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Sunflower por rkivexxxv

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Dulce Hogar                                        

El ambiente era cálido, no del tipo de bienvenida que esperarías de una familia desconocida. Estaba esa sensación hogareña que incluso llegó a sentir cuando era un niño. O algo así recordaba mientras dos hombres se acercaban hasta a ellos con un aura de completa amabilidad, lo que le pareció extraño en un principio; pero no le dio tiempo de analizar el sentimiento en cuanto su rubio vecino se paró junto a él.

—Te presento a mi padre, Iruka—Naruto señaló al hombre de coleta, una amigable sonrisa de ojos cerrados le mostró.

Sasuke asintió a su dirección, porque en realidad no sabía muy bien cómo actuar ante estas situaciones.

—Y Kakashi... mi otro papá—el rubiecito sonrió hacia la otra voz que había escuchado con anterioridad y la razón por la que ahora estaba allí.

Como había imaginado, era un poco más alto; tenía un curioso cabello gris y una sonrisa igual de amable que Iruka. Sasuke se sorprendió, pero su perfecto rostro no lo dejó entrever.

—Mucho gusto—el pelinegro inclinó la cabeza un poco y por un momento se preocupó por la falta de ánimo en su voz, aunque, a decir verdad, era la primera vez que se sentía inseguro sobre eso.

—Sasuke es mi vecino, es un poco tímido así que no sean tan... ustedes—hubo un tono de advertencia.

Una pequeña carcajada se escuchó por parte de su primer padre—. No te preocupes Sasuke, acompáñanos a la mesa.

Olía terriblemente delicioso; gyoza, onigiri, tamagoyaki y un poco de ramen casero... cómo no. Sabía perfectamente que Naruto no era el dueño de la creación ante sus ojos, sospechó severamente que la visita de sus padres era la única razón por la que a veces podía dignarse a comer decentemente.

—¿Cómo es que te llamas? ¿Sasu...?—Kakashi le miraba indagador.

—Sasuke—dedujo de inmediato a dónde quería llegar—. Sasuke Uchiha.

Naruto le miró sopesando—. Nunca me dijiste tu apellido.

—Nunca me lo preguntaste.

Naruto sacó la lengua cuál niño pequeño y él sólo pudo observarle entretenido.

Pero el silencio de parte de los adultos le hizo temer por un momento que la mención de su apellido arruinara el ambiente, o que causara un interés más allá del normal como muchas otras veces le tocó vivir. Naruto fue perspicaz, se dio cuenta del ligero cambio que se dejó ver en el rostro de Sasuke y no quiso comentar nada al respecto. Incluso Kakashi, que había hecho la pregunta, asintió sin decir algo más porque había notado la mirada preocupada que su hijo le daba al hombre que vivía a un lado de él.

—Es un gusto tenerte por aquí, Sasuke—dijo, notando de inmediato cómo la tranquilidad regresaba a su cuerpo—. ¿A qué te dedicas?—el cambio de tema hizo que Sasuke se sintiera un poco más cómodo.

—Trabajo en el banco, soy cobrador de tarjetas—probó el primer bocado y se obligó a no exclamar alguna palabra que resultara vulgar, estaba delicioso.

—Ohhh, el que está a unas cuantas horas de aquí y que tiene fama por tener un pésimo servicio—Iruka comentó.

—Ese mismo—Sasuke sonrió.

Es verdad que su lugar de trabajo no tenía muy buena reputación, pero no es como si eso resultara de alguna forma perjudicial para ellos. De hecho, había suficientes clientes como para que el pequeño banco subsistiera en el pueblo. Y la verdad es que mejoraron su servicio en los últimos meses después de que la empresa matriz hiciera una reestructuración de la planta administrativa.

—Naruto nos dijo que lo ayudaste a rescatar un ave—Iruka comentó interesado.

Sasuke se giró a verlo y una sonrisa apenada lo recibió. No tenía idea de que Naruto tuviera ese tipo de relación con sus padres... bueno, la confianza necesaria como para contarle algo que, en su opinión, parecía bastante normal; algo que no se menciona porque no es del todo interesante.

—Uhm—estaba nervioso—, no fue gran cosa. Él hizo todo el trabajo.

—No seas tonto—Naruto le miró risueño—. Sin tu ayuda no hubiera podido hacer el resto.

Iruka los miró detenidamente—. ¿Desde hace cuánto se conocen?—curioso preguntó.

—Desde el primer día que llegué al edificio—con simpleza respondió mientras probaba su miso.

Kakashi asintió con una sonrisa mientras escuchaba a Naruto relatar el cómo había conocido a Sasuke, quien a veces observaba a su hijo con cuidado, corrigiendo de vez en cuando los hechos de la historia. Sasuke Uchiha lucía como un buen hombre, y aunque su apellido le resultara bastante conocido, él no parecía complacido ni mucho menos a gusto en querer hablar sobre ello.

Por otra parte, Sasuke parecía estar divirtiéndose. Estaba cómodo y no se sentía bajo la presión social, los padres de Naruto eran geniales y Kakashi había sido muy amable en invitarlo, aunque aún no sabía muy bien por qué. Así fue durante toda la cena y a lo largo de la noche; historias graciosas sobre Naruto traídas especialmente por Iruka, era como si tuviera un repertorio completo de anécdotas vergonzosas para contar. Sin mencionar el entusiasmo de Kakashi en molestar al rubiecito, haciéndolo enrojecer por la pena.

Sasuke no podía decir que el ambiente tan cálido y familiar era igual a cuando era niño, pero por un momento deseó que su familia fuera de esa misma forma, despreocupada y amorosa. En cuanto la cena y la plática llegaron a su fin, los padres de Naruto se despidieron dejando esa sensación de tranquilad y de felicidad; eso le sorprendió al pelinegro, porque rápidamente cayó en cuenta lo mucho que estaba acostumbrándose a su compañía.

Naruto y Sasuke recogían la mesa en un agradable silencio, aunque eso no duró mucho. Escuchó el largo suspiro que el rubio lanzó, y una mueca intranquila se pintaba en su rostro. Se miraba inquieto y más preguntón que nunca.

—¿Qué?

—¿En serio pensaste que yo era un pervertido que espiaba a todos?—Naruto le miró consternado.

Sasuke sonrió con burla—. ¿Qué más podía pensar?—llevó algunos platos al lavavajillas—. Estabas husmeando bajo mi puerta y nunca te había visto por el edificio.

El rubio abultó los labios y arrugó el entrecejo. Bien, Sasuke tenía un punto a su favor, no había sido la mejor presentación. Lo que Naruto no sabía, a pesar de haber parecido el mayor pervertido del mundo, es que no era ni por asomo la verdadera primera impresión que Uchiha tenía de él.

—¿Pero por qué te enojas?—Sasuke se colocó a su lado para ayudarle a fregar los platos—. Tú le dijiste a tus padres que yo parecía un inadaptado social con problemas para hablar.

Naruto resopló.

—¿Me ves enojado?—preguntó.

—... No.

—Ves, entonces-

—¡Pero parecía tan difícil hablar contigo, de veras!—lo interrumpió, con las mejillas sonrojadas mientras se quejaba de él.

Sasuke le miró en silencio, como si estuviera tratando de procesar la nueva información que había recibido. No entendía muy bien, pero al cabo de unos segundos una pequeña carcajada que pronto se hacía cada vez más ruidosa resonó por todo el lugar. Naruto no podía creer lo que estaba escuchando, ¡él se estaba riendo!

Si su madre o sus compañeros de trabajo le viesen ahora mismo se alejarían de él sin dudarlo ni un segundo, era más que inusual; más que extraño. Sasuke no podía si quiera recordar la última vez que había reído frente a alguien, ni cuando estaba solo.

Escuchar a Naruto regañándolo por una cosa tan simple mientras inflaba las mejillas le parecía divertido y hasta tierno. Creyó todo ese tiempo que había parecido un imbécil frente a él, y a pesar de eso; a pesar de que incluso prometió conocerlo más, no había pensado en la fuerza que tenían sus palabras hasta ahora.

Al notar los ojos de Naruto sobre él con un rostro apacible, carraspeó y se calmó.

—No te rías de mí, tonto—bajó la mirada avergonzado y tomó uno de los platos para enjabonarlo—. Deberías hacer eso más seguido, te ves menos gruñón.

Naruto era torpe, ingenuo y la mayor parte del tiempo un distraído de primera. Y ahora mismo, todo ese extraño dinamismo que tuvieron desde el principio se sentía diferente. Algo en Sasuke, sabía que era diferente a las otras veces en las que habían estado juntos.

 


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