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Omega por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Hola, volvi!!. Exactamente una semana después del último capítulo. Hubiera deseado actualizar antes pero no se pudo.

La pequeña pero bien provista prisión de la mansión Winchester se localiza en el sótano. Mary no había bajado a ese sitio en mucho tiempo. En realidad, el sitio no había sido ocupado desde que torturaron al último hombre lobo en busca de la localización de una manada, hace ya casi ocho meses. Bobby y Rufus debieron de encargarse a los dos alfas que Rufus dejó con vida y lo primero que debieron de haber hecho, fue transportarlos al sótano una vez que bajaron de la camioneta, la primera en arribar a la propiedad. Eso no estaba dentro de los planes, dejarlos con vida. Rufus aún tiene que explicarse frente a su marido.

La puerta que da a las escaleras que descienden a las celdas de la prisión es una gruesa puerta blanca de metal, tan pesada que tuvo que abrirla con ambas manos. No produjo el más mínimo ruido. Luego, ella observó abajo, hacia la tuene luz blanca del fondo proveniente de las celdas que apenas iluminaban los escalones. Ignoró el interruptor que está sobre la pared derecha y descendió por las delgadas escaleras de madera con lentitud, sus pies descalzos tocaron el frío y rugoso escalón.

El lugar está en silencio. Su largo camisón blanco de mangas cortas ondeó sobre sus tobillos desnudos y sintió una fría brisa acariciando sus pies. Continuó bajando, olfateando de vez en cuando el pecho de su prenda, donde se había impregnado el aroma de su pequeño omega. Ella podía oler el chocolate amargo y las lilas con claridad. Anhelaba seguir acariciando los suaves mechones de su cabello rubio oscuro de donde procedía el olor a lilas e inhalar el aroma desde su lindo cuello, tan cerca de su nariz, donde podía olfatear el aroma a chocolate y los ligeros matices de menta. En realidad, ella no esperó haberse quedado dormida, tan dormida como Dean lo hizo; se recostó a su lado para hacerle compañía y brindarle calor pero finalmente fue su aroma lo que la arrulló y ella terminó cediendo. Ella no recuerda haber dormido tan plácidamente antes, al menos en los últimos años; sus músculos se habían distendido asombrosamente y sus párpados aún estaban relajados. No creía estar lista para una pelea cuerpo a cuerpo.

El sótano en un espacio amplio, compuesto de cuatro celdas con barrotes blancos, cada una lo suficientemente amplia para albergar a una persona. Hay un corto espacio hasta las celdas donde el piso es de cemento gris. El ambiente se siente casi gélido y hay una pequeña ventana sellada de vidrio grueso que da hacia el patio trasero de la casa. Literalmente, se localiza a la altura del pasto exterior.

Los pies de Mary tocaron el piso de cemento y ella permaneció de pie al pie de las escaleras unos segundos, olfateando el aire alrededor. Ladeó la cabeza en dirección a la izquierda y sus rizos dejaron expuesto su oído derecho. Escuchó una ligera respiración, casi imperceptible incluso en la plenitud del silencio. Se acercó, dando un paso al frente, hacia el pasillo.

Frente a ella se abre un estrecho pasillo y en cada lado hay dos celdas, una junto a la otra. Caminó otro par de pasos y sus pies hicieron algo ruido.

-¿Quién está ahí?.- Habló una voz, una voz varonil. Pero no es grave y no expresó otra emoción más que curiosidad. Eso la desconcertó un poco. Se dirigió a la primer celda de su derecha con las manos encerradas en puños flojos. Se posicionó delante de las rejas, a sólo unos palmos de los barrotes y miró al interior, con los ojos expectantes.

-Mi nombre es Mary Winchester.- Anunció, recorriendo con sus ojos el joven semblante del alfa que yace sentado en el frío piso de la celda, rodeando con un par de delgados brazos sus piernas. El chico parpadeó, sereno y curioso.- Eres un niño.- Dijo ella, sorprendida. La sorpresa fue tal que no se percató de que tomó entre sus dedos de la mano derecha una reja helada.

-Soy un alfa.- Replicó él, pero su rostro no se alteró. Mary parpadeó. El chico es un recién presentado. Seguramente, presentó hace menos de un año. Ni siquiera su cuerpo se ha terminado de desarrollar por completo. El desarrollo de un alfa puede tomar hasta tres años; empieza con el desarrollo de los sentidos: el olfato, el oído, la vista, principalmente. Algunos alfas alcanzan un increíble potencial con un sentido en específico. Después viene el crecimiento corporal, donde aumenta la estatura, el grosor de sus músculos y su fuerza, aunque esto difiere con las hembras. Es un proceso constante y, a veces, doloroso.

-Usted es la señora Winchester.- Expresó, un poco confundido, aparentemente.- Cuando lo escuché en la radio de ese hombre no lo podía creer.- Dijo, algo extasiado mientras negaba con la cabeza.- Luego el hombre que me trajo aquí dijo que usted mató a Azazel, así que finalmente lo creí.- El muchacho procedió a ponerse en pie. Mary se dio cuenta entonces de que él es media cabeza más alto de ella y que sus ojos tienen un tono miel con un brillo negro en ellos. No cabía duda de que él es un alfa puro. Vestía unas raídas prendas, ya algo usadas; un pantalón color caqui y una playera de manga larga blanca, y unos tenis blancos.

-Lo soy.- Aclaró secamente. El chico parpadeó más de una vez y la miró con detenimiento. Ella procedió a olfatearlo y descubrió lavanda, pino y notas cítricas combinado con polvo seco y tierra, y algo de sudor.

-¿Cómo lo hizo?.- Mary se sorprendió con la pregunta.

-No necesitas saberlo.- Respondió enseguida. El muchacho bajó la cabeza. Mary lo observó nuevamente con detenimiento. Su cabello rubio miel, ligero y lacio, algo largo y descuidado, cayó por su frente. Esa apariencia.... ella la había visto antes.

-¿Qué hacías tú en un hombre como ese?. ¿Eres....algún pariente?.- Cuestionó con curiosidad, acercándose más a los barrotes.

-¿De Azazel?, no.- Negó.- Él me forzó a pertenecer a su manada.- Mary entrecerró los ojos y sus pensamientos se entrelazaron. Contuvo el aire, sorprendida.

-Eres un Kline.- No fue una pregunta. Todas las grandes familias tienen una apariencia característica. Los Kline, el cabello y los ojos de un tono miel y muchas veces una constitución delgada. El joven Kline levantó la mirada y le dijo:

-Mi nombre es Jack. Soy Jack Kline.- Mary apartó la mirada de Jack y pasó su mirada pasmada por los barrotes. La historia detrás de la concepción de ese niño es bastante perturbadora y no dudaba que Azazel debió sentirse fascinado por los hechos. Azazel fue un hombre de extraños deseos y caprichos. Mary separó su mano derecha del barrote que aprisionaba con los dedos, bajó el brazo a su costado y volvió a mirar a Jack, quien no se ha movido aún. Su mirada se había tornado compasiva y el color verde de sus ojos pareció diluirse ligeramente.

-El hijo de Kelly Kline y Lucifer Novak.- Expresó en un susurró, sobrecogida. Jack parpadeó.

-Así es.- Su voz fue lenta y sosegada, pero Mary notó tristeza en sus palabras.- Sé cómo fuí engendrado.- Confesó.- Azazel me lo dijo, después de secuestrarme y antes de obligarme a inclinar el cuello ante él. Él dijo...- Pasó saliva y continuó.- Él dijo que siempre deseó a un niño puro nacido de la corrupción y la depravación.- Mary observó el polvo gris de sus mejillas con los labios entreabiertos. Las celdas están en realidad limpias, así que él debió ensuciarse mientras intentaba escapar.- Siempre me pregunté porqué no tenía un padre y porqué mi madre me amaba demasiado.

Y Mary se imaginó aquello. Después de lo que hizo Lucifer, el segundo hijo de Chuck Novak, con la omega Kelly Kline y el daño que le provocó forzándola a un enlace, montándola y preñándola a la fuerza, Lucifer fue condenado a muerte y ejecutado por su propio padre. John le dijo a ella que en su último día, Lucifer confesó haberla elegido a ella por ser una Kline. Los Kline se habían posicionado como una de las manadas más poderosas en la última década y Lucifer se sintió amenazado y actuó por su manada. Sin embargo, eso no era todo. La condición para que Michael tomara la posición de Chuck en la manada siempre fue que buscara una pareja adecuada y engendrara a su primer heredero. Y Mary suponía que Lucifer pensó que si lo realizaba antes que su hermano mayor, él obtendría el cargo.

-Tú madre no denunció tu secuestro.- Dijo ella de pronto. No tenía conocimiento de que Jack Kline había sido separado de su familia, y de haberse notificado su marido se lo guardó para sí mismo.

-Tal vez pocos lo sabían. Mi abuelo siempre guarda discreción ante todo.- Mary asintió, pero la voz se Jack se proyectó desconsolada. Algo así no podría simplemente no saberse, pero ella no llegó a enterarse.

-Algunos familiares tuyos están aquí.- Le dijo, esperando que eso lo consolara.

-¿Por parte de mi padre?.- Al principio la mirada de Jack fue de sorpresa. Mary asintió.- Jamás los he conocido.- Confesó. Jack bajó la mirada y parpadeó.

-Ellos van a ayudarte. Yo voy a ayudarte. El consejo tendrá que dejarte en libertad.- Le prometió, dándose media vuelta. Tiene que volver con Dean, antes de que se despierte.

-En la otra celda.- Habló antes de que Mary pudiera dar un paso, alzando la voz.- Él está herido, no creo que pase de esta noche.- Le dijo. Ella no se volvió, sino que se quedó quita.- Dejó de quejarse hace una hora.

Mary no se movió por un momento. Después hizo un gesto con los labios y se marchó. No le importaba quien fuese ese otro alfa. Mientras se muriera pronto, le ahorraría a ella muchos problemas.

 

.......

 

-¿Esperamos a alguien, además del consejo?- Preguntó Castiel en un susurró interrogativo. Es la madrugada y acaban de reunirse en uno de los salones más cercanos al vestíbulo, esperando por la llegada del consejo. Ninguno de ellos habían podido descansar en ningún momento. Castiel fue a su propia habitación solo para cambiarse de ropas y asearse un poco -el señor Winchester se aseguró de que las habitaciones de los invitados estuvieran localizadas en la planta baja, lejos de la recámara privada de su hijo- y cuando llegó al salón, la pequeña Jo mostró su intención de atender la fina herida de su cuello. Castiel rechazó la oferta con amabilidad, pero desde entonces Jo lo miraba de vez en cuando, al principio con curiosidad. No obstante, moderó sus miradas cuando su madre se percató de ello, un tanto....avergonzada. Castiel prefirió tomar distancia con ella, así que se posicionó con las manos en los bolsillos de su pantalón ajustado delante de una consola color Cedar con unos objetos decorativos, entre ellos, un arcón de madera cerrado. Se preguntó que había dentro.

-Es seguro que Dick Roman nos acompañe, de hecho, me sorprende que no haya llegado aún.- Comentó Ellen Harvelle con total seguridad, en respuesta. La alfa introdujo ambas manos en los bolsillo de su pantalón vaquero, posicionándose de pie junto al sofá tipo Chester, de un color melón, donde reposa su hija beta en una posición inclinada; la misma Jo Harvelle. De cierta forma, Ellen estaba siendo sobreprotectora con ella. Y Castiel comprendía que la razón no es nada menos que la presencia de tantos alfas machos a su alrededor.- Le encanta intervenir en asuntos de suma delicadeza.- Dijo, con disgusto.- Aunque sólo fugue como consultor del consejo.

-Y ha sido muy favorecedor el cargo.- Añadió Gabriel con un tono despectivo. Castiel miró el deslizante y brillante suelo bajo sus pies. Se había puesto un ajustado pantalón de vestir gris oscuro con cinturón de cuero y una camisa de vestir blanca de manga larga con botones en las muñecas. Además, usaba unos zapatos de cuero negro relucientes.

-No lo reconozco.- Confesó Castiel, dándose media vuelta y entrecruzando los brazos sobre su pecho. Claro que reconocía el apellido, pero no el nombre. Jo volteó la mirada hacia él ahora que le daba la espalda. Aparentemente, ambos tienen la misma duda.

-Él fue la principal persona encargada de buscar a Azazel en gran parte del país durante los primeros años de búsqueda. Él se ofreció y a su dinero, así que es bastante engreído.- Explicó su hermano Gabriel con un dejo de desagrado en su voz y un gesto en sus labios. Castiel dedujo que además de eso seguramente también interfirió en los planes de su hermano al menos una vez.- El no necesita el puesto de consultor, sólo es una estrategia que ha implementado para poder meter sus narices en donde le plazca libremente.- Continuó, tal vez algo enfadado. Castiel no lo puede saber con seguridad, ya que no solo está bastante alejado de él para reconocer su enfado en su olor, sino que simplemente, no puede olerlo. 

Castiel no está acostumbrado a los supresores de olor y se debe principalmente a que su manada únicamente se compone de alfas. En su juventud, jamás se había presentado la ocasión en que tuviera que implementarlos y él siempre ha tomado trabajos aislados, donde no pueda involucrarse demasiado con las personas. Su padre no lo consideraba un miembros valioso de la manada en realidad, y Castiel lo sabe, y por ello se tomó la molestia de gastar su fortuna adecuadamente; aquella fortuna que su padre le otorgó en cuanto presentó y se convirtió en un cazador independiente.

Luego pensó en su hermano Gabriel, a quien no le gustaría la noticia de que ,de hecho, no tiene una fortuna que ofrecerle al precioso omega Winchester y que tampoco dejaría muy contento al señor Winchester si llegaba a enterarse, pero hizo esos pensamientos de lado, por muy duros que le parecieran. Un alfa siempre busca proveer al omega, darle lo mejor que pueda de él, protegerlo. Cerró los ojos con fuerza y apretó sus dedos en dos puños, luego se relajó. No quería que el resto de ellos pensara que le pasaba algo.

Gabriel aguardaba recargado sobre una alta pero angosta mesilla de madera clara en la esquina de la pieza. Levantó al mirada cuando Castiel lo miró, sólo un segundo.

-En realidad, ha estado obsesionado con el caso de Azazel.- Dijo su hermano. Gabriel arrugó la frente y el entrecejo, pensativo, apartando la mirada de su rostro.

-Tienes razón.- Coincidió Ellen.- Obsesionado es la palabra adecuada.- Ellen suspiró, cansada de esperar, y Jo se frotó ligeramente el rostro.- Es mejor que vuelvas a la recámara Jo.- Le ordenó, mirándola.

-Jamás he visto al consejo....

-Tendrás tiempo de verlos en la audiencia.- Ellen interrumpió la sosegada protesta de su hija. Ella hizo un gesto de resignación con la mirada y se puso en pie después de un momento.

-De acuerdo.- Dijo, suspirando hondo y caminando hacia la entrada del salón. Ellen fijó sus ojos en la delgada espalda de su hija hasta que desapareció por el pasillo principal.

Fue entonces que Castiel escuchó casi con nitidez el sonido suave de un auto aparcando, por encima de los pasos de Jo por el pasillo. Ladeó un poco la cabeza y Gabriel, quien notó el gesto, agudizó los oídos también. Unos segundos después, el sonido se detuvo.

En ese momento, alguien llamó a la puerta.

John se puso en pie, quien había permanecido totalmente en silencio hasta ahora sentado sobre un sillón, meditando, y salió del salón, seguido de Ellen, Gabriel y finalmente, de Castiel quien se mantuvo algo rezagado.

John abrió la puerta principal y del otro lado apareció un alto hombre vestido con un traje color azul marino acompañado de una corbata de rayas blancas alternadas con azul. Detrás de él, se apreciaba una noche estrellada cercana del amanecer. Inmediatamente, Castiel supuso que se trataba del tal Dick Roman. Se mantuvo atrás, en silencio, con los brazos sobre su espalda y con unos ojos calculadores.

-Señor Winchester, es una buena noche.- Saludó, mostrando una amable y audaz sonrisa en esos labios delgados. Sus ojos brillaban con entusiasmo mientras estrechaba su mano derecha con la de John enérgicamente. Eso le indicó que ya se conocían.- El resto del consejo llegará en unos minutos. Jamás han tenido el placer de visitar esta pequeña pero elegante propiedad y temo...-Sonrió aún más abiertamente.- Que se han perdido. El camino es cautivador, tuve que cruzar una gran porción de bosque antes de llegar hasta aquí.- Separaron sus manos y Dick tomó una postura algo descuidada, claramente esa fue su intención. Dick Roman es casi una cabeza más alto que el señor Winchester. Su cabellera es negra y sus ojos son marrones.

-No recuerdo haber tenido el placer de tenerlo en mi hogar con anterioridad.- Comentó John.

-Hablé con unas personas que si.- Sonrió.- Ellos me guiaron a su propiedad después de que se me notificó del deceso de Azazel.- La sonrisa forzada de Roman le dio aún más recelo a Castiel.- Un suceso desafortunado.

-¿A qué debemos el placer, Roman?.- Habló Ellen, dando un par de pasos al frente y acercando su mano derecha. Dick Roman le estrechó la mano con firmeza, girándose hacia ella.

-Ellen Harvelle. No esperaba encontrarla aquí.- Su semblante se reflejó sorprendido pero dichoso. Después sujetó con la mano izquierda la extremidad de Ellen, encerrando su mano entre las suyas, y su semblante se volvió serio.- Siento mucho su pérdida. Jamás conocí bien a su marido en su época de cazador, pero supe que estuvo enfermo por varios años cuando se retiró, ¿Qué padecía?.

-Tiene razón, usted nunca lo conoció.- Respondió concisamente ella. Castiel supo entonces que no se tragaba la falsa amabilidad del hombre. Así que Ellen es una alfa muy sensata, alguien en quien pudiese confiar. El rostro de Dick Roman reflejó un matiz de molestia pero sus ojos brillaron con furia y jamás respondió a la pregunta, aunque casi de inmediato recobró la compostura y su semblante volvió a ser ufano. Ambos terminaron el contacto físico y entonces Dick posó su mirada en él, acicalando su traje con los dedos de sus manos e ignorando por completo a su hermano Gabriel.

-Los Novak llegaron antes que yo.- Dijo, bastante interesado en ese detalle, dando un paso el frente. Castiel se desconcertó un poco. Él jamás había tratado con anterioridad con él, ¿Cómo es que lo reconoció tan fácilmente?. Ellen se hizo a un lado y lo dejó pasar. Se dirigió hacia él.- Me he reunido anteriormente con tu padre, lo conozco, ¿sabías que él guarda retratos con las fotografías de sus hijos en su despacho personal?.- Castiel frunció el ceño, aturdido. No, no lo sabía. De hecho, aún no ha tenido el placer de ser invitado al despacho personal de su padre. John cerró la pesada puerta principal.

-Usted está aquí por Azazel, ¿no?, pero no forma parte del consejo propiamente.- Castiel cambio de tema, su semblante inalterable.

-Así es. Puedo no ser del consejo pero tengo mucha influencia sobre él.- Sonrió, burlándose.

-Ya déjalo, Roman. No lograrás provocarlo.- Intervino Gabriel con un gesto aburrido en su rostro. Él sabe que Roman intenta conocerlo.- Ni siquiera nuestro hermano mayor lo ha logrado con mucho éxito, y vaya que lo intentó.

-Michael ya está aquí.- Dijo, algo contento. Se detuvo, miró al rededor y obtuvo su respuesta en el silencio de los hermanos Novak, pero Gabriel no se refería a Michael.- Me gustaría reunirme con Baltazar. Él debió de haber arribado hace una hora.

-Lo hizo.- Confirmó John. Dick se volvió un poco hacia él.- Puedo guiarlo hacía él. Justo ahora se encuentra entablando una conversación con Michael Novak en un salón privado del primer piso.- Le notificó con amabilidad, sin perder la calma.

-Me encantaría, señor Winchester, es muy amable. No es como si fuera a perderme.- Rio un poco, alisando nuevamente el saco de su traje.

-No es como si fuera a perderse intencionalmente.- Respondió John, caminando hacia ellos, y Gabriel sonrió, dándole la razón. John escoltó al señor Roman por el pasillo hasta las escaleras principales, colocándose por delante de él. Roman lo siguió, echando un último vistazo a Castiel, quien no pasó la oportunidad de mantenerle firmemente la mirada.

Notas finales:

Nos vemos el siguiente. 


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