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La búsqueda: el primer aliado por Cat_GameO

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Notas del capitulo:

Hola a todos por aquí!

Espero que se encuentren muy bien!

Saludos desde el ranchito más caliente del norte del país! (no es el infierno, dicen)

Capítulo 4


La siguiente misión


 


El sonido de la regadera era pesado. La sensación del agua al caer por el cuerpo permitía a Emilio desprenderse de la realidad y concentrarse en la fantasía. Había decidido tomar una ducha en el baño de la recámara donde se suponía que descansaría con Einar, pero lo había hecho debido a que había sido incapaz de controlar su cuerpo.


Al haber contemplado a Einar, había comenzado a fantasear. Todo había iniciado con el recuerdo del beso entre ambos y la imaginación de Emilio se había disparado. Había deseado besar a Einar de una forma distinta, casi como si mostrara una necesidad por intimar con sus lenguas. Había dejado a su mente viajar en una especie de falacia donde él sujetaba la cintura de Einar y besaba el cuello del otro. Había dudado sobre el sabor de la piel de Einar. ¿Sería salada, un poco dulce o ambas?


De una manera intuitiva, Emilio llevó la mano hasta su propio miembro y se acarició. Iba de arriba para abajo mientras que en la fantasía lamía y besaba el pecho de Einar. Su mente creaba sonidos irreales para simular que Einar gemía y gozaba, pero Emilio sintió que su cuerpo se encendía a toda prisa y ya tenía una erección pulsante. ¿Cómo sería escuchar realmente los gemidos de Einar? De tan sólo pensarlo, Emilio resoplaba lo más cuidadoso posible y mordía sus labios. Había incrementado la velocidad del vaivén y se deleitaba con los pequeños espasmos que el roce terso con el agua causaba en la cabeza del glande.


—Ah —Emilio se expresó levemente—, E-Einar —susurró con sensualidad.


Ahora la imaginación se tornaba más vulgar y deseosa. Emilio simulaba que Einar estaba ahí mismo junto a él, y era él quien tocaba su pene. ¿Cómo se sentiría que alguien más, especialmente Einar, tocara su cuerpo? Otra vez la mano de Emilio acrecentó el movimiento y no tuvo opción que recargarse en la pared para encontrar equilibrio.


Por supuesto que solía masturbarse de vez en cuando, pero era la primera vez que usaba un espejismo que parecía más como alargo posible que una ilusión genérica de algún vídeo al azar. Una vez su cabeza se concentró en la figura de Einar complaciéndole de distintas maneras eróticas, su cuerpo parecía generar un calor intenso que ni el agua podía calmar. Emilio casi podía presentir que Einar estaba de rodillas y ahora usaba su boca para sobre-excitar su miembro.


—E-Einar —volvió a susurrar pero con más intensidad.


Emilio cerró los ojos y se concentró en los sonidos sexuales que su cuerpo emitía ante su propio tacto. Se había olvidado de que estaba en el baño y que Einar, el real, estaba dormido en la habitación a tan sólo unos metros de él.


—¡Ah! ¡M-Mierda! —gimió el adolescente con placer.


Como si algo dentro de todo su ser se liberara, Emilio eyaculó sin restricción y disfrutó del espasmo prolongado que lo envolvió por completo. Se había sentido tan intenso y tan especial que en estos momentos sus pensamientos arrojaban una especie de necesidad. Había un deseo más constante por cumplir aquellos apetitos de ensueño.


Emilio suspiró molesto. En lugar de tranquilizar a su cuerpo como lo había esperado con este baño, solamente había incitado todavía más al interés por crear alguna relación carnal con Einar.


—¿Qué rayos me pasa?


 


 


***


Una vez Emilio salió del baño, se puso un pantalón de mezclilla y una playera. Se acercó a la cama y se percató de algo. Einar ya no estaba acostado, ahora se hallaba sentado y de espaldas.


—Eh… —Emilio titubeó. Sentía un pánico invadirlo. ¿Había sido tan descuidado que Einar lo había escuchado?—. Dave me dijo que veremos al cliente en el puerto. Eso quiere decir que tú y yo vamos a ir sin él, ¿verdad?


Einar no replicó de inmediato.


Debido a la reacción del otro, Emilio se preocupó como si hubiera hecho algo malo. En realidad, no lo sabía. Nunca antes había actuado así tan cerca de una persona… mucho menos usando a esa persona como consolación para satisfacerse.


—Sí —por fin sonó la voz de Einar de una forma casi falsa—, sí, tú y yo iremos al puerto. Saldremos a las tres del país, por lo que iremos a un punto específico para abordar un avión privado.


—¿Un avión privado? —dudó incrédulo Emilio.


—Es la manera más rápida y menos riesgosa de viajar —Einar reveló. Se incorporó y anduvo hasta el mueble de peinador básico para acomodar su cabello.


—De acuerdo —Emilio aceptó y decidió salir de la habitación cuanto antes.


 


 


***


La media noche estaba por llegar, así que Emilio y Einar habían salido del hotel. Se habían despedido de Dave y habían recibido las coordenadas donde se encontrarían para salir del territorio de Redden. Emilio había notado que Dave ya había guardado la mayoría del equipo bizarro que usaba para trabajar y había dejado la sala en orden. Del mismo modo, le había entregado a Emilio la cadena de su abuela.


Durante el trayecto rumbo al puerto, el silencio fue abrumador. Emilio era capaz de detectar que Einar actuaba todavía más serio que la vez anterior y que algo en el ambiente era pesado y confuso.


Por fortuna para el adolescente, no tardaron más que quince minutos en arribar al puerto.


Cerca del muelle grande, donde un montón de yates lucían anclados y vacíos, había un grupo de tres personas. El del medio tenía la cabeza calva y vestía como una especie de mafioso que usaba unos pantalones de mezclilla y un cinto con una hebilla pronunciada. Los otros dos traían unos sombreros rancheros y tenían la moda distintiva de narcos del país.


—Einar —el hombre calvo habló con gusto al ver a los muchachos—, es un placer verte de nuevo.


Emilio siguió los pasos de Einar y mantuvo una distancia corta entre ellos. Estaba un poco asustado porque había visto que los tres hombres portaban armas de fuego a la vista.


—El dinero —Einar indicó con seriedad. Como ya era costumbre, cubría sus ojos con los lentes de sol y usaba la gabardina gótica.


El hombre hizo un movimiento con la cabeza y uno de los guaruras reaccionó. El sujeto se acercó unos pasos y reveló un maletín blanco que después abrió. Había dinero en efectivo y no era la moneda local de Redden. Emilio reconoció el color verdoso-grisáceo de los billetes y supo que eran dólares verdes; la moneda oficial del país Thermos y la más valiosa del mundo.


—Diez mil dólares —dijo el líder del grupo—, como lo prometí.


Einar aceptó el pago y le entregó el maletín cerrado a Emilio. Luego sacó el frasco de la gabardina y lo ofreció al líder.


—Un demonio de la vergüenza —Einar informó.


—Excelente —aceptó el líder y contempló complacido la botella entre sus manos—. Espero seguir haciendo negocios juntos.


—Igualmente. Por ahora nos retiramos.


—Hasta pronto, chico lindo.


La frase del líder llamó la atención de Emilio. Por unos instantes, contempló al hombre con interés y luego a Einar. ¿Qué rayos era eso? ¿Por qué un cliente le hablaba de este modo a Einar? “Además”, pensó Emilio molesto, “¿de dónde saca que Einar es un chico lindo?”. Para Emilio, Einar no parecía un típico joven de apariencia bonita. Sabía que muchos hombres gay hacían hincapié en su aspecto lindo o bonito para llamar la atención de otros. Sin embargo, Einar no tenía tal apariencia, pues era más como un rebelde con un toque misterioso y muy sexy.


Al subir al carro, Emilio fue consciente de algo: estaba un poco enojado. Pero era incapaz de reconocer la razón.


Einar encendió el motor y condujo fuera del muelle. Por otro lado, Emilio se perdió en sus pensamientos y olvidó que cargaba con el maletín en su regazo. Ni siquiera se preocupó por otros detalles como el traslado y su propia mochila que había dejado en el hotel. En realidad, tenía el presentimiento de que Einar debía tener algún amante mayor que él y que tal vez era como ese cliente.


—Por esta vez no necesitaremos preocuparnos por el dinero —Einar dijo para romper el silencio—, ya que Dave hará la transacción para meterlo a la cuenta.


—¿Eh? Oh, sí, claro —Emilio replicó un poco desconcertado.


—Es la otra razón por la que rentamos un avión privado. No podemos cruzar la frontera con una cantidad así de dinero.


—Tiene sentido —aceptó Emilio al mirar el maletín.


—Dave llegará un poco más tarde. Todavía tiene que recoger un encargo de armas. Esperaremos un poco y luego entregaremos el auto y nos iremos.


—Supongo que Dave pilotará.


—Sí.


Otra vez hubo silencio.


Emilio decidió distraer su cabeza con el exterior. Se dirigían al oeste rumbo a la frontera, así que disfrutó la vista. La mayoría de los edificios eran hoteles grandes y altos con recibidores lujosos que relucían por sus puertas y ventanales de vidrio. El tráfico era ligero, pero suficiente para indicar que la vida nocturna en Blue era común.


Pasaron unos cuarenta y cinco minutos y por fin estacionaron el carro cerca de una especie de zona de aterrizaje privada. Einar sacó un cigarro y salió. Emilio lo imitó y mantuvo el maletín junto a él.


La brisa nocturna era agradable, aunque el calor un poco intenso.


Emilio se recargó en una pared que era parte de una de las torres de control y no se inmutó al sentir a Einar junto a él. En la otra mano, Einar fumaba plácidamente.


De una manera extraña, Emilio sintió aquella paz que lo había rodeado la primera vez que había interactuado con este muchacho. Era difícil de describir, pues Emilio se sentía como en las nubes y como si una ligereza invadiera sus sentidos. Intentaba comparar aquél sentimiento con algo del pasado y lo único que podía obtener eran recuerdos de cuando él se encontraba solo. Era extraño y ciertamente melancólico. Quizás la verdad era que Einar irradiaba una soledad profunda, o tal vez existía un sentimiento de abandono que lo rodeaba.


Emilio colocó el maletín entre ambos y usó el móvil nuevo para corroborar la hora. Todavía faltaba una hora y media para las tres. Luego, observó los alrededores y notó que todo estaba en penumbra, a excepción del área de los arbotantes nocturnos.


—¿A qué hora vendrán por el carro? —Emilio ya había intuido que alguien, de alguna agencia de renta poco convencional, recogería las llaves y se llevaría el vehículo.


—A las dos y media —Einar dijo sin mucho interés.


—¿Y la pista todavía está cerrada?


—A esa misma hora vendrá nuestro contacto. Descuida, sólo es cuestión de esperar.


Emilio volvió a prestar interés en las vecindades. Debido a que la pista de abordaje era grande, no había casi nada de construcciones extras.


—Y… —Emilio aclaró la garganta y agregó—: y vamos a… esperar aquí…


—Sí —Einar concluyó al tirar la colilla del cigarro.


De pronto, Emilio tomó la mano de Einar y capturó su atención.


—Lo siento —dijo Emilio.


Einar observó a Emilio y retiró los lentes de sol. Para Emilio todavía no era común ver el rostro de Einar sin éstos y menos contemplar los ojos azules de un tono tan esclarecido. Era como algo único y casi prohibido.


—No tienes que disculparte —Einar aseguró.


—Entonces comprendes por qué lo digo.


—Te masturbaste en el baño y dijiste mi nombre.


Emilio sintió su rostro ruborizarse y apartó la mirada.


—N-No… No fue mi intención causarte incomodidad —Emilio pronunció como si pidiera perdón otra vez.


—¿Hay alguna razón particular por la que lo hiciste?


Durante unos minutos, Emilio sostuvo la mirada de Einar y analizó en silencio. No estaba completamente seguro de lo que sentía. Apenas conocía a Einar y había cosas de él que no le agradaban. Por ejemplo, su reacción al indagar sobre su pasado. Emilio era un poco torpe para comprender que su situación era muy distinta a la de Einar, pero de algún modo creía que Einar deseaba mantener la relación poco profunda.


—¿Puedo besarte? —Emilio inquirió al acortar la distancia.


Einar no se movió.


Nuevamente hubo silencio. Y Emilio podía jurar que la reacción de Einar era un acto falso de control. Estaba seguro de que Einar deseaba reprochar o discutir, pero no lo hacía.


Entonces, Emilio se acercó más y besó a Einar con suavidad. Sujetó su cintura y ahora usó su peso para acorralar al otro entre él y la pared. Emilio intensificó la caricia sin esperar y metió la lengua en la boca de Einar. Lamía y exploraba el interior de Einar con rapidez, acariciaba de vez en cuando el cuello y bajaba su mano hasta los glúteos del otro chico.


Por su cuenta, Einar reprochó un poco de entre la caricia, pero no consiguió hablar. Usaba una mano para sujetarse del brazo de Emilio y la otra para tocar con fuerza su espalda. Estaba molesto porque Emilio era un año y medio menor que él y era más alto y fornido que él. Al mismo tiempo, también estaba disgustado consigo mismo por permitir tal intrusión.


Cuando Emilio detuvo el beso y separó un poco el rostro, ignoró el pequeño trazo de baba que unía a sus bocas.


—¿Qué pasa? —Emilio cuestionó.


Einar suspiró levemente agitado y evitó la mirada del otro.


—Nada —mintió Einar.


—Pensé que ibas a decirme algo —Emilio continuó. Ahora condujo su rostro hasta el cuello de Einar y rozó sus labios con la piel. Lo hacía de una manera lenta para así percibir pequeños espasmos por parte de Einar. A veces hacía movimientos circulares y otras veces besaba con cautela.


Einar mordió su labio inferior para evitar a un gemido salir, pero no pudo evitar suspirar y estremecerse. Emilio, por su cuenta, aprovechó el momento y mordió al otro para después succionar. Sentía que no podía controlarse y que lamer y palpar a Einar de este modo era tan embriagante como llenarse en el placer del alcohol. Era como si se atiborrara de una energía pesada y anhelante que bajaba desde su pecho hasta la ingle. Si no se detenía, perdería el control. O, quizás, ya lo estaba perdiendo.


—E-Emi —Einar dijo con un susurro cálido cerca de la oreja de Emilio y cerró los ojos—, d-debemos parar.


Sin darse cuenta, Emilio ya había metido la mano debajo de la gabardina y ahora acariciaba con morbo un glúteo de Einar. Apretaba de vez en cuando bajando y subiendo con ansias por su cuerpo.


Einar empujó un poco a Emilio y consiguió detenerlo.


Hasta este momento, Emilio levantó el rostro y descubrió algo nuevo. Einar estaba sonrojado y con la mirada hacia abajo. Emilio se sintió atraído y a la par completamente desconcertado por la reacción de Einar. Era como si fuera una negación o una especie de culpabilidad. Emilio no podía comprender que significaba aquella tormenta de contradicción que embestía en este instante a su cabeza al contemplar a Einar así.


Como si se sintiera rechazado más allá de lo físico, Emilio dio un paso atrás y abandonó la actividad. Estaba inseguro de lo que ocurría incluso en su propio interior.


Con suavidad, Einar chocó el hombro contra Emilio y se distanció rumbo al auto. Emilio sólo aguardó con un rostro consternado y dolido. Se recargó de vuelta en la pared y prefirió no indagar más. Estaba consciente de que fuera lo que fuera que Einar le había transmitido, era algo demasiado extraño y que lo llenaba de un vacío corrosivo.


 


 


***


El tiempo transcurrió con rapidez esta vez. Emilio había decidido estudiar más sobre los demonios y ángeles con ayuda de la aplicación que los cazadores usaban para crear récords. Había leído bastante sobre los que eran como simples peones sin mucha energía y que no podían manifestarse con cuerpos humanoides.


La mente de Emilio vagó en el encuentro en el parque y el demonio esquelético. Había sido un demonio común que solía alimentarse de sensaciones decadentes como el auto-tormento. Ese tipo de monstruos eran demonios sin mucho poder, por lo que solían esconderse en sitios públicos para conseguir energía por tiempo indeterminado. Los sitios como parques, puentes, edificios abandonados, bosques y barcos a la deriva eran los puntos clave para este tipo de seres. La mayoría de los humanos usaba dichas locaciones para desahogarse en silencio y muchos para cometer suicidios. Los demonios del auto-tormento no eran tan peligrosos hasta que no tuvieran suficiente energía para tomar un cuerpo físico. Sin embargo, lo peor del caso, de acuerdo a Emilio, era que los cazadores permitían que éstos se alimentaran de la energía suficiente para obtener un cuerpo material y así cazarlos y venderlos a un buen precio.


¿Y qué?”, Emilio renegó en silencio, “¿dejar que todas esas personas sufran?”.


Antes de que Emilio pudiera continuar con la siguiente parte, escuchó la voz de Dave a través del radio que Einar mantenía en su gabardina. Miró al frente y descubrió a Einar recargado en el auto y fumando.


De forma pronta, Emilio retiró la mirada y prefirió no indagar más en las sensaciones provocadas por ese muchacho.


 


 


***


Justo como lo habían planeado, todo había ocurrido sin problemas ni más retrasos. Los contactos de Dave y Einar eran personas profesionales que no habían preguntado nada. Así mismo, Dave había hecho todos los preparativos como si fuera una rutina ordinaria, inclusive había traído el equipaje ligero de Emilio y el resto de las pertenencias.


El avión privado era una especie de nave pequeña que tenía unos números pintados a los costados. Setecientos noventa y tres. Emilio desconocía el significado, pero sacaba sus propias conclusiones.


El interior del avión era cómodo y tenía ocho sillas divididas en el pasillo por unas mesas. La cabina de piloto no era muy grande, pero suficiente para dos personas por lo que Emilio había preferido acompañar a Dave. 


Dave había iniciado el despegue sin problemas y le había ofrecido unos comunicadores locales de audífonos gruesos a Emilio. No lo había cuestionado, y Emilio lo agradecía en silencio.


—¿No le temes a las alturas? —Dave preguntó con un tono agradable para iniciar la interacción.


—No —Emilio replicó sonriente. Aprendía un poco sobre los controles junto a Dave y por fin disfrutaba de una actividad que robaba toda su atención.


—Me alegra que tengas curiosidad. Siempre es bueno tener muchas habilidades para sobrevivir emergencias.


—¿Cómo aprendiste tú?


—Por una emergencia.


—¿Y no te molesta?


—¿Qué cosa?


—Hacerlo de nuevo —insistió Emilio—. Si yo estuviera en una situación peligrosa y sin tener otra opción que intentarlo, tendría mucho miedo volver a volar.


—Debemos adaptarnos.


—Ya… —Emilio no continuó.


—¿Quieres maniobrar un poco? —ofreció Dave.


—¿Puedo?


—Claro, yo te guiaré.


Durante casi dos horas, Emilio disfrutó del momento y mantuvo una conversación agradable con Dave. Le parecía que este hombre era una persona bien preparada en la profesión como cazador. Al mismo tiempo, descubría que era muy empático y paciente. Definitivamente Emilio agradecía una y otra vez al haber conocido a un sujeto así como Dave.


Una vez alcanzaron una altitud y velocidad constante, Emilio se excusó y regresó al pasillo principal. En realidad estaba cansado y quería dormir.


Al entrar al pasillo encontró a Einar. Einar estaba sentado hasta el final y trabajaba en una computadora portátil. Emilio dudó, tal vez no sería una buena idea interactuar con él. Todavía se debatía sobre la última reacción entre ambos y si había cometido algún error fatal.


Cuando Einar levantó la cabeza, hizo un gesto con la mano para indicarle a Emilio que se acercara.


—Quiero que veas algo —Einar dijo.


Emilio obedeció y se acercó. Observó la computadora y descubrió un vídeo. Era una especie de grabación hecha por unas cámaras de reporteros. Las imágenes mostraban una especie de espectáculo, como un festival popular de Veix, donde había muchas exhibiciones artísticas. Sin embargo, de forma sorpresiva, iniciaban disturbios, peleas y explosiones. Los reporteros hablaban demasiado rápido por lo que Emilio no comprendía todo. Era obvio que había sido una sorpresa para la gente.


—¿Cuándo ocurrió eso? —Emilio preguntó con interés y capturando cada detalle que la imagen arrojaba.


—Hace cincuenta y cuatro horas —informó Einar— y todavía no han encontrado a los responsables.


—¿Y el otro incidente?


Einar movió la cabeza para mirar a Emilio. Emilio, por su cuenta, sintió la mirada y no replicó el gesto.


—Dijiste que habían sido dos incidencias —Emilio pronunció seriamente.


Einar regresó el interés a la computadora y ahora abrió otra pestaña en el navegador. Aquí no había un vídeo, pero el título se traducía como una especie de masacre que había ocurrido en una carrera de caballos. La nota hablaba de una situación en particular y aseguraba que catorce personas habían muerto al instante y casi treinta estaban hospitalizadas. Al igual que el ataque en el festival, este conflicto tenía dos días y medio de haber ocurrido.


—Joder —Emilio opinó consternado—, ¿qué carajos les pasa?


—Uno de estos dos fue planeado por la Iglesia, de eso estoy seguro. El otro no.


—¡¿Qué?! —Emilio recriminó y se expresó molesto—. ¡¿Me vas a decir que los cazadores pusieron a todas estas personas en riesgo por un demonio?!


—Si es uno de alta clasificación, hasta harían una guerra mundial.


—¿Qué carajos les pasa a esos cabrones? —Al decir esto, Emilio se sentó en la silla del frente y cruzó los brazos para denotar molestia. —¿Qué mierda piensan? Aunque busquen demonios, no pueden ir por ahí asesinando a diestra y siniestra.


Ante la reacción de Emilio, Einar suspiró con fuerza y cerró la laptop.


—La mayoría de los cazadores no tiene escrúpulos.


—¿Y tú? —Emilio retó al otro muchacho con la mirada.


—Quizás un poco —Einar divulgó con jugueteo y arrojó una mueca de tranquilidad. Se puso de pie y agregó—: duerme. Una vez lleguemos a Veix, a la ciudad de Pavillion, no tendremos mucho tiempo. Necesitamos investigar lo más posible o perderemos pistas valiosas.


—¿Para encontrar al demonio que mató a tu familia? —Emilio preguntó sin darse cuenta que había dicho lo que pensaba—. ¡No, espera! —Se puso de pie y tocó los hombros de Einar para evitar que se moviera. —No fue mi intención. Yo… estoy muy cansado y no puede controlar lo que pensé. Yo… Einar, lo siento.


Por unos instantes Einar no se movió y sólo mostró seriedad. Luego sonrió y negó con la cabeza.


—Un cliente quiere un incubus.


—¿Un qué? —Emilio se sintió más tranquilo y soltó a Einar.


—Un demonio de incitación sexual. Son populares ya que pueden causar mucha mierda sexual en un individuo.


—Oh… Ya… Sí, creo que alguna vez escuché algo de estos.


—Los íncubos son de clasificación cinco, pero hay dos que son excesivamente poderosos. Uno no es un íncubo como tal, pero posee características como si lo fuera y sus poderes son sorprendentes. Su nombre es Sidonêe y es una opción para el cliente. El problema es que Sidonêe es de clasificación dos, así que es considerado un peligro.


—¿Y el otro?


Einar sonrió como si fuera a decir una tontería.


—Ashmedai.


Emilio recordó algunos nombres de demonios de la clasificación uno que había leído en la aplicación de los cazadores.


—Es un demonio de la más alta clase —Emilio pronunció con seriedad.


—Correcto.


—¿Y esos dos causaron esto?


—No somos los únicos que buscan a los íncubos. Nuestro cliente no firmó contrato y tampoco nos seleccionó personalmente. Publicó una petición en general diciendo que busca a uno de los demonios del placer más poderosos —Einar se rió un poco. —Es por eso que creemos que es uno de esos dos y que, ya sea la Iglesia o los cazadores, alguien lo ha encontrado y falló.


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