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Sentimientos ocultos, pasiones prohibidas por makino tsukushi

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Notas del capitulo:

Les pido disculpas por las demoras es que como siempre y ahora mas que nunca ando sin tiempo T-T, espero que sepan disculparme.

 

Capítulo 22. Dudas

 

Abrió lentamente los ojos tratando de acostumbrarse a la luz. Perplejo, parpadeó varias veces hasta lograr enfocar y se movió en el lecho al percibir que algo faltaba. Los recuerdos de la noche anterior volvieron ardientes y nítidos a su mente, también la pasión, el deseo y la presente realidad: Joshua se había marchado dejándolo solo. El cansancio de su cuerpo, o quizás el estado adormilamiento en el  que aún se encontraba, le impidieron actuar con la rapidez que hubiera deseado.

-¿Joshua? -inquirió en un susurro.

Se levantó. Con pasos torpes, sin importarle su desnudez, buscó en el resto del departamento confirmando finalmente la ausencia del empresario. De regreso a la  habitación pudo discernir sobre la mesa de noche un juego de llaves y junto a ellas una nota. Desconcertado, tardó en moverse. Con inusitada serenidad guió sus pasos hasta allí y tomó el papel entre sus dedos. De pronto el temor de leer la caligrafía ordenada de Joshua volcada en aquella hoja le paralizó los dedos, como si algún horrible presagio lo aguardara en aquel simple papel, como si temiera que todo terminara allí. Desechó sus pensamientos emitiendo un pequeño gruñido. Con un nerviosismo disfrazado de seguridad se sentó en el lecho y de un rápido movimiento desdobló la nota. Sus ojos vagaron por las palabras escritas hundiéndolo más en la confusión. Suspiró profundamente estrujando el papel.

La habitación desordenada era un claro retrato de cómo se sentía su alma: su ropa regada por el suelo alfombrando, el aroma inconfundible de Joshua en el aire, en sus labios y en su pálida piel. ¿Por qué no lo había despertado? ¿Por qué se había ido? No pretendía nada romántico y cursi como un desayuno en la cama o un apasionado beso que lo despertara cual princesa en un cuento de hadas, simplemente le habría gustado sentirlo a su lado aquella mañana, pero en lugar de eso se encontró con  una simple nota desprovista de sentido y significado. Miró entre sus dedos el papel que minutos antes había arrugado en donde se podía leer: «Dejale las llaves a mi secretaria». Nada más, ni un saludo. A la luz de la noche la pasión lo embargó y Joshua había respondido a sus provocaciones con igual ímpetu, con igual pasión, pero la mañana había disipado todo el fuego que los había consumido llevándose con ella al hombre.

Hizo una pelota con el trozo de papel y lo tiró lejos. Sin meditarlo se dirigió al espejo tamaño natural que había en una de las esquinas y se paró frente a él. Con ojo crítico observó sus facciones: sus mejillas levemente sonrosadas, sus ojos marrones y su boca roja... Sus dedos largos y finos rozaron sus labios temiendo borrar con el simple contacto de sus yemas aquel sabor dulce del empresario, lentamente sus dedos vagaron por su piel recorriendo su torso, su abdomen y deteniéndose justo en donde el vello púbico protegía su sexo... Se sentía extraño.

No se arrepentía. ¡No! De ninguna manera. Había buscado a Joshua por su propia voluntad y no se arrepentía por ello. Pero había una realidad que no dejaba de incordiarle. Dos cuestiones habían inquietado su conciencia desde el momento mismo en que había decidido reconocer sus sentimientos por Joshua. La primera era su nueva orientación sexual, su amor hacia aquel hombre. ¿De qué manera se suponía que debía actuar a partir de ahora? ¿En qué se habían convertido ahora? ¿Qué eran? ¿Amantes, novios, conocidos, dos personas a las cual las unía el sexo? No lo sabía. La otra cuestión y quizás la que más lo perturbaba era su familia y en especial, su madre: tenía que buscar una manera lo suficientemente diplomática y madura como para contarle su relación con Joshua, si es que de verdad deseaba seguir adelante con la relación.

-Sí deseo seguir adelante -se repitió en voz baja como si esas palabras lograran iluminar su mente.

«Te amo», le había confesado, y sin embargo una duda crecía como una enfermedad maligna dentro de su pecho llenándolo de angustia y desesperación: Joshua no había dicho lo mismo.

Después de la pasión llegaban los miedos, pero esta vez su temor nada tenía que ver con sus sentimientos, esta vez estaba fuertemente ligado a su entorno y al hecho de que quizás Joshua después de haber obtenido lo que buscaba se aburriera de él y se alejara. ¿Y si ya no lo amaba? La primera intención de Joshua había sido ésa, sólo un rato de placer y nada más, y ahora que ya había obtenido lo que tan insistentemente quería, ¿se cansaría de él?

Descubrir sus sentimientos había sido un esfuerzo bastante grande, reconocerlo otro tanto, y enmendar sus errores había conllevado la más difícil de  las decisiones. Sus actos lo habían guiado a un camino sin retorno y ahora sólo le quedaba hacerle frente a la situación.

 

 

-¿A esto le llamás una reunión de trabajo? -Gabriel estudió con interés el escaparate de una tienda en la que un oso de peluche con un enorme corazón entre sus garras se podía distinguir con claridad. Sonrió para sí, pensó que sería un lindo y cursi detalle para demostrarle a su novia lo loco que estaba por ella. El rostro de la diseñadora emergiendo en su mente le arrancó un suave suspiro.

Joshua metió sus manos en los bolsillos del pantalón y paseo incómodamente la mirada por el centro comercial sin centrar la vista en ningún punto en particular.

-Quería saber cómo iba la campaña...

En los labios de Gabriel se formó una sutil sonrisa.

-La campaña o mejor dicho el catálogo del mes próximo ya está listo y la imprenta me confirmó que mañana va a mandar las muestras definitivas. -El publicista se enderezó y perdiendo el interés en el oso de peluche buscó con la mirada las esquivas esmeraldas del empresario-. Te mostré cuatro veces el resultado final y todas las veces me diste la misma respuesta: «es perfecta, mandala ya mismo a la imprenta» -se burló imitando el tono tan particular que utilizaba Joshua cada vez que de trabajo se trataba.

-Bueno...

-Creo que tendrías que buscar una mejor excusa, ¿no te parece? -inquirió disfrutando de la incomodidad de su amigo.

El mismo oso de peluche que minutos antes había llamado la atención del publicista ahora era blanco de la admiración del empresario. Pero los motivos eran diferentes. No creía que fuera un regalo adecuado para su... ¿novio? Joshua se masajeó nervioso el puente de la nariz y echó una última mirada al osito para luego desviar sus ojos a algún otro punto.

-Si estamos en una reunión de "trabajo" -recalcó Gabriel con burlón tono sacándolo de sus cavilaciones-, me parece que no sería mala idea que nos fuéramos a tomar un café, el patio de comida está en el último piso.

Joshua asintió débilmente con la cabeza.

Con la excusa estúpida de hablar sobre trabajo había arrastrado a Gabriel hasta el centro comercial, cuando en realidad sólo había querido escapar de la rutina que el trabajo le imponía. No se sentía en condiciones como para tomar ninguna decisión laboral ese día, su mente estaba en otro lugar.

Al despertar esa mañana, la calidez de Elías a su lado le provocó una mezcla de sensaciones. Su alma se sentía feliz al saber que finalmente había logrado tener en sus brazos a su tan deseado objeto del deseo. El sexo había sido sublime, intenso. La necesidad de tener por fin algo que durante tiempo había buscado le impidió actuar con lentitud y premeditación, haciendo de aquellos enloquecedores momentos los más urgentes y excitantes que recordaba haber vivido. Pero le fue imposible impedir que la duda lo asaltara de una forma alarmante y como nunca antes la inseguridad ajena a su persona lo empequeñeció haciéndole huir como un cobarde. ¿Y si Elías se arrepentía de lo sucedido? Después de lo ocurrido, no se sentía con el valor suficiente como para aguantarlo. Temía que todo concluyera antes incluso de haber empezado.

-Te fuiste temprano ayer -comentó Gabriel como por casualidad tomando la bandeja que la cajera de la cafetería le entregaba y encaminado sus pasos hasta una de las mesas disponibles del lugar.

Joshua tomó asiento frente a su amigo y observó aparentemente fascinado el humo que se desprendía de su capuchino.

-Estaba cansado -se limitó a decir.

-Sí, sí. -Gabriel levantó la mano quitándole importancia a la respuesta para luego agregar con una sonrisa enigmática-: Mi cansancio se llama Lorena, ¿y el tuyo? -Ensanchó la mueca divertida en sus labios-. ¿Ahora tu cansancio se llama Elías?

-¿Qué...?

-Por ahora no necesito anteojos y sé muy bien lo que vi; ayer Elías te siguió a tu departamento.

Joshua vació dos sobrecitos de azúcar en el vaso de café y lo revolvió. El remolino que formaba la cuchara en el oscuro líquido le pareció de lo más interesante en ese momento.

-Con Lorena pensamos que el invitar a Elías a la fiesta sería una buena excusa para que se encontraran y aclararan las cosas. Aunque claro, sólo había un uno por ciento de posibilidades de que Elías asistiera al cumpleaños, y de verdad me sorprendí mucho cuando lo vi llegar. -Le dio un sorbo a su café disfrutando de la cara de asombro que su amigo no se molestaba en ocultar-. Pero como me dijo Lorena, «si viene quiere decir que algo siente por Joshua».

Tenía que haberlo sospechado, ya se le había hecho muy extraño que Elías asistiera a la fiesta. Creyéndose dueño de un secreto preciado se sorprendió al percatarse de que su amigo había sido el artífice indirecto de que su noche terminara como había terminado.

-Por la cara que ponés puedo darme cuenta de que la verdadera fiesta la tuvieron vos y Elías.

Los labios de Joshua apenas tocaron el café y agradeció al cielo por que hubiera sido así ya que seguro habría escupido todo el líquido ante el comentario tan osado de su amigo.

-Hoy te levantaste medio pelotudo y hablador -se bufó enojado.

-Y vos con cara de haber cogido durante toda la noche -retrucó Gabriel dejando de lado los modales intachables que sólo utilizaba cuando se encontraba en la oficina-. Sinceramente pensé que no te ibas a aparecer por la empresa por lo menos durante tres días.

-Tengo que trabajar...

-No me vengás con esas pelotudeces, sos el dueño y si se te canta podés faltar un año entero, y sé que faltaste muchas veces por boludeces -refutó con tranquilidad para luego preguntar-: ¿Pasó algo? -Se acercó al empresario por encima de la mesa buscando más intimidad y dirigiendo una disimulada mirada a su entrepierna agregó-: ¿No me digas qué no se te paró?

Joshua  esta vez sí se atragantó con el café; desde que Gabriel se había puesto de novio con su hermana su humor estaba más alegre de lo normal y a menudo él era un blanco prefecto de sus bromas. Se limpió el café con una servilleta y clavó sus esmeraldas cargadas de reproche en los ojos de su amigo. Gabriel por su parte sólo atinó a emitir una divertida carcajada.

-¿Te comiste un payaso? -se indignó limpiándose las gotas de café que habían salpicado su camisa-. Estás hecho un reverendo pelotudo esta mañana.

-No te aguantás una broma -se defendió alegre el publicista-, pero bueno Joshua yo estoy medio pelotudo hoy pero vos estás muy vueltero, me sacaste del trabajo diciendo que teníamos que hablar sobre la empresa y al final no me dijiste nada todavía. Si no me querés hablar del trabajo al menos decime qué te pasa, estás muy extraño esta mañana. ¿Acaso Elías te volvió a pegar una patada en el culo?

-Hoy te levantaste...

-Sí, sí, ya sé,me levanté medio pelotudo, eso ya me lo dijiste, en vez de repetir las cosas como loro contame qué te pasa -repitió-, y por qué de a ratos tenés una cara de velorio como si no lo hubieras disfrutado.

-Estuvo bien -se limitó a decir ganándose una cara de decepción de su amigo.

-¿Sólo bien?

-Perfecto -musitó Joshua para sí-. Tan perfecto que tengo miedo de que en cualquier momento se rompa como una burbuja de jabón.

-¿Y eso por qué?

-La duda es algo que acompaña siempre al ser humano y Elías es fácilmente seducido por ella -suspiró con frustración-. Y no soportaría sus dudas en estos momentos -aceptó resignado.

-Y ésa es la razón de esta junta de trabajo -afirmó más que preguntó-, huir de la posible reacción de Elías por la mañana.

Sintiéndose desesperanzado y a la vez ridículo por su extraña manera de actuar, apoyó los codos en la mesa y ocultó su cabeza entre los dedos y, con actitud derrotada, sin atreverse a mirar a su  amigo directamente a la cara, asintió con lentitud.

-El amor vuelve cobarde hasta el más valiente de los guerreros -recitó Gabriel, y como respuesta Joshua levantó apenas la mirada-. Pero tarde o temprano vas a tener que enfrentarlo. Por ahora disfrutemos del café y de la "reunión de trabajo" -remarcó las últimas palabras con tono divertido mientras Joshua probaba el café que a esas alturas ya estaba frío.

 

 

-Supongo -comenzó Marco cuando Elías ingresó a su casa-, que, por la forma tan extraña en la que caminás, te fue muy bien anoche.

Elías lo fulminó con la mirada y se detuvo altanero en el medio de la sala. No estaba de humor como para aguantar las bromas en doble sentido de su amigo.

-Si te vas a burlar me voy -musitó a modo de saludo.

-Pero qué carácter. -Marco levantó sus manos en son de paz- Era una broma.

El muchacho aceptó las disculpas. Estaba muy sensible y cualquier comentario por más tonto que fuese lo irritaba con facilidad. Pero no había buscado a Marco para pelear, simplemente necesitaba que alguien le ayudara a calmar el desorden que tenía en su mente. Tomó asiento en el living y su amigo lo hizo junto a él.

-¿Querés tomar algo? -ofreció Marco.

-No, gracias -fue la escueta respuesta que recibió.

Marco se cruzó de brazos sintiendo que la irritación de Elías contagiaba sus sentidos. Sea lo que sea lo que había sucedido no era culpa suya.

-Bueno, entonces decime por qué tenés ese carácter de mierda a esta hora de la mañana y después de haber cogido durante toda la noche; yo no cojo hace más de un mes y estoy de mejor humor. ¿O es que no fue lo que esperabas? -soltó molesto sintiendo que su paciencia también se había acabado.

Elías suspiró profundamente intentando con ello aliviar la tensión que su cuerpo sentía.

No pudo. El nerviosismo se había apoderado de él desde el mismo momento en  había abierto los ojos esa mañana. El no haber encontrado a Joshua, la forma deliberada en la que el empresario se había marchado y la cantidad de llamadas a su teléfono celular no respondidas lo tenían en un estado de desesperación indescriptible, sumado al hecho de que en la empresa Joshua ni siquiera se había presentado esa mañana.

Su cabeza amenazaba con explotar en cualquier momento. Internamente contó hasta diez tratando de encontrar la calma. Su amigo pareció adivinar su estado ya que aguardó varios minutos antes de empezar con su interrogatorio.

-¿Qué pasa? -rompió el silencio-. Parecés nervioso.

El muchacho simplemente volvió a suspirar.

-No sé -soltó al fin con aparente calma-. Cuando desperté Joshua ya no estaba.

Marco levantó una ceja de manera interrogativa, esperando que su amigo agregara algo más a la oración que acaba de emitir,  pero no fue así: Elías se mantuvo en silencio como aguardando a que él hiciera alguna acotación. Lentamente sacudió la cabeza a ambos lados quitándole importancia a la preocupación de Elías.

-¿Y qué problema hay?  Seguro que está trabajando -sugirió-. Llamalo por teléfono o buscalo en su oficina -concluyó como si fuera lo mas lógico-, seguro que está en su empresa.

-No está y el celular lo tiene apagado...

Deliberadamente recorrió con sus orbes oscuros la figura delgada del muchacho como si intentara discernir algo, no sabía muy bien qué. Las mejillas de Elías se le antojaron más rojas que lo normal, y un brillo soñador iluminaba su vista dibujando aquella expresión tan particular que tiene una persona cuando está enamorada de otra. El cuadro le resultó gracioso. Nunca había visto a su amigo tan preocupado por una situación que para él le resultaba insignificante.

-Elías -Marco sonrió divertido-, pareces una mujer. Sos puto, no afeminado, si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. Si no está en la oficina y no te responde el celular, entonces buscalo en su casa. ¡Qué posesivo que sos! -concluyó sonriente.

El muchacho se irguió en el asiento como si algo le molestara. Entornó los ojos y antes de abrir la boca miró a través de los parpados a su amigo. Sus orbes ambarinas evidenciaban reproche por el calificativo que Marco había usado para dirigirse a él; aun así se mordió la lengua para no hacer ningún comentario al respeto.

-Eso pensaba hacer -se defendió-, pero no es lo que me preocupa.

-¿Entonces?

Como meditando las palabras que iba a utilizar, Elías vagó la mirada por el living hasta posarla finalmente en los ojos negros de su amigo. Suspiró, como lo había hecho durante toda la mañana, y con evidente nerviosismo se peinó sus castaños cabellos con los dedos.

-No sé cómo comportarme -confesó-. Tengo miedo, no sé de qué manera tratar a Joshua. -Cerró los ojos y apenas en un susurro agregó-: Es nuevo para mí.

-¿Por qué siempre buscar problema donde no lo hay? -inquirió Marco-. Sé más práctico, actuá como deberías actuar ante una persona que te gusta.

-Lo sé, a solas con él puedo relajarme, pero ante el resto, ante la gente... -Elías levantó nuevamente la vista-. Ante mi mamá -soltó al fin-. La conocés, no creo que esté muy contenta cuando se entere de que su hijo...

No se animó a completar la frase, un quejido de frustración escapó de sus labios.

-Tarde o temprano se va a tener que enterar de que su hijo se volvió puto...

-No me digas puto -se enojó el muchacho.

-Está bien. -Levantó la mano en señal de paz-. Tarde o temprano se va a enterar de que sos un heterosexual que le gusta acostarse con un hombre, pero que "no" sos gay -remarcó la negativa y  Elías emitió un gruñido el cual ignoró olímpicamente-, y creo que va a ser mejor que sea por tu propia boca si es que de verdad pretendes llevar la relación seriamente.

Esa misma pregunta se había hecho una y otra vez durante toda la mañana y no había hallado ninguna respuesta. Sólo tenía en claro que le agradaba estar con Joshua.

-No creo que apruebe mi relación -musitó.

-Ese -Marco lo señaló con el dedo índice para así poner más énfasis en sus palabras-, es un problema que vas a tener que enfrentar quieras o no.

 

 

Joshua consultó la hora en su reloj pulsera y emitió un cansado suspiro. Eran las 9:00 de la noche. El semáforo cambió de color y volvió a poner en marcha el automóvil. Había sido un día raro y sus acciones lo alarmaban. Después de una separación de casi dos meses se había propuesto olvidar seriamente a Elías, y a pesar de que le estaba costando  se había puesto firme en su decisión. Pero se supo débil, e irremediablemente derrotado cuando el muchacho se presentó ante él. Hubiera deseado herirlo, lastimarlo, rechazarlo como él lo había hecho antes, pero sus planes se vinieron a pique con el primer contacto de sus labios, con el deseo palpitante que irradiaba cada centímetro de su piel y con cada palabra que se escapaba de su boca. El dominio que tenía Elías sobre él era sorprendente, su alma y su corazón le pertenecían.

Pero un insólito pánico se apoderó de él aquella mañana cuando se despertó. Elías dormía a su lado. Su rostro tranquilo y su respiración acompasada se le hicieron tan irreal que por un momento creyó que despertaría de ese hermoso sueño y descubriría que nada era real.

-¿Y ahora? -Sus labios habían pronunciado la pregunta sin que su mente se lo ordenara, pero la duda estaba ahí.

Se había levantado sigilosamente del lecho, se había vestido con rapidez y antes de retirarse había escrito una corta nota que había dejado sobre la mesa de noche junto a las llaves del departamento. No soportaría que Elías se despertara y lo volviera a rechazar. Lo mejor era aguardar y darle tiempo al muchacho para pensar. 

Había huido, había ignorado deliberadamente las llamadas a su celular y había evitado pasar por la empresa.

Detuvo el auto junto a la acera. Su casa, tan imponente y elegante se materializó ante él. Las luces de la entrada apenas dejaban distinguir la figura de una persona que recostada sobre el portón ocultaba su rostro bajo una cortina de cabellos, pero no necesitó mirarlo de cerca para saber de quién se trataba. Con naturalidad, sin intención de acelerar sus actos, apagó el motor del auto, se bajó y encaminó sus pasos hasta la silueta.

Elías se percató de su llegada sólo cuando la distancia se redujo a un metro y medio. Sus ojos marrones se encontraron con el mar esmeralda que tanto lo perturbaba y por un momento las escenas vividas la noche anterior le provocaron un extraño e incómodo cosquilleo debajo de su estómago. La belleza y la elegancia del empresario mataron sus reproches incluso antes de que estos fueran emitidos. La camisa blanca de Joshua estaba algo desarreglada y los tres botones que por un descuido se habían desprendido dejaban ver su bien formado pecho. Experimentado nuevas y tormentosas sensaciones, Elías desvió la mirada clavándola en las baldosas de la calle. El silencio se hizo eterno pero la angustia vivida durante toda la jornada le dieron coraje al muchacho para romperlo.

-Hola -saludó, y sin más preámbulos atacó con sereno tono-: Tengo la leve impresión de que me estas esquivando.

Por un breve momento Joshua se permitió sorprenderse por el reproche del muchacho. No supo si reír o besarlo ahí mismo, finalmente no hizo ninguna de las dos cosas. En relajado gesto metió sus manos en el bolsillo del pantalón y observó detenidamente las facciones de Elías. Era tan raro verlo de esa manera. Fascinado, como disfrutando de aquellos momentos, y sintiendo la infantil de necesidad de vengar sólo por un momento todas las veces en las que Elías lo había rechazado, curvó sus labios en una suave sonrisa y por primera vez se supo dueño de la situación ante el muchacho. Se encogió de hombros sincronizando el aparentemente casual movimiento y haciéndolo coincidir con el instante mismo en que Elías levantaba la vista para mirarlo, vagó sus esmeraldas por la fachada de la morada y recién cuando éstas se encontraron a su igual abrió los labios dibujando una expresión inocente en su rostro.

-Tuve mucho trabajo hoy -se excusó simplemente.

Elías lo miró y se mantuvo quieto en la misma postura. Se vio a sí mismo acortando la escasa distancia que los separaba y tomando las solapas de la camisa al empresario para así comenzar a gritarle una lista de insultos nacidos por la actitud tan indiferente que éste mostraba. Finalmente, haciendo gala de su autocontrol, recordó las palabras de Marco y se dispuso a actuar con cautela. Desvió la mirada, si no se sentía obligado a mirarlo a los ojos sería más fácil.

-Buena excusa -fue lo único que musitó.

La suave brisa inundó los sentidos de Joshua trayéndole el aroma del muchacho. La necesidad imperiosa de sentir su piel, de besar sus labios, de acariciarlo, hizo que dejara pronto de lado su pequeña venganza. Peinó sus negros cabellos en un gesto sereno, pero sus dedos largos y finos no pudieron evitar temblar al sentir las hebras oscuras entre ellos como si con ello revelara los verdaderos deseos que guarecía en su alma. Si por él fuera le haría el amor allí mismo sin importarle nada. Quebrando su postura, buscó la mirada del muchacho y cuando ambas se encontraron rompió el silencio.

-No comí nada en todo el día. Conozco un lugar tranquilo cerca de acá, te invito a cenar si es que todavía no comiste.

Momentáneamente perturbado, Elías sólo atinó a abrir un poco los ojos sorprendido, gesto que duró solamente por un par de imperceptibles momentos. Desviando nuevamente la cabeza aceptó la invitación asintiendo con suavidad. Joshua se hizo a un lado para permitir que el muchacho pasara primero y se encaminara hasta el automóvil. Elías se acomodó en el asiento del acompañante y le fue imposible evitar mirar al empresario cuando éste se sentó a su lado.  El perfil de Joshua se le antojó sensual y hermoso, y sólo fue capaz de desviar la mirada cuando el empresario puso en marcha el vehículo. Un extraño silencio reinó entre ambos en lo que el viaje duró y ninguno de los dos fue lo suficientemente valiente como para romperlo, aunque el deseo y las ganas flotaban en el aire.

La fachada de un acogedor e íntimo restaurante los recibió cuando se apearon del coche. Elías, algo nervioso, aguardó a que el empresario activara la alarma del auto para después seguirlo hasta dentro del recinto. En la entrada, el recepcionista, vestido con ropas oscuras y elegantes, los recibió con una amable sonrisa. Elías supuso que Joshua era un cliente habitual del lugar debido a la respetuosa cordialidad que usaba el recepcionista para dirigirse a él.

-La mesa nueve está desocupada, señor -dijo con amabilidad.

El lugar no estaba muy concurrido lo cual ayudó al muchacho a relajar un poco sus nervios. Una música y la iluminación tenue le daban al restaurante un aire de intimidad agradable y cómplice.

La mesa que escogió Joshua se hallaba junto ventanas y alejada de los demás concurrentes. Elías se sentó frente al empresario y tomó entre sus dedos una servilleta carmín que adornaba la mesa doblada en forma de abanico y mientras jugueteaba con ella esperó a que Joshua rompiera el silencio.

-¿Cómo te fue hoy? -preguntó éste tranquilamente.

El muchacho dejó de juguetear con la tela y levantó sus ojos marrones para mirar de frente al empresario. De pronto sintió ganas de pegarle un puñetazo por su extraña actitud, parpadeó repetidas veces tratando de conservar la calma y finalmente emitió un pequeño soplido.

-Tuve días mejores -respondió.

Un mozo interrumpió cualquier réplica del empresario. Con amabilidad les tomó el pedido para después volver a retirarse.

Joshua clavó sus ojos en la noche porteña que se desplegaba a través del cristal de la ventana como si estuviera retrasando el momento de poner finalmente las cartas sobre la mesa. La incomodidad de Elías regresó, tenía muchas preguntas, muchas dudas, pero no encontró el valor necesario para empezar.

-La ciudad se ve hermosa por la noche -comentó Joshua por casualidad.

Era cierto, la cuidad se veía elegante e imponente a esa hora, pero Elías sintió que con ese comentario Joshua estaba tratando de evadir cualquier comentario que tuviera que ver con la relación que ambos empezaban a tener. El muchacho tuvo plena consciencia de que si él no tomaba la iniciativa, el empresario nunca lo haría. Suspiró con frustración. Estrujó la tela de la servilleta entre sus dedos y sólo la llegada del mozo con el pedido impidió que el muchacho comenzara a hablar. El hombre ordenó estratégicamente las cosas en la mesa y después de llenar las copas de vino se retiró.

Con una elegancia natural en él, Joshua se llevó un bocado de spaguettis a la boca y la expresión de su rostro demostró que el platillo estaba exquisito. Elías lo observó con hipnótico detenimiento. La bella y tranquila facción del empresario lo seducía y a la vez le molestaba ¿Cómo era posible que se mostrara tan tranquilo? ¿Cómo, después de haberlo esquivado durante todo el día, podía mostrarse tan sereno, como si nada hubiera pasado entre ellos? ¿Y por qué esa actitud le molestaba tanto? Después de todo había sido sólo una noche y nada más...

No. No había sido sólo eso...

-¿Por qué te fuiste esta mañana? -No pudo, le fue imposible contenerse y finalmente la tensión acumulada durante el día se descubrió ante la formulación de aquella pregunta.

Joshua detuvo el tenedor a medio camino, y con delicadeza lo volvió a depositar al costado del plato.

-Tenía que trabajar.

Elías abrió la boca para refutar pero no lo hizo. Tratando de mantener la calma, clavó el tenedor en uno de los ravioles con salsa roja y se lo llevó a la boca para después masticarlo, morderlo como si con eso pudiera calmar su furia.

-¿Por qué no respondiste a mis mensajes?  

-Estaba trabajando...

-¿Por qué no atendiste el teléfono? -Clavó el tenedor en otro de los ravioles y al ver que Joshua se disponía a responder agregó-: No me digas que tenías que trabajar porque ya lo sé, sabés por qué te lo estoy preguntando. -Su paciencia se había acabado.

Joshua cerró la boca y dibujó una leve sonrisa.

-¿Qué es lo que te causa tanta gracia?

-Pareces mi mujer pidiéndome tantas explicaciones.

Elías sintió como si fuera un boxeador al que lo acaban de tirar al suelo después de haber recibido un fuerte puñetazo. Masticó los ravioles sazonados con rabia y evitó entablar una conversación con en el empresario por los próximos tres minutos, pero su paciencia no lo acompañó en ese momento. Internamente contó hasta diez y cuando se sintió lo suficientemente tranquilo habló.

-Lo de anoche... -comenzó desviando la mirada y clavándola en la salsa de los ravioles-, no fue...

«No fue como esperabas», iba a decir, pero no se atrevió a terminar la frase. En lugar de eso se refregó el puente de la nariz y cerró los ojos, no sabiendo cómo continuar. Finalmente suspiró con resignación.

-Soy un idiota, no me hagas caso -musitó-. No me hagas caso...

Joshua lo observó con verdadera curiosidad. Se veía tan hermoso que en ese mismo momento supo que no iba a poder continuar con su postura. Se inclinó por encima de la mesa para poder encontrar más intimidad, buscando llamar nuevamente la atención del muchacho. Elías había apoyado los codos al costado del plato y ocultaba su cabeza entre las manos.

-Fue hermoso -susurró Joshua-, excitante -agregó modulando cuidadosamente las palabras para que el muchacho lo escuchara con claridad-, y me estoy conteniendo para no saltar como un animal en celo sobre vos.

Un escalofrío placentero al saberse deseado recorrió el cuerpo del Elías encendiendo sus mejillas. Cambió incómodamente su postura y se llevó un bocado de comida a la boca sin levantar la vista.

-Me dio la sensación de que no -soltó como si se liberara de una fuerte carga.

Joshua no respondió al reproche; como si nada hubiera pasado, continuó comiendo con tranquilidad. Elías también guardó silencio. No quería pensar, no deseaba volver a mostrar su inseguridad. Había buscado a Joshua por voluntad propia, había sacado de su alma toda esa pasión que llevaba escondida, todo ese deseo y no estaba en condiciones de meditar.

-Elías. -Joshua lo sacó de sus cavilaciones logrando que levantara la mirada-. ¿Qué querés?

-¿Qué...? -La expresión del muchacho era de desconcierto.

-¿Vamos en serio? Es decir, ¿pensaste en qué tipo de relación querés tener? Reconozco que empecé mal, que al principio era sólo un juego para mí, pero las cosas fueron cambiando y ahora no me conformo solamente con eso. No sé si soportaría estar con vos para...

-No dije que quisiera eso -cortó el muchacho.

-¿Pensante en empezar una relación en serio, como pareja?

No respondió. Se lo había planteado una y mil veces y las respuestas no hacían más que asustarlo. ¿Qué pasaría con su familia? ¿Qué sucedería cuando su madre se enterara? No lo sabía. Simplemente, acostumbrado como siempre a actuar con calculadora decisión, esta vez, cuando su corazón había mandado sobre la razón, tenía miedo de meditar sobre lo ocurrido. ¿Qué quería? En la vorágine de sus sentimientos no se había puesto a pensar cómo actuaría de ahora en adelante. Pareja, amantes, no estaba seguro, solamente quería estar a su lado.

-Imagino que debe ser complicado, pero no me gustaría que esta vez te echaras para atrás. No podría soportarlo. No pretendo que salgas y grites a los cuatro vientos nuestra relación, sólo me gustaría saber en dónde estoy parado. Qué es lo que te gustaría y qué es lo que pretendés de ahora en adelante.

Elías se quedó en silencio jugueteando con el tenedor. Dispuesto a reprocharle el extraño comportamiento que había tenido el empresario durante el día, jamás se imaginó que iba a ser víctima de semejante encerrona. Consciente de que no tenía respuesta a ninguna de las preguntas de Joshua, desvió sus ojos hasta la ventana.

-No lo sé -musitó confundido.

Joshua no esperaba escuchar otra respuesta, con total tranquilidad tomó la copa de vino entre sus dedos y se lo llevó hasta los labios para darle un pequeño sorbo.

-Ahora regreso, voy al baño -dijo de pronto dejando la copa nuevamente en la mesa. Se puso de pie y se perdió en el pasillo que daba a los sanitarios.

Una vaga sensación, un extraño presentimiento impidió que Elías lo persiguiera de manera inmediata. ¿Qué debía hacer? Tenía miedo. Lo amaba, de eso estaba completamente seguro, pero su entorno le preocupaba. Asumir sus sentimientos hacia una persona de su mismo sexo no había sido fácil, y mostrarlo frente a todos y sobre todo frente a su familia iba a ser algo complicado. Necesitaba que Joshua lo ayudara a hacerlo, necesitaba estar a su lado. Lentamente, sin meditarlo más, se puso de pie y siguió los pasos del empresario.

El aroma a desodorante inundó sus pulmones. Cuidadosamente cerró la puerta tras de sí y se apoyó sobre ella. Una rápida mirada a su alrededor le fue suficiente para percatarse de que estaban solos. Joshua se limpió las manos con una toalla de papel y no percibió la presencia del muchacho hasta que giró sobre sus talones y se encontró de frente con él.

-¿Qué querés? -inquirió bajito Elías-. ¿Deseás que te ruegue? ¿Pretendés hacerme pagar todo este tiempo de dudas? ¿Querés que te jure que me rinda a tus pies? -Joshua lo miró verdaderamente perplejo pero no emitió una sola palabra-. ¿Qué tendría que preguntarte? «Joshua, ¿querés ser mi pareja o mi novio?» -Sonrió incómodo-. Suena muy cursi. ¿Qué quiero yo, me preguntaste? -Elías emitió un profundo suspiro-. Es la primera vez que me siento atraído por un hombre, no sé de qué manera debería actuar y qué es lo que tengo que hacer. No pretendas que salga a gritarlo a los cuatro vientos porque hasta a mí me cuesta. Pero si me das tiempo, tal vez no sienta esa incomodidad. Joshua -estiró la mano hasta él invitándolo a acercarse-, hacete cargo de lo que despertaste en mí -retó-, ayudame a apagar este fuego que encendiste y que no puedo controlar. Podemos empezar de cero si vos querés y ser dos personas que intentan conocerse, pero -susurró con un tono de suplica-, vení, mandá el autocontrol a la mierda y saludame como corresponde. ¿O querés que me siga humillando?

Una indescifrable sonrisa se dibujó en los labios de Joshua, quien a pesar de sentir una profunda dicha no pudo evitar sorprenderse ante la actitud del muchacho. Atrevidamente se permitió retrasar el momento de estrecharlo en sus brazos para observarlo con ardiente admiración. El rostro sonrosado del muchacho contrastaba con el carácter decisivo con el cual había pronunciado las palabras. Sus cabellos despeinados le daban un toque tan erótico y aquellos labios rojos invitaban a Joshua a acortar las distancias. Ya no pudo resistir. Con un andar felino se acercó hasta él y con hambre contenida atrapó sus labios hundiendo su lengua entre ellos. El muchacho no se contuvo, sus dedos se perdieron entre la selva de negros cabellos obligando al empresario a profundizar el beso en desesperante anhelo.

-Me encanta oírte hablar incoherencias -musitó el empresario sobre sus labios.

-Callate -conminó Elías volviendo al ataque.

Con la misma pasión contenida Joshua atrajo hacia sí la cintura del muchacho. Su lengua húmeda buscó refugio en la cavidad del otro, encontrando a su igual que con impaciencia respondió a la afrenta mostrando similar fuego y pasión. Atrevido, olvidándose por completo en dónde se encontraban, Joshua dirigió una de sus manos hasta el pantalón del muchacho y con total naturalidad se coló por debajo de la tela, topándose con la piel candente y despierta de su sexo.

-La puta que lo parió, Joshua, acá no... -Logró detener con fuerza la mano del empresario.

-¿Por qué no? -inquirió con inocencia.

-A la mierda con vos, no doy espectáculos en lugares públicos.

Joshua no lo escuchó. Con autoridad selló sus labios acallando cualquier tipo de protesta y nuevamente volvió a buscar entre las telas del pantalón.

Con un gemido de frustración al saberse irreversiblemente derrotado, Elías elevó una de sus manos y la volvió a hundir  en la negra cabellera del empresario mientras que con la otra buscó el cierre del pantalón de su rival. No iba ser el único que hiciera espectáculo en aquel lugar. ¡A la mierda con el pudor! Qué importaba si estaban en un lugar público. Su mano topó con su objetivo y con sensual gesto acarició la piel dura y despierta arrancando un largo y placentero gemido de los labios del empresario.

Un seco y contundente llamado a la puerta hizo que ambos se separaran y se miraran alarmados.

-¿Hay alguien? -se escuchó que preguntaban del otro lado.

Elías reaccionó subiéndose presuroso el cierre del pantalón y pasándose con nerviosismo sus largos dedos por la cabeza. Joshua no supo si enojarse con el desconocido que se encontraba al otro lado de la puerta o echarse a reír por la cara de espanto que tenía Elías. Finalmente optó por acomodarse la ropa y con naturalidad, como si nada hubiera pasado, se dirigió a la entrada.

-Te salvaste -musitó Joshua besando fugazmente su mejilla-; la próxima no te escapás.

Concentrado como estaba en tratar de recobrar la calma, el muchacho no emitió ninguna palabra.

Al abrir la puerta un hombre regordete que mostraba en su cara la evidente necesidad de usar el sanitario los miró apenas para luego meterse en el cuarto sin decir palabra. Elías, aún ruborizado, siguió al empresario hasta la mesa.

-Vamos a mi casa -propuso Joshua acercándose hasta él por encima de la mesa.

El muchacho lo miró incómodo, y la afirmación bailó en la punta de su lengua mas jamás fue pronunciada. En lugar de eso, se inclinó sobre la mesa y susurró palabras sin meditarlo.

-No sé lo que quiero, no sé lo que somos, dame tiempo para conocerte. Te deseo, quiero estar con vos, pero también quiero saber qué pensás, qué te agrada, qué te desagrada, no sé. -Hizo una pausa para tomar aire y luego prosiguió-: Te invito a salir mañana, ¿qué te parece? Todo un sábado juntos.

Joshua lo miró por un leve momento con algo de perplejidad. Luego la calma pareció volver a su semblante y de sus labios surgió una melodiosa carcajada. Acercó más su rostro al del muchacho.

-Joshua, nos están mirando. -Se escandalizó al ver por el rabillo del ojo que dos mozos susurraban entre ellos y dirigían disimuladas miradas hasta donde se encontraban.

-Muy bien, mañana salimos a donde me lleves, y por la noche me cobro todas las que me debés.

Sin esperar a que el muchacho replicara, se irguió en el asiento e hizo una seña al mozo para que le acercara la cuenta. Elías tardó en reaccionar, pero pronto sintió que sus mejillas regresaban a su color natural y que su corazón volvía a estar en paz.

 

 

Continuará...

Notas finales:  

Sé que me tarde les pido disculpas por ello, es que ahora ando con mucho menos tiempo que antes. Bueno espero que sepan perdonar.

Aca los reviews que no salieron:

Usagi Muchisimas gracias por todo lo que me apoyas y me alentas ^^. Ahh un lemon es complicadísimo de llevar, siempre tenés miedo de hacer algo equivocado que arruine el momento, pero sus comentarios me hacen sentir feliz ^^al menos creo que algo hago un poco bien ^^.

 

Elías es un lio de confusiones, pero es en este momento en donde llega decidido y no esta dispuesto a recibir un no como respuesta. Sabe que no va a ser fácil y aunque durante toda la noche da la batalla por perdida, no sede. A cabeza dura nadie le gana y ahora va a demostrar que lo que tiene de cabeza dura lo tiene también de apasionado.

 

Joshua a estado esperando mucho por ese momento y le costo detenerse y eso es lo que quise mostrar ^^ que no solo él sino también Elías necesitaba que eso pasara.

 

Acá estoy...  no sé, se me hace muy bonita esa frase, como diciendo que no lo va abandonar, que siempre va estar ahi para cuidarlo, protegerlo, amarlo y siempre que lo necesite ^^.

 

Vos XD bueno a ver si te consigo un argentino que te hable de vos che XD. jajajajaj

 

MMm es complicado mantener al lector en vilo despues de un lemon XD, pero voy a intentarlo ^^, espero que te guste.

 

Muchisimas gracias Usa por el apoyo, besos, Makino Tsukushi.

Girl Hermosaa, muchisimas gracias, que lindas palabras ^^.

Sabes? se me hace muy difícil terminarla es que me encariñe mucho con ella y con los personajes, pero bueno terminarla sería un pequeño logro para mi ^^, y un agradecimiento para ustedes que me siguieron y me apoyaron.

En realidad, Elías ya se sentía atraido por el, es decir ya estaba enamorado, pero busco una escusa para aceptarlo, ya que le costaba reconocer que estaba enamorado de un hombre.  No sé si me explico O.o XD.

Marco, mmmm, estoy preparando algo con el ^^, espero que les guste.

Gracias bonita, muchos besos, Makino Tsukushi.

PD: me encanta "Desesperanzado" XD, es lo mejor que he visto tuyo ^^.

 

Bueno acá la sección Maki se humilla o Maki amenaza como les guste XD T-T.

Actualice mi Journal subi un dibujo de Alejandro y otro de Joshua y Elías mmmm pasen y firmen sino no actualizo ¬¬ jajajjaj (Maki con cara de gatito con botas rogando suplicando T-T) XD es broma solo pasen y vean como me imagino a Alejandro ^^

http://makinito.livejournal.com/

Y subi dibujos en el blog de solo hombres XD

http://fobosxdeimos.blogspot.com/

y me abri una cuenta en DA aunque no entiendo ni pio de ingles ¬¬

http://tiry33.deviantart.com/

Pasen y firmen o simplemente vean ^^, gracias a todos los que siempre se molestan en apoyarme y en alentarme para que siga adelante, ustedes son los causantes de que esta historia siga adelante y me dan ganas para seguirla hasta que la palabra fin sea escrita ^^. Besos, Makino Tsukushi.

PD: lo que tuve que luchar con la pagina para poder actualizar T-T


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