lastimarlo más, ni a él, ni a ti tampoco, yo los amo. -No digas eso Milo, si nos amaras, jamás nos hubieras lastimado así, lamento decirte que aquí ya no te queda nada más que una fachada de familia feliz, solo eso, puedes negarte a aceptar la realidad todo lo que quieras, pero mientras lo admites, espero que comprendas que no puedo detener mi vida ni la de mi hijo… - se levantó de la mesa apoyando las palmas en la superficie de esta y se dirijo a la salida del comedor Milo trato de comprender el significado detrás de esa última frase pero le resultó complicado -¿A qué te refieres exactamente? -Simplemente a que desde ahora yo continuaré mi vida y no tendré la responsabilidad de informarte sobre ninguna de mis decisiones, solo cumple con tus responsabilidades de padre y ten cuidado con lo que le prometes a mi hijo. Aún sentado, Milo apretaba con impotencia el cubierto, de repente el nombre del jefe de su esposo se le vino a la mente aumentando su enfado. -No se por que me temo que Saga tiene algo que ver en todo esto, algo me dice que juega un papel más, aparte de el de tu jefe… Camus lo miró sin expresión alguna en el rostro y respondió de forma fría y cortante -¿Sabes qué?, piensa lo que bien quieras.Amor Yaoi
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