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Rosa sin espinas por Marieth

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Notas del capitulo:

Lo se, se que me he tardado años en actualizar y que la mayoría cree que ya me morí, no me disculpo porque sinceramente no creo que me perdonen T^T ....¡¡¡PERDÓN!!! (no me pude resistir, lo intenté)

Como sea, ya les dejo el capitulo, espero no tardar tanto al que sigue, ya quedan pocos y debo terminarlo...antes de que me cumplan la amenaza de matarme ¬¬||

NOTA: No se que me dio, pero le di la batuta a Envy para que narrara un poco del capítulo, pero todo tiene un motivo, verán el por qué, lo que está en cursivas es lo que narra Envy n_n

 

Desde hacía algunas semanas he estado disfrutando de mi nuevo jardín, aun me sorprende la actitud de mi marido, la verdad no se lo que le pasa por la cabeza, ignoro si de verdad me quiera o simplemente haga estas cosas para mantenerme satisfecho y así lograr que no replique y le de lo que desea.

Dejo esa incógnita en paz porque, bueno la verdad es que no me importa mucho averiguarlo, de todas formas estoy casado con él y no va a cambiar en nada si me entero de que me quiere o sigo siendo uno de sus caprichos, lo que si cambia la situación son mis sentimientos hacia él. No te equivoques, no te estoy diciendo que me he enamorado locamente de sus caricias y sus besos, he de confesar que no me son para nada desagradables (M: ¬¬U que fácil de convencer), pero no.

Su actitud me ha hecho ver que no es tan malo como se quiere ver, si es un bestia algunas veces, pero es considerado cuando quiere. Gracias a todo esto mi vida no se ha convertido en un infierno; no lo amo, eso es más que seguro, pero la verdad es que si lo quiero.

Ha hecho mucho por mi familia desde que estamos juntos, no me gusta quedar debiendo, por eso trataré de regresarle algo, todavía no se cómo, pero ya se me ocurrirá la manera de hacerlo.

Desde que los rosales estaban plantados frente a la biblioteca me gustaba trabajar rápido para leer en la banca junto a las jardineras, hasta ese momento no sabía quien era el que cuidaba de las plantas que me regaló Envy, pero ese día había llegado a verlo. Era un hombre de cabello negro y corto, sus ojos son rasgados y sus ojos como dos pozos en los cuales podrías hundirte si así lo quisiera el dueño, poseía un cuerpo que refleja el esfuerzo al que se somete diariamente en su trabajo, sus manos llenas de callos que resistían los cortes que las furiosas espinas podían provocar en su piel. En ese momento se me fue la respiración ¡el hombre era sumamente apuesto! Cosa que no podía admitir abiertamente, como sea, nadie impide pensarlo.

El moreno notó la mirada que le dirigía, me sonrió y se acercó a mí con paso decidido, por mi parte no salía de la impresión que me causó; al estar frente a mi se dignó por fin a hablarme, claro, con ese tono respetuoso que usaban los empleados de la casa.

-Buenas tardes joven, tengo algún tiempo arreglando estas jardineras, pero nunca había visto al dueño. -Su voz era firme y simplemente irresistible, pero ahora no pienses mal, que ya te he dicho que no soy capaz de esa clase de traiciones.

-Buenas tardes, para serle sincero yo tampoco lo había visto, ¿me podría decir su nombre? Quiero saber a quién agradecerle el mantener tan bellas a las rosas.

-Roy Mustang, para servirle joven Edward.

-¿Cómo sabe mi nombre? Dijo que no me conocía.

-Y en verdad que no lo conocía, pero eso no quiere decir que no haya escuchado hablar de usted, después de todo es el esposo del patrón.

-En eso tiene razón. -Él se sentó a mi lado mientras me seguía sonriendo.

-La verdad nunca creí que el patrón se casaría alguna vez, siempre que iba al pueblo por las noches era para buscarse compañías de una sola vez, hasta los mismos empleados pensábamos que sólo le gustaba divertirse con la gente. La verdad no me imagino cómo es que aceptó casarse con él.

-Pues eso fue algo que decidió mi padrastro -Ni se por qué le contaba eso, pero no me sentí mal haciéndolo, creo que es mejor no guardarse las cosas -A mi no me dejaron opción, como sea lo hecho, hecho está y no puedo hacer nada para remediarlo -Tampoco es que quisiera hacerlo, mi vida no es como la planee, pero al menos estoy en paz.

-Pues eso está mal, no debe dejar que los otros decidan por usted, debe defender lo que piensa o siente; incluso las rosas se defienden de los que quieren arrancarlas de su lugar. -Ese hombre me hablaba como si le hablara a cualquiera, era el primero que se dirigía a mi, si con respeto, pero con más familiaridad, como si le estuviera hablando a alguien conocido de años, no me molestó que lo hiciera o que quisiera darme consejos, de hecho me sentí cómodo.

-Pero las rosas no obedecen a nadie, no se rigen por las normas -Me levanté a ver mejor las enormes rosas rojas que estaban floreciendo cerca de la banca -Si fuera libre de esas normas pues a lo mejor haría lo que yo quisiera.

-Las normas se las pone uno mismo, se vive como uno elije hacerlo, pero por lo que veo usted deja que los demás hagan lo que quieren de su vida -Se levantó y se puso a un lado de mi, demasiado cerca, tanto que podía percibir su aroma a hierba fresca, tomó con cuidado una de las rosas más bellas de ahí y la cortó con cuidado, la limpió y le quitó todas las espinas dejando el tallo limpio, me tendió la rosa -Usted es como ésta rosa sin espinas, no tiene armas para defenderse, o se las ha quitado usted mismo con esa cobardía que me muestra.

Fruncí el ceño ante tales palabras ¿¡Yo, cobarde!? Simplemente no lo puedo creer, no le temo a nada de lo que hay en éste mundo, simples tonterías las que dice éste sujeto.

-¿¡Usted qué sabe!? No me conoce como para siquiera decirme eso, no sea igualado y deje de faltarme al respeto de ésta manera o haré que lo corran en este preciso momento -Dije ya furioso.

-¿Va a correrme por decir la lo que pienso? En ningún momento le he faltado al respeto joven, pero por ahí dicen que la verdad no peca, pero incomoda ¿será eso? -Después de eso siguió con su trabajo sin prestarme atención, yo por mi parte di por terminada mi lectura y entré de nuevo a la biblioteca para ver si no tenía de casualidad algún pendiente.

Pasaron los días y mis encuentros con el jardinero fueron haciéndose frecuentes, al paso del tiempo mis pláticas con él fueron cada vez más informales y de amigos, solía pasar horas en el jardín hasta el punto de a veces olvidar acompañar a mi marido en las comidas.

(NA: A partir de aquí el narrador es Envy n_n ya era hora de variarle ¿no?)

Los días pasaban y esos rumores molestos crecían cada vez más, desde que el hijo de mi jardinero se hizo cargo de los rosales que estaban fuera de la biblioteca mi joven esposo pasaba más tiempo fuera de la casa "leyendo" en las jardineras que cumpliendo con sus obligaciones conmigo y con la casa, admito que las cosas en los negocios han ido bien, pero no es bueno para mi que se siga escuchando que mi cónyuge tiene tratos con ese hombre (NA: ¬w¬ saben de lo que habla).

Hoy me he decidido a averiguar si es cierto, estoy más que harto de que me digan cornudo a mis espaldas en el pueblo. Sin que Edward lo sepa me he quedado en la casa, a estas horas de la tarde se supone que estoy supervisando las cosas en los establos, por lo que mi maridito aprovecha para irse a leer a las jardineras, pero lo que me llama la atención hasta ahora es que se lleva el mismo libro desde hace varios días siendo que por mucho se tardaba dos días en terminar un volumen.

Al salir los vi, al parecer platicaban inocentemente, lo que si no le perdonar al tipo es que descanse en las horas de trabajo. Vi un poco más de lo que pasaba hasta que por fin di con lo que quería ver, el bastardo tomó de las manos a MI esposo y lo atrajo a su cuerpo besándolo con pasión, eso hizo que la sangre me hirviera, ya no quise saber más, de todas formas ya confirmé lo que no le quise creer a mis amigos, el perro de Edward me estaba engañando con el jardinero. Avancé hacia ellos, aun no me notaban, jalé a Edward de la ropa e hice que cayera al suelo por la brusquedad del acto, al otro simplemente lo golpee con el puño cerrado en la cara haciéndolo sangrar de la nariz, cuando se levantó me vio con nerviosismo, él sabe lo que le pasa a los que se ganan mi odio.

-¿¡Por qué hiciste eso!? -Gritó el enano habiéndose puesto ya de pie.

-¡¡Cállate el hocico piruja barata!! -Dije dándome la vuelta y soltándole un golpe en la cara.

-¡No lo golpee! -Dijo el bastardo pelinegro tomándome del brazo, pues me disponía a golpearlo de nueva cuenta -¿¡Por qué no me golpea a mí en su lugar!?

Lo encaré y le miré con todo el odio que había en mi ser, ese pendejo se estaba metiendo con lo mío, con lo que tanto trabajo me había costado obtener...¡¡Con mi pareja!!

-Tienes tres horas para desaparecer del pueblo, si me entero de que sigues aquí yo mismo te ayudaré a desaparecer -Dije arrastrando cada palabra dándole claro significado a mis palabras, el imbécil ya no dijo nada y se fue de inmediato seguido de los otros trabajadores que habían contemplado el episodio.

Sin decir palabra y sin quitar mi semblante lleno de furia jalé a Edward dentro de la casa, al parecer ya se había corrido el chisme de lo ocurrido, pues ya la servidumbre estaba en el recibidor viendo lo que pasaba, aproveché para darles a todos indicaciones, necesito algo de privacidad por unos momentos para encargarme de cierto asunto.

-¡¡QUE TODOS SALGAN DE LA CASA EN ESTE MOMENTO, NADIE PUEDE REGRESAR HASTA MAÑANA!! -Ninguno preguntó por razones, tan solo vieron con miedo o lástima al rubio que arrastraba conmigo hasta las escaleras, subimos y recorrimos el pasillo hasta llegar a la alcoba principal, en la que dormía con la puta que decía ser mi esposo.

Él me miraba con miedo, en sus ojos se podía ver la confusión, pero es solo una máscara, bien sabe el perro la razón de todo lo que hago.

-¿Qué es lo que te pas...?

No lo dejé terminar, con un manotazo en su boca lo callé de golpe, pero eso simplemente no me bastó para liberar todo el enojo y la frustración que sentía en esos momentos, lo golpee de nuevo en el rostro con el puño cerrado esta vez, un grito de sorpresa y dolor fue lo que salió de sus labios acompañados de unas gotitas de sangre que había sido liberada de la herida que le había hecho en el labio. Cayó al suelo por el impacto, ahí lo patee en el estómago dejándolo sin aire, lo levanté de los cabellos y lo arrojé sin ninguna delicadeza a la cama, de la fuerza con la que lo lancé hice que se estrellara con la cabecera dejándolo mareado.

-¡¡¡ES LO QUE BUSCABAS DE MI!!! ¿¡¡¡CIERTO!!!? -Grité enfurecido contra el muchachito sucio que trataba de recuperarse de mis golpes, sus ojos ya derramaban lágrimas y de sus labios sangre y algunos quejidos mezclados con sollozos salían.

-¡N-no sé de lo que estás hablando! -Dijo con las manos sobre su abdomen pues le dolían los golpes recién recibidos.

-¡¡¡NO TE HAGAS EL INOCENTE QUE NO TE QUEDA ESTÚPIDA PROSTITUTA, TE VI BESÁNDOTE CON AQUEL MUERTO DE HAMBRE!!! -Lo jalé de la ropa hasta dejarlo a mi alcance, le jalé de los cabellos haciendo que me mirara a los ojos, los suyos mostraban terror ante mi trato, era de esperarse, siempre lo traté con gentileza y él... simplemente... -¿¡¡¡ES DIVETRTIDO VERME LA CARA DE PENDEJO!!!? ¿¡¡¡EH!!!?

-Y-yo... no hice nada -Me dijo derramando lágrimas, maldito mentiroso, con su carita de niño bueno cree que podrá convencerme de que estoy mal de la vista, lo siento mucho por él, pero no le funcionará -T-te juro que no hice nada ¡tienes que creerme!

-¡¡¡ESTAS MAL, TENGO QUE DARTE LO QUE MERECES!!! -Sin consideración alguna le comencé a arrancar la ropa, él trataba de impedirlo todo inútilmente con sus débiles manos, sus golpes ni los sentía, pero si se los devolvía con el doble de fuerza dejándolo atontado por algunos momentos, ya cuando lo tuve completamente desnudo lo dejé recostado sobre las sábanas que ya estaban manchadas con su sangre, su rostro lleno de golpes que pronto se verían completamente oscurecidos por los vasitos rotos bajo su piel antes bella y deliciosa -¡¡¡QUERÍAS QUE TE TRATARAN COMO MUJERZUELA BARATA, ASI QUE ESO ES LO QUE TENDRÁS DE MI ESTÚPIDO!!! -Me bajé en cierre para sacar mi miembro, me masturbé un poco hasta que mi sexo quedó erguido, le abrí las piernas y enseguida lo penetré haciéndolo chillar de dolor, sin esperar un solo segundo comencé a moverme en su interior sacando más quejidos de su boca que luego se volvían gritos pidiendo que me detuviera, pero no lo haré.

Él quería que lo tratara así, me lo pidió a gritos así como ahora me pide a gritos por piedad, me pide a gritos que recupere la razón diciendo una y otra vez que el no hizo absolutamente nada. Hice oídos sordos a cada una de sus réplicas y seguí desgarrando su interior, que no me pida respeto pues él no me lo tuvo al momento de engañarme con ese bastardo, ya descargada mi frustración y odio en su cuerpo lo vi, ahí estaba tendido en la cama que se había manchado con su sangre y con su mugre, los golpes en su cuerpo eran evidentes, la sangre y el semen se mezclaban y escurrían por sus piernas, ya no lloraba a lágrima viva, ahora sólo hipaba pues ya se había cansado.

-Es lo que querías, así que como todo lo que me pedías te lo doy, pudiste haber vivido con todo lo que hubieses deseado, pero tuviste que arruinarlo, tuviste que cambiarme por aquel cabrón -Me acomodé las ropas y me acerqué a la puerta, afuera ya se había desatado una tormenta espantosa, como si estuviera reflejando lo que siento en estos momentos -Mañana te quiero fuera de ésta habitación, saca tus porquerías de los cajones y del ropero, ahora dormirás en uno de los cuartos de servicio como la piruja barata que eres, sólo vendrás cuando necesite de tus servicios y luego te irás, no te quiero ver cuando llegue.

Salí de la habitación y lo dejé que siguiera llorando en silencio no tengo ganas de dormir en la misma casa que ese desgraciado, es un maldito interesado como el maldito de su padrastro, cabrones como ellos solos, mi padre tuvo razón, debí escucharlo cuando me dijo que no confiara en nadie por muy inocente que pareciera.

Salí a las caballerizas y saqué uno de los caballos que estaban a la mano, lo ensillé y lo monté, ni siquiera recuerdo al animal, tan solo hice que corriera por los mis terrenos a toda velocidad, la lluvia caía a cántaros y apenas podía ver, pasé por las arboledas y me interné en el pequeño bosque que había cerca, el caballo corría algo nervioso entre los troncos, al notarlo quise pararlo, pero ya no pude, el animal seguía avanzando sin disminuir un poco la velocidad, ya me estaba hartando, así que jalé las riendas haciendo que reparara, pero que se detuviera, me quedé ahí pensando en lo ocurrido, de verdad que los sentimientos son armas de dos filos, no debí quererlo, no debí dejarlo metérseme tan adentro, no debí tenerlo...

Dejé mis reflexiones al ver de pronto una luz alrededor, un rayo había caído demasiado cerca y había dado en un árbol, mi caballo reparó nuevamente, pero no pude sostenerme y caí al suelo golpeando con una piedra y rompiéndome un brazo, me iba a levantar cuando otro relámpago pegó cerca esta vez derribó el árbol tras de mí, alcancé a moverme lo suficiente como para que no me matara, pero al final mis piernas quedaron bajo el tronco, sentí el dolor que provocaban mis huesos rotos, pero eso o fue el final, con el estruendo el caballo se encabritó, pero las riendas se atoraron con las ramas del árbol caído, sus patas delanteras golpeando varias veces mi rostro fue lo que vi, después solo había oscuridad... y tu bello rostro entre las tinieblas sonriéndome con cariño y diciendo por fin lo que tanto anhelaba escuchar de tus labios...

Notas finales:

Bueno niñas, ya vieron lo que pasó a mi queridísimo Envy, ya no falta mucho para el final, quiero creer que serán dos capítulos, pero depende de lo que diga mi mentecita retorcida n_n

Espero que aun me lean y me dejen sus amenazas de muerte T^T


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