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Sentimientos ocultos, pasiones prohibidas por makino tsukushi

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Notas del capitulo:  

Acá molestando de vuelta ^^, bueno antes que nada como habrán visto en las notas del fic, he editado todos los capítulos que subí hasta el momento pasándolos a la acentuación argentina, no se asusten ni se espanten si ven palabras acentuadas de forma diferente o sin acentos, es para que suene mas a argentino, la verdad esa es el único cambio grande que hice. Lo demás sigue igual. Y de la misma manera les agradezco a todos por esta gran oportunidad y principalmente a aquellos que a pesar de ser de otro país le dan una oportunidad a estos niños argentinos ^^.  Sin mas les dejo el capitulo ^^.

 

Capítulo 9. Comenzando de nuevo

 

 

Llegó al edificio a las 9:30 de la mañana. La secretaria lo recibió con una amable sonrisa y le indicó una puerta que no era la de presidencia.

     -El señor Gabriel Delori lo espera.

-¿Gabriel? -Elías miró extrañado a la mujer.

-El señor Reisig dejó dicho que en cuanto llegara se dirigiera a hablar con el señor Delori -explicó la joven con amabilidad-. El señor Delori llegó hace media hora, y lo está esperando.

Aún consternado, Elías se encaminó hasta el lugar que le indicó la secretaria.

El publicista se encontraba acomodado en su sillón y revisaba tranquilo unos papeles.

-Buenos días Elías, ¿cómo estás? -saludó con una amable sonrisa, dejando de lado los documentos y poniéndose de pie para estrecharle la mano.

-Buenos días -saludó el muchacho algo vacilante-. La secretaria me dijo que me estabas esperando.

Gabriel le hizo una seña con la mano invitándolo a tomar asiento frente suyo. Por un breve momento, el distinguido publicista se tomó el atrevimiento de observar a aquella persona que había logrado tocar el corazón de su mejor amigo. A simple vista, Gabriel sólo pudo ver a un joven común y sencillo. Sin embargo, en el pálido semblante de Elías pudo adivinar un toque apenas perceptible de orgullo, digno de admirar. No supo qué era lo que su amigo había visto en aquel joven, sólo deseaba que todo resultara bien.

-Como te dije ayer -comenzó-, mi nombre es Gabriel Delori, y estoy a cargo del área publicitaria de la empresa. Es decir, me encargo de realizar los comerciales tanto televisivos como gráficos y también realizo los catálogos que se reparten en los distintos locales.

No sabía a qué venía esa breve explicación de sus actividades laborales y tampoco le interesaba mucho; por la mente de Elías sólo cruzaba el rostro del intrigante e irritante dueño de la J&E. ¿Por qué le había encargado reunirse con el publicista? ¿En dónde se encontraba en esos momentos aquel despreciable sujeto? ¿Qué se proponía?

-Dentro de tres días se realiza el desfile de presentación de la nueva  temporada -prosiguió el publicista-. Necesito urgentemente un modelo, y el que tenía y que tanto me costó encontrar cayó inoportunamente enfermo de una alergia al chocolate, y por consiguiente tiene una cantidad considerable de ronchas por todo el cuerpo e inclusive en su rostro. Es un problema, ni con el maquillaje lograron disimularlo -suspiró-. Le consulté a Joshua y me sugirió que vos podrías ser el reemplazo. -Lo miró por largo rato como si estuviera estudiando la mercadería que se le ofrecía-. Me parece bien -concluyó-. Sé que no sos modelo pero es una producción fotográfica pequeña, y no creo que tengas problema.

-¿Modelo, yo? -dijo perplejo-. No me siento capacitado...

-Son sólo un par de fotografías, nada grave -lo tranquilizó Gabriel-. Te vamos a pagar muy bien. Además, María es una de las mejores fotógrafas del país, te aseguro que te vas a sentir muy a gusto con ella.

-No sé... -vaciló.

-Te doy cinco minutos para pensarlo, María nos está esperando en el quinto piso junto con la maquilladora y la encargada de vestuario

Modelo. ¿Pero qué mierda estaba pasando? Y, ¿en dónde carajo se había metido el empresario?

Gabriel se puso de pie y se dirigió a la puerta. Elías lo siguió con la mirada y antes de que el publicista tomara la manija de la puerta se animó a decir:

-Disculpa -dijo bajito-, ¿dónde está Joshua?

Ni bien la pregunta surgió de sus labios el arrepentimiento ganó su corazón. ¿Qué le importaba a él en dónde se encontraba el empresario? Tendría que estar contento porque hasta ese momento no se lo había cruzado en su camino. Se sintió algo estúpido.

El publicista giró apenas la cabeza y al ver el rostro algo avergonzado del muchacho volteó completamente para enfrentarlo.

-Viajó -fue la simple respuesta de Gabriel.

-¿Viajó? -repitió extrañado-. ¿A dónde? -cuestionó, y de nuevo se arrepintió por su pregunta.

Gabriel dio unos cuantos pasos hasta quedar a poca distancia del muchacho. En silencio lo observó como queriendo encontrar en él algún gesto que expresara una pizca de sus sentimientos.

-A Córdoba -dijo al fin-. Tiene que supervisar los locales que tiene allá, y va estar un par de días afuera. A propósito -agregó como si lo acabara de recordar, y sacó un sobre de uno de sus bolsillos-, me dejó esto para vos. -Elías tomó el sobre y el publicista nuevamente emprendió su partida-. Voy a buscar un café, cuando decidas si vas a posar o no, me decís.

Y sin más, abandonó el despacho.

Elías miró desconcertado el sobre y sin meditarlo lo abrió. La ya conocida caligrafía del empresario rellenaba ordenadamente el blanco papel. Con ensayada parsimonia comenzó a leer cada unas de las palabras que Joshua le había escrito.

"A pesar de que por razones de trabajo me veo obligado a distanciarme por unos días, puedo asegurarte que vas a estar presente a cada momento en mis pensamientos. Seguramente no te interesa, pero voy a llamarte todos los días para saber de vos, te pido por favor que no apagues tu teléfono celular y que atiendas cada una de mis llamadas.

Te deseo profundamente, Joshua."

Lentamente dobló el papel y lo introdujo en el sobre para guardarlo después en su bolsillo. Cada segundo que pasaba comprendía menos los actos del empresario. Se había encaprichado con él de manera infantil e incoherente, obligándolo a ceder a sus deseos,  para luego alejarse como si nada. Algo no encajaba en todo eso.

Por un lado la actitud del empresario lo exasperaba de tal forma hasta el punto de sacarlo completamente de quicio. Y por el otro parecía comprender a la perfección sus tiempos, limitándose a detenerse cada vez que él se lo pedía.

«Para mí ese tipo está enamorado de vos», había dicho su amigo, y por un breve segundo esa afirmación no le pareció tan descabellada.

-Los consejos de Marco no me hacen nada bien -musitó sonriente.

Desechó por completo las suposiciones de su amigo dando por sentado que el empresario sólo quería tener un amante de pago que le cumpliera cualquier fantasía.

-Sólo quiere sacarse la calentura conmigo...

La puerta del despacho se abrió interrumpiendo sus pensamientos; Gabriel entró nuevamente al lugar.

-¿Qué fue lo que decidiste? -preguntó el publicista, y entonces Elías cayó en la cuenta de que ni siquiera había meditado la propuesta del joven.

 

 

La sala estaba equipada por un conjunto de luces estratégicamente distribuidas y unas cortinas de color azul eléctrico acompañaban armoniosamente los muebles antiguos  dispersos en el lugar. Varias personas corrían de acá para allá ultimando cada detalle, dejando todo perfectamente ordenado para que la sesión de fotografía diera comienzo.

Elías se paró a un costado de la ventana tratando de no ser un estorbo para los empleados que tan eficientemente estaban trabajando. Fuera la ciudad seguía indolente su curso ignorando su difícil destino. A lo lejos, una mujer caminaba tranquila con sus dos pequeños hijos a cada costado. Sonrió al ver reflejado en esa desconocida familia a la suya. Admiraba a su madre por la paciencia que tenía con sus dos pequeños hermanos.

-Esos dos son unos demonios -musitó recordado a sus hermanos.

Se alejó de la ventana. Dentro del imponente edificio, la vida trascurría de manera diferente. Su vida trascurría de manera diferente.

Una jovencita de unos veinte años de edad iba ser su compañera ocasional en la sesión de fotografía. Era una muchacha bastante bonita de ojos azules y cabellos dorados la cual, según se había enterado, llevaba tres años recorriendo las pasarelas más famosas del mundo de la moda. Elías recordaba haberla visto en alguna publicidad gráfica.

Miró a su alrededor. Se sintió incómodo. No supo en qué santo se encontraba cuando decidió aceptar la propuesta del publicista. Ya no podía echarse para atrás. Se apartó de la ventana y buscó con la mirada algún rastro de Gabriel Delori, pero al parecer se lo había tragado la tierra. Dios, últimamente las cosas que le pasaban no tenían ninguna lógica.

-¿Vos sos el nuevo modelo? -preguntó alguien a su espalda. Cuando giró una joven muy elegante le dedicó una leve sonrisa.

-Sí.

La joven lo estudió con detenimiento, como si tratara de reconocer su rostro de algún lado.

-Tu cara me suena conocida -dijo tras unos segundos.

Elías iba a responder pero la llegada de Gabriel lo interrumpió.

-Lorena, veo que ya conociste a Elías. -La expresión de la joven se tornó indescifrable cuando volteó a mirar al publicista-. Tu hermano me lo recomendó antes de irse.

Lorena volvió a mirar al muchacho como si por fin descubriera de dónde lo conocía.

-¿De casualidad vos trabajabas en una pizzería de Belgrano? -inquirió la joven.

La pregunta lo incomodó y más al enterarse de que la elegante mujer era hermana del empresario. ¿Qué había contado Joshua a su familia sobre él? Tardó en responder. No quería que la gente se hiciera una idea equivocada sobre su persona, ¿pero qué  podía hacer? Su reputación ya estaba suficientemente manchada y no podía valerse de ninguna excusa para limpiarla.

-Sí -murmuró avergonzado muy a su pesar-. Pero ya no trabajo allí.

La joven lo miró en silencio, y Elías temió que siguiera con su cuestionamiento, pero agradeció al cielo que la fotógrafa hiciera su entrada en ese preciso instante.

-Ya está todo listo -dijo la joven con la cámara colgada en al cuello-. Cuando quieran podemos empezar.

María Cossio era, sin duda, la fotógrafa más famosa y prestigiosa de Argentina. Conocida internacionalmente por sus impresionantes y coloridas fotografías de los paisajes naturales argentinos, sus libros y almanaques se agotaban en horas cada vez que salían a la venta. Pero su fama no terminaba allí: su talento había sido suficiente para lograr plasmar en fotografías las bellezas naturales de cuanto país conocía. España, Italia, Francia, hasta el archipiélago de Japón, todos ellos países congelados e inmortalizados en el fantástico arte de la fotografía.

Después de años de amistad Gabriel había logrado el milagro de convencerla para que colaborara en las campañas de J&E, y había sido una idea de lo más acertada. Cada fotografía suya había significado un éxito de publicidad.

Junto a Lorena, Romina Ibañez, la joven encargada del vestuario que estaba dando sus primeros pasos como diseñadora, se encargó de entregarle a Elías el cambio de ropa que debía usar para el comienzo de la producción.

-No te pongas nervioso -lo alentó la futura diseñadora con una sonrisa-. Vas a ver que no es tan difícil.

Elías le agradeció en voz baja, pero dudaba mucho que sus nervios desaparecieran por completo.

El vestuario principal era de lo más informal y su compañera de sesión era toda una profesional, todo lo contrario a lo que a él le pasaba. A pesar de que la fotógrafa le facilitaba el trabajo indicándole cómo debía ponerse, Elías se sentía incómodo. La sala estaba llena de gente pero podía sentir con toda seguridad la mirada curiosa y penetrante de la joven diseñadora.

-Muy bien, veinte minutos de descanso para todos -dijo la fotógrafa después del quinto cambio de ropa.

Uno de los asistentes le ofreció un vaso de agua y Elías aceptó agradecido.

-Seré curiosa. -Lorena apenas había hecho ruido al acercarse y logró que el joven se sobresaltara-. ¿Cómo llegaste a J&E? Tengo entendido que mi hermano te recomendó como modelo para el comercial, ¿es verdad?

No supo bien a qué venía todo eso. Su interrogatorio lo estaba perturbando.

     -Sí, es verdad -musitó-, él me recomendó.

Lorena lo miró por un breve momento como queriendo descubrir algo oculto en sus palabras.

-¿Y qué hacés en la empresa? ¿Trabajás en J&E?

Ésa sí era una pregunta que no sabía cómo contestar. Bajo ningún concepto podía decirle el verdadero motivo de su presencia en el lugar.

-Bueno... -comenzó algo vacilante-, yo...

-Lorena. -Gabriel apareció como caído del cielo y Elías lo agradeció en silencio-. Te invito a almorzar, la dichosa sesión de fotografía va a demorar y yo me muero de hambre.

La muchacha se mostró indecisa pero para alivio de Elías terminó aceptando la invitación.

-Tu nombre era Elías, ¿verdad? -preguntó antes de retirarse, y el joven asintió-. Un gusto en conocerte.

Increíblemente cuando la sesión fotográfica se reanudó, los nervios de Elías se habían esfumado por completo, ya que tanto Gabriel como Lorena no regresaron al lugar.

 

 

-Quiero saber toda la verdad, Gabriel.

Los verdes ojos de Lorena lo miraban seria a la espera de una respuesta. Gabriel dio un pequeño sorbo a su copa de vino y estudió detenidamente a la diseñadora.

-¿Qué es lo que te preocupa? -preguntó luego de un breve silencio.

-Hace un par de meses que Joshua se comporta extraño, y en una de las pocas salidas a almorzar que compartimos conocí a ese chico de hoy. Me dio la impresión de que no le agradaba mucho mi hermano y ahora lo veo trabajando acá -concluyó seria-. No sé por qué pero se me hace que ustedes dos me están ocultando algo.

El publicista emitió una leve carcajada.

     -No te parece que Joshua ya es demasiado grande como para que le estés haciendo de niñera.

-Joshua es la única familia que tengo y no me gustaría que saliera lastimado. Ya me siento bastante culpable por lo que pasó con Elizabeth.

La expresión de Gabriel se tornó seria esta vez.

-El hecho que vos los hayas presentado no te hace culpable de lo que ocurrió después. Esa mujer no valía la pena.

-Tengo la mala suerte de elegir muy mal a mis amistades -aseguró algo triste.

-Sos una buena persona -la alentó-. Y el que no es capaz de apreciar eso en vos es un estúpido -susurró bajito-, por eso me gustas tanto.

La joven se ruborizó.

-No me mientas.

-No te miento -sonrió-, es sólo que nunca tomas en serio mis halagos.

La miró por largo rato y sus ojos parecían hipnotizarla.

-Si no te conociera desde hace años pensaría que estás tratando de tener algo conmigo -sonrió, para luego proseguir-: Me estás cambiando de tema -aseveró-, decime que es lo que realmente se propone Joshua con ese chico.

Gabriel emitió un largo suspiro de frustración.

-Ya que no querés hacer caso a mis cortejos, tendré que resignarme por el momento -murmuró-, y en lo que se  refiere a tu hermano, ya te dije que es bastante grandecito como para que lo estés cuidando...

-Pero no sé qué intenciones tiene ese chico con Joshua. No me gustaría que fuese otro más que se acerca sólo por su dinero.

Las conclusiones de Lorena le causaron gracia, si la joven supiera toda la verdad de lo ocurrido no defendería tanto al empresario.

-Te puedo asegurar que tu hermano no corre ningún peligro -murmuró.

-Yo no estoy tan convencida...

 

 

La sesión de fotografía se extendió más de lo previsto, cuando Elías llegó a su casa el reloj marcaba las 8:30 de la noche. Debido a que su imagen muy probablemente se vería en varios avisos publicitarios tuvo que hacer gala de su imaginación e inventarle una nueva mentira a su madre sobre su supuesto trabajo.

Nunca pensó que una simple sesión fotográfica pudiera agotarlo tanto. Había perdido la cuenta de la cantidad de ropa que se había probado y el flash de la cámara le había irritado la vista. Pero el día había llegado a su fin, y en la tranquilidad de su cuarto tuvo tiempo para reflexionar. Luego de una larga y relajante ducha se dejó caer en el lecho y permitió que su mente divagara. Jamás se hubiera imaginado que llegaría a convertirse, aunque fuera temporalmente, en un modelo.

-Modelo -musitó aun sin creerlo.

Paseó su mirada por la habitación. El ropero, el escritorio, la mesa de noche... Inevitablemente sus ojos se detuvieron en su teléfono celular. Junto a la vieja lámpara de noche, el sencillo aparato apenas llamaba la atención, pero dentro de él esa simple presencia le incordiaba.

-No llamó -susurró.

Lentamente se incorporó de la cama. Se acercó al escritorio, tomó el abrigo que había tirado descuidado cuando llegó a su casa y esculcó en los bolsillos. Allí estaba, tal como él la había guardado. Nuevamente abrió el sobre y releyó las palabras que le había escrito Joshua.

«...voy a llamarte todos los días para saber de vos», sus traicioneros ojos se detuvieron en aquella sencilla frase.

-Por mí que se lo trague la tierra -musitó, pero no dejaba de mirar el teléfono celular-. Joshua -masculló, y en su cuerpo un extraño y agradable estremecimiento se hizo presente-, no entiendo por qué tanta insistencia. A veces me da la impresión de que quizás no es tan tirano como aparenta,  pero me he convertido en su juguete y no parece dispuesto a dejarme en paz -sonrió ante lo absurda de sus conclusiones-. ¿O es como dice Marco que soy tan inocente que no soy capaz de ver maldad en las personas? Quizás si lo hubiera conocido en otras circunstancias seríamos buenos amigos -suspiró-, pero no creo que se conforme sólo con una simple amistad.

Dobló prolijamente la nota de Joshua y la escondió en uno de los cajones del escritorio. No quería que, por error, llegara a las manos de su madre, dudaba mucho que comprendiera sus acciones. Rita Gale de Castizaga era una mujer sumamente católica y, como tal, seguramente no aprobaría su comportamiento tan inapropiado e indecente.

-Sólo será un  mes, nada más.

Sobre el escritorio la copia que le diera el empresario de su contrato "laboral" llamó su atención. La noche anterior no había tenido tiempo, ni ganas, para leerlo.                                                     

Mecanografiado a computadora parecía un documento común y corriente, no fue hasta que leyó lo escrito en él que se dio verdadera cuenta de lo que había firmado. Todo posible pensamiento positivo que su mente había albergado hacia el empresario se esfumó por completo siendo nuevamente reemplazado por su inaguantable desprecio. Estrujó furioso el documento entre sus manos.

"En el día de la fecha -decía al principio-, la empresa J&E toma como empleado al señor Elías Castizaga, en el puesto de empleado/sirviente personal de Joshua Reisig, siendo la obligación para con el empleador cumplir los siguientes puntos sin excepción:

1- A cualquier hora y lugar, y siempre que el empleador lo desee, el empleado debe someterse a cualquiera de sus caprichos.

2- Si el empleador así lo desea el empleado tendrá que trasladarse a convivir con él en lo que dura el contrato.

3- Cualquier juego y/o sugerencia es valido, la imaginación y los juegos eróticos son un elemento más para alcanzar el placer.

4- El empleado está obligado a brindarle placer al empleador.

5- El empleador es el amo y señor.

6- Si el empleado no cumple con cada uno de los caprichos del empleador, este tiene total derecho de despedirlo sin pagarle un solo centavo."

Y así una larga lista de estupideces e incoherencias que lo único que provocaron fue el enojo creciente del muchacho.

A fin de cuenta y después de todo, el empresario sólo se estaba burlando de él. Cada una de sus acciones sólo tenía la cruel intención de dejarlo en ridículo. Después de que había soportado tener algo de intimidad con el, después de haberse sometido a sus deseos a pesar de sus convicciones, ese estúpido papel no hacía más que demostrarle hasta que punto el empresario sólo estaba jugando.

-Maldito enfermo -musitó furioso.

Mucho había perdido él a causa de Joshua, desde su trabajo hasta su inquebrantable orgullo. Desde el primer momento el empresario lo había humillado dejándole claro que su dinero y posición social podían tirar por el piso su tan preciada reputación. Otra vez le demostraba lo poco que valía, otra vez le había señalado quién era el mas fuerte.

-Es tan odioso.

Todo había sido una farsa para hacerlo caer en su juego. Con furia miró nuevamente el teléfono celular como si este tuviera la culpa todas sus desgracias. Tenía unas ganas enormes de desquitarse, pero el destinatario de su furia se encontraba muy lejos, y no sabía cuándo lo volvería a ver.

-Cuando lo tenga cerca... -no concluyó la amenaza, furioso tiró el arrugado documento al suelo, jurando para sus adentros que el empresario esta vez se la pagaría completamente.

Dios, ¿cómo había podido ser tan estúpido? ¿Cómo le había permitido llegar tan lejos? ¿Cómo había dejado que lo tocara tan íntimamente?

-Me acorraló -murmuró tratando de justificarse-, se encargó de cerrarme todas las salidas.

Estaba plenamente convencido de que si el empresario no se habría valido de métodos tan sucios y ruines él no hubiera cedido ante sus pretensiones. Jamás hubiera dejado que lo tocara y tan siquiera osara insinuarle algún tipo de relación. Nunca le  habría dejado que probara sus labios, ni habría permitido que llegara a provocarle esas confusas sensaciones que comenzaban a embargarlo.

No. Aunque se tratara de una sucia jugarreta no iba a consentir que el empresario siguiera burlándose de él, mucho había perdido por su causa y no estaba dispuesto a sacrificar nada más. Algo tenía que hacer y pronto.

El celular sonó, y muy a su pesar se apresuró a responder. Cualquiera diría que estaba ansioso por recibir una llamada.

-Disculpa que te moleste... -la voz de Gabriel Delori se escuchó al otro lado de la línea y sin quererlo el muchacho emitió un suspiro de frustración-. Sólo quería saber cómo te había ido en la sesión -dijo Gabriel quien no se había dado cuenta del suspiro del muchacho.

-Muy bien, gracias.

-Bueno, según me dijo Maria tus fotos salieron excelentes, no me arrepiento de haber aceptado la sugerencia de Joshua.

Al sentir el nombre del empresario a través de la línea, un leve escalofrío de furia lo recorrió por completo. No pudo evitar que la inquietud que lo había estado carcomiendo durante todo el día saliera a la luz.

-¿Y cuándo regresa él?

Como disfrutando de saber una noticia que era sumamente importante, el publicista quedó mudo por un tiempo que a Elías le pareció eterno. Hubiera jurado sobre las santas escrituras que Gabriel buscaba ponerlo a prueba a cada momento, tratando de adivinar sus intenciones para con Joshua. Pero, ¿acaso no era él la víctima de toda esa increíble situación? ¿No era él el que se había quedado sin trabajo a causa del capricho estúpido de un millonario? ¿Por qué entonces tenía que aguantar ese tipo de comportamientos?  Él era la única víctima y así lo iba a dejar en claro.

El silencio del publicista lo estaba poniendo nervioso, respiró hondo dispuesto a atacarlo con furia, pero Gabriel salió de su mutismo impidiéndolo.

-No lo sé -su voz sonaba algo preocupada-, tengo entendido que surgieron un par de problemas muy graves por allá, y su presencia es muy importante. Creo que va estar un par de días fuera, no estoy seguro.

«Fantástico», pensó molesto, su charla con el empresario iba tener que posponerse.

-Pero tengo entendido que se iba a comunicar con vos, ¿no?

«Pero todavía no llamó», especuló el joven, pero no expuso su preocupación, en cambio sólo acotó:

-Supongo que sí.

-Bueno, entonces lo va hacer -aseguró Gabriel-. Cambiando de tema, te quería pedir que mañana temprano pases por mi oficina, tengo una propuesta que hacerte.

«Mientras no sea una propuesta similar a la que me hizo tu amigo», se dijo.

-Está bien, mañana paso por allá.

-Listo, hasta mañana entonces -se despidió para luego cortar la comunicación.

El teléfono volvió a sonar, pero esta vez para indicarle que tenía un mensaje de texto. Tampoco era el empresario. Marco, con su ya conocido reporte diario, le preguntaba cómo le había ido con su "amante".

Por ese día había sido suficiente. Agotado tanto física como mentalmente, se desnudó hasta quedar sólo en boxer, y se metió en la cama. Deseaba dormir.

Apagó el velador dejando la habitación hundida en las penumbras.

Cerró los ojos invitando a que el sueño se apoderara de él, pero a pesar de que su cansancio era verdadero, le fue difícil dormirse. El celular sonó por tercera vez y nuevamente se apresuró a contestar. Otra vez un mensaje de texto, y nuevamente Marco lo acosaba con preguntas sobre el empresario. Le mandó una respuesta esquiva a su amigo y después de meditarlo un rato cambió el celular a modo vibrador y lo guardó bajo su almohada. Quizás durante el transcurso de la noche recibiera algún llamado importante.

 

 

Soñó. En sus extraños sueños el empresario se burlaba de él haciéndolo ceder a sus más excitantes fantasías. Durante sus húmedos sueños fue besado y acariciado de forma tan fogosa y ardiente que le fue imposible no responder. Cada beso que le daba lo dejaba sin aliento, cada caricia comenzaba a despertar en el los mas ocultos y prohibidos deseos que poco conocía...

Sobresaltado se sentó en la cama. Dios, ¿pero qué clase de sueño era aquel? Mierda, cómo odiaba a ese tipo. Furioso consigo mismo se levantó de la cama. Aquel sueño no deseado le había hecho necesitar una ducha fría.

 

 

Después de cuatro años, Lorena todavía se sentía culpable. Ella los había presentado, creyendo que Elizabeth era una buena mujer, y como resultado su hermano había terminado muy herido.

El reloj despertador marcaba las 4:00 de la mañana, y hasta el momento le había sido imposible conciliar el sueño. Buscó en el televisor alguna película vieja que le hiciera más llevadero su insomnio. Pero su mente estaba muy lejos como para concentrarse en la pantalla.

Dos veces se había equivocado al escoger una amistad y en ambos casos alguien había salido lastimado. Elizabeth por su parte se había encargado de destruir a Joshua tanto sentimental como psicológicamente; años después, tal vez como castigo por el dolor que le había provocado a su hermano, Mariela se había burlado de ella en sus narices y le había quitado a quien ella creía era el amor de su vida.

-Tal parece que el amor no está hecho para los hermanos Reisig -musitó.

Sabía de sobra que su hermano tenía una gran infinidad de amantes, y que después de Elizabeth había encerrado su corazón bajo llave y se había negado rotundamente a entregarlo. Ella había sido testigo principal del terrible cambio que había sufrido su hermano. De ser un hombre amable y comprensivo había pasado a ser un hombre frío y calculador al cual lo único que le interesaba eran los negocios. Pero ella sabía perfectamente que todo eso no era más que una frágil máscara. La realidad era que Joshua era el mismo de siempre, sólo que ahora no permitiría que nadie lo lastimara. Y ahora las cosas estaban cambiando. Aquel chico era el responsable. Su sexto sentido le decía que lo que su hermano sentía por él iba más allá de unos simples deseos de alcoba.

-¿Puede ser que Joshua esté buscando algo serio con ese chico? -se preguntó, y la idea no se le hizo tan alocada.

Como fuera, ella no estaba dispuesta a permitir que su hermano saliera nuevamente lastimado. Y ese chico le había provocado una sensación muy extraña. Quizás al igual que Elizabeth lo único que buscaba era dinero. Si era así, ella se iba a encargar de defender a su hermano. No iba a permitir que otra vez saliera lastimado, no dejaría que ese joven lo hiriera.

Era una promesa.

 

 

Continuará...

Notas finales:  

Bueno hay varias cositas que les quiero decir ^^, sigo teniendo invitados especiales XD, en este capitulo aparecen mi hermana Romina (asistente de vestuario, mi futura diseñadora) y mi amiga Maria (fotografa, y lo es en realidad), XD las dos me apoyan mucho con mil locuras. Gracias a las dos por haber sido extras en mi historia ^^.

XD, y finalmente Elías se convierte en modelo, pero no de la campaña  si no a modo de reemplazo ^^. Pero de a poco se va sintiendo atraído por Joshua ^^. Se que este capitulo ha sido un poco de relleno pero prometo que el próximo se va a empezar a poner bueno (eso creo XD)

Como dije la vez anterior me abrí un journal en donde subo algunos escritos No yaoi (no se si a alguien le interesa T-T). Además como ya he dicho antes me encanta dibujar, y por supuesto hice diseños de mi fic, subí al journal el diseño de Joshua la próxima iré subiendo los demás personajes (ya saben pasen vean y si tienen ganas comenten ^^) acá les dejo el link.

http://makinito.livejournal.com/

Espero que les guste como dibuje a Joshua ^^.

Muchos besos, y como siempre, cualquier comentario bueno o malo que me haga mejoras será bien recibido, Makino Tsukushi.


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