Lugar: Salón de música en Hogwarts.
Hora: Cuatro de la tarde.
Día: Viernes.
Presentes: Todos los alumnos de séptimo de las cuatro casas.
Nuestra historia se realiza en un auditorio, cerca de las torres del sur. Alumnos de séptimo, de las cuatro casas, hacían su presentación. Una canción que escribieran con un sentimiento que les haya hecho ver una nueva faceta de su vida. Ya todos habían pasado y hecho presentaciones hermosas y emotivas, el único que faltaba era un muchacho de ojos verdes tan intensos como los bosques en primavera.
Nervioso por lo que opinaran de su canción, tuvo que armarse de todo su valor Gryffindor, dado que el motivo y sentimiento de esta canción lo llevaban a revelar un gran secreto. Justo en el momento en que lo llamaban, se acordó de cómo escribió la canción, los momentos juntos donde decidió a quién se la dedicaría y cómo daría una muestra del amor que le tiene a esa persona, él también lo sabe.
Se acuerda cuándo se las encargaron, él no tenía ni idea de cómo hacerla o a quién se la dedicaría; pero la inspiración le llegó a mitad de la noche, cuando la persona que más amaba en el mundo dormía profundamente entre sus brazos.
Sí, ese recuerdo Harry lo tendría muy presente, porque después de nueve meses de verse en secreto, esa noche habían decidido que vivirían juntos hasta el resto de sus días.
Recuerda con exactitud cómo se lo pidió, las palabras exactas que utilizó para decírselo:
“Dime qué quieres, el cielo, el mar; lo que me pidas yo te lo voy a dar… Nada te faltará a mi lado y no sentirás temor, haré todo lo que me pidas… Quiero que despiertes todos los días en mis brazos, y que tú seas lo primero que vean mis ojos al despertar… Quiero amarte y que me ames… Cásate conmigo… Y me harás el hombre mas feliz de la tierra…”.
Esa noche ninguno fue a dormir a su casa y cuando despertó todo lo que su mente procesaba era: Draco dijo sí, después de ese momento nadie lo bajaba de su nube, nadie sabía qué pasaba ni se lo imaginaba… Quién lo creyera, los Némesis durante años, Draco Malfoy y Harry Potter, mantenían una relación en secreto.
Esto lo llevó a escribir la canción, no había tardado nada en escribirla, con solo acordarse de lo que sentía al mirar a Draco, y cómo se reflejaba en esos ojos color tormenta que lo derretían con solo una mirada. Se acordó de lo que amaba verlo dormir en sus brazos, verlo despertar en ellos, y verlo extasiado, cuando sus cuerpos se fundían en uno solo.
Pero de repente la voz del maestro lo sacó de sus cavilaciones, era su turno. Nervioso, se sentó en el taburete enfrente del piano, sonrió al ver que era blanco y de cola, por alguna extraña razón le recordó a su Draco.
Dando los primeros acordes, trató de recordar de cuando sus manos viajaban por el cuerpo de su gran amor, el cual es blanco como el marfil. Este pensamiento, siempre lo tubo en cuenta cuando empezaba a componer la música de la canción, desde que la inicio supo que seria una balada, sabia que seria suave para que las notas lo trasportasen a revivir un momento hermoso que habían compartido. Hacía que sus primeras notas se oyeran seguras y firmes, sabía que ese pensamiento de estar tocando el cuerpo de Draco le ayudaría a no ponerse más nervioso de lo que ya lo estaba.
Después de relajarse, ajustar la altura del banco y dar una señal al maestro, comenzó a tocar la melodía, mas hermosa que haya compuesto.
Cuando despierto
Yo puedo sentir
Que ya no hay nada
Que me aleje de ti
Siento que vienes a mí
Nervioso, no quería voltear hacia donde estaban sus compañeros, el profesor y su gran amor, el cual ya sabía que esa canción iba dedicada hacia él. De repente, volteó a ver a Draco, que estaba sumiso en sus propios pensamientos y algo ruborizado, por lo que apreciaba ver. Tan perfecto, pensó; siempre se hacía la misma pregunta: ¿Cómo es que alguien tan perfecto y hermoso, podía haberse fijado en él? Pero luego recordó la primera vez que lo hicieron, y supo que nunca se había sentido así con nadie
Dime que quieres
El cielo, el mar
Lo que me pidas
Yo te lo voy a dar
Nada nos va a separar
Draco estaba poniendo tanta atención a la letra que no le devolvió la mirada a Harry hasta que sintió que esos ojos verdes no lo dejaban de mirar con una gran admiración y emoción. Desde que había descubierto a Harry escribiendo la canción supo que era para él, nada más tuvo que darse cuenta en los versos principales, los cuales eran freses que Harry le decía cuando estaban solos.
Deja que mi alma se empape de ti
Y sentirás fuego
Cuando te fundas en mi
No neguemos el amor
Que sentimos tu y yo
No neguemos el amor
Teniendo una conexión mutua, Harry se dispuso a poner todo el sentimiento que podía dar a ese ser de orbes grises, para ponerle en claro que él lo amaba locamente y que su corazón estaba con él y no con otra persona.
Somos un río
Que no vuelve atrás
Somos las olas que se miran
y van juntas buscando el mar
Somos la vida
Somos el sol
Somos el tiempo
El tiempo que nos unió
Y que abrazo nuestro amor
Ese ultimo párrafo lo escribió con el recuerdo de la primera vez que se dijeron “te amo”. Cómo se sintió cuando lo dijo, y cuando se lo dijeron. Pensó que estaba soñando, pero unos deliciosos labios sabor vainilla —el sabor de Draco— le hicieron recordar que era verdad. Con un simple “te amo” podría ponerle todo lo que él quisiera a sus pies. En ese momento de verdad se sintió amado por primera vez.
Deja que mi alma se empape de ti
Y sentirás fuegoCuando te fundas en mí
No neguemos el amor
Que sentimos tu y yo
No neguemos el amor
Él, su Draco, el dueño de su corazón, el único con el cual se ha sentido amado y al cual ha podido corresponder a ese sentimiento, con un fervor que ni los grandes magos habían dado a la hora de demostrar su poder; era suyo y de nadie más. Nadie se lo quitaría, era de él y solamente de él, ya estaba harto de que le dijeran cómo forjar su futuro y qué hacer, eso lo tenía claro, si a alguien no le gustaba su relación con Draco, le importaría un comino, él ya era mayor para decidir con quién compartir su vida. Era hora de que por fin fuera feliz en compañía de alguien. No de un amigo o una figura paterna, no, necesitaba el amor de un amante, y ese amante es su Draco.
No neguemos que en ti encontré
El amor que no busque, oh
Y nada es cierto cuando no estas (cuando no estas)
No neguemos el amor
Que sentimos tu y yo
No neguemos el amor
La canción se terminó, Harry sintió como todos se le quedaban mirando, pero lo más importante era que sintió una mirada gris mirarlo con una admiración y amor que nunca dejarían de trasmitirle.
Todos los presentes estaban anonadados, nadie creía que el “pequeño” Harry pudiera componer de esa forma, pero de repente alguien empezó con los aplausos, los cuales se hicieron más sonoros hasta que en el recinto no se escuchara más que éstos. A Harry le sorprendió mucho que la persona que iniciara esos aplausos fuera Draco.
Con toda la adrenalina que en esos momentos sentía se irguió de la silla y se acercó al rubio. De repente todos los aplausos terminaron y todos los espectadores estaban pendientes de lo que haría Harry.
Y cuando estuvo enfrente de su amor, lo miró a los ojos, y como si no hubiera nadie a su alrededor lo besó, con un beso que solo él podía dar. Tierno y lento. Las personas de la sala no se lo creían, pero luego de la mirada que les dio Harry cuando terminó el beso, decidieron no decir una palabra y aceptarlo.
Harry volteó a ver a Draco, pero esta vez con una mirada llena de amor y ternura. En ese momento Draco y Harry sintieron que podrían ser felices por fin, sin fronteras ni nada que se les interpusiera, y por supuesto que nunca más negarían el amor que sentían el uno por el otro.
Fin