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Sunflower por rkivexxxv

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Lazos

El soundtrack de una película de acción se escuchaba al fondo, las luces eran tenues y decir que estaban poniendo atención a los disparos, los diálogos y a la banda sonora sería una vil mentira. La lluvia caía moderadamente desde hacía un par de horas y la temperatura había descendido, por lo que Naruto se estremecía cada vez que Sasuke deslizaba la punta de su fría nariz por su cuello o cuando su mano, igualmente helada, se colaba sutilmente por debajo de su camisa.

Sasuke hacía movimientos suaves sobre los labios de Naruto mientras acariciaba su espalda, esparcía besos húmedos por su mejilla y se entretenía por un rato en su cuello para así nuevamente regresar al lugar donde comenzó.

—Espera—susurró Naruto sobre los labios de Sasuke, sonreía como si estuviera aguantando una carcajada—. Me haces cosquillas... y tus manos están frías—dijo, mientras pasaba sus dedos a través de los cabellos negros.

—En ese caso—murmuró cerca de su oreja—, deberías ayudarme a calentarme un poco—una vez más, sus manos se metieron debajo de su camisa, y Naruto no pudo evitar retorcerse sobre él mientras se reía descontroladamente. 

Sasuke se sentía pleno y tranquilo consigo mismo, por primera vez en mucho tiempo, estaba feliz por el lugar en donde estaba, por las cosas que hacía y por estar junto a la persona que se encontraba sobre su regazo ahora mismo. Y, sin embargo, aun cuando creía que nada ni nadie podría interrumpir su momento, justo cuando estaba a punto de besar nuevamente a Naruto, un par de golpes se escucharon. 

El rubio le sonrió dulcemente y colocó sus manos sobre sus hombros—. Ya vuelvo—él se levantó.

Sasuke suspiró descontento al ver que el universo interrumpía su sesión de besos, su increíble sesión de besos. 

Escuchó que el pestillo se deslizaba y el rechinar de la puerta al abrirse, pero lo que no esperaba era el grito emocionado de Naruto y quién sea que estuviera al otro lado.

—¡Gaara!

—Hola Naruto.

Sasuke giró curioso y frunció el ceño, un pelirrojo abrazaba con confianza a su novio. Su frente se arrugó con preocupación porque sabía lo que todo eso significaba. Fue así que prefirió escuchar desde lejos y no entrometerse, era claro que Gaara era un viejo conocido de Naruto; la sorpresa en su tono de voz indicaba el tiempo en el que no se habían visto, y Sasuke prefería quedarse en donde estaba porque los reencuentros le parecían incómodos, más cuando él no tenía ningún tipo de relación con todas las partes involucradas.

Se acomodó nuevamente en el sofá y cerró los ojos, esperando ansiosamente a que Naruto terminara rápido con los protocolos de saludo y esas cosas que no entendía del todo bien.

De esa forma él volvería más rápido a sus brazos.

—¿Qué haces aquí?—escuchó al rubio decir en una mezcla de alegría y sorpresa—. ¡Oh, es cierto!—exclamó a los segundos, como si estuviera recordando algo o más bien a alguien.

—La abuela Chiyo—dijeron ambos.

Sasuke, sin poder evitarlo, abrió los ojos con la incredulidad recorriendo su sangre. Eso explicaría por qué tenía la impresión de que Naruto y la demente Chiyo se conocían desde hacía tiempo. Aunque eso no tiene nada que ver con su exasperación. 

—De hecho—dijo Gaara, haciendo que Sasuke rodara los ojos, porque sabía que con eso había dado pie a la razón por la que se atrevió a interrumpir—. Ella fue la que insistió en que viniera a saludarte.

Sasuke repetía una y otra vez date prisa en su mente, quería a Naruto de regreso con él.

—Sólo estaré aquí un par de días, y ella me pidió que te invitara a cenar.

Bueno, eso ya escalaba otro nivel de frustración.

—¿Cena?—él estaba sorprendido—. ¿Quieres decir con la abuela, los tres?

Sasuke curvó los labios hacia arriba, Naruto era adorable.

—Sí... la abuela Chiyo quiere que sea como en los viejos tiempos, antes que me vaya.

Era un Home Run para Uchiha Sasuke, los gritos enloquecidos de una multitud imaginaria se escuchaban sólo para él. Naruto no declinó la invitación como era de esperarse y agradecido aceptó ir a la cena con la vecina loca de enfrente. Entonces celebró internamente cuando Gaara por fin empezó a despedirse y suspiró más calmado cuando escuchó la puerta cerrarse otra vez.

Él se acercó nuevamente y se dejó caer a su lado en el sofá. Le subió volumen a la televisión, pero a estas alturas ya no tenía caso hacerlo, no cuando los créditos de la película salían uno detrás del otro. 

—¿Quién es Gaara?—Sasuke no era del tipo chismoso, sino más bien curioso, eso era muy diferente. 

—Estudiábamos juntos en la universidad de Tokio—respondió, pero Naruto entendía el corto silencio que vino después de su pequeña explicación—. Pero él no estaba en medicina veterinaria, él atiende personas.

Genial, pensó Sasuke para nada honesto. 

—¿Es por ello que te llevas bien con la vieja Chiyo?

Naruto le dio una mirada asombrada.

—Los vi un par de veces conversar, mientras sacaba la basura. 

—Gaara y yo solíamos comer juntos en su casa, pero ella decidió regresar aquí porque es más tranquilo que la ciudad—y sonrió, encogiéndose de hombros—. Ella fue quien me dijo que el departamento de al lado estaba vacío.

Doblemente genial, pensó de nuevo, pero esta vez era agradecido. Sasuke atrajo el cálido cuerpo de Naruto a su lado y lo abrazó contra su pecho. 

—Tal vez deba darle las gracias.

—¿Qué? ¿Por qué le darías las gracias?

—Porque estás aquí a mi lado—dijo como si nada. 

Naruto sintió el calor subir por su rostro, era inaudito e injusto. El Sasuke de hace unos meses era tan distante al que tenía a su lado, rodeándolo con sus brazos y diciendo cosas que nunca imaginó en un principio. Si remontaba un poco al pasado, Sasuke sólo decía lo estrictamente necesario y la mayoría del tiempo evitaba mantener una conversación más allá de cinco intercambios de mensajes —cosa que seguía pasando, excepto que con Naruto no era así—, y si él había influido un poco en ese cambio, estaba feliz de ver una nueva parte de su antiguamente huraño vecino. 

—Entonces, también debería agradecerle—Naruto se separó un poco para verlo. 

—¿Y tú por qué?—estaba realmente curioso. 

—Porque estás aquí a mi lado.

Sasuke sonrió, ahora le resultaba más fácil hacerlo, pero sólo era Naruto quien provocaba lo suficiente en él como para querer hacerlo. 

—Oye, no te robes mis frases. 

Sus miradas conectaron y así fue hasta que Naruto recostó su cabeza sobre el hombro de Sasuke, buscando tomar sus manos entre las suyas.

—¿Te quedas esta noche?

Él sólo asintió mientras cerraba los ojos cómodamente. Sasuke pensaba lo increíble que era que alguien fuera capaz de brindar tanta calma, el hecho de estar así... sólo en silencio, la ansiedad y los problemas se volvían pequeños. Las palabras, las acciones y el amor era tan puro, que todo se convertía en aquello que tanto necesitaba. Paz. 

 


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