-¡Maldición!
-Hola Giovanni, porque maldices tan temprano.
-Bueno será que un par de inoportunos dejaron que se me fuera un delicioso ángel de ojos y cabellos castaños.
-Wow, wow, wow, eso quiere decir que debe ser alguien muy lindo, para que Giovanni, Señor de las conquistas y llamado el hombre más viril del Colegio San Francisco, se olvide de su prometido.
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Después de haberse quitado de encima a aquel hombre, Ángelo dirigió sus pasos al edificio donde, según su calendario de clases tomaría algunas de sus clases.
Acomodó debajo del pupitre sus pertenencias y observo como el salón se iba llenando, como siempre los primeros lugares se llenaron hasta el último.
Vio como un chico moreno de apariencia andrógina bajito de 1.60 y de cabellos y ojos castaños se sentaba junto de él.
-¡Hola! Soy Francesco Podesta y tú ¿cómo te llamas...? Sabes es mi primer año en el Colegio San Francisco pues mis padres se acaban de mudar a la ciudad, somos de Cerdeña. –Para luego decir en voz baja. -Me imagino que tu también eres fértil... mi padre me prohíbe que lo diga, pero veo que tu eres de confianza.
Al castaño le dio risa como el morenito que tenía enfrente era un parlanchín.
-Ángelo Mastroni, me llamó Ángelo y también es la primera vez que tomaré clases en éste colegio pues yo vengo de La Toscana, donde viven mis padres, y si, yo también tengo la misma característica que tú.
-Pues entonces, espero que seamos amigos. –Y le tendió su mano para ser estrechada por el castaño.
La mañana transcurrió entre presentaciones tanto de los profesores, como de los alumnos que en la mayoría de las clases les hicieron decir su nombre y de dónde venían pues aunque algunos tenían años estudiando juntos, otros eran de nuevo ingreso como Ángelo y Francesco.
-Bueno me tengo que ir pues ayudo a mi padre en el despacho, mientras contrata alguien como mensajero. Cuídate Ángelo... nos vemos mañana.
-Hasta mañana Francesco.
El encargo
Estaban estudiando para los exámenes de diciembre, y es que ambos jóvenes sintieron que en un abrir y cerrar de ojos los meses habían pasado muy rápido. Tanto para Ángelo y Francesco no les alcanzaba el tiempo, entre ponerse al corriente en las materias que cursaban, pues el método de enseñanza era muy distinto al de los colegios que anteriormente habían asistido, más tareas, trabajos en equipo, exposiciones y ahora exámenes finales.
-¡Quello che il demone! (1) -Grito Francesco al sentir la vibración de su teléfono celular y leer el mensaje que le había llegado. -No puede ser...
-¿Qué pasa Francesco?
-Mi padre dice que revise si no me traje entre mis cosas unos papeles que dejo en el comedor y es que anoche me puse a estudiar ahí, y como estaba muy cansado no recogí nada y tome en la mañana todo lo que fuera papel de la mesa. De ser así me encarga que le lleve el fólder con los documentos.
En tanto hablaba, el moreno fue buscando en su mochila el fólder con los papeles que le decía su padre.
-Aquí están... Ángelo no voy a poder acompañarte a hacer tus compras tengo que ir al hotel "La Scala" a llevarle a mi papá los documentos que por idiota me traje a la escuela... pero si quieres vamos a dejar "el encargo" y luego te acompaño a tus compras.
El castaño ante el comentario saca de su bolsillo la cartera para verificar que traía los billetes (2) para comprar la despensa.
-Bueno, de pasó conozco algo más de la ciudad, y es que desde que llegue a Sicilia no he ido a conocer nada de no ser por los museos a donde nos mandan o al teatro para hacer la reseña del alguna obra para la materia de redacción...
-Que bueno, porque me da flojera ir sólo, pues entonces vamos.
Ambos estudiantes salieron de la escuela y se encaminaron al tren para ir al centro de la ciudad.
Lo malo es que en su camino se encontraron con Giovanni, quien desde su primer encuentro buscaba la manera de coquetear con él, y como en todas las ocasiones, fue Francesco quien le dio el cortón para que los dejara en paz.
-Mira Giovanni, si no quieres que el psicópata celoso de tu noviecito lindo se entere que andas tras mi amigo, será mejor que nos dejes pasar o tendré que ir a platicar con él sobre a que dedicas tu tiempo cuando no están juntos.
-Mira Stupito (3), a ti nadie te esta hablando además, yo no tengo trato con un enano insignificante.
Francesco sintió horrible las palabras, pero era normal pues nadie se le había negado al Sr. de las Conquistas del Colegio San Francisco y le había puesto un alto. Mas su salvación llego al escuchar la voz chillona del susodicho novio de Giovanni, Carlo.
-Cammina Ángelo sarà migliore lasciare il parejita felice. Questo accoppiamento è così per come, una scoria. (4)
Y sonriendo Francesco y el castaño se marcharon para tomar el tren que los llevaría al centro de la ciudad.
Después de viajar más de una hora llegaron a su destino.
Ángelo se sorprendió de que el hotel tuviera muchísima vigilancia, ya en la recepción del hotel, Francesco le pidió que lo esperase pues no los iban a dejar pasar a los dos, así que al castaño no le quedo más remedio que quedarse esperando que su amigo regresara del salón donde su papá, el Señor Marcello Podesta tenía una importante reunión.
Mientras esperaba que su amigo regresara, dejaba vagar sus ojos entre los empleados y los clientes de aquel hotel "La Scala" y es que la seguridad no era exclusivamente afuera, sino también adentro había hombres vestidos con trajes negros y con una especie de audífono colgado de sus orejas.
Estaba tan sumido en sus pensamientos que no sintió cuando un hombre de unos treinta años con un elegante traje azul marino se le acerco y le pregunto:
-¿Eres tú el del "encargo"? –Ángelo pensando que se refería a los documentos del papá de Francesco, movió afirmativamente la cabeza, lo que él no sabía que ese movimiento de cabeza le traería un giro inesperado a su vida pues el tipo casi lo arrastro a los elevadores.
-Creo señor que se ha equivocado el del "encargo" es mi amigo, no yo...
-No importa si eres tú o tu amigo para el trabajo, pedí alguien de 20 años joven y guapo, y tú llenas los requisitos, aunque te ves de muchísimo menos edad.
Ángelo no entendía nada, y el tipo no lo dejaba hablar para aclararle que el apenas tenía 15 y que no entendía para que querían que fuera guapo, si nada más iban a dejar unos papeles.
Cuando por fin el hombre guardo silencio llegaron al piso 43, ambos salieron del elevador y el tipo se encamino a la derecha por un elegante y alfombrado pasillo, donde había nada más una puerta, dejo deslizar una tarjeta.
-Entra. –Le ordeno el tipo.
No acababa de entrar cuando se cerró la puerta, desconcertándose aún más. Y más al escuchar que otro hombre con una voz fuerte y varonil le hablo.
-¡Acércate!
El chico estaba totalmente confundido pues no sabía que hacía en una habitación tan lujosa y porque el tipo del traje azul lo llevo ahí y le había dicho cosas tan raras.
Franco Sacchetti observaba al jovencito que acababa de ingresar al cuarto, y era todo lo contrario a lo que él había pedido, le habían recomendado los servicios de Madam Colette porque eran chicos guapos de más de veinte años y muy discretos. Pero este era casi un niño y además traía el uniforme de la escuela. Más que un chico sexy parecía un ángel extraviado.
-¿Qué edad tienes?
Ángelo se sintió intimidado y es que todavía no alcanzaba ver a quien pertenecía esa voz.
-Acabo de cumplir 15.
Franco frunció el ceño y muy molesto se paró del sillón donde se encontraba y vio al adolescente.
Ángelo se sorprendió frente de él estaba un tipo alto de más de uno ochenta, delgado pero se veía que iba al gimnasio pues se veía de cuerpo atlético, su cara era ovalada con unos grandes ojos verdes muy expresivos, nariz recta, labios carnosos y de cabello negro, muy corto y bien peinado.
-Pedí alguien de más de 20 años, no me gustan los críos. -Dijo tomándole la barbilla.
Ángelo vio los largos dedos que le tomaban el rostro y veían con detalle sus ojos castaños claros, nariz, labios para descender su mirada por su frágil cuello para luego deslizarla por su cuerpo. Sintió un ligero estremecimiento al estar frente a aquel hombre y un cosquilleo que le comenzó a recorrer por todo el cuerpo.
-¿Eres virgen?
La pregunta desconcertó aun más al chico que se sonrojo de manera violenta, mientras su boquita se cerraba tratando de no dejar escapar ninguna exclamación, pero su enojo era más fuerte.
-No creo que le importe y si no le molesta, quiero que me suelte para irme.
-No has contestado mi pregunta. -Dijo con voz profunda.
Ángelo seguía sin entender nada así que si el tipo lo dejaba ir al darle una respuesta a su pregunta le daría la respuesta.
-Sí, a su pregunta y hasta luego. -Encamino sus pasos a la puerta, pero no había dado más que dos pasos cuando su cintura fue abarcada por dos fuertes brazos. Al tratar de soltarse su cabello se soltó de la liga dejando libre su largo cabello rizado.
-He pagado por adelanto tus servicios así que será mejor que cumplas tu parte.
-Yo no vine a dar ningún servicio, yo solo acompañe a un amigo a dejarle unos papeles a su papá –y volvió a repetir ya desesperado. -Le vuelvo a decir que yo no vine a lo que usted pensó, mi amigo Francesco vino a dejarle unos documentos a su padre que se llevo a la escuela por error.
Franco veía como las mejillas del chico se sonrojaban aún más e impulsado por esa boca pequeña de labios delgados dejo que sus labios carnosos devoraran los labios del chico que no se abrieron, dándose cuenta de la falta de experiencia del adolescente, que se resistía y no abría esa linda boca, le dijo:
-Vaya que me han mandado un crío, que es virgen y no sabe besar. Pero eso podemos solucionarlo.
Sus manos que habían estado en la pequeña cintura se deslizaron a puntos contrarios una a la espalda y otra a la cadera para acercarlo más a su cuerpo.
Se sorprendió al sentir un duro y respingado trasero y el temblor que sacudió el esbelto cuerpo. Para Franco era nuevo el tener como amante a alguien tan joven, y además tan puro desde que había comenzado su vida sexual la mayoría de sus parejas se habían distinguido por ser unos expertos en el tema de la sexualidad. A él no le gustaba la inexperiencia, pero el delgado cuerpo le había despertado deseo, sobre todo su bello rostro como un ángel.
Se sorprendió al observar que el chico tenía los ojos y boca cerrados con fuerza, y el rubor cubriendo las tersas mejillas. El había esperado que ante sus caricias el deseo se reflejara en sus ojos y que el estremecimiento que recorría el cuerpo fuera de deseo y no miedo.
Agacho su frente para tocar la de Ángelo.
-¿Siete spaventati a me? (5)
Ángelo no sabía que contestar era su primera vez en demasiadas cosas, desde estar a solas con un hombre, ser besado, acariciado y sentir el duro miembro de alguien demasiado cerca de su cuerpo.
-Sí…-dijo muy bajito.
-¿Nunca has tenido novio?.
Ahora Franco tenía ambas manos en la cadera y dejo vagar su mano derecha al frente para tocar su masculinidad, mas se sorprendió al no sentir alguna dureza.
Non tocco l'iarda e se ho avuto no. del sesso ma del fiancè! (6) -señaló el castaño tanto para responder la pregunta, mientras sus manos trataban de alejar la mano del hombre de su miembro.
-Entonces como es que quieres trabajar en casa de la Madam. –Le grito muy molesto al ver que sus caricias no eran bien recibidas y no pudo continuar al sentir la humedad de las lágrimas.
Ángelo se asusto de sentir que era acariciado en sus genitales y más al escuchar la enojada voz.
-Lo siento… yo… yo sólo tengo 15 años acabo de llegar de La Toscana para estudiar aquí en Sicilia… por favor créame… Soy estudiante del Colegio San Francisco…
El moreno de ojos verdes no sabía que hacer su hombría le gritaba que demostrara al insolente chiquillo que nunca nadie despreciaba a Franco Sacchetti como amante, y por otra parte al ver las lágrimas se sintió mal, y eso que el no se dejaba conmover con ese tipo de chantajes.
Ángelo estaba ya demasiado nervioso y agobiado, pero todo se vio interrumpido por el sonido de un celular.
Con fastidio Franco contesto, pero aún así tenía pegado a su cuerpo el del chico, que ocultaba su rostro entre la maraña de su cabello que se había soltado.
-¿Qué pasa? No..., no entiendo, acababa de dejarlos hace menos de 20 minutos para que solo vieran los detalles del contrato y ahora me dicen que no pueden cerrarlo si no estoy presente... esta bien, Andrea... voy para allá.
No era posible, se suponía que sus abogados nada más finalizarían algunas cláusulas y la inversión entre ambos grupos financieros, sería automática, ahora le decían que no todo estaba claro.
Mientras meditaba, Ángelo se revolvía entre sus brazos. Suspirando vio al pequeño.
-Mira niño, tengo que ir a cerrar un negocio... –Pero el joven no lo escuchaba y trataba de separarse de él y pensando que la única forma de que no escapara era quitándole la ropa lo que no pensó dos veces.
Ángelo vio como aquel hombre en vez de soltarlo con una agilidad tremenda lo estaba tratando de desvestir, a pesar de sus esfuerzos le fue quitada la mayoría de la ropa dejándolo solo con su entallado bóxer blanco.
Franco en toda su vida nunca se había tropezado con alguien que no quisiera tener sexo con él y menos cuando pagaba los servicios de algún sexo servidor, lo que le hizo pensar que las palabras del chico que se encontraba ahí eran verdad y que su estancia ahí era por error, pero no podía dejarlo ir del hotel sin averiguar la verdad.
-Caro bambino (6) , si lo que dices es cierto, yo mismo te llevaré a tu casa, de lo contrario, terminaremos lo que hemos dejado inconcluso.
Y sin decir más, dejo a un casi desnudo chico que no sabía si dejar escapar más lágrimas o correr tras de aquel hombre que se acaba de llevar su ropa.
1.- Me lleva el infierno
2.- En Italia se le llama billetes a lo que se conoce como vales de despensa o cupones.
3.- Estúpido
4. Camina Ángelo será mejor dejar a la parejita feliz. Este par, son tal para cual. Una escoria.
5. ¿Me tienes miedo?
6. ¡No me toques el pene y si, he tenido novio pero sexo no!
7.- Querido niño
CONTINUARÁ.........................