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Omega por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Hola, nuevamente. Por alguna extraña razón me costó mucho escribir este capítulo. 

una disculpa por la demora.

Mary ingresó en el salón privado del primer piso y dejó la puerta entreabierta, percatándose de la presencia de Michael en el interior, quien conversaba con su marido gratamente. John está sentado en uno de los tres sillones en el centro del salón y acababa de reclinarse para depositar en la mesilla de madera baja frente a él un vaso de licor semi lleno.

John rara vez bebía. Él es un hombre que gusta de ser plenamente consciente. El alcohol lo volvía...susceptible.

Mary caminó hacia el interior del salón a pasos lentos y cortos, mirando al rededor. El salón es amplio y cerrado, con un ancho y circular candelabro de cristal colgando del techo. Las paredes están tapizadas de rojo carmesí y el piso es alfombrado. Los sillones son gruesos muebles con cubiertas de cuero café. Se deleitó con la gruesa risa de John; en los últimos días no lo había escuchado reír de esa manera, complaciente.

-A mi padre al día de hoy le hace gracia la historia, solía contármela en mis días de cachorro.- Decía Michael con un vaso de licor en la mano derecha y un puro nuevo en los gruesos dedos, cuya mano descansaba en el brazo del sillón. Su voz fue profunda pero satisfactoria. Mary olisqueó el aire y le gustó lo que descubrió: el dulce aroma a madera de su marido, la pizca de canela proveniente de Michael y el olor del puro, quemando el aire.

Mary advirtió que Michael no tenía puesto su abrigo ni llevaba con él su boina, sin mencionar el ligero cambio de actitud. Su aroma denotaba cierta...satisfacción, comodidad incluso diría ella. La camisa blanca del traje resaltaba el tamaño de sus bíceps y había desabrochado el primer botón del cuello, aflojando ligeramente el nudo de la corbata y descubriendo su garganta.

-Me gustaría seguir hablando de ello, tal vez continuemos después de la cena de esta noche.- Dijo su marido hacia Michael.- Pero parece que mi señora tiene un asunto importante que discutir.- Alardeó, dejando su propio puro en el cenicero de la mesilla de madera frente a ambos alfas machos, para lo cual se inclinó hacia el frente en el asiento. El puro...debió ofrecérselo Michael.

-Así es.- Afirmó ella colocando ambas manos tras su espalda y dirigiéndose hacia Michael.- Quería hablar con tus hermanos también, pero tu puedes hacer más de lo que ello pueden.- Michael pareció orgulloso mientras intercambiaba el puro con su otra mano y conservando su vaso de licor.

-Estoy de acuerdo, señora Winchester.- Michael se dirigió a ella, dando una bocanada de su propio puro. Dejó salir el humo entre sus gruesos labios.- Hábleme de ello, este segura que puedo hacer algo al respecto.- Mary observó a Michael beber un trago antes de dejar el vaso junto al cenicero, muy cerca del de su marido. Observó sus movimientos con atención antes de caminar hacia él.

-No se relaciona conmigo o con mi familia, al menos no hasta donde sabemos.- Añadió Mary con algo de cautela, tratando de ser clara. Michael se devolvió al respaldo de su asiento con algo de lentitud, saboreando las palabras de Mary.

Mary sabe que Michael es el mejor prospecto de su hijo, pero él aún no se gana su plena confianza ni su respeto y mucho de lo que ha hecho solo le ha generado desconfianza. Pero ha sido paciente porque le agrada a su marido. John se puso serio, mirándola brevemente antes de volver a tomar su vaso de licor y beber un trago, pero más allá de eso, permaneció en su asiento.

Mary caminó al rededor del asiento de Michael hasta que se posó a un costado. Podía jurar a Michael mirándola de reojo, pero no se preocupó por ello. El olor del puro dificultaba distinguir las emociones del macho.

Abrió los labios para hablar, no obstante, percibió una indistinguible nota del aroma a chocolate amargo penetrante en la piel del alfa...una nota húmeda sobre su cuello. Se volvió hacia él, impresionada. Pero Michael solo dio una fumada.

-Disculpa mi intromisión en el tema, pero estoy un tanto...sorprendida.- Antes de percatarse de si misma, ya estaba a unos palmos el respaldo del sillón.- Pero es el olor de Dean lo que huelo, ¿no es así?.- No pudo evitar entrecerrar los ojos al hacer la pregunta.

-Lo es, señora Winchester....- Michael se inclinó hacia el frente para depositar su puro en el cenicero de la mesilla pero Mary aprovechó el movimiento para inclinarse sobre la espalda del alfa y rodear con su mano derecha su garganta expuesta, clavando un poco sus uñas en la piel bronceada. Sus músculos del cuello se endurecieron y su cuerpo se tensó asombrosamente.

-Toma mi consejo, Michael.- Procuró que su voz fuera amenazante.- Yo no me movería, si fuera tú.- Michael escuchó sus palabras. No se movió ni un ápice. Mary observó un segundo cómo el puro caía de sus dedos flojos sobre la alfombra y se apagaba casi instantáneamente, liberando un aroma abrasador al quemar un poco la tela.

-Cariño, podemos tranquilizarnos.- Se apresuró a convencerla su marido, dejando nuevamente su vaso de licor en la mesilla y tomando una posición precavida. Su voz y su posición denotaron claramente su intención de interceder por el mayor de los hermanos Novak.- Michael estaba hablando conmigo de ello.- Dijo con una nota de nerviosismo en la voz.

-Lo que quiero saber es cuáles fueron tus intenciones.- Miró a John a los ojos negros.- ¿Cuáles eran?.- Michael pareció resoplar antes de responder.

-Solo presentarme.- Dijo. Mary inclinó un poco la cabeza, dudosa.

-¿Por qué Dean lamería tu cuello, entonces, si solo te presentaste?.- Michael hizo un sonido agresivo con al garganta y Mary clavó sus uñas, desgarrando su dura piel. Su naturaleza no le permitía mantenerse manso ante una situación de peligro. El alfa esperó unos segundos y Mary pudo sentir en cada uno de ellos el estrés presente en su respiración.

-Se lo dije.- Su voz denotó su actitud agreste.- Dean sabe de la muerte de Bill.

Dean lo sabe, pensó con impresión, aunque tarde se percató de que lo dijo en voz alta. Su amarre se aflojó un poco, pero no lo suficiente como para que Michael decidiera tomar una ventaja, independientemente de si era una buena idea.

El propósito de Dean es claro; lo hizo con la pura intención de despertar su glándula de olor. A Dean debió gustarle su aroma y aquello, de alguna forma, menguó su ira. Michael lo permitió, y eso le dijo algo bueno de él. Ella misma había experimentado el egoísmo de los alfas, pero Michael no parecía ser como cualquier alfa.

John se puso en pie, se volvió, dándoles la espalda y caminó hacia la parte norte de la estancia. Se detuvo frente a un delgado escritorio de madera lustrosa donde reposaba una botella de licor y un arreglo llamativo de rosas rojas.

-La lengua es capaz de sobre activar las glándulas de olor de una persona, alfa u omega, para así liberar su aroma en exceso.- Parló su marido John en voz baja. Ciertamente parecía un poco decepcionado.- Los omegas por instinto saben hacerlo y es una forma mecánica.

-Tal vez me tomé las cosas un poco precipitadas.- Le concedió Michael.- Y pido disculpas. Pero no es por ello que nos hemos reunido aquí mismo.- Dijo, intranquilo.

John se sirvió un trago y bebió. La botella chasqueó contra la madera al ser depositada en la superficie. Mary se inclinó un poco más sobre Michael y susurró a su oído.

-Tal vez John sea un poco condescendiente, pero ahora sabes que yo no. - Acto seguido, lo soltó. No le quitó la mirada de encima al hacerlo y cuando así sucedió, el alfa acomodó sus hombros y ajustó un poco su propia corbata, parpadeando un par de veces. Definitivamente, Michael la había subestimado.

Esperó unos segundos antes de hablar. John esperó de pie por sus palabras.

-Desperté por la madrugada.- Dijo ella, irguiéndose lentamente y pronunciando cada palabra implacablemente.- Y decidí bajar al sótano, a nuestras mazmorras, donde descubrí algo...peculiar.- Dijo con mesura. No pasó por alto la postura rígida de su marido.- Dos alfas, uno de ellos está bastante delicado. No creo que sea un problema de mayor índole.- Caminó por la alfombra.- Sin embargo, me llevé una gran sorpresa cuando descubrí la identidad del segundo de ellos.

-Jack Kline.- Declaró John, sorprendiéndola.

Mary volvió su mirada a él, deteniéndose en el centro del saloncillo. Michael apretó los dedos de su mano derecha con fuerza pero no llegó a formar un puño cuando pasó la sorpresa. Casi podía sentir que el calor que emanaba el alfa irradiaba por sus alrededores, intensificándose con el disgusto de la noticia. Y eso solo la hizo sospechar más a ella.

¿Por qué Michael se molestaría al conocer el paradero de Jack?. y lo que es mejor, ¿Cómo John lo sabe?....tal vez Bobby se lo dijo.

Michael alzó el brazo derecho y pasó su ante palma por su barbilla, rozando sus gruesos labios.

-Los dos prisioneros serían enviados a la sala de audiencias mañana por la mañana para brindar su declaración, como se estipuló hace solo una hora. - Continuó. John se rascó la barbilla, tomó su propio vaso de licor del escritorio y bebió, claramente ausente.- Pero ya lo sabías.

-Lo sé desde hace semanas.- Dijo con seriedad, frotando su propio nacimiento de barba. Mary observó el par de anillos que decoraban los dedos peludos de la mano derecha de su marido cuando la posó a su costado. Luego John se volvió hacia ambos.- ¿Lo visitaste?- Su voz fue profunda y grave.

-Si. Incluso hablé con él.- Respondió ella con quietud. Acto seguido, Michael se puso en pie.

-Jack Kline.- Susurró él, metiendo la mano derecha en el bolsillo del pantalón de su traje. Sus ropajes se amoldaron asombrosamente bien a su figura. Parecía decepcionado.- El hijo de mi hermano, Lucifer...Y aún así, no estaba enterado de su desaparición.- Añadió francamente desconcertado. Pensó en su padre y en porqué dicha noticia no se le había confiado.

-Pero no estabas seguro.- Afirmó Mary, observando el iris negro de los ojos de su marido, quien se cruzó de brazos.

-Tenía mis sospechas.- Se encogió un poco de hombros, con el vaso de licor casi vacío en una mano. - Cuando Rufus me notificó de ambos sobrevivientes, entonces lo supe. Uno de ellos tenía que ser el muchacho.

Mary permaneció pensativa un momento, antes de asentir.

-Eso tiene sentido.- Dijo.- Ahora sé porque Rufus los dejó con vida, a ambos. Jack aún es niño. Uno que no comprende aún el concepto de la muerte pero que sabe suficiente para no permitir que su compañero sea asesinado....¿De dónde salieron esas rosas?.- Preguntó sumamente interesada. Aquellas rosas eran hermosas, no se encontraban muchas así, no al menos en la zona.

-Chuck no supo de su desaparición hasta que Kelly Kline se comunicó con él, a expensas de las recomendaciones de su padre.- Se explicó John, quien recalcó la palabra recomendaciones en su momento con cierta ironía.- Un regalo de Dick Roman a nuestro hijo.- Respondió con una sonrisa forzada en el rostro, dirigiéndose a ella.- Me reservé el entregárselo.

Mary estuvo de acuerdo. Suspiró ligeramente, tratando de que el hecho de que Dick Roman intentara cortejar a su hijo no la afectara de sobremanera; ya tenía suficientes preocupaciones. Colocó sus brazos a sus costado mientras su marido bebía.

Dick Roman no estaba dentro de sus planes para que se convirtiera en la pareja de su hijo, a pesar de ser una soltero codiciado de buena fortuna y buen apellido. Tampoco iban a permitir que desviara su atención de Michael, por mucho que el alfa cuestionara su paciencia.

-Kelly estaba desesperada por encontrarlo y Chuck le ofreció su ayuda.- Continuo John.- Pero para garantizar el bienestar del joven alfa esto debía mantenerse en completo secreto, de lo contrario, podría llegar la información a las manos equivocadas. De hecho, no me habló de ello hasta que supimos que Azazel estaba aquí, en Kansas.

-Tras la fortuna Winchester.- Susurró Michael con voz grave, aún un poco ausente.

-Así es. Somos de las pocas familias a las que Azazel no lograba obtener alguna ventaja.- Mary lo interrumpió, de acuerdo con esa declaración. -Azazel ya no es una amenaza. Su propósito en Kansas no importa ahora, sino que debemos lidiar con la liberad del Jack.- Dijo, volviéndose hacia Michael quien en algún punto tomó su vaso de licor de la mesilla.- Le prometí que lo sacaría de ahí. Si Jack no tiene una buena defensa entonces el consejo podría encerrarlo de por vida. Estoy segura de que es inocente.- Michael la escuchó pero apartó la mirada de ella y pasó lo que quedaba del vaso con afán.

-Y sin mencionar el hecho de que Dean sabe sobre Jack Kline.- Continuó, esperando que ello le llamará más la atención.

-Yo no estoy tan seguro.- Respondió él.- De saber Dean ya hubiera preguntado por él, seguramente incluso mientras lo transportaban a casa. Me atrevo a decir, que ni siquiera ha oído hablar de Jack.

-¿Por qué dices eso?.- Preguntó John con seriedad. Sin darse cuenta, Michael volvió a acomodarse la corbata. Debían de estarle molestando las heridas.

-Si yo fuera Azazel, mantendría apartado al pequeño alfa del omega.- Y Mary lo entendió en seguida.

Jack Kline es un alfa puro de una muy buena familia, los Kline. Debe haber más en el trasfondo en lo que respecta su secuestro. Definitivamente, Azazel esperaba algo de ello, además del capricho de tenerlo bajo su mando. Y sabía que sus planes no podían resultar del todo bien. Y sabemos como reacciona Azazel ante una situación de amenaza. Hay un patrón en las acciones de Azazel.

-En caso de que tuviera que deshacerse de él.- Explicó ella.- Si Dean sabía de él, jamás hubiera permitido que Azazel le hiciera daño y entonces Azazel no hubiera podido continuar con sus planes. Él hubiera cedido ante Dean.

-Definitivamente.- Concordó Michael en seguida con un asentimiento de cabeza.- Yo me haré cargo, señora Winchester. Mi sobrino no pasará otro día tras las rejas, yo intercederé por él. Sin mencionar que es lo que querría mi padre.

-Azazel apartó a Jack de Dean, ahora lo sabemos.- Habló John.- Pero el consejo igualmente le hará preguntas en relación a ello. Les interesará más lo que él tenga que decir que cualquiera de nosotros.

-Yo hablaré con Dean, sobre su audiencia.- Declaró Mary, caminando hacia la salida del salón.- Si no sabe quién es, no tiene nada malo que decir de él.- Abrió la puerta.- Esperemos que esto acabe pronto.

Acto seguido, abandonó la estancia dejando tras de sí.

 

.........

 

Sam tenía razón, encontró en su armario algunos ropajes. Pasó sus manos sobre las suaves telas de los distinguidos atavíos dispuestos para él, algunos coloridos pero armoniosos, otros de tonos simples pero formales. Sus camisas son diferentes a lo que acostumbra; todas ellas tienen un cuello distinguido recto y los hombros de las prendas parecen algo ajustadas. Dean notó que en realidad, están hechas con el propósito de cubrir su cuello y sus hombros. Eso tiene mucho sentido; ocultar su cuello de los ojos de los curiosos. Él tampoco deseaba someterse a la inspección de extraños.

Además, todas ellas son de manga larga, solo pocas hasta la altura de los codos, la mayoría le llegarían hasta las muñecas y parecen estar hechas para resaltar su cintura. Finalmente, se decidió por un conjunto color gris cenizo. Añadió unos zapatos tipo botín de doble suela a juego que encontró en uno de los cajones inferiores.

Después se acercó a su lecho, se quitó la camiseta de Sam, la dobló cuidadosamente y la guardó, por alguna extraña razón, debajo de una de las suaves y robustas almohadas de su lecho donde sabía, el aroma de Michael se atesoraría. Se pasó un par de minutos acomodando las almohadas y en general, la cabecera de su lecho, aunque no necesitaba hacerlo; su lecho estaba casi perfectamente arreglado. Sin embargo, se sintió satisfecho al terminar. Pasó sus palmas por las frescas fundas de sus almohadas, después parpadeó e inclinó un poco la cabeza, pensativo.

Recordó el contacto que mantuvo con Michael después de que éste le hubiera dado la fatídica noticia. Michael le abrió los brazos y Dean se hundió en ellos, disfrutando de su calidez y de la suavidad de las telas....y no pudo evitarlo. Escaló hasta su cuello, enterró su nariz en él y se embriagó con su aroma por varios minutos....incluso el alfa permitió que le lamiera la piel sobre el hueco del cuello, saboreando el almizcle y la canela. Suspiró con fuerza y sacudió su cabello una vez. Se había avergonzado, pero casi enseguida, Michael le concedió su abrigo y Dean le mostró gratitud.

Después de que Michael saliera del salón, disculpándose por tener que atender un asunto urgente con su madre, Dean escondió el abrigo entre los gruesos cojines de su sillón. Luego recordó que debía volver a su habitación.

Y ahora, cada vez que pensaba en aquella noticia...en Bill muerto, le venían ganas de correr al salón, sentarse sobre el sillón y arroparse con el abrigo, el cual guardaba impecablemente el aroma del alfa y le hacia sentir una sensación confortable. Michael debía de haberlo llevado puesto por un par de días.

Mientras se admiraba frente al espejo, dándose cuenta del gran cambio que apreció sobre sí mismo vestido con esos ropajes tan elegantes, pensó en cómo se enfrentaría a la familia de Bill. Observó sus pómulos, sus labios, su barbilla...nunca se había considerado a sí mismo bello, pero ahora podría decirlo. Y definitivamente estos ropajes realzaban su belleza natural.

Se peinó un poco con los dedos de sus manos y alisó su ropa un tanto nervioso. Poco después y mientras acariciaba sus cálidas mejillas con los nudillos de sus pequeñas manos, decidió que se apreciaba lo suficientemente decente para presentarse frente a los invitados.

Todo ello venía de un sentimiento en común y es que no deseaba avergonzar a su padre. No pudo evitar sentirse así, empero. Suspiró, evitando su propio el rostro sonrojado en el brillante espejo, y se dio media vuelta.

Al salir de su alcoba, se sorprendió de encontrar a Sam esperándolo afuera de su habitación, se pie a la mitad del pasillo. Sam lo miró con algo de asombro. Sus cejas se alzaron sobre su frente y sus mejillas se aflojaron. Se volvió hacia él toscamente y su cabellera rubia danzó un poco.

-Me gusta.- Dijo, admirado.- te ves....

-Cállate.- Sam sonrió y le ofreció su brazo izquierdo.

-¿Sabes?, no es necesario que me acompañes, aún puedo recordar cómo llegar al salón principal.- Empezó a decir, un tanto desconcertado.

-No es lo que desean nuestros padres.- Sentenció, lo que hizo que Dean lo aceptara. Hizo un puchero con los labios y se acercó a Sam con algo de pereza. Pasó su mano derecha por arriba del brazo que su hermano aún le tendía.- No iremos al salón principal. Las audiencias orales terminaron por hoy, la mayoría debe estar en el comedor y en salones adjuntos y privados de la casa. No, nos reuniremos con mamá en su pieza favorita.

Empezaron a caminar por el pasillo a un ritmo moderado. Dean se preguntó si la pieza favorita de su madre seguía siendo aquella que había provisto de mesillas de alimentos más de las necesarias. Su madre degustaba pastelillos dulces mientras leía en sus tiempos libres y Dean recordaba entrar solamente para robar uno de ellos mientras su madre fingía que no veía su cabeza alzarse sobre una de las mesillas o su pequeña mano en infraganti al hacerse con uno de los pastelillo de crema. Y Dean por mucho tiempo creyó que era muy bueno.

Dean alzó la mirada y contempló el sereno y arrobado rostro de Sam antes de guiar la conversación.

-Entiendo que los alfas suelen ser agresivos y territoriales pero con otros alfas, Sam. Yo estoy a salvo.- Dijo, casi en un tono de burla, devolviendo su mirada al pasillo. Podía sentir el calor del cuerpo de Sam fluir hacia el suyo en armonía.

-Yo no estaría tan seguro.- Respondió él con una leve sonrisa y con una voz apaciguadora. Dean dudó entonces, devolviendo su mirada hacia el frente.

-¿A qué te refieres?.- Preguntó, vacilante.

-Me refiero a que siempre vas a encontrarte a un alfa que se sale de la norma, Dean.- Ambos se miraron.- Ya vez a Lucifer.

-¿Lucifer?.- Sam pareció sorprendido por algo. Evitó su mirada por unos segundos.

-Oh, claro que no lo sabes.- Dijo, de pronto retraído.- La razón por la que Lucifer Novak fue ejecutado...bueno, no es como si se hablara de ello en las cenas familiares, pero ese tipo de cosas se saben.- Susurró y Dean lo encontró interesante.

-¿Por qué no me cuentas?.- Le pidió, sorprendido por el apellido de ese tal Lucifer. Debe ser un hermano de Michael, pensó. Si estaba destinado a convertirse en un Novak, tiene derecho a saber.

-No creo que deba, Dean.- Negó un tanto avergonzado. En ese momento llegaron al balcón de las escaleras. Sam lo guio con facilidad hacia el piso inferior. Comenzaron a bajar por las escaleras.

-Pero si todos lo saben, ¿Por qué yo no debo?.- Cuestionó con desconcierto.

-No es que no debas, tal vez...no sea conveniente.- Dean permaneció en silencio unos segundos, dándose cuenta de que Sam seguía susurrando.

-Dices cosas extrañas.- Reiteró en voz alta.- Si un alfa fuera a hacerme daño, tendría otro que me defendiera.

-Ese es el punto de nuestro padre.- Dean desvió su mirada hacia él, inquieto. Sam parecía feliz por que él hubiera dado en el clavo.

-No, Sam.- Negó rotundamente. Se detuvo sobre un escalón y para cuando Sam lo imitó dos escalones más abajo, lo que lo puso a su misma altura, sus brazos quedaron suspendido en el aire.- Me refería a alguien...- Titubeó.- desechable.

-¿Qué dices?.- Dudó, claramente confundido. Su frente se arrugó y sus ojos brillaron con curiosidad. Su tono de voz había vuelto a la normalidad.

-No te pediría que pelearas por mí.- Sentenció.- mucho menos ahora. No cuando aún debe dolerte.- Pasó su mirada por el brazo herido de Sam, quien hizo un gesto contrariado. La luz del vestíbulo iluminaba el rostro preocupado del omega.

-Tienes muy poca fe en mí. Peleé contra Azazel, dame algo de crédito.- Dean hizo una cara sarcástica.- Además, papá jamás contrataría a un alfa desconocido para protegerte. Eso es absurdo.- Negó y su cabello rubio se alborotó un poco.

Comenzaron a caminar nuevamente, pero Dean permaneció pensativo por unos segundos. Se sujetó con mayor fuerza al brazo de Sam y se abstuvo de decirle "no me refería a eso", porque seguramente lo preocuparía.

Dean estaba consciente de que siempre habría alguien dispuesto a defenderlo, esa es la ventaja de su biología, y lo más interesante e inquietante sobre ello es que ni siquiera Dean tendría que pedírselo a nadie. Solo...sucedería.

Continuaron bajando en quietud hasta que llegaron al pie de las escaleras. Dean se dio cuenta del fuerte amarre que tenía sobre el antebrazo de Sam, pero poco le importó si eso molestaba a su hermano. Sam carraspeó, a lo que Dean alzó la mirada y observó la gruesa manzana de Adán de Sam moverse. Había tragado saliva. Por un momento temió que Sam le reprendiera.

-Yo...- Dijo, con voz áspera.- Quería hacerte una pregunta un tanto....íntima.- Dean observó el titubeo en sus ojos claros a la luz del vestíbulo.

-Adelante.- Respondió Dean, seguro de que no era nada, pero a Sam le tomó un momento retomar el diálogo. Entonces ingresaron por un pasillo hacia la parte Este de la mansión. Dean mantuvo la mirada en el suelo durante la espera.

-Es sobre Azazel.- Aseguró Sam, de pronto con convicción. Su voz fue firme pero suave.- Tu mencionaste tu disposición a unirte a él.- Sam suspiró con algo de brusquedad y los dedos de su mano, cuyo brazo Dean sostenía, se cerraron en un puño.- A entregarte, más precisamente.- Dean notó su cambio de humor y como el cuerpo de su hermano se tensaba a su lado. Inconscientemente, alargó su otra mano y acarició el puño de Sam con el dorso. Los largos dedos de su mano se aflojaron casi enseguida y Sam mostró un rostro más calmo.

Sam había analizado las palabras de Dean de esa noche y ello le decían que su hermano no había experimentado una relación íntima con el alfa, lo que lo aliviaba de sobremanera, pero aún así....

-Quisiera no hablar de Azazel.- Susurró, evitando su mirada.

-Claro, claro.- Concordó comprensivamente.- Es solo que hay algo que quisiéramos aclarar una cuestión, ¿sabes?, no es pertinente mencionar a la ligera lo que me dijiste en el bosque, algunos podrían tomarlo de mal gusto.

-¿Por qué crees que lo diría tan deliberadamente a cualquiera?. Te lo dije a ti.- Sam asintió.

-Lo sé.- Después de eso, Sam titubeó y en consecuencia Dean le dirigió una mirada interrogativa.- Hay otra cosa, pero no es necesario que respondas, no ahora. 

Para entonces Dean se percató de que ambos se habían detenido a mitad del pasillo. Dean había tomado una posición frente a Sam, casi soltando su brazo. Sus dedos se aferraron a las prendas del traje.

-Es sobre tu intimidad con Azazel.- Reveló, por poco tropezando con sus propias palabras. Dean parpadeó, con los ojos puestos en los de su hermano.

¿En serio iba a preguntarle si intimó con Azazel?

-No voy a responder eso.- Sentenció Dean secamente, volviéndose nuevamente hacia el pasillo, no obstante, captó un aroma familiar antes de que la voz de su madre se alzara por el pasillo, lo que evitó que diera el primer paso y se alejara de Sam. Dirigió la mirada hacia Mary Winchester a solo unos cuantos pasos, quien aparentemente acababa de encontrarse con ellos saliendo de un pasillo cercano pero se mantuvo apartada mientras escuchaba la conversación. Dean estaba seguro de que Sam sabía con antelación de su presencia, por ello se atrevió a preguntar. Esto debía ser una conspiración.

-No tendrás opción.- Dijo ella firmemente. Dean saboreó su aroma con discreción mientras ella se acercaba lo suficiente para que sus manos llegaran a tocarse. 

Dean no entendía porque el asunto era tan importante, tanto para tener que hablarlo a mitad de un pasillo. Los candelabros de las largas y altas paredes iluminaban los rubios rizos de Mary, resaltando sus ojos brillantes.

-No lo entiendo.- Confesó Dean, admirando la belleza de su madre. Mary suspiró, observando por su parte la belleza de Dean y encantada por la dulce y tierna mueca de desconcierto del omega. Los ropajes le quedaban perfecto.

-Yo sé que no, pero lo harás.

 


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