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Isaac De Kraken por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del capitulo:

Bueno mis terrones de azúcar, este es el ultimo capitulo del día de hoy, esperen para el próximo sábado para tener otras actualizaciones para al fin terminar los terrones a los que les debo aun regalos de Febrero, pero... Con eso y ya terminarlos significara algo mas... Pero no diré mucho aun.

Solo disfruten el regalo de nuestro buen Isaac de Kraken, aunque su cumple ya paso, lo celebramos aun así.

Sin mas, pasen, lean y dejen sus comentarios. 

-Isaac, no tardes mucho en bajar, que los invitados llegaran pronto-

-Si papá, solo quiero dejar algunas cosas en el ático- Un joven hombre de cabellos verdes claro y cortos, cuerpo delgado, pero acético, alto, con prendas algo formales, un pantalón de vestir, y una camisa oscura, habla fuerte para ser escuchado por otro de cabellos aguamarinos, que se nota un poco mayor a él, yace al pie de las escaleras.

-Bien, es bueno tener a mis dos hijos de vuelta en casa- Habla esto suave, mientras lanza un suspiro tranquilo -Iré a ayudar a tu padre con la cena-

-Oh, ¿Prepararán la sopa de tomates que tanto me gusta?- Pregunta algo curioso el joven que está dejando unas cajas en aquel lugar que está destinado a guardar cosas que ya no se usan tanto.

Y cabe mencionar que no está completamente sucio aquel ático.

Se nota que su papá lo ordena al menos una vez al mes, y aunque no abra todo lo que ahí en las cajas fuera de sus pertenencias y la su amado esposo, no deja que los animales rastreros se críen allí.

-Tu padre, ha hecho todos tus platillos preferidos desde que supo que vendrías por tus vacaciones de trabajo- Esos ojos violetas sólo brillan de ilusión, ante las palabras de su hijo mayor, para negar con la cabeza -Te esperaremos abajo, llegaran a las ocho-

-No te preocupes papá, solo término de dejar algunas cosas aquí y bajo-

No escucho respuesta pues su progenitor se ha ya retirado dándole un poco de privacidad, para lo que necesita hacer.

Este joven hombre de veinticinco años, ha vuelto después de estar fuera de su ciudad por más de siete años…

Estudio la universidad fuera, en sus vacaciones decidió quedarse en aquella metrópolis mucho más grande que su tierra natal, por las oportunidades que habían, por ende sus padres preferían visitarlo…

Entendían que así serían las cosas de ahora en más, es el destino que los hijos se aparten de los padres de esta forma al crecer, y deseen independizarse.

Al principio fue algo que no les cayó en gracia, pero… Al final lo aceptaron, le costó más a su papá hacerlo, pero entendió que era lo mejor para su primogénito y bueno, el menor aún sigue viviendo con ellos, pues la carrera que deseo estudiar, se encuentra disponible en la ciudad y este no tiene planes de irse de su hermosa ciudad.

Cada persona es diferente, un mundo en sí.

No negara que extrañaba su hogar, su familia, sus amigos y conocidos, pero debía ser así la vida… Entender que su destino no estaba del todo allí.

-Vaya, creo que esta ropa la puedo dejar aquí por mientras, después la iré a donar… Y los libros que ya leí… Los pondré acá- Intentaba entender la organización de este lugar, es una suerte que la luz este en buenas condiciones y que se puedan ver etiquetas de que contiene cada caja, y así no confundir y poner sus objetos en un mal lugar.

O en su defecto, derribar algunas otras cajas.

Sino, su papá lo pondrá a reorganizar todo, y a eso no se puede negar.

Sin embargo el destino, las casualidades, situaciones externas que uno no maneja del todo… Nos pueden jugar mucho en contra…

Pues aunque el de cabellos verdes claro, esta teniendo extremo cuidado en todo momento, por alguna razón, no vio unas cajas que se encontraban a su diestra, y con el movimiento de sus manos y el paquete que lleva, logró golpear suavemente la de abajo de estas y tirarlas al suelo.

Provocando que el contenido de estas se caigan estrepitosamente.

Logrando sobresaltarlo un poco y luego maldecir en voz baja su pésima suerte en esto.

-Demonios… Que idiota soy- Niega con la cabeza no quería verse sucio o sudar por quedarse allí más de unos diez minutos en donde dejaba algunas pertenencias, baja del ático y se reunía con sus viejos amigos, pero ahora debía recoger todo lo que cayó de aquella caja.

La otra, gracias a todos los cielos, no se abrió así…

Sin pensarlo más, deja rápidamente aquellos libros viejos en el suelo, para levantar las que yacían abajo.

Primero la que aún tenía todo intacto…

Dejarla en su lugar, apenas si inclinándose para no ensuciarse la ropa…

Pero para la segunda si que debía ponerse de rodilla y buscar bien, ya que… Muchos pequeños objetos salieron de esta.

Pará esto, no tardó mucho en percatarse que estos eran cosas que le pertenecieron de más joven, reconociendo algunos al verlos detenidamente.

-¿Aún conservan estas cosas?- Le da risa, pues esto era de cuando su edad aún marcaba para estar en la secundaria…

-Estos cómics, mi padre me los regalo en aquella convención a la que fuimos…- Los mira detenidamente, apreciando los detalles de aquellos librillos.

-Estas cartas- Mira un mazo que al moverlo tiene diferentes formas y colores -Hyoga disfrutaba tanto jugar con esto y papá, siempre hacia equipo con él y nos derrotaban a padre y a mi- Admira esos objetos peculiares, y divertidos, que le recuerdan a su adolescencia, a cuando la vida si era mucho más simple en algunos aspectos, y en otros no…

Pero que no cambiaría sus recuerdos por nada en este mundo.

Sonríe entre memorias, guardando los objetos que toca con sus manos y así dejar todo en orden.

Se da cuenta que todo resultó mucho ama rápido de lo que creía, pues sus viejas pertenecías ya estaban todas guardadas a su parecer, hasta que dé repente, divisa algo que brilla por debajo de un mueble de madera que tiene guardados algunos viejos videojuegos que no se han jugado en años… Le parece curioso, pues en lo que él respecta jamás había tenido algo así de brillante…

Pero imagina que debía ser de su caja…

Se arrodilla ante aquel mueble con algunos estantes llenos de antiguos videojuegos y una que otra consola, estira su brazo debajo de este, para alcanzar aquella cosa que llama su atención.

Esta algo lejos, pero aunque deba terminar con tierra en sus pantalones y algunos raspones en su brazo por no fijarse bien, lo obtiene.

-Ja, te tengo…- Sonríe animado, para impulsarse en sacar su brazo de debajo de este mueble y así mirar lo que tanto brilla.

Sus ojos verdes tan luminosos, se impresionan al tener aquella diminuta cosa entre sus dedos, que a comparación con sus manos es algo que no podría ser de un adolecente, pero si… De un niño.

-Esto…- Entre cierra sus ojos, admirando el pequeño objeto, que consiste en un círculo en la base, de un tono dorado y una piedra de fantasía color azul como las olas del mar -¿Un anillo?-

Se levanta del suelo, para internamente preguntarse ¿De dónde ha venido?

Pues no recuerda haberlo tenido nunca en su posesión, se le hace tan curioso esta cosa entre sus objetos de cuando iba a la secundaria…

Su memoria intenta recordar cuando vio por primera vez esa cosita, pero nada…

O eso creía, hasta que a su mente algo llegó tan repente como el caer de esas cajas.

-Azul… Como el mar, ja, ja, ja, parece un tipo de cielo diurno… Y muy…- Aquella comparación lo hizo reaccionar rápidamente, teniendo en su mente algo que no creía que le daría importancia a estas alturas.

Es más… Creía que se quedaría así… Siempre sepultado en su mente, pues eso que sucedió no era algo que estuviera bien de su parte, pero si adorable si venia de un infante.

-Kiki…- Su semblante sorprendió, por que pudiera recordar el momento exacto de este anillo al tenerlo…

Creyendo que ya jamás lo pensaría.

Cuando antes no le dio importancia alguna…

No por que despreciara al pequeño que le obsequio aquello, si no… Por que en sí, no eran muy cercano, si se conocían, alguna vez llegaron él y su hermano menor Hyoga a jugar y cuidar al niño, pero… Isaac no era tan cercano a esté pequeñín…

Más le sorprendió el porqué le dio ese anillo…

Y más cuando empezó a sentir cosas que no debía… Y menos por alguien que siempre ha sido un niño ante sus ojos…

Lanza un suspiro, cierra sus ojos, dejando el objeto en la caja, pero quedándose allí parado por un rato más.

El recuerdo se viene de inmediato… Todo tan repentino y extraño como surgió.

---Flash Back---

Fue en su cumpleaños número trece…

Sus padres organizaron una pequeña fiesta, invitando los amigos más cercanos del peli verde, familiares, y claro que amigos cercanos de la misma…

Isaac, disfruto mucho aquella celebración, pues estuvieron presente todas las personas que él siempre ha amado, apreciado y respetado, comió lo que más le gustaba, su pastel de helado.

Sin duda se podría decir que siempre ha sido alguien consentido por sus padres en todo lo que pudieron y por eso siempre les estará agradecido…

Platico con sus amigos, jugó videojuegos, fue abrazado tantas veces por sus abuelos de ambos lados, por sus padres, hermanito, y demás amigos…

Recibió regalos que le gustaron tanto, que incluso algunos aún tienen en su habitación de esa casa…

Pero en un momento dando… Algo fue lo que le pareció lo más adorable en toda su fiesta.

Ese niño de cabellos rojizos, el más pequeño de aquel grupo de los hijos de los amigos de sus padres, se acercó bastante tímido, cuando él peliverde estaba sólo, bebiendo un poco de refresco.

Fue cuando se armo de valor…

Y sonrojado, con su cuerpo temblando, y la mirada baja.

Estiró sus bracitos, llevando entre sus manitas una pequeña caja, de color verde claro, con plata y un moño azul.

-Fe… Feliz… Cumpleaños…- Su voz temblorosa, intentando calmarse para dar aquel presente, a alguien que es siete años mayor.

Pará el adolescente aquel niño siempre fue alguien que le inspira ternura y deseos de proteger, como de ser amable y cuidadoso.

-Oh, pequeño Kiki, muchas gracias- Dejando aquel vaso a un lado, para recibir el presente.

-Espero… Que te guste, yo… De verdad… Quiero que te Guste- Su rostro rojo y tímido, intenta enfrentarse a los ojos verde claro que posee el otro… Aunque le es difícil en si.

Mira los nervios del niño, siempre le pareció gracioso que se comportará así en su presencia, y si entendía que se trataba de alguna clase de enamoramiento… Se le miraba demasiado al pequeño pelirrojo.

-¿Puedo abrirlo?- Se pone a su nivel, pues obviamente trece años a seis ya es una diferencia tanto de altura como de madurez.

Asiente, apretando sus puños y mirando fijamente al otro, con unas mejillas sonrojadas.

Isaac, no sería malo o grosero con el niño, solamente que siempre le ha dejado en claro que es un pequeño a comparación de él, que la diferencia de edad es algo importante que se debe tomar en cuenta.

Cuando abrió aquel objeto, estando en el patio trasero de su hogar, en donde se lleva acabo su fiesta, sus ojos pueden ver un anillo, de esos de fantasía que puedes ganarte en alguna máquina de gashapones o en algunos dulces viene de regalo.

Esto le llamó la atención, pero antes de decir algo…

El más joven le ganó la palabra, intentando no trabarse.

-Isaac, ¿Te casarías conmigo cuando ambos seamos adultos?- La propuesta, sale de repente, el niño de cejas curiosas, cierra sus ojitos, sus mejillas regordetas rojas como un tomate maduro intentando calmar su acelerado corazón.

-Kiki, eso… Sabes que…- Rápidamente el adolescente quiere que el niño no se haga ilusiones con una promesa, que puede no cumplirse.

-¡¡¡ESPÉRAME POR FAVOR…!!!- Sus ojitos suplicante se abren de repente dejando ver algunas pequeñas lágrimas en ellos, apretando fuertemente sus puños -Soy un Doncel tu no eres uno… Yo… Puedo casarme contigo cuando seamos los dos grandes… Prométeme… Que me esperaras… Por favor…- Las perlas saladas de Kiki salen sin permiso por el miedo de que el otro se enojo, lo regañe o niegue esa posibilidad…

Ya se notaba esto desde hace mucho tiempo atrás…

Que Kiki siempre prefería estar cerca del peli verde, como lo miraba y gustaba de acurrucarse cuando se quedaba dormido jugando con los mayores…

La cercanía era algo que todos miraban curiosos, pues ni con Shiryu su tío… Tenía esta conexión…

Un enamoramiento infantil…

Eso era lo que tenía el pequeño… Por eso sus lágrimas salían, poseía miedo de perder a alguien que ama, aunque sabe que no es correcto a esa edad.

En ese momento verlo llorar por esperar su respuesta, destroza al adolescente, que… Sonriente, y acariciándole la cabeza, muestra el anillo ante el niño.

-De acuerdo Kiki, te voy a esperar- Le intenta hacer sentir mejor… Provocando en el adolescente solo ternura genuina al ver su reacción.

-¡¡¡¿DE VERDAD?!!!- Sus ojitos azules se abren de par en par, su boquita muestra una sonrisa, y sus mejillas sonrojadas.

-Si- Asiente decidió -Pero, si llegaras a encontrar a alguien de tu edad que te guste, no te preocupes por esta promesa, podrás estar con esa persona y…- Intenta zafarse de algo que cree que al final el niño olvidara…

-¡¡¡NO!!!- Rápido habla alto y fuerte, sin importar que los demás lo puedan escuchar.

-¿Eh?- Sorprendiendo al peliverde.

-¡¡¡NO PIENSO ENAMORARME DE NADIE MÁS QUE NO SEAS TÚ!!! ¡¡¡TE QUIERO MUCHO ISAAC!!!- Una inocente confesión de un niño ilusionado por un amor tan repentino y hermoso que siente, dirigido hacia alguien mayor por siete años… Que si bien ahora mismo ya es visto como algo complicado de hablar…

Imaginarse lo que sucederá mientras vayan creciendo, cuando Isaac alcance la mayoría de edad y… El pequeño Kiki, siga siendo un niño en comparación.

---Fin Flash Back---

-Se veía muy decidido…- Ahora... El adulto Isaac, recuerda ese pequeño suceso… De un cumpleaños suyo, donde un niño se le declaró…

Su primera declaración de amor que ambos tuvieron…

Uno dándola y otro recibiéndola.

Le parecía aún gracioso y bastante curioso que tuviera que ver justamente ese anillo, pues después de aquel día, fueron menos los momentos que pudo pasar a lado de ese pequeño….

Ya que el padre de ese pelirrojo, al escuchar aquellas palabras si que se enojo y alejo a Kiki de Isaac, aunque no era culpa en si de ninguno…

Solo era un niño confesando sus sentimientos, y el otro solo recibió aquello con respeto y sin ninguna mala intención.

Sonríe al recordar aquello, pues se le hace aún tierno, y algo curioso al mismo tiempo… Pues la última vez que pudo verlo, fue una su despedida de esta ciudad, teniendo uno dieciocho y el otro once…

Kiki aún le pedía que se casaran, no olvidaba la promesa…

Sin más guarda el anillo en esa caja, por alguna razón su corazón late un poco acelerado, pero no le da mayor importancia…

-Espero que ya lo olvidara…- Sonríe, lanza un pequeño suspiro…

Pará dejar al fin la última caja bien ordenada y dejada en su lugar, mientras debe aun colocar en donde corresponde la de sus libros viejos, aunque ahora…

Una pequeña curiosidad por saber de ese niño se ha instalado en su cabeza.

-¿Cómo estará? ¿Se habrá olvidado de esa promesa?- Son preguntas que deja salir de su boca repentinamente, tomándolo por sorpresa, sobre todo una que cruzó su mente sin previo aviso.

-Ahora… Tiene dieciocho años… Significa que…-

Él mismo se sorprende por haber tenido en un microsegundo ese pensamiento, que debería estar a toda costa considerado una aberración… Pues aún con dieciocho años, él posee veinticinco, lo cual aún es mucha diferencia y siempre será así.

Su mirada puesta al frente, ante las cajas que ha dejado ordenadas…

Parpadea varias veces, como negando con su cabeza, intentando olvidar sus idioteces pensadas.

-Pero… ¿Qué demonios eso me importa?- No se ve a sí mismo, pero sus mejillas se han sonrojado, no quiere prestar atención pero su corazón se ha acelerado tanto.

¿Acaso algo curioso se deja ver en sentimientos ocultos?

---Planta baja---

Ya habían llegado algunos familiares, amigos de la familia, para celebrar que Isaac volvió después de estar mucho tiempo fuera… No sería para siempre este regreso, pero si por un tiempo, sólo lo que durarán sus vacaciones, para convivir con su familia y viejos amigos, en la ciudad donde nació y creció.

Aún faltaban personas por llegar…

Y justamente en ese instante, el timbre suena…

Atiende el padre de está familia…

Sonríe al abrir la puerta de entrada y ver rostros familiares que siempre han sido amigos cercanos.

Conoce muy bien a los dos adultos y desde luego al joven de cabellos rojizos, ojos azules, piel blanca y silueta delgada que se ha vestido lo mejor posible… Sin duda para impresionar a alguien que ha esperado por ver desde hace tanto tiempo.

Sus mejillas sonrojadas, al sólo pensar en que otra vez se reencontrara con los ojos verdes que tanto ha extrañado, esos cabellos de la misma tonalidad…

Pues al parecer no lo ha olvidado… Aun después de tantos años lejos… Aquella promesa que hizo a Isaac, Kiki la mantiene viva en su corazón.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar?

Yo me encuentro super bien disfrutando un sábado calmado, para estas horas a estaría en mi clases, jajaja que bueno que hoy puedo decir, a descansar, pero... Mas de rato tengo que hacer algo de tarea, en fin... Así es la vida adulta y con clase, jajajaja mucho que hacer y poco tiempo, pero uno encuentra la forma.

En fin...

¿Cantamos la canción oficial de la familia terrón de azúcar?

Claro que si.

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Isaac, tu cumpleaños si que si.

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Isaac, tu cumpleaños si que si.

Espero que disfruten este capitulo tan bonito y tierno, aquí algo de Isaac y Kiki con una dulce promesa.

¿Les gusto?

Gracias a todos mis terrones de azúcar por seguir apoyándome, votando, comentándome y leyéndome, aunque tarde bastante en actualizar, pero ustedes e esperan pacientemente, se los agradezco eternamente a todos ustedes.

Sin mas, espero que estén pasando un hermoso día, disfrutando este fin e semana.

Nos leeremos el próximo sábado.

Cuídense mucho, manténganse a salvo.

Los quiero mucho.

Ammu se va.


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