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Omega por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Hola!

Volveré a publicar los miércoles solamente.

Dean respiró profundo y abrió sus ojos pero solo vio oscuridad y penumbra, así que los cerró, atento a lo que pudiese oír. Unas grandes y calientes manos lo sostuvieron por la cintura con moderación, sin intención de asustarlo. Dean sujetó aquellos gruesos y musculosos brazos con ambas manos, sobresaltándose un poco, al mismo tiempo que unos rudos, secos y rasposos labios encajaron sobre los suyos. Un cálido fuego invadió su pecho y se sintió profundamente aliviado. Devolvió el beso con afán, después de un suspiro entrecortado.


Azazel está aquí.  


Pasó sus manos por su piel y sintió con mucha vivacia las venas de sus brazos. Mantuvo los ojos cerrados, explorando lentamente la piel curtida mientras abría sus labios y dejaba entrar la desmesurada lengua de Azazel, hasta que sus dedos llegaron a sus anchos hombros y se topó con la tela de su playera. Dean imaginó que vestía ropas oscuras.


Hizo su cabeza hacia atrás, despegando por un momento los labios de los suyos y colocó sus manos en donde Dean sabe está su cuello, tratando de ir más lento. Sin embargo, Azazel tomó de su playera y la alzó. Sus dedos tocaron la piel de su cintura y Dean quiso más.


Alzó ambos brazos sobre su cabeza y Azazel retiró la playera con prisas, pero sin hacerle daño. Dean apenas sintió el roce de la prenda y el frío aire de la habitación lo hizo estremecerse por un segundo. Azazel pegó sus cuerpos y, de inmediato, el omega se deleitó con la calidez que de él emanaba y aún más cuando sus grandes manos aprisionaron su torso, transmitiéndole el calor. Dean posó nuevamente sus manos en su alto cuello y sus labios volvieron a unirse en un apasionado beso. Procuró que sus dedos se introdujeran bajo su camisa, recorriendo la ancha y profunda clavícula, acariciando la piel, incluso sobre su nuca. Al mismo tiempo, las manos del alfa, esos sus gruesos dedos, lo tocaban; primero su cintura, luego su espalda donde lo apretó con fuerza y finalmente, tocaron su pecho y rozaron sus pezones. Entretanto, sus lenguas se rozaban, palpándose una sobre la otra.


Estas aquí. Pensó, sin decírselo. Hoy quiero más.


Dean se separó de él, casi agresivamente. Colocó una mano sobre su pecho, y se giró sobre sí mismo. Después se inclinó hacia adelante, y presionó sus dedos sobre el par de botones de su pantalón de mezclilla. Azazel ayudó enseguida. Dean sintió sus manos sobre su cadera, sujetando sus pantalones. Le tomó solo un par de segundo desabrocharlos y en cuanto lo hizo, tiró también de sus calzoncillos hacia abajo, con algo de ayuda del alfa, donde permanecieron por arriba de sus rodillas. Luego, Dean posó una mano sobre la superficie fría de un mueble, sobre el que se inclinaba, para apoyarse un poco.


Azazel se hincó sobre el suelo de madera. Sus rodillas golpearon con un ruido sordo mientras posaba ambas manos sobre el omega, sobre su muslos exteriores y su cadera. Como un acto instintivo, Dean abrió ambas piernas y Azazel introdujo su nariz entre los mofletes de su trasero.


Dean escuchó su profundo y fuerte respirar, inhalando su esencia y gimió, primero con placer. Pero su trasero estaba seco; no hay ni una sola mancha de humedad resbalando entre sus nalgas, y gimió de disgusto. Luego su gemido se torno con pesar.


¿Por qué no estaba húmedo?. Se preguntó con desesperanza. ¿Por qué su celo tardaba tanto?. Lloriqueó, no quiso hacerlo, pero lo hizo. Recordó entonces la desesperación que sintió los últimos días en la presencia de Azazel. Él quería entregarse a él, pero su cuerpo lo estuvo decepcionando....y su celo jamás llegó. Las lágrimas invadieron sus mejillas. Nuevamente, no iba a obtener lo que tanto deseaba.


Sollozó y se percató de que el alfa se había puesto en pie. El hombre pegó su cuerpo al suyo y Dean sintió su pesada respiración en su nuca. Por primera vez, Azazel dijo algo:


-Dime quién es tu alfa.- Pidió. Dean se excitó con la gruesa, aterciopelada y autoritaria voz del alfa. Sintió como un fuerte nudo se formaba en el interior de su vientre.


-Tú lo eres.- Murmuró, respondiendo sin pensarlo, no obstante, inmediatamente la imagen de su padre se interpuso sobre la de Azazel, disipando su excitación de golpe. La imagen fue tan clara y nítida que lo dejó pasmado. Respiró con fuerza en respuesta.


No, Azazel no es su alfa. Y él no tiene el permiso de su alfa para cortejarlo.


Parpadeó, confundido. El fuerte sentimiento de que estaba haciendo algo que no tenía permitido lo invadió y se sintió miserable. Las manos de Azazel lo tocaron en un acto de posesión y entonces, Dean despertó.


Suspiró con fuerza y un ligero sollozo escapó de entre sus labios. Respiró hondo, tratando de calmarse. El sueño lo había afectado demasiado y en consecuencia comenzó a llorar. Abrió ligeramente los ojos, dándose cuenta de lo fría que estaba su cama. Las tersas sábanas acariciaban su piel tibia. La habitación no estaba muy oscura, Dean aún puede apreciar las paredes y los finos muebles que la componente.


Entonces recordó cómo fue que se quedó dormido.


Su madre lo había depositado en el piso con cuidado y Dean recuerda afirmar sus pies sobre la superficie. Aún conservaba sus botas, pero sus piernas temblaron un poco. Ahí fue cuando se dio cuenta de que él es casi tan alto como ella.


Ella le sonrió, pasando una mano por el cabello sucio mientras él la contemplaba, un poco adormilado. Parpadeó lentamente y miró al rededor por poco tiempo. Estaban en una habitación, una amplia. Las paredes son blancas y hay una gran y elegante cama sobre la pared posterior, con base de madera. Delante de ésta, un gran baúl de madera de Haya recubierto de tela color gris pizarra. Las sábanas son de un color plateado y se mezclan con el edredón de color gris perla, y bajo las patas de la cama y debajo de un par de mesitas de noche descansa una alfombra de peluche blanca. También hay un enorme ropero de madera de pino, y un par de amplias cortinas blancas y plateadas en posición semicircular. También pudo ver una puerta que conduce al cuarto de baño y el elegante y robusto candelabro sobre el techo.


-Esta es tu nueva habitación.- Le dijo ella, con una sonrisa.- Hice lo que pude en el poco tiempo que tuve para arreglarla.- Susurró, echando un vistazo al rededor.- Aún podemos agregar unas cuantas cosas más.- Aseguró.- Tu ropero está vacío, pero por la mañana tendrás un par de trajes que te he mandado a hacer. Espero que sean de tu medida.- Mencionó en su susurró esperanzador, Admirándolo. Dean enserio se preguntó por un segundo de qué clase de trajes hablaba su madre, pero solo tuvo una pregunta que hacerle.


-¿Qué pasó con mi vieja habitación?- Cuestionó. Su voz fue casi un murmullo, lo que le dice que está todavía adormilado. A Dean le gusta está habitación, pero también echaba de menos la otra, que por cierto, era mucho más pequeña. Ella le devolvió una mirada en la que sus facciones cambiaron. Le tomó unos segundos responder y Dean se dio cuenta de que la había molestado.


-Date un baño ahora, debes descansar.- Lo sujetó de la cintura y lo guió hacia el cuarto de baño unos pasos. Lo dejó ir solo después y él se movió con lentitud puesto que acaba de perder su calor.- Ha sido un día muy agotador.- Dean estuvo de acuerdo. Su cuerpo se sentía tan exhausto que prefirió no replicar, aunque se abstuvo de preguntar nuevamente ya que supuso que no tendría su antigua habitación porque seguramente no sería una habitación propia de un omega. A veces se olvidaba que su familia es de clase alta, así que seguirían las normas. Pero aún así, algo le dijo que ahí había algo más que su madre no le quiso contar.


Puso una mano sobre la perilla de la puerta y entonces Mary le preguntó.


-¿Quieres....?.- Su voz fue indecisa. Ella no se movió ni un palmo, pero Dean no tuvo que volverse para saberlo. Su aroma había tomado una considerable distancia.


-No.- La interrumpió mientras abría la puerta, ingresaba en el interior y cerraba tras de sí.


-Esperare aquí.- Susurró aquello último con un poco de desánimo. Lo que menos Dean había querido en ese momento es que su madre lo viera desnudo.


Había observado al rededor. El cuarto de baño es bastante espacioso y estaba muy bien iluminado. Dean no recordaba una habitación como esa. Cuando fue joven, su cuarto de baño había sido pequeño, nada comparado con esa refinado habitación. La tina de baño es amplia, profunda y de acabado de porcelana, al igual que el lavamanos. También hay un espejo y un cesto de ropa sucia. La tina estaba lista y el agua tenía una temperatura casi perfecta. Lo supo porque la tanteó con los dedos antes de desnudarse. Se tomó su tiempo, tallando y limpiando cada recodo de su cuerpo dolorido. Cuando observó la piel de sus palmas raspadas, lamió su piel, que ya estaba limpia.


Cuando acabó, se vistió con una limpia pero usada camisa gris oscura que le quedaba grande. Tan grande que rozaba debajo de sus muslos. Dean supuso que pertenecía a Sam y le gustó bastante el detalle de su hermano, de prestarle una prenda de su closet.


Apenas recuerda subirse a la cama, pero si recuerda a su madre acariciando su cabellera limpia y olisqueando su cuello de vez en cuando. Su compañía lo tranquilizó, aunque sinceramente, él prefirió tener a Sam a su lado. Fue entonces que se quedó dormido.


Mientras recordaba aquello, se estremeció. En algún momento, su madre había desaparecido, llevándose el calor con ella. Se dio cuenta de que definitivamente no quería permanecer sobre aquella cama, solo, así que hizo las sábanas a un lado con delicadeza y se movió hacia la orilla, poniendo sus desnudas piernas por delante. Se sentó sobre la orilla del suave colchón con sus pies rozando la esponjosa alfombra y se frotó ambas mejillas con los puños de sus manos, quitando las lágrimas debajo de sus ojos. Las sábanas se arrugaron a su alrededor.


Dean sintió los vellos de sus extremidades erizados debido a la baja temperatura de su cuerpo. Soltó un pequeño bostezo y se puso en pie.


Se guió fácilmente por la habitación hasta que llegó a la puerta, donde tomó la gruesa perilla y la abrió. La puerta no produjo ningún sonido al abrirse, lo que lo desconcertó un poco; Dean está acostumbrado a ese tipo de fallas.


A fuera, el pasillo tampoco está muy oscuro debido a los claros colores de las superficies, pero distinguió una puerta similar a la suya del otro lado.


Dean se dirigió allí. Caminó muy poco hasta la perilla, pero lo pensó unos segundos antes de girarla ya que su nariz apenas captó el olor de su hermano. Su pies descalzos resintieron la fría superficie del piso del pasillo así que, finalmente, abrió la puerta y se introdujo en el interior, un interior más cálido. Lo supo entonces; toda la pieza mantenía el olor de Sam encerrado. Se sintió aliviado y caminó hacia la cama donde distinguió un cuerpo reposado boca arriba. No tuvo que forzar la vista, su nariz se lo dijo.


Es Sam durmiendo. Tan plácidamente que apenas pudo escuchar su respiración.


Por lo que pudo ver, antes de subir a la cama con cuidado sin tocar el cuerpo de su hermano para no despertarlo ya que como bien sabe los alfas son personas alertas, fue que la habitación de Sam es muy similar a la suya.


Se acomodó sobre las sábanas, lo más cerca que puedo de él, notando que tiene un brazo sobre su abdomen, su brazo herido. Removió su cabeza sobre una suave y blanda almohada y suspiró, encantado por poder dormir nuevamente. 


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