Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Puntos de sutura. (Traducción finalizada) por yuniwalker

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Dohan comenzó la mañana frotando sus ojos. En realidad, se había despertado muchísimo antes de abrirlos, pero ni siquiera tenía la fuerza suficiente como para poder moverse bien.

Todavía era un lugar un tanto desconocido ya que se acababa de mudar, pero pudo darse cuenta de que el paisaje que se desarrollaba ante sus ojos era definitivamente su habitación. Sin embargo, se sintió como si estuviera atrapado en una dimensión bastante diferente porque, además de que había una clara señal de que antes alguien se acostó a su lado, le dejaron una nota sobre el buró.

Dohan, acostado de lado y con la cara completamente enterrada en la almohada, no había movido ni un solo dedo desde que se despertó. Sabía lo que había pasado y sabía perfectamente bien lo que había hecho y con quién lo había hecho para variar. Una vez pudo descartarlo como un error pero ¿Dos veces? La segunda no podía llamarse equivocación sino deseo.

Dohan murmuró esto para si mismo mientras sus ojos se fijaban en la nota en la mesa, como si no supiera lo que era para empezar.

"Mamá, tu hijo enloqueció completamente..."

Y comenzó un movimiento cerebral para organizar cuidadosamente lo que había sucedido la otra noche. 

Todo empezó después de conocer a un Omega en el club. Fue vulgar y hasta le dio asco la insistencia con la que quería tener sexo. Y claro, él era un hombre que solía rodar y jugar como un perro con cualquiera que se le cruzara en frente y también, conocía que tenía un hábito de años bastante arraigado, que la gente no cambiaba de la noche a la mañana y que no podía vivir con la lujuria oculta en una mochila tras de su espalda solo porque se enamoró. Y mientras bebía con Mi-hee, pudo recordar claramente cuántas veces dijo algo estúpido como "Quiero tener sexo" y también lo mucho que lloró por estar insatisfecho. Estaba un poco deprimido por el deseo no resuelto y por eso comenzó a arrojar alcohol como un loco dentro de su boca. Y luego de una breve pausa, se fue con Byeong-jun y pasó la noche hablando de lo injusto que la vida había sido con él. Después sintió unas manos y unas piernas y cuando movió un poco la cabeza, se encontró con que todo su cuerpo estaba cubierto de marcas rojas de besos y chupetones y que su piel estaba suavecita como si acabara de tomar un baño. Pero, además también tenía la misma sensación que había experimentado en el hotel: El agujero dolorido, el trasero dormido y muchísimos calambres en la espalda.

Do-han, que estaba pensando en la situación, todavía con la suficiente calma como para no perder la cabeza, levantó su brazo y se tocó el cabello. Sus pelitos castaños estaba vueltos un desastre, dándole la forma de la casa de una urraca. Y por supuesto que fue peor cuando comenzó a jalarlos mientras leía la carta:

[Me voy a trabajar primero, pero me gustaría que habláramos de lo que hicimos anoche, cara a cara. -Kang Hye-won]

En caso de que no supiera quién era el sujeto de la nota, la otra persona amablemente había escrito su nombre. Aunque claro que ya sabía que quien había dejado la hoja, era nada más y nada menos que su intenso acompañante sexual, Kang Hye-won.

Y Dohan, que yacía boca arriba en la cama, gritando y moviendo los pies durante mucho, mucho tiempo, entonces comenzó a gemir por el dolor que sintió recorriendo su columna hasta detenerse en la parte más profunda de su ano. Esta vez, más que la primera, tenía muchas, muchas, muchísimas ganas de morir.

"Realmente quiero morir. Muere, muere de una vez ¡Por favor, Do-han! Muere antes de que pase algo más horrible que esto."

Y pequeños momentos de anoche comenzaron a pasar de inmediato por la cabeza de Do-han.

"¿Te gustan los hombres con anteojos?"

"No, me gusta como se le ven a él."

¡¡¡Ahxgkfuijg!!!

¿¡¡Qué diablos estaba diciéndole a Hyewon!!? Y además de la resaca, su cabeza comenzó a latir con fuerza hasta que ya no lo soportó.

"Quiero desaparecer, quiero desaparecer ahora".

Las tendencias evasivas de Dohan se destacaron de nuevo. Fue un error que se ocasionó por beber así que ¿Debería ponerse de rodillas y pedir su perdón, diciendo algo como: "Te confundí con otra persona?"? ¿O explotar como una bomba de relojería y decir: "Lo hice porque me gustas"?

Y en medio de esto, más aterrador aún, era el hecho de que se acercaba la hora de ir a trabajar.

Dohan se había acostado en la cama mientras miraba la nota por un largo, muy largo rato. Y luego, mientras caminaba hacia el baño para poder ducharse, Dohan pensó que había un par de cosas que todavía no le habían llegado a la cabeza. En primer lugar, no podía recordar la expresión de Hyewon en absoluto. Y además de la manera en la que se había comportado con él, lo que dijo mientras lo besaba era muy confuso. ¡Fue terrible que recordara claramente los comentarios que él había soltado pero que no pudiera pensar ni en una sola oración de Hyewon!
A estas alturas, Do-han era muy consciente de que, aunque antes pensó que podía concentrarse en su trabajo y desempeñar sus funciones como profesional y como enfermero, en realidad no era así para nada. Porque de haber sabido que las cosas serían tan pesadas para él, adentro y afuera de su cabeza, entonces definitivamente se hubiera confesado desde mucho antes.

Todo se sentía como un castigo a sus malas acciones. Desde el hecho de que conoció a un Omega que lo golpeó en la cara, pasando por el hecho de que bebió demasiado alcohol, y deteniéndose en el momento en que descubrió que tenía un corazón bastante cautivado por Hye-Won y comenzaron a vivir juntos en esta casa. Todo fue, lamentablemente, causado por él mismo. Dohan estaba sumergido en el agua que vertió en su propio cuerpo y que se transformó en un pozo profundo. Y es que si viera a Hye-won Kang en el hospital, ¿Cómo demonios lo miraría a la cara y qué le diría para empezar? Y a medida que se acercaba el instante de ir a trabajar, la angustia de Han se hizo demasiado profunda para aguantarla.

Fue un poco incómodo, pero no le resultó un gran problema caminar o moverse. Sin embargo, sentarse en una silla dura durante mucho tiempo o agacharse, le provocaba un dolor ardiente en la parte inferior del cuerpo. En especial entre las nalgas. ¿Cómo se atrevía a dejarse penetrar dos veces por la misma VERGA COLOSAL?  Estaba claro que era un completo loco.

Se agarró la cabeza y el estómago dolorido, se lavó el cabello y se preparó para largarse a trabajar. No obstante, le vino a la mente la letra de una canción muy popular en la radio que decía en una de sus estrofas que "podía vivir bien incluso si se separaban." Por supuesto, eso no fue escrito para una situación como la que acababa de pasar entre los dos sin importar que definitivamente estuviera pensando que el impacto podía ocasionar que se alejaran el uno del otro.

¿Y de quién era la culpa para empezar?

Las palabras que había escupido al inicio del encuentro todavía permanecían intactas en su memoria. Fue el primero en hablarle, y fue él también quien primero se quitó el pantalón.

"Mis pantalones..."

Cuando la textura lechosa de entre sus piernas se desplegó nuevamente en su cabeza, Dohan se sonrojó tan intensamente que terminó golpeando su frente contra la puerta del casillero tan pronto como entró al área de trabajo del hospital. Pero luego Do-han, que se culpaba a si mismo por ser un pervertido y se golpeaba con entusiasmo contra cada superficie que se encontraba en su camino, se levantó por el sonido de alguien entrando ruidosamente a los vestidores. Y es que de verdad pareció que estaba a punto de romperse el cráneo en algún momento.

"Maestro, ¿Qué está haciendo?”

"Oh, nada."

"... Huele a alcohol."

"Sí, es que fuí de fiesta anoche."

Pero de hecho, ahora se encontraba en un estado en que su cuerpo estaba compuesto casi en su totalidad por alcohol.

Mientras Dohan sonreía torpemente y revisaba el olor de su ropa, Kim Hee-jae abrió la puerta del casillero y comenzó a quitarse la ropa para ponerse el uniforme quirúrgico. Dohan sonrió, volvió la mirada para intentar desvestirse también y sin embargo, en el momento en que estaba a punto de quitarse la camisa, recordó lo que pasó y volvió a bajar la ropa que se había subido un poco arriba del ombligo. Antes de ir a trabajar, el reflejo en el espejo de cuerpo completo, que vio mientras se duchaba, estaba rojo como si hubiera sido atacado por un enjambre de insectos hambrientos. No tenía ganas de mostrarle un cuerpo lleno de rastros de la historia de amor de la noche anterior a un compañero de trabajo. Más que nada, porque no era sensato. Kim Hee-jae husmeó en su dirección porque Do-han se había quedado inmóvil, solo sosteniendo la puerta de su casillero.

"Maestro... ¿Puedo preguntar algo?"

"¿Qué?"

"Tiene... ¿Tiene una relación con el doctor Kang?"

"Wo... ¿Qué? ¿Yo qué con quién?"

Dohan alzó la voz igual a un estudiante de primaria que se estaba defendiendo de un compañero que decía chismes sobre él y luego, seguramente sin darse cuenta, se agarró de la puerta del casillero como si este fuera un escudo.

"Es que... Me encontré con el doctor Kang en el ascensor y... Está lleno de su feromona. Lleno, lleno."

De camino al trabajo, Hee-jae, que subió en el mismo ascensor que Kang Hye-won, olió el aroma de Do-han en cada parte de su cuerpo. Estaba tomando supresores para no ser afectado con esto pero, igual podía saber lo que significaba y el motivo por el qué lo había hecho además. Y Hee-jae obviamente estaba muy curioso al respecto.

"¿Son pareja?

"¡¡Vivimos juntos!! ¡Vivimos juntos, estamos en el mismo espacio y compartimos hasta las toallas para después del baño! Obviamente va a oler a mi!"

"Umm..."

Al verlo actuar así, el joven estudiante sonrió y asintió con un movimiento bastante torpe de su cabeza. Pero Dohan, que fue quemado por las brasas que Heejae arrojó sobre él, ardió en rojo vivo por un tiempo y emitió calor por todas direcciones como si no pudiera calmarse con nada. ¡Era algo en lo que no había pensado antes! Sacó un montón de feromonas mientras tenían relaciones sexuales y lo había prácticamente marcado, pero no iba a decir o a explicar nada de esto frente a él o frente a nadie más.

"¿Está enojado conmigo por preguntar, maestro?"

"No. No lo estoy."

Pero la respuesta final de Dohan fue casi un murmullo. Rápidamente se inclinó hacía el casillero y se volvió notablemente más pálido que al único, sujetando el pomo de la puerta metálica con unas manos tan temblorosas que hasta hubiera llegado a pensar que se estaba muriendo de frío. Heejae sonrió otra vez, como si hubiera gritado la respuesta correcta en un programa de "preguntas y respuestas" en la televisión.

"¿Se pelearon?"

"… ¿Crees que estamos peleando todos los días o algo?"

La respuesta de Dohan fue tímida y además, como para atormentarlo, había comenzado a dolerle la cabeza de bueno. Tal vez por la resaca o por Heejae, que constantemente le rascaba los nervios.

"Maestro."

"¿Otra vez? ¿Qué?"

"¿No vas a cambiarte de ropa?"

"Después ¿De acuerdo? Después".

Ante las palabras de Dohan, Heejae se encogió de hombros y dijo "Bueno". Luego empacó sus pertenencias y salió del vestidor sin decir nada más así que, por fin, el ambiente tan desagradable desapareció y Dohan, un hombre solo en el vestidor, suspiró como si su alma hubiera descansado un momento. Y no era una exageración decir que tan pronto como Kim Hee-jae, que lo había estado distrayendo, desapareció, las preocupaciones que había dejado de lado se precipitaron en su cuerpo en forma de un reflujo atroz.

"Dios... Maldito. Maldito malestar estomacal. Maldito dolor de cabeza, maldito cansancio."

Dohan escupió todo tipo de quejas, justo como un niño. Y pronto llegó la hora de que comenzara a trabajar.

Dohan tenía que cambiarse de ropa antes de que la gente acudiera en masa al vestidor, por lo que pareció bastante ocupado moviendo su cuerpo de un lado para otro y arreglando cada detalle como para intentar olvidar sus nervios. Pero la parte superior del cuerpo que se había reflejado en el pequeño espejo de mano, adjunto al casillero, era un completo y total desastre. Además, había marcas de dientes por todas direcciones. Como si Hye-won se hubiera vuelto un puto zombie. Afortunadamente, tuvo la inteligencia suficiente para evitar los lugares visibles al público.

"¿Eres un perro o qué? Pendejo..."

Incluso en esta situación, hubo risas. 

Dohan dejó escapar un suspiro apagado y tocó suavemente la bolsa de compras arrugada que había llevado al trabajo también ¿Cuántas veces había golpeado esto como para que estuviera tan arrugada y maltratada ahora? Además ¿Previó el futuro y le compró los zapatos como un intento de indulgencia por lo que hicieron en su cama?

Dohan, que volvió a abrir su bolsa de compras, se inclinó para ponerse las medias de compresión que utilizaba de costumbre, luego arrugó las cejas y volvió a enderezar la cintura lo más lento posible para evitar algún tipo de dolor. Pensó en si hacer esto o aquello, luego se rascó la cabeza, cerró el casillero y salió del vestidor. Tomó una respiración profunda caminó a la sala de espera y pensó en sus posibilidades: 1: Decía que había sido un error, se ponía de rodillas y rezaba o 2, confesaba sus sentimientos, se ponía de rodillas y rezaba.

En la sala de enfermeros, Dohan apretó los dientes y reflexionó sobre esto TODA la hora de trabajo, aunque no obtuvo una respuesta que le hiciera sentirse tranquilo. El turno de la noche no tenía un horario especial que seguir excepto, claro, para las cirugías que eran de emergencia. Y esto solo significaba que le estaban dando el tiempo suficiente para hundirse en sus propios pensamientos sobre su mejor amigo sin interrupciones.

"Ojalá hubiera recordado todo la primera vez."

Si su rostro, o incluso el movimiento de una ceja, hubiera permanecido en su memoria, la respuesta a sus preocupaciones actuales habría llegado muy pronto hasta permitirle descansar. Ahora, aunque tampoco podía recordar exactamente su expresión, los recuerdos de sus movimientos y el placer que le había dado en la cama, seguían siendo increíblemente vívidos. Para ser honesto, podría decir que fue mejor que cualquier otra relación que hubiese tenido antes. Tan sensacional que hasta perdió la cabeza por un momento.

"¡Fjchjdhhfh!"

Dohan, que había estado golpeando el escritorio con su cabeza, estaba tan avergonzado de si mismo que de repente se sonrojó y tosió con muchísima fuerza igual a si se ahogara de repente. Nadie en la estación se preocupaba por él porque de por si era muy dado a volverse extraño de la nada pero, ahora fue diferente porque las orejas de Dohan se pusieron tan rojas como el asa de una olla caliente y de repente, hasta pareció que estaba sintiendo que su corazón iba a saltar a través de su pecho.

"¿Pero si estará por aquí? ¿Ya se fue?"

Dohan miró su teléfono. Ni siquiera podía enviarle un mensaje de texto a Hyewon porque no tenía el coraje de contactarlo primero. Y Hyewon, quien por lo general se comunicaba cuando llegaba y cuando iba a comer, no había dicho una sola palabra en lo que iba de su turno. Tal vez porque era difícil para un robot como él lidiar con este problema. Pensando así, Dohan siguió encendiendo y apagando la pantalla del teléfono repetidamente. 

Ese fue el momento. 

Su celular vibró tan fuerte que tuvo que revisar el historial:

[Kang Hye-won: ¿Quieres ir conmigo a comprar café?]

Esta era, en pocas palabras, la declaración de guerra que esperó durante todo el día. El momento de la batalla decisiva que finalmente había llegado. 

Dohan tragó saliva. Y aunque aún no sabía qué decirle a Hyewon, envió una respuesta al mensaje con movimientos rápidos de la mano:

[Voy enseguida.]

Dohan, rogándole a su colega que lo perdonara por un momento, saltó rápidamente al vestidor para llevarse los Crocs que había comprado especialmente para su mejor amigo. Fue porque pensó que debería usarlo como una especie de soborno en caso de que algo saliera mal al hablar.

Dohan fue al vestidor, agarró su bolsa de compras y revisó el contenido nuevamente. Allí estaban los Jibitz en forma de muñequito con gafas y unos crocs blancos.

"¿Qué estoy haciendo?"

Se sintió tan frustrado que deseó salir corriendo del hospital. Y estaba tan enamorado de su mejor amigo que por primera vez se sintió cobarde.

"¿Y si me confieso?"

¿Pero qué tipo de reacción mostraría Hyewon si Dohan se confesara? Ni siquiera podía imaginarlo.

Respiró hondo y fue a la habitación de medio tiempo para doctores porque este era el lugar en donde habían quedado de verse. Sin embargo, permaneció allí sin hacer nada por mucho, mucho, MUCHO tiempo. No podía empujar la puerta, que se abriría con solo girar la manija, y no podía tocar o aclarar su garganta o decir algo importante al respecto estando tan nervioso. Tragó saliva otra vez, puso la mano en la madera, recitó una oración rápida y luego negó con la cabeza, se mordió los labios y decidió irse. Pero en ese instante, la puerta de la oficina se abrió.

"¿Qué estás haciendo si ya estás aquí?"

Hye-won, que encontró a Do-han parado frente a la puerta, puso una expresión bastante casual. Y después de un momento de vergüenza por la reacción tan contundente de su amigo, Dohan decidió hablar como siempre:

"¿Qué onda?"

"¿...? Pues yo te pregunté si querías ir por un café y... Resulta que me dijiste que sí".

"Ah, sí claro. Vine a verte para que fuéramos por café. Justo eso."

Hyewon tomó la delantera y Dohan lo siguió. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).