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Sentimientos ocultos, pasiones prohibidas por makino tsukushi

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Notas del capitulo:  

Bueno por los problemas que ha habido en la pagina se ha borrado el capitulo 11 que subí anteriormente le pido disculpas a quienes han dejado reviews, pero lamentablemente se han borrado por completo. Igual les agradezco y les pido disculpa por el tiempo perdido, es algo que ha escapado de mi posibilidad.  

 

Bueno me disculpo por el mal entendido que ocasioné T-T, no es mi intención mentirles ni nada parecido, pero veo que hay muchas leyeron y pensaron que en este cap había lemon T-T creo que yo fui la que se explico mal.

Quiero aclararles que el lemon explicito quizás tarde un poquito, no se que entienden ustedes por lemon pero  a mi en general  me encanta las historias que tienen juegos previos, yo lo llamaría casi lemon o lime, esas escenas en donde están apunto y que no terminan o que hay sexo oral o masturbación no se si me explico XD. Bueno antes del lemon voy a poner varias escenitas de esas XD, y en el próximo cap se viene la primera XD.

Pido disculpas nuevamente por el mal entendido y les dejo con el cap.

 

Capítulo 11. Encuentros indeseados

 

 

Un tenso silencio se hizo entre los tres. Sólo a Marco, quien sonreía burlonamente, parecía no afectarle la situación.

La verde mirada de Joshua observaba al, para él, desconocido acompañante de Elías. Consciente de que el muchacho lo había esquivado de manera deliberada desde el mismo instante en que el desfile diera punto final, había salido en su búsqueda, y le sorprendió, a la par que le disgustó, encontrarlo en la compañía de un extraño. ¿Celos? No, él no era capaz de albergar tan infantil sentimiento. ¿O sí?

-Así es -compuso en su rostro una expresión seria-. Mi nombre es Joshua Reisig -y sin perder la cortesía agregó-: ¿Y vos sos...?

-Marco, Marco Ayala. -Tomando el brazo de Elías prosiguió-: El mejor amigo de Elías.

Los ojos del empresario se clavaron serios e inexpresivos en su amante, y Elías, alentado por la presencia de Marco, habló:

-Lamento no poder quedarme más tiempo en la fiesta, pero Marco no se siente muy bien -mintió apretando cómplice el brazo de su amigo para que no lo contradijera-, tal parece que comió unos canapés en mal estado y voy a tener que acompañarlo a su casa -no tenía deseos de hablar con el empresario.

-Es extraño lo que decís -alegó Joshua luego de un rato-. Tengo entendido que el catering que se contrató es de los mejores de todo el país, pero si tu amigo se siente mal por esa causa, permitime alcanzarlo a su casa, de esa forma después podremos hablar tranquilos vos y yo.

-No es necesario que te molestes -se apresuró a agregar Elías con la idea de convencer al empresario de su mentira-, pagamos un taxi y enseguida estamos en mi casa...

-Perdón por ser tan insistente pero es necesario que hablemos...

-Vaya que no te gusta que te den un "no" por respuesta, Joshua -acotó Marco, quien hasta ese momento se había quedado callado-. Me habían advertido esa cualidad en tu persona -e impertinente le dedicó una simpática sonrisa.

-Y vos sos un poco desubicado -musitó serio.

-Sí -aceptó Marco, divertido-. Forma parte de mi personalidad, pero -su sonrisa se ensanchó aún más- si querés manosear a mi amigo vas a tener que esperar, porque hoy me parece que no se encuentra de ánimos...

-¡Marco! -exclamó Elías horrorizado.

-Perdón -sonrió-. Se me escapó.

Por más que fuese el mismo presidente de la república a Marco le hubiera dado lo mismo. No le agradaba para nada la actitud del empresario, y él había decidido convertirse en el abogado defensor de su mejor amigo. Consciente de la real situación de Elías, e impedido de actuar con toda la libertad posible para ayudar al joven, lo mínimo que podía hacer era evidenciarle su tácita posición al millonario y defender dentro de lo posible al muchacho.

-Ya es muy tarde. -Elías trató de calmar la tención que se había instaurado entre ambos-. Será mejor que hablemos mañana -dijo dirigiéndose a Joshua.

El empresario le dedicó una mirada seria y luego dibujó una sonrisa apenas perceptible en sus labios. Se notaba tenso.

-Quizás para vos no sea importante, pero necesito que hablemos. Insisto en llevar a tu amigo, que tan mal parece sentirse -miró a Marco con una expresión que parecía ser de incredulidad- a su casa, para después poder hablar a gusto.

-Pero bueno -volvió a intervenir Marco-, si que sos insistente y no entendés indirectas. -Marco pasó uno de sus brazos por el hombro de su amigo y lo acercó hasta él-. Elías y yo queremos estar solos, y en lo personal no me gustan los tríos.

Elías no pudo más que abrir los ojos como dos huevos duros ante el comentario tan osado de su amigo. Mierda que se arrepentía de haberlo llevado a la fiesta.

-Está bien, Joshua -se apresuró a agregar antes de que a Marco se le ocurriera otro descabellado comentario-, vamos a hablar.

El empresario iba a agregar algo pero la llegada de otra persona lo interrumpió.

-Joshua, qué milagro encontrarte.

Los tres caballeros giraron para observar al recién llegado. Elegantemente vestido de negro, el individuo era dueño de una inexpresiva mirada azul y sus cabellos castaños estaban prolijamente peinados hacia atrás. De los tres Marco pareció el más disgustado con su presencia.

-Alejandro. -Joshua estrechó cordialmente la mano del sujeto para luego darle un fugaz abrazo-. Hace mucho que no te veo.

-Desde la muerte de tus padres para ser exacto, cuando te negaste a venderme J&E alegando que sabrías cómo manejar la empresa -sonrió-, y debo reconocer que lo hiciste de maravilla.

Dueño de una importante cadena hotelera, con sucursales en el país y en el exterior, su primo era reconocido por su frialdad en los negocios y la capacidad de destruir a cuanto competidor se cruzaba por su camino. Para Alejandro Spenser el dinero era lo más importante en la vida. Frío y solitario, era raro verlo en un acontecimiento tan concurrido; para muchos su rostro era desconocido.

-Dejame presentarte -dijo recordando que no estaba solo-, él es Elías Castizaga.

Elías saludó con un cordial apretón de mano.

-Y él es... -se detuvo tratando de recordar el nombre del mejor amigo de Elías, pero Alejandro se le adelantó.

-No olvido la cara del idiota que arruinó mi esmoquin -dijo algo enojado.

-Y yo no olvido la cara del pelotudo que me impidió disfrutar mi postre favorito -sonrió de manera burlona-. Aunque la crema hace juego con el negro de tu esmoquin -con el dedo señaló la aureola blanda que había quedado en la oscura vestimenta.

-No vale la pena -murmuró frío-, no voy a rebajarme a discutir con alguien como vos.

Marco ignoró la indirecta, con total descaro se cruzó de brazos y le regaló una mirada altanera al individuo. Estaba harto de tanta estupidez y no iba a permitir que le arruinaran la velada.

-No crees tener la inteligencia suficiente como para discutir conmigo -murmuró sin importarle si le escuchaban o no.

A este punto Elías decidió intervenir, no quería que Marcos se metiera en ningún problema y además vio la preciada oportunidad de escapar del empresario en ese mismo momento.

-Marco, creo que ya es muy tarde, va a ser mejor que nos vayamos a casa.

Por un momento temió que su amigo decidiera seguir con la discusión, pero para su tranquilidad Marco accedió de muy buena gana a su pedido.

-Sí, vamos, tanta estupidez me molesta.

No recibieron negativa alguna de los otros dos caballeros. Al parecer el empresario lo dejaría ir, al menos por el momento.

-¿Qué fue todo eso? -preguntó Joshua interesado-. Y además, es raro que hayas decidido venir al desfile -aseguró.

-Fue sólo una discusión estúpida -argumentó quitándole importancia al asunto-, y la única verdadera víctima fue mi esmoquin favorito -señaló la mancha en su traje-. Y con lo que se refiere a asistir a la fiesta, sólo se me antojó salir de mi escondite por un momento -resumió serio.

-¿Es por alguna razón en especial? -inquirió Joshua.

-Quizás -fue lo único que agregó para volver a quedar en silencio.

 

 

-¿Qué vas a hacer? -preguntó Marco cuando al fin encontraron un refugio alejado del resto de la gente-. Vas a hablar con ese tipo -era una afirmación más que una pregunta.

-No me queda otra salida -apuró el trago de vino que  quedaba en su copa-, lo creo capaz de ir a buscarme a mi casa si no cedo a su pedido.

-Ese idiota me cae como una patada en los huevos -masculló Marco-. Si yo estuviera en tu lugar lo exprimo como una naranja y le saco toda la plata que puedo. Es lo que se merece el tarado ese.

-Me gustaría tener un poco de tu actitud -aseguró triste-, no sé si me atrevería a hacer eso, mi único deseo es que todo termine cuanto antes.

-¿Y por qué no? Después de todo ese tipo no hizo más que cagarte cada vez que tenía oportunidad, y a mi modo de ver no tenés por qué sentir compasión por él -alegó decidido-. Te lo dije y te lo vuelvo a repetir, si no es por vos hacelo por tu familia, sacale el dinero que puedas, al fin y al cabo él no se tocó el corazón cuando decidió dejarte sin trabajo en el momento que más lo necesitabas. ¿Vos crees sinceramente que una persona así merece un poco de tu compasión? -sentenció serio-. Yo creo que no.

Lo que Marco decía era cierto. Los daños colaterales que el empresario había causado con sus actos le habían afectado en demasía, sin embargo él era completamente incapaz de llegar al extremo de abusar de su situación para hacerse con algo más de dinero, en parte porque no se sentía capaz de semejante hecho y en parte porque ese simple acto no haría más que ratificar su condición de amante de pago en la que se encontraba. Su orgullo ya estaba demasiado destruido.

-Si te quiere como amante que te pague bien -agregó Marco-, no creo que Joshua Reisig se quede en la bancarrota por ello.

Elías iba a responder, mas no encontró manera de refutar los dichos de su amigo. Un ruido proveniente de unos de los pasillos llamó su atención, seguramente se trataba de algún invitado perdido por aquel laberíntico lugar. Le quitó importancia.

 

 

Eran cerca de las dos de la madrugada cuando Marco a duras penas decidió que, para él, la fiesta había terminado. Lamentablemente tenía que madrugar al día siguiente.

El muchacho se adelantó hasta la entrada del edificio en tanto Elías se retrasó un momento para ir al baño. Los sanitarios estaban desérticos. Temiendo que Joshua se apareciera en cualquier momento, el muchacho se apresuró a lavarse las manos y en el preciso momento en que se disponía a retirarse del lugar la puerta se abrió.

Su suerte se había terminado.

-Voy a empezar a amar los baños -dijo el empresario cerrando la puerta y apoyándose sobre ella-, siempre nos encontramos en ellos.

-Es muy tarde. -Elías ignoró su comentario-. Marco me está esperando afuera para volver a casa.

-¿Tu amigo? -sonrió-. Creo que va a tener que regresar solo a su casa. -Mirándolo deseoso agregó-: Porque vos te vas a quedar conmigo.

Elías no pudo más que sonreír ante la osadía del empresario. Con total deliberación caminó hasta él hasta quedar a escasos centímetros.

-Estoy demasiado cansado hoy y me gustaría descansar, si no te molesta, podemos posponer nuestra conversación para mañana.

Amagó tomar la manija de la puerta y, como siempre, Joshua aprovechó la oportunidad para tomarlo de la cintura y atraerlo atrevidamente hacia él.

-No -musitó decidido-, hoy te quedas conmigo.

-No puedo, de verdad -dijo tratando de liberarse-, estoy muy cansado...

-Hoy dormís conmigo -sentenció-. ¿No te acordás de nuestro trato? Hoy tengo ganas de hacerlo, creo que ya esperé demasiado. Así que anda a despedirte de tu amiguito y volvé, si no querés que te traiga a la fuerza.

-¿Y por qué tanta insistencia? -preguntó molesto, intentando en vano soltarse-. Estuviste fuera cuatro días y poco te importó saber de mí, y ahora de pronto te entraron ganas de coger -dijo furioso-. Lamento decirte que yo no tengo ganas hoy.

-Acá no se trata de tus deseos, sino de los míos. -Con un fuerte tirón lo atrajo hasta él y le dio un salvaje beso a modo de castigo-. Para eso te estoy pagando.

Las palabras dichas sonaron crueles a los oídos de Elías. Herido en lo más profundo de su maltrecho orgullo logró soltarse del agarre, y con una mirada cargada de odio enfrentó al empresario.

-Con tus métodos es fácil obtener lo que querés, si es por mí vos y toda tu plata se pueden ir a la mierda. -Se acomodó el cuello de la camisa y componiendo una expresión de orgullo dijo en un susurro-: Ahora regreso.

El empresario se alejó de la puerta para dejarlo pasar.

-En veinte minutos te espero en el estacionamiento -agregó antes de que el joven desapareciera de su vista-. Ni un minuto más, de lo contrario te voy a ir a buscar.

Elías no respondió. Con pasos firmes y seguros se fue en busca de Marco para despedirse.

 

 

Como siempre el desfile había sido todo un éxito. Nadie en el mundo de la moda dudaba de su talento. A fuerza de trabajo y esfuerzo se había convertido en una de las diseñadoras más famosas del país. Pero a pesar de todos los logros obtenidos sentía que a su vida le faltaba algo. Buscó, entre los escasos invitados que aún quedaban, a su hermano. Desde que éste había llegado de su viaje, horas antes del desfile, no había  tenido oportunidad de hablar con él. Tenía muchas preguntas para hacerle.

-¿Dónde se habrá metido? -se preguntó, pero de inmediato supuso que Joshua y ese chico estarían juntos.

Una sonrisa se dibujó en sus labios. Quizás tendría que dejar de preocuparse por su hermano; como había dicho Gabriel, Joshua era demasiado grande como para andar necesitando una niñera.

Caminó por entre los invitados, buscando algún rostro familiar, pues de pronto le dieron ganas de hablar con alguien, alguien que pudiera sacarla de ese triste pozo de soledad en el que se encontraba.

-Lorena -llamó una mujer a su espalda.

Se detuvo en el lugar. Por un breve momento se sintió incapaz de mover un solo músculo; deseó desaparecer de allí en ese preciso momento. Aquella voz le sonó odiosamente familiar. Con deliberada lentitud giró sobre sus talones para enfrentar a la causante de todas sus desdichas.

Mariela Roselini, tan hermosa y elegante como siempre. Su vestido se ajustaba perfectamente a su talle, y a la joven le fue imposible no percatarse que su vientre estaba algo abultado. Estaba embarazada. Componiendo un gesto altanero y orgulloso, enfrentó su mirada a la de su ex amiga. Pero todos sus esfuerzos cayeron en saco  roto cuando le vio. Tan apuesto y elegante como lo recordaba, aquellos ojos que tanto adoraba, aquellos labios que tanto deseaba ya no le pertenecían. Le fue imposible no darse cuenta de que las manos de su ex amante tomaban con descarada posesividad la cintura de aquella mujer a la que alguna vez consideró su amiga. Sintió ganas de huir. ¿Qué estaban haciendo allí? ¿Por qué se encontraban en su desfile? Ella no los había invitado.

-Mariela,  Alberto -logró decir-, no recuerdo haberlos invitado al desfile, y no sabía que tenían la costumbre de colarse a fiestas. Es una actitud muy infantil y poco elegante.

La mujer le dedicó una sonrisa irónica y parecía estar disfrutando de aquel momento.

-Tengo mis buenos contactos -agregó sonriente.

-¿A qué vinieron? -preguntó al fin altanera-. ¿Qué quieren ahora? Ustedes dos no son bienvenidos acá.

-Sólo queríamos ver el desfile -aseguró la joven, y Alberto la secundó afirmando con la cabeza.

-Vos y tu estúpido novio tienen un montón de desfiles a los que pueden ir, en el mío no son bien recibidos, la próxima me voy a asegurar de que no les permitan el paso.

-¿Por qué estás tan enojada? -preguntó la joven con cara de verdadero asombro-. ¿Por qué no podemos volver a ser amigas? Creo que tendrías que ser un poco menos rencorosa y olvidarte del pasado. No fue nuestra intención lastimarte, no pudimos evitar enamorarnos.

Lorena emitió una pequeña carcajada desprovista de alegría.

-Me importan una mierda tus razones -dijo en voz alta perdiendo toda su educación-. No me interesa ser amiga de una arrastrada que no le importa lastimar los sentimientos ajenos con tal de salirse con la suya, y mucho menos quiero saber nada de un hombre que no me respetó como mujer -fulminó con la mirada a su ex amante-, no dudo que cuando te canses de ella vas a buscar otra amante mejor.

-Nos vamos a casar -se defendió Mariela.

-Eso sí que me gustaría verlo -aseguró incrédula-. Ahora les pido por favor que dentro de lo posible eviten cruzarse por mi camino, que lo mismo voy a tratar de hacer yo.

-No entiendo por qué tanto rencor... -comenzó a decir Mariela, pero se detuvo al ver que alguien se acercaba.

-Lorena amor, te estuve buscando. -Gabriel con total descaro besó a la joven muy cerca de los labios dejándola sin habla-. Si nos disculpan -dijo dirigiéndose a la pareja-, mi novia y yo queremos más intimidad.

Y sin agregar más arrastró a la joven lejos en busca de algún refugio en donde ponerla a salvo. Llegaron a uno de los pasillos, no había nadie. Gabriel intentó hablar, mas la joven se abrazó fuerte a su cuello y ocultando su rostro lloró. No dijo nada. El publicista sólo se limitó a abrazar con firmeza a la muchacha y permitió que se desahogara a gusto.

 

 

El nulo movimiento que había dentro del estacionamiento demostraba que la fiesta había llegado a su fin. Por enésima vez, Joshua consultó su reloj, impaciente porque Elías aún no daba señales de vida.

Estaba molesto; después de un largo y tedioso viaje nada de lo que había planeado había salido como deseaba. Demasiado cansado y enfadado como se encontraba decidió desquitar su mal genio con el muchacho y castigarlo por encontrarlo en compañía de un extraño. Por más que ese extraño jurara ser sólo un amigo. Estaba sexualmente frustrado y durante su estadía en Córdoba no había hecho más que pensar en Elías. Nuevamente miró el reloj. Ya habían pasado más de veinte minutos. Iría a buscarlo y lo traería a rastras. Con pasos ágiles se encaminó a la entrada del lugar, mas sólo alcanzó a dar tres pasos. El muchacho apareció a un par de metros y con pasos lentos se encaminaba hasta él.

-Tardaste -musitó cuando Elías llegó a su lado-, ya estaba por ir a buscarte.

-Acá estoy, su estúpida majestad -atacó enojado-, obligado por las circunstancias.

Joshua lo observó desde su posición y en su interior el deseo que había estado latente durante tanto tiempo se hizo presente.

-Acercate -musitó impaciente.

A lo largo de todo su cuerpo un extraño escalofrío lo puso en alerta. Joshua lo miraba con ardiente deseo, y no creía factible que esa noche lograra impedir que el empresario cumpliera con su cometido. Con pasos lentos cumplió el pedido del millonario, deteniéndose sólo a unos centímetros de él.

-¿Por qué siempre te empeñás en llevarme la contraria? -arguyó el empresario, tomándolo de la cintura y acercándolo bruscamente hasta él-. Si sabés que después de todo vas a hacer lo que yo deseo...

Se apoderó de sus labios buscando con ansias la lengua dulce del muchacho. Dejándolo sin aliento, exploró con maestría aquel lugar que tanto deseaba no esperando que su destinatario respondiera. Con total premeditación lo empujó suavemente hasta el auto, dejándolo oportunamente atrapado entre su cuerpo y el vehículo. Allí, con descaro, abandonó sus labios y atacó el cuello de Elías, cual vampiro sediento de sangre.

No podía, no quería responder. Mas su cuerpo reaccionaba con el más simple contacto del empresario y su mente se torturaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantenerse fría ante tan incómoda situación.

Joshua se acerco a él de modo que ambos cuerpos se frotaron. Con ambas manos le tomó suavemente del rostro al tiempo que se separaba se su cuello y lo miraba a través de sus ojos febriles.

-¿Por qué no me respondés? -musitó agitado intentando recuperar el aliento-. Sé que deseas hacerlo, puedo sentirlo. -Apoyó su frente en la de Elías-. Te agrada que te bese, debería haber puesto esa opción como un punto imprescindible en el contrato.

Elías bajó la mirada evitando los verdes ojos del empresario.

-Será que no te respondo porque me estás obligando a hacer esto -farfulló-, y con lo que respeta a  tu estúpido contrato no es más que una burla. Me sorprende cómo podés valerte de medios tan sucios para obligarme a hacer tu voluntad. Y lo que más me molesta es  que tus actos afectaron a toda mi familia. Pero no creo que eso te importe.

Joshua lo observó mudo sabiendo que Elías tenía  razón. Muy a su pesar, le era totalmente imposible actuar de manera diferente. No sabía de qué otra forma acercarse a él. El marcado rechazo que había mostrado el muchacho desde el principio a cualquier posible acercamiento entre ambos lo obligó hacer esas cosas. A sabiendas de que podía ganarse el odio eterno del joven, el creciente amor que se había instaurado en su alma le obligaba a actuar incoherentemente. Lo amaba, y a pesar de que su rechazo le dolía, no podía evitar el ardiente deseo de tenerlo cerca suyo, aunque esto significara un tortuoso sufrimiento.

Depositó un fugaz beso en los labios de Elías para luego separarse.

-Vamos a mi casa -dijo tranquilo como ignorando la tensión que reinaba entre ambos.

Sereno rodeó el auto y abriendo la puerta del conductor se acomodó en el asiento. Elías después de un largo momento entró al auto y se sentó junto al empresario.

Joshua no puso el auto en marcha. Por el contrario, se recostó en el asiento y con un gesto cansado se peinó sus negros cabellos. Con cuidado, y temiendo que el empresario le descubriera en tan atrevido acto, observó su perfil de reojo. De la misma manera en que lo había visto minutos antes en que el desfile diera comienzo, pudo percibir en él cansancio y quizás un toque de tristeza poco común en el orgulloso millonario.

-Sabés -comenzó Joshua mirando a través del vidrio-, me es imposible dejarte ir -musitó, y Elías se atrevió a mirarlo-. No puedo, sé que lo del contrato fue una broma pesada, pero la verdad es -enfrentó los ojos del muchacho- que te deseo y  quiero tenerte cerca.

No contestó, cualquier palabra que pudiera agregar era totalmente inoportuna. Algo muy dentro de él lo obligó a callar. Por primera vez, sintió sufrimiento en las palabras del empresario y el  poco podía hacer por ayudarlo, y tampoco era su deseo.

Joshua suspiró cansadamente, deseaba con toda su alma exponer sus sentimientos y sentía que estaba perdiendo la batalla que él mismo había propuesto. Preso de su propia trampa una vez más, se supo inevitablemente enamorado y sin ninguna posibilidad de ser correspondido.

-Uno de los locales que tengo en Córdoba se incendió -dijo tratando de cambiar de tema-. El encargado salió herido, era mi obligación velar por su salud y hacerme cargo de cualquier inconveniente que pudiera surgir. Fue un gran alivio que sus quemaduras no fueran nada graves, y el local va a estar por lo menos un mes sin actividad -continuó-. Es por eso que no te llamé como había prometido y les pedí expresamente a Gabriel y a mi hermana que no te informaran lo sucedido -musitó, y luego lo miró a los ojos-. Pero cuando me enteré que ibas a participar en el desfile, tomé el primer avión que encontré para estar presente -sonrió-, y no me arrepiento por haberlo hecho.

-No es necesario que me des explicaciones -murmuró desviando la mirada.

Joshua ahogó una pequeña carcajada.

-Gracias por haber desfilado para mí -musitó-. Estuviste fantásticamente sensual y deseable.

Elías no contestó. Decidido a no morder el anzuelo, miró a través de la ventanilla evitando posar sus ojos en el empresario.

-Vamos a mi casa -sentenció Joshua poniendo en marcha el automóvil-. Estoy muy cansado y lo único que quiero es dormir.

Durante el corto viaje hasta la casa del empresario el silencio reinó entre ambos. Consciente del posible desenlace que inevitablemente tendría ese encuentro, Elías trató de relajarse y despejar su mente. No era virgen, y hacerlo con un hombre quizás no fuera tan complicado como él creía, sólo que la idea no dejaba de incordiarle y aun más si iba contra su voluntad.

Más rápido de lo que él hubiera deseado, Joshua metió el coche en el garaje de su imponente morada y minutos más tarde se adentraban dentro de la vivienda.

El gato gris que Elías había conocido en su anterior visita vino a recibirlos entre ruidosos y molestos maullidos. Joshua levantó entre sus brazos a su mascota,  regalándole un par de afectuosas caricias.

-Tomás, ¿cómo estas? -preguntó como si el animal fuera capaz de responder-. Estás muy gordo -examinó crítico-, voy a decirle a Rosa que te ponga a dieta.

Volvió a depositar al animal en el suelo y éste, conforme con las caricias recibidas, se retiró perdiéndose en una de las puertas laterales.

El empresario hizo una tácita invitación moviendo suavemente la cabeza hacia la escalera. Elías no tuvo más remedio que seguirlo.

La habitación se le hizo demasiado fría en ese momento. Nuevamente, cual niño indefenso, volvió a experimentar miedo.

Joshua cerró la puerta tras de sí, quedando ambos incómoda e íntimamente callados. Con total lentitud el empresario se acercó a la cama, dejando a Elías parado en el medio de la habitación. Tranquilo y cansado se sentó en la punta de la cama y le observó en silencio.

-Sos tan hermoso -musitó sensual-. Te deseo tanto.

Los ardientes ojos de Joshua recorrían su cuerpo con mudo deseo actuando como un extraño elixir que le impedía cualquier movimiento. Su miedo, que tanto trabajo le estaba costando ocultar, se evidenció en la pequeña gota de sudor que recorrió su rostro.

-Sacate le ropa -murmuró Joshua desde la cama.

No lo haría. Su cuerpo se puso tenso, y con su mirada fulminó furioso al empresario dejándole claro su respuesta.

-Pero si preferís que sea yo el que te saque la ropa, no hay ningún problema -aseguró el empresario-. Es muy incómodo dormir con traje.

-No tengo pijama -se apresuró a decir Elías al ver que el empresario se ponía de pie.

-No lo vas a necesitar hoy -dijo sonriente-. Además, si tanto te preocupa, dejame decirte que yo duermo desnudo.

Elías lo miró furioso mas no hizo un solo movimiento por sacarse la ropa.

-Me parece que -comenzó a decir Joshua mientras se ponía nuevamente de pie- voy a tener la difícil tarea de sacarte la ropa.

-No -cortó  Elías desesperado-. Yo lo hago -y el empresario volvió a sentarse.

Con deliberada parsimonia comenzó a quitarse la ropa, incómodo ante la mirada de un indeseado observador.

El saco cayó a un costado de sus pies provocando que un estúpido rubor se subiera a sus mejillas. Luego le siguió la camisa y la corbata, dejando prontamente al descubierto su bien formado torso. Con manos temblorosas desabrochó el cinturón dejando deslizar el pantalón por sus fuertes piernas quedando sólo en ropa interior.

Dio gracias al cielo por haberse puesto boxers en lugar de unos slips.

Joshua lo observó ardiente y deseoso por unos eternos minutos y luego se puso de pie. Creyendo que el empresario se acercaría hasta él, no pudo más que sorprenderse al ver como por el contrario Joshua permanecía en el lugar y comenzaba él a quitarse la ropa.

Con movimientos inconscientemente sensuales, el millonario se quitó el saco. Deshizo el moño del esmoquin y desprendió uno por uno los botones de la camisa, deleitando los ojos de Elías que mudo lo observaban. Tenía  que reconocer que todo, absolutamente todo, en el físico del empresario era atractivo. Deseó no tener tan estúpidos pensamientos.

Con lentitud, desabrochó el cinturón y lenta y sensualmente dejó caer el pantalón dejando al descubierto unos negros y muy sugerentes slips. Muy a su pesar Elías no pudo evitar quedar hipnotizado ante el escultural cuerpo del empresario. No fue hasta que Joshua comenzó a bajarse el slip que Elías logró articular algo coherente.

-¿Pero qué carajo estás haciendo...? -casi gritó, provocando que el empresario detuviera su acción.

-Recuerdo haberte dicho que duermo desnudo -dijo disimulando una sonrisa divertida-. ¿No me vas a decir que nunca viste a un hombre vestido de Adán?

Elías abrió y cerró la boca varias veces sin que de ella saliera palabra alguna. Claro que había visto a un hombre desnudo, pero en esta ocasión las cosas eran diferentes. No tenía en claro las intenciones del empresario, y eso le incomodaba. No sabía si su idea de dormir tenía algo que ver con la él conocía.

-¿Qué es lo que querés hacer? -se animó a preguntar temiendo la inminente respuesta.

El empresario ahogó una traviesa carcajada y miró verdaderamente divertido al muchacho.

-Tengo unas ansias locas de hacerte el amor -confesó con sinceridad-, y si me seguís provocando vestido de esa manera no creo que pueda contenerme. Pero estoy más que agotado por el viaje -añadió sabiendo que luego se arrepentiría por dejar escapar tamaña oportunidad-, y lo único que ahora quiero es dormir y deseo sentir tu cuerpo a mi lado.

Elías lo miró incrédulo, y el empresario extendió la mano invitándolo a acercarse.

-Vení -musitó-. Dormí a mi lado.

Increíblemente y sin ser consciente de sus propios actos, Elías se vio a sí mismo obedeciendo al empresario. Joshua corrió el cubrecamas y lo invitó a acostarse para acto seguido rodear la cama y tenderse a su lado.

Bajo las mantas el muchacho trató de hacer hasta lo imposible para no rozar la piel del empresario. En tanto Joshua se movió extrañamente para minutos después sacar una de sus manos de debajo de las sábanas y Elías casi ahogó un grito al ver los slips entre los dedos del empresario.

-Es que me aprieta mucho -dijo sonriente-, y después no puedo dormir bien.

No estaba nervioso por ello, y tampoco era que jamás en su vida había visto a un hombre desnudo, pero las actitudes de Joshua no hacían más que incomodarlo.

El empresario alargó la mano y apagó el velador dejando la habitación en penumbras. Acto seguido lo rodeó de la cintura y lo atrajo hasta él.

-Dejame sentirte -musitó-, quiero sentirte a mi lado.

Contra todo pronóstico el empresario quedó completamente dormido en pocos minutos. A Elías en cambio le fue sumamente difícil caer en los brazos de Morfeo debido a su atrevida compañía.

 

 

Continuará...

 

 

 

 

Notas finales:  

A menudo me pregunto que es lo que ven ustedes cuando leen mi fic, no puedo decir que soy una autora muy conocida con muchos review, pero tampoco me puedo quejar. Creo que estoy en un nivel intermedio ^^, ni muy arriba ni muy abajo ^^. Todo gracias a los humildes cometarios que se molestan en dejarme. Cuando empecé a escribir mi fic, tome el recaudo de no subirla hasta tener un par de cap. de reserva, no quería caer en el egocentrismos de escribir solo si me dejaban  review (he visto que muchas autoras lo hacen, yo no estoy a favor ni en contra creo que es a gusto de cada uno, pero yo sentiría que les estoy faltando el respeto si lo hago). Aunque si amo que me dejen comentario ^^. Y hasta el día de hoy tengo miedo de que no les llegue a gustar mi historia y no puedo dejar de preguntarme Que es lo que vieron ustedes en mi fic?? Se los agradezco de todo corazón ^^, cada palabra me hace feliz de verdad. Y les puedo jurar que llevo escrito mas de la mitad de la novela, y me estoy poniendo en campaña para terminarla y aunque tenga una sola lectora y  ningún review voy a hacer todo lo posible para publicarla completa. Es lo mínimo que se merecen todos los que dejan review como los que no. XD Es que me pude muy sentimental últimamente XD perdón el desvarió gente XD.

Bueno pido mil perdones por el retrazo, pero juro que hace semanas que quería subir el cap. Pero por razones de fuerza mayor (¿?) no he podido hacerlo, espero que aun así perdonen mi falta. Tratare de no retrazarme esta vez ya que se viene una escenita un poco fuerte XD, y si quiero vivir por largo tiempo es mejor que lo haga.

Hay les dejo al nuevo personaje XD, no va aparecer mucho pero puedo asegurar que va a tener un papel importante en la historia. Y si a Marco no le cae muy bien Joshua después de todo XD XD, y mucho menos su primo XD, ya me dirán ustedes que es lo que desean XD.

Por ultimo, Joshua y Elías han quedado en una situación bastante comprometida XD.

Una cosa mas he estado experimentando con otra historia que escribí con anterioridad y he escrito mi primer lemon *maki si sonroja*, me ha quedado medio meloso y algo fantasioso, pero siguiendo los consejos de mi beta he decidido dejarlo así, prometo esforzarme mas con Joshua y Elías.

Aquí les dejo el link:

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=26652&index=1

 

No molesto más, gracias como siempre por sus comentarios y criticas que me ayudan a mejorar, muchos besos, Makino Tsukushi.

 


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