La sesión de estudio con Sasuke había resultado ser todo un éxito, Naruto había aprendido más que en toda su vida, y resultaba esperanzador pensar que cuando pudiese volver a su vida normal manejaría un segundo idioma. Porque sí, tenía la certeza de que podría recuperar nuevamente su vida, antes de que ese pelinegro lo terminara por volver loco.
Durante el mes las clases transcurrieron con normalidad, entre el estudio y las tareas de delegado resultó que se veía más con Sasuke de lo que le gustaría, pero no estaba del todo mal. Era cierto que a Sasuke le gustaba hacerlo enojar y solía molestarlo, pero había aprendido a apreciar a su compañero, hasta el punto de considerarlo su amigo. También era cierto que en esta ocasión (en esta nueva vida, segunda oportunidad, como quieran llamarle) la vida escolar no había sido tan trágica. Aún habían muchos compañeros de clase que le rehuían, más que nada por rumores que escuchaban de sus propios padres, pero eran los menos. Naruto había sabido ganarse a la mayoría del colegio. Sasuke, sin embargo, nunca lo había mirado con temor, ni lo había considerado una especie de “sujeto de colección” al cual querer acercarse sólo por su historia familiar.
Sakura e Ino eran algunas de esas personas que solían hablar a espaldas de él, que le rehuían y lo consideraban peligroso. Lo cual era gracioso, pues Sakura era una muy buena amiga, claro que en su otra vida.
- ¿No te es cansador? – preguntó Sasuke sacándolo de sus pensamientos. Acababan de salir de una reunión de delegados y se habían escapado a un rincón de la escuela para descansar un poco antes de volver a clases.
- ¿Verte tan seguido? Me he acostumbrado – respondió sacando la lengua. Sasuke se rió de medio lado, con su sonrisa característica.
- Esa historia rara de tus padres y la mafia y los acuerdos. Nisiquiera tiene que ver contigo, fue culpa de tus abuelos, tus padres o quien quiera que sea, pero no tiene relación contigo – Sasuke parecía cabreado.
- El apellido Uchiha pesa también, no?
- Pero a mí no me rehúyen por pensar que soy mafioso.
- No, a ti te revolotean alrededor porque eres un buen partido – rió Naruto – Pero no, no es cansador, ya no – pensó recordando cómo había sido antes, cuando realmente había sido cansador, con todas esas miradas que lo habían aislado tantos años. Volvió a sentir esa soledad y pensó que esta nueva oportunidad le serviría también para sanar esas heridas. – Podría haber sido mucho peor, créeme.
- No tienes forma de saber eso – replicó Sasuke, pero algo en su interior le hizo pensar que quizás Naruto sí tenía forma de saberlo. Era raro, pero a veces creía que el rubio venía de algún universo paralelo. Su extraña forma de pensar, de reaccionar y de plantarse frente al mundo, no era nada esperable para un chico de su edad.
- ¿Qué crees que pensará Gaara cuando conozca tu historia? – volvió a preguntar Sasuke. Naruto niquiera lo pensó.
- No le importará, él no se fija en esas cosas, no el importa la historia que hay detrás, sólo le importa la persona que se es ahora.
- Pareces conocerlo mucho para ser sólo un amor a primera vista
- Es porque claramente no me enamoraría a primera vista de un idiota.
- Pues que suerte la tuya – se le escapó a Sasuke, aunque Naruto no pareció notarlo.
- Tú también me gustas, es fácil hablar contigo. Si no existiera Gaara, seguramente estaría revoloteando a tu alrededor como tus otras fans.
- ¿Me estás sugiriendo que mate a Gaara? Pensé que los de la mafia eran tus padres. – Sasuke rió y despeinó el pelo de Naruto para luego ponerse de pie y ayudar al rubio a hacer lo mismo. Ya habían pasado más minutos de los que habían planeado y debían volver a clases.
Naruto también rió y aceptó la ayuda de Sasuke para levantarse. Era verdad que le resultaba muy sencillo estar con ese chico. Bromaban con naturalidad y podían hablar casi de cualquier tema, incluso hablar de sus padres parecía tan natural. Además, lo estaba ayudando con el tema de Gaara, sin duda era un buen amigo, lamentaría mucho perderlo una vez volviera todo a la normalidad. Quizás pudiese conocerlo en el futuro, le intrigaba saber en qué estaría en 9 años más.
- Saco de dormir
- Listo
- Colchoneta
- Listo
- Mesa plegable
- Listo
- Cocinilla
- Listo
Shikamaru, Kiba y Choji se encontraban haciendo una lista de todo lo que debían llevar al viaje a la Arena, mientras Sasuke y Naruto se dedicaban a ordenar todo para que cupiera en el auto. El hermano se Sasuke los llevaría, Itachi. Aún no había podido conocerlo muy bien, estaba en la universidad y no pasaba mucho tiempo en casa, aunque se veía un poco más serio que Sasuke.
- Ey, nunca me has hablado de tu hermano – indagó el rubio.
- ¿Ahora te interesa mi hermano? Sí que cambias rápido de gustos.
- No desvíes el tema. Sé que tus padres pasan muy poco tiempo en casa y que eso te molesta.
- No me molesta..
- Pero no sé nada de Itachi – siguió el rubio sin prestar atención – Sé que está en la Universidad y tampoco pasa mucho tiempo en casa, pero no parece afectarte como la ausencia de tus padres.
- No está mucho en casa, creo que le trae malos recuerdos de cuando era más joven. Pero siempre está disponible para mí
- ¿Malos recuerdos?
- Siempre hablo de más contigo, me empieza a molestar – comentó Sasuke haciendo una mueca de disgusto.
- Eso es porque soy un excelente psicólogo – sonrió el rubio. Y en verdad lo era, o lo sería, 9 años más adelante.
- No lo harías nada mal, en realidad. Pero yo no estoy loco, no necesito un psicólogo.
- Ya, porque hablar de nuestros traumas y superar nuestros conflictos internos es de locos – comentó Naruto rodando los ojos.
- Tienes 14 años, y una historia familiar caótica ¿no deberías estar odiando al mundo también? – inquirió Sasuke
- Nah, mis padres habrán tenido sus razones, prefiero gastar esa energía buscando esas razones y logrando comprenderlos mejor. Odiándolos y peleándome con mi propia historia gasto energía innecesaria. Además…-Naruto dejó la frase incompleta, se sorprendió cuando tuvo a su amigo frente a él, con las manos en su cabeza y chochando sus frentes. Lo miró sorprendido y nervioso, la cercanía hacía que su corazón latiera un poco más rápido.
- Estoy intentando que tu mente influya en la mía y pueda también perdonar a mis padres. - dijo Sasuke al tiempo que le sonreía y se apartaba. Naruto seguía viendo en colores, le había tomado por sorpresa el movimiento del pelinegro y su corazón no planeaba calmarse pronto. La buena noticia era que Sasuke parecía no haberse dado cuenta, porque seguía ordenando las cosas con normalidad.
- Listo – escuchó que decía Kiba en un grito alegre – tenemos todo.
- Ahora deberíamos comer – sugirió Choji – el viaje es largo y mi estómago no aguantará tanto tiempo sin una comida contundente.
Y así, con los estómagos llenos y las sonrisas en las caras, los cinco amigos se pusieron de camino al pueblo de la Arena. Con Itachi de piloto y con menos seriedad de la que Naruto pensó en un primer momento. Se fueron escuchando a los Rolling stones a todo volumen, con un alegre Itachi coreando las canciones.
En el pueblo, se quedarían en la cabaña de la familia Uchiha, pero como había sido construida hace poco se encontraba sin ningún mueble, por lo que los chicos debieron llevar implementos de campaña. Planeaban quedarse durante todo el fin de semana. Llegarían el día de hoy, viernes en la tarde, buscarían un lugar para estacionar en el pueblo y luego lo recorrerían en busca de Gaara. Una vez hecho el contacto se irían a la cabaña, pues quedaba un poco más alejada del pueblo. Itachi los volvería a buscar el día domingo de tarde.
Naruto no podía más de los nervios, sentía sus manos sudar a medida que se acercaban al pueblo y no podía dejarlas quietas. Sasuke notó la inquietud del rubio y tomó sus manos con firmeza entre las suyas.
Estacionaron el auto y se dirigieron a la plaza del pueblo, pensando todos en que podría ser el lugar de encuentro de los más jóvenes, pueblo chico, no es como que hubieran muchas más opciones.
Efectivamente la plaza estaba llena, había chicos en skate, en patines, niños con sus padres, puestos de algodón de azúcar. Y entonces lo vio y sintió su corazón detenerse. Sentado en la pileta, junto a un grupo de amigos, con su guitarra en la mano. Probablemente ese el grupo con el que solía tocar cuando joven. Sintió un empujoncito detrás de él y era Kiba que le instaba a que se acercara a hablarle.
- Dile que no eres de acá, pregúntale por lugares para visitar. – sugirió Shikamaru.
- Ve – dijo Choji empujándolo tan fuerte que le hizo ponerse en marcha.