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Sentimientos ocultos, pasiones prohibidas por makino tsukushi

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Notas del capitulo: Despues de tanto tiempo les pido disculpas y les dejo el capitulo 18.
 

Capítulo 18. Pequeña ayuda

 

-Mierda -masculló enojado cerrando casi con furia la tapa de la computadora portátil.

Definitivamente Elías lo estaba esquivando de todas las maneras posibles. No atendía su teléfono celular y en su casa respondía la contestadota automática y hasta podía jurar que en varias ocasiones habían levantado el tubo y lo habían colgado al reconocer su voz. Maldijo a su vez el hecho de que en esos últimos días su agenda había estado bastante ocupada impidiéndole ir en su búsqueda.

-Elías...

Furioso, se puso de pie y comenzó a dar vueltas por el despacho como si de un animal enjaulado se tratara. ¿Cómo había llegado a ese punto? ¿Por qué? Elías se había clavado en su alma y en su piel haciéndole actuar como un idiota y arrebatándole todo su orgullo. Lo había rechazado, lo había despreciado, y aun así, él lo único que deseaba era tenerlo a su lado. ¿Se podía ser tan idiota? Una mueca cercana a una sonrisa se asomó a sus labios. Sí. El amor lo había vuelto un completo idiota.

 

 

Con una seguridad y una sonrisa digna de un actor de Hollywood, se peinó el cabello hacia atrás con una de sus manos y, decidido, entró al edificio.

El guardia de seguridad lo miró interrogante y la recepcionista otro tanto, pero ninguno de los dos dijo nada, sólo se limitaron a esperar a que el joven hiciera su presentación. El muchacho apoyó atrevido uno de sus codos en el escritorio de la recepción y antes de comenzar a hablar le dedicó una dulce y sensual sonrisa a la empleada.

-Buenos días -saludó con seductora voz.

-Buenos días -contestó la joven, cohibida-. ¿En qué puedo ayudarlo?

-Quisiera hablar con el señor Joshua Reisig.

-¿Tiene una cita?

-No -contestó con amabilidad-, pero estoy totalmente seguro de que el señor Reisig va estar muy interesado en hablar conmigo.

La recepcionista sonrió.

-Lo siento, pero no puede entrar sin una cita.

-Hagamos una prueba -propuso el muchacho sin perder su temple-: vos llamás al interno del señor Reisig y le preguntás si está interesado en hablar conmigo; si dice que no, me vuelvo por el mismo camino por el que vine, pero si dice que sí -sonrió socarrón-, te invito a cenar esta noche.

Sin perder la simpatía y convencida de que el empresario se negaría a recibir al desconocido, la secretaria levantó el tubo del teléfono.

-¿Tu nombre...? -preguntó antes de marcar el interno.

-Marco, Marco Ayala -respondió el muchacho-. Y decile al señor Reisig que vengo a traerle un mensaje de Elías Castizaga.

La muchacha asintió y marcó el número. Luego de una corta conversación colgó el aparato y miró al muchacho con cara extrañada y a la vez sorprendida.

-El señor Reisig lo va a recibir, suba por el ascensor hasta el cuarto piso.

Marco asintió agradecido y se giró para seguir las indicaciones de la mujer.

-Me debés una cena -comentó antes de que las puertas del elevador se cerraran haciendo sonreír nuevamente a la muchacha.

Encerrado entre las cuatro paredes del ascensor, Marcos exhaló un profundo suspiro. Observó con aire crítico su aspecto en el espejo del elevador y se acomodó la remera negra dentro del pantalón para luego asentir con satisfacción. Sonrió, la realidad era que no le preocupaba mucho su aspecto pero tenía que hacer algo ya que por un breve momento se sintió nervioso, y las ganas de volver sobre sus pasos se le hacían sumamente tentadoras. Pero se contuvo. Había meditado mucho todo aquello y después de ver a Elías en un estado totalmente irreconocible se decidió. Sabía que no tenía ningún derecho a inmiscuirse en los asuntos de su amigo, pero no pudo evitarlo, de alguna forma quería ayudarlo y esa, a su entender, era la mejor opción.

El ascensor se detuvo y Marco descendió y se encaminó hasta la secretaria. La muchacha, al igual que la recepcionista, lo recibió con una cálida sonrisa.

-Buenos días -saludó cordial-. Soy Marco Ayala; el señor Reisig me espera.

La mujer tomó el tubo del teléfono para anunciarlo.

-Pase al despacho -invitó indicándole la puerta a su derecha cuando cortó la comunicación

Marco asintió y siguió las indicaciones.

Joshua estaba acomodado en su sillón de cuero y su expresión era imperturbable. El muchacho no se dejó intimidar; con lentitud y altanería ingresó al lugar cerrando la puerta tras de sí. Sin saludar y sin pedir permiso caminó hasta el escritorio y tomó asiento en la silla vacía desafiando con la mirada al dueño de J&E.

-¿A qué viniste? -soltó el empresario inexpresivo luego de un largo y tenso silencio.

Marco sonrió, definitivamente iba a disfrutar de ese momento.

-¿Pero en dónde están tus modales Joshua Reisig? -inquirió divertido-. Creía que la gente rica tenía algo de buenos modales, pero veo que no.

-Sin rodeos; no tengo todo el día para perderlo con un idiota.

Marco se puso de pie cortando la frase del empresario y con la misma tranquilidad con la que había entrado giró hacia la puerta y caminó con aire perezoso.

-Me equivoqué, fue un error venir a hablar con alguien tan pelotudo como vos -dijo con serenidad-, no tengo por qué aguantarte.

Sin más, tomó la manija de la puerta y la abrió con la clara intención de retirarse. Después de todo no había sido una buena idea ir en busca del empresario. Mas Joshua no pensaba lo mismo. Como un rayo que cae a la mitad de una tormenta saltó del asiento y en pocos segundos estuvo junto a él.

-¿A qué viniste? -volvió a preguntar entre dientes tomándolo del brazo para impedir que se retirara.

Marco se detuvo y sin perder la compostura bajó lentamente su vista hasta posarla en las garras del empresario que apresaban su brazo.

-Yo no soy Elías -musitó con tranquilidad-, y te agradecería que no me toques  con tanta confianza -sonrió y con la mirada señaló la mano de Joshua-. Y por supuesto no creo que llegues a pagar el precio que valgo.

Joshua soltó su brazo con rapidez.

-No me interesa tener nada que ver con vos -rugió.

-A mí tampoco -aseguró el muchacho-, pero te puedo hacer el favor si  tan necesitado estás de echarte un polvo. -Se acercó hasta él para susurrarle al oído-. Estoy muy bien dotado -aseguró en tono burlón.

-¿Qué querés? -preguntó Joshua molesto, alejándose bruscamente de Marco como si temiera que éste intentara hacerle algo.

Marco no contestó, con deliberada lentitud caminó nuevamente hasta el escritorio y volvió tomar asiento indicándole al empresario con un breve gesto de la cabeza que hiciera lo mismo.

-Por lo menos podrías invitarme una taza de café -pidió el muchacho simulando estar ofendido-. Salí muy apurado de mi casa y no tuve ni tiempo para desayunarme. -Joshua lo fulminó con la mirada y Marco sólo se limitó a agregar-: A no ser que no te interese lo que tengo decirte.

Haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantener la calma, el empresario apretó los labios temiendo que de ellos se escapara una sarta de insultos. Altanero, se acercó hasta el escritorio y levantó el tubo del teléfono.

-Paula por favor, traeme un café...

-Que sea con leche -interrumpió Marco.

-Con leche...

-Y tres medialunas con dulce de leche -agregó el muchacho.

-Y tres medialunas con dulce de leche...

-Y una botella de champaña. -El empresario lo fulminó con la mirada y Marco sonrió-. Es broma, todavía es muy temprano para el alcohol.

Furioso, dejó nuevamente el aparato en su lugar.

-¿Y bien? -inquirió impaciente.

-No voy a hablar hasta que no tenga frente a mí el café con leche y las medialunas. -Se cruzó de brazos en una desafiante y a la vez infantil actitud-. ¿Sabés? Hablar de temas importantes con el estómago vacío no es bueno...

-¿Te estás burlando de mí? -cortó el empresario dedicándole una mirada asesina.

-Sí -aceptó Marco triunfal-. Pero además te traigo un mensaje de Elías.

-Te escucho. -Le era molesto tratar de comportarse con amabilidad delante de ese muchacho tan irritante, pero tenía que hacerlo si quería tener información sobre Elías.

-Primero quiero el café con leche...

-¡A la mierda con el café con leche! -cortó furioso Joshua-. Decime para qué carajo viniste de una puta vez.

-Pero qué carácter. -Lejos de intimidarse, Marco parecía estar sumamente sereno. Divertido, dibujó una tranquila sonrisa en sus labios-. Te va a salir una ulcera...

-¡Decime para qué carajo viniste! -murmuró entre dientes a punto de abalanzarse sobre él.

Marco le regaló la más dulce e inocente de sus miradas. Pero no se apresuró en saciar la curiosidad del empresario, por el contrario, limpió una pelusa inexistente en su remera oscura y después de lo que parecieron eternos minutos abrió la boca.

-Bueno, voy a ser bueno con vos y te voy a adelantar algo. -Marco se acodó en la silla y le dedicó una mirada cargada de burla. Hizo una pausa completamente innecesaria antes de empezar a hablar, mas cuando lo hizo su expresión se torno seria-. Sé -comenzó-, estoy completamente seguro -clavó sus ojos negros en la mirada del empresario y levantando la mano derecha lo señaló con el dedo índice- de que estás enamorado de Elías.

Joshua no se inmutó y tampoco intentó negar nada, su semblante permaneció tan imperturbable como siempre, pero por dentro se sentía desarmado, atrapado en su propio juego. ¿Tan evidente era...? Por supuesto que sí, pero no era eso lo que le molestaba, sino el hecho de verse en jaque ante ese idiota.

-¿Qué es lo que querés? -preguntó al fin sosteniéndole la mirada.

Marco esbozó una sonrisa de triunfo.

-Para que veas que soy una buena persona -comenzó-, te voy a decir la verdad. -Señaló al empresario con el dedo-. Vos me caes muy mal...

-Comparto tu sentimiento -cortó Joshua.

La puerta del despacho se abrió y la secretaria entró con el desayuno pedido por Marco. El muchacho agradeció con una amable y seductora sonrisa y sin esperar la aprobación del empresario comenzó a saborear las medialunas mientras le daba pequeños sorbos al café con leche.

-Nada mal -aprobó satisfecho dejando la taza en el escritorio-. Está delicioso.

-No creo que hayas venido hasta acá sólo para tomar café con leche y comer medialunas -soltó impaciente el empresario.

Marco detuvo la medialuna en el aire antes de que sus labios llegaran a tocarla.

-La paciencia no se encuentra dentro de tus cualidades -se burló-, pero sí forma parte de mi personalidad -sonrió-. No es bueno hablar con el estomago vacío -concluyó, y con tranquilidad le dio una mordida a la medialuna.

Joshua apretó furioso los puños a su costado. Ese tipo lo sacaba de sus casillas y si no fuera porque era amigo de Elías ya le habría roto su estúpida cara a golpes. Pero la información que podía brindarle era demasiado importante como para desperdiciarla por un ataque de furia.

-Cuando Elías me contó sobre la propuesta que le habías echo -comenzó Marco de pronto interrumpiendo las cavilaciones del empresario-, creí que era una broma, una calentura pasajera de un empresario millonario que no sabía en qué gastar su plata. -La seriedad había ganado el rostro del muchacho y por primera vez Joshua no se atrevió a interrumpirlo-. Pero cuando supe que habías llegado al límite de hacerlo echar de su trabajo sabiendo lo mucho que él lo necesitaba me di cuenta de que no estabas dispuesto a aceptar ningún tipo de negativa. La forma en que manipulaste a Elías fue sucia y muy baja, pero ya sabemos que el que tiene plata y poder se cree con el derecho de ponerle precio a las personas. Y eso es lo que  vos hiciste, o intentaste -se corrigió-. Como no pudiste conseguir lo que querías por las buenas, decidiste obligarlo. Felicidades -sonrió sin alegría-, sos un maestro en arruinar vidas ajenas.

Aquellas palabras hicieron mella en el empresario mucho más de lo que hubiera deseado, la verdad escuchada de la boca de una persona tan cercana a Elías lo afectaba con demasía, y más sabiendo que ésa era la cruel realidad.

-Basta de rodeos -logró decir Joshua después de una corta pausa-. ¿Qué querés?

-Ya te lo dije -dijo tranquilo Marco-. Sé que a pesar de tus retorcidos pensamientos estás enamorado de Elías y también sé que él no tiene ganas ni deseos de volver a verte. Creo que erraste el camino, te equivocaste al pensar que podías llegar a comprarlo. Si tanto querías a Elías fue una idea absurda intentar conquistarlo de esa manera.

-¿Y según vos cuál es la mejor manera de conquistarlo? -se animó a preguntar muy a su pesar.

Marco le dedicó una profunda mirada como meditando las palabras que iba a decir.

-Lo primero que le sugerí a Elías cuando me contó sobre tu propuesta fue que se aprovechara la situación -sonrió-. Tenés suerte de que Elías tenga un buen corazón y no siguiera mis consejos porque yo en su lugar te habría exprimido como una naranja bien jugosa sacándote hasta el ultimo centavo de tu cuenta bancaria. -Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y cuando la sacó tenía una tarjeta entre sus dedos-. Elías me pidió que te devolviera esto. -Extendió la tarjeta de crédito que el empresario le había entregado al muchacho semanas atrás-. Se tomó el trabajo de devolver el dinero que se había gastado, dice que como el trato no llegó a concretarse no quería recibir un solo centavo de vos. -Hizo una pausa antes de agregar-: Y por supuesto, no quiere volver a verte en su vida.

Se puso de pie dispuesto a marcharse pero sólo alcanzó a dar dos pasos ya que Joshua quebró su postura y tragándose su orgullo se animó a preguntar eso que durante tantas noches lo había tenido en vela.

-¿Cómo está él?

Marco se detuvo, giró lentamente la cabeza e hizo una pausa innecesaria antes de contestar.

-Bien, si esta lejos de vos -contestó con sincera serenidad, hiriendo con una flecha invisible el pecho del empresario-. Quizás es la mejor decisión que tomó en su vida.

No le importó mostrar por primera vez vulnerabilidad ante su enemigo; la tristeza se hizo presente en su rostro al escuchar aquellas palabras.

-¿Eso es todo? -preguntó a su pesar.

-Eso es todo -fue la simple respuesta de Marco

-Bien, en ese caso te agradecería que te retiraras, tengo trabajo pendiente.

Marco lo miró por última vez antes de ponerse nuevamente en marcha pero cuando llegó a la puerta se detuvo. Giró nuevamente la cabeza buscando con la mirada los ojos del empresario, mas Joshua no lo miraba, su vista estaba clavada en algún punto lejano y en su semblante reconoció derrota e impotencia.

-Una última cosa -dijo al fin después de una prolongada pausa, llamando nuevamente la atención del empresario-. Elías consiguió trabajo como modelo publicitario de un perfume masculino que pronto saldrá al mercado -comentó-. Las sesiones fotográficas se llevarán a cabo en la ciudad de Tandil. -Buscó en el bolsillo de su pantalón y extrajo un papel doblado en cuatro y con tranquilidad se acercó nuevamente al escritorio-. Acá está la dirección del hotel y el número de la habitación. -Joshua  miró el papel como si fuese el más increíble de los milagros y después volvió a mirar al muchacho-. Quizás estés interesado en saberlo. -Apoyó el papel en el escritorio-. O quizás no.

Sereno, se dirigió nuevamente a la puerta.

-¿Por qué lo hacés? -quiso saber el empresario.

-Porque tengo ganas -sonrió Marco tomando la manija de la puerta.

-Gracias -susurró.

-Agradecemelo cuando hayas arreglado el problema. -Abrió la puerta-. Y no creas que me caes bien, aún seguís cayéndome como una patada en los huevos, pero por Elías voy a tener que soportarte. ¡Ah! -agregó como si acabara de recordarlo-. Podés comerte la medialuna que quedo.

Y sin más abandonó el lugar dejando al empresario solo con sus pensamientos.

 

 

Ya estaba hecho y no podía volver sobre sus pasos, sólo esperaba que Elías no se enojara con él. Se apoyó en la pared del elevador y suspiró. Sólo esperaba no haber cometido un error.

El aparato pasó por la planta baja y no se detuvo. Marco ahogó una maldición al darse cuenta de que por error había oprimido el número del subsuelo en donde se encontraba el estacionamiento.

Las puertas se abrieron dejando a la vista una hilera de autos de diversas marcas y colores. Marco estuvo a punto de oprimir nuevamente el botón para que el ascensor volviera a ponerse en marcha, pero algo, o mejor dicho, alguien, hizo que detuviera de inmediato su acción. A tres autos de allí, un hombre que se le antojó familiar acababa de descender de un elegante BMW. Sin meditarlo, el muchacho logró descender del elevador justo antes de que volviera a ponerse en marcha y con pasos firmes y ligeros se encaminó hasta el lujoso auto hasta quedar cara a cara con el dueño del vehículo. El hombre lo miró con altanería, casi con desprecio, mas esto no afectó en lo más mínimo al muchacho. Estaba demasiado enfadado como para pensar en esas cosas.

-Mira vos lo que son las coincidencias -comentó Marco con sarcasmo-. Nunca creí que iba a volver a encontrarme con vos.

El sujeto no se inmutó, sólo le limitó a mirarlo de arriba abajo como si de un insecto insignificante se tratara, para luego esquivarlo con elegancia y comenzar la retirada, pero como Marco no era de los que se rinden fácilmente, rápidamente le cerró el paso obligándolo a detenerse.

-¿Qué te pasa, idiota?

-Pero qué enojado estás, Alejandro -dijo Marco en tono irónico-. No tenés por qué, en cambio yo si tengo ganas de romperte le cara a golpes.

-Salí de mi camino -farfulló Alejandro entre dientes.

Marco lo tomó bruscamente del cuello de la camisa y con un fuerte estirón lo acercó hasta él.

-Sólo una cosa te advierto -amenazó en voz baja-. La próxima vez que se te ocurra tratar de conseguir a una puta, pensalo dos veces antes de intentar comprar a mi amigo, marica de mierda. -Se acercó peligrosamente a su oído-. Si tantas ganas tenés de coger búscate a otro. Sé de algunos lugares en donde podés conseguir un par de putas que no te van a cobrar mucho, aunque me supongo que al gustarte los hombres no va a ser de mucha ayuda para vos.

Con brusquedad le soltó el cuello de la camisa y giró sobre sus talones para alejarse, dejando a Alejandro furioso en el lugar.

 

 

La ciudad de Tandil estaba rodeada de hermosas y espectaculares sierras. Famosa por su ya desaparecida piedra movediza, en la actualidad la metrópoli se había convertido en uno de los centros turísticos más visitados de Buenos Aires. Por una ordenanza municipal estaba completamente prohibido construir edificios de más de dos pisos de altura, permitiendo de esta manera que las sierras fueran visibles desde cualquier punto de la ciudad. Sólo un par de viejos edificios eran la excepción a la regla, pero no impedían a los visitantes admirar la belleza y la grandeza del lugar.

Elías decidió disfrutar de esos momentos de soledad saciando su curiosidad turística. Las sesiones habían sido largar y tediosas y según su nuevo jefe tardarían alrededor de dos semanas en culminar el trabajo. El fotógrafo de la agencia publicitaria era extremadamente exigente y perfeccionista, y había elegido al menos tres localizaciones diferentes para realizar su trabajo.

Saboreando al máximo su tiempo libre, Elías escaló con cuidado la sierra llegando a la cima junto con otro grupo de turistas y observó maravillado la ciudad que se rendía a los pies de aquella imponente montaña de enormes piedras que dibujaban un paisaje increíblemente cautivante.

-Hermoso -susurró mientras sacaba fotos con su pequeña cámara digital.

Una pareja de enamorados se acercó hasta él para pedirle que les sacara una foto, Elías aceptó con cortesía, mas cuando observó a la pareja a través de la lente de la cámara una punzada atravesó su pecho: por un breve instante pudo verse a sí mismo abrazado a Joshua...

Sacudió la cabeza alejando sus cavilaciones, y después de tomar la fotografía entregó la cámara a la pareja y se alejó de ellos. Tenía que dejar de pensar en él. No permitiría que el empresario arruinara ese momento. Disfrutaría al máximo de la belleza que la naturaleza le regalaba; no desperdiciaría el tiempo en pensamientos tontos.

Caminó y recorrió la ciudad hasta que sus fuerzas se lo permitieron. Cuando el sol comenzó a ocultarse consultó su reloj y decidió volver al hotel. Mañana seguiría con su visita turística.

 

 

A pesar de sentirse cansado, optó por salvar las veinte cuadras que lo separaban del hotel a pie y seguir disfrutando de la brisa que el atardecer le regalaba.

El lugar en el que se hospedaba era sencillo y agradable y al no ser  temporada turística no se encontraba muy concurrido. El conserje lo recibió con una amable sonrisa cuando lo vio entrar por la enorme puerta de madera.

-¿Disfrutó del paseo?

-Si -afirmó contento-. El lugar es hermoso.

-Yo siempre digo que es un pequeño paraíso en la tierra -dijo orgulloso el hombre-. No cambiaría este lugar por nada en el mundo. -Y como si lo acabara de recordar agregó-: La cena está lista, si desea puede pasar al comedor.

-Gracias, pero creo que mi cansancio es más grande que mi apetito, sólo quiero dormir un poco -rechazó con amabilidad.

-Que descanse entonces -deseó el hombre con cordialidad entregándole las llaves de su habitación.

-Hasta mañana.

-Hasta mañana.

Subió por las escaleras hasta el segundo piso y se metió en su habitación.

La cama estaba vestida por unas sábanas de color crema y dos mesas de noche la acompañaban a los costados. Sencillo pero agradable.

Se acercó hasta el ropero y buscó entre su equipaje una muda de ropa dejándola apartada en el lecho y tomando una toalla se metió en el cuarto de baño. Estaba agotado y necesitaba desesperadamente una ducha para que su cuerpo se relajara.

Con aire cansino se quitó la ropa y se metió en la bañera dejando que el agua cálida recorriera su desnudez. Cerró los ojos mientras deslizaba el jabón por su piel. Era una sensación increíblemente placentera y relajante. Todo había pasado a una velocidad increíble, su alejamiento de Joshua, su nuevo trabajo, su repentino viaje, que había pocos momentos en el día en los cuales se podía sentir realmente en paz. Y el único culpable de su estado de ánimo era Joshua. Solamente él.

No pudo evitarlo, sobre su piel podía sentir las caricias del empresario, cada centímetro de su cuerpo ardía. Podía sentir en sus labios el aliento dulce de Joshua. Hacía días que no sabía nada de él, pero... ¿por qué su mente se empecinaba en recordarlo? ¿Por qué su cuerpo seguía ardiendo de esa manera? Lenta, muy lentamente, dirigió su mano hasta su entrepierna rozando apenas la zona sensible con el jabón... La mirada seductora, lujuriosa, tan atrevidamente sexual de Joshua, se le vino a la mente. Aquellos labios, aquel perfume embriagante, aquella manera tan eróticamente sensual que tenía de tocarlo y de despertar en él excitación con el más mínimo de los roces...

Lo deseaba, después de todo lo que había ocurrido, todavía lo deseaba. Dios, ¿cómo podía seguir deseándolo a pesar de todo? ¿Cómo podía desear con todo su ser, con cada centímetro de su cuerpo, ser poseído por aquel hombre? ¿Es que acaso no tenía orgullo?

Apoyó su cabeza mojada en la pared de la bañera, y miró asustado su entrepierna. ¡No era posible que de sólo recordarlo se excitara de esa manera! ¡No era posible que siguiera soñándose entre sus brazos siendo poseído y poseyendo al mismo tiempo el cuerpo perfecto del empresario!

Furioso consigo mismo, abrió el agua fría.

No se permitió disfrutar del baño, si seguía así, iba a tener que recurrir a métodos bastante vergonzosos para calmar el fuego que sentía por dentro. Tratando de pensar en otra cosa, permitió que el agua siguiera limpiando su cuerpo.

Después de que la ducha fría calmara a duras penas su deseo, envolvió su cintura con una toalla y con otra más pequeña comenzó a secarse el cabello. Sintiéndose un poco más relajado, regresó a la habitación.

Al llegar junto al lecho se quitó la toalla de la cintura quedando completamente desnudo para luego tomar la ropa interior y comenzar a vestirse.

Un seco llamado a la puerta lo sobresaltó. Extrañado, se acercó a la mesa de noche y consultó su reloj pulsera. ¿Quién podría ser a esa hora? Seguramente a su nuevo jefe se le había olvidado decirle algo.

Se vio tentado de ignorar la llamada, pero después de una breve cavilación se encaminó perezoso hasta la entrada...

Cuando lo vio frente a frente intentó cerrar nuevamente la puerta, pero fue demasiado tarde. El empresario fue más ágil y más fuerte que él, y con brusco movimiento lo empujó hasta casi hacerlo perder el equilibrio para después cerrar la puerta tras de sí.

-¿Qué mierda estás haciendo acá? -inquirió furioso.

-A mí también me da gusto verte, Elías.

Joshua se apoyó desafiante sobre la puerta y lo observó con sus profundos ojos verdes.

-Por mí te podés ir a la mierda. No quiero verte, si es posible, no quiero volver a verte en mi vida -enfatizó.

Furioso, se acercó amenazante al empresario con la firme decisión de sacarlo a patadas de allí.

-¿Sabés qué día es hoy, Elías? -preguntó Joshua provocando algo de duda en el muchacho, que por un leve momento detuvo su avance.

-No sé ni me interesa -contestó de mal modo tomándolo de la camisa-. Lo único que quiero es que te vayas. Que me dejes de una puta vez en paz, no quiero volver a verte.

Si las palabras de Elías lo afectaron, Joshua no lo demostró. Sus ojos verdes se clavaron en los orbes marrones del muchacho y con firmeza elevó las manos para apresar con ella sus brazos.

-Qué mala memoria tenés, Elías -murmuró-. Hoy es el último día de nuestro trato. -Con fuerza, casi con furia, arrastró al muchacho hasta el lecho y sin ninguna delicadeza lo empujó haciéndolo caer en él-. Y pienso cobrarte todas y cada una de tus humillaciones.

Antes de que Elías pudiera reaccionar se abalanzó sobre él inmovilizándolo totalmente con el peso de su cuerpo.

-¡Salí idiota! -gritó furioso-. Esto es un abuso...

-Sí, te voy a obligar. -Las palabras de Joshua sonaron tan tranquilas y a la vez tan verdaderas, que sintió temor-. Pero no puedo llamarle violación, porque sé que lo deseas tanto como yo. -Acercó su rostro hasta dejarlo a escasos centímetros de sus labios-. Te excita cuando te toco.

Era verdad, pero no iba a reconocerlo.

-¡Soltame! -rugió en cambio mientras forcejeaba inútilmente por liberarse.

-¿De verdad querés qué te suelte, Elías? -musitó sensual el empresario-. Sos el más grande de los mentirosos. -Dirigió la mano hasta la cintura rozando apenas la tela de la ropa interior-. Creo que tu cuerpo está empezando a reaccionar

-¡Soltame! -repitió tratando de ignorar las palabras del empresario.

-Te voy a soltar -aseguró Joshua-, después de que te haya hecho el amor. Ya te tuve demasiada paciencia, ya te supliqué demasiado, ahora es tu turno.

Y sin esperar respuesta se apoderó de sus labios, salvaje, hambriento, obligándolo a abrirlos para atacarlos con su lengua húmeda y embriagante.

Elías forcejeó como un animal furioso, intentó liberarse, pero fue inútil: la batalla estaba perdida incluso antes de empezar. Los labios de Joshua actuaban como un poderoso sedante aplacando con maestría la fiera salvaje en la que el muchacho se había convertido, y despertando en cambio a un hombre deseoso y entregado.

Poco a poco Elías fue rindiéndose a los ardientes besos que el empresario le daba, comenzando a responder, primero con timidez, y después con igual salvajismo y deseo que su atacante.

Ya no quería luchar, ya no quería ocultar ese apetito que lo consumía por dentro. Lentamente elevó sus brazos para rodear el cuello de Joshua. Lo deseaba, eso ya no podía negarlo. Ya no pensaba en Alejandro ni en el hijo que el empresario tenía, sólo pensaba en su propia satisfacción.

 

Continuará...

Notas finales:

 

Hasta aca llegue XD espero que no quieran matarme XD

 

Le dejo la respuesta a Miaru que no salió en el fic

Miaru: Yo también hubiera tirado la puerta en lugar de Joshua XD, pero el es un dulce ^^ y por mas que muestre otra faceta, nunca lo obliga a nada al pobre de Elías.

Elizabeth es un personaje que también me gusto ^^, no es sincera y a pesar de que lastimo a Joshua sintió que le debía una disculpa para poder empesar de vuelta^^.

Makino Tsukushi lo saque de  Hana yori dango, y  creo si no me equivoco que no tiene nada que ver con Itazura na kiss. Hana yori dango es un manga de Yoko Kamio y tiene 36 tomos, tiene un anime de 51 cap y ahora después de mucho tiempo se hizo una adaptación actuada, anteriormente se había hecho una adaptación Taiwanesa y creo que otros países también la quieren adaptar, además tiene una película de anime.

Itazura na kiss solo vi un capitulo y la historia es totalmente diferente, creo si no me equivoco que la mangaka murió sin haber terminado el shojo. No conozco bien la historia, si me equivoco me decis. Pero Hana yori dango es para mí uno de los mejores shojos que conozco y Makino Tsukushi es para mi uno de los pocos personajes femeninos animes que me gustan.

Me dejo de tanta explicación, muchísimas gracias por el apoyo, muchos besos, Makino Tsukushi

 

Se podría decir que ya salí de la deprecion literaria. A decir verdad mi miedo enorme de arruinar la historia han hecho que cayera en una confusión y es la primera vez que tardo tanto tiempo en poner en orden mis ideas. A veces tengo miedo de estar arruinándolo; las actitudes de los personajes a veces son difíciles de llevar y solo espero no decepcionarlas ^^ . No fue con este capítulo en particular sino con el cap 19, pero mi fobia enorme a quedarme sin capítulos de reserva me han creado un bloqueo. "Sentimientos..." para mí es algo muy importante ya que lo empecé a escribir en una etapa bastante complicada y me sirvió como una gran escape sumado a sus lindos comentarios, no quiero apresurarme y escribir cualquier cosa. Ya estoy un poco mas inspirada aunque con poco tiempo pero tratare de ponerme al día.

Con lo que se refiere a este capítulo, me gusto en particular la actitud de Marco, me reí mucho escribiéndolo, creo que Marco era el mas indicado para meterse entre estos dos y también el mas indicado como para mostrarle a Joshua lo mal que había comenzado con Elías.  Marco se da perfecta cuenta de lo que siente Joshua pero también sospecha que Elías siente lo mismo es por eso que mete la cuchara en la ensalada.

Y el final del capítulo ^^, bueno ya verán mas adelante.

La tensión aumenta y el momento de que todo explote se acerca ^^, sólo espero que me acompañen y no se aburran con lo que vendrá.

Siempre sus comentarios me ayudan y me alientan, estoy muy agradecidos tanto de los que leen y comentan como los que no. Espero que la pagina no tenga que cerrar, pero si eso sucede ya les dire en donde seguire subiendo la historia.

Besos, Makino Tsukushi.

 

Quiero hacer una aclaración: yaoi.es va a dejar de funcionar pero por ahora la sección de Fanfic (o sea esta) va a seguir funcionando lo que se va a sacar es el foro y la pagina principal de Amor yaoi. Aun así Marfil (la administradora) no dio seguridad de que la pagina siguiera funcionando eso quiere decir que si no puede solucionar los problemas la sección de fanfic cerrara también mas adelante. En el caso de que esto pase, les voy a comunicar a donde voy a seguir subiendo el fic, seria muy ingrata con ustedes si por causa de esto dejo el fic colgado. Igualmente les comento que además de Amor Yaoi el fic lo estoy subiendo a Slasheaven otra pagina conocida como esta, y hay otras paginas nuevas que están surgiendo. Igualmente no creo que haya otra tan famosa como esta y sentiría mucho que tuviera que cerrar, espero que todo se encamine y que Marfil pueda solucionar este inconveniente. Sólo quería que lo supieran, ya que siempre me están apoyando y alentando es lo minimo que puedo hacer por ustedes. Besos Makino Tsukushi.


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