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Sentimientos ocultos, pasiones prohibidas por makino tsukushi

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Notas del capitulo:  

^^, El erotismo es lo que mas me atrae a la hora de leer un fic, el lemon en si, es lo que yo llamaría la frutilla de la torta, primero hay que saber calentar el ambiente ^^. Espero que les gusté los juegos previos, aquí les dejo el cap 12, bien calentito y subidito de tono.

 

  Capítulo 12. Deseos ocultos

 

 

Giró la llave del contacto y el auto se puso en marcha. Con agilidad sacó el vehículo del estacionamiento y en minutos se internó en la oscuridad de la noche. Las calles, poco transitadas debido a la hora, estaban medianamente iluminadas. El reloj del automóvil marcaba las cuatro de la mañana. A pesar de eso, Alejandro tenía pocos deseos de regresar a su casa. Nadie lo esperaba allí. Solitaria, desolada, eran los adjetivos perfectos para describir su morada.

Detuvo el vehículo a la luz de un semáforo y aprovechó el pequeño descanso para tomar un cigarrillo de la guantera. Hacía mucho tiempo que había abandonado ese malsano vicio mas, últimamente, cada vez que la tristeza lo embargaba, esa opción le parecía bastante buena.

Había asistido al desfile de su prima con la intención de distraerse un poco, pero la amargura había convivido demasiado tiempo con él y nada parecía conmoverlo. En el único lugar en donde encontraba verdadero refugio era en su trabajo. Se había vuelto frío, calculador y extremadamente reservado.

El semáforo cambió las luces permitiéndole continuar su viaje. La luna, hermosa y serena, se mostraba llena y teñía de un atractivo gris todo lo que tocaba.

-Quizás necesite recurrir a algún amante ocasional, para que al menos me haga un poco de compañía -musitó, y sonrió por lo absurdo que le resultó su pensamiento-. Y de paso disfrutar de unas buenas horas de sexo.

El viaje llegó a su fin. Con cuidado, detuvo el coche junto a la acera. La antigua y bien conservada casa lo esperaba, tan solitaria y lóbrega como siempre.

 

 

La había llevado hasta su casa sin ninguna mala intención. Después de que la joven se deshiciera en llanto entre sus brazos, no encontró mejor idea que la de invitarla a su departamento con el inocente propósito de hacerle compañía. Luego, con la caballerosidad que lo caracterizaba, le ofreció café y, cuando regresaba de la cocina con dos tazas cargadas del oscuro líquido, la encontró dormida en el sillón.

Con delicadeza, para evitar que cualquier ruido interrumpiera el sueño de la muchacha, Gabriel depositó las tazas en la mesa ratona y, encaminándose a la habitación, regresó minutos después con una manta y, con extremo cuidado, la arropó. Lorena se movió para ponerse boca arriba mas no despertó. El joven sonrió y acercó su mano al pálido rostro de la muchacha, pero se detuvo milímetros antes sin llegar a tocarla.

Siempre, desde la primera vez que la vio, le pareció hermosa.

-Si me lo permitieras -musitó tan bajo como le fue posible- yo podría...

No terminó la frase. No creía factible que Lorena correspondiera a sus sentimientos. Siempre lo había visto como un amigo, como un hermano, y dudaba que la joven cambiara su visión de un día para otro.

Sintió deseos de cargarla hasta su cama para que pudiera dormir a gusto, pero cuando lo pensó mejor, desistió de la idea. No deseaba despertarla y tampoco quería malos entendidos. Se enderezó cuan alto era, observó por última vez a la muchacha, para luego apagar la luz y encerrarse en su habitación.

Con su porte serio y conservador, nadie podía atisbar alguna mínima sensación de cobardía en su persona. No era capaz de exponer sus sentimientos por miedo al rechazo. Aunque su alma se ahogaba en un abismo infinito al tratar de engañar sus sentimientos argumentando que sólo se trataba de una atracción pasajera, no había encontrado la valentía suficiente para exponer abiertamente su sentir. Pero dentro, muy dentro de él, sentía que tenía que hacer algo. Le era imposible seguir aguantando.

 

 

Volvió a ponerse boca arriba y emitió un suspiro fastidiado. No podía conciliar el sueño. Frustrado, se levantó del lecho y se dirigió a la cocina en busca de alimento. Luego de mirar críticamente el contenido de la heladera, tomó una jarra con leche y vació parte del contenido en un vaso. Se sentó en una de las bancas de la cocina y bebió.

-¿Qué habrá pasado con Elías? -se preguntó en voz baja, preocupado por el destino de su amigo.

Aunque se había encargado de darle una serie de oportunos consejos por si el empresario intentaba pasarse de listo. «Acordate que llevo el celular encima», había dicho Marco a su amigo antes de subir al taxi, «si necesitas ayuda no dudés en llamarme», y muy a su pesar había subido en el vehículo.

Suspiró preocupado antes de tomar un nuevo sorbo de leche. Conocía a Elías desde pequeño y siempre lo consideró como al hermano que nunca tuvo. Había sido testigo directo de todos los problemas y necesidades por los que había pasado el muchacho desde que su padre muriera, y no se cansaba de admirar la enorme fortaleza de espíritu que poseía. Le sorprendió dolorosamente el darse cuenta de que su amigo había llegado al límite. Agobiado por los problemas y acorralado por la falta de dinero, no encontró salida mejor que la de aceptar la propuesta de aquel millonario.

Si se miraba las cosas con sangre fría, como él lo hacía desde su posición, Elías podía valerse de sus encantos para manipular a su antojo al empresario. Pero, conociendo a su amigo tan bien como él lo conocía, dudaba mucho que una cosa así llegara a suceder. A pesar de tener un carácter fuerte y orgulloso, los principios de Elías impedían abusar de su inusual situación.

 

 

Las cortinas dejaban entrar a la habitación los rayos grises que la luna llena proyectaba sobre la dormida ciudad. Nuevamente despertó de su entrecortado sueño, convencido de que sus esfuerzos eran vanos. Giró lentamente sobre el lecho y la tenue luz le permitió admirar la silueta dormida de su compañero de cama. Con la libertad que siempre se negaba a tener frente al empresario, admiró las apenas perfectibles facciones de Joshua.

Dormido parecía otro. Lejos de aquel hombre frío y calculador que deliberadamente abusaba de su situación, el millonario se asemejaba a un indefenso e inofensivo ángel incapaz de causar daño alguno.

Sus facciones eran perfectas. Sus labios sensuales, sus largas pestañas que encerraban esos verdes ojos que tanto lo incomodaban cada vez que se posaban en él. Su cuerpo, bien formado y atlético, su musculatura no muy exagerada le daba un aire indiscutiblemente masculino y varonil.

«Hermoso», se dijo. «Es hermoso». Y ese simple e involuntario pensamiento lo perturbó. Inconscientemente elevó una de sus manos y la acercó a esa cara tan perfecta y dormida. De pronto tuvo deseos de acariciarlo. Obnubilado e hipnotizado tuvo la necesidad de sentir aquella piel bronceada en el extremo de sus dedos.

Se detuvo no llegando a cumplir su cometido. ¿Qué estaba haciendo? Temeroso de que sus instintos y ocultos deseos volvieran a traicionarlo, escondió la mano bajo las sábanas. No podía permitirse otra estúpida acción como ésa. Igualmente sus ojos se negaban rotundamente a privarse de su atractivo objeto de observación. Después de tanto tiempo, aún le era imposible saber a ciencia cierta las razones del empresario para querer relacionarse con él.

¿Cómo sería? ¿Qué sentiría al estar entre sus brazos? ¿Cómo sería hacer el amor con Joshua Reisig?

Elías se movió, molesto consigo mismo, y evitó volver a mirar al empresario. No iba a hacer el amor con él, sólo iba a tener sexo. Además, ¿por qué tenía que pensar en esas cosas? Estaba ahí en contra de su voluntad y dudaba mucho que llegara a disfrutar de cualquier encuentro. Cerró los ojos pretendiendo que el sueño se hiciera presente.  Quería dejar de pensar en cosas absurdas. Obligó a su mente a vagar por otros terrenos menos comprometedores. Su familia, sus sueños, su mejor amigo, su gente...

Se vio a sí mismo respondiendo sin pudor y con un ansia animal y totalmente desconocida a las eróticas e íntimas caricias del empresario. Los deseos, aquellos ocultos y prohibidos deseos, lo estaban asustando. No era gay y jamás se había sentido atraído por ningún hombre, pero cada beso, cada caricia del empresario, lo confundía a la par que le agradaba cada vez con más intensidad. Esos sentimientos no eran buenos, tenía que reprimirlos de cualquier manera. Quizás su larga e indeseada abstinencia sexual lo llevaba hasta esos extremos. Ocupado como siempre estaba en el bienestar de su familia, había dejado de lado su vida sentimental. Su último noviazgo había durado escasos ocho meses y, gracias a sus temporales trabajos y al poco tiempo que podía dedicarle, su relación había acabado en no muy buenos términos. Pero ya habían pasado dos años desde aquella vez e, increíblemente, la fecha coincidía con su última relación sexual. Ni siquiera algún encuentro fugaz u ocasional, nada que calmara sus necesidades carnales. Tampoco algo tan banal como la autosatisfacción. Nada, absolutamente nada. Su familia estaba por encima de todo. «Es lógico que mis instintos estén enloqueciendo», se dijo no muy convencido.

Joshua se movió dormido apoyando una mano posesiva sobre su cintura para luego acercar su cuerpo como si temiera que en cualquier momento se le escapara. Elías no se movió por miedo a despertarlo, pero después de un rato sintió que la posición en la que se encontraba le era incómoda, y lentamente comenzó a moverse para salir del abrazo. Con cuidado, levantó el brazo de Joshua para dejarlo a su costado y, justo cuando daba por terminada su tarea, la voz del empresario le dio un susto de muerte.

-No me dejes -y de inmediato Elías se dio cuenta que Joshua aun estaba dormido-, mi amor.

Un indescriptible escalofrío recorrió su cuerpo al escuchar el balbuceo del empresario. ¿A quién iría dirigida esa última frase? Fastidiado giró sobre el lecho. A él poco le importaba quien era el "amor" de ese tipo.

El empresario lo tomó nuevamente de la cintura y pegó su cuerpo al del muchacho, y cuando Elías intentó zafarse del abrazo, se lo impidió.

-No te vayas -balbuceó dormido, y para espanto del muchacho comenzó a besar dulcemente su cuello.

¿Estaba realmente dormido? ¿O fingía? Como fuera, Elías intentó liberarse sin despertar al empresario pero le fue totalmente imposible.

Joshua lo giró hasta ponerlo boca arriba para, luego, colocarse encima  y comenzar a besarlo con avidez.

Definitivamente el empresario estaba bastante despierto. Pronto la lengua inquieta se abrió paso entre los labios de Elías saboreando, sin ninguna vergüenza y no encontrando ninguna negativa, la deliciosa boca del muchacho.

Una mano atrevida recorrió su cuerpo y, antes de que llegara a lugares más íntimos, Elías la tomó con fuerza para detenerla.

-¿Qué hacés? -preguntó agitado cuando logró liberarse de los labios de Joshua.

-Sueño despierto -susurró el empresario divertido-, es imposible dormir cuando sé que te tengo a mi lado.

-Si salís de encima mío voy a estar más cómodo -musitó ignorando el último comentario.

-Pero yo estoy cómodo así -replicó tranquilo y seductor Joshua.

-Estoy intentando dormir un poco y es imposible si te tengo encima.

-Si no podés dormir, no duermas. Yo me voy a encargar de entretenerte por lo que resta de la noche.

-Yo no quiero que me entretengas -se apresuró a decir-, quiero dormir.

El empresario ahogó una pequeña y divertida carcajada, al tiempo que liberaba al muchacho de su agarre y se colocaba de costado.

-¿Tenés miedo de que te viole? -preguntó divertido-. ¿O temés que pueda gustarte?

Elías lo fulminó con la mirada pero, al estar en penumbras, el empresario apenas se enteró. Se quedó en silencio, no quería hablar. Sus ojos vagaron por la habitación tratando de distinguir los etéreos objetos con la escasa luz de la noche. Quería olvidar que el empresario estaba ahí  a su lado. Tal vez si lo ignoraba lo dejaría en paz.

Se equivocó. Joshua volvió al ataque acariciándole suavemente el brazo con la punta de los dedos.

-Desde que tuve la mala suerte de cruzarme con vos -comenzó a hablar Elías sorprendiendo tanto al empresario como a él mismo-, no he hecho más que preguntarme el porqué de tu obsesión. Tenés todo lo que vos deseas, dinero de sobra, cualquier tipo de lujo que te puedas imaginar. Lo que me lleva a pensar que yo no soy más que un capricho, un trofeo que te propusiste obtener a cualquier costo.

Joshua quedó en silencio. En la oscuridad, trató de distinguir los ojos ambarinos del muchacho. ¿Cómo confesarle sin temor a sonar falso, los verdaderos sentimientos que guarecía su corazón? ¿Le creería? Después de tantas cosas que había hecho, ¿realmente le creería que lo amaba?

Acercó su mano y acarició el rostro de Elías temeroso de que este lo rechazara, mas el muchacho ni siquiera se movió. Sólo se limitó a observarlo interrogante a la espera de una respuesta.

-¿Sentiste alguna vez -comenzó a decir en un susurro- deseos irrefrenables de estar junto a una persona por encima de cualquier cosa? Soñás, pensás, te es completamente imposible sacártelo de la cabeza -hizo una pausa-. Llámalo obsesión, capricho. No sé, lo único que quiero es tenerte a mi lado. Te deseo.

Los ojos de Elías se hundieron hipnotizados en los verdes esmeraldas de Joshua. Aun en penumbra, podía percibir los febriles anhelos del empresario. No se movió, una mezcla extraña de miedo y deseo se apoderó de todos sus sentidos. Miedo, de lo que podría llegar a pasar, deseo o quizás curiosidad, por animarse a algo prohibido. No, no podía permitirse tener un mínimo atisbo de atracción hacia el empresario. No quería tan siquiera pensar en que, quizás, podría llegar a disfrutar de los encuentros con Joshua. Él estaba allí por obligación, por el bienestar de su familia. Joshua era su tirano carcelero y él era una víctima de las crueles circunstancias.

-¿Por qué? -la pregunta surgió involuntaria de sus labios exigiendo una respuesta más creíble.

-Porque quiero hacerte el amor -dijo ronco el empresario.

-No se puede hablar de amor, cuando hay plata de por medio y cuando hiciste hasta lo imposible para obligarme a ceder. Aun sabiendo que no soy gay -musitó-. ¿Por qué no terminamos con toda esta farsa? Quizás si intentamos comenzar desde cero, podríamos ser buenos amigos.

-No quiero tu amistad.

-Y yo no quiero ser tu amante -retrucó algo molesto-, sólo quiero que mi familia esté bien, un buen trabajo y vivir tranquilo -respiró hondo antes de continuar-. No me interesa nada más.

-Si vos me lo permitís, yo te puedo ayudar...

-¿Cómo? -interrumpió-. ¿Convirtiéndome en tu amante por tiempo indeterminado? ¿Sexo por dinero? -concluyó algo enojado.

-A mi lado nada te va a faltar, y sólo te pido que seas mi amante.

-Es que no quiero, ¿no podés entenderme? ¿Tanta es tu necesidad de tener un amante que estás dispuesto a obligarme?

-Mi necesidad es tenerte a vos -susurró acariciando dulcemente su mejilla-, a nadie más que a vos. No me interesa otro, y si tengo que obligarte entonces, que así sea.

Se acercó hasta él hasta que sus labios quedaron a sólo unos milímetros de distancia, mas de allí no se movió. Su cálido aliento, su respiración acompasada acariciaba suavemente el rostro de Elías.

-No podés obligarme -logró decir el muchacho-, eso sería violación.

-Si puedo -aseguró el empresario-. Estamos los dos solos y aunque después decidas denunciarme, contra mi dinero no creo que puedas hacer mucho.

Elías abrió mucho los ojos y temeroso de que el empresario cumpliera su amenaza se animó a alejarse unos centímetros. Joshua emitió una pequeña carcajada.

-Pero no te preocupes, no me agrada abusar sexualmente de las personas, se disfruta más cuando los dos están de acuerdo.

-Yo no quiero -enfatizó-. ¿No me podés entender? -volvió a preguntar.

-¿Por qué no me dejás convencerte? -musitó ignorando la pregunta.

Nuevamente acercó sus labios hasta quedar sólo a milímetros de Elías, pero esta vez arrimó peligrosamente su cuerpo y le sostuvo con firmeza las caderas impidiéndole escapar.

Sus músculos se tensaron al sentir tan cerca al empresario. Un simple movimiento y sus labios estarían unidos. Pero él no quería, no deseaba moverse. Se quedó quieto; ni siquiera se atrevió a respirar.

-No me voy a mover -susurró febril el empresario-, quiero que vos lo hagas. Besame, sé que lo deseás tanto como yo, besame -musitó bajito.

Su cuerpo sudaba nervioso. Sin poder evitarlo, un leve temblor lo recorrió de pies a cabeza. Su respiración se aceleró, evidenciando sus temores, mientras los ojos del empresario lo miraban fijos y seductores, invitándolo, instándolo a tomar, por primera vez, la iniciativa. Un torbellino de ideas se acumuló peligrosamente en su cabeza. ¿Si lo besaba qué pasaría? Esa pregunta tenía una única respuesta, dudaba mucho que el empresario se conformara sólo con un simple beso.

¿En qué terminaría todo? ¿Realmente tenía deseos de besarlo? ¿Quería dar ese peligroso primer paso?

«No», gritó su conciencia racional desesperada. «No estoy preparado». Y dentro, muy dentro de él, supo que nunca llegaría a estarlo.

Desde esa incómoda posición sus ojos apenas podían distinguir los labios del empresario, mas no necesitaba mirarlos para recordar cada detalle de aquella sensual y atrevida boca que tantas veces se había servido de su indiscutible experiencia para robarle algún ardiente beso dejándolo sin aliento...

Con tan sólo recordarlo se le antojó el insólito deseo de salvar esa pequeña distancia y probar aquella dulce y apetitosa fruta que tan abiertamente se le ofrecía. Sintió renovados deseos de que aquella fogosa lengua volviera a dejarlo sin respiración como tantas veces lo había hecho. Y quiso, por primera vez, responder de igual manera a aquellos besos. Lentamente, sin pensarlo, movió su rostro hasta unir sus labios con los de Joshua.

La respuesta no se hizo esperar, como muchas otras veces aquella lengua inquieta de Joshua invadió su boca encontrando, esta vez, aquella respuesta que tanto anhelaba. Como un ángel que es poseído por un lujurioso demonio, Elías se vio convertido en otra persona totalmente desconocida para él, saboreando fascinado los labios sensuales del empresario. Ambas lenguas se unieron en una lucha tan ardiente y sensual que sólo la falta de aire pudo detener. No conforme con esto y alentado por la iniciativa del muchacho, Joshua ciñó fuertemente las caderas de Elías y giró hasta quedar encima de él.

Cual náufrago que se aferra a una única y vieja tabla para salvar su miserable vida, el joven, sintiéndose cerca del borde de la cama, rodeó instintivamente el cuello del empresario para evitar caerse. Aprovechando la valiosa oportunidad, Joshua acomodó su cuerpo para asegurarse de que no cayeran del lecho y, sin perder un solo minuto, abandonó el dulce néctar que los labios de Elías le regalaban, para atacar candente el cuello pálido del muchacho, chupándolo, succionándolo con ardiente pasión.

La mente de Elías volaba, no sabía que prohibido y libidinoso deseo lo había llevado a iniciar esa ardiente tormenta de besos y caricias que, a ese punto supo, le iba a ser imposible detener. El empresario siguió su experto martirio haciendo una húmeda línea hasta sus pezones y tomando salvajemente uno de ellos entre sus labios para torturarlo sin ninguna compasión. Dentro del muchacho el deseo amenazaba con convertirse en pánico. Su atrevimiento había ido demasiado lejos y la bestia que había despertado era feroz e indomable.

Joshua hizo presión con sus piernas y, con un simple y rápido movimiento, separó las de Elías acomodándose entre ellas, comenzando a frotar sensual y eróticamente su intimidad contra el cuerpo sudoroso del muchacho.

El juego había llegado demasiado lejos y a Elías ya no le agradaba; a través de la ropa interior pudo sentir la creciente erección del empresario y tarde recordó que Joshua no llevaba ropa interior. Alarmado, trató de sacárselo de encima temiendo el inminente desenlace de su ataque de locura. No pudo, el empresario estaba excitado hasta un punto en el que era totalmente imposible detenerlo. Se asustó, el miedo nuevamente lo hizo su prisionero y más al darse cuenta de que la excitación había ganado también su cuerpo. Su sexo había despertado y le era imposible ocultarlo.

Joshua hizo presión con su miembro como si con eso conseguiría rasgar la tela de la ropa interior para llegar a su anhelado objetivo, mientras con una de sus manos comenzaba a quitar la molesta prenda.

A este punto los cinco sentidos de Elías reaccionaron y con fuerza tomó la mano del empresario para evitar que cumpliera su cometido.

-Pará -logró decir con voz entrecortada extremadamente asustado-. No sigas.

-¿Por qué no? -inquirió Joshua sobre sus labios-. Si vos también lo deseás. Puedo sentirte, no me pares ahora.

-No, no quiero. -Con  un gran esfuerzo logró mover al empresario-. No quiero seguir, no lo deseo.

-Lo deseás tanto como yo -murmuró tratando en vano de evitar que el joven se levantara del lecho-. Vos también estás excitado, pude sentirlo. No lo niegues.

Elías se sentó en el borde de la cama mientras intentaba que su respiración volviera a la normalidad. Joshua pasó uno de sus brazos por el hombro del muchacho y oprimiéndolo con suavidad lo acercó dulcemente a su cuerpo.

-No me hagas esto Elías, no te detengas ahora -depositó un pequeño beso en su hombro-. Te deseo, quiero tenerte y pertenecerte. Te necesito.

-No -casi gritó, al tiempo que se ponía bruscamente de pie-. No quiero, no deseo hacer esto, vos me obligaste, yo no quería... -balbuceó nervioso-. Dejame en paz.

Furioso con el empresario, pero más aún consigo mismo, caminó torpe e inseguro y se metió en el baño. Preso de unos problemas enormes para respirar con normalidad, cerró la puerta y se apoyó sobre ella. No quería verlo, no después de lo que estuvo a punto de pasar. ¿Pero en qué carajo estaba pensando?

No volvería a la habitación, si le era posible, dormiría en la bañadera, pero no volvería a estar en la misma cama con el empresario. ¡Mierda! ¿Cómo había podido dejarse llevar? ¿Por qué había cedido a las provocaciones del empresario? Su único estúpido deseo había sido probar nuevamente los labios de Joshua, sólo por curiosidad. Y si sus cinco sentidos no hubieran reaccionado a tiempo en ese mismo momento estaría arrepintiéndose por lo sucedido.

Caminó hasta la pileta y apoyó ambas manos al costado de esta, sosteniéndose como si temiera caerse en cualquier momento. Miró disimuladamente su ropa interior en donde su miembro aún insistía en mostrarse excitado. Tenía que hacer algo, una ducha fría o tal vez... Sus mejillas ardieron de tan sólo pensarlo, disimuladamente bajó su mano sin atreverse a rozar la zona afectada. Cerró fuertemente los ojos. No podía.

Unas manos suaves lo tomaron del hombro sobresaltándolo. Tan concentrado estaba en su problema que no se percató de que el empresario lo había seguido.

-Dejame ayudarte -murmuró muy cerca de su oído-, por favor.

-No me toques -arguyó intentando alejarse-, no quiero tenerte cerca.

-Por favor -volvió a repetir Joshua a su oído y lentamente descendió la mano.

Delicado y sin ninguna prisa,  recorrió la cintura del joven hasta toparse con la ropa interior. Elías se movió inquieto queriendo rechazarlo pero su cuerpo reaccionaba a cualquier caricia recibida como si formara parte de una persona diferente. Impotente, emitió un leve gemido al borde del llanto al sentir cómo, lenta y sensualmente, la mano de Joshua se metía por debajo de los boxer y rozaba apenas su erecto pene. Muy a su pesar dejó escapar un lastimero sollozo al sentirse preso de lo inevitable. Quería detenerlo, tenía que detenerlo, mas todo su cuerpo se negaba a obedecer y recibían febriles las tenues caricias que el empresario le regalaba.

La ropa interior cayó al suelo sin hacer ningún ruido, dejándolo totalmente desnudo. Joshua lo tomó de la cintura moviéndolo suavemente hacia atrás, rozándolo apenas con su virilidad, también despierta.

-No lo hagas -suplicó asustado Elías y, temiendo la acción del empresario, intentó escapar, mas este se lo impidió.

-No te preocupes -susurró suave y tranquilizador a su oído-, no lo vamos a hacer si no lo deseas, sólo quiero ayudarte.

Y con una suavidad infinita tomó el sexo del muchacho con una de sus manos y lo acarició suave y dulcemente en un ritmo tan viejo como excitante. 

Tenía que detenerlo, no podía permitir que le hiciera eso y, sin embargo, involuntarios gemidos surgían de sus labios a medida que el empresario aceleraba el ritmo de su tortuosa caricia.

Al mismo tiempo, buscando calmar también su dolorosa excitación, Joshua refregó suavemente su sexo entre los glúteos del joven sin la intención de ir más allá. Se lo había prometido y por esa noche no lo harían. Quizás algún día cuando Elías se liberara de todos sus temores podría hacerle el amor con intensidad y pasión infinita. Por ahora sólo se conformaría con eso.

Las caricias aumentaban y Elías sintió que ya estaba llegando a su límite. Segundos después el clímax se hizo presente, derramando así su néctar en aquella mano que tan dulcemente lo torturó. Joshua se alejó del joven al tiempo que él también alcanzaba el orgasmo, derramándose sobre su otra mano.

Aún tembloroso, pasó ambas manos al costado del chico y abriendo el grifo dejó que el agua tibia limpiara las pruebas de su delito, mientras apoyaba cansado la frente sobre la pálida espalda de su amante.

Su respiración poco a poco fue volviendo a la normalidad. Con dulzura depositó un cálido beso en el hombro del muchacho y, como si este simple acto lo despertara de un largo letargo, Elías reaccionó de manera brusca y girando para enfrentar al empresario lo empujó hasta casi hacerle perder el equilibrio.

-No vuelvas a tocarme -dijo furioso al tiempo que tomaba tembloroso su ropa interior y se vestía nervioso-, no soy tu puta y aunque me muera de hambre no voy a permitir que vuelvas a acercarte...

-Pero, ¿qué te pasa? -preguntó incrédulo el empresario-. No te entiendo...

-Yo no quería, no quería continuar, no soy gay y no me agrada tenerte cerca -balbuceó nervioso casi tartamudeando y sin saber qué más decir sólo atinó a agregar-: Me voy a mi casa, no quiero estar acá.

-No -casi gritó el empresario-. Es  muy tarde y es peligroso...

-No te quiero ver, no quiero estar bajo el mismo techo que vos -dijo desesperado y haciéndose hacia atrás para evitar la cercanía de Joshua-, no quiero.

-Yo no me toqué solo -dijo molesto-. Y no te obligué, vos también lo disfrutaste.

Elías lo observó, mas no se atrevió a pronunciar una sola palabra. Ultrajado, traicionado por sus propios instintos, se sintió sucio y asqueado por haberse permitido disfrutar de tan lujurioso momento. Sabía que el empresario no tenía la completa culpa por todo lo sucedido. Él y solo él lo había provocado, él había comenzado ese peligroso juego hasta límites irreversibles, y a punto estuvo de perder cualquier rastro de cordura en su confundida mente.

-Por favor -balbuceó ocultando su rostro entre sus manos-. No quiero verte, dejame solo. Te lo suplico.

Una expresión de lastimero desconcierto cruzó por el bello rostro del empresario, como si la actitud de Elías lo hubiera herido en lo más profundo de su alma. Dio un dubitativo paso hacia el muchacho y abrió sus labios buscando en su mente alguna palabra que lograra revertir la situación. Más no encontró ninguna. Quería abrazarle, pedirle disculpas, suplicarle que no lo abandonara, que le permitiera solamente estar a su lado por más que le causara repulsión y rechazo. Deseaba con todas su fuerzas demostrarle hasta qué punto le pertenecía. Su corazón moría de ganas por exponer sus sentimientos. Prometerle, jurarle que aunque se desgarrara por dentro nunca, jamás volvería a intentar tocarlo si él no lo deseaba. Sólo se conformaría con tenerlo a su lado para amarlo con devoción infinita y platónico amor.

De sus labios no surgió palabra alguna. Lastimado, con su corazón mortalmente herido y temeroso de desnudar su alma, como su cuerpo lo estaba en ese momento, retrocedió hasta llegar a la puerta.

-Te voy a dejar solo si vos lo deseás -murmuró-, sólo te pido, te suplico, que no te marches ahora, es muy tarde, y no me perdonaría si algo te sucediera.

-Ándate por favor -suplicó Elías sin despegar las manos de su rostro-, dejame solo.

Joshua tomó la manija de la puerta y la movió lentamente hasta abrirla.

-Podés dormir en mi habitación -dijo-, yo voy a dormir el cuarto de huéspedes.

Segundos después un suave sonido le dijo que empresario se había retirado.

Sintiéndose incapaz de sostener su cuerpo por más tiempo se apoyó sobre la pared del baño y lentamente se deslizó por ella hasta quedar sentado en el suelo.

Sintió ganas de llorar, pero las lágrimas se negaban a salir, quiso gritar pero de su garganta no surgió ni siquiera un ronco suspiro.

No podía pasarle eso. No era correcto que, llevado por sus necesidades carnales, permitiera que las cosas llegaran a esos extremos. Se estaba convirtiendo en aquello que tanto rechazaba, estaba cediendo a unos sentimientos tan banales y superficiales que poco tenían  que ver con su personalidad.

 

 

Se sirvió un vaso de whisky y de inmediato el líquido desapareció en sus labios, luego le siguió otro con igual desenlace, un tercero tomó el mismo camino que su predecesor y aunque sus ansias de emborracharse no estaban completamente satisfechas, decidió no servirse un cuarto vaso.

Observó en silencio el fino cristal, viendo reflejada en el pequeño recipiente las escenas transcurridas hacía sólo escasos momentos. El rechazo de Elías hacia su persona le había herido con demasía. Oprimió con fuerza el vaso entre sus dedos y, llevado por la furia, como si este tuviera la culpa de todas sus desdichas, lo tiró al piso provocando que se rompiera en mil pedazos. No lloraría, aunque se sentía herido no permitiría que nada lo afectara. Se agachó junto a los restos de cristal y tomó un pedazo algo grande entre sus dedos. Lo oprimió con fuerza. La sangre pronto empezó a salir. Quizás el dolor lo haría olvidar el sentir de su alma. Abrió su mano y miró sin ver el rojo líquido. Confundido se sentó en el borde de la cama.

En la oscuridad de aquel frío cuarto de huéspedes, Joshua se extendió desnudo a lo largo del lecho manchando las blancas sábanas con sangre. Un vivo retrato de cómo se sentía su alma.

 

 

Continuara...

 

Notas finales:

 

Ya me dirán ustedes si les gusto o no ^^. Elías de a poco y aunque no lo reconozca esta sintiendo cosas por Joshua. Escribir escenas eróticas es bastante difícil, y esta  para mi es la mas comprometedora (hasta el momento ^^) de estos dos, ya saben que cuento con la opinión y la critica de ustedes para saber que tan bien o mal lo he escrito. Como siempre gracias por la críticas y los comentarios. Esta es mi prueba de fuego les dejo a ustedes el veredicto.

Anda mal la pagina y al responder un review no me salio la respuesta que había dedo, se que para muchos de ustedes les cuesta horrores dejar comentarios, y como minimo quiero responderles a todos por eso decidí que si vuelve a pasarme lo mismo responderé en este medio así que no se preocupen por lo pronto dejo la respuesta a mi paisa Kumagorito Kaiba ya que no salio en esa ocasión ^^.

 

Kumagorito Kaiba :^^, Como siempre gracias, como vos me dijiste una vez (y creo que acertadamente ^^) Marco es bien Argentino, tiene muchas cosas que se asemejan con nuestra forma de actuar, aun no he decidido que hacer con el (te soy totalmente sincera) ya que me gustaría hacer una historia (si es que loa hago) que sea coherente y a la vez entretenida, por el momento solo se me ocurren situaciones para Joshua y Elías ^^. Con Gabriel ^^, estoy realmente feliz que les haya gustado el hecho de incluir una pareja hetero dentro del fic ^^, a veces el publico yaoista tiende a ser muy cerrado en estos temas, y me alegra de verdad que esta vez no sea así, y bueno ya sabemos que en este bendito país es difícil encontrar alguien así (y mi profe esta buenísimo pero no lo comparto :P, es mio *¬*).

Pasando a los principales, en definitiva Joshua termina siendo el que mas sufre XD, Elías actúa así solo por el hecho de que es obligado a actuar de esa manera, si Joshua en lugar de proponerle prostituirse lo hubiera conquistado como dios manda creo que otro seria su actuar ( aunque no se si la historia habría sido tan sustentable XD), y si Elías esta confundido y en definitiva como buen orgulloso que es le va a costar aceptar la atracción que siente.

Sabes que es lo que mas me sorprende?? eso que a pesar de ser una historia ambientada en Argentina la gente no tiene problema en seguirla ^^, al principio creí que esto iba a ser un punto en contra pero me alegro que no fuera así. Y no te subestimes, vos tenés un gran talento de verdad ^^, me gusto mucho tu historia, y porsupuesto estoy enganchadisima con la historia de Kim *maki desesperada T-T* Gracias por la propaganda XD, y gracias por el rr largo XD, Muchos besos, Makino Tsukushi.

Y bueno volviendo al fic ^^si se han quedado con las ganas de algo mas les dejo el link de mi otro fics (de solo 2 cap.) ahí se hay lemon explicito XD. A ver si es cierto eso que dicen que cuando hay lemon ahí review XD XD ( es broma XD, espero que les guste y una vez mas gracias por todo)

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=26652&index=1

 

Hasta la próxima, Makino Tsukushi.

PD: gracias por los comentarios acerca de mi fic, hasta el día de hoy todavía me sorprende lo bien que me están tratando ^^


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