Naruto abrió la puerta del departamento con cuidado, casi presintiendo lo peor. De nuevo no había tenido oportunidad de ver a Sasuke en el descanso, aunque, en esta ocasión, no lo había buscado.
-Llegué- su voz salió temblorosa, insegura.
¿Desde cuando su autoestima se había ido tanto a pique?
Naruto frunció los labios al recordar la sonrisa radiante de Menma en el patio al hallarse rodeado de sus compañeros. No había querido abordarlo ese día porque Menma se veía demasiado feliz y ajeno a todo problema, él incluído. Ya lo buscaría al día siguiente.
Se quitó la mochila y la dejó botada sobre el sofá. Que solitaria y fría podía ser la vivienda cuando uno de los dos estaba ausente.
La relación que tenía con Sasuke se estaba fisurando por completo y no había manera de arreglarlo.
Fue a sentarse en el sofá más grande cuando reparó en los multiples papeles bajo la mesita de centro.
Dubitativo, tomó un puño para ver de que se trataban. Los dos primeros eran facturas pendientes, después había unos sobres del orfanato Konoha vacíos.
¿Qué podría haber ahí?
Lo que fuera, con toda seguridad Sasuke lo había ocultado en otro sitio.
Sintiendo un repentino dolor de cabeza manifestarse, Naruto decidió irse a acostar un rato.
*
Sasuke no era de las personas que se tomaban las discusiones a la ligera, por ello, cuando regresó a su hogar y encontró a Naruto dormido en la recamara, decidió resolver la estúpida rencilla que había tenido lugar días atras. Ver a Naruto durmiendo tan tranquilamente de costado con el uniforme escolar, manteniendo las rodillas levemente plegadas al torso, le hizo desear poseerlo.
Se sentó a su lado, despacio para evitar despertarlo, después acarició con suavidad su pierna derecha, propiciando un leve cosquilleo que hizo a Naruto apretar más los parpados antes de soltar una tenue queja entre sueños.
Hurgó entonces en el bolsillo delantero de su saco para extraer el resplandeciente anillo.
¿Iba a hacer lo correcto?
Días antes se sentía completamente seguro de su decisión. Ahora, no obstante, dudaba. Pero no por él, sino por Naruto. A veces creía que el Uzumaki confundía sus propios sentimientos, teniendolo por su salvador y profesandole un afecto y una lealtad desmedidas.
¿Y él?
No podía ni quería verlo con otra persona que no fuera él. Su egoísmo rozaba límites peligrosos y lo sabía.
¿Y si no funcionaba?
Separarse sería entonces la única opción, salvo que quizá ya fuera demasiado tarde para contemplarla siquiera. Si Naruto decidía divorciarse en un futuro, seguramente se sentiría completamente a la deriva, no podría aceptarlo, no podría dejarlo ir de su lado. Tan profundo se había vuelto su vínculo hacia él que sabía de antemano que lo retendría, aún si con ello le hacía daño.
¿No lo había hecho ya? ¿Qué tanto le habría afectado su propia misantropía?
-Naruto- acarició sus labios con el pulgar antes de inclinarse hacia él para besarlo.
*
El fuerte repiqueteo lo sacó abruptamente de su sueño. Asustado e inquieto, Naruto se sentó de golpe. Vio la alarma parpadeando en el buró de su lado y atinó a estirar el brazo para apagarla.
Su lado de la cama estaba vacío...otra vez.
¿Cuanto había dormido?
Su estomago clamaba por alimento. Era increíble que durmiera tanto de corrido, pero ¿Habría llegado Sasuke a dormir?
Se llevó la mano al pecho en un intento por atenuar el dolor interno. Era inútil, su relación estaba destinada al fracaso.
No sentía ánimos ni siquiera para asistir a clases, pero era su única alternativa. Debía ver a Menma para explicarle lo que sucedía, tal vez él pudiera ayudarlo.
Aunque, en el fondo, Naruto estaba convencido de que nada apagaría el dolor tan hondo que Sasuke había sembrado en su pecho.
Alicaído, decidió tomar un baño antes de ir a clases.
*
-Lo siento.
La firme reverencia efectuada con los ojos cerrados y las manos juntas, fueron motivo suficiente para que Iruka se apiadara una vez más de él y le permitiera entrar al salón.
Cuatro asientos detrás del suyo, vio a Menma sonriendole de manera extraña. Naruto intentó leer el gesto de desdén y reproche antes de tomar asiento, más no lo consiguió. Menma seguía siendo un enigma, aún más que Sasuke.
Después de repasar algunos temas de historia, el cambio de hora fue anunciado.
Tocaba deportes. Naruto se levantó rápidamente pero para entonces casi todos sus compañeros habían abandonado el salón, Menma incluido.
Se dirigió pensativo al patio trasero.
A mitad de la cancha, Menma le lanzó una pelota que Naruto atrapó a duras penas. Estaba tan distraído que no la vio venir.
-¿En qué equipo juegas?- la pregunta de Menma repercutió en su desorientada psique al llegar al área destinada a los partidos de basquetbol.
Antes de que pudiera contestar, Menma se le adelantó.
-Con el contrario- le dio un empujón en el pecho, provocando que Naruto trastabillara unos pasos con sus propios pies.
Con el ceño fruncido, Naruto iba a replicarle por su conducta cuando de pronto oyó a Tenten exclamando a sus espaldas.
-¿No es ese el subdirector?
De inmediato Naruto se dio vuelta, deseando no haberlo hecho cuando su mirada azulada se encontró de lleno con una escena que le cortó la respiración de golpe, estrujandole el estomago y debilitando la fuerza de sus rodillas.
-¿Te encuentras bien?- alzó su angustiada y confusa mirada hacia Neji, quien, visiblemente preocupado, le tendía la mano para ayudarlo a incorporarse.
Entonces Naruto empezó a hiperventilar.
Sasuke caminando tomado del brazo de su secretaria fue todo lo que quedó en sus pupilas antes de que el mundo entero se apagara en una densa oscuridad.
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