¡Vaya! Las cosas salieron mejor de lo que esperaba, al menos ahora se dará cuenta que no soy un inútil niño mimado (NA: Nadie le dijo eso, pero bueno).
Envy se recargó en el respaldo de su silla para relajarse un momento, seguíamos en silencio, ninguno de los dos se atrevía a decir palabra alguna, o al menos eso pensaba.
-No creas que te vas a librar de las tareas de la casa.
-No creía eso, además, encargarse de las cosas aquí no es difícil, no será problema tener una obligación más.
Envy se levantó con lentitud y se acercó a mí; como ya era su costumbre me besó con brusquedad, lo que no me espere fue lo que hizo después: como si no pesara me levantó y me sentó sobre el escritorio mientras seguía con su apasionado beso, sus manos recorrían mi cuerpo sobre la ropa, pronto se cansó de hacer eso y comenzó a buscar una abertura por la cual colar su mano bajo la camisa que llevaba yo puesta. Mientras sus manos seguían ocupadas su boca no se quedaba quieta, besaba, chupaba y lamía mi cuello con hambre, si no lo detenía ahora terminaría tomándome en esa oficina y eso era algo que no iba a permitir, si he de vivir en esta casa no pienso estar dando espectáculos a las empleadas.
-¡Espera Envy!
-No quiero, eres mío y hago lo que quiera contigo. -Seguía manoseándome e intentando que me recostara en el escritorio.
-No te discuto eso -Esas palabras me estaban costando decirlas, pero si al menos quería pasarla en paz tenía que hacer uso de todo lo que me pudiera servir, en este caso... -pero, ¿en serio quieres darle un espectáculo a las empleadas? -...darle lo que pedía, pero no de la forma que lo quería. -Digo, si no te importa que vean algo a lo que solo tú tienes derecho adelante, haz lo que gustes.
Esas palabras parecieron tener efecto, ya que se detuvo en seco, me miró unos momentos para luego dejarme algo de espacio, aproveché eso para ponerme de pie, no di un solo paso porque se nuevo me besaba de esa forma brusca a la que por cierto ya me estaba acostumbrando.
-Tú ganas. -Abrió uno de los cajones y sacó unas cuantas carpetas, me las puso en las manos y se sentó de vuelta en su silla -Revisa esos papeles, no se qué tantos desbarajustes haya hecho el desgraciado de Greed, no quiero ninguna sorpresita. Si quieres usa la biblioteca, ahí nadie te va a molestar, te dejaría quedarte en la oficina conmigo, pero al parecer no eres muy divertido que digamos por las tardes.
-Como digas, de todas formas no pensaba quedarme aquí contigo -Me aproximé a la puerta y la abrí, cuando estaba a punto de salir me detuvo la voz de Envy.
-Como sea, espero que esta noche cumplas con tus obligaciones como pareja, porque de esas tampoco te vas a librar. -Dijo con una sonrisa que hasta daba escalofríos. Aunque ahora que lo pienso, tiene razón, de esas "obligaciones" como él las llama no me puedo escapar, pero...
-Eso no lo sé, todo depende de lo que me tarde revisando los papeles -... al menos puedo intentar que se le olvide por hoy.
La tarde transcurrió sin novedades, me dediqué a revisar lo que me habían encargado. Es increíble la cantidad de estragos que había en esos papeles, todos estaban arreglados para hacer parecer que el dinero que había gastado Greed en las transacciones era el correcto, pero si te fijabas con atención podías descubrir que pedía más dinero del que necesitaba, si hubiera sido un poco más meticuloso con las cifras no me hubiera dado cuenta; las últimas transacciones registradas estaban menos cuidadas, de hecho, los datos dejaban ver lo descarado que era el desgraciado al desfalcar a Envy.
Cuando terminé de revisar y corregir los errores en las carpetas que me había dado mi marido ya era de noche, el reloj de pared de la biblioteca marcaba las doce en punto, seguramente a esas horas él ya estaría más que dormido y no me notaría llegar (NA: Eso pensé yo cuando llegué tarde a mi casa).
Recorrí los pasillos que a esas horas estaban desiertos, los empleados siempre se retiraban tempranos pues sus actividades les obligaban a levantarse con el sol, el sonido de mis pasos sobre el suelo era lo único que se escuchaba, a parte de los grillos que entonaban su monótona melodía en el exterior. Después de algunos minutos de caminar en la oscuridad llegué por fin a la puerta dela habitación que compartía con Envy, abrí la puerta con cuidado para no hacer ruido o hacer el menor posible, me encaminé hacia el ropero para tomar mi ropa de dormir, trataba de no tropezar con nada en el camino, al encontrar lo que buscaba me cambié lo más rápido que pude, estaba que me moría de sueño y los ojos me ardían, en ese momento pensé en conseguirme unos lentes para leer o hacerme examinar por un oculista algún día.
Había terminado ya de deshacer mi trenza cuando sentí un par de brazos presionarme con fuerza a otro cuerpo, un susurro en el oído hizo que me dieran escalofríos.
-Te tardaste mucho (NA: Y así me recibió mi mamá cuando llegué).
-P-pensé que dormías -No pude evitar tartamudear un poco, yo tardándome todo lo posible a propósito para que al final este maldito pervertido terminara esperándome despierto.
-Te dije que no te ibas a salvar de tus obligaciones, además -Lentamente me iba arrastrando hacia la enorme cama comenzamos a compartir hace tan poco, a cada paso que daba repartía suaves caricias por mi cuerpo sin importarle siquiera que la ropa se interpusiera en su camino -estando tu aquí -los besos que cortaban sus palabras los dejaba con paciencia sobre mi cuello haciendo que cerrara los ojos y me dejara guiar - se me va el sueño con facilidad.
Sus palabras terminaron al momento que me recostó sobre el suave colchón, todas aquellas sensaciones me nublaban el juicio, ¿no que me desagradaba el tipo? Estas caricias simplemente deberían darme asco, pero, mientras siento que la ropa desaparece de mi cuerpo, mientras siento su aliento chocar contra mi piel... siento...
-Eres bello.
...Calidez.
Se supone que soy un objeto para él, entonces ¿por qué me trata con tanta delicadeza? Ahora mismo me da tanto o más placer como la primera vez que me tomó y me marcó como suyo....
-Me encantas.
...¿Qué soy para él que con tanta paciencia antepone mi placer al suyo? Con sutileza y tacto se adentra en mí interior siendo que puede hacerlo de la manera que su cuerpo le pida...
-¡Aahh!
...Si solo me ve como su última adquisición ¿por qué me trata como si me fuera a romper? No lo comprendo, en verdad que no lo comprendo, me confunde.
-Me gustas.
Esas palabras que me susurra cada que me toma, esos besos bruscos, esa actitud que trata de demostrara que es superior a mi, todo me confunde.
La luz de la luna se cuela por las cortinas sin cerrar, las suaves sábanas cubren nuestra desnudez de las miradas que no existen en ese espacio cerrado, el canto de los grillos no ha cesado, tampoco mis preguntas. Pero he decidido algo, si de todas formas he de permanecer aquí toda mi vida me encargaré de que al menos mi estancia en esta casa sea a mi gusto.
En cuanto a Envy... sinceramente he pensado que las palabras que le dije a Al no son del todo mentira, al parecer no es tan mala persona. Mi padre solía decir que los ojos de una persona muestran lo que en verdad somos, esas son palabras que he sentido como verdad toda mi vida; he visto en los ojos de el que yace dormido a mi lado, y me muestran un velo que cubre su naturaleza, ¿qué es lo que oculta y por qué se comporta así conmigo?
Es lo que pienso averiguar.