Luego vinieron las portadas en las revistas más importantes del medio. Desde que Dida fue descubierto por Sanae la gente quería verlo más y más. Incursionó en algunos doramas (telenovelas) trágicos, algunas obras teatrales y se involucró con muchas idols fugaces del momento. Muchísimas admiradoras le enviaban costosos obsequios y sus sites estaban reventando en mensajes hacia él. Al mánager le agradaba que la hermosura de Dida fuese admirada y conocida por otros, pero temía que eso llevara la soberbia y la indolencia al corazón del joven, estaba en constante peligro de caer en las garras del mundo.
A Sanae sólo le preocupaba cuidar de esa luz, de ese no se qué de príncipe encantado que sentía al verle, un aura de castillo, flores, amor triste, una tarde de lluvia de estrellas en una playa lejana; no podía, ni debía separarse de eso jamás, a Sanae le parecía demasiado importante, sin esa aura Dida dejaría de ser Dida y se transformaría en otro de esos demonios hermosos por fuera pero de corazón de hielo. Conocía bastante bien a esa clase de hombres y les abominaba, Dida era diferente, su dulzura le hacía quien realmente era. Sanae se sentía el protector de su inocencia.
Empezó una nueva sesión de fotos. Esta vez el joven iba acompañado de una modelo llamada Vivianne, la apodaban "la vampiresa" por su evidente sensualidad y misterio. El atrevido traje que cubria a Vivianne se movía de un lado a otro al ritmo del tango. Dida de manera ágil seguía los pasos de su pareja de baile.
Las fotos los captaban en pleno movimiento, la imagen de los modelos era oscura y vampiresca, el olor del cabello de Vivianne asfixiante, seductor, llamativo. Juntos brillaban en el escenario. Sanae los miraba muy atento. Había algo que no le agradaba en absoluto, no podía precisar qué era exactamente pero era más fuerte que cualquier cosa relacionada al trabajo, a los modelos, a él mismo.
A Dida le pareció Vivianne diferente de las mujeres que había conocido.
Los ojos de ella lo retaban con rebeldía. Él, sin que otros se dieran cuenta la besó antes del giro final. Respondiendo a su desafío.
Al terminar la sesión, Sanae se acercó llevando en las manos una taza de té de limón.
Dida con aire un poco aburrido le preguntó:
-¿Qué deseas ahora?-.
Sanae se inclinó un poco y respondió un tanto cortado:
- Traje esto para ti.
-Dida se la arrancó prácticamente de las manos y le dio la espalda.
Vivianne se acercó y al mirar al atractivo mánager le preguntó:- ¿ No eres tú el famoso modelo quen hará la sesión de fotos que sigue?- murmuró con su voz acariciante - Eres realmente más atractivo en persona de lo que creí.
Sanae enrojeció apenas un poco perturbado y dijo confundido: -no... yo...
Dida lo cortó indignado:- Él no es un modelo, SÓLO es mi manager. Mejor dicho SOLO es un empleado - dijo recalcando ese "solo" de manera hiriente y profunda.
Vivianne como una vampiresa (haciendo honor a su sobrenombre) tomó el brazo de Dida y le dijo algo al oido con deleite.
Éste hizo un gesto que se parecía a una sonrisa pero con algo de crueldad y luego sus ojos brillaron. Volteó y le dijo a Sanae que seguía de pie esperándole: - tengo que irme y no te atrevas a llamar que no regresaré a MI apartamento esta noche-
Luego tiro la taza de té al piso y lanzo una carcajada fuerte.
Él y la joven salieron corriendo, cómplices como si hubieran hecho una travesura.
Antes de desaparecer, Vivianne volteó a mirar a Sanae directamente y en sus ojos había una ternura insospechada dirigida sólo hacia él.
Sanae se arrodilló a recoger los pedazos y sintió un dolor profundo, no podía creer lo que acababa de pasar.
Se sentía herido, herido y solo.