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Rosa sin espinas por Marieth

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Notas del capitulo:

Yo se que no tengo perdón por este retraso tan grande, pero comprendanme un poco: exámenes, tareas, falta de sueño y falta de inspiración hacen estragos con mis fics.

He tratado de hacer el capítulo más largo porque lo más probable es que me vuelva a tardar en actualizar, pero ya entrando las vacaciones me pondré a escribir tiempo completo.

Dedicado a Edith, Lucero, Chikori, Nana, Sandra, Silvia, Rosario y a todas aquella personas que me han dado su apoyo en estos días para continuar escribiendo a pesar de todo.

Ahi los dejo.

 

El sol entraba por aberturas en la cortina mal cerrada, la luz chocó con mi cara despertándome poco a poco, me sentía un poco cansado, supuse que era tarde porque Envy ya no estaba en la habitación, me levanté para buscar mi ropa que se habían encargado de traer desde mi casa el día anterior; me apresuré a buscar mi ropa interior primero, no me había dado cuenta de que seguía desnudo, además de que me dolía el trasero. Recordé lo que había pasado en nuestra primera noche juntos, todavía me avergonzaba el haberme comportado de esa manera, había sido algo placentero a pesar de todo, pero no dejaba de ser indecente o al menos eso me enseñaron en el templo. Esas "uniones" no deben hacerse si uno está lleno de deseo y lujuria, se hace como un bello acto de amor en donde se demuestra que estas dando todo de ti a esa persona, el placer corporal es algo que viene solo, lo primordial en este caso es el sentimiento que estas demostrado (NA: Opinión cortesía de una amiga).

Ya había acabado de vestirme y peinarme la trenza, siempre vestía de colores oscuros, ese día iba de azul marino. Salí de la habitación para dirigirme al comedor, ahí estaba mi esposo desayunando; dirigió sus ojos hacia mi y sonrió de  como el sabía hacerlo: de manera burlona.

-Ya era hora de que despertaras, lo dejaremos pasar por esta vez, pero solo porque te dejé agotado anoche.

-No creo que sea tan tarde, no exageres. - Me sonrojé por lo último que dijo ¿qué no tenía sentido de la decencia el desgraciado?

-Se me olvida que no conoces las costumbres de esta casa y las reglas que debes seguir. En primer lugar desayunamos todos los días sin excepción a las 6:30, hoy lo hacemos un poco más tarde por la fiesta de ayer; en segundo lugar, no podrás salir de la casa sin mi permiso mas que para abastecer la despensa, cuando vayas a salir al mercado o a cualquier parte te acompañará una sirvienta.

-¿Acaso crees que te voy a engañar con el primero que se me insinúe? -Si bien no quería a Envy tampoco lo iba a traicionar de esa manera, no soy una piruja que se va ofreciendo por las esquinas, soy una persona decente.

-No, pero ¿quién me va a garantizar que los cabrones del pueblo no van a tratar de meterte mano? Con ese lindo trasero que tienes es difícil no tocar, créeme.

-Si serás pelado. -En serio, no sabía cómo iba a soportarlo, ese tipo era un vulgar. -Si vas a decirme las costumbres y tus reglas hazlo en lugar de hablar sobre mí de esa manera.

-Muy bien, no tienes por qué enojarte. A partir de hoy me vas a acompañar cuándo quiera y a dónde quiera.

-¿Tengo derecho a negarme?

-No, si te digo vamos tienes que venir. ¡Ah! Casi se me olvida, ahora te harás cargo de todo lo referente a la casa, espero que sepas hacerlo bien y sin derrochar dinero, recuerda que eso es pecado (NA: Comentario cortesía de mi abuela).

-Eso ya lo se, no tienes por qué decírmelo. -Eso me pareció divertido, el diablo repartiendo escapularios.

-Creo que por el momento es todo.

-Muy bien ¿qué quieres comer hoy? -¿Por qué demonios pregunté eso?

-Mole con arroz, la cocinera ya sabe cómo me gusta. (NA: Al menos él si contesta, a mi simplemente me ignoran T_T) También sabe a qué hora se sirve la comida.

-Está bien.

-Y dile de paso que hoy tendremos visitas, que ponga la mesa para tres.

-¿Puedo saber quién viene? -La verdad tenía curiosidad, aunque no debería importarme mucho (NA: ¡Ed chismoso!)

-Mi capataz, viene para hablar de negocios, no creo que lo entiendas, son cosas de hombres. -Se limpió la boca con la servilleta, había terminado de desayunar.

-¿Y qué crees que soy entonces? -¿¡Qué se creía!? ¿¡Qué era un niño!? ¿¡Un analfabeta!? ¿¡Un idiota!?

-¿Tu? Sencillo. -Se acercó y me besó de manera algo brusca, luego caminó hacia la puerta y desde ahí continuó - Eres mi esposo, así que preocúpate solo por eso, lo demás no sabrías como manejarlo, no tienes carácter para hacerte cargo de otra cosa que no sea un hogar.

-¿Qué quieres decir con eso? -Me sentía muy alterado aunque no lo dejé ver por completo, me acordaba muy bien de su mal carácter.

-Lo que oíste, y no lo niegues porque tengo pruebas de lo que digo. -Iba a decir algo, pero no me dejó. - Si quieres saber a qué me refiero tan solo mira lo que hay en tu mano izquierda, si tuvieras algo de carácter hubieras hecho algo para impedir que hicieran lo que quisieron contigo. - Luego salió.

Me sentí humillado, todo lo que había dicho era verdad en cierta forma, pero se equivocaba, yo no era tan débil y se lo iba a demostrar como sea.

Dejando de lado aquellos pensamientos terminé mi desayuno y me dispuse a comenzar con las tareas que ahora me correspondían, la verdad no estaba seguro de lo que iba a hacer, nunca me enseñaron a hacer eso; en fin, no había remedio. Entré en la cocina para pedirle consejo al ama de llaves, me imaginé  que no se negaría a ayudarme, aunque no me esperé lo que vi: ¡Era muy joven! Tendría mas o menos veinte años, piel morena, cabello castaño y unos mechones rosas, cosa curiosa por estos rumbos; la joven se dio cuenta de mi presencia y se inclinó con respeto dejando de momento lo que estaba haciendo.

-Buenos días joven ¿necesita algo?

-Pues quisiera que me ayudara con algunas cosas señorita...

-Rose. Tan solo dígame e qué le puedo ayudar y lo haré con mucho gusto.

Rosa me sonreía con calidez y alegría, me hacía sentir tranquilo y a gusto, no tardé en devolverle la sonrisa.

-Quisiera que me ayudara con mis deberes.

-¿En qué forma?

-Lo que pasa es que no estoy seguro de lo que debo hacer. Nunca me educaron para esto, tan solo se que debo hacerme cargo de la casa, pero no se cómo.

-No se preocupe joven, yo me encargaré de enseñarle todo lo que debe hacer.

-Muchas gracias, aunque siento que esto le quitará bastante tiempo ¿segura que no le molesta?

-Claro que no, no es ninguna molestia, al contrario, me dará mucho gusto ayudar al esposo del señor. No me importa invertir mi tiempo en usted.

-¿Envy no se enojará si descuidas tu trabajo? No me gustaría que tuvieras problemas por mi culpa.

-No se preocupe por eso, de hecho el señor me pidió que lo ayudara en todo lo que pudiera. Al parecer usted es muy importante para él.

-No creo, tan solo soy un capricho. - ¿Cómo podría ser importante para ese hombre que consiguió tenerme a su lado mediante una deuda? Tan solo era un objeto para él.

-Eso no es cierto, nunca lo había visto desayunar con una sonrisa y tenía años que no me saludaba con un beso, eso solo lo hacía cuando estaba sumamente feliz.

-Tan solo está de buenas. -Claro, ¿quién no después de tener lo que busca?

-Créame cuando le digo que el señor está feliz, nos conocemos desde que eramos niños, se cuando está feliz o cuando está encaprichado, y en este momento él está muy feliz. -Rose decía todo eso con un brillo de alegría en sus ojos, evidentemente apreciaba a su patrón, aunque todavía tenía mis dudas con respecto a sus palabras.

-Mejor dejamos el tema en paz. Dígame por favor ¿qué es lo que tengo que hacer?

-Pues primero que nada decidir qué es lo que habrá para la comida. Lo malo es que se me olvidó preguntarle al señor qué se le antojaba.

-Eso no es problema, yo le pregunté antes de que se fuera, dijo que quería mole con arroz.

-¿No es que no sabía qué debía hacer?

-Este...lo que pasa es que recordé que eso era lo que nos preguntaba mi madre, solo lo hice por eso. -La mujer frente a mi me veía no muy convencida de la respuesta que le había dado, luego se dio la vuelta para buscar en la alacena.

-Entonces mole con arroz...- Rose seguía revolviendo en la pequeña habitación, al salir tomó unas bolsas de tela -Creo que tendremos que ir al mercado, con lo de ayer vaciamos la alacena.

La chica sacó una cartera negra de piel y me la puso en las manos.

-Tome, de ahora en adelante usted se va a encargar de vigilar todos los gastos de la casa. El señor nos da el dinero cada semana y no le agrada que le pidamos de más a menos que sea para cubrir una emergencia, por lo que deberá administrarlo con sumo cuidado (NA: Al dinero semanal se le llama chivo o gasto, lo digo porque podría usar la palabra).

Guardé la cartera en el bolsillo de mi pantalón; no iba a tener problema alguno con el dinero de la casa, después de todo me habían educado por años para administrar la hacienda de mi familia, una casa sería pan comido. Estábamos por salir cuando la chica me volteó a ver.

-Por cierto, tendrá que aprender a cocinar.

-¿¡QUÉ!? -¡Se supone que para eso estaba ella! ¿O no? Me veía con una sonrisa enorme, claramente se estaba aguantando las ganas de reírse a carcajadas por mi reacción. -¿Por qué tengo que aprender a cocinar?

-Porque usted tiene que supervisar todo lo que hagamos.

-¿Y eso para qué?

-Póngalo de esta manera: Si la comida no sale como debe de ser  usted sería el responsable por no hacerse cargo como se supone que debe hacerlo. Aunque nosotras sepamos qué es lo que se tiene que hacer usted es el que nos dirige, por lo tanto cualquier error que tuviéramos sería tomado como suyo. Al menos así ha sido siempre en esta casa.

-Bien -Si iba a ser así de ahora en adelante sería mejor acostumbrarse, además aprender algo nuevo no hace daño -¿Hay algo más que deberé aprender?

-Pues...veamos, tiene que aprender a escoger frutas, verduras, carne y especias, eso se lo enseñaré hoy; a organizar fiestas y reuniones, eso es importante para recibir a los socios del señor; hay otras cosas, pero eso se lo iré diciendo sobre la marcha, ahora será mejor que nos vayamos o se acabará todo lo bueno.

Rose me tomó de la mano y nos dirigimos hacia la cochera, ahí estaba el chofer: un joven de lentes y cabello oscuro, tendría más o menos mi estatura y lucía una sonrisa amable. Al verme inclinó la cabeza con respeto y me dio los buenos días.

-Buenos días joven, buenos días Rose.

-Buenos días Fury - Yo tan solo le di los buenos días, no supe qué más decirle. -Necesitamos que nos lleves al pueblo.

-¿Van al mercado?

-Si, con todo lo de ayer nos quedamos con la despensa vacía.

-Entonces suban, no tardaremos más de cinco minutos en llegar -Dijo el joven de lentes mientras subía a la enorme camioneta y encendía el motor. Subimos a la cabina y nos acomodamos.

-Nada más no vallas a conducir como maniático o dejarás al señor Envy viudo y sin ama de llaves -Ese comentario me asustó un poco, ¿en serio ese joven de apariencia calmada y amable era un cafre?

- ¡Aquella vez se me hizo tarde! ¡Solo porque me pasé un poco del límite de velocidad ya soy un cafre según tu!

-¡Pues cuando a mi se me hace tarde no incendio la cocina, en cambio tu empinaste la camioneta en una zanja!

-¡Eso fue un pequeño accidente!

-Oigan -Interrumpí su pelea antes de que me diera más miedo salir con ese par -¿Podemos irnos? Se hace tarde.

Fury arrancó y nos pusimos en camino hacia el pueblo, el viaje transcurrió entre risas y bromas, esas dos personas en verdad que eran agradables, al menos ya podría sentirme con amigos en esa casona.

En el mercado Rose me enseñó la manera de escoger los vegetales y la frutas más frescos, también a diferenciar entre la carne dura y la blanda, con eso me di cuenta de que algunos mercaderes eran bastante deshonestos, encima de que la fruta estaba magullada te vendían kilos de ochocientos gramos (NA: Por eso me la paso peleando con los del tianguis, ¡maldito Víctor me dio el aguacate prieto de nuevo!).

Me incomodaban los murmullos y comentarios de la gente hacia mi persona, aunque era normal aquel alboroto, después de todo apenas ayer me había casado, ese tema seguía en boca de todos, bien decían en la ciudad: "Pueblo chico, infierno grande".

"¡Qué afortunado!" o "Le tengo envidia" era lo que se les ocurría decir, la verdad llegué a pensar que no tenían vida propia y por eso les interesaba tanto la mía, ellos no saben ni la mitad de lo que pasa. Le pedí a Rose que termináramos las compras rápido, ella me comprendió de inmediato, trajimos lo que faltaba y nos encaminamos hacia la camioneta en donde Fury nos esperaba pacientemente.

Cuando llegamos a la casa nos dirigimos directamente a la cocina, si no empezábamos cuanto antes la comida no estaría a tiempo y la verdad no pensaba darle la oportunidad a Envy de llamarme inútil. La voz de Rose me sacó de mis pensamientos.

-Joven, ahora mismo le enseñaré a cocinar, así que preste atención.

-Escucho.

-Lo primero es decidir qué se va a preparar; luego asegúrese de tener todos los ingredientes necesarios, para saber cuánto de cada cosa utilizar debe tener en cuenta el número de personas para las que va a cocinar, como solo son dos personas pues la cantidad es pequeña.

- ¡Ah! Se me olvidaba decirte que va a hacer visitas, el capataz de Envy viene a comer. Me había dicho que te avisara, pero con la ida al pueblo se me olvidó. -Rose ya me había explicado que los empleados normalmente cocinaban otra cosa para ellos, por lo que no comían lo mismo que nosotros.

-Qué bueno que me avisó antes de comenzar o hubiéramos cocinado para cuatro personas nada más.

-¿Por qué para cuatro?

-Porque nunca sabe si van a llegar visitas inesperadas o si alguno de los presentes tendrá ganas de repetir. Esta es una regla de oro: siempre cocina un poco de más. Siempre es mejor que sobre a que falte.

-Tendré eso en cuenta.

Con las explicaciones y consejos de cocina de Rose se nos fue la mañana, a las dos y media ya habíamos acabado la comida y el postre, se me ocurrió que hiciéramos jericallas porque se me habían antojado. Como me quedaba media hora hasta que se sirviera la comida decidí ir a la biblioteca, ¡a dios doy gracias que ese hombre tuviera una! Aunque se notaba que no la usaba, los libros eran algo viejos y estaban empolvados. Busqué algún libro que me llamara la atención, lo tomé y me senté en un sillón cerca del enorme ventanal de la habitación y me enfrasqué en la lectura olvidándome momentáneamente de lo demás; al leer los problemas desaparecían por un momento, todo lo que me molestaba se iba entre las letras que repasaba con mis ojos, se me hacía todo muy sencillo estando solo y en silencio observando la naturaleza a mi alrededor, cuando estaba en casa me la pasaba leyendo en los jardines de mi madre, aquellos hermosos rosales que llenaban el ambiente de perfume me relajaban. Lástima que el ventanal de la biblioteca diera a unas jardineras vacías, ahí solo había un poco de pasto bien cuidado.

Estaba tan concentrado en lo que leía que no me di cuenta de la persona frente a mí.

-¿Qué se supone que haces? -Dijo Envy mientras me arrebataba la novela que tenía en mis manos -Hace diez minutos que llegué y no has ido a recibirme.

-Se me pasó la hora, es todo -¿Qué le pasaba? Al fin y al cabo solo habían sido diez minutos.

-Mejor olvídalo no quiero discutir con un mocoso consentido. -Como odiaba cuando me lanzaba esas miradas prepotentes, me recordaba a cada momento que ahí estaba para obedecerlo y complacerlo en todo. Tomó mi mano y me jaló de forma brusca -Vámonos al comedor, Greed nos espera.

-¿Greed?

-Mi capataz -Dijo después de suspirar con fastidio -Ya no hagas preguntas estúpidas y camina.

Recorrimos los pasillos con rapidez para después bajar al comedor, ahí esperaba sentado un hombre de apariencia arrogante y tosca, si me lo preguntan parecía aun  criminal. Al vernos se levantó y se acercó a nosotros.

-Así que este es tu pequeño esposo -Me tomó del mentón para que levantara más la cara -Es muy lindo, algo digno de tener en tu cama. De seguro te divertiste mucho anoche.

-Más de lo que crees, fue delicioso -Envy me abrazó repegándome todo lo que podía a su cuerpo.

-¿Y no lo piensas compartir conmigo al menos una vez? -Greed acarició mi mejilla, estaba furioso con Envy por permitirle al tipo ese que se tomara esas confiancitas conmigo y tratándome como si fuera un objeto. Nada podía hacer, en esa casa no tenía voz para quejarme o manos para defenderme, mi vida ya no me pertenecía.

-¿Acaso estás loco? Él es mío nada más.

-¡No seas así! Te juro que solo será una vez.

-Mira Greed, está bien que te tenga toda la confianza del mundo, pero eso no quiere decir que te voy a permitir que toques a mi esposo. -Envy se veía en extremo serio, una nueva faceta que me mostraba, pero ¿qué quería decir con esa cara? -Aprende de una buena vez que hay cosas que no se comparten.

-Está bien, dejemos eso por la paz y vamos a comer que me muero de hambre.

Ya sentados en el comedor aquel par hablaban de cosas sin importancia, en todo ese tiempo permanecí en silencio, en verdad no tendría caso hablar con ellos de las tonterías que estaban diciendo. Al terminar de comer se levantaron y comenzaron a decir cosas inteligentes, o al menos en lo que cabe decirlo con ese tal Greed.

-Bueno Envy, vamos a tu despacho para hablar del presupuesto, esta vez necesitaré un poco más hay unos buenos caballos en el mercado, estoy seguro que querrás tenerlos en tus caballerizas.

-Eso depende de que me convenzas de lo que me dices.

Se dirigían hacia el mencionado despacho cuando Greed se detuvo.

-Oye amigo, ¿por qué no nos acompaña tu esposo?

-¿Para qué lo quieres? Ni que supiera mucho de negocios.

-Nah, nada más me agrada verlo calladito y en un rincón como debe ser.

-Si tanto insistes. Ya escuchaste Ed, acompáñanos.

-Si.

Juro que en ese momento estaba dispuesto a cometer asesinato, ese par de machos arrogantes ni siquiera tienen idea de lo humillado que me siento al escucharlos hablar así sobre mi, con esta van dos humillaciones en lo que va del día, pero me las pagarían sobre todo el animal de Greed.

Los acompañé al despacho de Envy, era una enorme habitación, en el centro de ésta se encontraba un hermoso escritorio de caoba, bastante viejo, pero macizo.

Mi esposo y su capataz se sentaron para platicar con comodidad, yo me quedé de pie junto a Envy, así podría observar mejor los movimientos de ambos.

Cuando Greed comenzó a poner los papeles sobre la madera pude notar ciertas cositas en ellos, decidí de momento guardar silencio para ver cómo se comportaba Envy, como me sorprendí de ver que éste ni siquiera los leía, tan solo los hacía a un lado.

-Bueno Envy, esas son las cuentas y las cantidades que voy a necesitar.

-Excelente, déjame te firmo entonces los cheques.

Estaba a punto de plasmar su firma, ese era el momento de hacerle tragarse sus palabras y de cobrarme los atrevimientos del otro.

-¿En serio piensas firmarle un cheque con el doble de lo que necesita?

-Calladito te ves más bonito -Su cara denotaba furia contenida, Greed se estaba descubriendo solito.

-¿A qué te refieres? -Envy se había dado cuenta de los gestos de su compañero.

-Si tú no leíste los papeles que te dejó sobre el escritorio es normal que nada más te fijes en la cantidad que este te pide y se la des sin pensar. Señor Greed, es usted un malagradecido ¿así le paga a mi esposo por la confianza que le tiene? (NA: Pinche Ed hipócrita).

-¿Qué sabe un mocoso como tú de negocios? ¡Tan solo quieres dejarme en mal con mi amigo!

-¡Por favor! Tanto tiempo estudiando administración y ¿no se nada de negocios?

Mientras discutíamos Envy se dedicó a revisar los documentos que se habían quedado sobre el escritorio, al terminar tan solo dijo con voz neutra y sin emociones, tiempo después me daría cuenta de lo que significaba eso, pero por ahora tan solo demostraba que estaba furioso. Fue en ese momento que aquel hombre y yo nos quedamos completamente callados.

-Greed, más te vale que te largues de mi casa y no vuelvas maldita rata.

-¡Pero...!

-¡LARGO!

Greed no tuvo elección, salió furioso del despacho dejándonos solos. Esperaba que se soltara su ira en mi contra, pero lo que pasó me dejó sin palabras.

-Edward, desde este momento tu te vas a encargar de ayudarme con mis negocios.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, mándenme un review y me lo dicen si?.

Sobre el otro fic que dejé empezado (En otro tiempo, bajo el mismo cielo) se actualizará a la brevedad posible.

Me dirán mentirosa por decirles que mi inspiración está muerta y seguir con el fic que hago con Chikori (Cuidado con lo que deseas), pero entiendan que ahi está otra persona en medio, ella no tiene la culpa de mis problemas, ustedes tampoco, por eso hago lo que está en mis manos.

Gracias por seguir aqui (si es que siguen aqui).


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