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Rosa sin espinas por Marieth

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Notas del capitulo:

^^U Yo se que no tengo perdón, así que no espero que me disculpen, pero eso no me impide pedirselos... ¡¡¡PERDONENME ToT!!!

Este se lo dedico a Tsunade (Lucero) que me estuvo presionando para escribir, a Isa que me defendió cuando lo necesité y a Edith... ¬¬U pero en serio, ya no amenaces a mis huesitos ToT.

También les dedico el capítulo a los que aún me leen y me perdonan mis actualizaciones tan tardadas.

 

Hace dos años que vivo en esta hacienda, esos dos años han pasado más rápido de lo que esperaba, he terminado por acostumbrarme a la compañía de Envy y a su carácter hasta tal punto que consigo que haga lo que yo quiero, eso si, siempre se cobra los favores que me hace y los caprichos que me cumple... aunque sinceramente eso ya no me molesta.

Mi hermano sigue empeñado en que deje a Envy y regrese a casa, mi madre lo hacía también, pero dejó de hacerlo cuando cumplí el año de matrimonio, tiempo después entendí la razón, se lo quise decir a mi hermano hace unos días, pero...

-¿Qué has dicho? -No estaba interesado en escuchar razones, mucho menos esa que se le hacía por demás absurda, yo también lo pensé en su momento, pero hay cosas que no se pueden fingir ni ocultar por más empeño que se le ponga... esta es una de esas cosas.

-Lo que has escuchado, aunque no lo creas me quiere.

-¿¡¡Pero es que eres idiota!!? ¡Ese tipo no tiene corazón siquiera! ¿¡Cómo pudiste llegar a pensar que te quería!?

-No lo pienso, lo se. A pesar de que solo era supuestamente un capricho siempre me trató de la mejor manera posible, me ha cuidado a pesar de que podría tratarme como solo una diversión para sus instintos más bajos, me cumple mis gustos aunque bien podría darme lo humanamente necesario.

-¡Eso no significa nada, solo lo hace para mantener las apariencias con la gente del pueblo! -Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mientras sus piernas no pudieron soportarlo más calló de rodillas al suelo mientras me tomaba la mano y suplicaba entre sollozos -Te lo suplico, deja a ese tipo y regresa a casa, casi cumples la mayoría de edad, ahora si podremos echar a Kimbly de nuestras tierras y sacar de la miseria nuestra hacienda.

-Entiende que no lo puedo dejar.

-¿Es que acaso lo amas? -Preguntó levantándose del suelo y mirándome a los ojos.

-No, pero  le tengo respeto y cariño, no es mala persona ni se merece que lo deje así como así, además -levanté la mano indicándole a mi hermanito que guardara silencio- ¿qué hay de la deuda? Según se ese bastardo no le ha dado un solo centavo a Envy, al contrario, lo que ha hecho es acrecentar aún más la cantidad de dinero que le debe.

-¡Eso lo podemos solucionar!

-Dime cómo, Kimbly lo único que hace es gastarse el poco dinero que la hacienda les produce, si no es porque le he suplicado a mi marido que les eche una mano a estas horas estuvieran en la calle.

-¿Es tu última palabra?

-Si. No pienso dejarlo hasta que él me de un motivo de fuerza para hacerlo.

-Entonces prométeme una vez más que tendrás cuidado -Siempre, al terminar nuestras conversaciones me hacía prometerle lo mismo y nunca hice mucho por sacarle una razón para su extrema preocupación la, ese día estaba dispuesto a saber a qué se debía eso y su urgencia de que abandonara a mi esposo.

-Siempre me pides que te prometa lo mismo y nunca me das un motivo válido para ello ¿por qué?

-¿Por qué? ¿A qué te refieres con eso?

-Sabes a lo que me refiero, desde el día en que me casé no has dejado de pedirme que me cuide, se que es normal que te preocupes por mi seguridad, pero tu me ocultas algo y quiero saber qué es, tengo derecho a saberlo.

-No es algo que deba preocuparte, solo son asuntos sin importancia.

-No creo que sean hechos insignificantes si te tienen así de alterado.

-Si te lo digo ¿Prometes que regresarás a casa?

-Depende de lo que escuche.

-Muy bien. Tu marido es un asesino.

-¿¡Qué!? -Esas simples palabras retumbaban en mi mente una y otra vez, dudaba que mi hermanito gustara de jugar con acusaciones tan graves como lo era esa, pero se me hacía algo difícil de creer; digo, en un pueblo tan pequeño se saben las cosas muy rápido, sobre todo cosas como esas. -¿Acaso estas seguro de lo que estas diciendo? ¿Tienes idea de lo grave de esta acusación?

-¡Claro que lo se! ¡No lo digo a la ligera si es lo que piensas, tu esposo mató a un hombre sin razón alguna, es un ser sin escrúpulos que solo hace lo que se le da la real gana, y si no me quieres creer pregúntaselo tu mismo, es tan cínico que estoy seguro que te lo diría!

Al no dijo más, salió de la casa con rapidez sin siquiera darme tiempo para seguir preguntándole sobre el tema. Mi hermano nunca ha tenido necesidad de recurrir a las mentiras para obtener lo que quiere, pero sigo sin creer en lo que dice, si bien Envy es una persona impulsiva no lo creo tan estúpido como para cometer un asesinato y, aunque lo haya hecho, debe de tener algún motivo, no creo que lo haya hecho solo porque le dio la gana.

Todo lo que restó del día me lo pasé pensando, esta vez mi esposo llegaría tarde porque había tenido que hacerse cargo de unas cosas en el pueblo vecino y me quedaría solo hasta la noche, esas horas traté de encontrar algo relativo a lo que me había dicho mi hermano, pero no encontré ni un solo dato que hiciera referencia a una muerte, cosa extraña si piensas que aquí las personas son de todo, menos discretas.

Ahora que lo pienso, que yo sepa no ha habido muertes en el pueblo desde la de mi padre ¿sería alguien de fuera el que murió o mi hermano estaría mintiendo descaradamente? Esas preguntas las respondería Envy pronto, pues acababa de escuchar la camioneta entrar en la cochera, esperé en la recamara pues estaba más que seguro que él no tendría deseos de cenar, solo querría llegar y tirarse en la cama a dormir, cosa que esta noche no permitiría, necesitaba respuestas o definitivamente no podría dormir.

Envy apareció por la puerta, sin decir una sola palabra se fue quitando la ropa que traía y ponerse lo que usaba normalmente para dormir, al parecer cansado del silencio se decidió por fin a dirigirme la palabra.

-¿Me he perdido de algo hoy? Estas muy callado.

-Quisiera preguntarte algo.

-Adelante.

-Pero antes necesito que me prometas que me responderás y me dirás la verdad. -Me dirás que exagero al pedirle esa clase de cosas, pero es la única manera en la cual me diría lo que necesitaba saber, él podía ser de todo, menos desleal a su palabra, si lo prometía era más que seguro que lo cumplía; justo en ese momento necesitaba total sinceridad, no pensaba compartir el lecho con un asesino sin escrúpulos (NA: ¬¬U Ed tonto, si te contesta que es asesino, de todas formas YA habrás compartido el lecho con él).

-La verdad no te entiendo pero si, lo prometo si eso te hace feliz. -Se le notaba cansado y algo fastidiado, no lo culpo, desde las siete de la mañana que salió de la casa. -Lo que tengas que preguntar que sea rápido, me muero de sueño.

-Al estuvo aquí esta tarde... -Envy frunció el cejo, él ya sabía a lo que venía mi hermano a la casa y le molestaba demasiado, pero nunca le prohibió a él visitarme o a mi ir a verlo -...pero no sólo me pidió que te dejara, sino que también me dijo que tu habías asesinado a alguien sin motivo alguno, se que Al no es de los que mienten con temas tan delicados como ese, pero me parece justo escuchar lo que tienes que decir sobre eso.

Un silencio incómodo se produjo en la estancia, mi marido se mostraba serio, como siempre que e trataba un tema delicado o difícil de resolver, parecía repasar las palabras que había escuchado de mi boca y analizarlas una por una, repentinamente dejó la postura tensa que había tomado y se sentó a la orilla de la cama dándome la espalda.

-Si tanto te interesa te lo diré. Es cierto, maté a un hombre. -Envy guardó silencio como esperando algo, luego continuo. -Pero no me arrepiento porque se lo merecía, ese despojo humano obtuvo lo que buscaba y tu hermano bien que lo sabe, si tanto le molesta lo que hice debería de decirme las cosas en la cara y tratar de desquitarse si con eso deja de fregarnos la vida.

-¿A qué te refieres con eso?

-¿Conoces a Russel Tringham? -No sabía lo que trataba de hacer al responderme con otra pregunta, pero en ese momento era mejor tener paciencia, no ganaba nada con apresurarme a las cosas, nunca lo he hecho.

-Si -Por supuesto que lo conocía, era el mejor amigo de Al, iban juntos a todas partes y se hacían compañía en los momentos duros, según me contaron sus familiares había muerto, pero nunca supe bien la razón... ¡! -¿¡Será posible que...!?

-Que listo eres. Si, acertaste, a él fue a quien ajusticié.

-¿por qué? -Ni supe cómo me salió la voz con esa tranquilidad y sin que me temblara, digo, tenía a un asesino sentado en la orilla de la cama, mismo que hablaba cínicamente sobre una de sus fechorías. -¿Él no era mala persona y aun así?

-¿¡Mala persona!? -De pronto se soltó a reír de manera escandalosa (NA: De esas risitas que oyes a medio kilómetro a la redonda ¬¬U) -¡Pero si ese tipo era toda una sabandija! Deja te cuento, el padre de Russel es uno de mis tantos socios como bien te habrás dado cuenta. Pues bien, una vez me tocó ir a su casa en la ciudad a resolver algunos asuntos, no es necesario que te diga cuales, pero el caso es que aquel día Rose me acompañó; pues bien, esa vez me tocó encontrarme a tu hermano en casa de los Tringham, a leguas se notaba que tu hermanito sentía algo por el pelafustán ese, lástima que no fuera correspondido. Como sea Russel se encaprichó con Rose al grado de querer aprovecharse de ella, no lo permití por dos buenas razones que no pienso discutir ahora, el caso es que lo interrumpí y se molestó bastante, sacó un revolver y trató de dispararme, claro que Rose no lo dejó apuntar y solo me rozó el disparo, para su mala suerte yo no falle y... bueno.

-¿Por qué no se supo nada de esto? -Digo, si matas a alguien de buena familia como lo era Russel, por lo menos una docena de rumores salen a la luz.

-Simple y sencillamente porque a los Tringham no les convenía, yo había actuado en defensa propia, o al menos eso alegó mi abogado, -Esto lo dijo con una sonrisa en los labios... a pesar de llevar tiempo viviendo con él me sigue dando un poco de miedo cuando se pone así -por lo tanto solo pagué una fuerte cantidad a la familia como indemnización obteniendo con eso mi libertad inmediata. Los padres del tipo ese no hicieron gran cosa por el asunto porque si lo hacían saldría tarde o temprano a relucir la fechoría de su vástago. Como puedes ver se quedaron quietos para impedir que su "buen nombre" se llenara de vergüenza, prefirieron que ese asunto se manejara con la mayor discreción posible y dejarme en paz, cosa que al parecer no le hizo gracia a tu hermano.

-Antes dijiste que tuviste dos buenas razones para no permitir que Russel se aprovechara de Rose ¿cuáles eran? - A pesar que debería sonar tonta mi pregunta, la hice, lo confieso, tenía curiosidad...

-Te lo dije, no pienso discutir eso contigo -...de lo cual se dio cuenta.

Envy dio por terminada la conversación, se metió a la cama conmigo y simplemente se durmió, cosa extraña en él si consideramos que la mayoría de las veces prefiere dejar de dormir y...pues...darse gusto un rato por así decirlo.

Pasaban las horas mientras trataba de conciliar el sueño, no dejaba de pensar en el relato de Envy y la reacción de mi hermano por la tarde. Trataba de descubrir al malo de la situación, o al menos eso hice hasta que recordé las palabras de mi difunto padre: "No hay malos ni buenos, solo humanos con motivos distintos". Esa pequeña frase era ideal para este caso, por una parte mi hermano estaba dolido y furioso por perder a la persona de la cual se había enamorado, mientras que Envy solo se defendía... o eso quiero pensar.

++++

Eran ya las cuatro de la mañana, en todo el tiempo que estuve tendido en la cama no pude conciliar el sueño un solo momento. La conversación que sostuve con mi marido la dejé de lado, ya no tiene caso seguir en lo mismo si no resolveré nada, además otro era el asunto que me ocupaba en ese preciso momento; Al me había hecho recordar lo que tenía planeado desde hacía meses, si todo salía bien por fin podría cobrarme unas cuantas humillaciones, y de paso hacer unas adicionales, no creo que haga daño.

Tanto tiempo esperando por esto y por fin podría darme gusto, tendré que sacrificar unas cuantas noches de sueño, pero bien valdrán la pena (NA: No, si es un ENORME sacrificio).

Esa mañana estaba que me llevaba el demonio, no había podido dormir ni un  poco, de verdad fue un completo fastidio poner en mi cara una sonrisa cuando verdaderamente necesitaba por lo menos golpear a alguien, todo sea por quitarme esa pequeña molestia de encima. Envy estaba inusualmente callado en el desayuno, casi siempre se la pasa molestando por cualquier cosa, decidí llamar su atención, era mejor terminar rápido con esto.

-Envy quisiera hablar contigo.

-Estas hablando conmigo, di de una vez lo que quieres decir. -Mala respuesta, estaba molesto por algo.

-No tienes por qué hablarme así. ¿Qué te molesta de cualquier forma?

-Me molesta el estúpido de tu padrastro, eso me molesta. No conforme con lo que tiene quiere más, ¿hasta cuándo piensa pagar algo de lo que debe? -Sin saberlo, Envy ya me estaba dando una pequeña ayuda, lo único que tenía que hacer era decir las palabras correctas.

-Deberías mandarlo al demonio, después de todo la hacienda es legalmente tuya, lo único que debes hacer es reclamarla. -No tenía intenciones de decir eso, pero si todo salía como quería no habría mayor problema.

-No puedo, hicimos un trato y no lo puedo romper, seré lo que quieras pero no me retracto nunca de lo que digo.

-¿Y si me dejas hacerlo a mi? -Dije mientras me puse de pie y me paré a su lado, me miró extrañado, yo nunca hacía eso.

-¿Qué pretendes?

-Pues digamos que te hago un pequeño favor y al mismo tiempo me cumplo un capricho. -Esta es la mejor respuesta que le pude haber dado, si le mentía de todas formas terminaría por descubrirme y mandar mis planes al demonio. -¿Qué dices?

-¿Qué gano yo con esto? -En su cara notaba lo que pretendía, tan poco tiempo viviendo juntos y ya nos conocíamos.

-Pues en primer lugar te deshaces de mi padrastro, en segundo... no lo se, eso depende de que cumpla con mi caprichito -Le dediqué una sonrisa traviesa, lo se, a lo mejor piensas que soy un maldito hipócrita e interesado, pero no me arrepiento de lo que hice y cómo logré conseguirlo, necesitaba obtener mi desquite.

-Haz lo que quieras, de todas formas necesitaba quitarme a ese idiota de encima y pensaba pedírtelo -Me mostró en su cara esa típica mueca de cinismo que llevaba grabada casi siempre.

-Como digas.

Cada uno nos retiramos a hacer nuestras cosas, pensaba comenzar con mi pequeño plan esa tarde, no había razón alguna para retrasar las cosas. Mandé llamar a Kimbly sin decirle la razón, simplemente le exigí puntualidad, cosa que no respetó como era su costumbre, terminó llegando dos horas tarde. Olvide eso y simplemente lo recibí con una sonrisa (NA: De verdad que me salió hipócrita e interesado).

-Buenas tardes Ed ¿cómo has estado? -Su saludo lleno de hipocresía y malas intenciones no se hizo de esperar, pero eso no me importó, porque de todas formas aquí era él el que se iba a ir rumiando.

-Buenas tardes, como siempre la educación no es tu fuerte, mira nada más la hora, te mando llamar a las cuatro y terminas llegando a las seis. Como sea, siéntate, tu puntualidad es algo que no nos incumbe por el momento. -Su rostro mostró claramente el enfado que le había causado esa clara ofensa para nada disimulada.

Sin decir otra palabra y claramente sorprendido de que ni siquiera le hubiera respondido a su pregunta de cortesía, se sentó en uno de los sillones de la sala (en la cual nos encontrábamos) y esperó con una paciencia extraña en él a que le dijera el motivo de su presencia en mi casa.

-Pues, te mandé llamar para resolver ciertos asuntitos que tenemos pendientes.

-¿Asuntos? Que yo sepa no tengo nada de qué hablar contigo ¿o es que quieres reclamarme por haberte vendido? -Su sonrisa despectiva dejaba ver que seguía causándole gracia aquello, por mucho que me molestara no dejé de sonreírle.

-Pues si, los asuntos eran en realidad con mi marido, pero como el asunto a tratar me incumbe también pues decidió que yo me encargara de él.

-¿Y de qué se trata?

-Pues de la hacienda de mi padre. Desde que hiciste aquel trato con Envy él es el que se ha encargado de cubrir las deudas que sigues generando sin pagarle un solo centavo, en consecuencia ahora la hacienda le pertenece. -A cada palabra que pronunciaba, con gran deleite debo añadir, aumentaba el enfado y la incredulidad de mi padrastro.

-P-pero eso no es posible. ¡Ustedes no pueden hacer eso!

-Oh, pero claro que podemos.

-¿Quién lo dice? ¡¡Tu marido y yo teníamos un trato!! ¿¡¡Quién dice que pueden hacer lo que quieran con MIS cosas!!? -El enfado de Kimbly era casi palpable, creo que de verdad creía que no haría nada si me gritaba de esa manera, error.

-Te equivocas en algo, si bien Envy te perdonó los intereses cuando le concediste mi mano en matrimonio no te perdonó la deuda, misma que has estado haciendo crecer debo agregar.

-Pero...

-Pero nada mi querido padrastro, los pagarés que has estado firmando, y que no has recuperado, nos dan el derecho de hacer y deshacer en la hacienda como nos venga en gana, en otras palabras, el lugar nos pertenece.

-¡¡No puedes, tu no puedes hacer eso, ni siquiera tienes edad para hacer esta clase de movimientos, no eres mayor de edad!! -Parecía que con ese argumento se llevaba la victoria... lástima para él que la situación la manejaba yo.

-Tienes mucha razón en eso, pero para tu desgracia no seré yo el que firme sino Envy, tú sabes bien que tiene la costumbre de firmar todo lo que yo le ponga en el escritorio. -La cara de satisfacción que debía de tener en ese momento no me la quitarían en mucho tiempo.

-... -Sin saber por qué el desgraciado puso una extraña mueca de felicidad. -Eres un desgraciado ¿piensas dejar a tu madre y a tu hermano en la ruina?

-En ningún momento he pensado eso, aunque ellos perdieran la parte que les corresponde de la hacienda no tendrían motivos para preocuparse, a mi esposo no le sería inconveniente el hacerse cargo de ellos. Así que por ellos no te preocupes, mejor preocúpate por tu futuro, porque con todo lo que le debes a Envy bien podríamos mandarte encarcelar.

-N-no puedes... no lo harás. -Ya estaba desesperado, a la distancia a la que estábamos el uno del otro podía ver claramente el sudor que resbalaba de su rostro.

-Claro que lo haremos... a menos que... -Esa pequeña frase la solté para ver si lograba lo que quería, deshacerme de él.

-¿A menos que qué? -Ya tenía la respuesta que buscaba.

-A menos que te largues del pueblo y dejes en paz a mi familia.

-¡Estas loco, no pienso hacer eso!

-Por supuesto que no estoy loco, y más te vale vigilar el tono de voz que usas conmigo alimaña rastrera, no pruebes mi paciencia.

-...

-¿Qué piensas hacer entonces? ¿Te irás o prefieres la cárcel?

-¿Cómo se que no me mandarán a prisión de todas formas? ¿Cómo se que Envy no prefiere mandarme a la cárcel y que tu cumplirás con tu palabra?

-Si es por eso no te preocupes, a Envy hay maneras de convencerlo y por mi no hay problema, con que desaparezcas y no vuelvas me doy por bien servido. ¿Aceptas o no? -¡Que ganas de reírme a carcajada suelta tenía!

-...No me queda de otra ¿cierto?

-No, tienes hasta las 3 de mañana para irte, si te encontramos por las cercanías ten por seguro que haré que te reserven la celda más sucia de la prisión.

Ya no dijo más, solo se limitó a salir por la puerta rumiando cosas sin sentido, seguramente recordando a mi queridísima madre de las mejores maneras existentes (NA: ¬¬U manera rara de decir que te mientan la madre). A los cinco minutos de que se fue se escuchó la nada discreta carcajada de Envy, que al parecer había presenciado lo último que nos dijimos mi padrastro y yo.

-¡Ja, ja, ja! ¡De verdad que eres un desgraciado! ¡La cara de ese tipo no tenía precio! -Envy se doblaba de la risa mientras trataba de llegar a donde estaba yo, ya no pudiendo sostenerse en pie por la risa se sentó en uno de los sillones.

-A mi no me vengas con eso, los únicos desgraciados que hay por aquí son ese hombre y tu. -Dije para quitarme los comentarios de mi marido de encima, si no lo hacía ahora era más que seguro que continuara con ellos por toda la tarde.

-Ya no te pongas así, sabes que estoy bromeando.

-Pues tus bromas son de un pésimo gusto. -Fingía enojo para tapar con él los nervios que empezaban a hacer acto de aparición, porque ahora que Envy me había cumplido mi capricho, era más que seguro que me pidiera una "compensación".

-Tienes un pésimo carácter, y pensar que te tengo un pequeño regalo. -De verdad que ese hombre me conocía a la perfección a pesar del poco tiempo que tenemos de convivir, tomó ventaja de uno de mis puntos débiles: mi curiosidad.

-¿Regalo?

-Si regalo, es algo que tienes tiempo deseando, pensé que así trabajarías mejor.

-¡No, tu no pudiste...! -¿En serio lo había hecho, por eso era que no me permitía entrar a la biblioteca?

-Claro que pude, pero si no me crees puedes ir a verlo. -Se encogió de hombros mientras plantaba en su rostro una sonrisa divertida, pero nada tenía que ver con esos gestos altaneros que casi siempre portaba.

Sin podérmelo creer corrí hacia la biblioteca, al llegar abrí la puerta con impaciencia, me acerqué con rapidez al enorme ventanal en donde tenía el pequeño escritorio donde revisaba los papeles. Era la vista más hermosa que podía haber deseado: afuera había varios rosales enormes, todos estaban llenos de botones que prometían ser hermosas rosas en unos cuantos días, aunque también había algunos que tenían flores espectaculares y enormes; rosas amarillas, rosadas, blancas, rojas, una extraña variedad que eran con colores mezclados (rosa con blanco, blanco y amarillo), unas lindas de color lila (NA: ToT ¡Ya no he podido encontrar un rosal igualito, debí comprarlo cuando lo vi!). Tanto tiempo pidiéndole un par de plantas afuera de la biblioteca, algo para recordar mi hogar, por fin estaba ahí.

-Veo que te gustó -Dijo mi esposo desde la puerta, se acercó y me abrazó por la espalda recargando su mentón en mi hombro, sentí escalofríos, se que es tonto después de tanto tiempo, pero no lo pude evitar. -Con qué poco te conformas.

-Lo mismo debería decir de ti.

-Tienes razón, pero ya sabes que me vale lo que otros piensen. Esta noche quiero que termines temprano con tus quehaceres. -Se separó de mi, no sin antes darme un beso en la mejilla, caminó hacia la salida y se detuvo, sin girarse siguió hablando -Esta noche espero mi recompensa por dejarte humillar a Kimbly. -Sin decir más se retiró.

No tengo ni que mencionar que esa noche no pude dormir.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, traté de hacerlo lo más largo que me permitió mi inexistente inspiración (¬¬U se me ocurren nuevos fics cortos, pero no me llegan ideas para los que ya tengo)

Trataré de no tardarme tanto en actualizar el próximo capítulo, que por cierto, ya va a salir Roy ¿cómo lo pondré y qué papel tendrá en la historia? Ya veremos.

Gracias a los que soportan mis tardanzas y me siguen leyendo...^^U Queda alguien verdad?

Nota: Ahora que si funciona la página podré contestar los reviews que dejen (por favor dejen!!!)


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