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Nació para ello por dark-angel

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Notas del capitulo:

Otro, otro, lo sé, es que hasta sueño con el fic y no puedo evitar escribirlo x'D Volvió Connie, lo que sí les prometo es que... Connor estará en uniforme de oficial estándar la mitad de mi fic ;3 (?)
TODO lo que implica medicina y lógica médica está terriblemente mal, seguramente, así que lo siento.

Connor estaba en medio de su último examen de la academia para oficialmente ser miembro de DPD, había sido exigido por el estado después de la “independencia” de los androides; razón principal por la cual no se encontraba actualmente trabajando. Pese a que él podría haber realizado todos los exámenes requeridos en 48 horas con 27 minutos, los humanos habían decidido extender el tiempo y tardado una semana en que estos sean realizados (podría ser entendible que los humanos necesitaban descansar y por eso no podría estar evaluándolo sin parar, aun así, había sido tedioso). Durante el examen escrito –requerido- una notificación de emergencia del capitán parpadeó en su visión produciendo una necesidad casi sofocante de entregar el papel y leer el mensaje (podría apostar cualquier cosa que tenía que ver con Hank y posiblemente su presunta capacidad para poner su vida en peligro), pero debido al monitoreo constante de otro androide para evitar que hiciera trampa y buscar información en la red, no podía acceder para siquiera observar qué era lo importante. La bomba de Thirium latía erráticamente ante la ansiedad que se formaba, sus niveles de estrés aumentaban a medida que los minutos pasaban y las palabras que debía de colocar en el papel se perdían en su cerebro cibernético; jamás había tenido una falla tan tonta como esta. Se obligó a terminar, esperar pacientemente a que el resultado estuviera para tener la aprobación y así ser, al fin, un miembro del departamento de policía de Detroit. Los siguientes quince minutos de su vida fueron los más largos y hay que considerar que como androide era normal tener que esperar a que otros hagan cosas con paciencia, así que esto era normal. Pero no lo era, la cantidad de escenarios que aparecían en su programa referentes al anuncio del mensaje lo estaban volviendo loco; pasaban desde lo más tranquilo con Hank habiéndose resbalado y golpeado hasta el más difícil de él yaciendo muerto en un charco de su propia sangre. En momentos como estos, RK800, se preguntaba por qué los androides ansiaban tanto el sentir cuando estas emociones eran sofocantes y aterradoras, la preocupación lo estaba asfixiando pese a que realmente no necesitaba respirar. La tortura terminó. Fue aprobado, como era de esperarse, y ni un segundo más tarde ya se encontraba corriendo hacia el recinto.

Decir que ingresó, pasó por arriba de la barrera de entrada y se precipitó como toro loco a la oficina de capitán no era una exageración: era exactamente lo que sucedió en ese momento. No estaba agitado, debido a que no se cansaba, pero se encontraba bastante desaliñado y con una mirada de locura completa; Fowler pareció sorprendido, desde el otro lado del escritorio, ante la intrusión repentina y la exigencia de que pasaba con Hank, mientras lo buscaba con la mirada. Intentó tranquilizar al androide, lo más diplomático que pudo, pero realmente no lo era tanto considerando que gran parte de su paciencia fue consumida por Reed a lo largo de los años. Terminó por gritarle a Connor que se sentara y lo mantuvo en silencio unos minutos, argumentando que si no se calmaba no podría decirle que sucedía; RK800 afirmó que estaba tranquilo, pese a no ser cierto y el capitán sólo alzó su ceja sin decirle nada más. Los minutos se volvieron insoportables, el robot debió de recurrir a su moneda para no explotar, literalmente.

— El teniente Anderson y el detective Reed estaban investigando una pista de su caso actual, en el proceso fueron retenidos por el presunto percutor —Hizo una pausa, midiendo lo mejor que pudo sus palabras mientras miraba como el movimiento de la moneda se aceleraba en clara muestra de nerviosismo el androide, prefería, si podía, evitar que este se dañara—. Sus exigencias son pocas, para la liberación de ambos, y son que accedas a encontrarte con ella a solas. Claramente, no podemos permitirlo. Eres lo único que tenemos a nuestro favor para que no dañe a ninguno de mis hombres. SWAT ya se encuentre en la escena, el Capitán Allen estará a cargo, según tengo entendido ya se conocen, la dirección ha sido enviada a tu matriz —Hizo una pausa breve cuando Connor guardó la moneda y se puso de pie, sin emitir palabra alguna—. Connor —Llamó antes de que este se dirigiera a la puerta, apenas se detuvo unos momentos—. Trae a mis chicos a salvo.

RK800 jamás creyó que podría sentirse tan angustiado en su vida, sí, era raro decirlo de este modo. Fue creado para estar tranquilo en las situaciones más complicadas y poder realizar sus misiones sin problema alguno, pero sin poder evitarlo, el simple concepto de saber que Hank podría salir herido, producía un fallo demasiado “mortal” para su gusto. A pesar de saber, lógicamente, que Allen era bueno en su trabajo y que haría todo lo posible para rescatar al teniente sin ninguna baja (porque el hombre siempre apuntaba a lo más alto de las expectativas), no podía evitar sentirse nerviosos, ansioso, temeroso y algunas otras emociones que no podía definir correctamente. La escena se encontraba bastante distante al recinto, debió de pedir un taxi para llegar a tiempo y no perder preciosos minutos como hizo al correr allí, torpemente, y se presentó hacia el encargado. SWAT estaba desplegado junto a un par de patrullas, al parecer tenían contacto directo con el androide, designado como Karen, quien en el momento de su llegada estaba transmitiendo los gimoteos de Reed; sabía que no era Hank, no era su voz, en cambio la del detective era algo que no reconocía y que causó una estática en todo su cuerpo. El viejo mensaje de misión asignada de proteger y cuidar a Gavin parpadeó furiosamente en su visión, debió de descartarlo varias veces a medida que el sonido no parecía cesar hasta que Hank pidió que parase, supuestamente desinteresado por el daño recibido a su compañero y sólo interesado en su propia comodidad. Pero él sabía mejor, sabía que era un juego mental, la voz del teniente había tenido una pequeña perdida en su última frase, imperceptible, pero suficiente para que él lo reconozca como culpa. Hubo un corte momentáneo, posterior a una promesa de que esto empeoraría si Connor no llegaba en la siguiente media hora.

Allen dio todas las indicaciones requeridas, Connor no se opuso a ninguna pese a que sentía que su plan no era el más óptimo, demasiado arriesgado era entrar y que no mucho más tarde otros oficiales lo siguieran, aun así, no peleó contra su lógica defectuosa. Se colocó el chaleco antibalas estandarizado y requerido, ya que ahora era un miembro de DPD y tenía que seguir el reglamento (androide o no androide), se le avisó a Karen sobre su llegada y ella detuvo lo que sea que estuviera haciendo, el sonido bajo de jadeos y agua hizo que RK se sintiera enfermo (lo que era imposible dado que era un robot). Ingresó al destartalado edificio y el resto fue demasiado automático para ser realmente racionalizado o procesado por él, lo único que sabe es que insertó tres balas en el androide antes de que esta llegara a atacarlo con una sierra (que arma poco útil contra otro androide), dejándola deshabilitada momentáneamente. Apenas se dio cuenta que estaba moviéndose rígido, robóticamente, hasta que se topó con Hank. Las emociones volvieron a él como un balde de agua fría, irónicamente, cuando se abalanzó sobre el hombre y revisó que estuviera sano. 

— El AJ700, Karen, ha sido neutralizado, su vida ya no corre peligro teniente —Comenzó con monotonía, porque necesitaba sentirse en un lugar seguro como era el desligarse de las emociones, antes de que su rostro neutral se suavizara y abrazara al hombre frente a él—. rA9, tenía tanto miedo Hank, me alegro que estés bien.

— Niño, lo hiciste bien, todo está bien —Se dejó fundir en el calor que le proporcionaba el androide antes de recordar que Gavin, literalmente, se estaba desangrando en la otra habitación. Maldijo bajo antes de obligarse a separarse, pese a realmente querer consolar a Connor, no era el momento—. Reed se encuentra bastante jodido, será mejor que pidas paramédicos urgentemente —Lo guio hasta el lugar donde fue dejado, no pudo evitar entrar en pánico al ver su cabeza colgar flácidamente entre sus hombros y su pecho quieto, como si no respirase, mientras la sangre se filtra por el suelo. El hombre estaba mortalmente pálido, Hank no pudo evitar pensar en Cole mientras lo observaba la vida escaparse de sus manos, otro hijo más que dejó que se le sea arrebatado. Connor, ajeno al dilema interno del teniente, se precipitó hacia el detective. Lo primero que hizo, tras pedir una ambulancia y la necesidad de paramédicos en su ubicación, fue comprobar sus signos vitales. El Reed había dejado de respirar, el sangrado estaba haciendo que pierda una cantidad peligrosa de sangre y sus restricciones no estaban ayudando. Rápidamente y sin dejarse sobre analizar nada, rompió las esposas (demasiado débiles para un androide diseñado para bloquear androides) y lo recostó en el suelo, mientras le indicaba a Hank que se acercara.

— Teniente —Llamó sin girarse, mientras acomodaba el cuerpo para tener mejor acceso, llevaba sus manos hacia su boca, abriéndola, mientras sus manos se posaban en su caja torácica— ¡Teniente! —Exigió otra vez, sin obtener respuesta, sus movimientos jamás se detuvieron mientras comenzaba la rutina de RCP, pre instalado en su programación— ¡HANK! —El último estallido pareció atraer la atención del nombrado quien vibró en su lugar y se acercó sin saber realmente que hacer—. Necesito que hagas un torniquete en su herida en la pierna, su pérdida de sangre está al borde de ser peligrosa para su salud —No esperó realmente a que este hiciera lo solicitado, ni siquiera monitoreó que lo haga, sólo se centró en hacer que el corazón de Gavin volviera a latir y que no se muriera, no podía permitirlo. Le rezó a rA9 porque no dejara que sucediera, mientras que sus movimientos se volvieron levemente erráticos, emocionalmente comprometidos, pero sin poder detenerse hasta que los paramédicos llegaran. Mantuvo con vida al hombre hasta que fue corrido por una unidad médica y el detective fue trasladado por los pasillos llenos de agentes hacia la ambulancia que descansaba al final de la calle. Durante una fracción de segundos tras ser quitado del medio y obligado a detener su mecánico movimiento, se quedó observando el lugar vacío antes de volver su visión a Hank, se sentía agobiado con una gran cantidad de emociones que no podía definir y por la mirada que el hombre le estaba entregando, no estaba sólo en su incertidumbre.

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La escena de crimen fue asegurada, mientras el CSI se encargaba de juntar pruebas y sacar fotos a cada objeto antes de mudarse al recinto, Hank era interrogado por Collins luego de comprobar que no tenía ninguna herida con él y era necesario llevarlo al hospital. Connor, por su parte, se mantuvo en silencio observando cada pequeña cosa del lugar. La sangre fresca de Gavin, cual no se atrevió a tocar y comprobar como haría normalmente, el cuchillo descartado no muy lejos (junto a la cama) con el precinto cortado; podía observar las huellas dactilares tanto de Hank como de Gavin, también de un tercero reconocido como “Matthew Andrews”, victima en el caso que investigaban y con un historial bastante pintoresco de violencia de género. Siguió recorriendo el lugar, observando el cubo de agua y reproduciendo la imagen de Karen ahogando al detective sin poder evitarlo, la cantidad de tiempo mantenido bajo, el suficiente para dejarlo sin aire, pero no tanto como para matarlo o dejarlo inconsistente; la repetición de tortura, una y otra vez. Ni siquiera notó el estremecimiento que recorrió su cuerpo hasta que sintió la mano del teniente sobre su hombro y la pregunta silenciosa de si estaba bien. El mensaje parpadeante y rojo de fallo en su misión primaria de proteger a Gavin Reed se filtró nuevamente en su rostro, un recordatorio constante de su incapacidad como agente. Había fallado. Aunque racionalmente no era su culpa y siguiendo este camino, él no tenía que seguir una directiva que ni siquiera sentía como propia, porque él no conocía al hombre como pare tener la misma necesidad de lealtad que poseía hacia Anderson (de protección; mantenerlo a salvo, seguro, querido). Parpadeó varias veces, intentando que toda falla se eliminase de su visión sin lograrlo, sólo podía mover el mensaje lo más lejos de su perspectiva actual para que no lo molestase. Se movió por la habitación, en necesidad de encontrar algo que hacer, topándose con la chaqueta descartada del detective. Se inclinó para sujetarla, olvidándose que era evidencia, y comprobó esta con cuidado a contra luz. La sangre empapó el cuero sintético arruinándolo por completo, un escaneo preliminar le llevó a notar que mantenía residuos viejos de ADN de otros agentes, incluyendo el mismo Anderson, que se quiso quitar sin lograrlo por completo.

— El detective deberá de conseguir una nueva chaqueta —Agregó innecesariamente mientras observaba la cantidad de veces que fue arreglada, con tal precisión que apenas podría notarse al ojo humano. Se preguntó, brevemente, cuánto tiempo la prenda acompañó al hombre. Apenas tuvo tiempo a analizar más cosas de dicha antes de ser arrebatada, con amabilidad, por el otro humano quien, casi ansiosamente, buscó la etiqueta. Los regordetes dedos trazaron el desgastado trozo de tela sobresaliente donde un corazón casi borrado envuelto en una M se filtraba, incorrecto, colocado por un tercero. Connor frunció sus cejas observando la breve caligrafía, sabía que no era de Hank y menos de Gavin por los informes (raros de ver) a mano que leyó durante su tiempo en DPD; si debía de pensarlo con profundidad, la letra era muy similar (un 79%) a la encontrada en algunas notas del baño del teniente—. ¿Hank?

— El hijo de puta la conservó —Su voz se rompió, cargada de incredulidad y dolor, mientras presionaba la prenda entre sus manos y sentía sus ojos picar con lágrimas no derramadas. Era inconfundible el corazón con el que firmó su ex mujer la chaqueta, había sido realizado con la intención de: “siempre llevarla consigo” cuando se la regaló, la M se Marie y su amor “eterno”. La misma maldita chaqueta que colocó en los hombros de aquel malhumorado y roto adolescente, aquella que creyó perdida cuando su vínculo se rompió (¿Por qué  cómo podría esta haber sobrevivido tantos años? Y peor aún, ¿Por qué aún querría usarla? Este trapo viejo que lo vinculaba con los Anderson). Sintió algo apretujarse en su pecho, la comprensión de que a pesar de estar arruinada y tener que ser reparada (como se notaba al tacto pese a no ver la falla) aún la mantenían, aún significaba algo. Soltó un resoplido más incrédulo que antes y pasó una de sus manos (manchada con la sangre de Reed) por su rostro—. Dios, bien, maldito infierno.

El androide no pudo evitar sentir curiosidad por el desenlace que tuvo la situación, según sus registros el teniente no tenía aprecio por el detective, su investigación previa le llevó a creer que fue a causa de problemas previos personales entre ambos que prohibía una buena convivencia (debido a que los humanos parecían ser incapaces del “profesionalismo” laboral). La chaqueta, que todos los días Gavin utilizaba, acaba de abrir una incógnita gigante en la mente del robot, incapaz de comprender cómo este conocimiento de mantener dicha prenda (presumiblemente datado de un regalo muy viejo que Hank vio que fue entregado o él mismo entregó), pese a verla diariamente, desataba un torrente de emociones que se filtraban tanto corporal como vocalmente del hombre. Las emociones que percibió, tanto de dolor como culpa, fueron envueltas por una tristeza sofocante y también… ¿cariño? ¿anhelo? ¿esperanza? Podría ser cualquiera, sea cual sea, era indudablemente positiva. Su programación social le sugirió consolar al teniente, pero descartó la idea, sintiéndose intruso de arruinar cualquier autodescubrimiento que el adulto tuviera en ese momento. Decidiendo dejarlo sólo con sus propios pensamientos, se conectó a la red del hospital donde fue llevado Reed e intentó descubrir su estado actual, al parecer en el traslado había sufrido un segundo paro respiratorio y fue llevado a la sala de urgencias más cercana, una vez estabilizado, por órdenes de un tercer (omitido su nombre), fue derivado a una clínica privada y muy elitista para su tratamiento. Más allá de un informe que indicaba su situación estable, dicho lugar, no mantenía registro sobre el daño real del humano, curiosamente, todo registro se granulaba cada vez que intentaba ingresar; como su propio registro personal médico, era difícil acceder a cualquier información referente al castaño, cosa que producía malestar en el androide.

— Teniente, se me ha informado que podemos abandonar la escena, si gusta antes de regresar al recinto podemos comprobar el estado de salud del detective —Connor, diplomáticamente, comenzó hablar mientras cruzaba sus brazos tras la espalda. Observó a Hank sobresaltarse, al parecer siendo sacado abruptamente de su propia mente por el comentario, y lo escuchó maldecir por lo bajo algo similar a: “Malditos androides y sus malditos modales”, mientras no podía evitar sonreír por el comportamiento del humano. A pesar de no afirmar o negar nada, el adulto comenzó a dirigirse a la salida, aun con la chaqueta ensangrentada en mano. Durante unos momentos, mientras salían del edificio, RK dudó en su siguiente acción, pero sinceramente creía bastante asqueroso que cargara el elemento manchado como si fuera normal; le arrebató la prenda al teniente y antes de que este pudiera decir algo, tomó una de las bolsas marrones de los CSI y la colocó dentro.  Posteriormente le entregó un pequeño paquete de toallitas húmedas que había entre los materiales de allí a Anderson, en espera de que limpiara un poco el caos de sus manos. Se preguntó si debería de persuadirlo, primariamente, para ir a su casa y cambiarse ya que había logrado hacer un desastre con su propia ropa… aceptó que sería una pésima idea siquiera intentarlo.

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La clínica era extremadamente blanca y pulcra, futurista, casi parecía que se ingresaba a un laboratorio o una sala de residencia de día más que un hospital. La recepción apenas tenía gente en espera, los androides que atendían al público parecían sin desviar, que pese a aun no ser un delito conservar tales en estas condiciones, era perturbador de ver tras el movimiento y la lucha constante que realizan los cuatro miembros de Jerico. Connor fue quien tomó la palabra, en especial cuando miradas de disgusto de parte del personal humano se presentaron ante la vista de Hank, claro, no podía culparlos considerando lo desaliñado y lleno de sangre que se encontraba, en especial con su cara de gruñón número tres (cual implicaba generalmente que terminaría bebiendo su peso corporal más tarde). Amablemente, el androide asignado como Anna, le indicó donde se encontraba en detective e informó que ellos habían sido colocados en la lista, privilegiada, de visitantes. Un poco sorprendido, dado que no sabían quién era el que financiaba todo esto, Connor guio al humano por los insípidos y casi aterradores pasillos blancos. Intentó, en el lapso de caminata de tres minutos con ochenta segundos, investigar sobre la familia de Reed o posibles parejas que podrían intentar tender una mano a su ser querido en aprietos; la nada misma fue lo único que obtuvo, todo registro familiar fue simplemente borrado de la existencia, sólo estaba su partida de nacimiento (donde los nombres de sus padres habían sido imposibles de leer) y registros académicos, nada resaltante. Era bastante inquietante saber que prácticamente Gavin era un fantasma en la red, que en la era actual era como si no existiera.

Era fácil encontrar el cuarto del detective, no hacía falta buscar el número de habitación o siquiera leer las placas de identificación de los pacientes a cada lado de las puertas, sino que sólo y mínimamente había que seguir los gritos. Sí, al parecer en el lapso de dos horas y quince minutos en los que fue trasladado a esta instalación el hombre ya había recobrado la conciencia. Eso podría ser llamativo si no fuera porque estaba seguro, Connor, que Reed podría mantenerse en pie sólo por pura terquedad (¿y cómo era que tenía esa clase de pensamientos si no conocía al detective íntimamente más que unos cuantos roces en el trabajo? Descartó su duda para más adelante). Pudo escuchar a Hank resoplar y leyó fácilmente como el cuerpo del hombre se relajaba ante esta nueva revelación, al parecer estaba más preocupado por Gavin de lo que ambos querían aceptar (en especial porque Connor estaba comenzando a sentir algo similar a los celos). Apenas se deslizó la puerta abierta, ante su presencia, cuando una de las almohadas –de buena calidad cabe resaltar- voló justo a un lado del hombro izquierdo de Connor y se estrelló con una fuerza sorprendente contra la pared posterior a él. Dentro, se podía observar un androide que hacía de enfermera, desviado por su led que estaba en rojo constante, temeroso arrinconarse y queriendo hacerse lo más pequeño frente a la furia de Reed; el primer instinto de Connor fue proteger a la víctima, en este caso el androide, posándose frente a esta y ocultándola del malhumorado humano. Fue en ese momento que le dio una segunda mirada a Gavin… era extraño por decir algo.

— ¡Vete a la mierda lata! —Escupió un muy agitado y adolorido Gavin, mientras sujetaba sus costillas como si fuera la única forma de mantenerlas unidas y su respiración se volvía cada vez más trabajosa. Sus niveles de estrés eran delirantemente altos, era sorprendente que su cerebro simplemente no haya explotado por esto, en especial porque su presión arterial estaba por las nubes. Estaba apenas sentado en la prístina cama del lugar, intentando levantarse pese a tener firmemente vendado su muslo –cual estaba visible bajo los matorrales presentados por la clínica- y manchados por las heridas probablemente recientemente abiertas, que impedía apoyase en el. Él claramente estaba fuera de sí, una pequeña hilera de sangre recorría la parte interna de su brazo derecho donde una vía intravenosa estuvo colocada –y fue arrancada según la reconstrucción de la escena de Connor-. El resto de los aparatos que habían sido colocados en el cuerpo del detective estaban en el suelo o enredado en su cuerpo. Parecía desorientado, ojos salvajes y vidriosos, posiblemente con fiebre y un escaneo rápido reafirmó aquella teoría. No podía culparlo completamente por su arrebato, despertarse sin saber dónde estaba y ser atendido por un androide cuando uno mismo acaba de atacarte podría ser traumático, eso, de igual modo, no disculpaba su arrebato.

— Detective, recomiendo que se calme. Está a salvo, en un hospital, nadie puede lastimarlo aquí.

— Que te jodan tostadora —Contrario a lo que debía de suceder, las palabras de Connor (como anteriormente sucedió) parecían alterar más al hombre, quien cuadró sus hombros listo para atacar si era necesario. Al parecer, cualquier insinuación de su seguridad sólo lo volvía escéptico, posiblemente creyendo que era una táctica para que bajara la guardia y ser abordado (¿pero por qué necesitaría de tal mecanismo de defensa?). Gavin no tenía intenciones de quedarse en esa prision blanca y mucho menos de ser tocado por androides (o nadie en especial); quería ir a su departamento y lamer sus heridas en soledad, gracias—. Me voy, que se jodan todos.

— Deja de ser un imbécil y recuéstate por el amor a todo lo santo Gavin, no tienes tres años, compórtate —La voz de Hank sobresaltó a todos los presentes, habían olvidado que este estaba en la habitación también. Gavin se erizó, pero no dijo nada, apoyándose más en la cama sin querer rendirse a las demandas del hombre. Anderson rodó sus ojos exasperado, se cruzó de brazos y se quedó esperando, pacientemente y con una mirada de desaprobación marca “papá”. La pequeña lucha de territorio entre los dos hombres comenzó entonces, en silencio, retándose a que cualquiera de los dos diga o haga algo más. Connor, por muy interésate que le pareciera todo, tenía otras cosas un poco más apremiantes que acatar y era la desviada aun escondida tras suyo. Ella no presentaba niveles de estrés altos, lo que era un alivio, pero aun parecía realmente renuente a abandonar su pequeño lugar seguro tras el cazador.

» El señor Reed debe descansar, sus niveles de sangre aún son bajos a pesar de la transfusión de emergencia. Tiene principio de neumonía y debe ser medicado, el estrés adicional a su cuerpo no ayudará a su recuperación «La amigable voz del androide invadió la mente de Connor, mientras se giraba para observarla y notar la pequeña aguja en sus manos. Vía intravenosa, eso debía de ser preocupante.

» Entiendo «Respondió» Lo calmaré para ti «Asintió brevemente antes de dirigirse al paciente, quien al verlo acercarse se encogió en su lugar pese a mantener su mirada estoica y gruñir bajo. Era, en términos simples, perturbador como todo era traducido a agresión por parte del humano. Sin esperar permiso, colocó sus manos a cada lado de su cadera y presionó con firmeza, Gavin se retorció y comenzó a maldecir, mientras sus extremidades –torpes- intentaron de golpear al androide. RK800 no se dejó persuadir, con fuerza alzó al hombre hasta sentarlo correctamente sobre el colchón y luego empujó su pecho hasta obligarlo a recostarse.

— ¿¡Qué demonios hijo de puta!? —Exclamó en un silbido agudo debido a la falta de oxígeno proporcionado por el movimiento, jadeó abiertamente e intentó volver a levantarse pese al dolor que sentía en todo su cuerpo, como si quemase, negándose a dejarse manipular por una máquina sin sentimientos, mucho menos maltratar por esta. Pero Connor no tenía intenciones de dejarlo salirse con la suya, acomodó al detective en la cama lo suficiente para indicarle a la enfermera que volviera a colocarle la intravenosa, dejando pasar los calmantes junto al suero. Reed luchó, con más ganas cuando fue inmovilizado—. ¡Suéltame! ¡Hijo de puta! ¡Pedazo de mierda! —Gruñó, mordió, pataleó e intentó golpear la cara del cazador de desviados sin obtener una sola victoria. Se sintió débil, inutilizado, mientras intentaba de huir de esta locura. Observó a Hank, rezando porque lo ayude, pero como cada vez en sus sueños, él sólo dejaba que hicieran lo que quisieran con él porque no importaba; nunca lo hizo. Sintió como las lágrimas de frustración e impotencia luchaban por salir, pero no dejaría que lo hicieran, nadie lo vería débil otra vez. Gavin sintió como su mundo comenzaba a girar, le falta de aire y posiblemente los medicamentos o sólo el cansancio que al fin vino a reclamarlo, quien sabe. Se sintió enfermo, asustado de perder el conocimiento y que hicieran quien sabe qué con su cuerpo, no confiaba en los androides, no podía confiar en Anderson, ya no—. deténte.

Connor lo soltó como si el cuerpo del detective quemase, lo último dicho fue apenas un susurro, débil, rogando porque se detenga y a pesar de que lógicamente no estaba haciendo daño al hombre y todo era por su bien, no pudo evitar sentir que estaba mal. Su pequeño desliz de poco ayudó a Reed, quien, a pesar de aliviarse por estar sin el agarre mortal del androide, no pudo moverse mucho antes de desmayarse. El suspiro de alivio de Hank fue aún más molesto para RK, dado que no comprendía porque se sentía tan angustiado por lo sucedido ni porque le dolía su “corazón”; inconscientemente llevó su mano hacia su bomba de thirium. La enfermera tomó la iniciativa a administrarle el medicamento y volviendo a colocar las maquinas donde deberían, tras la conmoción, casi aliviada de que el detective estuviera inconsciente. El castaño, por su parte, dio unos pasos lejos de la cama dejándola trabajar mientras que Anderson observaba al paciente con una mezcla de exasperación, cariño y, nuevamente, anhelo. Se quedaron allí durante un rato, mientras 800 intentaba de descubrir cuáles eran las fallas de la personalidad de Gavin para ser como era, como si tuviera que armar un rompecabezas en su mente. Observó, en ese momento, el tatuaje de su brazo, pese a estar al revés, de un bosque y la luna en este. Curiosa elección. También las diversas cicatrices descoloridas que manchaban su piel, la mayoría lo suficientemente viejas para haber sido ganadas en su juventud, mientras que otras eran bastante recientes datando de apenas unos meses atrás. Algunas eran de armas blancas, otras de elementos a confirmar pero que tenía propias sospechas, la mayoría parecían haber sido ganadas en el campo… ¿pero lo eran? Apenas notó cuando el médico ingresó a darles el parte médico, afirmando sobre su estado de salud y el cómo sabían que Gavin exigiría irse del lugar cuando recobrara la conciencia (y aunque fuera negado, de alguna forma se iría, al parecer ya tenían experiencia en ello en este lugar, lo que volvía la situación aún más confusa para el androide).

— Alguien deberá de quedarse con él, la primera semana es vital para su recuperación, estará bajo medicamentos muy fuertes y se recomienda reposo extremo —Comentó el humano, mientras acomodó sus gafas y miró sin interés a su paciente, casi como si fuera una mancha de barro en su reluciente piso blanco—. Los vendajes deberán de ser cambiados dos veces al día y las heridas limpiadas. Se recomienda una dieta rigurosa con hierro y vitamina... —Continuó y continuó explicando cuales eran los procedimientos, Hank estaba atento a todas las indicaciones, casi como si fuera a ofrecerse. Connor mantuvo su vista en el detective mientras se descargaba archivos y programas para auxiliarlo, dejando que la voz de médico quedara en segundo plano y grabándola de necesitarla. Mientras esto sucedía, notó nuevamente las bolsas oscuras bajo los ojos del hombre, su tez bastante pálida para el color normal de su pigmentación y que tan joven parecía así, dormido, perdido en el mundo. Algo dentro de él se torció ante la mirada y entonces…

— Lo cuidaré.

Notas finales:

Me imagine a Kamski onda: "Mi hermano está herido, pagaré la mejor atención del mundo porque puedo".
¡Prometo un acercamiento de Gavin y Connor en el próximo cap.! Recuerden, son siete días bajo su cuidado, mínimamente. Tambien tengo una pequeña sorpresa para el próximo Cap.


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