-Necesito que te alistes, iremos a la compañía eléctrica más importante de la ciudad, y necesito a mi mejor arquitecto preparado, para lo que solicitan- Una mujer de cabellos rubios claros, atados en una coleta alta, ojos color celestes, unas cejas bastante particulares en forma de punto y rojizas, una figura delgada, pero bien proporcionada, vistiendo un conjuntó de un pantalón azul marino, camisa blanca y un saco del mismo tono que la prenda de abajo, dejando ver su porte de principal directiva de aquella empresa, dedicada a arquitectura y diseño de interiores.
-Sí, ya tengo los planos que solicitaron, además de varias adaptaciones que me tome la libertad de hacer- Quien le dice esto, un joven de cabellos lilas, largos atados en una coleta baja, ojos verdes brillantes, igual que la mujer rubia las cejas de un tono rosa oscuro, sonrisa encantadora, vistiendo de manera elegante, pantalones claros, con una camisa blanca y una corbata roja.
Podría decirse que no combina para nada, pero gusta de ese color, siendo algo distintivo y heredado por gusto.
Joven torpe, pero uno de los mejores a corta edad y eso se lo admira su jefa.
Ambos estando a punto de ir a una reunión que daría mayor prestigio a su empresa con un trato muy jugoso.
Lo que el joven no sabe es que en esa empresa, cambiara su vida de una manera abrupta.
---Compañía eléctrica---
-¿Está todo listo?- Un hombre joven de cabellos rubios, largos, sueltos, con unos ojos azules, un Bindi rojo en su frente, denominando su ascendencia que actualmente no le interesa recordar, un traje de color negro en su totalidad, salvo por la camisa y su corbata color azul.
Dirigía la mirada a su mano derecha y posiblemente el único amigo que lo podía aguantar.
-Sí, está todo listo- Sus cabellos cortos castaños, algo alborotados, ojos color verde, un traje verde oscuro completó, alegre como siempre, revisando algunos papeles. –Sabes, te está buscando tu amigo del otro día- Sonrió, burlándose del rubio.
Suspiro cansado –Dile que se pierda, no tengo tiempo de estar soportando a un imbécil así-
-Sí, sí, ya le digo- Cruzado de brazos, mirando bastante condescendiente –Pienso que algún día el que seas tan… “Sociable” con muchos Omegas, te causara problemas-
-Ocúpate de tu trabajo y yo de mi vida privada- Le contestó tajantemente, arrojando una carpeta a la mesa y cerrando sus ojos.
Negó con su cabeza, sentándose en el sofá mirando a su amigo y jefe –Shaka, me ocupo de mi trabajo todos los días, pero tú “Vida privada” a veces causa problemas-
-¿Alguna vez te callas?- Sus zafiros se fijaron con molestia al otro.
-No, y ya llegas tarde a la reunión con la agencia que querías ver- Se levantó, caminando directamente a la puerta, para esperar al rubio –Cuando quieras tu real majestad- De nuevo los chistes burlescos, por la condición de jefe del otro.
El rubio se levantó, guardando su celular en el bolso de su saco, para dirigirse a la salida, no sin antes fulminar al otro con la mirada, casi mostrándole los dientes, por obvias razones de su condición Alfa
-Por cierto, ¿Puedo salir temprano hoy?- Camino a la par del otro –Quiero ver lo antes posible a mi amada esposa- Sonrió todo ilusionado, parecía que sus ojos muestran corazones –Tiene ya cinco meses de embarazo y pronto…-
-Aioria, cállate…- Se tocó la cabeza, bastante irritado.
-De nuevo con “Resaca” de una noche desenfrenada- Negó con su cabeza, cerrando sus ojos y suspirando.
-¡¡¡CÁLLATE!!!- Esta vez su voz grave se intensifico.
-Sabes que conmigo no funciona- Sonrió triunfante –Soy alfa como tú, amigo-.
---En la sala de conferencias---
-¿Tienes todo listo, verdad?- La mujer rubia lo volvió a cuestionar.
-Sí, lo tengo todo- Su rostro preocupado delata los nervios.
-Entonces cálmate, relájate un momento y respira- Ella solo sonrió, mirando como las piernas del pelilila se movían.
-No puedo hacerlo… Es la primera vez que… Estoy en una reunión así y… No quiero dejarla en ridículo- Bajo la mirada, apretando sus manos sobre su regazo.
-Mu, no me vas a avergonzar, tranquilízate- Le dedica una sonrisa casi maternal, para que el menor entendiera.
-Pero… ¿Y si los planos no les gustan? O ¿Quieren cambiarlos?- Se levantó para revisarlos de nuevo –Tal vez… Debí mejorar el diseño del nuevo edificio, con más luz- Extendió el plano sobre la mesa delante, para darle una última revisión.
-Mu, cálmate por favor… Que eso no es para nada necesario- Ella intento detenerlo, pues lo que había realizado es un trabajo excelente, ella misma había supervisado todo y no debería arruinarlo.
-Señora Yuzuriha… Creo que sería mejor si…- El intento borrar algunas líneas, pero la mano de la Alfa lo detuvo en seco.
Pero en ese justo momento, la puerta de aquella sala se abrió, dejando ver a dos hombres.
Ambas partes se quedaron en silencio, mirándose entre sí, sobre todo a los que venían de la empresa dedicada a la arquitectura y diseño.
-Buenas tardes- Rápidamente saludo Aioria.
-Buenas tardes- De inmediato se levantó la joven mujer, para arreglar su traje y presentarse ante los dos –Yuzuriha Grulla, principal directiva de la empresa Arc, un gusto conocerlos-
-Yo soy Aioria Leo, el sub directivo y mano derecha de…- Señala al rubio –Shaka Virgo, dueño de esta compañía y quien solicito sus servicios-
-Mucho gusto señor Shaka- Extendió su mano, para saludar.
Pero no obtuvo respuesta de vuelta.
Pues Shaka se encuentra mirando al joven pelilila que estando tan avergonzado no se había atrevido a levantar la mirada, guardando de nuevo el plano.
Había hecho lo que más temía avergonzar a esa mujer que admira.
-Perdónelo, es algo distrito a veces- Aioria tomo la mano de Yuzuriha, para estrecharla en nombre del rubio, que no entendía por que se comporta así.
De manera discreta, le doy un codazo para hacerlo reaccionar y cosa que si resulto.
-Disculpé, estoy algo distraído el día de hoy- Tomo la mano de la rubia, para saludarla como se debía, pero su mirada aún continuaba sobre el joven de detrás.
-No se preocupe, me pasa seguido- Cuando termino ese saludo entre los altos mando, ella presento a su subordinado –Él es Mu Aries, uno de mis mejores arquitectos y quién diseño el hermoso plano que le presentaremos a continuación-
-Buenas tardes y mucho gusto señores- El pelilila seguía con la mirada baja, pero fue obligado de manera consciente a levantar el rostro y estrechar la mano con el rubio.
Si tan solo se hubiera quedado con sus esmeraldas abajo, esos zafiros no lo habrían hipnotizado de por vida.